Agradecimiento a nuestros amigos José y su mujer
El tamaño del equipamiento der mi marido me inpedia disfrutar de una gran fantasia mia, el sexo anal, y entre amogos buscamos una solución.
Voy a escribir este relato como un agradecimiento especial a tres personas, uno, mi marido Antonio, y los otros dos, nuestros amigos Maria y José.
Mi nombre es Juana, tengo 43 años, nuestros amigos íntimos, de toda la vida, son Maria y José, yo no se desde cuando se conocen mi marido y él, cuando conocí a Antonio ya era amigo íntimo de José, y poco después, este conoció a Maria y se hicieron novios. Ambas parejas nos casamos con una diferencia de tres meses, Maria y yo quedamos embarazadas casi al mismo tiempo, nuestros hijos mayores se llevan solo tres días de diferencia.
Como es normal en estos casos, nuestra relación es muy abierta y sincera, pocas cosas hay que no sepamos los unos de los otros, recuerdo, una noche en que el alcohol había hecho su efecto como cada uno de los cuatro explicamos nuestra primera relación sexual, la de José la conocía, ya que coincidía con la de mi marido, parece ser que ligaron los dos con una chica, un verano desenfrenado en una discoteca de la Costa Brava, y esta fue la que los desvirgó con 15 años y la chica 35, así me enteré que Maria perdió la virginidad en el gimnasio del colegio, a los 16 años con un chico de un curso mas que le traía loca, la verdad es que no escatimó detalles. Yo también explique como me follé por primera vez a un amigo, que para ambos representaba la primera experiencia, el fracaso que resultó y como, al cabo de dos día solucionamos el tema en la cama de sus padres.
Cuando íbamos de vacaciones, era normal que tanto Maria como yo hiciéramos top-less, por lo que José tenia muy vistas mis tetas, y Antonio las de Maria.
Lo que si estaba claro es que los cuatro, al conocernos ya teníamos una amplia experiencia sexual, cosa que nos ha permitido en la vida tener una muy buena relación en la cama con nuestras parejas.
Ahora viene lo que ha motivado este relato.
No se por que motivo, se me puso en la cabeza que quería practicar el sexo anal, esto se convirtió en motivo de muchas de mis fantasías cuando me masturbaba, incluso desplazando las típicas de estar con amigos de mi marido o compañeros de trabajo, que son las que todas tenemos. Como es normal se lo comenté a mi marido, este, dispuesto como estaba de probar nuevas cosas en la cama, no dudó ni un momento en saciar mis deseos, pero había un problema importante, la polla de Antonio.
La polla de Antonio tiene una gran virtud, es sus 21 cm. y su considerable diámetro, realmente la más grande que yo he tenido en mi coño, pero esto puede llagar a ser un impedimento importante cuando se quiere usar para penetrar mi culo, cuyo agujero virgen no estaba nunca suficientemente dilatado para que entrara.
Estuvimos muchas noches intentando realizar esta penetración, pero siempre acababa con mi culo muy dolorido y además, sin conseguirlo, teniéndome que conformar con introducir mi consolador, pero claro, no es lo mismo.
Como ya os he dicho, con Maria y José pocos secretos había, y en una cena se lo comentamos, lo que sirvió a mi marido por hacer ver a todos que tenia una polla de medidas considerables. Maria nos contó que ellos lo hacían regularmente, que era una de las practicas que mas le gustaba, y que su marido se sentía muy bien también practicándolo, cosa que evidentemente acrecentaba mis deseos. Hablamos de técnicas, de cómo estimular primero el ano con los dedos, de usar vaselina, etc., cosas que evidentemente ya hacíamos, pero nada, no había manera, incluso les explique que me dedique durante una semana seguida a introducirme el consolador para intentar agrandarlo, pero que no había manera. Maria insistía en que no podía ser, que seguro que había alguna manera de agrandar el agujero, pero yo insistía en que mi ano era muy estrecho, y que no había manera.
Recuerdo perfectamente como estábamos cuando pasó lo que os estoy contando, en nuestro salón hay dos sofás colocados uno delante del otro, en uno estaban sentados Antonio y José, y en el otro Maria y yo.
Después de un amplio debate sobre mi culo y de las técnicas que podíamos probar para que de una vez por todas la polla de mi marido lograra entra en mi culo, y de resultar que ya lo habíamos probado todo, Maria me dijo:
Chica, no se si creerte, puede ser que tengas un culo tan estrecho?
