Ahora soy su secretaria
Humillada por mi jefe a cambio de su silencio.
Humillada
Me llamo Monique, soy de Barcelona y os voy a contar como a mis 34 años he perdido mi virginidad.
Llevo ya muchos años vistiéndome con ropa femenina, siempre en el closet y siguiendo una evolución como crossdresser supongo que muy parecida a la vuestra. Primero las ropas de mi madre y de mis tías, años después con ropita propia, escondida cuidadosamente y desde hace ya unos 10 años vivo sola cosa que me permite ser Monique practicamente cada noche y disponer de tiempo para maquillarme, fotografiarme y pasar horas sin miedo a ser descubierta. Con internet empecé a darme cuenta de que existen muchÍsimas chicas como yo y que en mi propia ciudad había bastante movimiento CD. Aun así nunca he llegado a estar con alguien que haya conocido a través de este medio. Está claro que me moría de ganas pero al final siempre me vencía el miedo.
Pero una tarde hace dos meses todo cambió de repente y de la forma inesperada e inimaginable para mi. Llegué al trabajo después de comer, entré a mi despacho y vi que mi ordenador estaba encendido, siempre lo apago cuando no estoy. Tengo archivos con fotos mias vestida, incluso tengo alguna chupando mi consolador, fotos de cds y relatos.
Encima de mi mesa habia una nota de mi jefe: "estoy en la reunón, llegaré sobre las 6 no se vaya sin hablar conmigo".
Pasadas las 6 llegó, en ningún momento sospeché que podia haber visto algo en mi ordenador, suelo borrar minuciosamente las pistas y escondo bien los archivos, así que tranquilamente como tantas veces me fui a su despacho. Entré y me dijo que cerrara la puerta. Me senté y fue directo: ¿debo llamarte Monique? Me quedé helada.
Entondes me contó que mientras yo comia habia estado husmeando en mi ordenador buscando un trabajo que me habia encargado y debia imprimir y llevarselo a la reunión . Buscando en los archivos recientes encontró unos nombres que le llamaron la atención, tales como "faldita de cuero", "mi juguete", "secretaria sumisa" y algunos más, son nombres que les pongo a mis fotos. Me encatan las faldas de cuero y el estilo secretaria, los trajes chaqueta y esas cosas. Aunque no quede bien que lo diga yo, me considero bastante elegante. Para más vergüenza para mi tenia una de ellas abierta en su ordenador y se dedicaba a mirarme a mi y a la foto continuamente. De repente me dijo: ¿alguien más sabe esto?, a lo que le contesté la verdad, que no. Prosiguió: "y supongo que no querrás que se sepa ¿verdad?", mi respuesta fue la misma. Había leido en muchos relatos aquello de "haré lo que sea pero se lo diga a nadie" pero esperé a que dijera algo el por si habia alguna manera de salvar aquella desagradable situación. La verdad es que con el miedo que tenia en ningún momento me sentí excitada sinó todo lo contrario, avergonzado y temeroso.
Entonces habló. Con un tono bastante como de vicioso, no se, desagradable, me dijo que queria verme de esa manera, vestida, pero no en foto sino ante el. Yo queria morirme, no era capaz de mirarle a la cara y maldecia a Monique a cada momento. Me sentia un hombre humillado. Me había imaginado muchas veces contacto real con otras cds de la red, incluso con hombres, como he dicho antes nunca he llegado a quedar, pero siempre sabiendo que algún día superaria este miedo. Lo que nunca habia imaginado es que mi la primera vez que estaria vestida ante alguien sería una persona de mi entorno, y mucho menos mi jefe. Precisamente cuando estoy con la gente de mi entorno es cuando me olvido de Monique y me reafirmo en el hombre que soy. Supongo que a muchas de vosotras os pasará lo mismo.
Entonces empezó a tutearme, no lo había hecho nunca, y me dijo que esa noche preparara una bolsa de deporte cargada con mi ropa y con todo lo necesario para tranformarme en mujer y que no olvidara coger aquel consolador que me habia visto chupando en las fotos El por la mañana la escondería en su despacho y que a las 8, cuando la oficina queda vacia debía quedarme con el para hacer horas extras.
Aquella noche hice lo que me pidió, cogí unas cuantas faldas, blusas, un traje chaqueta, ropa interior, pelcucas, maquillaje, botas y perfume pendientes, un collar y un par de pulseras. Lo pusé todo en la bolsa, con cuidado para que no se arrugara y me fui a la cama. Sobre las 6 de la madrugada conseguí dormirme. A las 9 ya estaba en la oficina, con la bolsa, y se la entregué a mi jefe. El solo dijo: "así me gusta, te espero a las 8".
