Agente sexual (4)
Andanzas de un agente secreto de lo más follador. He auto-censurado algunas partes. Tienen 46 capítulos, donde elegir. Relato en 72 trozos.
AGENTE SEXUAL
(4-72)
ESCRITA POR: SALVADOR MORALES
© Todos los derechos reservados
Aquello era una escena de película, todos estábamos desnudos al igual que la preñada. Johnny, detrás de su cabeza, para secarle los sudores, yo, dentro de la bañera listo para recibir al bebé y Mary con las tijeras para cortar el cordón umbilical.
De pronto la preñada dio un grito.
. - ay, ya viene el niño, preparados todos.
Ella hacía la respiración como había hecho las otras veces. El dolor la hacía gritar y maldecir.
. - aprieta, aprieta -le decía yo-.
. - ponte en mi sitio y aprieta tú. Oh, mierda, qué dolor
. - venga, que ya veo la cabeza. Un poco más -insistía-.
Ella apretaba con todas sus fuerzas, la cosa iba bien lenta. Pasaba el tiempo, entre gritos de unos y otros, poco a poco fue avanzando el parto, hasta que pude sacar al bebé de la matriz de su madre. Salió una bolsa de líquido. El niño ya lo tenía en mis brazos.
A una orden de su madre, Mary, toda temblorosa, le cortó el cordón umbilical y luego fue atado.
Le dí la palmada reglamentaria y el niño empezó a berrear como un condenado, luego el niño fue entregado a su madre.
Posteriormente al parto fue llamada la ambulancia para trasladar a ambos al hospital, para que tuviera los cuidados necesarios. Era un niño perfecto. Solo tenía un pito y un culo. Todos besaron a la madre y acariciamos al bebé.
A la media hora ya estaba en el hospital siendo cuidados por los médicos, ambos. Según nos dijeron, todo estaba en perfecto estado de revista. La pareja abandonó el hospital al tercer día de estancia.
En la casa todos estaban muy dichosos con el bebé, incluso yo, pues nunca había ayudado a nacer ninguno. Me alegraba por ellos, puesto que habían sufrido tanto de aquí para atrás. Ahora con el niño, la recuperación de Johnny, y el dinero recibido, serían más dichosos.
Días después del parto y cuando la madre estaba bastante recuperada del esfuerzo, ella los reunió a todos en la salita.
Mientras le daba el pecho al bebé con la teta izquierda, Johnny mamaba por la otra teta, que por cierto le pusieron Julio al bebé en honor de su tío, cosa que agradecí, luego ella nos informó:
. – quiero daros una noticia a todos y es que nos vamos todos a España. Entre lo que nos dejó vuestro cabrón padre, está una pequeña hacienda. Está a 50 kilómetros de donde nací y donde vive ahora mi madre y mis otros hermanos.
. - mamá, ¿y las clases?, aún me falta una semana para terminal el curso.
. - ya pensé en ello. Nos iremos cuando terminen las clases. Luego te inscribiremos a ti y a tu hermano en la que correspondan con vuestros estudios en España. También os pondré un maestro de español, no solo para aprender el idioma, sino su historia y costumbres.
Tomé la palabra:
. - yo os tengo que dar también una noticia. La familia que tenéis en España, mi madre, mis hermanos y mis abuelos maternos también es de la familia de los folladores.
. - pero eso es maravilloso -dijo mi hermana-.
A mis sobrinos se les puso un brillo especial en los ojos.
. - qué alegría -dijo Johnny- encima me voy a follar a la abuela y a la bisabuela-.
. - también a los primos, no te olvides –dijo Mary- ahora sí que quiero ir a España. Ya deseo que acaben las clases-.
Todos rieron de contento, hasta Julito reía.
. - por las dimensiones del rancho -dijo Samanta- cabemos perfectamente toda la familia en él, así incluso habrá más privacidad.
Fin capítulo 5
Capítulo 6
Traslado a la nueva casa en Bilbao
El grupo llegó a la finca “heredada”. Era impresionante, tenía una casa principal espaciosa, unos establos bien cuidados, donde había diversos animales, tales como 6 vacas, 3 caballos, una docena de cerdos, gallinas, patos y otros bichos, todos separados en cuartos diferentes.
La finca estaba en un paraje precioso. Todo ello estaba cuidado por dos personas mayores. Llevaban cuidando todo el recinto desde hacía varios años. Las cuentas las llevaba un encargado en la ciudad que rendía cuentas a Peter.
Samanta decidió prescindir de este encargado y llevar ella mismos la finca. A los viejos los sondearían y si se unían a nuestra fiesta particular, se quedarían, si no, los jubilaríamos bien jubilados, no tendrían problemas económicos en el futuro.
Antes de hacer todo ello, Samanta decidió ir a su casa materna para que los chicos los fueran conociendo y pedirles que se vinieran con ellos a la finca.
Al llegar a casa, después de tocar el timbre, abrió la pequeña Luisita, se enganchó de mi cuello y me besó en los labios, para luego besar a su desconocida hermana y sobrinos. Después, entramos todos.
Allí seguían los abuelos, Samanta se acercó a ellos y entre lágrimas, los besó a todos. Presentó a sus chicos, quedándose maravillados de lo grande que estaban y por qué no, que siquiera tuviera niños, cosa que ellos desconocían.
Puesto que los chicos aprendieron un poco de español de su madre, no hubo problemas de entendimiento dialéctico.
Los chicos fueron abrazados y besados por sus abuelos y bisabuelos. Al poco apareció Pedro, los recibió con educación, estaba contento de tener una sobrina que estaba para mojar con pan. Aunque fuera marica, sabía reconocer la verdad. El chico no estaba mal, pero lo veía algo demacrado. Supo posteriormente lo de su enfermedad. Al final hicieron muy buenas “migas anales”.
El bebé fue acaparado por todos los de la casa, bien contentos. Era la niña de sus ojos de los abuelos y bisabuelos.
Después de hechas todas las presentaciones, hice sentar a todos en el salón en diferentes sillas. Todos quedaron expectantes, aunque creían saber de qué iba a hablar.
. - primero que nada, agradecer a todos por ser mi familia, no podía haber pedido ninguna mejor. He disfrutado y espero seguir disfrutando con esta familia. En nombre de Samanta, que me ha pedido que os lo diga, queremos que nos traslademos todos a la finca que “heredó” de su marido. Quiere que la disfrutemos todos. Tiene de todo, casa, animales, corrales, es una preciosidad, y está aquí en Bilbao. Por último y no menos importante, informarles que de hoy en adelante la familia de Samanta pertenecerá a nuestro club particular de amantes.