Pues esto es lo que pasa, me tendré que conformar, dije yo
No puede ser, déjame que lo vea.
Como estábamos en verano, yo llevaba un vestido de una sola pieza, ancha, lo que facilitaba cualquier movimiento que pudiera hacer, y lo que hice fue ponerme de pie, delante y de espaldas a Maria, y claro, de cara a Antonio y José, diciéndole:
Mira lo que quieras
Maria me levantó por detrás el vestido con una mano mientras que con la otra bajaba mis braguitas hasta la mitad de las piernas, lo que los hombres veían era que las braguitas estaban a media pierna, pero nada mas. Maria analizaba mi culo, sentía como sus manos separaban ambas partes para ver mejor el agujero, me pidió que me inclinara hacia delante, para poder ver mejor, cosa que hice pero me desequilibré un poco, Antonio y José, muy amables, se acercaron a mi para sujetarme, la situación era bastante compleja, yo me sostenía con mi marido y nuestro amigo, mientras Maria hurgaba en mi culo para poder ver mejor en ano.
Después de una detallada observación, me subió de nuevo las bragas y bajó el vestido, yo me volví a sentar donde estaba antes mientras los dos hombres también volvían a su sitio, la conclusión era que mi ano era demasiado estrecho para una polla grande que según dijo ella, "al parecer tiene la suerte de tener Antonio".
Mientras duraba la exploración, ellos estuvieron callados, pero al acabar, José decía que no podía ser, entonces Maria se esforzaba por explicarle como era el agujero, la verdad es que lo hizo con todo detalle, tanto de aspecto como de medidas, esta seria conversación referida a mi culo me puso algo calentita, y a juzgar por lo que se notaba en los pantalones de los hombres, a ellos también.
José insistía en que no podía ser, hasta que al final le dije:
José, si no te lo crees, míralo tu mismo, si a los demás os parece bien
A mi marido no le pareció nada mal, es mas, parecía encantado de enseñar mi agujero a su amigo, y yo, como ya estaba más que caliente, lo deseaba.
Fue mi marido quien propuso como hacerlo, tenia que colocarme de manera que se pudiera ver bien, por lo que propuso que me pusiera, con los pies en el suelo y el cuerpo estirado sobre la mesa del comedor, yo me levanté decidida y me puse tal como indicaba mi marido, además, con las piernas algo separadas, fue Maria la que subió el vestido, ahora José veía mis braguitas, que antes había visto en las rodillas, colocadas en su sitio, pero le duró poco, ya que las bajó, esta vez por completo, ya que cuando llegaron a los pies, yo saque una pierna y depuse la otra, lo que veían no era solo el culo, con la posición que estaba, y con las piernas semiabiertas, veían también mi coño.
Maria separó el culo, lo que les permitió, especialmente a José, ver mi ano y claro, también mi coño muy abierto, explicando que el agujero era pequeño para que entrara una polla de dimensiones importantes. Yo, ladeando la cabeza podía ver como José observaba detenidamente mi culo. Estaba segura de que se notaba que mi coño tenia que estar encharcado, ya que me sentía muy caliente, pero de momento no comentaban nada de esto, se limitaban a hablar de mi ano. José dijo que Maria lo tenia parecido, pero que el, introduciéndole los dedos lograba dilatarlo, Maria insistía en explicar que en mi caso esto no era posible, que estaba dilatado al máximo, además, que ella lo tenia ya de normal mas grande. Para acabar con la discusión le dije a Maria que les enseñara como era su agujero, ella dijo que ningún problema, llevaba unos pantalones que se desabrochó y sacó, quedando solo en braguitas, se puso a mi lado, igual que estaba yo, diciéndole a su marido que se las sacara, lo hizo, se tendría que haber sacado una foto de la situación, los hombres tenían delante dos mujeres con las piernas abiertas que les mostraban sus culos y sus coños, Maria me dijo en voz baja a mi oído:
Vaya un espectáculo que les estamos dando a nuestros maridos
Creo que no solo ven nuestros culos, también el coño, dije yo
Ya lo creo, el tuyo se veía muy brillante, supongo que vas calentita como yo
Ni lo dudes, le dije riendo.
