Ahora sí hicimos el trio

Cumplimos la fantasía de mi esposa

Después de nuestro primer intento por hacer un trio con otro hombre (puede leer  la historia “casi un trio” en la cual relaté esa experiencia), Ángela, mi esposa, y yo, quedamos  parcialmente satisfechos. El acuerdo de que la próxima vez que incluyéramos a otra persona para tener un trio fuera mujer, para complacerme a mí, no se cumplió.  Desistimos después de unos meses que nadie nos contactó para eso. Nosotros seguimos con nuestras relaciones dijéramos ´normales´ que siempre eran intensas. Para quienes no hayan leído la historia anterior les diré que mi esposa es bajita (1.58 mts), morena, de pelo lacio, delgada pero bien formada con piernas fuertes y culito ancho y parado; sus tetas no son grandes, pero su con su areola y pezones sí, cuando ella está excitada los pezones se levantan mucho que parecen chupón de bebé. Su vello púbico es escaso y permite ver claramente sus grandes y oscuros labios vaginales. Aunque ahora tiene poco más de 40 años, por ser delgada parece una mujer de 30, gusta cuidar de su cuerpo, no se nota que haya tenido hijos. Siempre se esmera con su rostro, se depila, aplica mascarillas, etc., tiene las uñas de sus pequeñas manos y pies bien cuidadas. Yo soy Artemio, dos años mayor que ella y aparento más edad por los kilos que he ganado los últimos años.

Por lo general ponemos un dvd porno como preámbulo para nuestras cogidas, o bien, vemos el canal de adultos de la televisión por cable. Siempre lo hacemos en la noche, ya que nuestros hijos se han retirado a sus habitaciones. Una ocasión, justo cuando nos fuimos a la cama desnudos y nos disponíamos a coger, inició una escena en la película que se proyectaba en la televisión donde apareció  una mujer asiática, bajita y morenita, con un cuerpo muy parecido al de mi esposa, caminando alrededor de una alberca. Casi por reflejo le dije a mi esposa:

  • Mira, Ángela¡ esa mujer se parece a ti.

  • De veras – contestó inmediatamente.

La chica llegó a un camastro, se acostó, retiró su bikini y ya desnuda acarició su cuerpo y comenzó a masturbarse, poco después  se acercaron dos tipos desnudos bien dotados con su miembro completamente erecto, ella  tomó uno de los miembros con su mano y el otro con la boca. Nosotros nos quedamos viendo con atención la televisión. Ángela recostó su cabeza sobre mi pecho poniendo su brazo y mano sobre mi abdomen. Yo pasé mi brazo sobre ella y deposité mi mano sobre su cintura. En la película, la mujer intercambia los miembros de los hombres hasta que uno de ellos la penetra por detrás mientras le hace sexo oral al otro tipo. Ángela, sin dejar de ver la televisión, tomó mi verga y la masturbó lentamente. No tardó mucho en ponerse completamente dura. Yo correspondí acariciando su teta, que ya tenía el pezón crecido y muy sensible. Después yo estiré mi brazo para acariciar sus nalgas, ella acomodó su cuerpo para que pudiera alcanzar su vagina. Pude sentir como ella tenía sus labios vaginales completamente abiertos y húmedos. Le introduje un dedo en su vagina; continué metiéndolo  y sacándolo lentamente, a la misma velocidad que ella me masturbaba.  A ratos nos besábamos intensamente y volvíamos a mirar el televisor, para luego continuar masturbándonos  mutuamente.  En la película hubo un momento en que mientras la chica cabalga a uno de los tipos, el otro se pone de pie frente a ella para que le haga sexo oral.  Yo le comenté a Ángela:

-          Así te teníamos Lucas y yo, ¿verdad?

-          Sí – respondió ella.

