Ahora resulta que tengo una hermanita 2

“Callate, no te pregunte, sigo muy enojada contigo y desde ahora me vas a dejar educar a mi nueva hija ¿está claro?” Dijo mama mientras mi hermano seguía sentado con su ropa de niña y su cara de vergüenza extrema.

Ahora resulta que tengo una hermanita 2

Mamá descubre todo y la vida de mi hermanito esta a punto de cambiar.

“¿Qué están haciendo?” Pregunto mi madre, la escena era complicada de explicar. Ahí estaba yo poniéndole a mi hermanito un tapón en su colita mientras estaba vestido como toda una mujercita. Más tardamos en intentar explicar que mi madre en agarrarnos a golpes, fue mientras intentaba esquivar los golpes de mama, cuando mi hermano se puso entre las dos.

“Perdón mama, ella no tiene la culpa” le dijo a mama con lágrimas en los ojos exponiéndose a recibir un golpe de la furia en la que se había convertido mama.

“¿Qué diablos, dices y porque este vestido así? “Preguntó mi madre a mi hermano quien con lágrimas en los ojos estuvo durante hora y media charlando con mi madre explicándole la situación. Fue después de gritos, lloriqueos y mucho sufrimiento que mi madre me pidió ir al cuarto donde ellos platicaban. Me hizo tomar asiento y comenzamos a saber la nueva situación de mi hermanito.

“El mariquita de tu hermano acaba de explicarme lo que paso y debo pedirte una disculpa” dijo mi madre mientras seguía limpiándose las lágrimas y se recuperaba del impactante shock que le provocó conocer a mi herma.

“No es su culpa” intente decirle cuando un antes de completar la frase una buena cachetada hizo que mi cabeza diera vueltas.

“Callate, no te pregunte, sigo muy enojada contigo y desde ahora me vas a dejar educar a mi nueva hija ¿está claro?” Dijo mama mientras mi hermano seguía sentado con su ropa de niña y su cara de vergüenza extrema.

“Tu hermano es una mariquita eso es una realidad y debemos asumirlo” dijo mi madre más divertida que molesta. Con una sonrisa que de verdad me ponía nerviosa.

“Ya me lo conto todo y me dijo que lo ayudaste” comento mientas me miraba con total desaprobación. De pronto mando a mi hermanito a su cuarto, quedándonos, platicando mama y yo.

“Has visto lo pequeña que es la cosita de tu hermano” dijo mi madre en verdad consternada.

“Si la verdad es que da miedo” respondí intentando leer el estado de ánimo de mi mama.

“Debemos aceptar que como hombre va a ser la peor decepción” me dijo mama mientras su cara dibujaba algo más que desaprobación era tristeza. Trate de calmarla, pero no fue necesario ella sabía claramente que no había otra solución. Me levanto, fuimos a mi cuarto, escogimos un poco de ropa; volvimos y llamamos a mi hermano a la sala.

“Hermanita ven aquí” grite. Mi hermano se acercaba con una cara de Bambi. Sus pasos incomodos y sus manos tratando de tapar la ropa que portaba eran un poema a la humillación masculina.

“Ponte esta ropa mariquita” dijo mamá a mi hermano mientras estaba tan nervioso que podíamos escuchar su corazón por todo el cuarto. Sudaba frio, sus piernas temblaban sus labios también.

Poco a poco y con los empujones de mamá mi hermano fue poniéndose la braguita blanca, el corpiño unos jeans ajustados y una playera rayada muy justita. A pesar de sus gimoteos se veía ilusionado por usar estas ropas. Se le veía la carita llena de ilusión.

Después de eso mama nos hizo tomar asiento, esta vez mi mama no me dejó ponerle la peluca, ponerle el relleno o maquillarlo.

“No, lo hagas tu hermanito debe saber que le falta mucho para ser una verdadera nena” dijo mama mientras el pequeño mostraba su nerviosismo. Esta situación además de trastornarlo a él a mí me ponía helada, aún no sabía si mi madre me consideraba la culpable de esto. Debo admitir que, a pesar del maltrato y humillaciones de mi hermano, me daba gusto verlo sonreír después de mucho tiempo y que no fuera el amargado déspota de siempre.

“Siempre lo sospeche, pero hoy lo confirme” sentencio mama. Pero no tengo cabeza para pensar, sigo impactada. Mañana hablaremos de tu futuro. Hoy te quedas con esa ropa, dijo mama.

“Si mama” respondió sumisamente mi hermano con cara triste.

