Agente sexual (10)

Andanzas de un agente secreto de lo más follador. He auto-censurado algunas partes. Tienen 46 capítulos, donde elegir. Relato en 72 trozos.

AGENTE SEXUAL

(10-72)

ESCRITA POR: SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados

Marta tuvo que sentarse para que su abuela continuara mamándola y para ponerse a mamar ella mi mandoble. Así lo hicimos. Yo, al mismo tiempo le metía varios dedos en el culo a la vieja para disfrute propio y de la misma vieja.

Manuel decidió dar un paso más y se sacó su polla y sin previo aviso, se la encasquetó a su abuela. Ella recibió el rabo de un nieto como agua de mayo y disfrutó de las acometidas bestiales que le hacía en su mojado chichi y también de mi dedo en su culo. Sí, estaba disfrutando y lo que iba a disfrutar…

Al final hubo un cruce de corridas. Marta recibió la leche de un servidor en su garganta y la abuela la de su nieto, también en su garganta, para ello tuvo que dejar libre al fin el pecho de Marta. Mamó y mamó a su nieto hasta no dejarle gota, lo mismo Marta con mi rabo. Luego Manuel y yo les dimos a las mujeres una comida de coño, que nos llevamos a nuestras gargantas cantidad de zumo de calidad superior.

Cuando terminamos de gozar, la vieja pidió una ducha rápida entre los cuatro.

El plato de ducha era bastante grande, pero no tanto como para cuatro personas, de todas maneras, entramos todos apretujados, volviendo a follarnos con las limitaciones del espacio y de que estábamos descargados los tíos, pero no todo es soltar leche.

La abuela recibió lengua por todos lados. El re-encuentro con sus nietos iba a dar mucho juego. El tiempo perdido lo recuperaría en familia. Ya se sabe, que la familia, más uno, que folla unida…

Cuando todos estuvimos listos para salir de la habitación, me eché a reír mirando a Marta.

. - ¿cuál es el chiste, mi querido Salvador?

. - ¿tú te has visto?, tienes una teta llena y hermosa y la otra está desaparecida por la mamada insaciable de la abuela Edelmira.

. - Dios mío, no me había dado cuenta de ello. Gracias querido, por decírmelo, si no, hubiera hecho el ridículo.

Se fue al baño y cogió medio rollo de papel higiénico y se lo metió en el sostén que ocupaba la teta vacía. Se revisó en el espejo y las comparó, eran casi iguales.

. - preciosas –dije-.

. - gracias, ahora que estamos todos, tengo una petición que hacerle a la abuela.

. - adelante querida.

. - deseo que te vengas con nosotros a casa a vivir con tus nietos y tu bisnieto.

La vieja empezó a soltar lágrimas sin llanto.

. - hija, mi deseo era morir junto a mis nietos y ahora tú me lo ofreces. Yo, que os hice tanto mal y aún me quieres. Gracias hija, acepto de todo corazón. Seré la mejor abuela y la mejor bisabuela que hayáis tenido, os lo prometo.

. - ¿y la mejor amante no, abuela? –dijo Manuel, sonriendo-.

. - cariño, claro que seré la mejor amante del mundo. Me tendréis los dos y Salvador cuando nos visite. Creo que me he enviciado a tener sexo en todo momento y en todo lugar. Así que me tendréis siempre que os dé a algunos de los tres un apretón. Nunca diré no. Me habéis hecho la mujer más feliz del mundo.

Ambos nietos la abrazaron y besaron por toda su cara. Ella se lo agradeció besándolos también. Ahora las lágrimas estaban en las tres caras, sin excepción. Yo sonreí, había reconducido una relación que estaba perdida. Un punto para el menda y ocho agujeros más dónde meter mi caliente polla cuando me pasara por la casa de Marta, más los de la sirvienta, que tiene su punto, pese a lo cotilla que era. Habría que ponerle los puntos sobre las íes, de que lo que se follaba en casa, se quedaba en casa.

Un rato después, Marta pidió el alta de su abuela Edelmira. Ya en el auto conoció a su bisnieto, juntos, los cuatro y la sirvienta, marcharon a la casa, no sin despedirse con un beso, de un servidor.

Pensé que había hecho la buena acción del día y me fui junto al resto del personal.

Julieta y Máximo estaban en el jardín con el resto de los abuelos. Informé de la buena nueva a todos los presentes. Hubo un aplauso general, Zadiuska, que era la que más cercana que estaba de mí, me plantó un beso en toda la boca.

. - sabemos que fue cosa tuya el cambio de Edelmira y que los nietos vinieran, eres todo un santo. Eres nuestro santo particular -y me plantó otro beso-.

. - no sigas, que me voy a ruborizar. Por cierto, me enteré de lo de Joselito-.

. - sí, -dijo Josefita- fue en mi cuarto donde se cayó de la escalera el pobrecito-.

. - ahora iba a darle una ducha –dijo Máximo-.

. - Máximo, si no te importa hoy se la daré yo, aún no lo he visitado y ya que tengo que ir, no me importa encargarme hoy de él.

. - estupendo Salvador, gracias, te debo una, digo, te debo otra –sonrió el capullo. Los demás también lo hicieron-.

Me dirigí al cuarto privado de Joselito, lo encontré rascándose con una varilla por dentro de la escayola de su mano izquierda con los dedos de la derecha.

Cuando me vio entrar, se alegró.

. - hombre, aquí llega alguien que me puede ayudar. Por favor puedes rascarme aquí –dijo señalando donde le picaba-.

. – claro, Joselito –dije cogiéndole la varilla y rascándole-.

. - oh, gracias Salvadorcito, gracias. Me estaba matando este jodido picor. Creí que vendría antes Máximo, tiene que bañarme hoy.

. - Máximo no vendrá hoy, yo tenía que hacerte una visita y hemos decidido que te bañaré yo.

. - oh, pues muchas gracias por la visita y por el baño.

. - Joselito, ¿te informó la directora que tienes un ayudante en tu trabajo?