Entonces José disertaba sobre el tamaño de ambos culos, diciendo que se veían muy iguales, pero que el, con los dedos lo dilataba, Maria le dijo que lo hiciera para que Antonio "aprendiera", así que muy despacio introdujo primero un dedo dentro del culo de Maria, realizando un movimiento de dentro fuera, esta se concentró en lo que le hacia su marido, por sus caras noté que le gustaba, después realizó lo mismo pero con dos dedos, José explicó que cada vez tenia mas dilatado el ano, y Maria cada vez gemía con mas fuerza y descaro, mi marido estaba concentrado viendo lo que hacia, mientras que yo no me movía de la posición, escuchando casi a mi oreja como Maria estaba cada vez mas cerca de un orgasmo, hasta que José paró de golpe, Maria no dijo nada pero se notaba contrariada. José le dijo a mi marido:
Ves, ahora está dilatado, aquí entraría una polla incluso como la tuya, tengo tres dedos dentro de ella
Si, dijo Antonio, pero a Juana no se le dilata así, ya lo hemos probado muchas veces
Seguro que lo haces bien?
Claro que lo hago bien
Ambas nos levantamos, a mi se me bajó el vestido, pero Maria no se molestó en taparse, mi marido vio los pelos del pubis, quizás la única parte que no había visto nunca de nuestra amiga que estaba sudando del placer recibido
Entones Maria intervino:
José, por que no pruebas de hacérselo tu a Juana?, a ver si lo consigues, vamos, si no os importa
Si Juana quiere, por mi no hay problema, dijo mi marido
Yo, que había visto lo que disfrutaba Maria, no tenía nada que objetar, que José estimulara mi culo me parecía perfecto. Como no había nadie que se quejara, José dijo que me pusiera igual que antes, y así lo hice, fue Maria quien me levantó el vestido, dejando otra vez mi culo a la vista de todos, ella seguía desnuda de cintura para abajo, y parecía que a nadie le importaba, entonces ella agarró mi culo, separándolo y le dijo a su marido que empezara, mientras tanto, Antonio se colocó al lado para poder ver mejor. José se arrodilló detrás mió, me separó un poco los pies, para que tuviera las piernas bien abiertas, acercó un dedo a mi ano, noté como poco a poco se introducía dentro de mí, y cuanto mas lo hacia, mas caliente estaba ya que me gustaba mucho, cuando inició el movimiento de entra sale, ya no ocultaba mis gemidos, al igual que antes lo izo Maria, al poco José anunció que introduciría dos dedos, yo, impaciente quería que lo hiciera ya, cuando noté su segundo dedo dentro, me sentía totalmente llena en aquel sitio, mi calentura era ya máxima, no hice nada por disimularlo, me gustaba que me masturbaran el culo, a pesar de que sentía la necesidad de tener algo en el coño, la situación era la que era. Maria dio la vuelta a la mesa y en la oreja me preguntó si me gustaba, a lo que le dije que mucho, entonces ella me preguntó si quería correrme mientras su marido me hacia aquello, yo le dije que temía lo que mi marido pudiera decir, pero ella dijo que le dejara a ella solucionar esto. Maria se fue con mi marido y le dijo:
José esta a punto de hacer correr a tu mujer, le decimos que pare ahora o ya no habrá vuelta atrás, tu decides
Que siga y disfrute, dijo alto para que José y yo lo oyéramos.
Y José lo oyó, ya lo creo, intensificó el ritmo, yo gemía ahora sin que la opinión de mi marido fuera un temor, pero seguía notando que me faltaba algo en el otro agujero, y dije:
José, si quieres hacerme correr, tendrás que jugar también con mi coño
Noté que otro dedo entraba en mi coño, que placer me daba el condenado, después ya eran dos que rítmicamente se deslizaban por mi coño, sin dejar para nada el culo, hasta que estallé en un orgasmo que creo que oyeron hasta los vecinos de tres plantas arriba, pero como que José no paraba, estuve casi un minuto con uno de los orgasmos mas largos que haya tenido nunca.
Después de un breve descanso, me levanté con cara de satisfacción, vi. que los demás también tenían aquella cara, supongo que José por haber podido hacer correr a su amiga, y los demás por lo que habían visto.
Maria, que seguía desnuda de medio cuerpo, dijo:
Bueno, te lo has pasado bien, verdad?
