Ahora que me has puesto los cuernos
Pensamientos de un hombre.
Ahora que me has puesto los cuernos
Querida esposa, creo que me estás poniendo los cuernos. Algo en tu conducta me hace presentirlo, si no lo has consumado estás a punto. Noto ahora un atractivo salvaje, tu humor ha mejorado, te he visto cuando recibes un mensaje en tu celular, ni siquiera te retiras para leerlo, esta reluciente, transfigurada, quien te escribe te mueve el piso.
Tu vocabulario está lleno de palabras nuevas y hablas de temas que nunca habías hablado y además hablas con descaro, sin medir palabra. No me molesta, apenas me parece extraño. Ahora tomas más tiempo para ti, haces ejercicios, vas al gimnasio, a la peluquería. Me pregunto quién será el hombre que pone esa sonrisa en tu rostro, que provoca que vuelvas a usar tu ropa interior de encaje, recuerdo bien lo que decías, si la usas es porque tienes a quien mostrársela, me pregunto quien es el afortunado. Si, es cierto que tienes buen polvo, siempre lo has tenido, tu cuerpo es exquisito, tu piel es suave. Quien disfrute de ti, lo está pasando de muerte.
Si, lo tengo claro, me estás poniendo los cuernos. No hay otra explicación para tus cambios. Al menos en tus fantasías hay otro, quizás un compañero de trabajo o tal vez un alumno. Es que no representas tu edad, te ves aun tan joven. Cada que sonríes el mundo cambia a tu alrededor, ese que te pretende tiene razón "eres un encanto", siempre lo has sido. No creas que lo llevo bien, sólo trato de mirar hacia otro lado, pienso que esto será algo pasajero. Mientras disfruto de verte tan ardiente, pensar que hay otro ha tenido un efecto en mí muy extraño, me da morbo, a la vez que me tortura.
Morbo perverso al pensar que sin reparos regalas a otro lo que era sólo mío. Al menos eso creía, te pienso en sus brazos y trato de saber hasta donde has llegado con él y aunque nunca lo había hecho, ahora busco en tu agenda, se que tienes la extraña manía de escribir todo. He leído mensajes que me dejan claro que te pretende. Te llama su encanto, su bella, te corteja. En tu descaro me has mostrado las flores que "alguien" te ha regalado, los objetos que "alguien" te obsequia y me hierve la sangre. Disimulo, me contengo.
Bien se de tácticas de cortejo, no las he olvidado. Reconozco que tengo competencia. Por el brillo de tus ojos, es fuerte. ¿Ya te has entregado a él? ¿Ha sentido él tu calida vagina apretar su pene? Le has dado también tu culo querida, yo fui el primero en derramarme en él, lo conseguí virgen, apretadito, tanto que me corrí apenas entré.
¿Tu boca conoce ya el sabor de otra semilla? No te imagino mamándosela a otro. Tus ricos labios, que besan mi mejilla cada noche, tu lengua traviesa que serpenteaba golosa por mi verga. Lo recuerdo bien y me estremezco al hacerlo. Si hoy tu boca sus besos regala a otro es porque soy un gilipollas, no te he valorado, no te he cuidado, por meses no he volteado a verte, me has buscado y no te he respondido. Cansado de llevar a cuestas un secreto, yo hace meses que me estoy cepillando a otra.
Te he sido infiel y ahora llevo también los cuernos que me pones, fui mezquino al pensar que podría, como otras veces, cumplir contigo y con otra, pero los años pesan y tú mereces mejor atención que las migajas que quedan. Por eso me muerdo mi orgullo. Por eso me trago mi rabia. Me duele saber que con otro gozas lo que no gozas ya conmigo, es seguro mejor que yo. Su cara me la imagino de mil formas y lo veo en cada rostro de cualquier amigo que me presentas. Serás tan descarada de habérmelo presentado o es tan ajeno a mí, a nosotros. que lo guardas en secreto, sólo para ti.
Somos, sin duda alguna, un matrimonio decadente. Con mi descuido te he orillado a ser la mujer infiel que creo que eres. El machismo me decía que podía serte fiel, que tú debías conformarte, pero te conozco bien, jugué con fuego, "eres un encanto" bella, inteligente y apasionada, tienes una braza entre las piernas de la que yo me olvidé, confiado como estaba de tu amor. Creo que estiré mucho la sábana.
Ahora, cuando duermes a mi lado, aspiro buscando el olor a jabón chiquito, buscando ese olor conocido a semen. Te miro a los ojos, de nuevo iluminados y trato de adivinar si ya te has entregado, sí él ya te ha disfrutado. ¿Has sido su hembra? ¿Sonríes a causa de su presencia? O por saber que me los estas poniendo y yo ni me he dado cuenta. Sientes la adrenalina de cada encuentro, la alegría de ser su puta. Nunca te molestó ser mi putita, si te ponías zapatos altos y medias de medio muslo para pasear tus nalgas por la casa. Sólo para incitarme.
Tengo celos, no tengo derecho a sentirlos, pero me queman por dentro. La voz no me sale para reclamarte. Hoy mientras te miro arreglarte para ir a una cita con Marita y tu hermano, te veo bellísima, el cabello en cascadas cayendo sobre tus hombros, tus labios pintados de carmín, tus ojos maravillosos, vivaces y esa sonrisa.
Te has vuelto a vestir de minifalda, tienes unas piernas tan hermosas y más allá del perfume que te aplicas, ese que te regalé la última vez que fui de viaje "de negocios", por encima de ese perfume siento el aroma de tu sexo, que imagino húmedo. Estas tan hermosa querida, que he cedido a la tentación de pedirte un beso y una cita en tu agenda, que ahora está llena. No me extraña, ese que ahora te disfruta no querrá compartirte, si fueras mi amante, yo tampoco te compartiría.
Que absurdo, pero es una delicia poseer lo que es de otro, "comer de la orilla" pensando que nadie nota la mordida. Te ríes de mí, te das vuelta, caminas meciendo tus caderas hacia la puerta y te vas, sin volver a mirarme. "Saludos a Marita" te digo y me saludas con la mano desde la puerta y me lanzas un beso, que atrapo en el aire. Este tiene otro sabor, sabe a beso robado. Esta claro, ahora eres de otro Que lo disfrutes querida, no hay nada más sexy que una mujer satisfecha.