Al cabrón de mi jefe le salió el hijo maricón

Me costó ligar con él… y tampoco fue fácil cuando su padre se enteró. Pero mi venganza fue brutal, por algo soy escorpión.

AL CABRÓN DE MI JEFE LE SALIÓ EL HIJO MARICÓN

1. Al cabrón de mi jefe le salió el hijo maricón

En la empresa donde trabajo no somos demasiados con lo que, poco o mucho, todos sabemos algo de la vida familiar de los otros. Así, todos saben que yo soy gay, aunque hay algunos que preferirían no saberlo porque lo consideran una marranada y un pecado. Mi jefe, el Sr. Gonzalo, es uno de ésos, un cuarentón avinagrado al que le caigo fatal, pero como le soluciono los problemas me tolera y no se mete demasiado conmigo. Además, soy el único informático de la casa y por tanto el único que puede resolverles los problemas día a día. Soy de carácter alegre y siempre hago bromas, aun en los peores momentos, así que también cumplo la función de insuflar optimismo a los otros.

Hace unas semanas hubo una crisis mayor porque se vino abajo todo el sistema informático y los teléfonos tampoco funcionaban. Como soy un chico para todo me puse a repararlo. El fallo estaba en la cajetilla de entrada que está al fondo del archivo, detrás de un armario, así que me instalé en ese rincón a investigar porque cojones nada funcionaba.

Como la situación era muy seria y había prisa, ni tan siquiera silbaba, por eso mi jefe no se enteró de mi presencia cuando entró en el archivo y se encerró hablando por el móvil. Era evidente que aquello era una conversación privada y por el tono de su voz se trataba de algo grave. Al principio no me escondí, pero tampoco me hice notar, simplemente seguí con lo mío. Al poco oí como le decía a su interlocutor, muy alterado, "¿es que no lo entiendes? ¡Te estoy diciendo que se ha vuelto maricón!" me quedé en silencio y presté atención a lo que decía:

"Claro que estoy seguro, he visto fotos suyas en una página de contactos gay. Unas fotos asquerosas, todo desnudo mostrándose de forma obscena. Al menos ha tenido la decencia de no enseñar la cara y ponerse un nombre falso" […] Claro que es él, le he visto en la playa miles de veces y puedo reconocerlo […] ¿Cómo voy a calmarme? ¡Se trata de mi hijo! […] No me sermonees, tiene que haber una forma de parar esto y tienes que ayudarme […] De acuerdo, vendré a tu consulta esta tarde […]

Si me llega a pillar se lía una gorda. Pero no lo hizo, salió cerrando la luz y me quedé a oscuras pensando en lo que había oído. Gonzalo tiene un hijo y una hija. Un día los trajo a la oficina para mostrarnos con orgullo la sangre de su sangre. Ella empezaba derecho ese año y él (que también se llama Gonzalo) estaba en segundo de Administración y dirección de empresas. De tal palo tal astilla: aunque estaba para echarle un polvo, me dio la impresión de que apuntaba maneras de chaval amargado… y resulta que el tío se dedicaba a guarrear por Internet ¡con otros tíos! Me partía de la risa solo de pensarlo, y no pude evitar una leve erección al pensarlo. Terminé de arreglar los desperfectos para ponerme enseguida a investigar eso, ¡yo tenía que ver esas fotos!

En el servidor queda guardada la información de las páginas visitadas, así que aunque Gonzalo las hubiera borrado de su pc, podría recuperarlas… no fue difícil encontrar la pista. El tipo estuvo toda la mañana visitando páginas de contactos buscando un perfil llamado fitogay hasta que al final lo encontró.

En él aparecían tres fotos de un chico que, hay que reconocerlo, estaba muy bueno. La verdad es que no recordaba que estuviera tan delgado y me lo había imaginado velludo, aunque quizá en las fotos salía depilado porque no tenía un solo vello en el pecho y las piernas también se veían claritas. En una estaba en tejanos acariciándose morbosamente el pecho y metiéndose la otra mano por la bragueta, en la segunda estaba sentado en una silla desnudo y con la polla erecta, en la tercera estaba de pie y de espaldas acariciándose el culo. En el texto se describía como un chaval joven de 180, alegre, lampiño, caliente y que le encantaba guarrear cam x cam. No especificaba preferencias sexuales, pero dejaba el mail de contacto.

Lo escribí inmediatamente. Le dije que estaba buenísimo y que me encantaría cam x cam con él y que lo agregaba. No le di mi perfil porque en él hay una foto de mi cara y si me reconocía se cortaría.