. - sí, me lo dijo hará una hora. Según parece, empezará mañana, ¿lo conoces tú?

. - sí, aunque solo un poco. Debes tener paciencia con él, las cartas que le han tocado no han sido muy buenas, ahora empieza a recobrarse. Dale tiempo al chico, es buena gente, en caso de que tengas algún problema con él me llamas a mí y yo intentaré arreglarlo. Aquí te dejó un número de teléfono con contestador automático, quizás tarde en responderte, pero lo haré. Cuando termine aquí y que será a fin de mes, estaré viajando un poco.

. - no te preocupes, ya me contó algo la directora, por mí que no quede, seré paciente con él, pero que no se pase, ¿eh?

. - bueno, ahora vamos a la ducha.

Cerré la puerta exterior de la casita de Joselito, la cual estaba separada del edificio principal unos 30 metros. Joselito entró en el plato de ducha y se sentó en el banco que allí había.

. - Joselito, si no te importa me desnudaré para estar más cómodo y no mojarme la ropa.

. - claro, Salvadorcito, no me importa. Todos somos hombres, ¿verdad?

Me desvestí y entré en el plato de ducha, mi polla estaba empalmada y bien dura.

. - disculpa Joselito, no sé qué me pasa hoy que llevo todo el día empalmado.

. - nos suele pasar eso a los tíos de pelo en pecho, tú tranquilo.

Le quité la camisa al viejo, luego le desabroché el cinto. Joselito despegó el trasero del banco para que pudiera quitarle el pantalón, luego les tocó el turno a los calzoncillos.

El viejo volvió a sentarse. Según parecía, él también amaneció empalmado, pues la tenía hacia arriba. Pero la diferencia con la mía eran su grosor y longitud, a favor del viejo. Joder, cacho polla se gastaba el tío. La muy jodida estaba bien sabrosa. Ni punto de comparación con la mía, y eso que era bien grande y gorda la de un servidor. Tuve que admitir mi derrota en cuanto a tamaño y grosor.

. - ya ves, Salvadorcito, yo también me levanté hoy empalmado.

. - pero usted no tiene un pene, tiene un pollazo.

. - no es por presumir, pero la tengo más grande que la mayoría. A la muy puta tengo que hacerle diariamente 2 y 3 pajas diarias. Ahora mismo estoy que no me aguanto, pero con estas manos escayoladas la tengo en ayunas y me duele un rato.

. - no sé si lo tomará a mal, pero yo le puedo aliviar haciéndole una paja, solo si usted quiere. Sin ningún compromiso.

. - ¿harías eso por mí?, te lo agradecería enormemente. Por mí, adelante.

Me puso de rodillas y agarré el pollón del viejo y se la empecé a pajear. El viejo cerraba los ojos porque disfrutaba de ella. En un momento dado me agaché y me metí la polla en mi boca, el viejo dio un grito de gozo.

. - oh, oh, no sabía que supieras hacer tan buenas pajas, gracias, gracias. Lo necesitaba, de verdad.

Seguí mamando. Luego le metí un dedo en el culo al viejo. Volvió a respingar, pero no dijo nada, siguió deleitándose. Después fueron dos dedos.

Con los ojos cerrados seguía disfrutando de la mejor mamada que le habían hecho en años. Sin avisar al viejo, me levanté y me metí entre los dos brazos escayolados y me senté encima de la súper-polla del viejo. Esto no lo esperaba, ni de lejos y abrió los ojos. El disfrute aumentó más, si cabe.

Toda aquella gran polla fue disfrutada en mi culo. Solo recordaba una polla más grande que aquella, la de mi colega negro.

Me fui a la boca de Joselito y se la besé, luego introduje mi lengua dentro de ella. Allí batallé con la del viejo. El viejo respiraba con dificultad. Qué follada, qué mamada, qué lengua tenía este buen mozo, se dijo.

. - me voy a correr, me voy a correr –dice el viejo-.

Saqué mi culo de la polla y me la tragué. No podía abarcarla toda, pero por lo menos, 15 centímetros tenía en mi boca.

El viejo comenzó a correrse. Aquello parecía las cataratas del Niágara. Hasta yo, que era un experto tragador de leches de pollas, dejé escapar 2 hilillos de leche por mis comisuras.

Después de tragar el cubo de leche del viejo, me terminé de tragar la que me resbalaba, mi lengua hizo un buen trabajo. Tuve buen cuidado de limpiarle toda su polla con mi boca. La dejé limpia para cuando el viejo recargara pilas de nuevo.

El viejo todavía estaba reponiéndose de tremenda cogida y tenía la boca abierta para poder respirar mejor. Así, en ese estado, fue cuando me levanté y le metí la polla en su boca abierta. Al no esperar mi acción, se atragantó. Cuando se recompuso, hizo lo que tenía que hacer cualquiera cuando a uno le meten una polla en la boca, mamar y mamar hasta hartarse.

La mamada del viejo era muy rica para un servidor, pero también lo quería encular, así que se la saqué de su boca y lo hice levantarse.

Puse el taburete en el medio del plato de ducha, me senté en él y pedí al viejo que se sentara sobre mi tranca. El hombre titubeó un segundo, pero acabó sentándose. Al segundo después, saltó, saliéndose de mi tranca. Mi polla era bastante más gorda que su orto, algo normal por otro lado. De todas maneras, el viejo no quería joder la marrana y estropear el buen rato que le estaba haciendo pasar y se volvió a sentar, ahora, poco a poco.

Finalmente consiguió tragarse mi polla. Su culo lo sentiría durante días, pero había que hacerlo, todo sea por disfrutar de nuevas sensaciones. No todos los días lo enculaban a uno y permitía que el viejo también fuera un enculador con su pollazo, algo que no todo el mundo podía aguantar, ni siquiera las tías en sus vaginas.

Después de un buen rato del viejo, meterla y sacarla de mi culo, decidí darle mi medicina particular en la boca al viejo para que se ponga bueno.

