Al borde del arroyo con el bodeguero
Hace mucho tiempo fui a visitar a mi hermana, vino un bodeguero vecino a buscar uva y me invitó a conocer su bodega. No solo conocí su bodega también su esplendorosa verga me fue presentada.
AL BORDE DEL ARROYO CON EL BODEGUERO
Hace unos años fui a quedarme unos días a la quinta que tiene mi cuñado en el Depto. de Canelones y allí tuve una aventura que no por ser lejana en el tiempo deja de excitarme cada vez que la recuerdo.
Como estaba de vacaciones mi hermana me invitó a pasar unos días allá, no me atraía la idea porque temía aburrirme sin mis amigos y sin frecuentar mis lugares habituales, pero acepté ir un fin de semana solamente.
El primer día no sucedió nada digno de mencionarse pero el segundo día apareció por allí un tal Eufrasio que al presentármelo mi cuñado me dijo que era el vecino del campo lindero que venía a buscar unos cajones de uva que le faltaban para hacer vino en su bodega.
El tal Eufrasio era un canario alto, de bigote, bastante fornido por los trabajos del campo o sea que tenía mucho músculo en un cuerpo cuadrado pero para nada despreciable ya que bajo su amplio pantalón se le marcaba un bulto bastante gordo.
Debo aclarar para los lectores que no son de Uruguay que la palabra"canario" no significa oriundo de las Islas Canarias, un perro o un pájaro, acá le decimos "canarios"a los oriundos del Depto. de Canelones y por extensión a toda persona que no es de la Capital.
Mi cuñado me pidió que lo ayudase con los cajones de uva porque Eufrasio había venido solo y así lo hice aunque el tipo bien podía hacerlo solo si eran como unos diez cajones de uva los que se iba a llevar en su camioneta, no se iba a herniar por levantar esa insignificancia pero por no armar un revuelo calladamente lo ayudé.
Mientras lo hacía el tipo me preguntó si alguna vez había visto una bodega y como le dije que no, me invitó a ir hasta su campo para verla.
Para no quedarme en la casa de mi hermana sin hacer nada aburriéndome en esa granja acepté la invitación por lo menos algo iba a ver y tal vez pudiese descubrir si ese globo que se formaba en su entrepierna era de carne o simplemente aire atrapado en el interior de sus pantalones.
En ese época Eufrasio tendría unos 37 años en cambio yo andaba por los 21, pero él me ganaba en cuerpo y en color ya que su piel estaba muy tostada por los rayos solares que a diario recibía dentro de los perímetros de su finca.
Subí en la camioneta sentándome en la cabina al lado suyo y luego de despedirse de mi cuñado partimos hacía la carretera que nos llevaría hacia su bodega pero antes de hacerlo me di cuenta de en que forma iba a volver porque Eufrasio no creo que tuviese tiempo de traerme otra vez hasta allí.
Le dije que no arrancase porque iba a buscar una bicicleta en la cual podría volver luego de la visita a su establecimiento.
Al poco rato avistamos una tranquera la cual me dijo que era la suya y luego de traspasarla manejó hasta la casa al encontrarse con los peones les dijo que descargasen la camioneta porque él me iba a mostrar a mí todo los rincones de la bodega.
Fue muy interesante todo lo que me mostró a la vez que me iba explicando como se hacía el vino y como pasaba la uva a través de toda esa maquinaria.
Después de terminado el tour por su bodega me invitó a recorrer su campo para que viese los viñedos y todos los demás lugares que tenía cultivados con otros árboles frutales con cuya fruta hacia licores para exportar.
Nuevamente subimos a su camioneta y al cabo de un rato de viaje en el cual no faltaron las palabras ya que el bodeguero es muy conversador, vimos un arroyo que ofrecía el límite entre su campo y el de otro vecino, allí detuvo la camioneta luego de descender me mostró los hermosos sauces llorones que delimitaban su propiedad con las aguas cristalinas de ese pequeño cauce de agua.
Era cerca del mediodía de una mañana muy calurosa y esa agua mansa era demasiado tentadora como para ignorarla sin darse un chapuzón en ella por eso Eufrasio sacudiéndose la transpiración que corría por su frente me comentó:
-La pucha que hace calor!! Vení vamos a meternos al agua así nos refrescamos un poco.
Protesté diciéndole que no había llevado mi traje de baño, pero Eufrasio no me hizo caso y en un santiamén se quedó en bolas metiéndose al agua y diciéndome desde allí que no me hiciese el pudoroso que estábamos entre machos.