Esa misma noche me conecté y había aceptado mi invitación. Nos saludamos y como él andaba muy caliente enseguida conectamos la cam y empezamos a guarrear. No entré a saco porque quería retenerlo ahí todo el rato que me fuera posible. Al chaval le encantaba mi torso velludo y que fuera mayor y más corpulento que él. No lo he dicho pero tengo 29 años, mido 170 y tengo una polla gorda y venosa que por cam me consta que impresiona mucho. El tío cuando la vio se acercó tanto a la pantalla que casi muestra la cara. Pero seguía sin enseñarla porque decía que eso no le iba. Cabrón.

No le interesaba demasiado la penetración, dijo que nunca lo había probado, aunque sospecho que no había probado nada de nada a parte de cibersexo. Aun así me enseñó bien todo su cuerpo y hasta se abrió el culo ante la cam cuando se lo pedí. Si su padre lo pillaba haciendo eso le daba un ataque. Más aun porque era yo quien se lo mandaba. Le pedí que se chupara un dedo y se lo metiera. Su polla estaba a reventar… quedó claro que le encantaría recibir. Le dije "es mi polla la que está en tu culo, métete dos" . El tío estaba como loco, como poseído por la calentura. Al final conseguí que me enseñara su lengua porque le dije que quería correrme en su boca y él me dijo "me encantaría tragarme toda tu lefa" . Los chorros de mi polla dejaron mi mesa pringada, pero el espectáculo por la cam lo dejó impresionado.

Desde ese día nos vemos casi cada noche, pero nunca enseña la cara. Y tampoco me daba su nombre real, era simplemente "Fito". Lo que empezó como un divertimento ha ido a más. Debo reconocer que al principio la idea de tirarme al hijo del Sr. Gonzalo me daba un morbo que te cagas, más aún cuando más de una vez le había mirado el culo a mi jefe y me lo había imaginado tumbado en su mesa mientras me lo llevaba por delante.

Pero ahora el chaval que tenía al otro lado de la pantalla ya no era para mi el hijo gilipollas del gilipollas de mi jefe, sino alguien a quien deseaba tener entre mis brazos, hacerle el amor, follármelo y que sepa qué es realmente estar con un tío. La verdad es que la primera vez que lo vi de espaldas deseé ese culo, montarlo y sentirlo entregado a mí. Porque, tal como imaginé desde un principio, Fito era virgen, nunca había estado con un tío y estaba completamente encerrado en el armario.

Me costó semanas que me enseñara la cara. Algunos días tuve que recurrir a la técnica de decirle que no me apetecía guarrear por cam, que lo que quería era charlar con él, para conocernos más. Le decía cosas bonitas, de buen rollo, aunque debajo de la mesa, fuera del alcance de la cam, mi pantalón estaba desabrochado y mi polla palpitaba babeante. La primera vez que me enseñó la cara fue fugazmente, hasta que al final me la enfocó bien y la mantuvo durante toda la sesión. Mi sorpresa fue que ese chaval tan guapo y tan niño no era el hijo del Sr. Gonzalo que yo había visto.

  1. Por fin una cita

Semanas más tarde, después de currármelo mucho me concedió el honor de quedar conmigo para hacer un café a mediodía y en un sitio concurrido. Cuando lo vi entrar tuve que contenerme para no saltarle encima. Es tan guapo, se notaba que había preparado la puesta en escena: venía muy bien arreglado con ropa bien escogida y un look muy cuidado. Me dije para mis adentros que, o conseguía llevármelo a la cama, o mis huevos me dolerían de forma insoportable durante meses. Ese chaval era para mi, ya, una obsesión, pero como dicen en el corto black-room "los niños cuestan tanto de follar" .

Fue una conversación muy cordial, el chaval es encantador. Estuvimos hablando de esto y de lo otro. Cuando llevábamos más de una hora, de sopetón, se puso todo colorado. Yo le sonreí y le dije:

Ui… en qué estás pensando

En nada. – lo dijo como muy avergonzado.

Tranquilo, yo soy igual que tu. Tengo una doble personalidad: el tío que has conocido a través de la cam es mi otro yo. El de verdad es el que tienes delante. –Me miró como aliviado– a mi también me corta pensar en algunas de las cosas que te he dicho o que me has visto hacer.

Tenía miedo de que quisieras verme solo para… ya sabes.

La verdad es que tenía ganas de conocerte en directo precisamente para hablar de otras cosas, y conocernos un poquitín mejor.

Estaba claro que ese día no podría ir más lejos, pero aun así cuando nos despedimos le dije:

Eres tan guapo… -se puso colorado de nuevo-.

Ves, ya estás hablando de sexo.