Se la hice mamar de nuevo, cuando la tenía hasta el fondo de su garganta, solté el grifo lácteo. El viejo, que no estaba acostumbrado a esta manera de tomar leche pasteurizada, se atragantó. Una vez repuesto, se la hice tragar toda, y es que las medicinas recetadas por el Dr. Salvador eran muy apetitosas y tanto podían ser tomadas por la boca, como por el culo.

Cuando terminé de correrme, era tanta la energía acumulada por la polla del viejo, que estaba de nuevo firme como el palo de la bandera. Me dije que no había por qué desperdiciar esta oportunidad de ser de nuevo enculado por su tremenda polla.

Después de una pequeña mamada de re-calentamiento, me dí la vuelta y me la volví a clavar en mi culo. Esta vez no se anduvo con contemplaciones. La velocidad que imprimía al mete y saca, me sacó los colores, y los sudores, al viejo.

La corrida la recibí en mi culo, luego que se salió, me taponé el culo mientras disfrutaba de su verga que aún soltaba leche a destajo. Se la dejé fina y temblando al viejo. Seguidamente me dí la vuelta y le ofrecí el ojete del culo para que el viejo hiciera uso de su lengua.

Según destapé mi ojete, de inmediato el viejo metió su boca con la lengua por delante. Casi no llega a tiempo, pues la cantidad de la corrida era mayúscula de nuevo. Aun así, el viejo tragó su propia leche directamente de donde la había metido. Al final quedó mi culo libre del producto de sus portentosos huevos fabrica-semen.

Duché al viejo, y a mí, mismo. Lo sequé bien y salimos fuera del baño. Ya fuera, lo vestiría. El anciano se sentó sobre la cama en espera de que le pusiera la ropa, pero yo, que me había quedado embelesado con su enorme y sabrosón pollón, decidí intentar revivir la polla muerta de Joselito.

. - creo que ya la has matado del todo por hoy.

. - de todas formas, quisiera intentarlo. Es demasiada sabrosa para que se gobierne sola.

Me puse de rodillas ante el viejo y me la metí en mi boca. Mi lengua trabajó de lo lindo. Al principio no parecía querer volver a la vida, pero yo era todo un experto mamando pollas y aquella no me iba a ganar la partida.

Después de un largo rato de tragarme la anguila que tenía el viejo por polla, la muy condenada empezó a reaccionar. Sonreí, dirigiéndome hacia el viejo.

. - parece que no estaba tan muerta como parecía.

Seguí con mi labor humanitaria y la hice ponerse tiesa y hacia arriba. Viva, está viva, casi grito.

Se la mamé a conciencia, el viejo ya no disfrutaba tanto, es más, le dolía un huevo, pero no le podía decir nada a un servidor. Se dijo que, por el bien recibido, bien podía seguir disfrutándola este cabrón mamador de pollas profesional que era yo.

El viejo se corrió y fue tragada su corrida. Poca leche soltó esta vez comparada con la anterior, pero era bien abundante también. Seguidamente se la dejé como la patena de limpia y terminé vistiendo al viejo. Ya cuando estuvo hecho un pimpollo, del morreo no se libró y vaya morreo. No me cansaba de comerme su vieja y áspera boca. Era por si saltaba la liebre, pero ya me extrañaría a mí que volviera a empalmar, después de haberle sacado su buen litro de semen acumulado.

Me vestí y le arreglé la cama. Luego me despedí de Joselito, éste me dio las gracias por haberle destupido las cañerías.

. - ha sido un placer, mucho placer haber colaborado en ello –sonreí- y no se preocupe, seguiré haciéndolo siempre que usted quiera. Le diré a Máximo que me encargo de su convalecencia hasta fin de mes. Usted y yo vamos a seguir conociéndonos muy en profundidad-.

. - ¿solo hasta fin de mes?, una pena. Como le dije, a casi nadie le gusta tener mi cacho cipote en su vagina y mucho menos en su trasero y el tuyo se lo traga todo. Se nota que lo tienes bien engrasado. Ya había oído yo algo en la residencia. Tienes a más de uno y una, contento y contenta, y ahora sé por qué. Sigue así y te ganarás el cielo con estos abuelos y por supuesto, yo estoy entre ellos.

. - gracias, y más que va a oír. Me gusta la variedad y no se me caen los anillos por disfrutar con quien quiera hacerlo conmigo, ya sea abuelo, abuela o la madre que lo parió. Ahora sí me voy, pues me espera un coño o una polla en algún lado de la residencia –le dije besándole fugazmente y saliendo de allí. El viejo sonreía moviendo la cabeza a los lados-.

Durante el resto del día, me dediqué al mantenimiento de mis conquistas. Follada por aquí, follada por allá. Había que tener contentas las pollas y vaginas de lo ya conseguido. Así fueron pasando los días del mes.

Faltaban dos días para que finalizara mi estancia en la residencia de ancianos.

Día, menos 2.

Petra se estaba dando una ducha, la espuma la cubría toda, incluso sus ojos. Su clítoris estaba siendo pajeado a conciencia por ella y estaba más que caliente.

Estaba esperando que pasara su compañera Cristina para que le alcanzara la toalla que se olvidó poner cerca. Cuando oyó pasar cerca a Cristina, la llamó.

. - Cristina, alcánzame por favor la toalla.

La persona se acercó a la mampara, ella abrió la puerta para recibir la toalla. Lo que recibió fue un dedo en su vagina, ella se sobresaltó.

. - cabrona, pero, ¿qué haces?, oh, qué rico, cuanto me gusta, sigue cabrona.

Se añadió otro dedo más a la vagina de ella. Se revolcaba de placer. En un momento dado Petra sintió que una lengua se introducía en su vagina.

. - oh, Dios mío, no sabía que lo hacías tan bien, sigue Cristina, sigue, no pares.

Después de un tiempo de cunnilingus, la chupadora de clítoris hizo dar la vuelta a Petra y la puso con las manos en la pared y el culo hacia su lengua.