“Y tu dijo” mi madre señalándome vas a pasar todas las labores de la casa a la mariquita de tu hermano. “quiero que le enseñes todas los que haceres” advirtió mamá mientras se levantaba del sillón y se encerró en su recamara.

Mi hermano seguía desencajado, yo continuaba un poco desorientada, pero feliz al ver contenta a hermanito. Estaba sentado en el sillón con carita preocupada, fue cuando tome la iniciativa de volverlo a poner un poco de buenas.

“Parate de ese sillon Brenda, ya escuchaste a nuestra madre; hoy vas a dejar la casa im-pe-ca-ble” le dije mientras lo agarraba de la mano y lo llevaba a la cocina dónde poco a poco fuimos aprendiendo aún más labores de la casa de las que ya había hecho después de que Vania y Flory habían roto su hombría. Mientras yo me pase toda la tarde acostada, viendo tele y buscando entre toda la ropa que ya no ocupa; prendas lindas para acostumbrar a mi hermanita a su nueva condición.

Fue a la hora de dormir que vi a mi hermanito quitándose la ropa que le habíamos asignado y lo vi intentando ponerse unos boxers de hombre todos toscos.

“Ni se te ocurra que te vas a poner esa cosa tan aburrida” le dije mientras con mi mamo le exigía fuera hacia mí. Y fue mientras se dirigía a mi cuarto que lo obligué a quedar desnudito y pude volver su pequeña cosita .  “Esta cosita tan pequeña no es digna de ropa de hombre”, le dije mientras extendí una braguita rosa frente a él. A pesar la vergüenza su cara fue de encanto, la tomo y se la puso.

“Muchas gracias hermanita” me dijo dulcemente ese pequeño en braguita.

“Buenas noches cariño” , le dije mientras se metía a la cama como una dócil y bella adolescente. Debo decir que, en una concepción muy retorcida de mi personalidad, me daba muchísimo gusto que esto sucediera y es que después de ser todo un gañan, vago y maltratarme por fin veía la personalidad oculta de mi pequeño hermano. Y lo más lindo era que me gustaba esta nueva versión, que no me obligaba a nada, de la que no tenía que ser sirvienta y que en vez de denigrarme me alababa.

Fue al día siguiente mamá nos levantó a mi hermano y a mí; estábamos únicamente en la ropa interior, pues no permitió que nos cambiáramos.

“Qué bonito te ves con esa braguita” , le dijo mama a mi hermanito mientras me preguntaba si yo se la había puesto.

“Si la verdad no me gusta verlo con ropita tan aburrida; jijijijiji” , le dije a mama mientras mi hermano estaba rojo como un jitomate por lo embarazoso de la situación.

“pues tenemos que hablar del futuro, sobre todo en tu futuro” dijo mama señalando a mi hermano.  Con una tranquilidad y temple muy diferente a lo que ayer parecía un mar de furia.

“Hijo, debes aceptarlo eres una mariquita y lo peor de todo una mariquita muy reprimida. Por eso siempre estás de malas, nunca cumples tus responsabilidades y siempre eres tan grosero con tu hermana y conmigo.” Las palabras de mamá desconcertaban a mi hermano, quiso hablar, pero con una sola mirada mi madre fulmino cualquier oposición.

“Ni intentes justificarte, vine a casa temprano porque recibí en mi teléfono un video que nuestras vecinas nos compartieron donde tu… bueno ya sabes que es lo pasa en ese video.” Soltó mi mama a mi hermano como balde de agua fría.

“Es hora de que admitas tu verdadera naturaleza, que intentes ser feliz y aprender que debes resignarte a que eres una nena, además con esa cosita nunca podrías hacer feliz a ninguna chica.” En ese momento mi hermano soltó lagrimas como nunca lo habíamos visto. Era increíble lo rápido que este pequeño patán se había vuelto sumiso y dócil.

“Lo que proponemos es ayudarte a vivir como, aunque no lo sepas aún, realmente quieres. Convertirte en una damita hecha y derecha, una mariquita de primera, que seas la más bonita. Ya verás como con el tiempo terminaras adorándolo y disfrutando mucho; pero también vas a tener que entender que ser chica no es fácil y menos para una chica especial como tú.” Dijo mama mientras se dirigía a mi cuarto dejándonos a mi hermano en la estancia. No tardo ni un minuto, cuando llego mami con unos jeans ultra ajustados, una playera azul muy ajustada y ropa interior blanca mía y unos flats. Si aceptas vas a tomar esa ropa vas a entrar al cuarto de tu hermana y te la vas a poner; de lo contrario no volveremos a ayudarte nunca. ¿Está claro?