No –mentí como un bellaco, me lo habría tirado ahí mismo, contra la pared-, pero no te puedo negar que me encantaría besarte y abrazarte –se puso tenso- pero tranquilo, no voy a hacerlo en público –y sonreí para que se relajara- solo espero que un día me des la oportunidad de hacerlo.

¿Qué me estás pidiendo exactamente?

Poder estar más contigo, pasearnos por la playa, besarte –en su cara se veía la lucha interior que estaba librando, hasta que dijo:

Tengo que irme, tengo que devolverle la moto a Gonzalo. –Mi corazón dio un vuelco-.

¿Quién es Gonzalo?

Mi hermano

Vaya nombre

Mi padre se llama igual –¡El cabrón de Gonzalo tiene un hijo del que nunca habla! Este era el hermano menor del chaval avinagrado que conocí.- y te voy a confesar que en realidad me llamo Adolfo, Adolfito, Fito.

Jajajaja –no pude evitar soltar una carcajada.

Ríete, toda mi familia son ultraconservadores, el día que se enteren que me van los tíos me echan de casa.

Esa era mi oportunidad, puse mi mano encima de la suya para reconfortarlo. Se sobresaltó, pero no la apartó. Tenía que irse y quedamos para el fin de semana.

El sábado por la tarde llegó con una ropa muy ajustada que le marcaba bien su cuerpo delgado. Habíamos quedado a media tarde expresamente, porque el chaval era muy muy cortado y no se atrevía a quedar conmigo por la noche. Fue una tarde muy romántica, lo traté como a un reyecito y él estaba encantado. Paseamos por los acantilados y nos sentamos a ver la puesta de sol en un sitio solitario y apartado. Ahí sí, lo abracé, lo besé. Por fin podría acariciar su cuerpo, no sabía hasta donde podría llegar, pero ya no había marcha atrás. Fito estaba entre nervioso y excitado… y al final ganó la excitación. Era la primera vez que estaba a solas con un tío y no estaba del todo convencido, así que nos limitamos a besarnos, acariciarnos a restregar nuestros cuerpos… pero ni una mano se fue a la bragueta. Solo alguna caricia mía descendió por toda su espalda hasta su culo. Vaya culo marcaban esos tejanos, lo dibujaban bien, pequeñito, me lo habría comido. La situación fue muy caliente y, la verdad, me empezaban a doler los huevos.

Lo invité a cenar. Cuando descendíamos hacia el pueblo me preguntó porqué estaba con él:

Podrías estar con tus amigos y prefieres perder el sábado conmigo. Además ya has notado que soy muy cortado… Tú seguramente haces cosas con tíos que yo no me atrevo a hacer y en cambio estás aquí perdiendo el tiempo.

Cada cosa tiene su momento. Y si estoy contigo es porque quiero estar contigo –le planté un morreo tremendo que lo pilló completamente desprevenido-.

Cenamos, bebimos vino, charlamos, reímos. Más tarde nos metimos en un bar de moda lleno de gente apretujada, con la música a tope y la luz difuminada. En la conversación los labios rozaban las orejas y mi brazo ya no dejó de acariciar ni un momento su espalda, su cuello y su culo. Estaba perdido por aquél chaval.

Me gustaría tanto que vinieras a dormir a mi casa.

Eh, tu quieres ir muy rápido.

He dicho dormir. Me encantaría poder dormir abrazado a ti. Y despertarme abrazado a ti. Y desayunar juntos mañana por la mañana –Me miró con cara de decir "no te creo" - En cualquier caso no haremos nada que no queramos hacer los dos. –logré que dudara-.

Hoy es imposible porque mis padres esperan que vuelva a casa, quizá mañana

Perfecto.

A veces voy a dormir fuera con amigos en tiendas de campaña… -que mono era el chaval… esa noche me pajeé imaginándolo doblado como una rana debajo de mi cuerpo en una tienda de campaña.

  1. El día en que Fito dejó de ser virgen

Esa noche me comería a Fito. Tuve que retenerme para no tocarme la polla y guardarme todo para la noche. Dormiríamos juntos… seguro que habría algo más… la duda era hasta donde podría llegar.

Por la tarde nos fuimos de paseo, los dos en mi moto. Se agarraba a los hierros de atrás sin atreverse a tocarme demasiado, solo en alguna frenada se apoyaba en toda mi espalda. Lo llevé a la cima de una montaña desde la que se ve el mar. Una de las primeras veces que chateamos me dijo que era uno de sus sitios preferidos y se puso muy contento cuando descubrió que me acordaba. Era un sitio muy romántico, ideal para besarnos y abrazarnos, aunque él seguía tenso por si alguien llegaba y nos pillaba.