Le trabajó bien el culete. Ella se había corrido varias veces. Todo ello con los ojos cerrados por la espuma. Algo estúpido, pienso yo ahora, pues se podía haber quitado la espuma de los ojos mientras esperaba por la toalla, pero en fin…

. - ay Cristina, es una pena que no tuvieras una buena polla, sería lo máximo, me la meterías por el culo sin aviso alguno y yo la recibiría con sumo gusto.

Dos dedos fueron agrandando su orto, luego tres, ella jadeaba de lo lindo. De repente sintió atravesar su culo un hierro candente, una mano le tapó la boca para que no gritara, casi se asfixia.

El enculado continuó, ella gozaba del enculado, pese al inicial dolor y de que no sabía a quién tenía dándole polla. La follada estaba llegando a su final, pero no recibió su leche merengada en su culo.

El enculador la hizo dar la vuelta y le puso la polla en la boca, ella instintivamente la abrió y se la tragó. Allí se corrió el follador invisible. Tosió, pero se la tragó. Cuando se le escapaba algo, la boca de él se apoderaba de lo que le resbalaba. Se magrearon de lo lindo.

Llegados al final del coito no interruptus, dio la vuelta a la chica y cerró la puerta. La toalla se la había dejado cerca. Se oyeron unos pasos que se alejaban.

Ella agradeció, a quien fuera, el pack de orgasmos que tuvo. Esperaba recibir muchos más cuando lo identificara.

Día, menos 1.

El último día de trabajo había llegado ya. Cuando la mayoría estaba en el comedor desayunando, pedí un momento de silencio.

. - buenos días a todos, quisiera decir algo. Hoy será mi último día en la residencia –hubo un murmullo de incredulidad- y para agradecerles lo bien que se han portado conmigo, les propongo a todos, incluidos los empleados del centro, pasar un día en un balneario de la sierra. Si aceptan todos, estoy dispuesto a poner unos agentes jurados en la residencia, a cargo de mi bolsillo, así como todos los gastos que se originen en el balneario. Allí estaremos solos nosotros, el almuerzo lo haríamos allí y regresaríamos por la tarde. Solo podrá ser si aceptan todos, si no, desistiría de hacerlo.

Todos quedaron mudos por un momento, luego el murmullo fue aumentando. La que habló más alto fue la directora.

. - chicos, chicas, un poco de silencio. Yo, como directora tengo que decir algo también. Todos queremos a Salvador, es una buena persona y confiamos en él. Yo ya sabía que solo estaría un mes en sustitución de Feliciano, por otro lado, me parece estupendo pasar todo un día en la sierra, y si encima el bueno de Salvador corre con todos los gastos y nos pone seguridad en la residencia, no puedo negarme a sus deseos. Que levanten la mano quien quiere ir.

Todos levantaron la mano, menos Joselito que las tenía escayolada y solo las podía mover hasta la mitad. Un convecino le ayudó a levantarla un poco más, ante la sonrisa del resto.

Julieta y Máximo también apoyaron la idea. Para no preocupar a sus familias, las llamaron por teléfono a cada una, para no preocuparlos.

Yo había preparado todo el papeleo de los contratos de los agentes jurados y el del balneario, así que los agentes estaban fuera en su vehículo esperando ser llamados por mí. Para el caso de ser negativo el viaje, pues mala suerte, les hubiese pagado igual, por dinero, no sería.

Contraté a una empresa de catering para que llevaran comida para el almuerzo y un tentempié para la tarde al balneario. Cuando ellos llegaran, allí no tenía que haber nadie, solo la comida.

También alquilé un autobús grande para la ocasión, sin chofer, lo conduciría yo. Y además alguna otra sorpresa…

. - señores y señoras, deben llevar ropa de playa, para disfrutar del balneario, vayan preparándose por favor, salimos en 30 minutos.

Poco a poco fueron subiendo al autobús, la mayoría iba vestida de playa, algunas, realmente con ropa bastante picantes, algo que no pasó desapercibido para el resto de machos de la excursión.

La directora estuvo hablando con los agentes jurados sobre las instalaciones, llaves, alarmas, etc. cuando todo estaba en regla, subió la última al autobús. Se sentó en primera fila, al lado de mí, por lo que me echó una sonrisita que lo decía todo y mucho más.

Después de hora y un cuarto de viaje, por fin llegamos al balneario. Estaba cerca de un mirador impresionante. Saqué las llaves de mi bolsillo y abrí la puerta, dejando pasar a la gente. Cuando todos estaban dentro, cerré la puerta. No para que no salieran, sino para que no entrara nadie no invitado. Ellos entendieron.

. - por favor, síganme.

Continuamos por un pasillo y llegamos a la nave principal con el techo todo acristalado para que pasara el sol. Allí había tres piscinas de diferentes profundidades. También unos jacuzzis gigantes, una zona de gimnasia y otra de masajes. Todo lo que pueda pedir uno en un balneario. Era moderno, se notaba por cómo brillaban las griferías y las paredes azulajeadas.

. - aquí está, -dije- lo que les prometí, es vuestro hasta la tarde que nos vayamos.

Los vejetes que no venían vestidos de playa, se cambiaron ahora. Se fueron repartiendo por los diferentes aparatos y piscinas.

Disfrutaban como niños, sobre todo en los jacuzzis, con los chorros de agua a presión, más de una se corrió de gusto allí.

Después de un buen rato, saqué una cámara fotográfica acuática y otra, tipo réflex, ambas de gran calidad y me dirigí al público presente.

. - damas y caballeros, quisiera pedirles permiso para hacer un calendario fotográfico. Yo lo editaría y se lo vendería a alguna agencia del ramo. En caso de que diera dividendos, sería para todos los de la residencia, a partes iguales. Las fotos serían de todo o solo partes del cuerpo, a excepción de la cabeza, que, con un programa especial, se la difuminaría para no ser identificados.

