Aislamiento en familia – 1

El descubrir de una nueva vida, entre familia y amigos. infidelidad consetida

Acabo de cumplí 19 años. El aburrimiento me llevo a meterme en internet cansado de juegos y cansados mis padres y el resto de la familia de que me apoderara de la TV para jugar. De esta manera llegue a esta página. Creo que puedo aportar mi granito.

Soy de un lugar de pequeño a mediano de España. Durante mis estudios “cambie” con frecuencia de colegio, todo porque pensaba mas con la cabeza de abajo que con la de arriba, aunque me sigue pasando lo mismo. Mi padre a mi madre le dice siempre que son las hormonas. Como estudiante dentro del grupo de los buenos sin llegar a la excelencia.

Mi primer año de universidad muy bueno y aquí es donde empiezan mis avatares, aunque ya tuve algunos anteriores, que lo mismo los contare otro día. Antes de empezar la universidad, como donde vivo no la hay, había que buscar un sitio donde quedarme. Pero antes me describiré. Me llamo Nacho y es real. Tengo una familia muy normal, con mis padres me llevo regular. Todo el día se lo pasan dándome la bulla, ya da igual que sea con motivo o sin él. Fuimos de excursión a ver dónde me quedaría. Los excursionistas eran Mi padre, mi madre, mi hermana melliza, que es con la única persona que me llevo genial y que se negó a ir a la universidad y prepara unas oposiciones para el ayuntamiento o la diputación.

Colegios mayores, que en los que había plaza resultaban caros según mis padres. El motivo real que les incomodaba dejarme solo sin algún tipo de control. Mi propuesta irme a un piso con otros chavales de mie edad, como si les quisiera matar, no hubo ni planteamiento. Regresamos a casa a “estudiar” las opciones. Llego el fin de semana y no se habían decidido ni se veía una solución. Vinieron a pasar el finde unos tíos míos. A los que se les ocurrió una “brillante” idea. Había un grupo donde ellos estaban metidos, que a su vez tenían una aplicación para alojar estudiantes, españoles o extranjeros, siempre que fueran estudiantes. Habitación, desayuno y una de las comidas principales, normalmente seria la cena. Automáticamente descartaron las que hubiera una mujer sola, daba la edad y eso que había algunas de 70 años, quien los viera planificar pensarían que era un pervertido.

Me metí en la deliberación, negándome a compartir casa con niños pequeños. No es que no me gustaran, me cargaban cuando estudiaba. Me hicieron caso por una puñetera vez. No se cortaron en que fuera fin de semana, allí se pusieron los cuatro, con el móvil encima de la mesa, con el altavoz encendido y escuchando todos las llamadas. Hasta se prepararon bolígrafos y papel para pasarse notas. La portavoz mi madre. Al final seleccionaron cinco. Que bien se lo pasaron. Quedaron para ir al día siguiente domingo. Dos por la mañana y tres por la tarde. Querían ir todos y mi hermana se negó y me echo una mano, diciendo que lo lógico es que como mucho fuéramos mis padres y yo. decidieron que nos iríamos a comer a la capi y solo subiríamos los tres como propuso mi hermana. Antes de ir por el Google maps vimos la situación de todos los pisos.

Quedaban apartados de la universidad y del centro. Lo que no me hacía gracia. Porque de momento no tenía medios propios para desplazarme. Consulte el transporte público y había tres con buena comunicación. Me enfoque en esos tres al hacer las visitas. De esos tres el primero era una pareja maja y tenían urbanización, donde había piscina y un pequeño gimnasio. La impaciencia me llevaba a decir que si desde el minuto uno. A mis padres les pareció bien. El segundo de esos tres lo descartamos y aquí apoye a mis padres, porque el piso y siendo relativamente nuevo, tenía mierda para dar y regalar. Insistía de nuevo en el otro piso, que no siguiéramos buscando.

Era el último piso, de esos que tienen la terraza de arriba suya, que se sube por una escalera de caracol que está en la terraza del salón. Era un apareja muy vistosa. El media un poco menos que yo, mediría 1,80 y físicamente estaba bien, a mi hermana le hubiera gustado. Estaba fuerte sin ser exagerado le pondremos como nombre Diego. Su mujer era solo un poco más baja que él, super delgada, con una forma extraña de cuerpo, no es que estuviera mal físicamente todo lo contrario. Es que llamaba la atención la delgadez, la cintura tan estrecha que no encajaba con el volumen de sus tetas ni con su culo, que si bien no era grande era de una forma perfecta y al llevar pantalones se notaba mucho mejor. El piso estaba muy bien. La habitación que alquilaban me gustaba. Una cama grande, amplia. Una mesa de estudio, un buen armario. Wifi que podría usar. Dos terrazas pequeñas y la de la azotea de uso exclusivo de ellos, que era grandísima y estaba muy bien preparada. Tenían barbacoa, cuatro hamacas, bastantes plantas, pérgola y más detalles.

Le mostré a mi madre que me gustaba. Nos sentamos en el salón, nos ofrecieron café o refrescos. Mi madre acompaño a la mujer que le pondremos el nombre de Gabriela porque me recuerda a la actriz porno Gabriela Fox. Cara de niña dulce y por lo que se intuye de cuerpo. Mi padre hablaba con Diego, yo no metía baza, porque trataba de escuchar lo que hablaban mi madre y Gabriela, no me enteraba. Nos fuimos sin saber qué decisión habían tomado. Nos reunimos con mis tíos y mi hermana. Estaban dudando entre la de la urbanización que me gusto, entre una de una familia con dos hijos, que me dieron dolor de tripa y con los últimos. De principio me negué a la de la familia con hijos. Quedaban las dos que no me importaban aunque me gustaba mas la ultima. Por fortuna a mi madre también, porque la vio más abierta y se enteró de que él tenía 38 y ella cumplía ese año 37, llevaban 15 años de relación y 10 de casados. Que no tenían hijos no porque no lo intentaran, que no venía y que tampoco se ponían a tratamiento porque ella no podía reducir su jornada, porque el marido perdió algunos clientes, solía trabajar en casa, eso que se ha puesto de moda, el teletrabajo. Vamos que le hizo un interrogatorio descarado. Por eso lo de alquilar una habitación a algún estudiante. Mis padres les llamaron y cerraron el trato.

Mis padres unos días después de firmar un contrato, me estuvieron dando la chapa, pórtate bien, trátales con respeto, nada de intentar subir “amistades” a la casa. Me traslado con antelación y lo hice un sábado por la mañana. Cuando me recibieron mis hormonas se pusieron en guerra. Fue al ver a Gabriela, menudas peras se le notaban, que piernas tan largas y bonitas. Lo que me revoluciono es que salió con dos coletas. Me recordó mucho mas a Gabriela Fox, en una peli que estaba con coletas. Fue por delante de nosotros a mi habitación. Mega culazo perfecto. Diego se quedó conmigo y ella se cambió y se fue al gym. No la vimos salir.

  • Para que te sea menos violento hablaremos sin Gabriela.

  • Si, hablamos de lo que quieras.

  • Es sobre las normas de convivencia.

  • Ya se, que me lo han dicho mis padres, nada de traer a nadie.

  • Si aparte de eso. dentro de la casa no fumamos, Gabriela si fuma, poco, pero se sale a la terraza. Tratar de hacer las comidas a hora normales. Aunque no estaban las dos comidas, esta hablado con tus padres y están incluidas todas. Cosas básicas, la música a un volumen normal. El uso del baño, nosotros tenemos un baño en la habitación y luego está el del pasillo. Ese será para tu uso exclusivo. Si hay alguna pega por tu parte o algo que quieras decirnos, se siempre claro que nosotros lo seremos si queremos decirte algo.

Estuvimos hablando hasta que llego Gabriela y tal como venía me puso de nuevo muy mal, porque esta vez se le notaban dos buenos pitonazos. Era una morena de volver trastornado a cualquier hombre o mujer. Me fui al aseo y era la primera vez que lo vi. Era pequeño, quien lo diseño tuvo un par de cojones, fue capaz de colocar un lavabo, un inodoro y una ducha raquítica en un espacio minúsculo. Si estiraba los brazos tocaba las paredes a la vez. Cuando usara la ducha que tenía cortina, no podría ni respirar. Pajote que me hice pensando en ella. No salí muy aliviado pero algo es algo. En su trato, sus bromas se les veía que tenían buena onda entre ellos.

