Aire

Uno de mis primeros relatos escritos, y también una de nuestras primeras experiencias

Todo estaba listo, Paula se encontraba arrodillada en el centro de la habitación, sobre un cojín para que no se hiciese daño. Mientras tanto, Juan, daba los últimos toques a lo que ocurriría esa noche. Detrás de ella había una especie de estantería con una estaca clavada en el centro, la habían puesto allí a conciencia.

Paula lo notó detrás de ella, le puso las manos sobre los hombros, la acarició por los brazos hacia abajo, y pasó a sus tetas, pellizco sus pezones hasta ponerlos duros. Luego, pasó una especie de pañuelo de seda, muy largo por su cuello, le dio dos vueltas y lo llevó hasta la estaca, de modo que al tirar controlaba su respiración. Él y solo Él la controlaría. Cogió los extremos y los llevó de nuevo hacia adelante, se puso delante de su puta, sentado, y la cogió para que ella se montase en su poya. Estaban los dos muy excitados.

Al principio Paula le confesó que le gustaría sentir como Él podía controlar su respiración mientras follaban, pero no se sentía seguro para hacer aquello. Había llegado el momento. Ella estaba muy mojada, todo lo había preparado delante de ella, mientras le esperaba arrodillada, había llegado el momento. Se subió sobre Él. Estaba muy duro, y eso le gustó muchísimo. Empezó a cabalgarle, al principio se dejó hacer, no hizo nada, pero cuando notó como ella disfrutaba, tiró de los extremos de la venda, era una venda ancha y larga, notó como le faltaba la respiración. No llegó a cortarla del todo, solo le costaba más respirar, y cuando la soltaba, sus gemidos de placer eran más fuertes que los de antes. La volvió a dejar que fuese ella la que marcaba el ritmo. Luego, volvió a tirar de la venda, esta vez lo hizo con la misma intensidad, pero la mantuvo un poco más, y al final tiró más de modo que le cortó la respiración, y subió sus caderas para clavársela hasta el fondo, ella llevó sus manos al cuello y Juan soltó la venda rápidamente. Repitió la misma operación, tiró de la venda, primero le costó respirar, Él volvió a subir y bajar sus caderas esta vez antes de cortarle la respiración del todo, para follársela hasta el final como estaba deseando de hacer. Y luego… zas, un fuerte tirón de la venda y siguió follándosela, de nuevo Paula llevó sus manos al cuello y Juan lo soltó.

Cuando vio que se iba a correr, para esta ocasión, le había dado permiso para hacerlo cuando quisiera, no tenía que pedirle permiso. Paula empezó a gemir, estaba a punto, Juan empezó a tirar poco a poco de la venda, ella lo notaba

como cada vez le costaba más que sus pulmones se llenasen de aire. Justo en el momento en el que se corría, Juan tensó la venda del todo y ella se corrió, fue fantástico, no podía respirar, eso la excitaba muchísimo más, y notar a su Amo tan dentro de ella era increíble.

Cuando se corrió, Juan soltó la venda, y la beso, la tumbó con la espalda en el suelo, siguió follándola, verla tan puta le había puesto mucho más cachondo de lo que ya estaba. Paula notó como le venía otro orgasmo, se volvió a correr, y ahora Juan la cogió, se tumbó en el suelo Él, y ella a pesar de que apenas le quedaban fuerzas, empezó a cabalgarlo como nunca antes lo había hecho, porque sabía que todo aquello lo había hecho por ella. De modo que ahora ella, quería devolvérselo con el mejor orgasmo de su vida, como le había dado Su Amo. Empezó a moverse dentro de Él como si su vida dependiese de ello. Pocos minutos después, notó como Juan se corría dentro de ella, y caía exhausto en el suelo. Paula calló sobre su pecho respiró hondo, besó su cuello y los dos cerraron los ojos para caer en un profundo sueño, después de aquel gran momento.

Es bastante corto, pero quiero empezar por algo sencillo, estaré encantada de recibir vuestras opiniones. Y si os gusta, continuaré. Mil sonrisas