. - por qué quieres quitarles las cabezas a las fotos –dijo Máximo-

. - porque son fotos de desnudos. Pretendo hacer fotografías de partes del cuerpo que no suelen estar a la vista.

. - ¿pretendes que nos desnudemos para que nos fotografíes nuestras partes? -dijo Amada, la cocinera-.

. - no solo eso, preferiría fotos más comprometidas, haciendo mamadas, follando, etc. Éstas son las fotos que mejor se venden. Desde luego no los reconocerán en ningún sitio, al emborronarles las cabezas a las fotos.

Todos quedaron anonadados, no se esperaban algo así, aunque la verdad, yo ya los había visto desnudos y mucho más a casi todos ellos ¿o era a todos?

La directora dio un paso adelante y habló.

. - queridos, la propuesta de Salvador se sale de lo normal. Por supuesto todos somos mayorcitos y sabemos lo que queremos. El que lo haga será de forma voluntaria, a nadie se le obligará a ser fotografiado desnudo o desnuda y mucho menos teniendo sexo.

. - por supuesto, todo será voluntario, nadie está obligado a ello -dije confirmando lo que había dicho la penca de la directora-.

. - a mí me gusta la idea y si encima gano algún dinero, pues mejor –añadió la directora.

La directora, después de decir lo que pensaba, se desnudó por completo, quedando con su espléndido cuerpo a la vista de todos.

Los allí presentes, se lo pensaron y fueron poco a poco quitándose la ropa que tenían encima. Al final aquello parecía una playa nudista, solo quedando Joselito sin desvestir, por lo que me pidió se la quitara también. Curiosamente el último en desnudarse fui yo y también lo hice.

Mi polla fue admirada con envidia por todos otra vez, aunque la mayoría de las miradas fueron para Joselito y su gran cipote que cada vez le colgaba menos, pues se iba llenando de sangre y empalmaba a ojos vista ante la envidia de machos y los deseos de las hembras. Luego hablé a los allí concurridos.

. - las fotos han de ser como si no estuvieran preparadas, que nadie mire a la cámara, aunque luego borre la cara, el cuello y el resto estará en su posición normal.

Comencé a fotografiar, primero senté a tres abuelas en el bordillo de una piscina con los pies abiertos, me metí en el agua y las fotografié desde abajo. Sus conejos eran muy fotogénicos, luego también de frente. Siguiendo con los pubis y las tetas en primer plano.

Puse a la directora en una toalla haciendo un 69 con una abuela. La foto primera fue general, luego chupando el coño de la otra.

. - en caso de que les guste lo que están haciendo con su pareja, no se priven, pueden seguir disfrutando tranquilamente, hoy aquí estaremos solo nosotros y lo que se haga aquí, se queda aquí. Así que a pasarlo bien todo el mundo…

La directora siguió el consejo y le comió con ganas la almeja a la abuela que tenía bajo ella y ésta la aceptó de sumo grado, pues también le empezó a comer el chumino a la susodicha.

Joselito no se salvó, puso a la gorda Amada a chuparle el pingazo que se gastaba. Un primer plano de la mamada, luego recogiendo la grasa desbordante de la cocinera, también enculando a la gorda y además fotos con Máximo chupándole el chumino a la gorda. Serían unas fotos de infarto.

También cogí a la abuela más arrugada que unas pasas y la fotografié de arriba abajo. Todos sus pliegues, grandes y microscópicos, salieron nítidamente. La puse a cuatro patas e hice que se la clavara Manuel, el nuevo de mantenimiento. Así, con la polla clavada en su arrugado culo, fueron fotografiados varias veces, siempre con primeros planos. Por supuesto que la vieja pidió que acabara en su culo, no faltaba más. Sin duda, pensando que habría más cuando regresara de esta excursión sexual.

Puse a un abuelo con las manos en el suelo y el culo hacia el cielo, bien recto. Junto a él una abuela le cogió la polla que colgaba y doblándose, se la sacó por abajo, luego comenzó a mamársela. Cuando la tenía toda en su boca, saqué las fotos, inclusive me metí entre las piernas del viejo y fotografié hacia arriba. Se veían las tetas de la vieja y los huevos del viejo.

Fotografié a todo el personal, en todas las posiciones.

Había diferentes tipos de tomas. De culos, tetas, pollas, huevos, vaginas, enculados, follados, cunnilingus, mamadas, meando, cagando, bebiendo orines, comiendo mierda, metiéndose objetos como botellas y lo que encontraron por allí, como hortalizas como el pepino, etc., pero lo mejor lo dejé para el final. Pasé a una habitación cerrada que daba para el almacén del establecimiento y como había pedido expresamente, allí había un caballo que saqué.

Era un caballo precioso, blanco como la leche. A todos los hice subir a él, siendo fotografiados en pelotas como estaban.

Cada uno tuvo su foto con el animal, incluido Joselito, para que no se pusiera mimoso. Tremendas fotos estaban saliendo, iba a ganar el premio a la mejor fotografía erótica-festiva.

Cuando terminamos con el caballo lo regresé al almacén, lo recogerían al día siguiente. Allí tenía alimento para que no palmara.

El balneario sería limpiado por un grupo de limpiadores profesionales, había que dejar todo como estaba.

Cuando regresé de dejar el caballo, aquello parecía una bacanal, dejé las cámaras en su bolsa y me dediqué al placer por el placer. Follé, mamé polla, enculé, recibí, chupé vagina, etc. Lo cierto es que allí todo el mundo se folló a todo el mundo.

A la hora del almuerzo, todos fueron como vinieron al mundo, a la sala-comedor. Allí ya estaba preparada la comida. Era auto-servicio, aunque los ancianos con poca movilidad, fueron servidos en la mesa por los enfermeros.

Este día no lo podrá olvidar ninguno. Cuando volvieran a la residencia todo volvería a la normalidad, pero hoy estaban disfrutando como nunca lo habían hecho y querían continuar disfrutando hasta la hora de marcharse, cosa que hicieron.

