¿Ahora o nunca? (I)

Lo que empezó como un simple campamento entre amigos se complica, ya veremos cómo termina... Dedicado a Camilo Andrés

Este es mi primer escrito de índole sexual, lo demás que he escrito en mi vida son novelas, cuentos para niños u obras de teatro, espero que os guste y por favor valorar y comentar, gracias. También decir que si este relato ha visto la luz ha sido gracias a mi maestro Rofacale, que me ha animado a escribir y hasta ha hecho las veces de editor y, claro está, de amigo del alma que te dice cuando lo que escribes es un churro y no un verdadero relato, jajaja. También quiero agradecer el apoyo de mi gran amigo PPSP, que me ha apoyado, pese a estar ocupado con su propia historia...

A Camilo Andrés

Luis

¡¡¡Hola!!! Soy Luis, un chico perfectamente normal, o eso creo yo, cumpliré veinte años el próximo agosto, tengo el pelo rizado y me llega casi por los hombros, eso y mi cara no hacen pensar que sea alguien noble, pero la verdad todos los que me conocen se la pasan diciéndome que en mí conocieron lo que es un verdadero caballero… siguiendo con el físico, tengo el pelo negro azabache; al igual que mis ojos, que son profundos, pero con una chispa que dicen que me hace interesante… soy de altura normal: 1,70m y soy delgado, que no flaco, pero como no me paso todas las tardes en el gimnasio no tengo nada de músculos voluminosos, es más, ni siquiera marco nada, aunque se me definen un poco los pectorales… como habréis supuesto por la síntesis de la introducción, me encanta acampar.

Aunque siempre he tenido suerte con las chicas, ninguna me ha durado mucho, porque me aburro de ellas enseguida, no sé, no me llegan a llenar del todo, últimamente no sé qué me pasa, pero he pasado mucho tiempo pensando sobre esto, ¿no será que me gustan los chicos y como nunca me lo había planteado no lo sabía?

Ese día era miércoles, pero como el jueves era fiesta, había puente y además, como mi jefe es muy majo, ese día me dio la tarde libre y con cuatro días sin mejor plan, llamé a Fran y a Daniel, un par de colegas, para ir a acampar a una montaña en las afueras, que nos encantaba a Fran y a mí, porque es fresca todo el año y raramente hay gente por allí, la gente de ahora prefiere los hoteles y la calefacción a una tienda de campaña y una buena fogata…

Habíamos quedado a las cuatro, pero, como siempre, ellos aparecieron a las cinco y media (viven en la misma calle, así que siempre se esperan el uno al otro, por lo que da igual quién se queda dormido…), al menos yo ya tenía todas mis cosas metidas en el coche de mi padre, que como se le había metido en la cabeza que tenía que hacer deporte ya no lo usaba, con lo que yo salí  ganando un coche y varias multas por no recordarme de los radares en la M-30… en fin, que me enrollo y no os cuento nada bueno que al fin partimos y llegamos al sitio y nos instalamos.

Tomando en cuenta que, aunque estuviéramos en marzo, todavía hacía bastante frío en la noche y que en un par de horas tendríamos hambre, hicimos una buena fogata (para eso Fran y yo éramos Scouts y de los mejores de nuestras tropas) y Daniel se dedicaba a preparar la comida que consistiría en cualquier cosa que esos dos hayan encontrado en sus casas y se pueda cocer directamente en el fuego, la ventaja es que Daniel es buen cocinero y le encanta hacer parrilladas e improvisar recetas que normalmente quedan de rechupete, así que al menos no pasaríamos hambre en esos cuatro días.

Después de montar la tienda me apetecía tomar aire y además me dieron ganas de ir al baño, así que me alejé de esos dos, lo que aproveché para llamar por el móvil y avisar que habíamos llegado bien sin tener interrupciones cortesía de ese par que siempre que hablo con una mujer (aunque sea mi madre) se creen que lo que quiero es ligármela…

Fran

Me llamó la atención que Luis se fuera “a mear” y que de camino buscara el móvil, porque siempre que hablaba con alguien es porque le llaman y ya lo hemos pillado dejando su número de móvil en los baños de chicas por el puro morbo de ver quién le llama, nosotros no podemos adivinar que la mujer que más le llama es su madre… en fin, que tampoco es que sea un crimen… aunque cómo nos reímos Dani y yo cuando descubrimos que una de sus novias lo había pillado “dejando” su número en el baño de mujeres…