Los de la casa se alegraron enormemente. Había crecido el grupo y habría más carne fresca con la que disfrutar y ser disfrutado.
Samanta informó a su vez:
. - yo también quisiera decir algo. Decirles que Johnny y Mary, son hermanos gemelos. Johnny cogió una leucemia.
Todos los presentes sintieron pena por el chico.
. - pero no os preocupéis, ya habíamos perdido toda esperanza de encontrar un donante, cuando llegó mi amado hermano y se ofreció a hacerse las pruebas y resultó ser compatible. Ahora Johnny se está recuperando a marchas forzadas gracias a él. Otra cosa, también gracias a él he podido “heredar” de mi exmarido Peter, todo lo que he recibido, porque si fuese por él no nos habría dejado nada. De hecho, se fue de casa y se unió a otra mujer, con la que tiene un hijo. Por último, ya que lo averiguareis enseguida, es que Mary y Johnny son hermafroditas, para quien no lo sepa, es la persona que tiene los dos órganos sexuales y les funcionan perfectamente. La única diferencia es que Johnny no tiene pechos como Mary.
Los allí presentes quedaron anonadados, pero aceptaron todos los puntos expuestos. Serían otros alicientes en sus vidas. Estaban encantados.
A continuación, añadí:
. - si me perdonáis y Johnny consiente, tenía pendiente meterle mi polla en su lindo culito.
Johnny estuvo muy de acuerdo. Nos besamos y lo fui desvistiendo. También Johnny me desnudaba. Cuando Johnny estaba en pelota picada, los residentes pudieron admirar su polla y su vagina. Me dediqué de lleno a su polla, chupándosela con ahínco.
Pedrito le echó una mirada a su sobrinita, se acercó y pidiéndole permiso, el cual fue aceptado por ella, se fue directamente a sus tetas. La desnudó y se dirigió ipso facto hacia su entrepierna, apoderándose de su polla, la cual no soltó en un buen rato, además ella disfrutaba de su primo. Por sus piernas le bajaban sus fluidos.
El resto de la familia se puso también a la faena. Paulina se acercó a su hija. Se besaron con lengua. Llevaban muchos años sin probarse mutuamente. Estaban las dos desesperadas de cogerse a la otra. La madre se dedicó a ordeñar a su hija, ésta también hizo lo propio con su madre. Las dos mujeres lecheras no pararon hasta que se quedaron sin leche. Luego se dedicaron a la leche vaginal. En un perfecto 69, se chuparon los fluidos. Las corridas eran constantes entre las dos. Estaban recuperando el tiempo perdido.
Los abuelos maternos se dedicaron a la auto-satisfacción. Solo con ver a sus hijos y nietos follando, solo con eso, ya estaban calientes como perras.
Yo ya había empezado a encular a Johnny, ante la satisfacción de éste. Invité al abuelo para que me la clavara en mi culo. El viejo fue raudo y me la clavó directamente. Estaba ahora ensartado y ensartando. El gozo era máximo. La corrida fue monumental.
Esta familia estaba más unida que cualquier otra. La leche corría por doquier, había para todos. El semen también era gratuito. Todos lo querían dentro de ellos, ya fuera por la boca, por el culo o por la vagina las que no podían quedar preñadas. También en los vasos era degustada la leche y el esperma. Éramos una familia muy bien avenida y más que follada.
Pasados un par de días, nos trasladamos a la finca. Hasta que no se confirmara lo de los viejos, fuimos recatados delante de ellos.
Los viejos eran de Uruguay. Emigraron en los años 70. No tuvieron hijos. Solo se tenían el uno al otro. El rancho era su casa desde siempre. Si los echaban los nuevos dueños, lo tenían complicado.
Un día, estando toda la familia reunida, hicieron llamar a los viejos. Fue la señora de la casa quien habló en esta ocasión:
. - Alfonso, Eloísa, os queremos hablar de vuestro futuro en la finca.
Ellos se agarraron de las manos. Temblaban de miedo por lo que pudiera decir la dueña.
. - les damos dos opciones, una es jubilarse, les pagaríamos todo lo que les corresponde y un poco más. La otra es quedarse con nosotros, pero con varias condiciones.
. - señora, no podemos irnos de aquí, no tenemos donde ir, no tenemos hijos con quien quedarnos. Esta finca siempre ha sido nuestra casa. Quisiéramos quedarnos con ustedes. Las condiciones, las que ustedes dispongan.
. - las condiciones para que se quedaran serían obligatorias de cumplir para los dos. Antes de seguir y decírselas, me tendrían que firmar un papel donde en caso de no aceptar las condiciones que expondré y ustedes decidieran irse, jurarán no revelar a nadie nunca, pues serían denunciados por difundir una información que nosotros deseamos mantener en secreto para todos.
. - no entendemos, ¿es que son ustedes unos bandidos?, ¿habéis matado a alguien?, ¿o qué? –dijo la mujer-.
. - nada de eso, es solo relativo a sexo.
. - en ese caso, firmaremos el papel y si no nos interesa, nos iremos.
Dicho y hecho, firmaron el susodicho papel.
. - bueno, ahí va ello. Nuestra familia es una familia muy unida, tan unida, que tenemos sexo entre nosotros, entre todos nosotros, sin excepción.
Los viejos quedaron pasmados, pero no dijeron nada.
. - si se quedan con nosotros, tendréis que participar con el resto de la familia aquí presente de tener relaciones sexuales completas, sin peros que valgan. Podréis hacerlo con quien queráis y el resto hacer lo mismo con vosotros. No habrá excepciones, no se podrán negar a hacerlo. No se permitirán las violaciones de ningún tipo y solo se podrán negar en caso de enfermedad o convenciendo a la persona con el que desee relacionarse con ustedes y teniendo la última palabra como árbitro, Julio, mi hermano, y si no está él, seré yo quien decida.
Los ancianos no sabían qué decir, temblaban de indecisión. Al rato el viejo se acercó a su esposa y le susurró algo al oído. Ella le dijo algo. Estuvieron unos segundos hablando, al final el viejo habló:
. - hemos decidido quedarnos aquí y aceptar las condiciones. Solo pedimos que tengan cuidado con mi mujer, está algo delicada.
. - gracias por agregarse a la familia -y les dio un beso cariñoso en los labios- y ahora como acto de buena voluntad y confirmando que lo que habéis afirmado es cierto, por favor, usted, Eloísa, sáquese las bragas y enséñenos su vagina. Usted, abuelo, haga lo mismo con su pene, por favor-.
Los ancianos se miraron y con nervios encima, comenzaron a hacer lo que les había dicho Samanta.
