Ainhoa y el narcotraficante capítulo 2
Segunda parte de la historia. Ainhoa pasa una revisión médica.
Recomiendo la lectura del primer capítulo para entender bien la historia.
Federico me dijo antes de darme un beso de despedida que el mismo conductor que me había llevado desde mi oficina en el banco hasta el restaurante, me llevaría a mi casa, aparte de que también se encargaría de mis desplazamientos cuando fuera necesario.
El Audi A6 me estaba esperando con el conductor dentro, sin preguntarme nada ni decir nada durante todo el trayecto, me llevó a la puerta de mi casa, un chalet en la zona de Villaviciosa de Odón, y me pidió antes de bajarme del coche, que le confirmara si mi número de móvil era el correcto, y que bastaba con que le avisara unos 20 minutos antes de que quisiera hacer un desplazamiento, para que se presentara donde yo le dijera y llevarme en el coche donde fuera necesario.
Me despedí del conductor y entré en mi casa, al vivir allí sola no me esperaba nadie, me desnudé por completo y me metí en la ducha, me masturbé largo rato hasta lograr calmarme, y al acabar, bajé a la cocina, saqué una tableta de chocolate de una alacena y me la comencé a comer, paladeando el sabor del chocolate puro.
Subí a mi habitación y me tumbé en la cama, volví a masturbarme pensando en Federico e imaginándome cómo iba a ser mi vida a partir de ahora.
El sonido del despertador a las 07:00 me despertó, me había costado quedarme dormida, pero había descansado pese a todo, me fui directa al pequeño gimnasio que tengo en una de las habitaciones de la casa, sin vestirme de deporte ni nada, salvo por las deportivas a modo de calzado, y durante cerca de una hora estuve haciendo deporte sin pensar en nada ni en nadie más.
Un mensaje de WhatsApp de Federico me devolvió a la realidad, me ordenaba que no desayunara nada porque me iban a realizar pruebas médicas y necesitaba estar en ayunas.
Me sorprendió un poco recibir ese mensaje, porque justamente me dirigía ya a la cocina a tratar de desayunar algo, pero no le di importancia y en su lugar subí a darme una ducha tras el deporte y a vestirme.
Llamaron al timbre, yo iba desnuda pero no me importó, atendí al repartidor, que flipaba al verme así y recogí el paquete, del mismo tipo al que había recibido en mi oficina el día anterior.
Supuse que era la ropa que Federico quería que me pusiera ese día, y así era, había una falda de tubo negra muy corta, una camisa blanca y unos zapatos de casi 20 cm de tacón y un poco de plataforma. En esta ocasión había también un conjunto de lencería negra, muy excitante.
Subí a mi habitación, dejé preparada la ropa que me tenía que poner y me duché, me masturbé pensando en lo puta que me iban a ver en la oficina así vestida, me excitaba pensar en las miradas de mis
compañer@s
, que pensaban de mí que era más discreta.
Volví a mi habitación, me sequé y comencé a ponerme la lencería, en la caja había también un
plug
anal, que fue lo primero que me puse, no me costó demasiado metérmelo por el culo.
Primero me vi con la lencería sola, me saqué una foto, pero no la mandé a nadie; seguí vistiéndome, cada vez estaba más excitada, notar el culo lleno con el
plug
anal me excitaba aún más.
A medio vestir, llamé al conductor, pues mi coche se había quedado en la oficina y necesitaba llegar a la oficina para poder comenzar a trabajar.
Una vez ya vestida del todo, me maquillé y me puse mi abrigo y salí a la puerta de mi casa, donde ya me estaba esperando el conductor con el coche para llevarme a la oficina.
Sin embargo, me di cuenta de que la ruta que estábamos haciendo no llevaba a la oficina, el conductor solo me dijo que tenía órdenes de Federico de llevarme a la clínica a ver a Virginia y a Sara.
Llegamos a lo que parecía ser un hospital, me bajé del coche y me encontré casi de bruces con Virginia, que iba vestida de médico, me dio dos besos en la mejilla, me tomó de la mano con dulzura y me llevó al interior del hospital.
Entramos en el despacho de Virginia, donde había otra mujer que se parecía mucho físicamente a ella, esa mujer se presentó como Sara y dijo que era la novia de Virginia y cirujana plástica.
Me senté en una silla, a indicación de Virginia, y durante un buen rato me estuvieron haciendo muchas preguntas para rellenar mi historial médico, yo fui respondiendo, y al acabar, ambas doctoras me hicieron desnudarme por completo, pero fueron ellas las que me fueron ayudando a hacerlo.