Durante los siguientes días, mi meta aparte de estudiar, era poder verla en pelotas. Se hacía difícil, porque ella iba siempre vestida. Nada de pijama, camisón, siempre vestida. El que iba como pepe por su casa era Diego. El tiempo fue pasando, todos nos fuimos cogiendo más confianza pero dentro de un orden. Era una pareja que se llevaba bien y la prueba, eran las sesiones maratonianas de sexo que tenían, que si al principio eran discretos, cada vez se iban soltando más. El piso era de tres habitaciones, la de matrimonio, la que me tocaba a mí, que era pegada a la suya y otra más pequeña que era donde Diego tenía su oficina/despacho/cuarto de trabajo. Alguna vez pegue la oreja a la pared, me imaginaba cosas que hablaban y en eso se quedaba, porque solo se oían murmullos amortiguados y eso sí, los gemidos y otras cosas si se oían mejor.

Un compi desayunado nos contó lo que había sucedido con una mujer que trabajaba en su casa. Había dudas de su comportamiento y los padres instalaron una micro cámara. La pillaron y de esto no me interesa más. Mientras oíamos a mi compi, mi imaginación empezó a volar y le pregunte detalles de la cámara, como es que ella no la vio. Me dio todos los detalles y me puse a buscar en la red. Nome convencían porque no distinguía bien el tamaño y otras especificaciones. Mi compi me llevo a su casa a enseñármela, ya la habían desconectado. Tenía audio imagen y grabación por movimiento si se quería. La probamos y aunque el sonido no era muy bueno era perfecta. Me dijo el precio y me hundió en la miseria, 250€, inaccesible para mi presupuesto. Trate de convencerle para que me la dejara y no se atrevía por su padre.

No paso una semana cuando me trajo una bolsa con la cámara, su padre le mando llevarla al trastero. Me dio todos los detalles de funcionamiento, como grabar, como verlo en directo por el móvil o el ordenador y me aviso de que tenía que colocar un trocito de cinta para tapar un led rojo que se veía cuando se encendía, que lo mismo de día no, pero si había oscuridad casi seguro. No me acordaba de su habitación como era, necesitaba entrar y ver donde se podía colocar. Aproveche el día que Diego iba a pasar la ITV del coche. En esa casa había tres sitios grandes, esa habitación, el baño, que tenía una ducha amplia, una bañera triangular con hidromasaje y la terraza que era desproporcionada comparada con el resto del piso. Miraba todo y cuando encontraba un sitio que me convencía, había algo que me tiraba para atrás. Y algo importante, tenía que ser un sitio accesible para cogerla en caso necesario, que fuera segundos.

Ese día no hice nada más. Me pase tres días comiéndome el coco, hasta que se me ocurrió un sitio. El sábado que se iban por la mañana al Carrefour la colocaría. Era muy arriesgado y si me pillaban mis padres me capaban fijo. El sitio reunía todos los requisitos menos el de ser accesible en segundos. No daré muchos detalles, tenían entre el techo y la pared frontal al cabecero una regleta en forma de viga con agujeros, de unos salían luces que se podían poner de colores con una aplicación y tenía otros agujeros como adornos y para que ventilara digo yo. Un cuchillo sin punta, de los de untar y después de quitar unos anclajes que fue rápido coloque la cámara, sin ajustar del todo los anclajes, la encendí, por el móvil veía y tuve que darle unos toques para que quedara bien. Me tumbe en la cama encendí todas las luces y mire hacia el frente para ver si veía algo. No se notaba nada. Me puse en otras posiciones de distintivos sitio y tampoco. Lo ajuste todo y cruce los dedos.

Todos los sábados salían de cachondeo y llegaba bien tarde. Ese sábado cuando salieron no quise salir, porque bastantes veces llegaron antes de que lo hiciera yo. Nunca la veía cómo iba vestida, porque salía ya con un abrigo, una gabardina, lo que fuera encima. Ese días salió con una gabardina larga hasta las rodillas, se despidieron de mí y se fueron. Estaba acelerado el reloj parecía que no corría. Me tumbee en mi cama, quería que a la hora que llegaran, estuviera todo a oscuras. La puerta de mi habitación la había dejado abierta. A las 3:14 que mire el reloj, se oyó que metían las llaves. Me levante, cerré mi puerta. Les oí que venían alegres, risas y murmullos. Tenía el ordenador encendido y cuando ya no les oí encendí la pantalla. Que bien se veía y se oía mejor que cuando hicimos las pruebas. Se quito la gabardina y los ojos se pegaron a la pantalla. Iba completamente de negro. Una falda de cuero insignificante, mas cuero tenía cualquiera de mis cinturones y un top de cuero atado al cuello pero con una abertura vertical en el escote, que enseñaba o dejaba intuir dos peras de tamaño XXL. Se pusieron a hablar y se les oía perfectamente a pesar de que en momentos bajaban la voz y se reían.

  • Que puta que eres, siempre creo que ya no lo puedes ser mas y cada día me das una nueva sorpresa.

  • Si pero a ti bien que te gusta.

  • Me encanta y si lo fueses mas, mejor.

  • Como has puesto al barbas. Menudo empalme se ha cogido y a ti seguro que te habrá puesto muy cachonda.

  • No creas.

  • Que no? Ven aquí puta, JODER si estas chorreando. Ves como eres muy puta.

  • Y tu un cornudín y porque no quiero hacerte un cornudo.

  • Eso es lo que quiero y no sé porque tú no quieres, que te lo pongo a huevo. Si es que no entiendo porque solo te conformas con los calentones.

  • Calentar, que me caliente, provocar, me gusta y follar solo con mi cornudín.

Gabriela se fue al baño. Diego se desnudó. Tenía muy buen cuerpo, el rabo lo tenía empalmado y me di cuenta de que no le acompañaba con ese cuerpo, no sé cuánto le mediría pero o a mí me media mucho o a el poco. Salió del baño, con medias, las sandalias que había llevado y del resto desnuda. Se puso delante de el con las piernas medio abiertas y las manos en jarra. “Quien es el cornudín, que se va a comer lo que otros han calentado?” le dijo a su marido y ahí fue como un toro Diego a comerle el coño. La guarra se corrió con la comida de coño. Se fue a la cama y su marido “insultándola detrás” a ella le gustaba eso. La verdad que no había visto nada igual en mi corta vida.

Se colocó detrás de ella haciendo la cucharita y empezó a follársela, primero despacio y callados, hasta que Gabriela le pidió que le contara cosas. Diego se hacía de rogar y ella insistía, le decía que si no, no se ponía. Él le preguntaba que con quien quería la historia y ella le respondía que le daba igual. Diago le pregunta de nuevo si alguien desconocido o conocido y ella decía que mejor desconocido.

  • Con el barbas?

  • Siiiii.

  • Seguro que se ha ido con la polla a tope. Si estuviera aquí te haría muchas cosas, cosas muy guarras.

  • Siiii? El qué? dímelo.

  • Te trataría como a una puta, nada de como a una dama. Te daría mucha polla, porque a una puta como tú le hace falta mucha polla. Verdad?

  • Desde luego que si, la culpa la tiene mi cornudín por tener una pollita.

  • Mientras te folla en plan bruto, estarías mirándome. Te volvería loca esa follada en plan bestia y te pondría cachonda ver que te miro. Me dirías, eso que me dirías?

  • Te contaría lo que sintiera, te animaría a que te hicieras una paja viendo a la puta de tu esposa follada por otro.

Estuvieron así hasta que ella se corrió. Tenía un rabo pequeño pero aguantaba bien. No pararon, se puso a comerle el rabo a su marido. No se lo metía en la boca, le hacia un auténtico lavado de rabo con la lengua. Se paraba si el no seguía contándole guarradas.

  • Seguro que te gustaría en vez de tener mi polla, tener la de Nacho. Verdad que si?

  • No vuelvas a las andadas. No me gusta. Es un crio fuerte y crecido, pero un chaval.

  • Si pero un chaval que te folla todos los días con la mirada.

