Ahora os mando yo!

Anecdota ocurrida con compañeros del trabajo, con una chica y un chico, curiosa manera de afianzar la empresa. Me gusta mandar... ;)

Paloma tiene un cabello rizado con mechas rubias desgastadas desde el último tinte. Junto a los labios lleva un pequeño piercing que hace juego con su sonrisa picara. Sus ojos de color marrón miel muestran el camino hacia la perdición cada vez que pestañea. Su cuerpo no es delgado pero su forma de vestir con ropas anchas permite a la imaginación jugar sin límites. Tiene 23 años y llevamos 2 años trabajando en la misma empresa. Estamos rodeados sobre todo de carcas. Aunque hay otros 5 jóvenes en la empresa casi ninguno percibe las miradas que compartimos por los pasillos. O esa es la sensación que me da…ya que tiene novio desde hace 3 años y parecen felices.

Los primeros hechos ocurrieron en una de las primeras cenas de empresa. Nos juntamos unos 20 y nos sentamos en una mesa alargada rodeados de velas. Paloma “de casualidad” se sentó en frente de mi y su novio a su lado. Al principio yo estaba tenso pero con el vino y la comida me fui relajando… sin querer rocé mi pie con la rodilla de ella y ella que estaba mirando hacia abajo primero sonrió mientras sujetaba la copa de vino, giró  su mirada hacia mi y besó a su novio en la boca durante 5 segundos, mientras rozaba sus dedos descalzos por mi espinilla. Confirmé que algo había entre las miradas intensas del pasillo, y noté como dentro de mí se encendía una sensación de picardía y maldad por soñar…

Una vez acabado de cenar nos fuimos de fiesta a un local. Todos hablaban con todos pero el novio de Paloma no se despegaba de ella. Con todo lo que bebimos en algún momento tuvo ir al baño y esperé pacientemente. Hacia las 2 de la mañana llegó el momento. El baño estaba algo alejado de donde estábamos. Había una puerta general y dentro se separaban para ambos sexos. Esperé un instante antes de salir tras ella para que no se notara mucho. Esperé en hall del baño hasta que salió. La luz estaba apagada y esperé tras la puerta. Cuando salió le di un pequeño susto y la tomé de los dos brazos contra la pared, y acerqué mi boca a su cuello. Ella se resistió mientras yo subía hacia su mejilla dándole besitos por su erizada piel. Sentí un pequeño gemido desde su boca abierta que exhalaba aire helado. Me acerqué más a su boca y cuando nuestros labios se empezaron a rozar me esquivó y salió del baño. Me quedé con un calentón impresionante.

La fiesta siguió y no se despegó de su novio en toda la noche. Yo decidí acabar la noche charlando con otra chica y bailando hasta el amanecer. Nada más sucedió, hasta ese momento por lo menos…

Javier es otro compañero de trabajo, alto y bastante guapo. Tiene 26 años y lleva más tiempo que nosotros en el trabajo. Decidió casarse y la siguiente anécdota y la verdadera aventura sucedió en la despedida que le preparamos. La despedida la preparamos entre los del trabajo por lo que fue una despedida mixta. Tampoco nos gusta el tema de los strippers y le preparamos una noche temática donde fuimos todos disfrazados de hawaianos. La noche fue alegre y estuvimos bebiendo y bailando durante horas hasta que yo decidí que era hora de irme a casa ya que estaba cansado y no parecía que hubiera nada interesante por hacer.

Cumplido con el compromiso, me despedí de unos pocos y me escaquee para no ser retenido. Cuando salí del salón de actos pasé por el baño y en la puerta estaban charlando Javier y Paloma. Les saludé y cuando les dije que me iba se pusieron algo pesados. Entonces Javier me dijo que no me podía ir de su despedida antes de darle un beso. Yo le contesté que prefería darle el beso a ella. Él puso la condición de que si le daba a él un beso con lengua podría hacer con ella lo mismo. Por ese beso buscado besé a él, con lengua pero poco tiempo. Después la miré a ella, le sonreí y acerqué mis labios a los suyos. Cuando nuestros labios se rozaron yo me aparte y pudimos ver como ella cerraba los ojos y abría la boca. Le tenía que devolver el antiguo beso robado. Pero dos segundos más tarde nuestras lenguas ya estaban peleando entre ellas. A los 10 segundos nos paramos pero nos quedamos con las frentes pegadas. Javier nos apartó y yo me despedí.

Al salir, Helen acababa de terminar su último cigarro y estaba pisándolo con sus botas y echando el humo hacia arriba. Con su pelo de leona pelirroja y sus ojazos azules brillaba con la luz de los focos del exterior del pub. Le conté que me iba a casa y nos dimos dos besos. Pero de pronto salieron Javier y Paloma del Pub pidiéndome que no me fuera. Se les puso sonrisa picara y me pidieron que hiciera lo mismo que hice con ellos pero con Helen. Yo me apuré porque esta pelirroja despampanante además de sacarme una cabeza, también tenía unas pecas que me hacían soñar con el roce de su piel. Entonces decidí poder hacerlo de otra manera. Miré a Helen a sus ojos y le dije:

-Te planteo un juego donde puedes plantarte cuando quieras. ¿Vale?

-¿Pero qué es lo que tengo que hacer?

  • Tú, nada. Déjate llevar y si llegas a estar incomoda comunícamelo.