Tanto Sara como Virginia me estuvieron lamiendo las tetas, mis pezones estaban algo duros porque la presencia de las dos mujeres me estaba comenzando a excitar, no era la primera vez que estaba con chicas porque durante la universidad mantuve relaciones con mujeres con total normalidad (Compañeras e incluso una profesora), así es que estaba acostumbrada a ello.
Una guapa enfermera apareció en escena para sacarme sangre para analizar y Sara me estuvo mirando y examinando a conciencia, sin miedo a tocar cada parte de mi cuerpo, genitales incluidos.
Cuando el exhaustivo reconocimiento médico acabó, la enfermera que me había sacado la sangre me pidió que la acompañara a la cafetería para asegurarse de que desayunaba en condiciones.
Mientras desayunábamos algo, la enfermera me estuvo hablando de cómo era Federico, pues ella ya sabía en qué estaba metida yo.
La enfermera colaboraba con Federico en las cirugías/venganzas a narcos rivales, y solo me aconsejó
que,
si tenía la suerte de ser elegida por Federico, no dudara en aceptar y en obedecer, pues eran muchas las que desearían estar en mi lugar.
Salí del hospital, el conductor me estaba esperando para llevarme, ya sí, a la oficina del banco y poder seguir trabajando.
Aunque eran casi las 11:30 cuando llegué a la oficina, nadie me recriminó por la tardanza, hubo alguna mirada por mi atuendo, pero nada más.
Pude trabajar hasta las 14:30, atendí a algún cliente, que me deseaba con la mirada, y yo me estaba excitando al notar el
plug
anal dentro de mi culo.
Estaba a punto de pedir algo de comida para comer en el despacho y seguir trabajando, cuando me llamaron al fijo del despacho, la recepcionista me indicó que había una guapa señorita esperándome, pero que no se había identificado, le dije a la recepcionista que dejara que pasara a mi despacho.
Virginia entró pasados unos minutos y me ordenó nada más verme, aunque con una sonrisa, que fuéramos a comer por ahí las dos solas porque quería conocer en profundidad y de manera más personal a la mujer que había cautivado a su hermano Federico.
Agarré mis cosas y salimos del despacho, fuimos a un restaurante japonés y de nuevo no tuve elección con el menú, Virginia se encargó de ello.
Virginia me comentó que la relación con Sara, con su novia, era abierta, a ella le encantaba follar con mujeres diferentes, cuando se le presentaba la ocasión de follar, follaba sin pensar en las consecuencias; se consideraba muy dominante y de carácter fuerte, como su hermano, aunque no se le notara tal vez al principio.
Al acabar de comer, nos despedimos con un beso apasionado en los labios, y yo regresé a la oficina, supuse que Virginia volvería al hospital a seguir también trabajando.
La tarde pasó sin pena ni gloria, con bastante excitación, pero también bastante trabajo, hasta que a las 21:15, cuando ya casi iba a dar por acabada la jornada, y aún no había tenido ningún mensaje más de Federico, de nuevo la llamada desde la recepción al fijo de mi despacho, cambió mis planes de irme ya a casa a descansar un rato y a disfrutar de un poco de tiempo para mí.
Desde recepción me avisaron de una cita que desconocía que tenía con una señora que quería invertir, así que no me quedó más remedio que atenderla a pesar de las horas.
Teresa, que así se llamaba la aparente clienta, tendría unos 60 años, nada más verla me recordó a alguien en su mirada, pero no daba con la persona a la que me recordaba.
Durante cerca de una hora estuvimos hablando de productos de inversión, al acabar, se despidió de mí de forma cariñosa, yo recogí el chiringuito ya hasta el lunes (Porque era viernes por la tarde-noche y no trabajo los findes) y salí en dirección al parking donde me esperaba mi coche, un Audi Q8, para regresar a mi casa y tener algo de tiempo para mí misma y poder pensar.
Llegué a mi casa casi a las 23:00, momento en el que recibí un mensaje de Federico en el que me pedía que nos viéramos al día siguiente, y que estuviera preparada, con ropa cómoda a las 5 de la mañana porque el conductor pasaría a esa hora por mi casa a recogerme.
Yo me sorprendí un poco de que tuviera que arrancar la jornada tan temprano pero como sabía que me iba a esperar algo bueno, no le di demasiadas vueltas, así que subí a mi habitación, me desnudé por completo y me metí en la cama a intentar dormir, aunque antes puse el despertador para que sonara a las 04:00 y así tener 1 hora para prepararme para la sorpresa que Federico y su familia quisiera darme...