Ahí estaba ella
Una pareja se ha puesto de acuerdo para introducir a una tercera persona en su juego amatorio.
Ahí estaba ella, acostada de espaldas, con sus ojitos tapados con una funda y sus senos al aire, hermosos como siempre... esperando...
Y yo, trémulo de excitación y miedo, viéndola dispuesta a correr la aventura de nuestras vidas, y yo sin saber si estaba realmente seguro de querer lo que seguiría a continuación, pero convencido de que era lo que ambos habíamos planeado... y no había marcha atrás...
Todo comenzó como un juego, primero yo buscando cosas nuevas e inesperadas que la excitaran comencé a planear fantasías que pudiéramos compartir, partiendo de las fantasías básicas que he escuchado a otras mujeres y luego ensayándolas en ella para encontrar las cosas que la hicieran excitarse más, poco a poco fuimos encontrando la fantasía que para ambos fuese más excitante...
Yo sabía que había llegado la hora, la señal que esperaba se había dado y sólo me detenía mi propia indecisión... lentamente me acerqué a la puerta y la abrí despacio, podía sentir el sudor brotar de mis manos, y mis piernas temblar mientras la miraba a ella, con su boquita entreabierta y sus pezoncitos erguidos esperando... finalmente abrí y me asomé afuera... ahí estaba él...
Era un completo desconocido, no podía ser de otra manera, lo encontré en uno de esos bares para mujeres, de buena complexión física, estatura regular y de apariencia agradable, no uno de esos machos que son pura pretensión, sino alguien normal y agradable, el tipo de persona con la que ella pudiera querer tener un desliz y disfrutarlo, parecido un poco físicamente a alguien que ella en una ocasión me confesó que le parecía muy atractivo, quizá por eso lo elegí entre todos...
Él estaba como habíamos acordado sentado en el cofre de mi auto, con una señal le dije que podía entrar y así lo hizo, al cruzar la puerta vi en sus ojos el placer de ver a mi mujer en la cama, al recorrer su hermoso cuerpo con la mirada vi el chispazo del deseo, en ese momento quise que se fuera... pero ella quería que sucediera y yo estaba dispuesto a dárselo... que no le daría yo a esa mujer...
En una ocasión anterior yo fallé al proporcionárselo, quizá me dio demasiado miedo, en esa ocasión yo había citado a la misma persona al mismo hotel y me tardé demasiado en abrir, en esa ocasión ella estaba completamente desnuda, le conté lo que tenía preparado y me dio su aprobación, se encontraba boca abajo y con sus bracitos cubriendo su rostro, y al escuchar la puerta abrirse separó al máximo sus muslos y levantó maravillosamente su delicioso trasero... y yo podía ver entre sus piernas el flujo de su líquido mojarla...y no pude hacerlo...
Él entró en la habitación y yo cerré la puerta, no podía parar de temblar, después, según lo acordado, le quitó sus zapatos con movimientos sensuales, que ella sintiera el contacto de las manos de un desconocido, luego desabrochó sus pantalones y trató de bajarlos, pero se hizo bolas y no pudo, quizá por la misma excitación que nos embargaba a los tres, entonces lo hice a un lado y yo mismo despojé a mi mujer de sus pantalones, dejándola únicamente en sus bragas y calcetines, luego yo me coloqué a un lado de ella mientras le pedía que se pusiera boca abajo al tiempo que él la despojaba de sus calcetines dejando sus preciosos pies al descubierto, luego él continuó quitándole sus pantaletas mientras ella lo ayudaba levantando su trasero, los dedos de él recorrieron esas maravillosas caderas mientras la desnudaba por completo, luego sus muslos y sus piernas... y ella jadeaba de excitación...
Cuando lo planeamos yo le dije a ella que iba a ser exactamente como ella lo quisiera, pero de último momento decidí que le iba a tratar de proporcionar el beneficio de la duda, así que cada vez que él la tocaba yo soltaba una de mis manos de sus manitas para que pudiera creer que yo lo hacía.
Le pedí a ella que fuera levantando su trasero hasta colocarlo en la posición que me había dicho que más disfrutaba al tener relaciones, esto es lista para ser penetrada por detrás, así se puso y él descubrió su miembro y con éste la tocaba en sus nalgas mientras yo acariciaba sus pezones con una mano y sentía la turgencia de su cuerpo celestial henchido de placer, él estuvo recorriendo el maravilloso camino de sus nalgas unos momentos, yo le había pedido que la recorriera desde donde comienza la separación de sus nalgas hasta su vulva repetidas ocasiones, y se ella se empujaba hacia atrás se separara... la verdad yo no vi cuando eso sucedía debido a que el cuerpo de mi amor estaba entre yo y la zona de trabajo... , lo que pude ver es a él moviéndose detrás de ella mientras ella se revolcaba de placer... al hacer ella el segundo intento de ser penetrada le pedí que se pusiera boca arriba, y así lo hizo, él se fue a donde estaba su cabeza y en el camino se quitó los pantalones y calzoncillos, al estar el colocado le pedí a mi amor que se masturbara para nosotros, y ella comenzó a hacerlo, primero lentamente, después más rápido, yo tocaba su seno y ella respondía loca de pasión...
Mientras él la veía comenzó a acariciarse su pene con movimientos suaves y yo le dije a ella que él se masturbaba cerca de su boca, ella separó sus labios como esperando ser penetrada por ellos mientras continuaba su marcha y sus manos la recorrían por completo,
Le pregunté si deseaba que la tocara y ella me respondió que sí, él posó su mano en su seno y lo apretó, ella levantó su mano para tocarlo y lo hice que la retirara, al no sentirlo ella abrió su boca y él le acercó su pene para que lo pudiera tocar, rozó repetidamente su naricita con él, y ella deseaba chuparlo con todas sus fuerzas, al menos eso creí ver...
Entonces creí llegado el momento y le pedí que se retirara, y él se vistió rápidamente y lo dejé salir de la habitación.
Le pedí a mi amor disculpas por no haber llevado el asunto más lejos, ella estaba preparada como nunca para que pasara, ella me dijo que no estaba segura que hubiera nadie en la habitación y no la saqué de su duda, después hicimos el amor de una forma maravillosa, en repetidas ocasiones, yo le prometí que la siguiente ocasión le permitiría tocar lo que quisiera y hacer lo que se le antojara, que en la siguiente ocasión le daría el placer de ser poseída por dos hombres simultáneamente... y así será...
Al estarnos preparando para salir de la habitación ella me dijo que seguramente él estaría en otro cuarto masturbándose por la excitación, después me enteré que así fue.