Inmediatamente mi esposa me besó largamente aumentando la fuerza con que me masturbaba. Fue evidente que recordó aquella experiencia. Cuando regresamos la vista al televisor los tipos  hacían una doble penetración a la chica quien gemía de placer. Entonces  incorporándose repentinamente mi mujer dijo:

-          Necesito que me cojan así yaa!…

Inmediatamente se sentó sobre mi verga y ya con ella dentro de su vagina comenzó a moverse como desesperada. Sin dejar de mover su cadera agachó su cuerpo acercando su cara a la mía y nos prendimos en besos tremendos. Por supuesto que capté las palabras ´que me cojan así´ porque hacía referencia a dos tipos.  En esa calentura le pregunté si realmente deseaba que se la cogieran entre dos hombres. Ella me respondió muy extasiada que sí; que deseaba sentirse penetrada por dos vergas.  Nos seguimos besando y cogiendo. De momento ella se incorporó y observó cómo los tipos se cogían a la chica de la película. Ángela movió su brazo hacía atrás de ella, y pude adivinar que su mano buscó su culo. Después ella llevó su mano a la boca, puso saliva en sus dedos y regresó su mano a la parte de atrás. Se estaba metiendo un dedo por el culo. Se lo pregunté para confirmarlo:

-          ¿Te estás metiendo un dedo por el culo?

-          Sí – me contestó.

-          ¿Es como si tuvieras otra verga penetrándote?

-          Sí – respondió – aunque está muy pequeña.

-          ¿Pero te gusta cómo se siente?

-          Sí, muchooo..

-          Imagínate que sentirías si te penetrara otra verga de verdad – le dije.

Ángela ya no habló nada, sólo su mano continuó moviéndose muy rápido,  metiendo y sacando el dedo de su culo. Mi verga y huevos sentían el roce delicioso de su mano. De momento sentí como su orgasmo llegaba y ella comenzó prácticamente a gritar mientras se venía. Ella siguió haciéndolo y creo que se vino dos o tres veces. Cuando le dije que yo  me venía, ella gritó: ¡sácalo y échame la leche en la cara ¡ ¡como a la vieja de la película!  Miré hacia el televisor y efectivamente, los tipos le estaban aventado el semen en el rostro. Eso hice.

Ese fue el comienzo de una modalidad en nuestras relaciones. Siempre que cogíamos ella se introducía un dedo en el culo. Y con frecuencia ella decía que sentía que la estábamos penetrando entre dos. Después de cierto tiempo conversamos sobre la posibilidad de que nos la cogiéramos entre otro tipo y yo. Ella se negó muchas veces. Argumentaba que si bien era una fantasía que ella tenía no se animaba a hacerlo.  Yo le decía que quería cumplirle esa fantasía. No paso mucho tiempo hasta que la convencí, ella aceptó que sí le gustaría intentarlo. Aunque faltaba decidir con quién.

-          Que te parece si lo hacemos con Lucas (el tipo con quien tuvimos una experiencia)

-          Puede ser – dijo ella.

-          Fue muy discreto, jamás se comunicó con nosotros, ni nos molestó ni nada – le comenté.

Ella estuvo de acuerdo.

Pude contactar  por teléfono a Lucas. Él me preguntó qué queríamos  hacer. Después de explicárselo, me pidió comprar  líquido para higiene  íntima de la mujer, lubricante y condones y dos pastillas de viagra. Quedamos de vernos el próximo sábado mismo lugar y misma hora que la vez anterior.

Cuando llegamos Lucas ya estaba esperándonos. Platicamos sobre cosas sin importancia mientras que tomamos unos tragos. Ángela se notaba nerviosa y excitada. Después de unas cuatro o cinco copas, ella se relajó. Lucas nos preguntó si continuábamos con el plan. Le respondí que sí.

-          ¿Trajiste lo que te pedí? – me dijo.

-          Sí, todo.

Pidió que sacara las pastillas de viagra y nos tomamos él y yo una pastilla. Dijo que con eso le daríamos mucho placer a mi esposa. Después nos explicó que Ángela tendría que hacerse aseo minucioso de su sexo y ano, para eso era el líquido que contenía benzal. También preguntó a Ángela si ya había practicado sexo anal, ella le respondió que sólo con su dedo. Lucas sugirió que usáramos el lubricante para facilitar la penetración y que ésta fuera con condón.

