Agradable sorpresa
Me tomo un café con una antigua y ardiente exnovia que está algo insegura de su novio actual y termina pidiéndome un favor muy placentero.
Todo comenzó conversando por MSN:
-Azrael: Hola, ¿Cómo estás?
-Lidia: Bien bien, nomás que, un poco confundida, bueno, indecisa más bien.
-Azrael: ¿Cómo es eso?
-Lidia: Pues ya tengo un año viviendo con mi novio y aunque es muy lindo, no sé, no me hago a la idea de quedarme con él para toda la vida.
-Azrael: Tú sabes, pero como te he dicho, ese tipo me parece demasiado conservador para ti, ya ves que hasta le molesta que estudies, cuando acabes la escuela se va a armar el drama cuando quieras trabajar.
-Lidia: Sí, ya sé pero con eso a final de cuentas voy a salirme con la mía, por eso no es esa la razón para estar confundida.
-Azrael: ¿Entonces?
-Lidia: Él quiere que me embarace.
-Azrael: ¿Y tú quieres?
-Lidia: No lo sé, por eso te digo que estoy confundida. Sí, de vez en cuando se me antoja no lo niego, pero hay cosas de mi novio que no me convencen.
-Azrael: No entiendo.
-Lidia: Es una historia larga, ¿Cuándo vienes para acá?
-Azrael: Ah qué bueno que me recuerdas, de hecho voy a ir en las próximas vacaciones y precisamente para eso te saludaba, para ver si cuando ande por allá nos tomamos un café.
-Lidia: Sí claro, de hecho me parece excelente, así seguimos platicando de esto y otras cosas.
-Azrael: Por supuesto preciosa.
-Lidia: Estamos en contacto, mándame por correo tu fecha de llegada para abrir mi agenda y vernos esos días. Nos vemos, bye.
-Azrael: Ciao guapa.
Lidia y yo tuvimos una relación de poco más de un año mientras estudiaba en Ensenada. Cuando regresé a mi ciudad de origen nos despedimos en buenos términos y seguimos en contacto esporádico. A pesar de que ella es un año menor que yo tenía mucha más experiencia sexual cuando nos conocimos. Durante ese tiempo que estuvimos juntos aprendí mucho y puedo decir que a pesar de haber conocido muchas mujeres después de ella, no he conocido otra mujer tan entregada en el sexo. Le encantaba el sexo oral, saboreaba y jugaba con mi semen golosamente, ella misma me pidió sexo anal y hasta metimos una mujer a nuestra cama en alguna ocasión, jejeje. En fin, Lidia es una bomba en la cama por lo cual cualquier oportunidad para vernos es oro puro.
Un mes y medio después ya estaba en Ensenada poniéndome al corriente con varias amistades de mis días de estudiante. Desde varios días antes le avisé a Lidia en un correo y le di mi número celular para que me contactara en cuanto pudiera verme. A mi tercer día en Ensenada recibí un mensaje de Lidia. Nos vimos al día siguiente a las 12 de la tarde. Ella llegó con un pantalón ceñido blanco y una blusa de tirantes azul muy sexy pero no exuberante y yo simplemente con mi clásico y desgastado pantalón de mezclilla negro con una camisa de mangas largas también negra.
Lidia es de cuerpo atlético, con pocos pechos y caderas pero todo muy firme y unas nalgas paraditas que de verdad dan ganas de apretar. Aunque no es muy alta, de 1.60 tal vez, no es de piernas cortas sino que todo su cuerpo parece a escala. Tiene una piel morena muy suave y perfecta y unos ojos grandes y expresivos con enormes pestañas, por eso acostumbraba llamarla “mi princesa árabe”. Le gusta usar el cabello corto pero bien cuidado y es muy lacio y negro. Sus manos son delicadas y pequeñas pero con dedos alargados y suaves.
Yo por mi parte soy de cuerpo promedio, pues no soy ni un alfeñique ni un Apolo y aunque soy un poco robusto me ayuda que soy alto (1.85) y que tengo unas cejas pobladas pero bien definidas, unos ojos penetrantes y almendrados de color castaño claro y unas piernas bastante bien definidas y musculosas, aunque claro, eso sólo lo conocen mis parejas en la cama pues casi siempre uso pantalón.
A pesar de tener mucho tiempo sin vernos la conversación fluyó bastante bien, hablamos de nuestras aficiones y experiencias en los últimos años y al final, ya entrados en confianza, llegamos por supuesto, al callejón de los recuerdos.
-Azrael: De veras que nos la pasamos bien, y de verdad tuvimos suerte, cogíamos tanto que estuvimos a una pastilla olvidada de ser papás.
-Lidia: Sí, pero es que la verdad me encantaba tu manera hacerlo, eres de los pocos hombres que he conocido que se toman el tiempo de excitar a una mujer, no nomás llegar y meterla.