Él pensaba que comeríamos algo en cualquier parte, pero lo llevé a mi casa. Había preparado comida japonesa y la comeríamos con palillos en la alfombra del salón. Mi apartamento es muy pequeño pero muy cómodo y acogedor. Fito se sentía tan agasajado que no cabía de emoción.

Estar tirados en la alfombra fue ideal para poder acercarnos y rozarnos. Sin casi darnos cuenta, enseguida nos encontramos tumbados en el suelo besándonos. Las caricias se fueron por debajo de nuestras camisetas. Noté como tenía predilección por mi pecho velludo y como él era especialmente sensible en la zona del vientre, por debajo del ombligo. Le llené la cara y el cuello de besos, le subí un poco la camiseta y le besé suavemente el ombligo. Es tan delgado que su vientre se va para adentro, más aun porque lo contraía de la emoción. Lo oía entre suspirar y gemir, y pude notar como su paquete abultaba de forma notoria. Me coloqué encima suyo par besarle la boca y cuando no podía hablar apoyé mi paquete contra el suyo. Abrió mucho los ojos, pero se dejó hacer. Me aparté un poco para acariciar de nuevo su vientre, pero inmediatamente apreté con mi mano el bulto de su polla.

Su cara era todo deseo, y aunque aun había duda en sus ojos lo había puesto tan caliente que ya no había vuelta atrás. Deslicé mi mano dentro de su pantalón y pegó un suspiro… casi un grito ahogado. Le acaricié los huevos. Tenía en mis manos a un chaval virgen, lo que yo le estaba haciendo nadie se lo había echo antes. Saqué la mano y empecé a desabrocharlo. Iba a decir algo pero le puse un dedo en los labios en señal de que no dijera nada. Quizá tenía ganas de tocar mi polla pero no se atrevía a hacer nada. Bajé un poco su slip y cuando salió su polla la agarré con los labios.

Aaaah -Su suspiro fue como decir que lo que estaba sintiendo era lo mejor que le había pasado nunca.

Mientras se la chupaba le saqué los pantalones. Mis mejillas frotando la parte interior de sus muslos lo tenían perdido. Seguía completamente tumbado con los ojos cerrados y la boca entreabierta gimiendo suavemente de placer. Su polla era una piedra, nunca antes le habían dado tanto placer. Me despojé de mi roba y me tumbé de nuevo sobre él después de sacarle la camiseta y dejarlo completamente desnudo. Notó mi polla contra la suya. Abrió sus piernas y me encontré entre las suyas. Mis huevos frotaban los suyos y los tapaban porque los míos son gordos y cuelgan y en cambio los suyos son pequeñitos y prietos.

Parece que le gustó tenerme encima porque me pegó un morreo desesperado abrazándome fuerte. Creí que se corría ahí mismo, por lo que me aparté para evitarlo. Yo duro mucho antes de irme, así que tenía que controlarlo. Esa primera noche lo llevé al borde de la corrida al menos cuatro veces para dejarlo con más ganas y obligarle a seguir.

Estaba totalmente entregado a lo que yo hacía. Pero yo me moría de ganas de ir mucho más lejos de lo que él podría asumir ese día. Ya que no podría follármelo, al menos tenía que conseguir que me la chupara:

Cógela

Se lo dije sentándome encima suyo poniendo mi polla muy cerca de su mano. Me la agarró con cuidado y con curiosidad. Abrió mucho los ojos al notarla tan dura y caliente. Yo restregaba mi culo encima de la suya. Su subconsciente iba más rápido que él, porque al poco rato vi como abría la boca y se relamía los labios. Le acerqué la punta de la polla a sus labios y la besó para chuparla en seguida. Que gusto ver mi polla entrar en su boca y notar su lengua y sus labios mamándomela. Ahí fue él quien me puso al borde de la corrida. Me aparté para sustituir mi polla por la boca. Luego se la chupé de nuevo, esta vez para acabarlo. Si quería que algún día se comiera mi corrida, tenía que predicar con el ejemplo, así que lo devoré sin contemplaciones. Sus gemidos eran tan bestiales que parecía que se ahogaba. Sufrió un poco al ver que estaba a punto de correrse y que no me apartaba hasta que comprendió que debía correrse en mi boca. Se retorció de gusto mientras me llenaba la boca con su semen. Me lo tragué todo para a continuación correrme en su vientre y en su pecho. Me sorprendió porque me cogió el mismo la polla para acabarme. Lo salpiqué hasta la cara. El tío flipó cuando vio la potencia con que soltaba los trallazos de leche.