Pero bueno, primero me presento: me llamo Francisco, pero todos me llaman Fran, lo que pasa es que no me gusta el tradicional “Paco” y mucho menos “Chico”, así que lo dejamos en “Fran” y todos contentos. Luis ya os ha contado que soy Scout, pero no os ha dicho por qué, bueno, por qué permanezco todavía en el movimiento a mis veintidós sin tener intenciones de ser dirigente: es simple, mis padres se conocieron en el movimiento y se casaron en el movimiento y en el movimiento nací yo y Luis tres cuartos de lo mismo; pero cuando crecimos y yo creí que nos íbamos a terminar yendo cada uno por su camino en la vida, resulta que él se vuelve un guaperas (al menos para mí, pero por cómo le miran algunas chicas creo que es en general) y yo decido pegarme a él lo más posible.

Luis no lo sabe, pero voy a trabajar en la oficina de enfrente a la suya para poder verlo, también me quedé en el movimiento Scout, al menos mientras él se quede también y compro entradas para cada uno de los conciertos que da la orquesta del barrio en la que él toca el clarinete. Bueno, ya os he contado su vida y no os he dicho cómo soy… soy un chico de 1,78m, rubio, de ojos grises, no suelo hacer mucho ejercicio, pero aún así no estoy nada mal, estoy un poco fibrado pero tampoco soy una mole. Una última cosa: soy gay, como ya habréis notado.

En fin, que Luis no sabía que yo soy gay y a Dani no le molesta darnos placer de vez en cuando, especialmente cuando creo que nunca tendré una oportunidad con Luis y la verdad es que la pasamos bien juntos… así que en cuanto él se fue “al baño” yo aproveché y le planté un beso en los morros a Dani que lo dejó sudando y le prometí que esa noche tendríamos nuestra fiesta particular, porque sabía que por mucho que insistiera Luis no me haría ni caso y, la verdad, prefiero compartir mi saco de dormir… cuando Luis volvió, Dani no dijo ni pío sobre el plan y lo único que indicó es que la cena estaba servida.

Daniel

Soy Daniel, únicamente Fran puede llamarme “Dani” y sólo porque cuando alguno de los dos lo necesita nos echamos un buen polvo, él es lo más cercano que tengo a una pareja y sólo porque Luis no se ha enterado de nada, que si no me quedo a dos velas… no es que yo sea gay, sino más bien soy bisexual, porque soy incapaz de vivir sin mi verga en un coño ni sin una verga en mi culo… contradicciones de la vida…

Yo soy blanco como la leche y tengo los ojos de un impresionante verde y soy pelirrojo, o sea que llamo bastante la atención, sobre todo si voy entre ese par de bajitos, que yo llego a 1,90m y me mato bastante en el gimnasio, no porque quiera parecer una montaña de músculo, sino porque me encanta hacer ejercicio, volviendo al tema, tengo bastante marcados los músculos, sobre todo los brazos y el torso, la verdad es que tengo las piernas un poco descuidadas… jajaja además soy el menor, tengo 18 recién cumplidos, aunque suelen ponerme la misma edad que Fran, o sea, que me ven cuatro años más viejos los muy gilipollas…

En cuanto hubimos cenado, decidimos ver las estrellas un rato, así que nos tiramos en la hierba del claro y estuvimos identificando constelaciones, bueno, para ser sincero, ellos me contaban cual constelación era cual, total ellos eran scouts y se supone que las usan para orientarse en la noche o no sé qué rollo.

La cuestión es que cuando nos dio sueño nos fuimos a nuestra tienda de campaña, propiedad de Luis y con capacidad para seis personas, con lo que estábamos anchos, aunque bien sabíamos Fran y yo que íbamos a necesitar poco sitio y esperamos a que Luis se durmiera como una piedra (lo que hace siempre, no importa dónde esté ni con quién ni si está sentado o acostado).