“Por favor hermano no quiero que vuelvas a ser el mismo amargado de siempre, nunca te había visto tan feliz.” Le dije mientras acariciaba y trataba de consolarlo.

“Pe, pe, pero ¿Y las chicas?” dijo mi hermano tapándose la cara y avergonzado.

“Hermanito, las chicas no son para ti. Sabemos que te llaman la atención, pero todas saben lo mariquita que eres. Ahora que lo mencionas mi amiga siempre ha dicho que eres así de grosero porque en el fondo me envidias” dije de forma burlona.

“Fer siempre me ha gustado” dijó mi hermano con su pequeño corazón roto.

“Tengo una idea”, dijo mamá; “porque no invitas a Fer a que conozca la verdadera personalidad de tu hermanito” . Así tu hermano podrá ver su verdadera condición.

“es más vamos a hacer que tu hermano le hable y le diga que necesita ayuda. Ya aquí, hagamos que ella descubra que tu hermanito es una mariquita.” Dijo mamá de manera maliciosa y disfrutando la vergüenza por la que pasaba mi hermano.

“wow que buena idea ma, quizá en una de esas le conseguimos un novio.” Le dije a mi mama, sabiendo que mi hermanito estaba muriendo de humillación.

“No lo sé eso; lo veremos más al rato ahora tenemos que dejar que tu hermano se vista porque hoy lo vamos a cambiar de escuela y tenemos que irlo a dar de baja de la universidad. La verdad es que, al principio la que se iba a quedar sin estudiar la uni es tu hermana; sin embargo, ayer llegue a la conclusión de que si ahora resulta que tengo dos hijas. La que tiene mejores calificaciones será la que tenga la oportunidad de tener una carrera.”

“Así que ayuda a tu hermano a ponerse su ropita porque ya tengo sus papeles.” Dijo mi madre empujándome para que le pusiera la ropa; pero fue cuando quise ir por la peluca, que mi madre me detuvo y me explico que para que matar la poca hombría que había en mi hermano debíamos dejarlo que se expusiera a la realidad de ir vestido como una mariquita.

Debo confesar que la idea me pareció buena, realmente mi madre se estaba esforzando mucho por asimilar lo de mi hermanito, pero más por ayudarlo en un mundo que seguramente iba a ser difícil para él. Y fue así como con ropa interior de chica, una blusita corta, unos jeans ajustados y unos flats; mi madre nos llevó a la escuela de mi hermano. Fue antes de llegar a la escuela que dentro del auto mi mama nos dio instrucciones.

“Aquí están los papeles de tu baja, vas a ir a la oficina y le vas a decir a la secretaria que vienes a darte de baja porque ahora quieres ser una nenita. ¿Esta claro?” sentenció.

“Pero mami dame una oportu….” Fue mientras mi hermano llorando balbuceada que la palma de mi madre hizo retumbar la cabeza de mi hermano.

“Que te quede claro, vas a dejar de reclamar por todo, ya estoy harta, yo no te obligue a vestir de nena; además deja de quejarte ya te cogieron. Y por lo que vi en el video, te encanta. A partir de esta indisciplina va a ver nuevas reglas. Primero me vas a obedecer y en caso de que yo no este, vas a obedecer a tu hermana. Es más siempre vas a hacer lo que cualquier mujer te diga porque eres inferiores a nosotras ¿está claro?.” Dijo mi madre mientras le dio instrucciones precisas a mi mariquita hermano de obedecerme en todo. Y fue mi hermano con su masculinidad derrotada y su hombría vuelta harapos que dijo que sí.

Debo confesar que estaba disfrutando tanto, la superioridad que tenía mi hermano sobre mi estaba derrumbándose en cada paso que daba por la universidad. La mirada de desaprobación de los chicos; la mirada inquisidora de las chicas del campus, pero todo se volvió más interesante cuando llegamos al edificio donde él recibía clases. Sus compañeros, estaban desencajados él trataba de alejarse; pero lo obligue a caminar por dónde todos pudieran verlo.

Fue uno de los chavos más atrevidos quien sin rodeos fue hacia él y le dio una nalgada. De inmediato hice que nos detuviéramos; el chico estaba con muchos nervios, pensó que iba voltear a reclamarle cuando dije el nombre de mi hermanito y le comente:

“No le diste las gracias al muchacho por tu nalgadita.” Sentencie mientras todos los estaban cerca vieron a mi hermano, esperando su reacción. El me miraba con la humillación a flor de piel, supongo que tenía la esperanza de que no fuera en serio; pero recordé las instrucciones de mi madre y con la pura mirada él entendió lo que debía de hacer.