Si el bodeguero vestido estaba bien, desnudo estaba mejor!!
Esa vista de su verga flácida pero enorme me excitó lo suficiente como para que mi pija quisiese abandonar su letargo levantándose lo suficiente como para turbarme por la vergüenza que me daba que ese tipo amigo de mi cuñado me viese en ese estado provocado por su belleza viril, por eso quise tapar mi turbación y mi incipiente erección tirándome al agua de espaldas para que él no percibiese mi delantera en ese estado.
Nadamos un rato en el cual yo cada vez trataba más afanosamente de mantener mi erección bajo el agua, para que mi anfitrión no lo notase y realmente él no lo notó porque siguió muy plácidamente dando vueltas dentro del agua hasta que desapreció del arroyo sin que yo lo advirtiese porque estaba muy ocupado mirando hacia otro lado para no demostrarle mi nerviosismo por la excitante situación en la cual me encontraba.
Cuando me di cuenta de que estaba nadando solo mi tranquilidad se transformó en inquietud pensando que a Eufrasio le había sucedido algo sin que yo lo notase, pero afortunadamente lo vi detrás de unos sauces que había más adelante, estaba allí medio escondido por unas rocas.
Cuando me acerqué vi que se estaba pajeando porque tenía su enorme verga entre sus manos y ésta le había crecido muchísimo moviéndose como un remolino entre la palma de sus manos.
Al notar mi presencia quedó inmóvil sin saber que hacer y como disculpándose por la falta que estaba cometiendo me dijo:
-Diculpá esta situación... ando caliente porque hace días que no voy al pueblo y la pija se me puso muy dura por eso me escurrí del agua para venir hacer esto...
-No tenés necesidad de disculparte y de hacer eso... total ésta es tu propiedad y supongo que podés hace lo que quieras...
Por la vergüenza que sintió al ser descubierto in fraganti su verga desfalleció entre sus manos y él la cubrió para ocultarla de mi lasciva mirada que al ver tan lindo ejemplar no pudo evitar de mandar la orden a mí cerebro haciéndome relamer los labios como aprobación.
Sin que él lo esperase me agaché al su lado y sacándole la verga de entre sus manos me puse a lamer el capullo sonrosado el cual estaba tremendamente húmedo por el precum y la transpiración que sus manos le habían trasmitido a ese agitado glande en vías de ser engullido por mis hambrientas fauces.
Eufrasio me dejó hacer y como no opuso resistencia le dije:
-Perdóname! Pero tenés tan linda verga y yo me calenté mucho viéndote desnudo que por eso no pude resistir la tentación de probarla...
-Seguí lo estabas haciendo muy bien, mis peones a veces me hacen el favor de chupármela o de dejársela clavar porque hay días en que no se puede ir al pueblo a desahogarse y a veces no tenemos más remedio que pajearnos o voltearnos a los animales...
Con su fuerza me derribó sobre el pasto que había entre esas piedras y comenzó a besarme el cuello a la vez que se pajeaba furiosamente pegándome con su verga sobre la mía que estaba por reventar por lo excitada que estaba desde que había visto al bodeguero desnudo en ese arroyo.
Incontrolablemente mis manos fueron a buscar sus bolas para apretarlas y así poder extraer su jugo pero Eufrasio me tenía preparada otra sorpresa porque su verga su puso más dura al sentir que mis manos oprimían sus bolas y ni rastro de su inminente acabada se veía por ningún lado.
Me empujó la cabeza para que lamiese su pecho velludo y luego que éste quedó empapado por mi saliva bajé hasta su verga para tragármela toda hasta la raíz ahogándome con el increíble largo que ésta había adquirido..
El bodeguero gemía, decía palabrotas y cada vez con mas ahínco empujaba mi cabeza contra su pubis para obligarme a que no dejase ningún centímetro de carne palpitante fuera de mi paladar.
Quedé muy satisfecho porque saboreé cada milímetro de carne rozagante y palpitante como si fuese la última vez que iba a degustar una pija con mis glándulas gustatorias.
Con una mano le trabajaba su verga y con la otra acariciaba sus mulsos y bolas tratando de llegar a su hoyito pero me fue imposible localizarlo porque estaba muy apretado contra los pastos donde se había acostado Eufrasio.