  • Como te gusta exagerar, a él le gustaran más jóvenes.

Diego le estuvo diciendo guarradas conmigo y él se corrió en la boca. Gabriela se levantó y le beso. Después de un largo e intenso morreo, ella que estaba ha horcajadas sobre él, le metió una teta en su boca y le decía, “Seguro cornudín que te hubiera gustado mas el beso si la lechada fuera la de Nacho o la de otro” él se quitó la teta de la boca para llamarla puta y ella le decía que no, que no era una puta, pero cualquier día lo seria y se follaría a todos los tíos que quisiera, que traería su chocho lleno de lechada y él se la limpiaría con la lengua. Esa conversación provoca un nuevo empalme en Diego y con risa sarcástica su mujer le dijo que era mejor que la viagra, se sentó sobre su rabo y follaron hasta correrse los dos juntos. Se quedaron muy relajados y yo llevaba dos pajas ya.

  • Cariño, que te animas a poner cachondo a Nacho?

  • No y NO. No te pongas pesado como siempre.

  • Pero porque no? si te pones cachondísima cuando lo metemos en nuestras historias.

  • Diego por eso mismo. Están las historias y la realidad. Una cosa es eso y otra lanzarse a una piscina sin agua. Imagínate el cortazo si intento algo y dice que no, o si voy provocando y me pide que vaya más discreta. No hay un agujero lo suficientemente grande en la tierra para meterme dentro de él.

  • Si eso es lo que te preocupa, olvídalo, soy hombre y me he fijado como te mira.

  • No sé si fiarme de ti, que tú con tal de liarme eres capaz de cualquier cosa.

  • Para probar, ponte mañana alguna de tus camisetas con escote, de esas que te ponías y ahora no te pones.

  • Normal, antes estábamos tu y yo solos.

  • Ponte la naranja, esa que me pone a mi fuera de sí.

  • Si hombre y sin sujetador.

  • Pues claro que si no, donde está la gracia.

  • Nene y si te parece salgo sin nada y le enseño las tetas directamente.

  • Hazlo por mí, solo una vez y si no ves que te mira con deseo, no te lo pido más.

  • Lo acepto y a ver si es verdad que me dejas tranquila.

  • Pero si tengo yo razón, hacemos lo de la ducha.

Ella se levantó para ir al baño y le hizo una peineta con lo último que le había dicho. Me quede intrigado con lo de la ducha porque allí se terminó el show. Al día siguiente me levante sobre las 11 de la mañana. Era el único día que me levantaba tarde. Estaban los dos en la cocina hablando sobre una noticia aparecida en el periódico y cuando me vieron hablaron conmigo. Desayunaba siempre leche del tiempo o fría con cereales. Gabriela me trataba de convencer que la calentara un poco. Llevaba unos deportivos blancos, una falda vaquera blanca y una camiseta de tirantes anchos de color naranja. Con un escote holgado, como holgadas eran las mangas, por donde se podían ver parte de las tetas.

La mire con descaro para que se diera cuenta y no como otras veces que lo hacía con mucha discreción. Ella se dio cuenta y yo me di cuenta de que le gustaba. Porque dejo caer unas gotas de leche sobre la mesa y se tiró más tiempo del necesario limpiando y habiendo que sus tetas se movieran. Durante todo el día no perdí detalle y ella me pilló varias veces mirando. Hice tiempo hasta que por la noche nos fuimos todos a dormir a la vez. No quise irme yo antes, por si hablaban en el salón y no en la habitación. En la habitación ella decía que estaba muy “necesitada” dejo caer sus bragas y sin cambiarse, se apoyó sobre un mueble de la habitación. No los podía ver pero si oír. Se la estaba follando a base de bien. No paraba de llamarla puta y decirle que le tocaba hacer lo de la ducha. Esa noche no follaron más que eso. había que madrugar al día siguiente. Ya metidos en la cama se pusieron a hablar.

  • Diego me da mucho corte lo de la ducha.

  • No lo voy a hacer yo. Además fuiste tú la que dijiste que te gustaría saber cómo la tiene.

  • Si lo dije pero porque siempre me lías y cómo vas a hacer para que se duche en nuestro baño?

  • Lo tengo todo pensado. Le diré que su ducha esta estropeada y que hasta el lunes o martes no pueden venir a arreglarla. El sábado a la hora que te vas al gym le diré que es el mejor momento y tu regresas porque te ha dado un tirón, te has torcido el tobillo y entras al baño.

  • Eso es muy rebuscado, porque tú me avisarías al llegar.

  • No porque justo en ese momento me iría a comprar los periódicos.

  • Lo tengo que pensar.

La semana trascurrió de la misma manera y el lunes ya no pude ver ni oír mas, porque la cámara dejo de funcionar. Supuse que se había descargado y tenía que cargarla con un USB. El viernes que si fui a comer, porque lo normal es que la comida la hiciese fuera, Diego me comunico que no podía usar la ducha del aseo, que por lo visto había humedades en el piso de abajo. Me hice el sorprendido y enseguida me dijo que usaría su baño. Por la expresión de Gabriela no había contado con ella o había pasado de lo que ella le dijera.

Por la tarde Diego se fue a algo de su trabajo y poco después Gabriela que había quedado con unas vecinas. No sabía lo que podrían tardar, por eso deje las llaves colocadas, porque si lo estaban no se podía abrir. A toda prisa puse a cargar la cámara, tardaba sobre una hora o poco más. Me dio tiempo de sobra. Puse la opción de movimiento porque estaría en el salón cuando volviesen. Llego primero Gabriela y se fue a su habitación. Poco después llego Diego, quien me pregunto si había llegado Gabriela, le conteste que si y seguí viendo la TV.

Ese día me fui antes a dormir, tenía curiosidad por ver que se habían dicho porque tardaron en salir de la habitación. Conecte para ver que se había grabado y menuda sorpresa. Ella se había desnudado para cambiarse y antes de vestirse se tumbó en su cama, se empezó a hacer una paja, nada de esas que se ven en las películas porno, con una suavidad y una delicadeza exquisita. Me saque mi rabo y me lo acariciaba al mismo ritmo que marcaba ella. Tenía una mano en su coño y con la otra se acariciaba sus pezones. Que la cámara tenía un gran fallo, no tenía zoom para que se vieran mejor. Entra Diego en la habitación y al ver a su mujer así, se pone entre sus muslos y empieza a lamer. “Que pasa te ha puesto cachonda Nacho?” Le pregunto su marido y ella con poca voz le decía, “Nacho y quien no es Nacho. Que he venido en metro y menudo pollón que me ha estado restregando, que sin querer lo he tocado y menudo trozo de carne y ya sabes cómo eso me pone”

Diego levanto un poco la cabeza la miro, “Pues nuestro Nacho cuando se empalma menudo paquetón se le pone y no me digas que no te has dado cuenta” y ella muy cachonda “Si me he dado cuenta, pero será tan grande como dices?” ella pidió que se la follara mientras lo hacía.

  • Si puta debe de tener una buena polla. Mas grande que la mía seguro.

  • Cornudín es que no hace falta mucho para eso. Estoy nerviosa y cachonda a partes iguales.

  • Lo mismo te ve y te folla.

  • Ay madre, no me digas eso. No lo dejaría.

  • Puedes hacer lo que quieras y luego me lo cuentas.

  • Te he dicho que no.

No se corrió, decía que estaba tan nerviosa que no podía. “Como la tendrá” le pregunto a su marido. Sabes eso de los dedos y la mano, pues si es verdad fíjate en sus manos y sabrás cuanto le mide. Como por los pies, que debe de calzar un 46/48. Esa noche se acostaron y nada más. Por la mañana ella ya se había ido. El me entretuvo durante un rato y de pronto le entraron las prisas porque me duchara y me dijo que sin prisas. Me lleve la ropa que me iba a poner, me metí en la ducha y me toqueteo el rabo, para que cuando ella llegase lo viera en estado de guerra. Me salí porque me iban a salir branquias, se debía de haber arrepentido y justo pensaba eso, termino de abrir la puerta que no estaba cerrada diciendo, “Diego como es que te estas duchando..” y dio un grito mal fingido de sorpresa, pidiéndome perdón y saliendo, pero se fijó bien en mi rabo.