Hubo de ayudar por parte de su marido a su mujer a sacarse las grandes bragas que llevaba puestas. Una vez en el suelo, yo mismo le separé las piernas, dejando a la vista su felpudo viejuno. Su marido, más rápido, ya tenía fuera su pene todo empalmado por la situación.
Con el beneplácito de la familia, fuimos pasando todos por la vagina de la mujer, dándoles unos lametones allí donde el placer era superior en grado sumo. Luego nos pasábamos a la polla del viejo, al cual también le dimos un par de mamadas cada uno en su viejo rabo.
Ambos viejos cerraban los ojos del placer que esta familia tan extraña les estábamos proporcionando.
Una vez pasamos todos por sus bajos, fue mi abuelo materno el primero que quiso catar en profundidad a la vieja encargada del chalet. Se acercó a ella y la llevó a un sofá y la besó delicadamente, ante la vista de todos. Luego le sacó el resto de la ropa incluyendo el sostén. Se acercó a su coño y ante los suspiros de ella, le comió su chumino.
Empalmado como estaba el abuelo, cogió vaselina de un bote que teníamos cerca y se la untó, para seguidamente, clavarle la polla a la anciana. Ella no sabía si iría al infierno por lo que estaba pasando en aquella casa, pero le fue imposible no disfrutar de la follada y se olvidó de los putos prejuicios que les habían inculcado.
El marido de la vieja, sabiendo que él también podía cogerse a cualquiera, se acercó al viejo que se follaba a su mujer y le lengüeteo su viejo culo. Todos sonreíamos, el viejo no era tonto.
Después de coger vaselina y untarse su polla y el culo del abuelo, se la clavó sin contemplaciones. Su mujer no daba crédito a lo que veían sus ojos. Al final recordó que una vez le dijo su marido que cuando joven había follado con un vecino que era marica, siempre lo recordaba con la esperanza de volver a repetirlo. Al final de sus días ha tenido oportunidad de cumplir su deseo.
Pedro también quiso sumarse y empitonó al uruguayo. A su vez fue enculado por Johnny. Mary también se unió y se folló por el culo a su hermano. Ya solo faltaba yo que no quise quedarme atrás de tan rica experiencia y se la metí a Mary. A ésta le costó recibir tremenda polla, pero se la tragó todita y no devolvió ni la punta.
Parecíamos una fila de parados, pero ninguno estaba inmóvil, todos culeábamos al de delante.
La abuela materna sacó una especie de polla doble del bolso. Era como una lombriz alargada. Se echó lubricante en su raja, para luego echar en ambas puntas de la doble polla. Se acercó a mi culo. Primero se metió la polla en su vagina y luego metió el otro extremo en mi culo. Aquello era el nunca acabar.
Se tendría que haber grabado en video para la posterioridad, me dije. Como si Samanta me hubiese leído el pensamiento, buscó una videocámara y fotografió a todos y cada uno de los folladores en activo. Se metía entre las piernas, allí grababa todas las pollas, huevos, culos y vaginas que se le ponían delante.
Mi madre se acercó a la vieja uruguaya y le puso su chumino en la cara. Ella no tuvo más remedio que chupar lo que le salía por su chichi. Al final Samanta dejó la cámara en una mesa grabando la escena y se acercó también a la vieja y le succionó las tetas, secas de leche, pero aun así quiso chupárselas y es que le daba mucho morbo hacerlo, mientras con una mano le metía un dedo en el culo a su madre. Fue un día memorable, lo recordaríamos siempre. Ya luego yo mismo edité el video y difuminé las caras de todo el equipo, pues no quería que, si caía en malas manos, nos tocaran los huevos. Todos estuvieron de acuerdo, pues cada uno sabía quién era cada uno de los folladores y con eso bastaba para corrernos de gusto cada vez que la visionábamos.
Los 30 días de vacaciones llegaron a su fin y tenía que volver al trabajo. Tenía que presentarme en cierta dirección para recibir instrucciones.
La familia se apenó mucho, pero sabían que llegaría el día en que tenía que dejarlos por un tiempo.
Aún me quedaba la vieja uruguaya por desvirgar su viejo culito, por lo que antes de irme, me agencié un tubo de vaselina y me acerqué al establo.
Allí estaba la vieja. Estaba agachada cogiendo unos huevos. Le dije que no se moviera. Me acerqué por detrás y le unté con vaselina el interior de su culo, pues bragas, no llevaba, como el resto de la casa, ¿para qué?, luego me puse un poco en mi pito y enculé a la vieja sin avisarle. Ella dio un alarido que hizo que el caballo que había a unos metros, relinchara.
Se me aumentó la lívido. Cabalgué a la vieja a todo meter, ella creía que se iba a morir. Más tarde los gritos fueron de puro placer, no en vano toda la familia con polla se la había ventilado con anterioridad y varias veces, sobre todo su marido, que antes de conocernos, nunca se le había permitido usar sus cuartos traseros para tener sexo anal.
La vieja estaba orgullosa que el hombre de la casa, o séase, yo, quisiera compartir con ella su lechita antes de marcharse durante un tiempo.
Una vez acabado dentro de la vieja, me tomé mi propia leche que le salía por el culo, luego ella se dio la vuelta y me dio una mamada a la que la habíamos acostumbrado, una mamada limpiadora, quedando de lo más agradecido.
Luego, le cogí las dos tetas a la vieja, que estaban más secas que unas pasas, y me comí los dos pezones al mismo tiempo. La vieja me lo agradeció metiéndome un par de dedos en el culo. Esto me envalentonó de nuevo, haciendo que mi polla quisiera más guerra, así que cogí a la vieja y la levanté en el aire para luego sentarla en mi polla ante la alegría de ésta, pues la habíamos enviciado al máximo y ahora no paraba de follarse y ser follada por el resto de la familia a todas horas. Lo que no había follado en su puta vida, se lo estaba recuperando en estos últimos años de su existencia.
Nos besamos largo rato, mientras me la follaba. Al final la vieja recibió su leche, poca, por motivos obvios, y quedando ambos abrazados hasta coger resuello.
Finalmente, y desnudos, salimos hacia la casa. Allí nos duchamos mutuamente con nuestras lenguas, para salir al fin del baño y despedirme del equipo hasta que pudiera regresar con ellos y continuar donde lo habíamos dejado.
Una vez en el coche, pensé cual sería mi próxima misión. Esperaba estar a la altura de las circunstancias.
Fin capítulo 6
Capítulo 7
Rescatando religiosos en áfrica
En el punto de encuentro asignado, me encontré a Lorenzo, mi maestro y mentor, junto con un negro de dos metros. Parecía una mala bestia que habían sacado de un zoológico.
