Al Baño

De cómo un encuentro esperado llevó a uno inesperado.

Al Baño

Nos encontrábamos con frecuencia en el transporte colectivo, más nunca nos dirigimos palabra alguna, simple y sencillamente nos mirábamos y ella se limitaba a sonreírme de vez en cuando.

Yo siempre subía antes y bajaba después, por lo que cada ocasión que el transporte se acercaba a la esquina donde ella subía yo ya estaba esperando verla, no sé si ella también lo hacía, puesto que siempre iba sentado del lado de la acera y era probable que también ella me viera.

Con el paso del tiempo ella me coqueteaba con algunas miradas juguetonas y yo le devolvía una sonrisa, hasta que llegó el día en que no pude contenerme más y traté de abordarla. Desgraciadamente una anciana se atravesó en mi camino y no pude ni siquiera acercarme a ella.

Debo decir que llegue a escribir mi nombre y número en un papel para alcanzar a dárselo en caso de que sucediera algún evento similar, otra vieja interponiéndose. La siguiente ocasión no fue una vieja, fue una señora con las bolsas del súper la que no me dejó acercarme, pero estiré mi brazo y alcancé a colocar ese papel entre sus cosas con la esperanza de que ella lo encontrase y mostrara cierto interés.

Una vez que se bajó en la esquina habitual le mandé un saludo y le hice una seña para que buscara entre sus cosas. Pero ella simplemente se mostró desconcertada.

Pasaron algunos días y mi teléfono no sonaba aún, por lo que yo estaba que desesperaba, puesto que aunado al silencio, ella tampoco había vuelto a estar en mi camino.

Con el paso de los días llegó una llamada, la voz que se escuchaba al otro lado preguntó por mí y explicó el motivo de la llamada. Decía que entre algunos papeles que le fueron entregados iba mi número escrito y que a ella le había entrado cierta curiosidad sobre como era que había llegado este papel ahí.

Me escudé en el anonimato, pensando en que esta mujer no me conocía, y explique a grandes rasgos mi historia. A ella pareció emocionarle y me dijo que si quería podíamos vernos para que me diera los datos de la joven que le entregó los papeles y así pudiera yo localizarla, por lo cual accedí. Quedamos de vernos en un lugar cercano al lugar en la que siempre bajaba la joven de mi interés. Mirasol, que así se llamaba la mujer que me llamó, tenía la voz más sensual que había yo escuchado hasta entonces y se describió para que pudiéramos reconocernos en la calle. Yo me describí también.

Al acercarme a dicha esquina estaba Mirasol esperándome de pie junto a una maquina de café que dio de referencia. Me acerqué y me reconoció enseguida. Ella no solo tenía la voz sensual, toda ella era sensual y muy bella. Me invitó a tomar un café con ella, lo que me dio mucha risa debido a que no deberíamos movernos del lugar para hacerlo, y se lo dije. Ella rió también. Le pregunté por los datos de mi bella joven y dijo que eso podía esperar (yo no podía esperar). Comencé a mirarla de pies a cabeza y noté como un calor comenzaba a recorrer mi cuerpo, decidí pensar por un momento en otras cosas para que no notara que me estaba calentando de solo estar con ella, puesto que tenía una conversación sumamente interesante.

Pasó el tiempo del café y yo dejé de pensar en mi bella joven. Comencé a pensar solo en Mirasol y en lo que sería poder tener un encuentro sexual con ella. Me entregó los datos de la joven y me comentó que ya no trabajaría en su empresa puesto que había sido deportada por migración, ella era extranjera. Yo ya no podía pensar en esta joven, solo pensaba en Mirasol. Al despedirnos me dijo que había tenido una tarde increíble y que volvería a llamar.

Así sucedió y a la siguiente tarde sonó nuevamente el teléfono. Al saber que era Mirasol no pude contener una increíble erección. Mi cuerpo se inundó tanto de ese calor y esas ganas de estar con ella que creo que al parecer ella lo notó en mi voz, porque me preguntó si podríamos vernos. Esta vez nos encontramos en otro lugar, muy cercano a un museo colonial. Ahí continuamos hablando sobre temas diversos hasta que por fin me preguntó por la turbación de mi voz durante la llamada telefónica, a lo que yo respondí de forma inmediata que fue por escucharla. Le explique que de solo escuchar su voz me había subido la temperatura, y que ahora de solo verla y escucharla estaba realmente ardiendo por dentro.

Dicho esto, me miro de una forma que aún no puedo olvidar y me hizo seña de que la siguiera. Cosa que hice gustoso. Llegamos a una pequeña fonda y me invitó a pasar, ahí saludo a la encargada y le dijo que solo estábamos de paso, por lo que la encargada me miró también de forma algo extraña (después supe que siempre Mirasol iba sola). Pasamos a una habitación que se conectaba con un patio trasero y atravesamos una puerta que daba a un edificio contiguo. Mientras yo la seguía no podía dejar de imaginarme que podría ella enseñarme y que aprendería ella de mí. Ya no podía yo caminar con la erección que traía.