Ya me podía vestir de forma normal. Estaba sentada en la cocina y al verme me pidió disculpas, que si creía que era su marido, que no sabía que era yo y a rodo esto estaba colorada como un tomate y las manos las agarraba de forma compulsiva. Cambio de conversación justificando su llegada a que se había torcido un tobillo. Me agache y le pregunte que tobillo era y levanto el pie izquierdo. Desabroche con cuidado el deportivo. Se lo quite con suavidad y también el calcetín corto invisible. Con mis dos dedos pulgares apretaba y acariciaba su planta del pie, su tobillo y parte de la pantorrilla. Su mirada mientras le preguntaba si le iba doliendo menos, era totalmente distinta a la habitual. No nos enteramos cuando llego Diego. Nos miró preguntando qué había pasado, nos sobresaltamos se lo explicamos y con naturalidad nos dijo que siguiéramos. Me corto verle allí aunque hacía que no miraba. Acabe y me senté rápido tapándome con la mesa.

Gabriela se fue a cambiar. Ya no vestía tan discreta. Venía con un pantalón vaquero corto y de facturación casera por los cortes que tenía. Un top asado dejando parte de la tripa al aire, le hacía muy atractiva, insinuando mas que enseñando, como sabia a la muy puta ponerme cachondo. Llevaba un piercing en el ombligo que no había visto, se me había pasado. Era un atrapasueños de plata. Tapaba todo con una camisa de manga larga de color azul y blanca a cuadros que llevaba completamente desabrochada. Si me tenía cachondo, cuando se dio la vuelta para coger un bote de la estantería de la cocina, vi su pantalón por detrás que dejaba parte de las mollas del culo libres. Lo único que pensé, que hija de puta. Y la tía nos hablaba con toda la naturalidad del mundo. Mientras preparaba ensaladilla rusa mando a su marido empanar unos filetes. Gabriela decía que en cuanto acabara de comer se iba a echar una siesta que no podía mas, que estaba agotada. Vi como Diego sonrió. Iban a tener mambo. Comida y a la siesta. Les dije que si querían algo de mí que estaría con los cascos puestos. “No te preocupes, si queremos algo te llamo al móvil, que la puerta no tiene pestillo y queremos invadir tu espacio” me dijo ella.

Mando a su marido recoger, quise ayudarle y no me dejo. Me fui a la habitación y a ver. Gabriela se había desnudado, se fue al baño. Abrió un armario saco un consolador grande y empezó ella sola su fiesta. Diego no tardo mucho y nada más entrar la insulto.

  • Que pedazo de puta, empiezas sin mí.

  • Es que estoy mojada toda la mañana, mira compruébalo.

  • Es verdad nena, como estas. Que como tiene la polla Nacho, se la has visto bien?

  • Al principio no se la veía bien, que estuve mirando por la rendija de la puerta y por las putas gotas de agua en el cristal, no me dejaban ver bien. Cuando salió y se la vi, tela, tela TEEEELA, eso no es una polla cornudín, es un señor garrote. Mas grande que esta mierda eléctrica y tiene un cuerpo muy bonito y marcado.

  • Te lo follarías?

  • Si tuviera nuestra edad no te digo que no me tentaría.

  • Anímate puta, si quieres voy a invitarle.

  • Que no COÑO. Cómeme el chochito.

  • Que para pensar en su polla?

  • Pues claro cornudín.

Me sorprendieron los dos porque ella en forma de clave le decía que estaba en el paraíso una y otra vez. Se corrió, se puso a cuatro patas y meneaba el culo. Pensaba que el cuándo estuviera desnudo iría a saco y no, se puso a darle una paliza en el culo. En laguna peli porno había visto algún azote en el culo, pero esto no y según recibia Gabriela se ponía mas perra, le decía que no sabía pegarla, si se tenía que buscar a un hombre de verdad y le dijo que hoy le podía follar su culo. Diego esta vez sí entro a por todas, se la metió en el culo, con ligeras protestas de ella y se corrió muy rápido, no aguanto como siempre. Se quedaron muy relajados y se pusieron a hablar, esas charlas no tenían desperdicio.

  • Que cachonda te pone Nacho, a que si?

  • Pues demasiado y eso se hace peligroso. Porque estoy todo el día mojada. No me voy a volver a vestir de esta manera.

  • No seas tonta. Desde que está aquí follamos más y mejor. O no?

  • Si pero se hace peligroso y me angustia.

  • Lo que se te angustia este tu chocho y te conozco, si tiene la polla como dices, la vas a tener en tu cabeza a todas horas, que amor, eres muy buena pero muy puta.

  • Por una vez tómatelo en serio.

  • Me lo tomo muy en serio. Tengo todo muy claro. Tu eres la que tienes que madurar y tomárselo en serio.

  • Ya está bien diego, dime, que quieres de mí, que quieres que haga?

  • Quiero que nos lo pasemos bien juntos. Que te olvides de todo, lo que siempre te digo y si pasa algo o tiene que pasar, pues que pase. No has tenido fantasías con él, con los tres?

  • Joder sabes que sí. Pero son fantasías. De pequeña también soñaba que desde el balcón de mi casa me ponía a volar y nunca me tire.

  • Fantaseemos que es lo que más te gustaría.

  • Ya lo sabes, Jajaja, ves y tampoco se cumpliría.

  • Quien sabe.

  • Lo harías?

  • No dependería de mí solo.

  • Me has puesto otra vez cachonda, fóllame.

Se pusieron a follar otra vez y me quede a medias. No sabía de qué hablaban. Me hice un dúo de pajas y manché varios pañuelos de papel. Si ellos estaban cachondos yo estaba que me subía por las paredes. Tenía alguna folla amiga pero no era lo mismo. Pasamos todo el curso así y me marche a casa de mis padres el verano. Se inicio el nuevo curso y ya iba cachondo a su casa. La diferencia que ya no había cámara. Me quede más tranquilo aunque la echaba de menos. Me recibieron con muchas alegrías y para celebrarlo me propusieron ir de cena y copas el sábado por la noche. Acepte y el sábado ella vestía de forma que impresionaba. Lo hacía muy bien, sin enseñar nada mas que lo justo, ponía cachondo a cualquiera. Tapeamos por varios sitios y finalmente acudimos no a una discoteca como dijeron, era un antro o eso parecía desde fuera.

Bebida y a bailar, era una belleza bailando, que provocación. Iba todo muy bien hasta que pusieron música lenta, bailo cualquier cosa con mi estilo, menos eso de estar abrazados y ella se puso que quería bailar y Diego me empujo para que lo hiciera yo. Mi sentido del ridículo me decía que lo iba a hacer fatal y se lo dije a Gabriela, que me paso los brazos por el cuello diciéndome que mientras no la pisara todo iría bien. La muy puta se pegó como una lapa y culebreaba su cuerpo y ponía mi rabo cada vez más duro y cuando lo noto en su bajo vientre, lo estimulo dulcemente. Su respiración la tenía en mi oreja que cada vez subía más. Llevábamos tres canciones justo y se puso a chillar como una histérica levantando y moviendo sus brazos, otra histérica se puso igual y se abrazaron dando saltos. Las deje porque me ignoraban y me senté con Diego que se reía descaradamente.

  • No te asustes que son dos locas, es su amiga Silvia.

  • Es que me quede, sin saber qué hacer cuando se puso a chillar.

  • Jajaja normal a mí me hubiera pasado lo mismo. Es que son uña y carne.

  • Ya lo veo, ya lo veo, menudas, que peligrosas.

  • Y eso que no las conociste en la universidad, vivían juntas y se hicieron inseparables, amigas muy, muy, muy, muy amigas.

  • Jajaja, con tantos muys, es para pensar mal.

  • Piensa mal y acertaras. Jajaja.