Si, muy bien, pero creo que no se me dilata el culo como para que entre la polla de Antonio
No, dijo José, no se te dilata mas, nunca podrás hacerlo
Bueno, dijo Maria, nunca con la polla de tu marido, pero con una mas pequeña, si
No creáis que no me gustaría, dije
Intervino mi marido, que hasta el momento había estado callado
Por que no lo haces con una mas pequeña, si es tu ilusión, yo no soy nadie para privarte
Ya, y de donde la saco, dije
De José, teniendo una aquí, que quieres buscar, dijo Maria
José quedo tan sorprendido como yo, le estaban proponiendo que estrenara mi culo, a mí no me parecía mal la idea, de hecho, en mis fantasías de este tema casi siempre era él quien rompía mi culo, pero claro, esto no lo sabían, entonces yo dije mirando a José:
Tú me harías este favor?, me desvirgarías el culo?
Claro que lo haré si queréis
Pues a que esperas
De nuevo, me puse en la mesa, como estaba antes, pero José me hizo levantar, girándome para que quedara de caras a el, me desabrochó el vestido botón a botón, apareció mi sujetador, cuando el vestido estuvo todo abierto, lo dejó caer al suelo, Mi marido y Maria miraban lo que hacíamos, José me desabrocho el sujetador, mis tetas quedaron ante sus ojos, el me miró de arriba abajo, tenia ganas de ver mi desnudez, yo le dije que si hubiera sabido que aquello tenia que acabar así, me habría arreglado el pelo del pubis, pero el insistía en que estaba preciosa. Por la pausa noté que me tocaba actuar a mi, desabroché la camisa hasta sacársela, y después los pantalones, quedó solo con los calzoncillos, al bajarlos, una polla bastante mas pequeña que la de mi marido, pero ya medio en forma apareció ante mis ojos, aquella polla tenia que ser la que desvirgaría mi culo, pensé. La cogí con las osa manos, es una sensación curiosa el tener, después de tantos años, otra polla en la mano, tenia que hacer que se pusiera dirá, mientras José acerco sus manos a mis tetas, que acariciaba con pasión y fuerza, cosa que al estar excitada no me importaba en absoluto, yo me agaché para chupar aquel aparato que haría que uno de mis mas fervientes deseos sexuales se cumplieran, cuando estuvo dentro noté como crecía hasta llegar a su máximo potencia, José hizo que me levantara y girándome me hizo poner en la posición de la mesa, yo lo hice, noté como el se agachaba detrás mió, y con su lengua empezó a jugar con mi ano, que gusto me estaba dando, introducía la lengua tanto como podía en mi culo, era una nueva sensación, esto nunca lo había hecho Antonio, y la verdad es que me había perdido algo bueno. José estuvo un buen rato jugando con mi ano. Cada vez sentía mas placer, pero el no tenia suficiente, bajó un poco mas la cara hasta que llegó a mi clítoris, jugó con el, esto no era lo pactado, pensé, pero que podía decir si me gustaba mucho, estuvo recorriendo mi coño y culo alternativamente hasta que notó que estaba lo suficientemente caliente, se levantó y cuando esperaba recibir su polla en el culo, mi sorpresa fue al notar que la estaba introduciendo en el coño mientras que con las manos me levantaba un poco para acariciar mis pechos, como a mi me gustaba mucho, no dije nada, José me follaba el coño muy bien sin duda suplía su falta de medidas con técnica. Después de tenerme mes de cinco minutos penetrada por el coño, saca la polla y la noto en la entrada del culo, al fin podría sentirla dentro de este agujero, muy despacito iba notando como entraba, que placer me daba!, era una sensación nueva y distinta, muy diferente a cuando me introducía el consolador, o de los dedos suyos que hacia poco rato me habían hecho correr.
Cuando estaba ya toda dentro, el bombeaba, primero despacio y después mas deprisa sin dejar de tocarme las tetas, yo estaba totalmente ajena a lo demás que pudiera pasar en aquella habitación, pero no se por que ladee mi cara a la derecha, y, sorpresa, allí estaba Maria, bajé la mirada y vi. que mi marido estaba fallándosela, ella me dijo:
No te importa que haya querido probar esta polla en mi culo, verdad?
Claro que no, le dije, además, creo que a partir de ahora, para follar por el culo tendremos que cambiarnos los maridos
Y por el coño, de vez en cuando también, que me gustan así de grandes
Claro que si, puedes disponer de ella cuando quieras
Seguí disfrutando de lo que José hacia en mi culo, el estallido final vino cuando dejo una de mis tetas y con la mano libre acarició mi clítoris, me corrí al instante, y mas al notar como la leche de José se vertía en mi ano, por fin!!!!!!.
Entonces grité, GRACIAS JOSÉ ¡!!!!!!