Lo limpié con mi camiseta y nos quedamos tumbados en la alfombra. Al cabo de un rato empezó a hablar de lo que habíamos hecho, de lo alucinado que estaba, de los miedos que tenía antes de empezar y de lo que le había gustado más. El tío no podía parar de hablar y al cabo de un rato sacó el tema:

A ti te hubiera gustado follarme, ¿verdad?

Cada cosa tiene su momento

¿pero te gustaría? –le sonreí:

Claro que me gustaría.

Debe doler

Si se hace a saco como cuentan algunos relatos sí, pero si tu tienes ganas y yo te preparo la entrada vas a correrte de gusto.

¿Tu te corres de gusto cuando te la meten?

La verdad es que no me han follado muchas veces.

Pero tu me dijiste que eras versátil.

Ya, pero soy más activo… ¿a ti te gustaría follarme?

No lo sé.

¿Y te gustaría que te follara?

Silencio.

Lo abracé y besé con mucha lengua. Su silencio me abrió el apetito otra vez y mi imaginación se desbocó con la sola idea de perforar ese culito pequeño, estrecho y virgen. Tampoco me he tirado a tantos chavales vírgenes, pero sé que ponerlos a 4 acojona porque los deja totalmente indefensos y como no quería dejar escapar la presa me coloqué encima suyo restregando todo mi cuerpo sobre el suyo para ponerlo caliente otra vez. No me costó demasiado. Me metí entre sus piernas abriendo con las mías las suyas.

Me colé en su entrepierna para comerle de nuevo la polla para seguir más abajo. Cuando le lamí el ojete por primera vez lo contrajo y dio un gemido de placer y de miedo. Pegué mis labios en su entrada y metí la lengua. Relajó todo su cuerpo al sentir una invasión de placer. Me lo tiraría así, doblado como una rana debajo de mi cuerpo, así podría ver su cara cuando lo ensartara. Como es tan delgado, su culo era también pequeñito, mis manos podían abarcar fácilmente sus nalgas y manosearlas, abrirlas y dejar al descubierto su rosada entrada sin casi vello. Cuando ya lo tenía bien masajeado le bajé las piernas para que las estirara y relajara mientras me sentaba de nuevo en su cara para meterle la polla en la boca. Quería que relajara las piernas porque yo ya me había corrido una vez… o sea que para la segunda pensaba estar como mínimo media hora bombeando y no quería que le viniera una rampa a media faena.

De nuevo le levanté las piernas, le babeé la entrada otra vez, ahora ya para que recibiera visita. Le metí un dedo sin ninguna dificultad. El segundo tampoco tuvo problemas. Me coloqué en posición para metérsela. Lo hice mirándolo a los ojos. Había ansiedad en ellos, por las ganas y por el miedo que tenía. Le metí el capullo. Pegó un grito sordo pero no se salió.

Tranquilo, relájate… respira hondo… al principio duele pero luego es una pasada.

Me hizo caso y pude seguir entrando… muy lentamente para adentro y a veces para afuera... lo estaba partiendo, lo leía en su cara, en la presión de sus piernas. Que delgado era… mi polla se veía gordísima entrando en su culo… lo tenía ensartado, lo estaba traspasando. Siempre me ha impresionado la visión de una polla entrando en un culo, es por eso que prefiero dar que recibir, para ver y sentir mi polla dominando al otro clavándosela en el culo. Fito estaba ahí, aguantando mi entrada, sus defensas se desmoronaban y poco a poco se entregaba a lo inevitable.

Empecé a entrar y salir cuando solo la tenía a algo más de la mitad. Eso le dio placer, se relajó y me permitió a cada avance entrar un poco más… hasta que al final la metía toda dentro. Su cara de dolor se fue transformando en placer hasta que sentí su polla dura entre mi vientre y el suyo, rozando. Pensé "le gusta" y enseguida pensé "se dejará follar cada vez que se lo pida" y eso endureció aun más mi rabo. Le estaba taladrando el culo hasta las entrañas. Empecé a bombear más deprisa. Nuestras lenguas se mezclaban entre jadeos. Me susurró:

me voy

Así que seguí bombeando sin aflojar el ritmo y correrme yo también. Se agarró muy fuerte a mis hombros y cabeza:

agh, que me voy

Entregado completamente llegó al orgasmo solo con las fricciones… la de mi polla corriéndose en su culo y la de sus huevos rozando mi vientre. Se corrió entre convulsiones mientras yo seguía embistiéndolo hasta que se deshizo en mis manos, completamente exhausto.