Así que en cuanto Luis se durmió, Fran se lanzó sobre mí y empezó a besarme ¡y cómo besa el muy cabrón! Nuestras lenguas se reencontraron después de haber estado deseándose desde aquel beso cuando Luis se fue a mear (o lo que fuera) y el reencuentro fue alegre, se acariciaron la una a la otra, mordisqueamos nuestros labios y cuando Fran empezó a sobarme el paquete y besarme la oreja creí estallar... pero no, todavía estaba en este mundo y seguía disfrutando de uno de mis mejores amigos…

No sé cómo ni cuándo, pero los dos estábamos desnudos y haciéndonos tremendas pajas que nos hacían ver las estrellas, entonces se me ocurrió avanzar un poco más y me acosté, dándole a entender a Fran que quería comerle el culo mientras él me hacía una de sus mamadas que te dejaban en la gloria.

Fran, obediente como siempre, se colocó y se dejó hacer, yo introduje mi lengua todo lo que pude en sus cachetes mientras los separaba con mis manos y llegué a ese agujerito que tanto deseaba, que siempre había estado allí para mí, en fin, que Fran se la estaba pasando pipa con mi beso negro y me lo hacía notar con la mamada que me hacía, que era la mejor que me habían hecho hasta ese momento y se pajeaba y a veces masajeaba mis tetillas como para darme las gracias por todo el placer que sentía.

Fran

Estaba a punto de correrme y Dani no me la había metido todavía, así que me levanté y me puse en cuatro, ofreciéndole mi culo y me coloqué de forma que quedara cerca de Luis, total, él duerme como una piedra y nunca se da cuenta cuando follamos; pronto Dani me ofreció su polla para que se la lubricara con saliva y eso hice, su falo de 19 centímetros, grueso, aunque no demasiado, y con un capullo rosado que escupía pre seminal como una fuente invitaban a comérselo sin dudar y, realmente, a no querer soltarlo, pero lo solté nada más porque sabía para dónde iba y que allí lo iba a disfrutar más, tanto él como yo…

Dani siempre fue muy delicado a la hora de follarme, primero me metía un par de dedos y después me penetraba despacio y preguntándome cada cierto tramo de polla si estaba cómodo, si me gustaba, etc., y eso a mí me encantaba porque sé que lo hace porque me quiere y que su intención es no hacerme daño ni en broma, a veces creo que está enamorado de mí, pero aunque así fuera no podría corresponderle y eso él lo sabe, por lo que normalmente lo nuestro se limita a sexo y nada más.

Esta vez no fue la excepción, Dani fue cariñoso y me penetró como siempre, sin provocarme dolor alguno, pero el haberme colocado tan cerca de Luis que pudiera percibir su olor y el estar imaginándome que él me follaba, hicieron que soltara un suspiro que no pude silenciar y que por un momento temí que despertara a Luis, como realmente sucedió; Dani y yo nos congelamos en el acto, no sabíamos qué hacer, ¡Luis había abierto los ojos! La ventaja es que no había más luz que la de la Luna, así que se veía más bien poco y Luis salió a mear sin siquiera fijarse en nosotros.

Dani

  • ¡Puf! Que nos pilla, tronco –dijo Fran entre suspiros

  • Y que lo digas, bueno, vamos a acostarnos, no sea que nos pille al volver… -saqué mi polla de su culo y empecé a vestirme

Nos terminamos de vestir, y mientras nos metíamos en nuestros sacos de dormir, Fran empezó a hablar de nuevo, entre susurros, por si volvía Luis:

  • ¿Dani…?

  • Dime, Fran –suspiré más que hablé.

  • ¿Cómo piensas bajarte este calentón de la leche? –su pregunta era una invitación a reanudar lo que habíamos interrumpido o eso me pareció.

  • Pues así precisamente –le dije con un tono bastante lascivo-, petándote el culo de leche cuando Luis se vuelva a dormir.

  • Cuando yo me duerma, ¿qué?-dijo un somnoliento Luis que por suerte no escuchó toda la frase

  • ¡¡¡LUIS!!! –gritamos los dos y dando un buen bote dentro de los sacos.

  • ¿Quién si no? ¿Batman? –por lo visto Luis no había visto nada al salir, porque si salía con bromas era porque estaba de buen humor y dudo que si hubiera visto algo estaría tan de buenas…

  • Joder tío, que me has dado un susto de muerte… -protestó Fran.