Se acercaron a saludar a Diego y ya de paso a mí. Se acerco con su marido. Era como Gabriela pero con mas tetas. “Así que tú eres su okupa? Pues un guapo okupa sin rastas Jajaja” y se puso a tratar de sacarme los colores y Gabriela la ayudaba un poco. Diego y Sergio que así se llamaba el marido. Me decían que me lo tomara con paciencia que ellas eran así. Sergio trataba de que se calmaran, pero contra mas lo intentaba mas se revolucionaban. Como se metieron en el terreno íntimo, si tenías muchas niñas a mi alrededor, o chicos, o las dos cosas y se reían. Sergio que parecía un cachondo se puso en plan serio para cortar y su mujer se relajó. Por lo que hablaban supe que Sergio era oficial de la marina mercante y que estaban de fiesta porque en unos días se embarcaba y para algunos meses. Hubo mucho cachondeo ahora por parte de Gabriela hacia su amiga. Silvia le dijo que se iba a ir a darles por culo a su casa y así no se reirían. Gabriela se echó a reír mas y le recordó que no tenían habitación, salvo que quisiera compartirla conmigo. Mas cachondeo y ella en broma decía que no le importaría.

Se quedaron el resto de la noche con nosotros y ya no hubo más bailes. Llevaba ya un rato muy aburrido, tenía ganas de irme a la cama. Las dos bebían para mi gusto más de lo debido y cada vez se ponían mas alegronas. Diego y Sergio hablaban del viaje de Sergio. Ellas dos cuchicheaban en sus oídos, se reían y se sobaban demasiado, al decir sobarse no es que se metiéndose mano, pero demasiado sobeteo. Me puse a pensar en lo que había dicho Diego. Los maridos decidieron que era hora de irse porque ya estaban muy “guapas” las dos. Al llegar al coche en vez de dejar que se sentara delante, Diego hizo que se subiera detrás y me dio una bolsa, me pidió que me pusiera detrás con ella, porque cuando iba así le daba por hacer tonterías. La bolsa era porque le daba por vomitar y la primera tontería la hizo subiendo la cuesta de salida del parking, cuando se abalanzo y le tapo los ojos. Me costó quitarla y en ese forcejeo entre sus risas, le toque como quise las tetas. Ella gritaba a su marido, “Diego que me están tocando las tetas, no vas a hacer nada?” Diego la mandaba sentarse bien y callarse. No estaba de broma.

Intento de nuevo hacer una gracia y además de las tetas toque sus muslos, pero solo tocar no como hice con las tetas y tenía un tacto excitante. Gritaba que la metían mano. Diego ya alzaba la voz con cabreo y ella hacia muecas graciosas según iba hablando Diego. Me puse a hablarla yo con mejor tono, parecía que se iba relajando y empezó a hablar de mas y con la lengua suelta por el alcohol.

  • A que te ha gustado mi amiga?

  • Si es simpática aunque un poco loca.

  • Que tonto, que si esta buena?

  • Guapa es.

  • Jajaja, seguro que te la follarías, que la mirabas como a mí. Salidorro, que eres un salidorro.

  • Venga déjalo ya, Gabriela, échate un poco que ya llegamos.

  • No vengas de ofendido ahora, que bien que me has tocado las tetas. Oye y por qué le dices loca a mi amiga?

  • No la llamaba loca de que no esté bien de la cabeza, por lo escandalosa.

  • Jajaja, eso no es ser escandalosa si la oyeras correrse eso sí que sería escándalo.

Diego cambio de forma fulgurante la conversación y trato de hacer que su mujer se callara. Hablo a ratos y en el momento que tuve la ocasión hice referencia a lo de escandalosa diciéndole que entendía que lo suponía y ella lanzo por su boca lo que el marido quería haber evitado, “Suponerlo? Lo he escuchado en vivo y directo?” su marido volvió a gritar que se callase y a mí con más calma pero serio me dijo que no la siguiera la corriente. Nos fuimos a acostar y estando ya para meterme en la cama, llamaron a mi puerta y era Diego, que me decía que no lo tuviera en cuenta, que la bebida hacia decir muchas tonterías y nos fuimos a dormir. Me desperté con toda la luz entrando en la habitación, mire mi móvil y eran solo las 10:10, no tenía sueño, me desperté muy bien. Hice lo mismo que siempre, me fui al aseo me duche y salí ya vestido. Diego me dio los buenos días sin señales de estar disgustado y me dijo que se iba a subir a la terraza, que si le echaba una mano cuando desayunara. Le levante un pulgar y en cuanto llegue a la cocina Gabriela me había puesto un tazón, la leche y la caja de cereales. Nos saludamos y ella me dio la espalda y se puso a limpiar la encimera y cosas que había en el fregadero.

Con voz empalagosa me empezó a hablar sin mirarme, se movía limpiando la encimera, llevaba un pantalón corto, no tan descarado como el otro que dejaba ver parte del culo, este lo tapaba per le quedaba bien ajustado y le hacia el culo más apetecible, porque se le metía bien entre los cachetes. Unas tonterías sobre el tiempo y fue al grano, a lo de la noche anterior, que Diego ya le había contado. Me pedía perdón por ponerse así, que no tuviera nada en cuenta, que su amiga era muy maja, la alegría de verse y fue llegando al punto crucial, no interpretes algo que haya dicho sobre mi amiga y sobre mí, que son tonterías que no se de donde salieron y sobre todo perdón por llamarte y perdón por lo de “salidorro” que ya me lo ha dicho Diego y fui muy desafortunada, que no lo pienso. Llevaba un montón hablando, ya me había terminado los cereales y ahora estaba en el fregadero enjuagando lo del desayuno.

Me levante con la única intención de dejar mi tazón y guardar la caja de cereales. Cerro el grifo y otra vez a pasar la bayeta. Mi rabo viendo el culo estaba para partir nueces. Limpie mi tazón, aunque ella me dijo que ya lo hacia ella. Lo deje escurriendo. Fui a dejar los cereales y como ella estaba justo donde iban. Me aprete a ella, pegándole mi rabo en medio de su culo, abrí el armario superior y deje la caja. Al quedarse muda y no decir nada. Acaricie y agarre su nalga derecha diciéndole que con ese culo no había nada que perdonar, que podía decir lo que quisiera. Esa “valentía” me acelero el pulso y me temblaban hasta las manos cuando me fui a ver a Diego. Mi cabeza bullía por qué pasaría ahora. El sol daba bien y Diego estaba sentado tomando el sol y con una caja de herramientas junto a él. Quería cambiar los anclajes de la pérgola. Que los que tenían no la sujetaban bien, que se movía demasiado.

Era lo que se dice un manitas, lo tenía todo diseñado en varias hojas, mediciones, posiciones y lo malo que el trabajo seria duro y no tenía muy claro si seriamos capaz. Era una pérgola mastodóntica y parecía pesada. De broma le recrimine que cuando pusiera otra lo hiciera de aluminio, no de madera. Desde luego quien la coloco fue un chapuza, porque las sujeciones estaban con silicona o algo por el estilo. Por eso el movimiento. La primera parte era sencilla porque solo trabajaba Diego con el metro, el nivel, taladro y unos tornillos raros. Subió Gabriela y venia en plan perdonavidas. Me excuse diciendo que iba al aseo que subía rápido y Diego me dijo que sin prisas. No fui al aseo, me quede justo en la puerta que deje abierta.

  • Ya te has disculpado?

  • Si

  • Y qué? Que te ha dicho? Seguro que te habrá perdonado, que lo tienes en el bote.

  • Cuando estemos solos te lo cuento, ahora no, que no darás pie con bola.

  • Ahora no me dejas así, no te lo crees ni tu. Desembucha.

  • Pues el inocente, al dejar los cereales me ha pegado su pollón en mi delicado culito. No contento con eso cuando se ha apartado me ha cogido el culo y me ha dicho que por poseer ese culo se me perdonaba todo.

  • Jajaja, no me lo puedo creer, has pasado de ponerle cachondo a ponerte el a ti. Ahora en serio, lo mismo ha sido un roce y te lo has tomado de otra manera.

  • Diego que no, que fíjate si la tenía dura que se ha apoyado justo entre las dos nalgas y las ha movido quedándose incrustada.

  • No sé qué decirte. Te habrás puesto mas cachonda que en el metro. Acércate que quiero comprobarlo. Pobrecita como te han dejado. Que rico. Que puta estas echa.

  • Mira quien fue a hablar, no te jode y tú has visto cómo te has puesto, pues ya puedes acabar con eso hoy. Y ves pensando como ponemos orden a esta situación.