Saludé efusivamente a Lorenzo y me presentó al negro.
. - Salvador, te presentó a Suleimán, solo Suleimán.
. - encantado, solo Suleimán.
El negro me dio la mano. Casi me la parte el muy bestia. Aguanté la mirada al tipo. Luego el negro sonrió.
. - veo que tienes un par de cojones.
. - ya te dije que era un buen elemento. Solo hay que decirle una vez las cosas, luego él las perfecciona.
. - bueno, informa a tu pupilo del trabajito, que estoy deseando largarme de este jodido país, aquí hace demasiado frío para mi gusto.
. - Salvador, queremos que te infiltres en el Congo. Según hemos sabido, han secuestrado a un misionero y dos monjas de nuestro país. Solo vas a allí como punta de lanza. Te informarás de donde los tienen e informarás a la Central. Enviaremos una unidad de rescate, los cuales estarán esperando en un buque porta-helicópteros en la costa.
Recibí el resto de los datos necesarios, así como material de inteligencia.
De inmediato nos hicieron subir a un avión militar disfrazado de civil. Pusimos rumbo sur, por la costa atlántica africana. Avituallamos en la base de Gando, en Gran Canaria. Luego, continuamos.
En el avión íbamos solo el piloto, el negro y yo. No era muy grande la nave y parecía bastante viejo el cacharro aquel.
A las seis horas de viaje, me acerqué a Suleimán.
. - Suleimán, perdona que te lo diga, pero tienes la polla a la vista.
. - lo sé, me la he sacado para hacerme una paja hace una hora y me olvidé guardármela, perdona chico. Ya me la guardo.
. - quieto, parao, ¿puedo verla bien?, es enorme, nunca había visto una como ésa.
. - no tengo inconveniente, de hecho, estoy muy orgulloso de ella.
El negrata se bajó el pantalón y afloró el resto de su enorme pollón. Medía más de dos cuartas y eso por lo bajo.
. - ¿cómo puedes caminar con eso entre las piernas?
. - fácil, me la ato a la pierna -y me enseñó el elástico que usaba para ello.
. - quien pudiera disfrutar de tan rica polla.
. - si quieres catarla, adelante, pero te advierto, si me la chupas, empalmará y tendré que metértela por el culo.
Lo pensé un momento.
. - de acuerdo, pero seré yo quien me la vaya metiendo despacito.
. - okey, como tú quieras, pero ojo, es larga de cojones.
No me lo pensé más, aquella polla era demasiado exquisita para desperdiciarla.
El rabo, que le llegaba al tío casi a la rodilla, fue chupado con deleite. Momentos después se iba poniendo tiesa. El negro sonreía. Su rabo llegó al máximo de dureza y longitud. No quedó alta, ni siquiera recta. Era tan grande y pesada, que quedaba a unos 45 grados. Dura como estaba, el negro se tendió en el suelo.
. - vamos capullo, ahora te toca recibir.
Saqué vaselina de mi mochila, pues nunca voy sin un tubo y le unté bien la giganto-polla del negro, luego lubriqué convenientemente mi culo y me lo abrí para tragarme la polla del negro.
Cuando estuve listo, posicioné mi ojete con la polla del negro, la cual el cabronazo mantenía en dirección al cielo, bien vertical.
Poco a poco, fui metiéndome tremendo palo. La punta primero, luego fui tragando un poco más. Mi polla empalmó del gusto que recibía de aquel sabroso rabo. Aunque dolía un rato, el disfrute que recibía lo compensaba.
Seguí engullendo su negra polla. El dolor cada vez era más intenso, también el gozo, por lo que continué. Cuando me había empalado las tres cuartas partes de la negra polla, al piloto del avión no se le ocurrió nada mejor que meterse en una zona de fuertes lluvias y vientos huracanados.
De repente un rayo impactó contra la cabina friendo al piloto, el avión cayó en picado y al hacer ello el avión, me clavé de golpe el resto de la polla gigante del negro.
Nunca había gritado tanto en mi puta vida. Mis entrañas me quemaban una barbaridad. Parecía que tenía un soplete dentro de mí. Casi desmayado de dolor quedé de lado con la polla en mi culo. Al poco el avión automáticamente accionó el piloto automático, volviéndose a nivelar de forma violenta.
Yo seguía con la polla del negro gigantón introducida en mi ano y sin dejar de gritar. El negro estaba desmayado. Se había golpeado su dura cabeza con la ventana, la cual se astilló, pero no se rompió del todo.
Allí estaba yo, todo dolorido, enculado y sin poder moverme. Tenía que hacer algo. Poco a poco me fui sacando la verga del negro. Cuando la saqué la vi manchada de mi sangre. Pensé que no era momento de preocuparme por esa minucia ahora.
Me limpié como pude. El negro seguía inconsciente, pero parecía como si se fuera a correr de un momento a otro. Así que me dije, ya que fui enculado, qué menos que recogiera su lechita. Le mamé la polla y esperé el momento justo de la corrida para tragarme su lechita.
Tremenda lechada salió por su pito. Sabía a chocho de vieja, pero no la desperdicié y me la tragué sin hacerle más ascos. Terminado de correrse, le limpié la polla y se la até.
Viendo que volvía a estar empalmado y el negro no se despertaba, le dí la vuelta, le levanté el culo y lo ensarté con mi verga. Me corrí de gusto al poco tiempo. Oh, qué disfrute más lindo.
Aunque el culo me dolía una barbaridad, le limpié el de Suleimán y lo vestí como pude. Luego le puse en lugar seguro.
Me acerqué al piloto y pude comprobar que el hombre estaba achicharrado, así como parte de los instrumentos, incluida la radio. El fuego empezaba a apoderarse de la cabina. Cerré la puerta para que no prendiera donde Suleimán y yo estábamos y me dediqué a colocarme el salvavidas, también se lo puse al negro.
Recogí los materiales que pude localizar y los metí en una caja especial que incorporaba un salvavidas.
Era noche cerrada. Abrí la puerta lateral. Lancé el material pesado con un localizador atado al paracaídas para poder encontrarlo después. Seguidamente cargué con Suleimán y saltamos al mismo tiempo.
Abrí los dos paracaídas. Me fijé donde caía el material. Nosotros caímos en un pequeño descampado en medio de la maleza.
Rodando con el negro bien agarrado a mí, rodamos sobre nosotros y acabamos deteniéndonos ante un precipicio. Se me pusieron los huevos por corbata.
No sin esfuerzo, me alejé con el negrata de allí y cogí resuello. Me toqué y no noté nada roto, solo el culo seguía doliéndome.
