Ahora en la fiesta de cumpleaños
Me agache y comencé a meter su pene en mi boca, mientras lo hacía entrar y salir torpemente, él me dijo que me ayudaría, así que me tomó de mi cabeza y el hacía los movimientos de atrás hacia delante, dejando que su pene entrara y saliera de mi boca. Al principio sentí que me ahogaba, pero después tome el ritmo del movimiento y era yo la que chupaba y chupaba como desesperada
AHORA EN LA FIESTA DE CUMPLEAÑOS
Cuando me preparaba para ir a la fiesta de cumpleaños de uno de mis amigos, ya esperaba con ansiedad que llegará la hora, porque sabía que podía volver a divertirme como todos los días. Por eso escogí una falda y un sweater negro largo para ir a la fiesta.
Al llegar a la casa de mi amigo, ya estaban varios chicos y chicas bailando y divirtiéndose, por lo que busque a mis amigos y fui a platicar un rato con ellos. Mientras todos ser divertían, me llevaron a una de las habitaciones de la casa y cuidando que no nos vieran entrar, me metí con Juan, un chico nada guapo pero sí muy simpático.
Cerramos la puerta y comenzamos a besarnos, sin encender la luz, y mientras lo hacíamos, pasaba sus manos por mis nalgas encima de mi falda, buscando subirla poco a poco. Yo lo abrazaba al cuello y él seguía con su manoseo insistente y mientras subía y bajaba sus manos por mis nalgas, recorriéndolas con mucha prisa y placer.
Después de unos cinco minutos, le dije que era el turno de alguien más, así que sólo me apretó los senos por encima del sweater y se marchó feliz. Ya empezaba a excitarme con sus toqueteos así que espere al segundo de la fila.
Rubén es un poco más alto que yo, así que nada más me miró y comenzó a subir mi falda, dejándola hasta la cintura, admirando mi calzón de color blanco, jalando el resorte y dejando que regresara a su lugar y esos dulces golpes para mí, me estaban excitando más.
Bajó su cierre y sacó su pene, me tomó de la mano para guiarme hasta el y comencé a sobarlo lentamente, lo sentía caliente, duro y listo para cualquier cosa. Me pidió que lo pajera más rápido, así que para complacerlo, moví más aprisa mi mano, buscando que saliera de su pene ese líquido viscoso, blanco y oloroso que tanto me gusta y me vuelve loca.
Termine de hacerlo eyacular y salpicó un poco mis piernas pero sentí delicioso. No pudo entrar el tercero porque anunciaron que se iba a partir el pastel, así que salimos de ahí y nos fuimos con los demás al comedor.
Cuando apagaron las luces, pude sentir atrás de mí varias manos tocándome las nalgas, y para facilitarles su trabajo, separé un poco las piernas y paraba mis nalgas, para que todo el que quisiera pudiera deleitarse recorriendo mi anatomía.
Las manos que se colaron debajo de mi falda, me acariciaban, me apretaban y recorrían de arriba abajo mi rajita, por encima de mi calzón, y por eso no pude evitar comenzar a mojarme debido al rico manoseo que estaba sufriendo.
En la oscuridad, mientras todos cantaban y reían, yo me sentía la chica más feliz, porque tenía lo que siempre me ha gustado, muchas manos para tocar mi cuerpo. No me importaba que alguien más pudiera ver lo que me hacían, la excitación me estaba ganando, así que cuando una mano llevo su dedo a mi culo y comenzó a tratar de introducirse en el, sólo atine a para más las nalgas y dejar que esa mano invasora me recorriera y metiera mi calzón en mi ano, hasta donde podía.
Cuando alguien grito que encendieran las luces, las manos intrusas salieron debajo de mi falda, y me sentía muy excitada, estaba colorada supongo y mis amigos sólo reían y yo les devolvía la sonrisa a todos ellos.
El resto de la fiesta transcurrió sin otro manoseo y hasta que me despedí para irme a mi casa, cinco de mis amigos se ofrecieron para llevarme. Claro que sabía que quería más acción y por eso, no los iba a decepcionar.
Bajamos del departamento de mi amigo y comenzamos a caminar. Yo iba en medio de ellos y al pasar por la puerta de un edificio, Sergio me dijo que me iban a terminar de celebrar el cumpleaños, aunque no fuera el mío.
Entramos al edifico y nos fuimos atrás de la escalera, y me preguntaron que si les podía enseñar mis calzones. Moví la cabeza con un -¡si- y me levante la falda por enfrente, dejándoles ver mi rajita cubierta sólo por mi calzón.
Me pidieron que me lo bajara y así lo hice, lo deje resbalar por mis piernas hasta mis tobillos, Raúl se agacho para recogerlos y guardarlos en su bolsillo. Ellos bajaron los cierres de sus pantalones y empecé a tocarles sus penes, ya estaban parados y creo que al calor de mi mano crecieron más.
Nunca había pensado en poner sus penes en mi boca, pero cuando Mauricio me pidió que probara su cosa, me asusté y le conteste que sólo un rato porque tenía que llegar a casa, pero la idea me llenó de sangre la cabeza y me hacía sudar.
M e agache y comencé a meter su pene en mi boca, mientras lo hacía entrar y salir torpemente, él me dijo que me ayudaría, así que me tomó de mi cabeza y el hacía los movimientos de atrás hacia delante, dejando que su pene entrara y saliera de mi boca. Al principio sentí que me ahogaba, pero después tome el ritmo del movimiento y era yo la que chupaba y chupaba como desesperada.
No tardo mucho en sacar su semen y me tomó por sorpresa, por lo que cuando sentí que me llenaba de algo caliente la boca, saque su pene y deje que ese líquido saliera libremente.
Los otros cuatro estaban tocándose sus penes, y antes de que me levantara ya tenía otro frente a mi cara, así que comencé de nuevo ese mete y saca de mi boca, disfrutando su calor, su suavidad, su sabor. Sergio se agacho también y comenzó a tocarme la raja por encima con sus dedos, me gustaba lo que sentía en ese momento y cuando llegó a mi clítoris, sentí una descarga en mi cuerpo, y acelere mis movimientos con la boca, dejando que saliera otra vez ese semen, que llenaba mi boca.
No lo trague todo porque tenía un sabor ácido, así que lo escupí. Me dolía la mandíbula así que opte por levantarme y subirme la falda, recargándome en la pared y dejando mis nalgas expuesta a los cinco.
Un dedo entro en medio de mis nalgas, lo que me provocó que exclamara un gemido, y los demás tocaban mi cuerpo con mucho ímpetu, sobándome los senos, apretándolos y pellizcando mis pezones, acariciando mis nalgas y dejándome sentir una descarga eléctrica por todo mi cuerpo, cuando el dedo que masajeaba mi clítoris logró que consiguiera un orgasmo.
Para ese entonces estaba como loca y sin decirles nada, me aparte de ellos y me quite el sweater y la falda. Ellos observaban atónitos mi cuerpo desnudo, me acerque a ellos y los bese a todos con un rápido beso en los labios, mientras introducía un dedo en mis labios y los acariciaba furiosamente.
Escuchamos unos pasos y rápidamente guardamos silencio. Se alejaron esos pasos y me vestí apresuradamente. Salimos del edifico aprisa y corrimos hacia mi casa. Me dejaron en la esquina y nos despedimos pero no volví a ver mi calzón.
Mientras subía la escalera del edificio, saboreaba aun ese sabor del semen que me inundó los labios y mi boca. A partir de ese día empezaría a complacer a mis amigos con otra parte de mi anatomía.