  • Quieres que le diga algo, que le llame la atención?

  • Es que menuda papeleta, no sé qué decirte.

  • También hay otras alternativas. Hablo con él y le digo si quiere unirse a nuestras fantasías. Hablas tu con él. Preparamos unas copas y un ambiente relajante y lo seducimos. O no decimos ni hacemos nada y como si no me hubieras contado nada. Lo que pasa que si hago como no enterado, sabes que te va a follar en cualquier sitio, donde te pille.

  • Tus alternativas son cada cual mas descabelladas y tengo no es, que sabe que he tenido algo con Silvia, se lo noto y es algo que no quiero que ya sepamos nadie más. Con saberlo tú, Silvia y yo ya somos multitud.

  • Siempre cabe la posibilidad que piense que ha sido un trio y tú no tienes por qué haber hecho nada.

  • Diego, que no es eso, que no me molesta ser bisexual, que lo que no quiero que se sepa lo de Silvia.

  • Pues tranquila que ya no ejerces de bisexual y porque no quieres, que yo encantado de la vida.

  • Si para follarte tú a otra tía. Pues no.

  • Te lo juro Gabriela, no quiero follar con nadie, solo quiero verte a ti follar con otro.

  • Que mentiroso y que cínico, si en tus fantasías estas cachondo por probar que se siente llevándose una polla a la boca. Joder que te conozco.

  • Y qué hay de malo, si a ti te pones cachondísima prensarlo.

  • Pues como a ti verme con otra mujer. No te jode.

La conversación estaba muy interesante pero mi rabo no aguantaba más. Nunca nadie de mí mismo sexo me había atraído y tampoco ahora. Empezaba a pensar que Diego era un pervertido. No entendía nada. Diego se puso a hablar de la pérgola cuando me vio llegar y me dijo que me pusiera más cómodo y no en vaqueros. Tenía razón, los pantalones vaqueros eran un incordio para moverse. Ya había hecho todos los agujeros, ahora Diego nos explicó que había que hacer. El subido a una escalera engancharía una fijación en la parte de arriba, a mí me tocaba sujetar y levantar el poste y su mujer tenía que meter un tubo que atravesaba una placa de cada lado y en medio el poste. Gabriela estaba de rodillas y estaba en una posición para a ver una mamada. Verla en esa pose mas cachondo me ponía y con los pantalones cortos que me había colocado, el empalme era más vistoso. Empezamos la “operación” Diego y yo éramos los que hacíamos más esfuerzos. Me moví adrede y en el momento preciso pegándole el rabo en la cara a Gabriela. Como pesaba y no parábamos de movernos, ella podía pensar que era casualidad.

Verla me ponía terriblemente cachondo, no daba pie con bola para hacer lo que tenía que hacer y Diego protestaba por la tardanza y su mujer le decía que no la pusiera mas nerviosa. La sudada fue tremenda y después de acabar, con una manguera Diego y yo nos dimos un buen remojón y Gabriela nos miraba con cara de putona. Se hizo dos coletas una para cada lado y me volvió a recordar a Gabriela Fox. El rabo me palpitaba a toda mecha, “por lo menos el manguerazo ha venido bien” dijo Diego, le respondí, “si no está mal, pero mejor un baño con burbujas que eso si relaja” hubo un silencio y Diego dijo, “también tienes razón, vamos a nuestro baño, ponte un bañador mientras lo preparamos, que cabemos los tres” su mujer lo fulmino con la mirada y se excusó con que tena tareas que hacer. Mi respuesta fue bajarme con él a cambiarme y con la esperanza de que ella viniese también.

Antes de entrar en su habitación y aunque la puerta estaba abierta, llame y me dijo que pasara. El llevaba un bañador kaki mimetizado pantalón corto, que a mí no me gustaba nada y yo me puse un bañador bóxer azul marino. Al ser tan ajustado y aunque se me había bajado un poco el empalme, se veía un buen paquete, lo hice por si estaba ella. Al no verla ya la idea no me aprecia tan buena. Diego echaba sales espumosas y se pasó, porque había espuma por todos los lados. Gabriela llego antes de meternos en la bañera, nos preguntó si queríamos algo, el pidió un vaso de vino tinto y yo una birra. La animamos los dos con bastante énfasis que se animara y ella estaba en plan duro y que no. Me toco meterme con un tío y no me hacía nada de gracia. Nos trajo el vino y la cerveza. Se fue sin hacer caso a lo que le decía su marido. Y cuando menos lo esperábamos se presentó con un albornoz corto y una zapatillas con cuña. Se quito el albornoz, se giró a mirarse en el espejo, se hizo un barullo el pelo y la melena quedo recogida en un moño perfecto. El bikini era color cobalto y de dimensiones reducidas. Se hizo la coleta dándose la vuelta para que el viera el culo tan bien colocado que tenía, no me cabía ninguna duda.

Su culo eran dos protuberancias perfectas. Regaño a su marido porque se había pasado con la espuma. Se metió entre los dos. Busque con mi pierna la suya y al principio la retiro. Poco duro porque el sitio era pequeño para tres personas grandes y al final coloco su pierna bien y nos tocamos. Diego hablaba de algo que se le había ocurrido después de colocar bien la pérgola, una nueva idea para la terraza, no sé en qué momento deje de oírle. Me moví para dejar la cerveza y coloque un brazo entre las piernas de Gabriela, que no parecía extraño porque era la única manera de poder dejar la lata en el sitio que podía. Lo que pasa que coloque el brazo justo tocando su coño. Ella se quedó sin respirar para no moverse. Mi rabo se me salió por encima del bañador y no había solución ni queriendo.

Gabriela tenía los brazos por fuera y la posición era incomoda, esperaba que se cansara pronto y mientras me moví unos centímetros nada mas y con todo el descaro lleve mi mano protegido por la espuma a la entrepierna de ella. Se altero aunque no lo quiso demostrar y le pidió a su marido que le diera un sobro de su copa, se la paso y mientras lo daba llegue a su coño. El problema de la braga que llevaba es que estaba tan ajustada que era difícil poder meter algún dedo y ella no daba facilidades. Recordé lo que un día le decía a su marido que los rabos grandes y gordos la hacían perder el sentido. Quite mi mano y por su cara no se lo esperaba y bajo sus brazos. Cogí su brazo por la muñeca y le lleve su mano al trozo de rabo que se salía de mi bañador. Trato de resistirse pero no pudo mucho para que su marido no se percatase. No quería tocarlo, no lo agarraba, solo el contacto de la palma de su mano y porque yo se la agarraba. Ya me lo tocaba y acariciaba sin tener que sujetarla la mano. Lo agarraba con muchas ganas y lo agarraba todo, no solo lo que se salía.

Me pregunto si quería otra cerveza y a su mujer si quería algo, le dije que sí y su mujer le pidió un café con hielo. Diego se salió y nada mas hacerlo. Me la jugué del todo, me puse de pies y me quite el bañador, me senté de nuevo y la atraje hacia mí, no tarde nada en quitarle la braga del bikini y ella no tardo nada en coger mi rabo y metérselo en el coño. Dio un berrido y resoplo. Nos besamos primero y luego nos morreamos. Llego su marido y no dijo nada, dejo las cosas, se puso detrás de ella sin meterse en la bañera, ella echo la cabeza para atrás y así se besaron. Pararon de besarse y él le quito el sujetador del bikini y la echo hacia mí, para que mi boca disfrutara de sus tetas. No paraba de “lamentarse” con tanto “ay” y cada vez mas alto. Diego tocaba su culo y debía de hacerle algo mas en el culo, porque le decía que siguiese, que no se parase y ella echo su brazo a la espalda y se puso a tocarme los cojones. Me puse a comerle una teta y su marido se encargó de la otra lo que la llevo a buena corrida, con mucho lamento, gemido y algún grito. Muy escandalosa lo que me ponía cachondo.