Con unos cachetones al negro, acabó despertando de su letargo. Segundos después vi al avión en llamas estrellándose a lo lejos en una montaña no muy lejana.
El negro, por fin, despertó. Estaba blanco de miedo, pues no se explicaba cómo había ido a parar al suelo sin saber ni como había saltado, anqué se lo imaginaba, no era tonto.
. - gracias Salvador, me has salvado la vida. Estoy en deuda contigo.
. - déjate de historias ahora, estamos en esto juntos. Ahora lo primero es localizar el material que lancé en paracaídas. Enterremos los nuestros y vayamos a buscar la caja.
Al poco nos encaminamos a buscarla, yo no podía caminar muy bien y Suleimán sabía por qué era, así que me ayudó. No sabía por qué, pero el negro también sentía como si se lo hubieran follado por el culo. Pensó que sería del golpe en el suelo que se había dado y no le puso más importancia.
Mediante el detector, encontramos lo que buscábamos. La abrimos y cogimos material de supervivencia, así como armas. Guardamos el resto en el recipiente. Luego lo enterramos. Guardé la posición con el GPS para la posterior localización si hiciera falta.
Mediante el teléfono vía satélite llamamos a la Central. Puesto que caímos en una zona a varios días del punto del objetivo y habíamos decidido continuar con la misión, informamos del accidente y de la muerte del piloto. Luego pedimos información de posibles hostiles en la zona.
Según el satélite militar utilizado, estábamos libres de enemigos, pero que entre nosotros y lo rehenes había un poblado indígena. Recibimos las coordenadas para evitar el poblado.
La noche nos cogió de nuevo, había luna llena. No había nubes en el firmamento. Acampamos en una cueva cercana. Comimos productos liofilizados, por lo que no hicimos fuego para no ser descubiertos.
Nos tendimos cerca de la puerta, vigilantes. La claridad era máxima y como no teníamos nada mejor que hacer, le pedí al negro probar bucalmente su polla de nuevo. Éste me dijo que quería mi polla en su culo primero. Así lo hicimos. Sentados frente a frente, el negro se sentó sobre mi polla, luego cogí la súper-polla de Suleimán y me la llevé a la boca saboreándola largamente.
Me corrí dentro del culo negro del negro, valga la redundancia. Luego el negro, a su vez, soltó el grifo de leche que fue a parar a la garganta de un servidor. Era demasiada. No pude tragar tanto en tan poco tiempo. Se me salió la mayor parte. Suleimán estuvo atento y absorbió la mayor parte de su propia leche que había dejado escapar de mi boca a base de lametones por toda mi cara y barbilla. Luego lo dejamos estar.
El primero en hacer guardia fui yo. Hacia el amanecer, Suleimán, que hacía la guardia, me despertó. Había ruidos sospechosos en los alrededores. Nos ocultamos rápidamente más adentro, en la cueva, arma en ristre.
De entre la maleza, un negro se acercaba a la cueva, caminaba trabajosamente, falto de fuerzas. Se adentró en la cueva inspeccionándola, al poco se dejó caer en el suelo, desfallecido.
El indígena, porque eso es lo que parecía, solo llevaba un taparrabos escueto. En ese momento llevaba el pito a la vista.
Me acerqué al amigo y lo reanimé. Cuando abrió los ojos, retrocedió espantado al fondo de la cueva, huyendo de nosotros.
Le ofrecí mi cantimplora. El negro, poco a poco, se fue serenando y me cogió la cantimplora. Después lo llevé a la entrada donde había más luz, por lo que me fijé que el rabo del chico estaba algo sanguinolento.
El negro Suleimán interrogó al chico. Según dijo, había salido desde su poblado hacía una semana a cazar, pero tuvo la desgracia de caer desde un precipicio. Perdió el conocimiento y se desorientó, no sabiendo donde estaba su aldea.
. - Suleimán, debe ser el poblado que nos informaron que estaba por los alrededores. No habrá más remedio que acercar al moreno a su casa. Dile que cómo se hizo lo de la polla.
Yo, como buen poliglota que era, entendía al muchacho, pero no quería dar a entender que hablaba medianamente bien el dialecto local. En relación con los demás, era mejor que estuviera en el anonimato de mis conocimientos, por si me hiciera falta saber lo que dicen los demás, sin que ellos sepan que los entendía. Entre ellos estaba el propio Suleimán, que, aunque era de los nuestros, aún no lo conocía tan bien para saber de qué pie cojeaba.
Suleimán se lo preguntó y éste le dijo que le atacó un pequeño guepardo, logró zafarse del animal, pero antes le pegó un zarpazo y lo hirió en esa parte.
. - dile que intentaré curarlo, que, si no se deja, se le infectará y podría palmar.
Después de la traducción, el tío consintió ser curado. Le hice sentar en una piedra. Le quité el taparrabos. Busqué el botiquín y saqué el material. Lo puse a su lado. Luego le cogí la polla y le hice una suave paja. El moreno quedó extrañado, pero se dejó hacer.
Cuando la polla estaba bien dura, observé mejor el daño hecho por el guepardo, que no era muy importante. Era más aparatosa que otra cosa. Le unté el pito con crema especial antibacteriana. Extendí la crema con un dedo sobre su miembro, luego se la extendí como si le estuviera haciendo una paja, cosa que se la estaba haciendo en realidad.
El negrito empezó a disfrutar. Cerró un momento los ojos, me dí cuenta de ello y seguí masturbándole. Al poco salió disparada un chingo de leche.
Le sonreí al negrillo, él me correspondió. Luego me saqué mi polla y la dejé fuera, mientras proseguí con la curación de su polla, poniéndole una venda. El negrito me cogió el rabo y empezó a masturbarme.
Le guardé su pito bajo el taparrabos. Suleimán informó al chico que era mejor si me lo agradecía mamándomela, haciendo una demostración chupando la polla de un servidor. Luego el negrillo lo sustituyó con su boca. Más tarde le dijo que si ponía el culo sería todavía mejor. El negrata se lo mostró de nuevo, me puso su culo y se la clavé a mi colega.
El negrito entendió, se dio la vuelta y se subió el taparrabos y esperó que se la clavara.
Así lo hice, me unté vaselina y enculé al chico, que gritó un rato. Luego le cogió gusto y disfrutó. La lechada quedó dentro del indígena. Posteriormente le limpié el culo con mi lengua.
Suleimán me limpió con su lengua mi polla, cosa que vio el negrito. Éste le sustituyó y me la dejó limpita.
Finalmente, Suleimán informó al chico que esperaríamos hasta mediodía y luego le llevaríamos a su poblado, él asintió muy contento.