  • Lo siento, Fran, pero Daniel decía algo de cuando yo me durmiera y me gustaría saber qué es lo que planeáis hacer, no quiero que me hagáis alguna guarrada… -de nuevo con sus bromas, pero no creo que se imaginara ni de lejos las “guarradas” que hacíamos.

  • Pues… -empecé, pero no sabía cómo seguir, así que al final decidí decir la verdad- verás, Luis, aquí el amigo está enamorado y no es correspondido y yo me ofrecí a consolarlo…

  • ¿Va en serio, Fran? ¿Estás enamorado? –por lo visto, Luis no me creía, así que lo enfrentó directamente, como siempre habíamos hecho.

  • er… em… sí, pero es un tema doloroso, por lo que acaba de decir Dani…-Luis lo miraba a los ojos y Fran intentaba mirarlo, pero estaba tan nervioso que casi hace trizas el saco de dormir de cómo lo retorcía…

  • Bueno, chicos, os dejo, hablad mientras yo me voy a ver porno en el móvil y hacerme una paja… -lo que yo quería era forzar una discusión entre Luis y Fran, a ver si se animaba a decírselo, pero aún así no desperdició la oportunidad para hacerme sentir como un cabrón.

  • Dani, ¿qué coño crees que haces? ¿Cómo me haces esto? –pero fue inútil, simplemente le guiñé un ojo y me evaporé de la escena.

  • Y bien, Fran, ¿quién es la afortunada? –oí que le decía cuando salía, por supuesto Luis lo decía en el tono que de broma con el que se habla entre colegas, no me pareció ver nada más en esa pregunta, aun así me alejé para no incomodarlos ni enterarme de nada que era mejor que ignorara.

Luis

¡Fran enamorado! ¿Cómo es posible? Pero bueno a ver si le saco quién es, total si es una de las chicas de la tropa será una buena pareja y si no, lo obligaré a presentármela y a lo mejor tiene una amiga disponible, jajaja. Fran se tomó su tiempo en contestar y cuando lo hizo fue con voz temblorosa, mirando al suelo y con el saco de dormir todavía en sus manos:

  • Yo pienso que no vas a querer saber la verdad…

  • Y por qué no, ¿es que es una chica de la tropa y quieres mantenerlo en secreto? Vamos, cuenta, cuenta… -la verdad me mataba la curiosidad y reconozco que iba a saco para sacarle todo lo que pudiera antes de que reaccionara y se defendiera.

  • Está bien, te lo diré, pero porque Dani ha forzado la cosa y porque ya no puedo callarlo más: estoy enamorado de alguien desde los 14 años… -Fran hizo ademán de ocultar su cara entre las manos como para no ver qué cara ponía yo, pero le tomé las manos, lo que hizo que me mirara sorprendido.

  • ¿Cómo es posible que estés enamorado desde hace ocho años de alguien y yo no lo sepa? ¿No soy tu mejor amigo? –perdí un poco la paciencia, ¿cómo era posible que me tuviera engañado durante tantos años?

  • Lo eres, Luis, pero es algo que he intentado llevar en secreto… -Fran de nuevo intentaba no mirarme y yo no entendía ni jota, aunque cada vez le veía más nervioso, juro que si pudiera, se habría levantado y habría salido corriendo montaña abajo.

  • Pero, ¿por qué? ¿Es alguien prohibido? ¡Francisco, contéstame! –de nuevo mi curiosidad se impuso a mi prudencia y no pude evitar sonrojarme un poco.

Fran también se había sonrojado, pero con un gran suspiro, levantó la cara, me miró a los ojos (nunca había notado la fuerza de sus ojos grises, parecía que querían ver mis sentimientos) y con la voz entrecortada me contestó:

  • Sí, eres tú.

  • ¿¡Cómo!? –no me lo podía creer, pero ahí estaba la respuesta a mi curiosidad, era cierto eso de que la curiosidad mató al gato después de todo.

  • Lo que has oído, estoy loquito por ti –yo no sabía qué hacer o decir, nunca tuve prejuicios contra la homosexualidad, pero porque nunca me había tocado de cerca, aunque, bueno, primero satisfaría mi curiosidad y luego veremos…

  • ¿Y por qué no lo dijiste antes?