-Azrael: Tú sabes, me encanta disfrutar con mucho más que mi pene, me encanta saborear a la mujer y con una piel morena y suave como la tuya uno se inspira, jeje. ¿Qué? ¿Acaso no te hace buenos jales tu novio?
-Lidia: Pues, aunque tiene un buen paquete cada que cogemos apenas empezamos y ya me quiere montar. Aunque le digo que se tome el tiempo y hasta he tenido que enseñarle como hacérmelo oral apenas lo hace como si fuera un requisito y de volada quiere metérmela. Al final sí, termino a gusto pero es muy cansado estar todo el tiempo deteniéndolo o diciéndole cómo hacerlo una y otra vez y pues, para serte sincera, a veces me molesta que no es muy alto, es apenas unos centímetros más alto que yo y para hacerlo de perrito es difícil acomodarnos y tú sabes cómo me gusta esa posición.
-Azrael: Me encanta cuando te pones tan sincera, jeje.
-Lidia: Me siento así contigo, siento que puedo hablar de lo que sea y no me juzgas. Por eso quiero decirte algo que he estado pensando. ¿Te acuerdas lo que te he estado diciendo de mi novio, lo que me ha estado pidiendo?
-Azrael: ¿Lo de embarazarte? ¿Qué has pensado al respecto?
-Lidia: Pues… que sí quiero. No sé, me da un poco de morbo sentirme preñada, sentir como me va creciendo adentro un niño, siempre me ha excitado mucho sentir que eyaculan adentro de mí, sentir el semen bien adentro, casi me imagino los espermatozoides nadando bien adentro de mi útero y bueno, ahora estoy estable en mi vida y ya en un par de meses termino mi carrera después de muchos problemas, pues tú sabes, por varias razones me salí y volví a entrar varias veces pero finalmente siento que estoy lista. Sólo hay algo que quiero.
-Azrael: ¿Qué?
-Lidia: Que sea tuyo.
-Azrael: ¿¡QUÉEEEE!?
-Lidia: No me mires así, es en serio, espera, déjame hablar, no quiero que seas mi novio o que vivamos juntos, quiero que mi vida sea exactamente como es pero quiero embarazarme de ti.
-Azrael: ¿Y tu novio?
-Lidia: ¿Qué tiene? Simplemente él no se tiene que enterar.
-Azrael: De verdad estás loca Lidia, no digo que no me parezca tentadora tu idea pero… ¿Estás segura?
-Lidia: Esto no se me acaba de ocurrir, ya tengo tiempo planeando y además estamos de suerte. Mi novio estará fuera de la ciudad esta semana por su trabajo y si te hable hasta hoy es porque… Justo hoy empiezo a ovular.
-Azrael: Entonces hoy…
-Lidia: Sí, justo hoy. Hoy y los próximos días me vas coger hasta decir basta y dejarme bien preñada para que el sábado venga mi novio y “me embarace”.
Terminamos de comer apresuradamente y nos dirigimos a un hotel cercano a nuestro café donde nos dimos algunos revolcones en nuestros días cuando nos urgía y no teníamos dónde. Mientras entrábamos nos miramos a los ojos con una sonrisa y sin hablar supimos que ambos sentíamos la misma nostalgia.
En cuanto atravesamos la puerta de la habitación me lancé sobre ella besándola con pasión y ella me abrazó con sus piernas y acarició mi espalda con desesperación. Casi nos arrancamos la ropa mutuamente.
Succionábamos nuestras lenguas con fuerza mientras nos quitábamos la ropa con cierta dificultad pues nos negábamos a soltar la boca del otro.
Aún con todo esto estuvimos completamente desnudos en 3 minutos. Entonces descubrí una agradable sorpresa. Ella tenía completamente depilado su conejito, mmm, qué delicia, ella recordó que me encanta totalmente limpio y suave para comérmelo por horas. Cuando lo noté ella me sonrío con el orgullo de una niña que sabe que está haciendo una travesura. Eso me puso aún más y me lancé a chuparle el cuello mientras pasaba mis dedos por ese coñito de seda.
Lidia: Recordé lo mucho que te encanta así y me lo depilé con cera ayer.
Azrael: Vaya ¿Y dolió mucho?
Lidia: Sí, pero lo vale.
Entonces ella saltó a la cama y se sentó en ella mirándome a los ojos con mirada de depredadora mientras abría sus piernas al máximo y se abría con los dedos los labios vaginales que ya se notaban hinchados y húmedos.
