Al borde del abismo (2)

La historia continua.

Al borde del abismo (2)

Habían pasado cuatro meses de felicidad entre mi hijo y yo, cuatro meses en los que prácticamente no nos separamos uno del otro. Nada mas se va doña Chelito y nos subimos a la recamara a hacer el amor y los fines de semana desde el viernes compramos comida y nos encerramos a piedra y lodo en la casa.

La primera sorpresa que me lleve es que mi Pedrito es todo un degenerado, que le gustan todas las prácticas sexuales que ve en películas o lee en algunos relatos, y como yo lo complazco en todo, también me he aficionado a ellas. Lo primero que me pidió fue que me comprara una colección de ligueros y sostenes, pues a el le gustaban mucho de las películas porno que veía.

-Me encantaría verte así, con tu culo y tus tetas cubiertas con esas telas tan suaves. Lógicamente que al día siguiente lo primero que hice fue ir a comprármelos.

En la tarde me hizo la primera petición, me pidió que se la mamara.

-Mamita, ¿me harías un favor?

-El que tú quieras mi vida.

-Es que nunca me he venido en la boca de nadie y me gustaría hacerlo en la tuya.

-Pues tu padre nunca se vino en mi boca, así que será la primera vez para los dos mi amor.

Agarre su verga y me la metí en la boca, como la tiene bastante grande no me cupo toda, pero yo la disfrute inmensamente. Mientras le pasaba la lengua por la cabeza y el cuerpo, con otra mano le acariciaba los huevos, lo que lo puso a mil.

-Así mamita, así que lo haces riquísimo.

-Glups glops glaps- le conteste.

Después de unos minutos intensifique el ritmo y el descargó su semen en mi garganta, a pesar de que nunca había tragado la leche de nadie no me desagrado el beberme la lechita de mi bebé, por lo que tragué lo mas que pude.

La siguiente sorpresita fue al tercer día. Me pidió el culo y claro que no se lo iba a negar. Lo que no me imagine que me aficionaría tanto al sexo anal.

-Mami

-Si mi vida dime.

-Te puedo pedir algo.

-Lo que tú quieras mi amor.

-Bueno…..es que tienes un culo hermoso y me gustaría disfrutarlo.

Lógicamente que yo ya me esperaba algo como esto, así que no me negué.

-Esta bien mi amor, nada mas házmelo con cuidado pues nunca nadie ha entrado por ahí.

-¿Eres quintito del culo?

-Si mi amor, a tu padre nunca se lo di, aunque el no insistió mucho, cuando me lo pidió las cosas ya no andaban bien entre los dos.

Esa noche fue maravillosa, después de cenar descansamos un rato y después nos fuimos a mi recamara donde nos desnudamos bajo una lluvia de besos y caricias. El me coloco boca abajo en la cama y de pronto empezó a besarme el culo.

-¡Ayyy mi vida, que rico siento!

De algún modo introdujo su lengua en mi ano provocándome oleadas de placer que hicieron que me mojara toda, era una nueva sensación desconocida por mi pero me gustaba mucho, metió unos 5 o 6 centímetros de su lengua en mi orificio anal volviéndome loca.

-¡¡Por favor mi vida, méteme tu vergota!!

Trajo un tarro de crema y me introdujo un dedo en el ano, fue tan deliciosa la caricia que no pude evitar tener mi primer orgasmo de la noche. Estuvo un buen rato masajeándome el culo y de pronto se coloco detrás de mí, apunto su larga y cabezona verga contra mi orificio, empujo suavemente y me introdujo un buen pedazo. Mi ano se relajo y permitió la entrada total, después de un buen rato en que me acostumbre a tremendo pene.

-¡Me gusta mi vida, me gusta que me des por el culo!

-Lo tienes muy apretado mamita, me haces gozar mucho, es el mejor culo que me he tirado y te juro que será el último, te amo mamita.

El mete y saca fue desenfrenado y a pesar que me lastimaba un poco lo disfrute inmensamente, teniendo dos orgasmos mas antes de que el descargara un torrente de semen en mi adolorido ano, después de lo cual nos quedamos en nuestra sección de besos y caricias como cada vez que hacemos el amor.

En fin, nuestra vida se volvió muy placentera y el ya no quería salir de casa. Arreglaba su recamara, sacaba la basura, en la noche lavaba los platos, en fin, se convirtió en un hijo modelo. Eso si, nuestras sesiones sexuales eran maratónicas, pues el a sus veinte años es muy jarioso. A veces llegaba a mi consultorio a media mañana y yo tenia que enviar a mi recepcionista a alguna diligencia, que durara lo menos dos horas, tiempo que aprovechábamos para encerrarnos en mi oficina y ahí en el sofá hacíamos el amor, y cuando digo hacíamos significa que se la mamaba y me penetraba vaginal y analmente. Varias veces Paty, la recepcionista, estuvo a punto de sorprendernos y esto le daba más emoción a nuestra relación.