Durante toda la jornada me crucé con el una cuantas veces, el de nuevo me trataba de usted y como si no hubiera pasado nada.
Llegó la hora, se marcharon todos y ahí me quedé ante mi ordenador intentando hacer lo que llevaba intentando todo el día, buscar como fuera una manera de excitarme y lograr que al llegar a su despacho Monique se hubiese apoderado de mi para poder disfrutar como una zorrita, pero se trataba de mi jefe y eso lo convertía en una misión imposible.
Sonó mi teléfono: ¿ya estamos solos Monique?. Ya no habia marcha atrás, le dije que si y me ordenó que fuera a su despacho. Entré y me dijo que se iba a comer algo, que tardaría una hora y que al volver le esperara vestida. Durante el día se había dedicado a ver mis prendas y ya habia elegido mi modelito. Eligió una falda de cuero, por encima de las rodillas, una blusa rosa claro, ropa interior, medias y botas todo negro. También habia elegido la peluca, rubia por encima de los hombros y un poco ondulada. El se fue y yo me encerré en el lavabo. Me limpié un poco como pude ya que no hay ducha y empecé mi transformación. Primero me maquillé y luego me puse toda la ropa que el me habia dicho.
Por fin, empecé a excitarme un poco, cuando me visto es inevitable pero aun así no había superado el hecho de que se tratara de mi jefe. Sabía que a su vuelta el miedo y la vergüenza aparecerian de nuevo y así fue.
Llegó después de casi una hora justa, yo le esperaba sentada en uno de los sillones de su despacho, con las piernas cruzadas intentado mantener una postura bien femenina. Estaba vestida y la única solución era no hacer las cosas a medias e intentar sentirme totalmente mujer. El me miró y sonrió. Nunca olvidaré ese momento, era la primera vez que alguien me veia vestida de nena y estaba supernerviosa. Me dijo que me levantara y que caminara un poco, que me mostrara. Así lo hice, intentando ser lo más femenina posible, hasta que me ordenó que me sentara en su sillón.
Empezó con su plan:
- Hoy serás mi secretaria sumisa, ¿es lo que deseas verdad?
Yo, temblando le contesté que por favor, que si queria algo de mi fuera al grano y que no me humillara más.
- Tranquila Monique, solo debes hacer horas extras, se que pierdes muchas horas de trabajo con tus cosas y solo quiero que las recuperes. De momento me vas a preparar un café, luego te redactaré unas cartas y antes de irte hablaremos de tu nuevo horario.
El muy cabrón solo queria humillarme y hacerme trabajar como si fuera su secretaria y así me tuvo durante casi dos horas. Antes de irme me dijo que a partir de mañana mi horario sería el mismo pero que debia estar siempre disponoble por si tenia que quedarme a hacer horas, que le debía muchas y debía recuperarlas.
Era ya las 11 y me dijo que ya podia irme, me cambié y me fui a mi casa. La bolsa con mis cosas se quedó en su despacho. Había pasado dos horas vestida como a mi me gusta, ante un hombre y no me excité en ningún momento. Lo pasé fatal. Aquella noche no tardé en dormirme, la noche anterior había sido horrible y estaba realmente, física y psicológicamente, agotada.
Durante el primer mes tuve que quedarme dos días por semana, el elegia un modelo distinto cada día tanto de ropa como de peluca y yo cumplia con mis obligaciones de secretaria. Casi siempre era igual cosa que me tranquilizaba, cuando te acostumbras a una rutina, aunque sea de este tipo, todo es más fácil. Nunca me tocaba, excepto alguna palmadita en el culo, era asqueroso, era mi jefe y no lo reconocía, el tampoco se había mostrado nunca de esa manera. Incluso alguna vez traia su cámara de video y me filmaba. Por su culpa dejé de asistir a un curso y tuve que ausentarme de algún que otro partido de futbol con mis amigos. Como excusa decía que debía hader horas en el trabajo así que no tuve nisiquiera que mentir. Evidentemente no les contaba como eran aquellas horas extras.
Pero una tarde de esas decidió dar un paso más, Aquel día "me vistió" de nuevo con una falda de cuero, me dijo que me hacian un culito muy apetecible y que había llegado el momento de probarlo. Me violenté y le respondi a gritos, insultándolo y diciéndole que algún día me vengaría de todo esto. El no dijo nada, hubo un silencio y me calmé. Me dí cuenta de que no estaba en situación ni de amenazar ni de exigir, el muy hijo de puta me tenia bien pillada con mis fotos y sus filmaciones.
De repente cambió el tono de su voz y me dijo:
- ¡Mira zorra!, las cosas van así: no eres más que una puta secretaria sumisa así que compórtate como tal y todo irá bien.