  1. Su padre lo pilló

Llamaron a mi puerta a las doce y media de la noche. Era Fito. Su padre lo había echado después de una bronca monumental. Fito tenía la puta manía de fotografiarlo todo con su móvil y su padre estaba investigando su vida privada… no era difícil predecir que tarde o temprano aprovecharía un descuido para hurgar en su móvil. Y descubrió en la bandeja de entrada mensajes de un tal Miki que decía cosas como:

Martes 20:25h. "me tienes loco, te follaré todo el finde"

Miércoles 23:55h. "me estoy haciendo una paja, te llamo y nos corremos juntos"

Jueves 16:13h. "me gustaría que estuvieras aquí para meterte mano por todas partes"

Viernes 07:55h. "esta noche te voy a comer todo"

O suyos hacia Miki:

Lunes 08:20h. "tengo el culo destrozado, pero me muero por más"

Miércoles 10:15h. "estoy en clase, pero no puedo dejar de pensar en guarradas"

Jueves 23:56h. "me gustaría estar en tu cama"

Viernes 11:56h. "esta noche a las 20:30 en el Punto"

Estábamos los dos en una nube. Sin decirlo éramos como novios. Estuvimos follando tranquilamente durante semanas… se notaba que al chaval le encantaba todo lo que hacíamos. A medida que iban pasando los días aumentaba mi preocupación, sobretodo cada mañana al saludar al Sr. Gonzalo, mi jefe… ¿su padre? Así que un día, hace poco le saqué el tema:

Oye Fito, hay una cosa que me preocupa.

Di –lo dijo sobresaltado.

Creo que trabajo en la misma empresa que tu padre –Fito quedó blanco- y no solo eso… si es el mismo Gonzalo, tu padre es mi jefe.

Así era. Cuando lo supo se vino abajo. Era impresionante el odio que sentía hacia su familia, nunca lo habíamos hablado, pero ahora que yo había sacado el tema, le salían culebras de la boca.

Durante semanas no pasó nada. Cada mañana saludaba al mamón de su padre y él seguía escapándose como podía de los rigores de su casa. Pero Fito tenía la puta manía de fotografiarlo todo con el móvil… el día que su padre vio los mensajes también vio las fotos… en ellas salía un tipo que conocía muy bien: Miguel, el informático de su oficina. Y no solo salía su rostro, también había otra foto suya sentado en un sofá sin camiseta, y en otra salía con su hijo Adolfo ¡besándose!

Cuando entró en casa se puso a llorar desconsoladamente. Y cuando me contó todo lo que había pasado surgieron en mí sentimientos encontrados. Odio hacia el Sr. Gonzalo por maltratar de esa forma a Fito, a mi Fito. Temor hacia mi jefe, porque a las 8 de la mañana me lo encontraría de caras y con un humor de perros. Amor hacia Fito que lloraba entre mis brazos. Le dije que mi casa era su casa, y que podía quedarse el tiempo que quisiera.

Al llegar a la oficina la conserje me dijo que el jefe supremo me esperaba en su despacho junto con el Sr. Gonzalo. Entré como si nada, con un cordial " buenos días" que recibió a cambio un turbio saludo, preludio de una tensa conversación. Me dijeron cosas horribles sobre mi conducta, la moral, lo que está bien, y veladas insinuaciones de represalias que podrían conducir a un fin de contrato. El Sr. Gonzalo no abrió la boca en todo el rato, a penas me miró. Cuando el gran jefe hubo terminado le dije:

Supongo que sabe a lo que se expone ante un caso de despido improcedente o ante un hipotético mobbing a causa de mi orientación sexual.

Se hizo un silencio truncado por los gritos del Sr. Gonzalo:

¡Es usted un pervertido, un corruptor de menores, y no puede seguir trabajando aquí!

Primero: Mi novio actual es ciertamente más joven que yo, pero es mayor de edad. Segundo: Le recuerdo que mi contrato es indefinido. Tercero: Es inconstitucional meterse con la orientación sexual de la gente. Como ven, la ley está de mi parte.

No nos malinterprete, pero tiene que comprender que… -el gran jefe soltó un largo sermón para ir a parar al mismo sitio. Este hijodeputa quería dejarme sin curro. Después de un breve silencio agregué:

Los medios de comunicación también estarían de mi parte.

Yo no alcé la voz ni una sola vez, el gran jefe tampoco, pero mis colegas me contaron luego que los gritos del Sr. Gonzalo se oyeron por toda la oficina. Ese hombre estaba loco. Era evidente que Fito no podría volver a su casa. La verdad es que dijo cosas terriblemente humillantes. Mientras gritaba intenté pensar una respuesta que le jodiera bien jodido y cuando terminó, sonreí, y le dije:

¿Saben qué es lo que realmente me gustaría? Me encantaría casarme, tomarme los quince días de vacaciones que me tocan por ley y llevarme a mi chico a un sitio bien tranquilo para hacer el amor cuatro o cinco veces al día.