Todo era maravilloso cuando de pronto sonó la alarma.

"Querida Nora, con la novedad de que me han nombrado directora de la clínica Verher de Guadalajara por mis conocimientos en inseminación artificial, por lo que dentro de un mes Dorita y yo iremos a vivir allá. Me gustaría llegar a tu casa por mientras conseguimos la nuestra, pues no quisiera comprar lo primero que me ofrezcan y quiero tener el tiempo suficiente para elegir. Si no te afecto por favor dímelo pata empezar a enviar algunas cosas. Un beso"

Lidia

-¿Qué hacemos mi amor, le decimos que no?

-¿No crees que seria mejor que hablaras con ella y le cuentes la verdad? No creo que nos denuncie.

Nos decidimos por esta opción y cuatros días después nos trasladamos a León. Paramos en un hotel céntrico y después de hacer el amor nos fuimos a casa de mi hermana, la que nos recibió con mucha alegría. Dorita se había convertido en una adorable chiquilla de 19 años con un culin regordete y unas teticas bien desarrolladas, tenía un gesto lujurioso en la mirada y no me quitaba la vista de encima, cosa que imagine que era por el parecido total entre su madre y yo. Lidia ya estaba avisada de que quería hablar con ella, así que se las ingenio para que Dorita y Pedrito se fueran a la calle a recorrer el centro de la ciudad.

-¿Pasa algo Nora, acaso no podemos ir a tu casa?

-Si y no Lidia, mira hermanita mi casa esta abierta para ti y Dorita por el tiempo que quieras y no nada mas un mes, el problema tal ves no lo entiendas y creí que era mejor venir a decírtelo personalmente y tomaras una decisión.

-Pues….tu dirás.

-Mira Lidia lo que me digas yo ya me lo dije, las recriminaciones que me hagas yo ya me las hice, así que todo lo que me digas con respecto al tema sale sobrando.

-¡¡¿¿Pues que pasa hermanita??!!

-Pues lo único que sucede es que Pedro y yo somos amantes desde hace seis meses, que nos amamos y hacemos el amor como pareja, que dormimos juntos todas las noches y queremos seguir así. Si tu y Dorita lo aceptan son bienvenidas, si no, pues tendrás que buscarte un hotel.

Lidia se quedo callada por unos segundos, como si meditara su respuesta y luego me dijo.

-Por mi no hay problema y en cierto modo te entiendo. Teniendo en casa un hombre tan guapo como tu hijo y siendo una mujer joven todavía es natural que a la alarga sucediera. Por dorita tampoco creo que haya objeción; ella tiene sus propios pecadillos con que lidiar, hasta cero que le divertirá la situación.

-¿Algún problema?

-Si….es lesbiana y desde hace varios meses me acosa, ha intentado seducirme en varias ocasiones.

<>

En ese momento se me ocurrió una loca idea y aunque no la tuve clara empezó a germinar en mi cerebro un plan.

-Bueno Lidia, ya esta enterada de nuestro gran secreto.

-Así quedamos hermanita, dentro de un mes estoy en tu casa.

Dorita y Pedro regresaron de donde andaban y lidia se llevo a su hija a la recamara donde la puso al corriente de nuestra situación, al salir venia con una gran sonrisa y nos dijo.

-¡Guau, si lo que me dijo mi madre es cierto los felicito! Se me hace lo máximo que tengan una relación incestuosa, nunca había conocido a alguien así. Tiene que contarme sus experiencias.

Mi hijo y yo nos quedamos viendo a los ojos un poco sacados de onda pero de pronto el me beso en la boca delante de ellas. Un beso profundo introduciendo su lengua en mi boca y yo se lo conteste ante la cara de asombro de mi hermana y mi sobrina. El siguiente paso lo di yo acariciándole la verga sobre el pantalón provocándole una erección de inmediato.

-Lidia, ¿Nos prestas una recamara?

-Si…pásenle a la mía.

Nos metimos a la recamara de Lidia, dejando la puerta abierta para que nos pudieran ver le pegué una tremenda mamada a mi bebe, que en un dos por tres le saque la lechita ante la mirada azorada de mi hermana y mi sobrina.

-Bueno, ahora ya lo saben y ya lo vieron, cuando quieran son bienvenidas en nuestra casa.

Pacosuarez