  • Porque pensé que ibas a reaccionar mal y plantarme una ostia en toda la boca… -Fran no se equivocaba para nada, lo estaba pensando en ese momento, pero tampoco me parecía justo con él destruir nuestra amistad por eso, así que opté por una vía más diplomática.

  • Bueno, no creas que no lo pensé por un momento, pero me puede más la curiosidad…

Entonces Fran hizo algo que nunca me imaginé: se acercó a mí y me besó. De inmediato lo rechacé, aunque la verdad es que su boca, suave y ávida de mí y su lengua, que exploraba mi boca y buscaba mi lengua como si le fuera la vida en ello, me impactaron y me gustaron más que cualquier otra chica. Le dije que no lo volviera hacer, que no podía con más por el momento, me fui a llamar a Daniel y le canté las cuatro por no ponerme sobre aviso y le dije que entrara, que ya íbamos a dormir.

Todos nos metimos en los sacos e hicimos como que dormíamos, aunque yo oía a Fran sollozar, como si tuviera el corazón roto. Miré mi reloj y vi que era pronto, eran apenas las 11 de la noche, tendría tiempo para pensar.

Pero no sabía qué pensar, no me gustaban los chicos, sin embargo, Fran me llevó a la gloria. Es verdad que me aburría rápido de las chicas y nunca me duró una novia más de dos semanas, pero dado que nunca me había fijado en un chico creía que era hetero, aunque últimamente no sabía que pensar, porque mi escaso éxito con las chicas y el que me aburriera de ellas hacía que tuviera mis dudas, pero viendo que Fran me hacía sentir cosas que nunca antes había sentido llegué a la conclusión, cuando amanecía, de que no entendía nada, ni de lo que Fran sentía ni de lo que pasaba conmigo, pero sería fiel a nuestra amistad y, al mismo tiempo, intentaría averiguar si podía corresponderle, si era gay o no.

Pero aún así me asustaba lo rápido que me había surgido esa duda, ¿o era algo que siempre había estado y nunca había visto? La verdad me sentía en medio del peor caos, pero era una dulce confusión, tenía dudas de cuánto duraría esta “locura”, pero tenía claro que en una decisión tan seria lo mejor sería esperar y ver si era algo serio o simplemente fue la impresión que me produjo el que en ese momento me besara.

Dani

¡La que había liado, joder! No podía creer que por mi culpa los dos mejores amigos del mundo se pelearan, no, no podía ser. ¡No, no, y no! Entonces decidí tomar mis cosas y dormir fuera, al menos les dejaría tiempo para que se aclararan o, al menos, se disculparan con alguna excusa estúpida, pero cuando me levanté Luis me tomó del tobillo y me dijo:

  • No te vayas, no creo que debamos dejar a Fran solo…

  • ¿Qué quieres que haga? –no tenía ni idea de lo que iba a hacer, pero esperaba que no hiciera daño a Fran, porque aunque no fuéramos pareja, lo quería mucho, somos muy buenos amigos, no permitiría que le hiciera daño.

Sin embargo, Luis lo que hizo fue acercarse a Fran, todavía estaba dentro de su saco de dormir y acostarse cerca de él, luego me hizo señas (para no despertarle) de que hiciera lo mismo. Una vez que me hube acomodado, dejando a Fran en medio de nosotros dos, Luis me pasó su móvil donde había escrito: “no entiendo nada de lo que pasa, pero una cosa sí tengo clara: Fran va a necesitar a sus amigos cuando se despierte”.

Después vi que Luis se acomodaba de medio lado, la única posición en que no roncaba, y se durmió, entonces reflexioné un poco sobre lo maravillosa que es nuestra amistad, que nada ni nadie ha podido separar, hasta que me quedé dormido.

Si os gusta, me atreveré a continuar con esto, todavía quedan tres días de campamento, además de la vida diaria de estos chicos…

De nuevo, gracias a Rofacale, que me ha enseñado todo. Quiero dedicar este relato a Camilo Andrés, porque ha hecho que volvieran a mí las ganas de escribir al leer sus “Memorias a Camilo”. Gracias por vuestras valoraciones y comentarios!!!!