“Gracias” contesto muerto de vergüenza, mientras yo le di instrucciones de hacer una pequeña reverencia y la risa general de todos confirmo la humillación. La imagen fue genial y las risas fueron espectaculares. Ahí estaban sus compañeros de generación viendo a mi hermano en proceso de ser una linda mariquita, feminizado y obedeciendo las ordenes, de su hermana dos años menor. El sentimiento me supo a victoria, mientras que a él se le reflejaba en la cara ese sentimiento de su mundo derrumbándose.

“Camina pequeño mariquita” le grite mientras lo jaloneaba hacia las oficinas administrativas y el lloraba asumiendo su nueva y humillante condición. Al llegar a la oficina mama se nos unió y pregunto extrañada por el lloriqueo de mi hermano. Le dije que no se preocupara y le conté la escena a la que sonrió divertida.

Fue al llegar a la ventanilla de altas y baja que la situación se tornó divertida. Al principio no quería ni acercarse, pero fue la presión y los golpecillos que le dimos que lo obligaron. Fue mientras hacíamos fila que unas chicas frente a nosotras veían divertidas a mi hermano. Ambas cuchicheaban y notaban divertidas la carita de vergüenza al estar expuesto a esta humillación.

¿A poco no es hermoso? Le dije a las dos chicas mientras tomaba a mi hermano de la mano y lo puse frente a ellas y mi hermano se ponía color jitomate. Las chicas eran menores que mi hermano y mayores que yo. La verdad es que lucían divinas y se veían muy coquetas. Una traía una blanca ceñida, unos jeans justos y tacones color negro. La otra vestía un pequeño top negro y un short que le permitía ver sus largas piernas.  Ambas eran muy blancas, muy bonitas y curiosamente portaban una cola de caballo en su pelo castaño: las clásicas amigas que de tanto tiempo estar juntas eran muy similares.

“La verdad es que si, pero un poco femenino.” Dijo una de las chicas.

“Si, de hecho, venimos a darlo de baja, pues es mi hermano y en la semana descubrimos que es una mariquita.” Dije mientras mi hermano no sabía dónde meterse.

“Ay que bonito,” dijo una de las chicas mientras con sus manos rozaba las piernas de mi hermano.

“Si la semana pasada lo encontré con mi ropa y descubrí le gusta ser una mujercita. Por cierto, hermanito preséntate ante las señoritas.”

“Si mariquita preséntate ante nosotras.” Dijo una de las chavas con la cara llena de malicia.

Tan doblegada estaba la voluntad de mi hermano que solito hizo una reverencia, cosa a la que las chicas reaccionaron con ternura y burlas. Fue antes de que avanzara la fila para que fuera nuestro turno que las chicas se despidieron con un beso en la mejilla de mi hermano. Al llegar a la ventanilla administrativa, la señorita no se contuvo de burlarse del femenino atuendo de mi hermano, quien resignado tuvo que contestarle que sí, que su sueño era ser mariquita y que por eso venía a darse de baja de la escuela.

Y fue mientras que lo daba de baja, que le pregunto la señorita a mi hermano si ya sabía que iba a hacer ahora que fuera una linda marica. Mi hermano no supo que responderle, pero yo intervine y le dije que ahora era muy pronto; que la prioridad era ser una nena hecha y derecha. La señorita quien no paraba de reír, le dio su baja, lo felicito y despidió de él gritando un adiós nena. Acción que además de desatar la burla de los presentes, hice que mi hermano correspondiera con un afeminado gracias con reverencia incluida.

Fue mientras caminaba con su baja en mano, que vi a mi hermano llorar derrotado; simplemente se veía desecho. Caminaba por los pasillos de la facultad destrozado; trataba de pasar desapercibido, pero yo no podía dejar pasar este momento y grite su nombre con todas mis fuerzas. Entre las risas y cuchicheos vi a los lejos a mi amiga FER corrimos a abrazarnos, nos dimos un beso en la mejilla y fue ahí donde en realidad todo se puso divertido.

“Noooo ¿es tu hermano…?” dijo Fer mientras intentaba contener la risa.

“Si”, conteste mientras mi hermano bajaba la cabeza y sumisamente estaba con las manos en la espalda mientras veía al piso.