Cuando llegué a casa y le expliqué a Fito que había puesto una denuncia a su padre por agresión casi se desmaya. La verdad es que el cabrón me había tumbado de un puñetazo y ahora tenía el ojo a la cardenala. De momento tenía unos días de baja y los disfrutamos casi sin salir de la cama.

  1. El pacto… la venganza

Fito se quedó a vivir en casa. Seguía estudiando y se buscó un curro a media jornada para ir tirando. Lo presenté a mis amigos que, al principio me tomaban mucho el pelo porque es tan delgado y tan joven que me llamaban pervertidor de menores, los muy cabrones me decían que casi parecía una niña. Pero luego vieron que a parte de ser guapo tenía algo en la cabeza, cayó bien y se integró en mi círculo de amigos.

Le encantaba que lo sorprendiera con juegos sexuales imprevistos. La primera vez que lo hicimos al aire libre casi le da algo… luego le cogió el gustó. O la vez que le pedí que me la chupara en un autobús nocturno… me la estuvo chupando hasta que me corrí en su boca y luego le pegué un morreo enorme para notar el gusto de mi semen. O la vez que lo follé de pié en los lavabos de un museo. O la vez que lo arrinconé en el almacén del bar donde trabaja y lo pajeé con la mano derecha mientras le metía el dedo corazón de la izquierda por el culo y le decía guarradas a saco.

En el curro, en cambio, las cosas se torcieron bastante. Yo había puesto una denuncia contra la empresa por mobing y mi jefe no me hablaba e intentaba hacerme la vida imposible. Si hubiera querido habría podido tener una baja por depresión, pero no me daba la gana. Esa batalla la tenía que ganar… y por goleada.

Movilicé a todos los colectivos gays de la ciudad para meter presión. Yo tenía las de ganar y la verdad es que conseguí acojonar al gran jefe porque además la empresa daría muy mala imagen si el caso salía a la luz. Al final me propusieron un trato para solucionar el caso antes del juicio: Yo conservaría el puesto de trabajo, nunca más trabajaría con el Sr. Gonzalo y además me pagarían una pasta larga. Pero yo quería venganza… Fui a ver al Sr. Gonzalo, le expliqué el trato que me habían propuesto y le dije:

Si el juicio sigue adelante lo ganaré yo y quien pagará las consecuencias de todo será usted.

Llevo treinta años en la empresa.

Razón de más para echarlo, así se ahorran gastos de jubilación.

¿No aceptarás el trato?

No solo quiero el trato, también quiero venganza.

¿Quieres humillarme ante toda la empresa?

"Humillar" quizá no sea la palabra adecuada. Y no se preocupe, no va a saberlo nadie más: quiero verlo practicando sexo con otro hombre.

La conversación degeneró mucho a partir de ese momento, pero le dejé claro que si no aceptaba, no retiraría la denuncia. Me las arreglé para que el gran jefe se enterara de que yo aceptaría su trato si el Sr. Gonzalo aceptaba lo que yo le había pedido, aunque no podía ni imaginarse de que iba la cosa. Al final, a quince días del juicio, lo amenazó con el despido.

El hombre que vino a verme ese día no tenía nada que ver con el Sr. Gonzalo de meses atrás. Había perdido peso, color y fuerza. Me dijo:

¿Qué tendría que hacer?

Me encantaría ver como le follan el culo, pero no le voy a pedir tanto. Con que haga una buena mamada y deje que se corran en su cara tengo bastante.

No puedo hacer eso.

Pues una sesión de fetichismo: se viste de cuero y se deja dominar por un tío, le lame las botas y deja que se mee encima suyo.

Silencio. El temible Sr. Gonzalo estaba a punto de llorar.

Lo más fácil, sinceramente, es hacer una mamada. Nos vamos a una sauna y liga con quien usted quiera. La única condición es que yo tengo que verlo todo. Por descontado que no se lo voy a decir a nadie, y le juro que Fito no sabe ni sabrá nada de todo esto.

Tardó otros cuatro días a aceptar. El viernes nos citamos para esa misma noche porque no quería alargar más su agonía. Quedamos a medianoche y nos dirigimos a una sauna del barrio gótico de Barcelona. Entramos (le pagué la entrada) y le expliqué como funcionaba eso. Cuando ya estaba desnudo y envuelto en su toalla le recordé en qué consistía su misión:

Yo no haré nada. Usted solito tiene que ligar con alguien que busque quien se la mame y que acepte que al menos yo mire.