Salimos hacia el poblado. Una hora después oímos gritos de una mujer. Nos acercamos a los sonidos. Ocultos tras unos árboles centenarios, vimos la escena.
Tres negratas violaban a una negra de muy buen ver. El chico se puso tenso y soltó unas lágrimas. Suleimán preguntó si los conocía.
Le dijo que la mujer era su madre, esposa del rey del poblado y los violadores eran parte del grupo que se habían instalado a un día del poblado. Gente mala, le dijo el chico.
Pensé que podían ser parte de los secuestradores de los misioneros españoles. Recordé que teníamos órdenes de no entrar en combate, pero no pensaba hacerles ni puñetero caso. Allí había una mujer necesitada de nuestra ayuda.
. - Suleimán, hay que liberar a la mujer. Encárgate tú del que está a la derecha, yo el de la izquierda. Al tercero lo quiero vivo, hay que interrogarlo sobre los cautivos españoles. Podrían ser ellos o saber algo al respecto.
Suleimán asintió y antes de hacer nada más, me miró a los ojos y me dio un beso suave, pero intenso en los labios. Sonreí y le dí otro aún más intenso y nada de suave, es más, me comí su boca con lengua y todo.
El indígena creía entender que éramos marido y marido, vamos, dos maricas de cuidado, cosa que a él no le importaba, siempre que siguiéramos dejándole mamar nuestras pollas y su culo siendo perforado también.
Lo que no sabía el indígena, era que la polla de Suleimán no era acta para él, no sea que no vuelva a ver el nuevo día después de ser ensartado con su serpiente.
Sacamos la artillería y nos preparamos. Los bandidos rodeaban a la mujer, mientras una se la follaba, los otros dos la agarraban. Estos recibieron una bala cada uno. No se oyeron casi nada los disparos, pues las armas llevaban silenciador.
Rápidamente nos acercamos al tercero. Antes de darse cuenta le dimos un culatazo en toda la cocorota, cayendo fulminado y sin resuello.
La mujer quedó tendida, por su vagina salía abundante sangre. Su hijo le gritó y ella lo reconoció. Se abrazaron y lloraron juntos.
El bandido fue atado con bridas y así, sin pantalones como estaba, lo sentamos en una roca. Primero era ayudar a la mujer.
Suleimán se acercó para interesarse por la madre del indígena. La ayudé a vestirse. Cogí el botiquín y le limpié la sangre que manaba de entre sus piernas.
Permitió ser curada al ser informado por su hijo de lo que habíamos hecho por él una vez atacado por la cría de guepardo.
Le puse el ungüento milagroso. Con un dedo untado con la crema lo introduje en la vagina, allí removí con cuidado de no lastimarla aún más. Como quien no quiere la cosa, me dediqué más de lo debido a untarle el clítoris a la reina.
Ella iba a protestar, pero viendo que empezaba a gozar de mi dedito, se estuvo callada. Al poco tuvo un orgasmo divino, empezando a moverse para aumentar el disfrute. Yo, algo dudoso aún, intenté sacar el dedo, pero ella me lo impidió con un gesto. Entonces añadí otro dedo más al agujero y continué dándole placer ya sin recato alguno por mi parte.
La reina puso su mano en la entrepierna del blanquito, me bajó la cremallera y me sacó de entre los calzoncillos la polla, la cual ya estaba tomando dureza desde hacía un buen rato.
Ella me la masajeó con delicadeza, ante la mirada sonriente de su hijo. No me podía quedar atrás, le cogí un pecho a su madre y se lo mamé con ahínco.
Su hijo y Suleimán se acercaron más a nosotros. Mientras Suleimán le cogía la otra teta y chupaba, el hijo se adueñó de los huevos de un servidor.
El violador empalmó de nuevo. Aquellos cabrones habían conseguido el consentimiento de la puta en un santiamén, mientras ellos tres tuvieron que forzarla para conseguir su coñito.
La reina pidió estrenaran su culito, ya que los violadores no la habían tocado por allí todavía y su coño no estaba para más pollas de momento.
Mientras le acercaba la polla para que me la chupara un poco la reina, su hijo le dio la vuelta y la desvió hacia su boca, mamándomela con resolución, luego le metió un dedo en el culo a su madre, cosa que agradeció enormemente. Con un gesto le pidió a su hijo que se la metiera, pero él dijo no podía, por tener la polla aun herida y además vendada por el blanco que tenía delante.
Entonces se dirigió al negrazo y se lo pidió a él. Éste le informó del tamaño de su polla. Ella se asombró, pero aun así quiso que por lo menos le metiera la mitad. Quería gozar antes de llegar al poblado y luego no podría hacerlo allí, puesto que serían acaparados por los demás, ya que allí había libertad de follaje entre todos, de hecho, ella misma tenía otro hijo de su propio padre.
Suleimán hizo que se la chupara el hijo, mientras la reina me la mamaba con muy buen apetito por su parte. Cuando estuvo bien empalmado, untó vaselina al ojete de la mujer y a su polla.
La mujer se puso en posición, para luego Suleimán ir introduciéndosela poco a poco. Ella parecía que se iba a reventar, pero consintió que siguiera clavándosela más allá de la mitad como había pedido en su momento. Segundos después se paró e hizo los movimientos de vaivén. Ella disfrutaba al máximo, así como el mismo Suleimán.
Mientras su madre era enculada, su hijo se dedicaba a comerle la polla del negro que quedaba por entrar en el culo de su madre. Se sirvió también de sus huevos.
Yo necesitaba meterla en otro agujero que no fuera la boca de la reina. Puesto que en su vagina no podía, por estar lastimada, me dediqué al hijo. Me puse detrás suyo, miré a la madre y esperé su consentimiento. Ella afirmó con la cabeza con una sonrisa que decía que ya era hora que su hijito del alma supiera lo que era una buena polla, pues tarde o temprano en la tribu iba a ser sodomizado y no siempre con quien el hijo fuera a disfrutar. Cosa de locos, diría yo, pero como yo era el beneficiado con aquel culo que ya había probado esta mañana, estaba mejor callado, no fuera a joderla, nunca mejor dicho.
Se la clavé al indígena. Él sintió todos los demonios, pero sabía que después de acostumbrar la polla en su culo, le tocaría disfrutar del tremendo plátano que tenía el blanco entre las piernas.
Así fue, el mete y saca le hizo disfrutar muchísimo. Se giró hacia su madre y la morreó en toda la boca, ella ayudaba en ello. Sus lenguas jugaron y se entrelazaron. Cada uno sintió el orgasmo del otro.