En la mesa, algunos tenían a su pareja sentados encima de su polla. Más allá, Máximo estaba ordeñando las dos tetas de Amada, la vaca lechera.

La colección fotográfica iba a producir un gran impacto en una sociedad actual aun chapada a la antigua, donde los viejos no tienen derecho a disfrutar de su sexualidad, por el simple hecho de ser viejos.

Con este almanaque, la sociedad comprenderá que hay cosas que no se pueden reprimir ni suprimir nunca, solo la muerte puede eliminar el deseo de una persona hacia otra, por muy vieja que ésta sea.

Llegamos a la residencia hacia las 6 de la tarde, todos bien alegres, los empleados se hicieron cargo del edificio, los agentes fueron despedidos, después de una rápida inspección por parte de los empleados y la directora.

Me pasé un par de horas con las fotografías, eliminando caras de las mismas.

Cuando terminé, pedí permiso para acercarme a una empresa fotográfica y vender la galería de fotos.

En la ciudad busqué una empresa discreta e importante que supiera del tema. Me las compró una empresa que trabajaba a nivel internacional. Solo puse una condición, cobrar por adelantado.

Tras un tira y afloja, el tío no quería aflojar la mosca hasta saber si las iba a vender o no, hice un amago de marcharme de las conversaciones, pero el negocio era muy jugoso para la empresa en cuestión. Al final tuvo que ceder en lo de las caras de las viejas, en vez de estar sin ellas, con lo cual las fotos quedarían cojas, se les pondrían a todas un antifaz, para así hacerlas más picantes si cabe. Como ya les había borrado las caras, no me importó que les pusieran lo que quisieran encima.

Al final llegamos a un acuerdo satisfactorio para las dos partes. Cuando estuvieran en el mercado, se nos entregaría un calendario con las mismas, a entregar en un apartado de correos que les dí y puse a nombre de la directora. No era plan que todo el mundo supiera quienes eran las personas que fueron fotografiadas.

Solo faltaba cobrar y eso fue lo que hice. El encargado de pagos me informó que el pago se había hecho vía internet, por supuesto lo comprobé. Dí las gracias y me dirigí a mi coche. Allí usé de nuevo el ordenador, con él ingresé vía internet las cantidades correspondientes a todos los de la residencia, más un poco más de mi dinero particular, pues se lo merecían. Se lo ingresé a cada una en sus cuentas particulares abiertas para pagar o cobrar, según fueron clientes o empleados de la residencia.

Regresé a la residencia, allí me esperaba despierta la directora. Nos besamos con pasión. Le bajé las bragas, yo me saqué mi churri y dándole la vuelta y poniéndola a cuatro patas, se la clavé sin preámbulos. No me importó que gritase, de hecho, sus gritos y jadeos llegaron a los oídos de María que andaba por allí. Ella, muy solícita, entró donde estábamos y metió su lengua en la vagina de ella, haciéndole una estupenda mamada a su clítoris.

Terminada la follada, informé a las dos del curso de los hechos con las fotos.

. - el dinero ya está ingresado en las cuentas de cada uno. Utilicé las cuentas corrientes de los pagos a la residencia y la de los cobros de los empleados. No me preguntéis como conseguí las cuentas corrientes por favor y no os mentiré. Directora, comprueba tu cuenta vía internet, por favor.

Ella así lo hizo y allí estaba el ingreso de una cantidad, era mucho más grande que lo que hubiere supuesto, con aquello tenía para unas largas vacaciones.

. - todos tienen la misma cantidad ingresada. Mañana les informáis. Cuando amanezca, yo ya no estaré por aquí. Ahora me voy a descansar.

Las dos se quedaron mirando mi trasero, ese trasero que ya no podrían catar más, era una pena, pero con el dinero y las pollas y conejos que había en la residencia, tendrían más que suficiente para matar el gusanillo y estar ocupados por el resto de sus vidas, al menos la de algunos viejos y viejas.

Cuando llegué a mi habitación me esperaban los machos de la residencia, incluido Joselito.

. - ¿te ibas a ir sin despedirte? –dijo Máximo- aquí los chicos y yo deseamos encularte por última vez como despedida-.

. - chicos, estoy bastante cansado.

. - vamos, no desprecies una buena enculada. No nos hagas eso, hombre.

. - vale, pero que sea rapidita.

Me incliné hacia la cama. Allí me bajé los pantalones y me dispuse a recibir. Uno tras otro me dio por culo, mi ano ya empezaba a dolerme, pero no quise hacerles un feo a los chicos como había dicho Máximo. Al final, solo quedó Joselito, con la más gorda y larga y por qué no, la más sabrosa en muchos kilómetros a la redonda.

Ya con el culo dolorido recibí, ayudado por los demás, la polla descomunal de Joselito. Fui follado salvajemente hasta que se cansó el muy cabrito. Cuando se corrió, tenía leche para la semana en mi culo, pero no me la quise sacar, la dejaría allí dentro hasta mañana. Me acosté como estaba, con el culo para arriba y al aire.

Máximo me perdonó la guardia cuando me tocó, pero se aprovechó de nuevo de mi culo y me lo volvió a encular. Cansado como estaba, sentí su polla, pero no dije nada, había que pagar con algo y lo que tenía más a mano era mi culo. Buen provecho, chico.

Una hora antes de levantarse la gente, desperté y me duché. Sobre todo, me limpie el ojete, que olía a leche agria. Me vestí y recogí mi equipaje y lo puse en el auto. Entré de nuevo en la casa y me fui directamente al cuarto de la cocinera, allí estaba ella, totalmente desnuda, con las ubres desparramadas. Tenía una de las tetas fuera de la cama. Cogí un vaso y lo llevé junta a ella.

Cogió la teta y la ordeñé, ella no se despertó. Cuando llené el vaso, me lo tomé de un trago. Disfruté como un niño chico. Me quedé con hambre y repetí la ordeñada. El vaso de nuevo lleno fue para mi estómago agradecido, luego desaparecí de la vida de las gentes de la residencia.