Se levanto su marido la ayudo a salir, nos miró, “si vamos a seguir vamos a hacerlo bien” y cuando salí de la bañera Diego le recrimino a su mujer, “pero como puedes ser tan puta, lo estabas haciendo a pelo, es que estas loca?” y ella en el mismo tono, “te lo dije, lo sabes, cuando me pongo, tú tienes la culpa” había una silla en la habitación y a su marido le dijo que trajera otra. Coloco una enfrente de otra y nos mandó sentarnos en ellas, estábamos a 5 pasos. Se acerco a mí, se puso de rodillas entre mis piernas, agarro mi rabo con sus dos manos y se lo enseño a su marido, “fíjate que maravilla y mira cómo se le sale de mis manos” le decía muy salida a cada lametazo que daba a mi rabo, “esto es lo que fantaseabas? Lo hago como tu querías?” Diego se tocaba con vicio y sin quitar los ojos de su mujer. Los veía y no me lo creía. Un matrimonio que me sacaba 20 años en esa situación. Estaba confundido pero la mamada que me hacia una tía tan buenorra, no me dejaba pensar ni quería pensar.

Las mujeres con las que había estado eran todas de mí misma edad o de edad aproximada y ninguna me hizo una mamada como la que me estaba haciendo esta puta, tenía tanto vicio como el cabrón de su marido, porque había que ser cabrón para querer que alguien se follara a su mujer. Ya se metía mi rabo en su boca, se lo metía poco y debía de ser porque le costaba, sus labios eran como una prensa, me atrapaba el capullo y parecía que me lo iba a arrancar pero de placer. Se movió un poco y empezó un mete saca en su boca fabuloso, hasta los cojones se me llenaban de sus babas, la boca le chorreaba. Diego, se echaba un poco para atrás, apretaba sus labios y aprueba su rabo. Que vicioso que era. Gabriela que no paraba de mirarme, me hizo un guiño, se quitó mi rabo de la boca y se fue para su marido. Llego hasta él y empezó a morrearlo, después de estar comiéndome el rabo, alucinaba como el tío lo disfrutaba. Gabriela esta vez no se arrodillo, se quedó con las piernas estiradas y agachada besando a su marido. La visión de ese culo imaginaros.

No tenía ni idea si era una invitación, pero la tome como tal. Me acerque por detrás y coloque mi rabo entre sus cachas. “EH, Nacho ponte algo, a pelo no” me dijo el marido. No tenía condones que era a lo que se refería y se lo dije, el muy serio, “pues nada de meter, otro día será, pero podemos seguir con juegos” maldije todo lo que había que maldecir para mis adentros y Gabriela, “tú a callar, ahora no me vas a decir que no me va a follar, TU MÉTEMELA y tú ahora dejaras de ser cornudín mi amor, serás cornudo coronado” como vi que era la que llevaba la voz cantante y mi rabo quería ese coño. Lo coloque y se lo metí de golpe, no quería arrepentimientos. Gabriela grito y le decía a su marido, que sintiera en su boca lo que ella estaba sintiendo y antes de volver a morrearse, Diego tajante me aviso de que no me corriera dentro.

Ella se apoyaba en su marido, lo morreaba, paraba de hacerlo para gemir y pedir que fuera mas impetuoso, mas que pedirlo lo ordenaba y su marido le tocaba el clítoris y note que se le iban demasiado los dedos hacia mi rabo. No me molesto y una vez que se me salió, el mismo lo agarro y lo coloco, su mujer se dio cuenta, “sí que me gusta que seas carnudo y vas a ser nuestra puta” me daba igual lo que se decían, yo a mi rollo, a follar a esa mujer. Diego estaba ahora como su mujer desenfrenado y desde su posición, me hizo soltar a su mujer, no me hizo quitarme de follarla, con sus dos manos se lio a darle una paliza en el culo, que animal. Gabriela gemía mas e “insultaba” a su marido y paso de ser suave a subir mucho el tono, “que nena que eres, no vales ni para zurrarme, sí que tienes vocación de corundo, ni em entero, ya verás como Nacho sabe pegarme bien, venga Nachete vapuléame el culo, es un hombre demuéstraselo a este cornudo que es un flojo” si me lo dicen a mí se me baja el rabo, me cabreo y este tío se ponía mas cachondo, el mundo al revés.

Quería que fuera duro, lo seria, azote bien su culo y fuerte, no se quejó y gimió solo un poco. Que puta, cuanto vicio, seguí dándole y más fuerte y fue cuando le decía a su marido, “se ve que nunca lo ha hecho cornudo, pero sí que lo hace bien, pega más duro que tú y menudo pollón, es un ariete rompiéndome” Diego cada vez la tocaba el clítoris más rápido y Gabriela llego a un nivel de gemidos altos y seguidos. Se beso con su marido y se corría con abundancia, me mojaba todo el rabo y dejo de besarlo para gritar a tope. Gabriela se sentó sobre las piernas de su marido, se sentó de lado y me empezó a comer el rabo. Lo comía pegado a su marido que volvía a tener los ojos de vicioso. “Has visto que fresón más rico?” y a Diego se le hacia la boca agua, hasta que ella le dijo que me diera un beso en el fresón. El muy maricón me dio un beso en el capullo y si su mujer no lo para me hubiera comido el rabo. Me tenía Gabriela a punto de correrme y no sabía si podía hacerlo en su boca o no.

Se lo insinué y con sonrisa viciosa, me dijo que no iba a desperdiciar ni una gota. Y fue verdad me corrí y todo cayo en su boca. Se lo quieto con mucho cuidado y luego hizo lo que ya había visto una vez por la cámara, le dio un morreo a su marido sin dejar de seguir meneando me el rabo. Nos quedamos más a gusto todos, aunque a mí me habían dejado un poco desconcertado. La primera que se dio cuenta fue ella y me hizo ir a la cama, se tumbó en medio y nosotros uno a cada lado. Ahora con mucha delicadeza, “mira Nacho, te harás muchas preguntas y estarás algo confundido, por eso Diego que ya lo tenías hablado por si pasaba, te dirá lo que pensamos” se levantó y se fue al baño y cerró la puerta”

  • Esto que ha pasado, era una posibilidad y sobre todo un deseo mío, el ver a Gabriela gozar de esa manera. No creas que es tan raro y si no, solo tienes que darte una vuelta por internet. No somos unos degenerados, solo somos una pareja que les gusta el sexo y experimentar.

  • Ya me he dado cuenta y si me ha sorprendido no te lo voy a negar. La sorpresa me ha gustado.

  • Eso me alegra a mí y seguro que a Gabriela también.

(Se tumbo Gabriela otra vez en medio)

  • A Gabriela y a mí nos gusta fantasear, pero eso no te tiene que llevar a la confusión. No puedes estar ahora ser como un perro en celo y estar todo el día detrás de ella para montártela. Tiene que ser algo consensuado entre los tres. Estás de acuerdo?

  • Estoy de acuerdo. Alguna condición mas?

  • Hombre, la discreción pero no hace falta que te lo digamos. Tampoco insinuaciones y mientras no haya otros medios, el chubasquero para el pito. Que antes de llover chispea y no hay que olvidarlo. Es que no ponemos medios.

  • Entendido y no lo olvidare. Por mí no habrá problemas. Que me caéis muy bien.

“Bueno, bueno, perfecto ya lo tenemos todos claro, nos llevaremos muy bien” dijo Gabriela dándonos un beso en la mejilla a cada uno. Ya se había pasado la hora de comer. No tenía tampoco ganas. Tomamos tarta y helado. Nos subimos Diego y yo a la terraza y le ayude en lagunas cosas hasta la noche. Gabriela se había quedado durmiendo la siesta. A la hora de la cena estaba tan fresca como si no hubiera pasado nada, como si fuera como el día anterior. Cenamos tarde y nada mas cenar di las buenas noches y me fui a la cama, porque la estaba viendo y estaba a punto de empalmarme y no quería que se lo tomaran a mal. Sabía que ellos serían los que dijeran cuando si y cuando no.