La polla de Suleimán no siguió profundizando, es más, allí se paró, pese a pedírselo la mujer. El negrata se la folló a gusto hasta ese tope, disfrutó de aquel culo real hasta que se hartó.
Al final los extranjeros nos corrimos llenando los correspondientes culos con nuestro alimento natural.
Con nuestras lenguas limpiamos los restos que salían de sus traseros, al final quedaron limpitos los pompis de madre e hijo.
Y como la mujer se había corrido cantidad, estaba bien orgasmeaba patas abajo. Entre Suleimán y yo nos dedicamos a comerle el coño herido de la mujer, consiguiendo que el dolor infringido por el violador disminuyera y pasara a disfrutar como Dios manda cuando se le come un coño a una mujer, ya sea reina o puta, cosa que con ella lo tenía dudoso el saber si era lo uno o lo otro.
La mujer le dijo a su hijo:
. - estos extranjeros sí que disfrutan y hacen disfrutar, no como tu padre que se corre al poco de metérmela.
Suleimán oyó el comentario y sonrió para sus adentros. Se dijo que las folladas no se habían terminado todavía. Esta misión cada vez le gustaba más al tío y como no, a mí también me lo parecía, que joder es algo muy placentero y nada peligroso, al menos mientras la otra parte consienta ser disfrutada a base de bien como lo era aquella mujer que estaba sedienta de polla, de mucha polla.
Una vez terminamos, sentamos al hijo y su madre en un tronco cercano y los dejamos reponerse durante un rato. Luego de haber descansado, decidimos proseguir hacia el poblado, no sin antes ocultar a los muertos.
Llegamos al poblado al atardecer. No era muy grande, había unas diez o doce viviendas de paja circulares. Todo el recinto estaba rodeado por una empalizada de unos 3 metros de altura totalmente opaca a la vista. La habían endurecido con excrementos de animales. No olía muy bien que digamos. Cuando lloviera, se ablandaría un poco y el hedor sería insoportable para los foráneos, pero como ellos ya estaban acostumbrados, no les importaba dicho olor.
Fuimos recibidos por la mayoría de los habitantes del poblado, incluido el rey, esposo y padre de la madre y su hijo, respectivamente.
Fueron informados de los hechos acaecidos, excepto de las folladas respectivas. Todos se alegraron que al final pudieran regresar al poblado, sanos y salvos. Agradecieron enormemente a los extranjeros el haberlos salvados. La ira se dirigió hacia el violador.
Suleimán pidió que no le mataran, pues debían sacarle información sobre los compañeros secuestradores y de los misioneros secuestrados.
Informamos al rey que habíamos sido enviados para localizarlos y devolverlos sanos y salvos.
El rey, en agradecimiento, nos dijo que nos ayudarían en lo que pudiera, pero que ahora serían sus invitados en sus humildes chabolas. No quisimos rechazar el ofrecimiento, no fuera que se molestara y nos mandara cortar la cabeza. Nunca se sabe con estos tíos tan amables.
Hicieron una pequeña fiesta y agasajaron a los invitados. Comimos algo de los productos locales, como carne de serpiente y cerebros de mono. Según ellos, un rico manjar.
Después el rey nos ofreció a una pareja de mandingas despelotados de unos 20 o 25 años, pero que viéndolos tan alegres ellos, debían ser unos profesionales del agasajo de la tribu. Se relamían uno y otro los labios. Joder, cuanta entrega, me dije.
Suleimán declinó tal agasajo, pues si le metía la polla a cualquiera de aquellos dos, se los cargaba, sí o sí. Así se lo explicó. Al final, tuvo que sacársela, pues no le creían.
Los ojos del rey de la tribu se pusieron como platos. Nunca se había tragado algo así y en vez de ofrecerle a Suleimán uno de la pareja, se lo quedó para sí mismo.
Suleimán decidió advertir a los comensales de las proporciones de su polla, no quería que nadie se llevara ninguna sorpresa cuando se la sacara estando a solas. Decidió que fueran ellos o ellas quien quisiera disfrutar de su manubrio y no un niño que moriría desangrado.
El rey hizo desalojar la tienda donde estaba y se quedó solo con el negrazo.
Mientras, la pareja, que me habían ofrecido, me llevó, casi en volandas, a una tienda y allí, sin previo calentamiento, ni ostias, me desnudaron y el tío me folló y la tía, me hizo follármela. Así estaban las cosas y claro, no iba yo a hacerles un feo, no fuera que se me enfadaran allí.
Le dí polla hasta reventarla por ambos agujeros, mientras el tío me daba bien fuerte por detrás. Solo cuando me comí el coño de la tía y el tío me dejó la polla como nueva, salieron de la tienda y allí me dejaron. No se dijo ni una palabra, mientras unos y otros disfrutamos.
Los dos guardianes que había en la entrada, sonreían. Al mismo tiempo se cogían las pollas y se las masturbaban, sin recato alguno.
Y como aquel enculador me dejó a medias, me giré hacia aquellos dos guardianes y con señas les informé si querían usar mi puerta trasera también.
Aquello fue algo que no esperaban los guardias y mirándose el uno al otro y luego a sus pollas, sonrieron de buena gana y se acercaron a mí.
Cuando los tuve a mi lado, me fui a por la polla del más cercano y se la mamé, olía a estiércol fresco, mientras le cogía la polla al otro.
Con la polla ya bien dura del primero, me giré y le ofrecí el culo. Fui ensartado a lo bestia, cosa que esperaba.
Mientras era follado, mamaba el segundo su polla y luego sus huevos, y también olía a estiércol, pero éste de hacía un mes por lo menos, para y sin sacarme la polla del de atrás, el segundo negro se fue tras su colega y sin previo aviso, lo enculó con su rabo, mientras yo recibía tranca del primero.
La noche transcurrió con aquellos dos. En cuanto uno de los tres nos recuperábamos, dábamos polla en el culo que teníamos más cerca.
Solo cuando nos quedamos sin resuello, ni leche que repartir, se largaron como habían aparecido, sin decir ni mu, pero sonriendo. Ni siquiera siguieron en la entrada, se largaron con viento fresco.
Me limpié con el agua que me habían dejado allí y luego me eché a dormir, que mañana era otro día.
Pero no, dos negros que parecían dos armarios empotrados entraron con sus pollas en sus manos y era que habían sido informados de lo bueno que era dando por culo, apuntándose la nueva pareja.