-          ¿Quieres que te penetre por atrás? – le preguntó.

-          No, tu no. La tienes muy grande – le respondió – que lo haga mi marido.

-          Está bien, será  como tú quieras – dijo Lucas.

Pagué la cuenta y nos retiramos hacia el hotel.

Ya en la habitación, Ángela se dirigió al baño para asearse. Yo era un manojo de nervios y calentura por lo que estábamos a punto de experimentar. Mientras nos desnudábamos, Lucas me comentó que pensaba que no tendríamos problemas con la doble penetración, ya que recordaba que mi esposa no tiene el culo completamente cerrado y que cuando está en éxtasis su culo se abre y cierra con las contracciones de su venida. Me asombré del efecto del viagra, tenía la verga bien parada y durísima. La de Lucas estaba igual, se veía enorme. Él me explicó que tendríamos que evitar dolor en la penetración anal a Ángela. Me dijo que le hiciera sexo oral a mi mujer incluido lamerle su culito, que él la penetraría por la vagina y que yo sabría cuando le metería mi verga en su culo.

Salió Ángela con la toalla enredada a su cuerpo. Abrió los ojos cuando notó nuestra erección y se asombró al ver el tamaño del miembro de Lucas.

-          ¿Ahora qué? – preguntó ella.

-          Fájatela – me indicó – para que se comience a preparar.

-          ¿Y luego qué? – preguntó mi esposa otra vez.

-          Tú le indicarás a Artemio cuando estés lista para que te penetre.

Comencé a besar a Ángela. La toalla cayó al piso y yo le besé con más deseo. Lamí su cuello, sus tetas y tomé sus nalgas entre mis manos. Lucas se subió a la cama y se recargó sobre la cabecera. Abrió sus piernas y acarició su verga disfrutando de nuestro espectáculo. Mientras  besaba a Ángela, mi dedo entraba y salía de su resbalosa vagina. Estaba prácticamente chorreando. Ella tenía mi dura verga en su mano apretándola. Al poco tiempo Lucas nos pidió que mi mujer se pusiera de rodillas  a la orilla de la cama, quedando frente a él y de espaldas a mí. Le indicó que se agachara y abriera sus rodillas para que expusiera su sexo hacia mí. Ella obedeció, dejó caer sus codos sobre la cama, abrió sus rodillas y levantó su cadera para ofrecerme su sexo. Me hinqué en el piso, quedando mi cara a la altura de su sexo y me abalancé sobre ella besando y lamiendo su jugosa vagina. Recorrí todo su sexo con la lengua incluido su culito. Me fijé que Lucas tenía razón su ano no estaba completamente cerrado. Intenté meter mi lengua en su vagina y orificio anal, desde luego dándole atención especial a su clítoris. Ángela daba pequeños gemidos y su cuerpo se retorcía.

Lucas se acercó a mi mujer manteniendo sus piernas abiertas. Le dijo que por qué no lo masturbaba mientras yo le hacía sexo oral. A través del espejo muy grande de la pared pude ver como ella le agarró su verga, su pequeña mano abarcaba poco menos de la mitad de su longitud. Yo seguí lamiendo su sexo hasta que dejé de escuchar los gemidos de Ángela. Miré al espejo y vi claramente como de su boca entraba y salía más de la mitad de la verga de Lucas. Ella tenía sus manos sobre la cama usaba sólo su boca para masturbarlo.  Después lamía sus testículos y recorría con su lengua toda la longitud de la verga de Lucas y volvía a mamársela metiéndose más de la mitad. Yo pegué mi boca a su clítoris y se lo chupé profundamente. Así estuve un tiempo hasta que ella comenzó a hablar.

-          Así, así, no pares – decía.

Miré nuevamente al espejo, ella tenía su cabeza a sobre la ingle de Lucas, masturbándolo con la mano, y dándole besos y pequeñas mordidas a la base de la verga.

-          No pares  Artemio, síguele – me suplicó.