Fin capítulo 10

Capítulo 11

Cuidando de la familia del embajador

Al regresar a la Central, al primero que busqué fue al capullo que me hizo el currículum vitae para la residencia. Éste, después de cogerlo por el cuello, me informó que fue por orden de su jefe y profesor, Rachid, llamado en realidad, Luis Tozudo. Cada vez más caliente, lo busqué con ganas de darle una buena ostia en todo el morro, pero me tuve que contener, pues no estaba solo en su oficina el muy capullo.

A verme, me dijo que entrara en su oficina. Saludé con educación a los presentes. Además de Luis Tozudo, había dos personas más. Un señor mayor de unos 60 años y otro de unos 30.

. - bienvenido, agente Morales, precisamente estábamos hablando de usted. Estos señores son el Sr. Bernardo, asesor del embajador de Paraguay y el Sr. Fernández, jefe de seguridad de la embajada.

. - tanto gusto -dije-.

Como no podía ser de otra manera, en la central se me llamaba por mi nombre de guerra, para salvaguardar mi seguridad y la de los míos.

. - desde mañana se encargará de la seguridad de la familia del embajador don Ramiro Cubas. Solo de su familia, su seguridad personal correrá a cargo de la embajada.

. - muy bien, necesitaría algunos datos. Como quienes son los que estarán a mi cargo, ¿dónde?, y, ¿cuáles serán mis límites?

. - su familia –habló el más viejo, el Sr. Bernardo- consta de su señora esposa, doña Silvia Duarte, una hija mayor de 42 años, llamada Claudia. También están Domingo, de 20 y Eduardo de 19. Luego está María, de 18. También tienen una pequeña, Luisa de 8. Por último, también vive con ellos el abuelo paterno, don Lino Cubas Fadul. Tiene 80 años y está postrado por un derrame cerebral. Solo mueve los ojos para decir sí o no.

. - ¿dónde vivirán?

. - le hemos buscado un chalet confortable en una buena zona residencial, que a su vez pertenece a un grupo de chalets que tiene seguridad propia. Estarán doblemente seguros.

. - la seguridad interior, ¿de cuántos hombres hablamos?

. - serán cuatro hombres de los nuestros y serán del ministerio del interior español.

. - quisiera aclarar una cosa. Lo normal es que la seguridad de las embajadas y sus casas particulares, la lleven los mismos compatriotas, a excepción del exterior, que lo guarda la seguridad local ¿por qué aquí no?

. - Sr. Luis, su chico es perspicaz -y dirigiéndose a mí, me dijo- la razón es que el embajador no tiene toda la confianza en nuestros compatriotas. El país está algo convulso, política y socialmente. De hecho, han asesinado a una hija del presidente y a un vicepresidente. A él no le importa ser custodiado por nuestra gente, pero a su familia no lo ha permitido. Vamos, que no se fía de nadie. Ahí tendrá que estar usted atento, por si se nos cuela alguna rata-.

. - le he entendido perfectamente, en cuanto a mis atribuciones exactamente, ¿cuáles serían?

Ahora habló el encargado de la seguridad de la embajada, el Sr. Fernández.

. - usted cuidará de la familia del Sr. embajador. Los llevará a donde tengan que ir. Llevará y recogerá a los chicos al colegio, ya están matriculados y para mayor seguridad estarán todos en el mismo centro. Allí habrá seguridad particular, por lo que deberá volver al chalet hasta que tenga que volver a recogerlos.

. - cuando la señora vaya con el embajador, ¿quién los llevará?

. - nos encargaremos nosotros.

. - ¿vehículos?

. - tendrá a su disposición un vehículo para transportar materiales y dos Mercedes blindados, esperamos no sean necesarios, pero es mejor prevenir.

. - ¿podré aumentar la seguridad de la casa si veo que falla algo?

. - por supuesto, usted pida lo que le haga falta. La embajada correrá con todos los gastos.

. - ¿cuándo llegarán?

. - esta tarde, a eso de las 18.00 horas. El abuelo llegó esta mañana con un equipo médico, ahora está descansando en la casa. Solo se quedará su enfermera personal, Elpidia.

. - creo que eso es todo por ahora –dije-.

Los dos hombres de la embajada se despidieron con un fuerte saludo, correspondido por los presentes. Una vez se fueron, me dirigí a Luis.

. - déjeme el expediente de los chicos que me ayudarán en la casa.

Los estuve leyendo durante un buen rato, luego me despedí de Luis y me fui a buscar a los candidatos. No valía la pena seguir armando follón por el puto currículum vitae de la residencia, ahora debía ponerme a lo que importaba, la seguridad de la familia del embajador paraguayo.

Los compañeros estaban en el gimnasio del complejo. Allí estaban Pedro de 32 años, Julián de 29, Sebastián de 23 y Alejandro de 36.

Estuvimos hablando sobre el trabajo encargado durante varias horas, al final nos separamos y quedamos en una hora en el chalet.

Una vez todos estaban en sus puestos, se revisó la seguridad interior y exterior con detectores. Todo parecía en su sitio, a excepción de un par de cámaras que fueron reposicionadas para ser más funcionales.

La seguridad tenía los monitores y sus viviendas en una casita adosada a la principal, cerca de la entrada.

Pedro, Julián y yo salimos con un vehículo cada uno hacia el aeropuerto de Barajas. Allí, con las credenciales que portábamos, tuvimos acceso a la zona Vip. Esperamos 40 minutos hasta que llegó el avión de Iberia.

La familia del embajador desembarcó del avión y fueron desviados a la zona Vip. Yo los esperaba fuera del vehículo. La señora Silvia estaba despampanante. A sus 63 tacos se le veía segura de sí misma y un cuerpazo digno de perderse entre sus tetas. Le seguía la pequeñaja, Luisa, con una ropita preciosa. Iba de la mano de su madre. La hermana mayor, Claudia, era la más seria, no tenía buena cara. Seguía María, una muñeca que estaba para mojar con pan. Faldita plisada y unos pechos que se me iban los ojos a su canalillo. Tenía cara de cabrona, creo que era la que me iba a dar más trabajo domesticar.