“Siempre supe que era una mariquita, ¿Recuerdas cuando te dije que él te envidiaba?” Le restregó Fer sonriente a mi hermanito. ¿Y desde cuando lo saben? Fue respondiendo esta pregunta y platicando con mi amiga que vimos a mi hermano consumirse en la vergüenza.

“No te pongas nerviosa, solamente nos vamos a desquitar de todas las veces que nos molestabas. ¿Recuerdas?” Dijo Fer con una sonrisa extremadamente divertida, mientras mi hermano se moría de vergüenza en su poco varonil outfit.

“Jajajaja deberías de verlo, ahora es toda una damita. Hoy venimos a darlo de baja de la universidad. ¿Verdad Hermanito?” Dije mientras daba una nalgada y moría de vergüenza. Se le veía angustiado, supongo que si ya se sentía humillado que lo viera Fer en esa situación era un golpe a su masculinidad.

“Si” contesto mi hermano mientras Fer soltaba una carcajada, se le veia divertida y no paraba de escudriñar a mi hermano con la mirada.

“¿Sabes? Creo que ahora que no estudia es momento de encontrarle a tu hermano un empleo y tengo la solución ¿Podrias llevarlo a las 5 a mi casa?”Dijo ella mientras toqueteaba a mi hermanito como quien elije una mercancia y juguetea con una pequeña piruja.

“Si”conteste mientras le daba una pequeña nalgadita a mi hermano quien respondio rojo de la vergüenza de sentir las miradas de todos. Desde luego no desperdicie la oportunidad de humillarlo e hize que se despidiera de Fer con un beso en la mejilla y una femenina revencia que ella correspondio con una apretadita de trasero cosa que puso chinita la piel de mi hermano.

Fue ya en la camioneta que le contamos a mamá lo morboso y humillante que fue llevar a mi hermanita a la universidad. Ella se alegro mucho, pero lo mejor de todo fue la carita de alegria que se le iluminaba a mi hermano cada vez que se imaginaba lo que habia vivido, cosa que nos dimos cuenta mi mamá y yo. Fue al llegar a la casa y despues de que mamá escucho sobre mi cita que estaba facinada por qué Fer iba a conseguirme trabajo.

“Tenemos que preparla para su primer entrevista de trabajo”,dijo mi madre con entusiasmo. Lo primero que hicimos fue llevar a mi hermano a mi recamará, lo dejamos en braguitas y corpiño. Mamá se adelanto a su recamara y cuando llegó a mi cuarto tenia un especie jarra con una manguera conectada hacia un extremo. Fue al ver nuestros ojos como plato que sin preguntarselo respondio el qué era esa cosa.

“Esto es un edema y ayuda a tener tu colita limpia ya lo veras.”Fue con brutalidad que mi hermano quedo en 4 mientras mama hizó a un lado la braguita, mi hermano sabia lo que pasaria y no opuso resistencia. Fue con su carita de viciosa que mi madre primero introdujo un dedo en el culito vicioso de mi hermanito; un femenino gemido salio de su boca.

¿Te gusta pequeña putita?Preguntó mi madre mientras literal dedeaba el culo de mi hermano y el otro se retorcia como viciosa. Fue mientras se mordia los labio de placer que mama inserto la canula, se incorporó y puso una jarra de agua en la bolsita del edema. A pesar de que no se veia placentero no sé si era la humillación o algo así pero parecia que mi hermano lo difrutaba; no paraba de gemir.

Fue cuando la bolsita se vació y mi hermano de estar en 4 paso a estar sentado. “No sueltes ese liquido” ordenó mamá mientras veiamos a mi hermano con el vientre abultado de tanto agua; parecia embarazado, mama y yo empezamos reir. La imagen era divertida este pequeño marica con aspecto de embarazada, retorciendose de placer al sentir su colita llena y su cuerpo lleno de agua.

Mamá le pidio a mi hermano cerrar sus ojos. “Imaginate que estas toda hermosa acostadita y un hermoso chico te va a hacer la bella nena que siempre deseaste. Te metera primero un dedito en tu culo y después te rompera tu culito con su gruesa verga y te hará sentir llena como nunca. Te va a doler pero te encantará y eso te volvera más femenina” fue con solo esa imagen que de golpe mi hermano se vino y eyaculo. Estaba perpleja nunca habia si quiera imaginado algo asi. Mamá agarra el hilo de semen que salio de esa cosita y se lo puso a mi hermano en la boca, quien cara de felicidad lo tomo como si fuera el más rico de los dulces.

“Ya ves nena”,dijo mi madre todos los hombres son putos.  Continuará.