Ahora cruissing en un hotel

Una amistad ocasional en hotel, acaba por acostarse conmigo y follarme bien follado.

El verano se acabó y esta vez mi trabajo me llevó hacia el norte, a Zaragoza, donde tenía unas cosas pendientes que me llevarían una semana, o eso es lo que yo esperaba.

Me gusta alojarme más hacia las afueras, pero bien comunicado, era más fácil aparcar, y además buscaba que tuviera piscina, o spa, porque al final seguro que tendría bastante tiempo libre por las tardes y así ocupaba las horas, no deseaba pasear por las calles sin nada que hacer ni dónde ir.

Me entretuve en el buffet del desayuno, había tanta variedad que no sabía por dónde empezar, así que cuando fui con mi plato lleno y el café, no encontraba donde sentarme, hasta que un señor mas o menos de mi edad, que había estado observando mi pasear errático, me indicó la silla enfrente de él.

Se presentó, se llamaba José, nos saludamos y mientras acabábamos con todo fuimos charlando; él era de allí, pero tenía una convención en ese mismo hotel y prefería desayunar en el mismo y de esa manera no tener que madrugar mucho.

A sus preguntas, le dije que sí, que ya conocía la ciudad, que no me interesaba ver nada de la misma y mis preferencias eran nadar y pasar un tiempo en el gimnasio, hasta que llegase la hora de cenar. Le pareció buena idea, si no tenía ganas de turismo, era lo mejor.

Bueno, acabé el día, regresé al hotel, me puse ropa deportiva y bajé a ver las instalaciones. Estaba todo muy bien, limpio y cuidado, un espacio con taquillas para vestuario de los hombres y otro aparte para mujeres, dejé las cosas en la cabina y me fui al agua.

Se puso casi a mi lado, debajo de los chorros, y me saludó con la cabeza, volvimos a coincidir en algún otro sitio y al final acabamos en la sauna. Me sorprendió quitándose el slip y poniéndose la toalla por encima, y le imité, siempre me ha gustado entrar sin nada en la sauna.

  • bueno, al final me pareció tan buena su idea que decidí venir a relajarme un poco yo también,

  • Si, está muy bien. Viene a menudo por aquí?

  • al spa? O a la ciudad?

  • a este spa.

  • no, es la primera vez, me pilla lejos de casa y solo porque me imaginé lo buenos que sería después del día de stress pasar aquí un rato.

Seguimos hablando de nuestras cosas, y al final, nos dirigimos al vestuario.

Las duchas eran en cabinas individuales, con una cortinilla, pero debió dejarla mal cerrada, porque le vi desde la mía enjabonarse, y lavarse bien a conciencia. Cuando le tocó a la parte baja, su polla estaba medio levantada, y de pronto me vinieron los recuerdos del verano en la playa.

Que se le va a hacer, me gustan las pollas, y si están en forma mas aun, se me va la vista sin querer, y no me doy cuenta de que se me nota demasiado. Salí desnudo a secarme, no había nadie más, imagino que en festivos habría alguna gente, pero esa tarde estábamos casi solos.

Le vi salir de su ducha y dirigirse hacia mi, la polla claramente arriba, y la toalla sobre los hombros, lo que no me esperaba es que al pasar por mi lado, se pusiera de lado y me la restregase bien y deliberadamente por el culo, hasta que salió por el otro lado.

Perdona, me dijo solo, es que apenas hay espacio entre estos bancos; y yo solo dije alga si como: no importa, no pasa nada, o mas o menos, porque estaba tan azorado que no sé muy bien como fue la conversación.

A mi lado casi, de frente a mí, se fue secando sin prisas, mientras veía como yo me iba vistiendo.

  • ah, ha venido con ropa de deporte, lástima que yo no pueda hacerlo, eso de la etiqueta… en corbata todo el día, casi incluso aquí mismo.

Efectivamente, se vistió un traje, se metió la corbata en el bolsillo, y la chaqueta abierta y recogió el bañador con la mano, sin saber qué hacer con él.

  • oye José, puedes traer una bolsa y dejarla en mi habitación, te cambias al chándal en ella y ya bajas mejor, además, deja el bañador allí, si quieres, para que se vaya secando para mañana.

Daba por supuesto que volvería, yo creo que estaba haciendo cruising, jajaja, si en los hoteles se hace eso, y ahora era yo el que esperaba, invitando. Estaba claro que ese roce casual al pasar, era un tanteo y yo no había respondido mal.

Le pareció buena idea, de hecho, me entrego el bañador mojado, lo puse junto al mío en la bolsa y nos fuimos cada unos por su lado.

Volvimos a coincidir en el desayuno, me buscó con la bandeja en la mano y se sentó a mi lado.

  • he traído la bolsa, si no te importa la subes a la habitación y quedamos a una hora esta tarde, para ir a cambiarme.

Así lo hicimos, yo ya estaba listo, cuando él llegó, así que le deje que se pusiera cómodo y bajé mientras a nadar un poco en la piscina. Como el día anterior, cuando nos cansamos de hacer ejercicio, coincidimos en la sauna, nos quedamos desnudos de nuevo, pero esta vez con la toalla al lado, no se veía a nadie y siempre podíamos cubrirnos en caso de que la puerta se abriera.