Me llevó por una serie de pasillos y de forma laberíntica me desorienté. Lo único que noté fue que las habitaciones comenzaron a tener números en las puertas por lo que deduje que había llevado a su departamento o aun hotel. Al entrar miré que era un departamento muy bien amueblado y muy limpio. Ella giró y quedó mirando hacia mi, todo el tiempo que la seguí ella contoneaba sus caderas y miraba eventualmente de soslayo para coquetearme, por lo que yo ya no podía más. Cuando se giró hacia mi rompió el cuello V de su blusa por lo que sus senos quedaron casi al descubierto, me pidió que terminara de romper la blusa y que le dejara puesto el sostén. La falda que llevaba se la quitó ella mientras yo terminaba de romper la blusa.

Nunca había visto un cuerpo tan bien formado como el de ella, sus senos duros y pezones que se marcaban a través del sostén, y sus glúteos redondeados que daban forma increíble a un mini short que traía por bragas. Todo el conjunto era increíble, la ropa interior contrastaba con su piel y yo quise arrancarme inmediatamente la ropa, pero ella me detuvo. Me pidió que esperara (¡que agonía!) y fue a poner música. Regresó con un pants y una sudadera ajustados ambos y me sentó a la orilla de la mesa.

El baile que inició fue sumamente sensual, no tienen idea de lo excelsa que se veía, tanta seguridad en si misma, en sus movimientos, y al seguir la música se fue despojando poco a poco de la ropa, hasta quedar nuevamente en ropa interior, pero esta vez me pidió sin palabras que mientras le desabrochaba el sostén lamiera el contorno de sus senos, siempre se retiraba cuando me acercaba al pezón, por lo que continúe con el borde externo de sus senos hasta llegar a suaves mordiscos, por lo que ella se prendió más. Se sentó sobre mí mientras movía sus caderas de una forma increíble y fue despojándose poco a poco de su mini short dándome ésta vez la espalda. Yo ya estaba como loco, queriendo despojarme por fin de toda la ropa y brincarle encima para poseerla, pero ella me contenía.

El baile no cesaba y ella ya estaba completamente desnuda, pero no me deja mirarla de frente, solo se movía de forma increíble y me indicó que terminara de quitarme la camisa y el pantalón. Quedé de pie y en calzoncillos por lo que ella se arrodillo frente a mi y me pidió que me frotara contra ella, acerque mis genitales a sus nalgas pero no podía yo penetrarla puesto que traía puestos todavía mis calzoncillos, y eso me excitó aún más. Me restregué por todos los rincones que pude y ella continuaba moviéndose maravillosamente. Hasta que se volteó y fue ella la que me los retiró (¡Por fin!).

Introdujo mi pene en su boca y la forma en lo lamía era increíble, lo hacía como saboreándose una paleta, y mejoraba a cada instante. Al poco tiempo se reclinó sobre la mesa mostrándome sus nalgas y me pidió que la penetrara. Quise colocarme un condón pero ella no me dejó, porque estaba en tratamiento hormonal, que no me preocupara. Y eso me excitó más.

Cuando me acercarme a su ano me dijo que por ahí que estaba reservándolo para otra ocasión, así es que introduje mi pene es su vagina con movimientos suaves y pausados mientras ella gemía de placer. Alcancé a acariciarla por la espalda mientras la penetraba y la acosté boca arriba a la orilla de la mesa, acomodando sus piernas alrededor de mi cuello y haciendo movimientos cada vez más vigorosos.

Terminó un par de veces antes de pedirme que fuéramos al baño, ahí abrió la ducha y con agua caliente llenó de vapor el lugar, nos sentamos en el piso y continúe penetrándola hasta que lloró del placer, yo llegué también en ese momento, al ver sus senos mojados y escurriendo, su cabello empapado y sus ojos en blanco no pude sino eyacular en su vagina y descargarme dentro de ella. Ese baile tan sensual siguió dentro del baño y estuvimos cambiando de posición hasta que ambos llegamos nuevamente. Al terminar teníamos una energía increíble y no podíamos evitar el continuar, pero era ya hora de retirarme.

Me ofreció quedarme con ella esa noche, cosa que rechacé ese día. Pero que no hice posteriormente. Ahora dormimos juntos tres noches a la semana y en esos días tenemos sesión intensiva de increíble sexo. Algunos días en mi casa, otros en la de ella y eventualmente nos quedamos donde nos caiga la noche, pero eso si, aunque la noche caiga, nosotros no.

Pyro Fluss