Al besar tus labios

Un canto al placer de comer un coño.

Al besar tus labios

No hay un placer que me satisfaga más

que besar tus carnosos labios,

entre tus muslos aliviar mi seca garganta,

embriagándome con tus íntimos aromas,

saboreando las más dulces esencias,

recibiendo en mi boca tus cálidos

y húmedos efluvios, maná

que alimenta mis débiles músculos.

Mi lengua de fuego cobra vida propia,

mágicamente se mueve arriba y abajo

al ritmo que marcan tu respiración entrecortada

y tus uñas hundiéndose en mi carne,

lenta o endiabladamente rápida

mi hábil lengua no obedece más que tus órdenes.

Te beso y te lamo y te muerdo y te acaricio y te excito

y te amo hasta morir en ello,

haciendo que tu jugosa pulpa palpite fuera de sí,

desvaneciéndose el tiempo y su tiranía

hasta lograr transportarte a un país hermoso y lejano

donde quizá alcances a rozar

las verdades últimas que iluminan la vida

o al menos llegues a sentir que merece la pena estar viva.

Tu amor se desborda sobre mi boca,

que recibe agradecida tu lluvia divina

y llorando me pregunto si habrá placer mayor

que el de poder servirte y hacerte gozar,

que el de poder gozar al contemplar tu sonrisa

tras haber besado tus cálidos labios,

tras haber devorado tu fragante coño,

la mayor de las delicias que paladear se pueda.