Asentí con la cabeza y esperé a que el tomara la iniciativa.
Mi jefe es un hombre de 55 años, no muy alto, bigote, un poco calvo y un poco gordo, tiene la típica barriga de pastoso que disfruta de grandes comilonas de negocios y no cuida en absoluto su físico. Debo reconocer que elegante si que es, siempre con trajes caros, cosa que siempre me ha sorprendido ya que es el típico nuevo rico, de esos que acostumbran a ser unos horteras porque no han nacido con la clase incorporada. Resumiendo, mi jefe carece de atractivo.
Fue directo, se sentó en su sillón se desabrochó el pantalón y me dijo:
- ¡Vamos zorra!, chúpame la polla y pórtate bien.
Cuando se la sacó ya la tenia bien erecta y dura, me recordó mucho a la mia, no era especialmente grande pero tampoco era pequeña, no podia comparar con otra puesto que era la primera vez que tenia una ante mi. Me acerqué hasta el y me arrodillé pensando que no habia escapatoria y que cuanto antes empezara antes acabaría. Empecé a lamerle la polla con mi lengua, a besar su capullo, lo salivaba, escupia para hacerlo más fácil e intentaba no respirar mucho para evitar oler la peste a sudor que desprendia su paquete. Mi experiencia en felaciones se reduce a las mamadas que le pego a mi consolador, que es mucho mas grande que su polla, así que no me costó nada metérmela toda dentro de mi boca y empecé a subir y bajar, sus gemidos eran descomunales, parecia que se iba a morir, y no paraba de decirme lo puta que era y lo bien que la chupaba. Estuve unos 20 minutos chupándosela hasta que entre gemidos me dijo que se iba a correr, cogió mi cabeza como si fuesen unas caderas y me forzó a acelerar el ritmo de mis movimientos, movia mi cabeza a ritmo con sus embestidas, entendí que queria correrse en mi boca y a que en esa situación, de ninguna manera podia evitarlo. Así fue, lo había leido en mil relatos y realmente fue como esperaba, leche caliente hasta el fondo de mi gargana, noté perfectamente como me bajaba y se depositaba en mi estómago, solo sentia asco y ganas de vomitar y limpiarme la boca. El no paraba de repetir cosas como "vamos zorra, déjamela bien limpia" o "lo ves, ya sabia que te gustaría, todas las putas sois iguales", cuando empezó a ablandársele, apartó mi cabeza, se quedó exhausto, sentado en su sillón, con los ojos cerrados y me dijo que volviera a mi despacho, que queria descansar un poco y que ya me llamaría de nuevo. Antes de regresar am i sitio pasé por el lavabo, vomité y me puse a llorar como una madalena hasta que me desahogué, me lavé los dientes y la boca con jabón y regresé a mi despacho esperando la llamada.
No tardó más de media hora en llamar. Fui a su despacho un poco más relajada y deseando que solo me llamara para escribir alguna carta o hacer alguna tarea de secretaria. El tenia preparado un traje chaqueta color granate con una blusa blanca y una peluca castaña larga hasta media espalda. Me dijo que me lo pusiera que el resto no hacia falta que lo cambiara, me fui al lavabo y me cambié, Entré de nuevo en su despacho y encontré a mi jefe completamente desnudo, un cuerpo bastante belludo, sobretodo en el pecho, esa barriga desagradable y fofa, su polla no estaba empalmada y se veia bastante pequeña. La imagen era absolutamente desalentadora. Nunca había imaginado que mi primera vez seria tan desagradable.
En la mesa estaba mi consolador, es de esos que tienes una ventosa para fijarlos y ahí estaba fijado en su mesa y me dijo que me colocara de pié doblada y con las piernas abiertas y que lo chupara como hacia en las fotos. Así lo hice, empecé a chupar mi juguete como tantas veces habia hecho en mi casa, y el empezó a manosearme, me tocaba y frotaba su polla con mi culo. Me ordenó parar, me volteó me agachó y me obligó a comerle la polla de nuevo, para entonces ya estaba de nuevo dura. Estuve un buen rato hasta que me cogió por los hombros me levanto y me apoyó de nuevo a la mesa, de espaldas a el y me ordenó que chupara de nuevo mi polla de látex. No paraba de sobarme hasta que levantó mi falda y con un cutter rajó mis medias negras, noté como se enfriaba mi culito virgen, apartó mi tanga y como si fuera un policia pateó mis piés obligándome a abrir mis piernas, estaba totalmente a su disposición. Frotaba su polla con mi trasero, mientras mojaba sus dedos en mi boca, me decia que le escupiera en los dedos, cuando ya los tenia empapados con mi saliva empezó a meterme un dedo en mi culo, luego dos y luego tres, no tenia el más mínimo cuidado y el dolor era insoportable. Entre mis gritos de dolor le pedí que por favor usara condón, que yo tenia en la bolsa. Empezó a reir como un poseso y me dijo:
- ¿Realmente crees que me iba a arriesgar a pillar algo con una puta como tu? no te preocupes nena, con las putas siempre sexo seguro.