¿Quieres decir que alguien más podría mirar?

Mírese, aquí se viene a follar sin tabúes.

Empezamos por una ducha, pero él necesitaba un trago y nos tomamos una copa en el bar, debajo de una inmensa pantalla en la que un negro descomunal se follaba a un rubito boyscout que gemía como una putilla. Luego deambulamos por la zona de cabinas, estuvimos un rato en la sauna húmeda, luego en la seca. Ahí vio por primera vez dos tíos pegándose el lote, morreándose y metiéndose mano.

Que asco.

Vigile lo que dice o saldrá apaleado.

Me preguntó qué placer encontraba en la polla de otro tío y le expliqué profusamente lo que me gusta en la cama. Luego lo saqué de allí y me lo llevé al cuarto oscuro. Sin avisarle de lo que se encontraría lo hice pasar delante de mi. Se oían los gemidos y chupeteos de una mamada. En la semioscuridad varios tíos se metían mano. En una zona un poquitín más iluminada un tío le mamaba el culo a otro. Le dije:

A ese le están preparando el culo para follárselo. El placer que da que te lamen el culo es algo que no se puede explicar con palabras

Un tipo le agarró el paquete e inmediatamente le apartó la mano.

Así nunca ligará

Pasaba el rato y contrariamente a lo que creía no salió del lugar. Delante nuestro ese tío dejó de comerle el culo al colega y se la metió. Al refinado Sr. Gonzalo le faltaban ojos para mirar. Más cuando otro se acercó con la polla por delante para meterla en la boca del enculado. Tan embobado estaba que no prestó atención a un tío como de su edad que empezó a meterle mano. Cuando se dio cuenta quiso apartarse pero yo le dije: "esta es su ocasión" . El otro me oyó y le preguntó: " es tu primera vez" a lo que respondió un quedo "si".

Lo siguió acariciando y le besó el cuello… lo sentó… le quitó la toalla y le comió los huevos. Ese tío sabía lo que hacía y el Sr. Gonzalo debía pasar hambre desde hacía tiempo porque se empalmó bastante rápido. Lo que vino luego es tan confuso como todo lo que pasa en un cuarto oscuro… estuvimos mucho rato ahí dentro, el suficiente para que todos nos sintiéramos bien… y el Sr. Gonzalo no fue una excepción porque lo vi morrearse con un gordo bigotudo, luego comerle la polla, su primera polla mientras el primero no solo le comía la polla sino que poco a poco lo fue tumbando para poder acceder a su ojete. El cabrón se dejó chupar. Yo con eso ya me daba por satisfecho, pero seguí ahí mirando a ver hasta donde llegaría ese hipócrita hijo de puta.

Un tío en la treintena, buenísimo, se me acercó buscando rollo, le hice un poco de caso y cuando volví la mirada el Sr. Gonzalo estaba en cuatro comiéndose la gorda polla del bigotudo mientras el otro había parado de comerle el culo y se enfundaba un condón. Tuve un momento de pánico y mi compañero me dijo:

¿Es tu padre? ¿Quieres que te haga lo mismo que a él?

Los cuartos oscuros me nublan la razón. Agarré a ese tío por el culo y le dije: "El que la mete soy yo" y como se dejó me lo cepillé allí mismo de pie abrazándolo por detrás mientras veía como el Sr. Gonzalo ponía el culo a un desconocido. La situación fue para mí de lo más cachonda. El chaval que me estaba tirando resultó ser una zorra: "úsame, métemela" . Me lo follé con ganas durante un buen rato hasta que le agarré la polla para ver como andaba y el tío se corrió, así que me salí de él, me quité el condón, fui hacia mi suegro y me pajeé en su cara hasta que se la llené de lefa. El gordo bigotudo hizo lo mismo y el que se lo follaba llenó el condón en su culo.

Se sentó dolorido, con la polla aun tiesa y con un par de sacudidas se corrió.

Al salir del local vimos que eran las cinco y media. Ahí reaccionó de lo que había hecho y durante cuanto tiempo… el mundo se le vino abajo. Le dije:

¿Ve? Ahora resultará que el más coherente de los dos soy yo, mientras que usted llevará una doble vida yo seguiré tal como soy sin engañar a nadie. Pero no se preocupe, su secreto está bien guardado conmigo… a mi no me interesa con quien folla la gente.

Lo dejé sentado en una acera y nunca más hablamos de eso.

miguel24bandoler@yahoo.es