Charlamos un poco, contándonos nuestras cosas, su congreso acababa mañana, habría una especie de fiesta, unas copas y algo para picar, y más bien como una despedida de colegas, o para rematar asuntos de días anteriores, y me invitó a asistir.

Bueno, me aclaró que no entraban mas que los asistentes al congreso, con su acreditación, pero que si iba con él era normal, a veces alguien llevaba algún conocido, y todo consistía en  no abusar. Mientras me iba contando todo esto, su mano jugaba con la polla, ya crecidita. Yo le seguía la conversación, pero miraba más de lo que debiera hacia abajo. Por supuesto que él se daba cuenta, tal vez ese era su juego, mis miradas no podían pasar inadvertidas, y yo estaba ya empezando a apurarme, se la veía tremenda, grande y gorda, descapullada, y apuntando hacia mí, para que me fijase bien

Me comentó que me veía muy moreno, y además, integral, le dije que solía hacer nudismo, y lamentó que por allí apenas hubiera sitios, porque le hubiera gustado hacerlo alguna vez.

En fin, acabamos en el vestuario, donde yo le dije, para ver como respondía que yo prefería ducharme y cambiarme ya en la habitación, para luego vestirme para estar listo para la cena. Dudó un poco, pero creo que enseguida se dio cuenta de mis ideas, de por dónde iba la cosa, cuando preguntó si él podía también ducharse allí, así salía ya de calle y no tenía que cambiarse dos veces.

Esa era la idea, sí señor, un sitio más discreto. De nuevo, nos quedamos desnudos, al quitarnos el bañador, su polla ya estaba normalita y menos mal, porque con el pantalón deportivo, sin calzoncillos, hubiese sido un espectáculo.

  • ¿quieres pasar primero?

Ya en la habitación, esa era la pregunta. Le cedí el turno, y se desnudó allí mismo, en la habitación, pasando luego al baño.

  • oye, esto es muy grande, cabemos los dos de sobra, vente para acá.

Ya estaba, las cosas claras, me desnudé rápidamente y allá fui, entrando a su lado bajo el chorro caliente. No quiso esperar mas ni disimular, los dos pensábamos que ya no era necesaria mas ceremonias, agarró el jabón y se dedicó a pasármelo por todo el cuerpo, extendiéndolo después con la mano despacito, cuidadosamente, asegurándose que llegaba a todos los sitios, por muy escondidos que estuvieran.

Mi polla empezó a crecer con sus caricias, con sus sobos meticulosos, y cuando se entretuvo en mi trasero, abarcando cada glúteo, con mimo, con gusto por sentirlo, su polla comenzó a subir también. No me atrevía a tocarla, eso sería mi perdición, eso lo sabía muy bien, pero al final acabé como siempre.

Mi mano, independiente de mi mente, se acercó a ella, la acarició un poquito, la palpó un poco más, la agarro con toda la mano, y al final se dedicó a moverla arriba y abajo, hasta que el capullo rojo y desafiante, saltó de golpe fuera de su funda.

Lo abarqué todo con mi mano, apretaba flojito, para sentirla, pero sin que se asustase, la tenía toda para mi, dura y potente, y un hilillo de liquido viscoso asomó por su punta, entre las pompas de jabón, calentando mis dedos según resbalaba.

  • vamos afuera.

Era un ruego, o tal vez una orden, o el ansia de seguir en un sitio mas cómodo, pero lo hicimos al unísono, con la toalla por encima para no mojar demasiado el suelo, entramos al dormitorio. Allí nos acabamos de secar, el uno al otro, su polla seguía dura y rígida, mientras sus manos, mas que la tela, acababan de secarme, y después me preguntó solamente que como me gustaba más, que postura prefería.

Sin contestar me subí a la cama, dándole la espalda, de rodillas en cuatro, saqué el culo hacia afuera y esperé.

La cama se hundió un poco cuando su cuerpo trepó por detrás y se acercó a mí como gateando. Primero sentí sus piernas, contra mis muslos, luego su vientre muy cerca y al fin esa preciosa polla acercándose despacio, bien dirigida, posarse en mitad del culo, y mientras su manos me abrían todo lo que podían, algo chocó en medio y la punta avanzó hacia el agujerito bien expuesto y esperándole ya.

Cuando tuvo la entrada segura, me soltó con una mano solo en mi cadera, y la otra ayudando a entrar mejor, para evitar que pudiera salir o resbalase, todavía estábamos algo húmedos, y desde esa posición, comenzó a apretar y empujar.

Bueno, me folló bien follado, se corrió dentro con ganas, empujando con fuerza, a toda velocidad, y mi culo parecía que se iba ya entrenando a estas faenas, porque sentí el gusto en todo momento, sin molestias, y lo mejor fue cuando se quedó tumbado encima de mí, sintiendo todo su cuerpo sobre el mío, la polla aun dentro, dando pequeños espasmos, hasta que se quedó pequeña pero sin salirse y así un buen rato.

Su respiración agitada se fue calmando, deje de oírla tras de mi nuca, y parecía dormido. Luego en voz muy bajita me dijo:

  • Mañana quiero que me folles tu a mí, tienes que probarlo también, veras como es mucho mejor que con una mujer.