Mi pobre pero endurecida verga no fue atendida por nadie ya que el bodeguero tenía sus manos ocupadas empujándome la cabeza cada vez más contra su pubis, gozando terriblemente con esa mamada que mi experta boca le estaba haciendo por lo que no tardaron mucho tiempo en aparecer las convulsiones propias de una inminente acabada.
Sentí en mi garganta las contracciones que su verga comenzó a tener al mismo tiempo que de su boca salieron gemidos y resoplidos demostrando que Eufrasio no aguantaba más y en cualquier momento me inundaría la garganta con su espeso líquido seminal.
Yo estaba gozando también ya que mi verga palpitaba muchísimo por eso mis manos abandonaron la paja que le estaban haciendo al mismo tiempo que mi boca trabajaba sobre su capullo y me dediqué a atender mi propia pija con una mano.
Como pude liberé mi boca de ese enorme falo justo a tiempo, ya que su explosión final se produjo sobre mi cara mojándome todos los ojos con ese dulce néctar que sus bolas había producido sin imaginar el destino final que iba a tener su enorme producción de espermatozoides.
Mientras me relamía los labios donde su esperma había caído desde mis ojos, ante su asombro terminé de pajearme mojándole todo el pecho con una impresionante cantidad de esperma blanco y brillante, dejando a Eufrasio sin habla porque mi corrida había sido más abundante que la suya.
No le agrado mucho que le mojase el pecho con mi acabada pero en vez de dar por terminada la sesión me dijo:
-La puta que te parió!!! Acabaste más que yo!!! Pero no te vas a salvar ya que andaba caliente tu mamada me calentó más... date vuelta que te la quiero clavar.
Y no tuve otra opción, porque su verga me había gustado y sentirla dentro de mí no estaba en mis planes por el tamaño pero su orden me excitó por eso inmediatamente me puse en cuatro patas viendo como Eufrasio se apretaba la verga para ponerla dura nuevamente en cuestión de pocos minutos y colocándose detrás de mí se escupió la palma de la mamo pasándomela por la raja.
Me erizó sentir su húmeda mano tocando mis bolas y mis nalgas pero como no fue suficiente como para producir una dilatación me fue humedeciendo el esfínter con sus dedos dejándolos ir para dentro de mi recto con bastante rudeza.
Luego acercó su glande escupiendo sobre él otra generosa cantidad de su saliva la cual me imagino que sería dulce y áspera como él, apoyó el gordo balano en mi esfínter dejándolo ir hacia el interior de mi ser bajo mi protesta de dolor.
Me dolió bastante porque mi orto no había sido dilatado adecuadamente para recibir casi 25 centímetro de gruesa verga, pero una vez que la cabeza ocupó su lugar el resto fue entrando más cómodamente dejándome empalado por unos instantes en los cuales me sentí en el limbo.
Después el bodeguero sin ninguna piedad arremetió contra mí agarrándome de las caderas como estaría acostumbrado a hacer con sus vacas u otro animales y por suerte para mi dolorido recto en pocas embestidas acabó dejándome la leche dentro de canal oscuro y palpitante.
Yo no pude acabar por segunda vez porque con esas fuertes embestidas fue tan grande el dolor que me provocaron que me fue imposible hacerlo ya que mi pija se bajó inmediatamente por el daño que recibí desde atrás.
Luego se tiró boca arriba sobre pasto dejándome con el culo abierto y chorreando semen como si fuese una canilla mal cerrada.
A pesar de que intenté pajearme mirando como de su verga aun chorreaba algo de semen, mi pija no quiso colaborar negándose a levantar cabeza y dejándome caliente y dolorido por el rato de doloroso placer recibido.
Mientras nos dirigíamos nuevamente al arroyo para quitarnos el semen pegoteado en nuestros cuerpos Eufrasio me dijo:
-Fue fabuloso!!! Te la aguantaste toda!!! Mis peones protestan y no me dejan gozar como lo hiciste vos...
Volvimos a su casa pero como no me invitó a almorzar, me subí en la bicicleta y me dirigí con el culo muy dolorido hasta la quinta de mi hermana donde después de almorzar dormí toda la tarde soñando con la verga fabulosa del bodeguero.
Nunca más lo vi, pero sé que aun vive allí.
Después de tanto tiempo me acordé de este episodio porque mi hermana me comentó que había nacido una nieta de Eufrasio y la habían invitado al primer cumpleaños de la bebita.
Como pasa el tiempo!!!
Aunque Eufrasio es mayor que yo, ya tiene nietos!!!
OMAR