Solo pude recibir, pues mi polla no era la de Tarzán y necesitaba tiempo para mi recuperación, tiempo que no me habían dado los nuevos folladores. Quedé harto como para no follar en una semana más, pero de eso nada. Por mi culo llegó a pasar medio poblado que entraban, me follaban y salían para entrar los demás. Solo cuando me caía literalmente de sueño, me dejaron el culo en paz y pude al fin dormir con un boquete en el ojete digno de la polla de un caballo.
En la chabola del jefe, la cosa fue diferente. En cuanto se largó todo el mundo de la tienda, el rey se puso a chuparle el mandoble a Suleimán. Éste le agrandaba el ojete del culo con vaselina en sus dedos. El viejo no daba abasto con tremenda polla, la recorría de cabo a rabo y volvía a empezar. Metía dentro de su boca solo una pequeña parte, aunque era la parte principal, donde estaba la mayoría de las ramificaciones nerviosas donde nos hacían disfrutar a los tíos, pues era la cabeza del pene.
Primero fue empitonado el negro extranjero. El rey se lo folló sin vaselina ni nada. Aguantó estoicamente las embestidas del rey. Cuando acabó dentro de él se dedicaron a besarse concienzudamente, lengua incluida. Cuando estaban satisfechos ambos, Suleimán le chupó la polla al jefe tribal, le hizo retorcerse de placer y terminó de limpiarle el rabo.
Más tarde puso al rey a cuatro patas, le untó de nuevo con vaselina. Puso una buena cantidad en su cipote, metió 2 dedos agrandando de nuevo su agujero anal y sin más preámbulos le fue enterrando la polla en el culo.
La cara del rey era todo un poema. Con los dientes apretados al máximo por el dolor anal, el tío va y obliga a Suleimán a enterrársela toda, que él podía con aquella polla y más grande, le dijo el muy idiota.
La polla siguió navegando dentro de su culo, cuando llevaba una cuarta de metida, el rey, ahora sí que dio un grito que ahogó entre sollozos. El negrata follador no le hizo ni puto caso. Introdujo otros diez centímetros más. El jefe no podía más. Pero todavía faltaban otros diez centímetros y no se iban a quedar fuera. Con todas sus fuerzas le encajó toda la polla que quedaba.
El grito que dio el capullo del rey, se oyó bien lejos, porque se tiene que ser un capullo para quererse tragar analmente tremenda polla. Como dije, el grito se tuvo que oír en el poblado vecino a 50 kilómetros de distancia y como era normal en esta tribu, nadie asomó la cabeza para ver lo que pasaba, toda vez que allí los gritos de los follados por el rey estaban a la orden del día y por una vez que era su propio grito, como que no le pusieron más importancia que la que tenía el pensar que ahora el dolorido era el cabronazo del rey follador.
La larga polla fue saliendo toda ensangrentada. El recibidor de la polla no podía moverse. El negrata, que vio que la cosa no estaba para bollos, se retiró con su polla en la mano, terminándosela de limpiar fuera de la chabola. Los vecinos todavía tenían los ojos como platos por los gritos del jefe, pero como dije, no lo querían demasiado, como tampoco él hacía nada por hacerse querer. Solo su esposa entró dentro y comenzó a atender a su marido con ungüentos tribales que trajo el brujo del poblado.
Al día siguiente, nada más despertarnos los foráneos, oímos un gran revuelo en todo el poblado. La noticia era que el rey había muerto de desangramiento interno.
Algunos querían linchar a los extranjeros. La reina intervino. La culpa no era solo de los extranjeros, les dijo, la orden vino del mismo rey, pues fue él quien eligió la súper polla de Suleimán para probarla en su propio culo.
Al final, el poblado decidió expulsar a los extranjeros. Nos dijeron que nos lleváramos al violador de la reina y que no recibirían ninguna ayuda más por parte de su pueblo.
Recogimos nuestros bártulos y al preso, al que habían dado una paliza mientras estuvo cautivo.
Nos dirigimos hacia el poblado de los bandidos, lugar que aún no tenía ni idea de donde estaba. Caminamos un buen trecho para alejarnos del poblado donde pasé la peor noche de mi vida, pues una cosa era disfrutar con una polla, pero con tantas…
Al rato divisamos una zona protegida, la cual sería fácil defender, allí acampamos los tres.
. - nos escapamos por los pelos del poblado. Lo del rey no me preocupa, les dije lo que les podría pasar si hacían que enculara a alguien.
. - sí, él se la buscó.
. - sigo estando en deuda contigo por salvarme en el avión, por lo que haré lo que me pidas hasta que yo te la salve a ti.
. - bueno, a otra cosa, mariposa, habrá que interrogar al amigo, digo yo.
. - adelante, es todo tuyo.
Me dirigí al preso.
. - hola capullo, necesitamos información sobre tu poblado, vamos, todo lo referente a los secuestrados y los puntos de vigilancia.
. - yo no entender.
. - conque tú no entender…
Le solté dos hostias seguidas, una en cada cara.
. - repítelo de nuevo.
. - yo no entender.
Le volvió a dar de ostias, ahora cuatro, dos y dos. Al reo le salía sangre por las narices y la boca.
. - por mucho que me peguéis, no me haréis más daño que el que me harán ellos si hablo.
. - yo no entender –le dije al tío- Suleimán, acércate por favor-.
Éste se acercó y le saqué la herramienta al negro.
. - vamos a ver, capullo, si lo coges. Si no hablas, aquí mi amigo te meterá su serpiente por tu bonito culo. Así que tienes diez segundos para pensártelo de nuevo, solo te diré que mi amigo se acaba de cargar al rey del poblado con su polla extra-larga, así que tú dirás si esta vez no entiendes.
El reo se aterró, sabía cuan larga era y también que había matado al rey del poblado al metérsela en su culo. No había más remedio que soltar la lengua o no llegaría vivo al poblado de sus colegas.
Nos contó todo lo que queríamos saber, añadió que había otras personas secuestradas aparte de los misioneros.
Quedamos muy contentos de la información, confirmaba lo que se veían en las fotos de los satélites. Decidimos dar por terminado el capítulo del preso, iba a darle el pasaporte, pero no querían desperdiciar un culito negro y una bonita polla.
Informé al reo, que, como despedida, sería follado por los dos, pero que cuando le tocara a Suleimán, solo le metería la mitad de su polla, todo ello gracias a que respondió a sus preguntas correctamente.
. - si te resistes, será peor. Te ataremos y no respetaremos lo de la polla de mi amigo Suleimán.
. - de acuerdo, pero hacerlo con cuidado.
. - descuida, lo haremos con mucho cariño, como tú con la reina.
Él tragó saliva, pues fue muy brusco con la reina mientras la sodomizaba vaginalmente.
(Parte 4 de 72)
FIN