Sentí un mínimo alivio, pero insuficiente. Se puso el condón escupió en mi culito poco dilatado debido a su malas maneras, abrió mis nalgas con las manos, acomodó la punta de su rabo y lentamente pero sin parar me la metió toda. Ahora os puedo asegurar que eso que cuentan de que sientes los huevos del que te está follando rebotando en tu traseo es absolutamente cierto. Yo no podia evitar gritar de dolor, me quemaban las entrañas, ardían. El me ordenaba callar y siguiera chupando mi consolador clavado en la mesa. Estaba penetrada por delante y por detrás y me sentia la persona más desgraciada del mundo. El dolor era terrible, me saltaban las lágrimas y el, entre gritos, no parba de insultarme y de recordarme que era una zorra. Sus embestidas eran como puñaladas. De repente paró, me giró y me sentó en la mesa cara a cara, puso su mano en mi pecho y me empujó hacia atrás hasta quedar mi espalda plana en la mesa. Levantó mis piernas, con sus manos agarraba mis tobillos separándome las piernas y empezó a penetrarme de nuevo.
- ¡Mírame a la cara puta! ¡Mírame a los ojos! Quiero ver tu cara de placer (placer que yo no sentía en absoluto).
Cuando dejaba de mirarle me castigaba con un fuerte cachete en la nalga, entonces clavaba de nuevo mi mirada en sus ojos. El no paraba de sudar, de mover su cabeza, gritaba, parecia un animal salvaje. Llegó un momento en que, en la misma posición juntó mis piernas y las apoyó en sus hombros, entonces notaba cada milímetro de su polla penetrándome.
Paró de nuevo se sentó en su sillón y me la clavó de un solo golpe quedando yo sentada encima y de espaldas a el. Entonces me ordenó que me me masturbara mientra el me follaba. Mi pollita esta flágida y pequeña, no era capaz de excitarme, simplemente me estaban violando. No conseguí empalmar en ningún momento.
Ya por fin empezó a decirme que se iba a correr, que ya estaba a punto, me cogió por las caderas, me levantó, se sacó el condón y me dijo que acabara mi trabajito con la boca, se la empecé a chupar, sabia a condón, enseguida me ordenó parar, cosa que agradecí porque estaba casi a punto de desmayarme,. Me apartó quedando yo de rodillas, abrió un cajón y cogió su cámara de video, aproveché para respirar y le pedí un poco de agua, por suerte tuvo algo de corazón y me dio de beber, preparó la cámara y volvió ante mi, se reia y me decia que me iba a convertir en una estrella de cine. Con una mano sujetaba la cámara, con la otra sujetaba mi cabeza forzándome de nuevo a chupársela, me obligaba a mirar a la cámara y mientras lo hacía no paraba de preguntarme si estaba gozando, si me gustaba su polla y cosas así, yo le contestaba lo que queria oir porque así me lo habia ordenado. Me tuvo así unos 15 minutos hasta que apartó un poco mi cara quedando expuesta frente a su polla esperando a ser inundada con su explosión de leche Acabó de masturbarse el sin parar de gravar hasta que empezó a gritar y en unos segundos soltó un chorro de leche descomunal que manchó toda mi cara, tenia leche por todas partes, en un ojo, en mis mejillas, en la boca, incluso en la peluca. Me obligó a seguir mirando a la cámara y a sonreir de nuevo, a lamer mis labios hasta que decidió parar la cámara y descansar. El quedó de nuevo sentado en su sillón, extasiado y con los ojos cerrados, me dijo que había sido el mejor polvo de su vida. Me dio permiso para irme, me cambié me fui a mi casa y pasé toda la noche llorando consciente de que mi jefe me había violado brutalmente y yo no podía hacer nada, ni siquiera contárselo a nadie.
De momento, sigo haciendo hora extras pero no me ha vuelto a violar, al final de las horas me obliga siempre a ver el vídeo recordándome que mi silencio será su silencio, algunas veces solo lo miramos y otras tengo que chupársela hasta que se corre. No se cuando ni como terminará todo esto. No vivo tranquila pensando que cuando aquel animal despierte volveré a ser su presa indefensa.
Gracias por haberlo leido.
Monique