Volví a succionar su clítoris e inmediatamente Ángela contrajo sus glúteos y  gimiendo de placer por la venida que le estaba llegando.

-          Métesela – me indicó Lucas.

Me puse de pie y tomé a Ángela de su cintura, la traje hacia mí y penetré su vagina de un solo movimiento. Ella levantó su cabeza hacia atrás y movió su cuerpo para que lograra la máxima penetración. Estiré mis brazos para tomar sus tetas con cada mano y así la empujaba hacia mí para darle unas metidas muy fuertes. Lucas se hizo más hacia adelante y tomó con sus manos la cabeza de Ángela para que ella le mamara la verga. Por el espejo yo podía ver como Ángela pasaba su lengua sobre la cabeza de la verga y le mamaba su miembro con ganas. No tardó en presentarse otro orgasmo en mi esposa. Por la forma como su cuerpo se retorcía lo podía saber. Cuando su orgasmo estaba terminando, Lucas le preguntó si ya quería tener la doble penetración. Ella movió su cabeza afirmativamente.

-          Métete mi verga – le ordenó Lucas.

-          Trae en lubricante – dijo, dirigiéndose a mí – se lo pones cuando ella te indique que la penetres.

Ángela gateó para ponerse por encima de Lucas hasta que su sexo quedó justo encima de la verga de él. Mi esposa tomó la verga con su mano para que no se moviera y dirigió su entrada vaginal hacia ella. Me quedé absorto viendo como entraba esa tremenda verga en ella. Ella bajó su cintura poco a poco hasta metérsela toda. Lucas tomó de la cintura a mi esposa y la levantaba y bajaba la ritmo que le metía la verga. Yo dejé que se la cogiera un rato. Ángela daba pequeños gritos de placer, ella comenzó también a subir y bajar la cadera disfrutando la verga de Lucas. Al cabo de unos momentos Ángela estaba en completo éxtasis.  Lucas pasó sus brazos por debajo de las axilas de Ángela y la jaló hacia él haciendo que ella quedará con su pecho pegado al pecho de Lucas. Luego él estiró sus manos hacía las nalgas de ella y separó sus glúteos dejando al culo de Ángela completamente expuesto.

-          ¿Quieres que te penetre Artemio? – le preguntó.

-          Sí, ya quiero sentirlos a los dos dentro – respondió con exaltación.

Yo estaba perplejo viendo en esa posición a mi esposa. La verga de Lucas se veía muy gruesa abriendo por completo la vagina de Ángela.  El orifico de su culito se abría y cerraba como boquita de pescado. Exprimí el tubo de lubricante sobre las nalgas de ella, aunque no atiné al orificio, el lubricante resbaló sobre sus nalgas cubriendo por completo el hoyito. Me paré sobre ella con la verga bien parada y puse la punta de la cabeza sobre su hoyo. Lucas dejó de moverse para permitir que yo la penetrara. Mientras trataba de meterle la cabeza de mi verga, Ángela dio un pequeño grito doloroso.

-          Ponle más lubricante – me dijo Lucas.

Exprimí una gran cantidad de gel sobre la cabeza de mi palo, mucho lubricante resbaló cayendo sobre el ano de mi mujer. En el siguiente intentó entró casi la mitad de mi miembro. Ángela lanzó un pujido. Saqué mi verga y la volví a hundir, casi entró toda. El pujido de mi mujer fue más leve, comencé el mete y saca con lo cual mi mujer movía su cabeza de un lado a otro diciendo que sentía muy rico. Lucas y yo nos coordinamos en el movimiento, al mismo tiempo le sacábamos la verga y se la metíamos profundamente. Ángela comenzó a jadear y decir que se venía. Nos pedía que no paráramos y que nos la cogiéramos más fuerte. Así estuvimos por algunos minutos. Ella no dejaba de decir que sentía muy rico y que se estaba viniendo. No sé cuántos orgasmos haya alcanzado, pero fueron varios. Finalmente ella quedó desfallecida sobre Lucas y yo también dejé de cogérmela porque la posición que ella tenía ya no facilitaba la penetración. Quedé hincado sobre la cama y ahí comprobé la efectividad del viagra, no me había venido y mi verga seguía erecta y muy dura.