Antes de las 12:30 de la noche se abrió la puerta de mi habitación, ni llamar ni nada. Era Gabriela que venía con zapatos de tacón muy altos, medias, liguero, sujetador y bragas pequeñas y eso no era lo que me pasmo, lo que me pasmo es que era todo blanco y venia con un velo de novia. Mi rabo se alteró de inmediato, no sé a que jugaban pero me apunte al juego. Luego lo pensaría mejor. Me levante un poco y me recosté sobre el cabecero. Encendí la luz de la mesilla y me fije bien en la puta que tenía delante, se fue acercando y cuando estuvo a mi lado con esa cara de niña virginal, puse mi mano entre sus muslos y joder la tía venia chorreando. Estaba sola de Diego no sabía nada y me daba igual. Me preguntaba si me gustaba lo que veía y que decir, mi rabo era la respuesta. Se gacho sin doblar las piernas, dejando su culo hacia la puerta, era como una actriz porno, menuda manera de comerme el rabo. Lo que esperaba llego Diego y venia en pelotas, con el mástil también levantado, se puso en el otro lado de la cama, hasta que su mujer le dijo que la comiera su hoyito. Se puso por detrás y el pegaba mas la cara en el culo que en el coño y la duda la resolvió Gabriela cuando le decía lo bien que le comía el culito.

Me tenían que me salía de lo cachondo que estaba y en cuanto él dijo que ya estaba, se volvió a poner al lado de la cama, no le quitaba ojo, no me fiaba de él y Gabriela se puso a morrearme y en pleno morreo siento que alguien se ha enganchado a mi rabo, ella no me deja quitarme del morreo y lógicamente tenía que ser el maricón de Diego. Gabriela cuando vio a su marido con mi rabo como si fuera un biberón, se puso muy cachonda, “como me estáis poniendo cabrones, vamos cornudo trágatela mas, que cerdo goloso que eres, venga para ya, que pares cornudo” y de mala gana Diego paro. Tenía los ojos que se le salían, que vicioso. No lo había hecho mal, fue una sorpresa para mí. Ella se subió a la cama diciéndome que esta vez no se iba a desperdiciar mi lechada. Me dio la espalda, se colocó sobre mi abriendo sus piernas y para mí fue la primera vez, coloco mi rabo en la entrada de su culo. Se fue sentando despacio, no dejaba de resollar y cada vez más fuerte, “es que es como si fuera la primera vez Diego, menudo manubrio que tiene el muchacho, me está escociendo y que mando de placer, como te van a crecer los cuernos cornudo” y al final se quedó sentada sobre mí, mi rabo estaba completamente dentro de su culo.

Me pidió que no me moviera que ya lo hacia ella, por lo menos hasta que su culito se acostumbrar. Y de manera muy cerda le dijo a su marido que se lo comiera. Qué manera de obedecer, le comía el coño y de vez en cuando notaba su lengua por el tronco de mi rabo. Le quite la mierda de velo, que me molestaba, arranque su sujetador y me hinche a tocarle las tatas, pellizcarle los pezones, se corrió varias veces y ahora como si fuéramos acróbatas, Diego le metió su rabo y allí estaba haciendo mi primera doble penetración a una tía, que berreaba como una cerda, quien se puso a berrear con ella sin parar de llamarla puta y ella llamándole cornudo, animándole a que se corriera y se corrió. Se quito y ahora sí que me dijo que era toda suya y que no me parase. No entendía cómo podía aguantar mis acometidas sin quejarse. Hasta que nos corrimos juntos. A ella la habíamos hecho correrse por lo menos cinco veces. Me dijo que me quedara quieto, que quería notar mi polla dentro.

Note que mis cojones se pringaban y me di cuenta de que parte de ese pringue era la corrida de Diego. Me cague en todo y de forma vehemente y con un poco de malas maneras le dije que trajera algo para limpiarme. Se quedo desconcertado mirándome, hasta que su mujer le miro, “a que esperas, trae toallitas húmedas del baño, venga, date prisa” y cuando volvió con las toallitas le mando que me limpiara. Se desmonto, me dio un beso en los labios diciéndome que se iba a lavar y que tuviera buenas noches. La verdad que me había dejado muy descansado para tener muy buenos sueños. Me desperté mas tarde de lo habitual y lo hice pensando en todo lo que había sucedido, me duché y ya vestido fui a la cocina, me tome solo un vaso de leche.

Oía el taladro de fondo y Gabriela estaba sentada en el salón, solo veía su cabeza y un poco la espalda. La salude y me pregunto qué tal había dormido, me acerque y otra vez me puse cachondo. Iba con el pantalón corto hecho por ella y la camiseta naranja. Que me ponían muy burro. Estaba leyendo una revista rosa. Termine mi leche y me disponía a irme a saludar a Diego y ver si le podía echar una mano y lo oía hablar, que bajaba de la terraza, pero no hablaba con nosotros. Iba con el móvil y hablaba de una broca que se le había roto y le decía a su mujer que iba a casa de un vecino que ella conocía también y de pronto le paso el móvil a ella, le decía a alguien que suponía que era la mujer del vecino, que le diera 15 minutos y se veían en la cafetería. Se levanto y se fue hacia su habitación, Diego me dijo que en un momento volvía y que necesitaba que el echara una mano. Se fue y me quede solo, me lleve el tazón a la cocina.

Gabriela se había cambiado ya, el cambio consistió en ponerse sujetador bajo la camiseta naranja, una falda por encima de la rodillas y unos botines. Seguía estando perfecta. Vino a despedirse y al ver como la miraba, “Es que no voy bien? Voy fea?” lo preguntaba con provocación. No la conteste me fui hacia ella, nos besamos en un principio para luego morrearnos y en cuanto le metí mano, ya estaba el lio formado. La apoye sobre la mesa de la cocina, le baje de malas maneras las bragas y ella solo decía que no había tiempo que había quedado, pero bien que me facilitaba que se las quitara. Dejo el móvil y las llaves sobre la mesa. Iba dispuesto a follarme su culo de nuevo y me dijo que no, que lo tenía muy sensible todavía, que le molestaba y me dejo cortado. No me lo pensé, se lo metí en su coño y ella lo único que soltó por su boca, “que bárbaro, no pares” más que decirlo lo grito.

Sonaba mis golpes contra su cuerpo y el ruido de la mesa. Sonó el móvil y se vio en la pantalla el nombre de Diego, ella dio al verde y se oía a Diego preguntándole si iba a tardar, que la mujer del vecino estaba esperándola y ella le respondió con la voz entrecortada, que nos había surgido un contratiempo. Diego dijo un momento y segundos después le preguntaba que pasaba. Ella le decía con todo su cara, “aquí el muchacho, que me estada dando una sesión de empotramiento y antes de que digas nada, no te preocupes, lo está haciendo por detrás, ahora bajo” y a pago el móvil. Mi preocupación es que se enfadase por contravenir las condiciones y se lo exprese a Gabriela. Entre gemido y gemido, riéndose me decía que no me preocupara que antes de que acabáramos el cornudo estaría allí. Que bien lo conocía no tardo nada en llegar. Nos veía de cara a la puerta, la cara de puta de su mujer era lo primero que vio.

Ella le dijo que se tocara para ella y él se sacó su rabo y de pie delante de ella se la cascaba. Con voz que podría parecer de enfado pero que no lo era me decía que le rompiera bien roto el culo a esa puta. Gabriela le decía que ya lo estaba haciendo que con el si lo notaba mas, no como con esa pollita que él tenía. Se provocaban los dos y contra mas lo hacían mas cachondos se ponían, que pareja mas compenetrada. Estaba que me corría solo de oírlos y la avise para salirme, se giró y me dijo que no se me ocurriera salirme, que esperara un poco que ella también estaba. Me costó horrores pero aguante y nos corrimos juntos su marido se corrió después. Le pidió papel de cocina a su marido que decidido quiso limpiarla y ella no le dejo, me paso a mí el papel y la limpie. Se puso las bragas nos dio un beso a cada uno y se fue así. Esperaba que me dijera algo por saltarme las normas y lo único que me dijo, “es muy puta, si lo sabía, no quería, no quería, pero nos dejara secos, Jajaja Jajaja” le deje claro que a mí no me importaba.

Esta historia es para que se pueda entender lo que paso a partir de ese día, no con ellos solamente. Fue como un juego, cuando vas pasando de nivel, pues así me paso, supe que podía follarme a quien quisiera. Que todo era proponérselo y esto es lo que le contaba a mi hermana melliza en el aislamiento, porque mis padres me obligaron a volver a casa y descubrí muchas cosas.