Lidia: Cómemelo
Inmediatamente salé a la cama para comerme ese coñito tan deseado. De verdad estaba increíblemente suave y delicioso, sus jugos escurrían generosamente y con cada lengüetazo sentía su cuerpo entero estremecerse. Lidia aceleró su respiración y gimió de una manera muy estimulante. Conforme ella se fue acercando al orgasmo fue aumentando sus estremecimientos y sus gemidos se fueron haciendo más salvajes. Empezó acariciando mi cabello mientras le comía el coño para terminar tomando con fuerza mi cabeza, empujándola contra su vulva, restregándomela en la cara de forma dominante hasta estallar en un alarido. Sentí su orgasmo estallar en mi cara, sus contracciones, su líquido escurrir como un torrente repentinamente. Lidia se vino en mi boca y yo me devoré ese orgasmo golosamente.
Mientras ella volvía en sí me dediqué a acariciar sus nalgas de diosa, sus piernas perfectas y los botoncitos tiernos de sus senos, en esos me detuve a chupar buen rato mientras me acomodé lentamente sobre ella empezando a poner la cabeza de mi pene sobre su coño, me moría por entrar en ella. Entonces me detuvo.
Lidia: Espera, ahora me toca saborearte a ti.
Lidia me tumbó boca arriba en la cama y separó mis brazos mientras lamía mi pecho. Lentamente me recorría con la lengua para bajar hasta mi pene. Se detuvo un instante a contemplarlo y entonces lo tomó con ambas manos, lo sintió palpitar en sus palmas, sintió su calor y luego recogió con los dedos el líquido preseminal que ya escurría de la punta y se lo llevó a la boca.
Lidia: mmm, de verdad que cómo extrañaba esto.
Entonces recorrió mi pene desde los huevos hasta la punta con la lengua muuuy lentamente, saboreando cada centímetro y terminó metiéndose la cabeza en la boca y succionando suavemente para luego hundírselo hasta el fondo. Todo mi pene estaba en esa cálida y húmeda boquita y yo estaba en el cielo. Tomé su cabeza para acariciar su cabello y moverla en un movimiento de mete-saca. Estaba a punto de estallar en su boca cuando nos miramos a los ojos y al mismo tiempo decidimos detenernos.
Lidia: Yo también me muero de ganas pero esta vez todo debe ir aquí.
Mientras me dijo aquello señalaba coquetamente su vientre.
-Lidia: Súbete en mí que quiero sentirte encima.
Sin decírmelo dos veces yo ya estaba en posición de misionero sobre ella.
Normalmente me hubiera tomado el tiempo de acariciar su clítoris con la punta de mi pene y la hubiera penetrado lentamente pero estábamos tan excitados que con una mirada me ordenó metérsela de golpe y yo obedecí al momento, jejeje.
Entré de una sola estocada mientras ella dio un gemido y suspiró sintiéndose llena de mí, estaba tan dilatada y húmeda que entré como cuchillo en mantequilla. Comenzaba a moverme cuando Lidia me detuvo unos segundos y levantó su cadera para poner una almohada debajo, con eso su cadera se levantó un poco y la penetración fue un poco más profunda.
Lidia: Estuve investigado y es recomendable levantar la cadera para que el semen escurra hacia adentro y así aumentar las posibilidades de embarazo.
Azrael: De verdad hiciste la tarea, ¿verdad?
Lidia: Sólo falta el trabajo en equipo, jeje.
Reinicié el movimiento de mete-saca de esa vagina jugosa y suave y Lidia fue aumentando su respiración. De verdad que nuestros genitales parecen hechos el uno para el otro pues mi pene estaba totalmente adentro de Lidia con mis testículos golpeando sus labios con cada embestida y al entrar podía sentir el fondo de su vagina tocando mi cabeza.
Adoro lo expresiva que es Lidia en el sexo: gime, se lame los labios, voltea los ojos, en fin, su cara es un excitante remolino durante el sexo y esta vez no fue la excepción. Su vagina estaba tan húmeda y caliente que no duraría mucho, pero por suerte ella también estaba cerca. Metió una de sus manos entre nosotros y acarició mis testículos mientras seguí penetrándola.
Lidia: Quiero sentir tus huevos descargarse en mí, sentirlos contraerse y arrugarse mientras me preñas.
Mientras decía eso con su otra mano se empezó a dedear rápidamente el clítoris y justo en ese momento ambos nos pusimos a las puertas del orgasmo. Lidia arqueó su espalda, abrió la boca al máximo en un grito dejando escurrir la saliva mientras ponía los ojos en blanco y levantaba las piernas, se estaba viniendo. Por mi parte el verla estallando además de sentir su vagina contrayéndose alrededor de mi pene me venció y mientras gemía de placer mi pene se hinchó al máximo y comencé a lanzar fuertes chorros de semen hasta el fondo de su útero.
Lidia: ¡Lo estoy sintiendo, lo estoy sintiendo! ¡Quiero toda tu leche hasta el fondo! ¡PRÉÑAME CABRÓN!