-          Hay que cambiar de posición– dijo Lucas.

-          ¿Qué hago? – le pregunté.

-          Recarga tu espalda sobre la cabecera y ella que se siente sobre ti – nos indicó.

Así lo hice. Mi esposa se dirigió hacia mí. Me besó y agradeció la cogida que le estábamos dando. Sus palabras textuales fueron  “ya me vine muchísimo, y todavía quiero que me cojan. Gracias mi amor, nunca imagine que sentiría lo que estoy sintiendo”.

Dicho esto, se volteó de espaldas a mí, puso sus pies a los lados de mis muslos y flexionó sus rodillas para que su trasero quedara encima de mi pubis. Buscó mi verga con su mano, la apuntaló sobre su ano y dejó caer sus nalgas sobre ella. Mi palo entró fácilmente hasta el fondo. Ella comenzó a mover su cadera en círculos. Lucas se paró frente a ella ofreciéndole su verga en la boca. Por el espejo pude mirar como Ángela la agarró con sus dos pequeñas manos masturbándola e introduciendo únicamente la cabeza de la verga en su boca.   Ella movía su cadera al mismo ritmo al que le mamaba la verga a Lucas. Ella comenzó a lamer por detrás de los testículos y la verga quedó extendida sobre su rostro, la cabeza le llegaba hasta la frente. Lucas se hincó , tomó su verga y la introdujo en la vagina de Ángela. Yo casi no me podía mover por tener a los dos prácticamente encima de mí. Lucas fue quien comenzó a cogerse a Ángela. Ella comenzó nuevamente a gemir y muy pronto estaba bramando, pidiendo que la cogiéramos más fuerte y diciendo a cada rato que se venía. A través del espejo miraba como Ángela quedaba entre nosotros dos, tenía tomadas las nalgas de Lucas, con sus piernas abiertas y levantadas,  lo jalaba hacia ella para que se la cogiera lo más profundo. Por mi parte, en mi verga dentro del culo de mi mujer sentía muy bien los empellones de Lucas, lo cual también me producía mucho placer. La abracé por la cintura con mis dos brazos y también empecé a limar mi verga con su ano. Sentí cuando bruscamente Lucas se puso de pie colocando su verga frente al rostro de Ángela. Ella por instinto la tomó con sus dos manos y comenzó a masturbar. Lucas jaló aire y lo exhaló con brusquedad al momento que un gran chorro de semen se estrelló en la cara de mi mujer. Ángela masturbó la verga con mayor velocidad haciendo que continuara brotando leche que caía sobre su cara y pecho. Yo cerré los ojos porque lo visto hizo mi estómago empezara a revolotearse, era inminente mi eyaculación.

-          Me vengo – dije casi gritando.

Ángela se retiró sentándose sobre mi abdomen y tomó mi verga masturbándola con una mano mientras con la otra hacía lo mismo con la de Lucas.  Sentí que un chisguete de semen salió con gran fuerza de mi verga, la leche brincó hasta los pechos de Ángela, me vine muchísimo cayendo la mayoría del semen sobre el pubis de ella.

Ángela se dejó caer sobre la cama completamente extenuada.

-          ¡Ya, ya! Es suficiente – dijo – y quedó como si estuviera inconsciente.

Lucas y yo, quedamos acostados a los lados de ella. Después de unos minutos de descanso él preguntó si queríamos seguir cogiendo. Ángela no pudo ni hablar, solo con su dedo indicó que no.

Minutos después Lucas se marchó agradeciendo la sesión de sexo que tuvimos. Como a la media hora mi esposa se incorporó un poco me beso y agradeció que le hubiera hecho realidad su fantasía.

-          ¿Realmente te gustó- le pregunté.

-          Sí, me encantó – respondió.

-          ¿Quieres repetirlo?

-          Ahorita no quiero nada ….después puede que sí…

Esa fue su respuesta. Si volvemos a tener otra experiencia, ya se los estaré contando.