  • mmmm, vale – contesta Helen dubitativa mientras a Javier y Paloma se les escapan los ojos de su orbita de puro vicio.

La tome de la cintura, aparté su cabellera y quedó al descubierto su hombro izquierdo blanco lleno de pecas. Me acerqué lentamente y suavemente lo besé. Mi mano derecha se posó en el mismo lugar donde la besé y dejé caer mi mano por su brazo, abriendo mis dedos y rozando con la punta de mis dedos su erizada piel. Su poco bello parecía bailar entre sus pequeñas pecas. Aparté la cabeza para ver su reacción. Tenía la boca entreabierta y sus ojos eran la duda en persona.

-¿Te ha gustado? – Le pregunté.

  • Sí…

-¿Quieres que siga?

  • No lo sé… - Mientras dudaba, mi siguiente beso se posó bajo su cuello, suave y húmedo. Noté como su piel seguía erizándose cada vez más. No se movió y aproveché para darle otro beso bajo la oreja. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo y su reacción fue alejarse y mirarme fijamente a los ojos. La duda le atravesó el alma pero en el último momento se echó para atrás y me pidió que siguiera. Yo la respeté, miré a Javier y Paloma y levantando mis hombros me alejé hacia el coche.

El aroma de Helen aún perduraba en mi, mientras caminaba contando las estrellas por un parque con unos pocos arces. Cuando me faltaban 200 metros para llegar al coche escuché mi nombre. Eran Javier y Paloma que me habían seguido. Los dos parecían tener ganas de más.

-No te vayas – Me dijeron- ¿Qué podemos hacer para que te quedes? – Cuando me dijeron eso se me encendieron mis deseos más ocultos. Dos personas dispuestas a hacer lo que yo les pida? Me pareció muy interesante y empezó mi juego…

-De acuerdo. Me quedaré un rato más con vosotros pero debéis hacer lo que yo quiera.

-Bueno, depende lo que quieras – respondió ella.

  • Quiero que me hagáis disfrutar mientras seguís mis indicaciones. Quiero ver quien tarda menos en ponerle los pelos de punta al otro.

-De acuerdo – Dijo él. Se agachó a la altura de su boca y la miró a los ojos de manera desafiante. Le introdujo los dedos a la altura de la cintura por debajo del top y le realizó caricias y cosquillas que enseguida la ruborizaron.

  • Ahora verás – dijo ella. Se puso detrás de él, introduzco sus manos por la cintura y empezó a subir. Él parecía contento pero su sonrisa cambio a mejor cuando ella pasó sus manos hacia delante y subieron por sus pechos, rozando los pezones y haciéndolo gozar.

-Visto que a Javier ya le has puesto duros los pezones, creo que él debería de hacer lo mismo. Quiero que sin utilizar las manos le desabroches la blusa y le pongas duros los pezones – Entonces él se agachó y empezó a quitarle los botones con la boca. Un botón, dos y después del tercer botón apreciamos el sujetador negro que cubre los jóvenes pechos. Empezó a introducir los labios por debajo del sujetador pero no conseguía llegar.

-Deberías ayudarlo – Les dije. Entonces ella soltó el sujetador por detrás y sus pezones rosáceos quedaron ante nosotros. Javier no tuvo que hacer mucho más ya que los pezones estaban bastante duros. Aun así, él lamió lentamente sus pezones que la hizo gemir.

-Cuanto tiempo necesitas para llevarla al orgasmo?

-En 5 minutos – Dijo Javier.

  • Y tu a él?

  • En 3 minutos

-Entonces empieza tu Javi – Se acercó a ella, le siguió lamiendo los pechos y besando la boca con violencia. Le subió la falda y empezó a acariciarle por encima de las bragas. Ella parecía disfrutar e intento acariciarle el pene.

-No puedes hacer nada, solo disfrutar. Javi antes de seguir, átala a este árbol – Dicho y hecho. La ató de brazos y así no pudo moverse más. La acarició lentamente, rozando sus dedos por sus pechos, pasando las plumas hawaianas por el ombligo y lamiendo su cintura. A los pocos minutos empezó a gemir y moverse de tal manera que llegó al clímax. Mientras tanto yo me estaba poniendo a tono, con muchos calores y con muchas ganas de acariciarme. La soltó y ella lo ató con fuerza.

-Ahora ya verás. Paloma se mordió los labios y empezó a lamer bruscamente los pezones del futuro marido… Le mordió con algo de fuerza y él grito. Ella siguió bajando. Le abrió la bragueta y le quito el cinturón. Javier ya estaba algo duro pero ella no se la acarició. Empezó a besar las rodillas y rozó sus labios cerca de la ingle. Le acarició los huevos con sus dedos y el pene empezó a ponerse más duro. Acercó su dedo índice a la boca, lo mojo con su saliva y lentamente separo las nalgas de Javier para después introducir su dedo por su ano. Le encantó tanto que casi se vino. Para ello Paloma sacó la lengua y lentamente recorrió su glande sin tocarla con las manos. Mediante el toqueteo anal, su lengua y su mirada picara Javier se vino en los labios, cara y boca. Algo también le cayó en sus pechos.

-Ahora bésala – Bajó su boca y la limpió lentamente…

Lentamente me fui yendo y los dejé solos. El lunes siguiente en el trabajo parecía que nada ocurrió… hasta la siguiente fiesta claro. Pero eso será para otra ocasión.