Para ambos fue un orgasmo alucinante. Estuve como un minuto eyaculando dentro de Lidia y sentía que había derramado como un litro de semen hasta bañar sus ovarios. Caí rendido sobre ella aún teniendo pequeñas contracciones en mi pene y derramando las últimas gotas adentro. Mi pene fue perdiendo dureza y poco a poco lo fui sacando. Lidia con cuidado levantó aún más su cadera mientras lo sacaba para no derramar ni una gota de mi preciado esperma. Se giró lentamente para apoyar sus piernas en la cabecera y dejarlas levantadas.
Lidia: También leí que es recomendable hacer esto para que escurra hacia adentro y quedarse así al menos unos 15 minutos.
Azrael: Así que de verdad quieres que te embarace. Hasta ahora todavía sospechaba que pudiera ser sólo una estrategia para excitarme.
Lidia: También eso, jeje pero lo de preñarme es verdad.
Nos quedamos unos veinte minutos esperando y mientras ella seguía con las piernas levantadas yo le di a mamar mi pene bien mojado de nuestros jugos y ella los saboreó con una sonrisa. Cuando estuve erecto de nuevo le restregué el glande húmedo en toda la cara para luego hacerlo por su cuello, hombros, senos, piernas, vientre y finalmente volver a su boca. Durante todo ese tiempo ella me miraba con una enorme lujuria y acariciaba su vientre lleno de mi semilla.
Habiendo terminado el tiempo de espera Lidia se acostó boca abajo en la cama pero levantando el culo como sabe que me vuelve loco. En esa posición sus nalgas se abren totalmente como las puertas del cielo mostrándome sin pudor su ano y vagina bien abiertos como pidiendo guerra.
Me coloqué detrás de ella y le metí sólo la cabeza de mi pene para sacársela y volverla a meter varias veces.
-Lidia: Deja de torturarme y métemela toda de una buena vez.
-Azrael: A sus órdenes mi princesa.
La penetré lentamente y esta vez no me detuve hasta que mis huevos tocaron sus nalgas de diosa. Ella suspiró aliviada y entonces comencé a moverme hacia afuera y hacia adentro tomándola fuertemente de su cintura. Con cada embestida ella daba un pequeño gemido que me la ponía más dura. Esta fue nuestra posición favorita durante todo el tiempo que estuvimos juntos por lo cual esta vez nos tomamos el tiempo de disfrutarlo. Estuvimos como una hora cogiendo de esta manera y durante ese tiempo ella se vino otras tres veces. Ya para el final yo la tomaba de las nalgas mientras la penetraba rápidamente y tenía mi pulgar adentro de su ano. Su tercer orgasmo fue junto con el mío. Una vez más la llené a rebozar de mi semen caliente. Ella nuevamente cuidó de no derramar una gota y nos quedamos acostados y empiernados sobre la cama.
Lidia: Ya era hora, las rodillas me estaban matando, jeje, pero qué rico sentirte así de nuevo.
Casi de inmediato nos quedamos dormidos. Varias horas después Lidia me despierta con un beso.
Lidia: Ya son las 10, es seguro ir a mi casa.
Azrael: ¿A tu casa?
Lidia: Sí, te dije que mi novio no va a estar en unos días, así que sólo es cuestión de que entremos discretamente al depa y seguiremos jodiendo como conejos hasta el viernes en la noche.
Azrael: Me asusta lo bien que planeaste todo esto, jeje.
Una hora después ya estábamos desnudos sobre su cama y cogiendo de nuevo. Terminamos tan rendidos que dormimos 12 horas esa noche.
Durante los siguientes tres días apenas parábamos para comer y dormir pero fuera de eso no hicimos más que coger siempre asegurándonos de dejarla bien inseminada. El viernes ella me dijo que ya no estaba ovulando por lo que ese día ella desayunó, almorzó y cenó semen, además de que le hice un par de enemas de mi cálido esperma. En la noche salí discretamente de su departamento. Mientras nos despedíamos ambos acariciamos su vientre con la certeza de haberla dejado bien preñada.
Como Lidia lo planeó, su novio llegó al día siguiente y ese mismo día estaba “embarazándola”. Pobre, si supiera que tiene unos cuernos monumentales.
Lidia me mandó puntualmente durante cada mes del embarazo un correo con fotos de ella desnuda en donde pude ver crecer el producto de nuestro esfuerzo. Cuando nació su niño, que por cierto, tiene mis ojos y mi nariz, el novio de Lidia se puso tan contento que le propuso matrimonio.
Desde esos días que estuvimos juntos ha pasado ya un año. Por supuesto seguimos en contacto y aún con conversaciones muy calientes sobre lo que hicimos esa semana. Además, ella me excita hablándome de cuan hinchadas y chorreantes de leche están sus tetas ahora. En un par de semanas iré de nuevo a Ensenada para comérmelas y quién sabe, quizá vayamos por la parejita, jeje.