Domingo y Alfredo iban en paralelo. El segundo, Alfredo, parecía un chico despierto y miraba a todos lados. En cuanto a Domingo, mayor en edad y estatura, iba correcto en el vestuario, bastante moderno con un pañuelo al cuello. Hasta parecía que todo le resbalaba.

. - buenos días señora, somos su equipo de seguridad asignado. Me llamo Salvador Morales, si se sirven subir a los vehículos, los llevaremos a su residencia.

. - gracias, Sr. Morales –dijo ella, subiendo al auto-.

Todos subieron al primer auto, Domingo subió delante y el resto detrás. Otro vehículo fue usado por la seguridad que vino con ellos. Las maletas fueron cargadas en el vehículo de transporte. La comitiva salía hacia la casa.

Cuando estábamos en la autopista, llamé por el pinganillo al conductor del otro Mercedes.

. - adelántanos Pedro, ponte delante.

. - okey –dijo él.

A la media hora de viaje vi a mi derecha en una pequeña montaña a un individuo con un móvil hablando por él. Aquello no me gustó nada.

. - Pedro, extrema la Prudencia, posible 4.70.

. - entendido, okey.

Desde ese momento, Pedro se dedicó a cambiar de carril constantemente. Los que iban con él sacaron sus automáticas. Unos bichos de cuidado similares a las Uzis israelíes, con cargador de 30 balas.

Yo también hice lo mismo. Fui sorteando vehículos, la señora se dio cuenta y preguntó preocupada.

. - Sr. Morales, ¿qué ocurre?

. - es por seguridad, señora. No se quiten los cinturones, por favor.

A lo lejos se veía un puente que cruzaba la autopista con una furgoneta encima, de ella salió un tío con un lanzagranadas, apuntó al primer vehículo de la embajada.

Pedro vio al tipo del lanzagranadas y avisó por el pinganillo al resto de vehículos.

. - lanzagranadas a las 12 –gritó.

El arma disparó y dio de lleno en el vehículo, a la altura del motor. El Mercedes salió disparado hacia el exterior de la vía, dando vueltas de campana.

El siguiente vehículo era donde estaba yo y la familia del embajador. Sorteé como pude al vehículo implicado, apreté el acelerador y crucé el puente a todo meter.

El del lanzagranadas cambió de posición y se dispuso a disparar al segundo vehículo que escapaba, el mío, el cual ya estaba a unos 100 metros de distancia.

El arma soltó su carga mortífera. Regulé el retrovisor y vi una llamarada que venía hacia mí. Cambié de carril de nuevo, pero esta vez más violentamente, saliéndome de la trayectoria del disparo y la granada impactó contra un camión cargado de aves de corral.

De momento habíamos escapado. Decidí cambiar de ruta por si las moscas y salí de la autopista en que estaba para meterme en otra que también me llevaba a mi destino. Luego llamé a la Central e informé de lo acaecido. Cinco minutos después se me pegaron varios vehículos de la Policía Nacional hasta que llegamos a la zona residencial.

La familia del embajador estaba lívida. La niña se había meado encima. Su madre la protegía con su cuerpo, pasado el susto principal.

Se tranquilizaron un tanto, pero hasta que no llegamos a la residencia, no respiraron aliviadas, pero las caras de terror no se las quitaba nadie. Yo tenía la frente perlada de sudor, pues no cascamos por muy poco.

Mientras tanto, el cabronazo del lanzagranadas se subió a la furgoneta y desapareció del escenario, luego le pegó fuego al vehículo y cambió de auto. Su trabajo estaba hecho o casi.

Cuando llegaron las asistencias médicas y policiales, se acercaron al Mercedes en primer lugar. Pese al blindaje que tenía, estaba para el arrastre. La suerte era que la zona que ocupaban los guardaespaldas estaba intacta, se salvaron todos, con algunos rasguños y contusiones. La investigación se inició de inmediato.

Ya dentro de la residencia, bajamos del vehículo. Las piernas no les respondían al cien por cien a los integrantes de aquella familia. Vaya recibimiento. Tuvieron que ser ayudados a entrar en la vivienda. La pequeñaja tuvo que ser cogida en brazos por la seguridad, estaba temblando de puro terror.

. - Sr. Morales -dijo la señora Silvia- le doy las gracias por salvarnos la vida a mí y a mi familia, no lo olvidaremos nunca-.

. - señora, no tiene que dármelas, es mi trabajo. Daría mi vida si fuese necesario. Ahora deberían descansar todos, mañana se encontrarán mejor. Cuidaremos de ustedes.

Sin poder evitarlo, la buena señora se echó a llorar y se me abrazó, dándome besos en la mejilla. Sus lágrimas resbalaban por sus mejillas. Yo, con cariño, se las limpié. La niña se abrazó fuertemente a mis piernas, como no queriendo que me fuera.

. - descanse señora, mañana hablaremos -y dirigiéndome a la niña- ¿estás bien pequeña?

. - no te vayas, por favor. Tengo miedo.

. - no te preocupes, no me iré, yo cuidaré de ti.

La cogí en brazos y la llevé a su habitación. La metí en la cama y la abrigué con cariño. La madre llegó en ese momento, traía unas bragas limpias para la niña.

. - hijita, debes darte una duchita primero. Te has orinado encima y no te puedes acostar así.

. - no quiero que se vaya el Sr. Morales, que me bañe él, por favor, mamá.

. - pero hija, ese no es su trabajo.

. - señora, no me importa bañarla. Lo haré con gusto, pero permítame primero hablar con la seguridad -dirigiéndome a la niña- enseguida vuelvo pequeña, no me voy. ¿Okey?

. - vale, pero no te olvides de mí.

Bajé abajo y hablé con mis colegas. Esta noche se doblaría la seguridad, además de un par de vehículos policiales que habían dejado en el exterior. Después de revisar lo revisable, entré en la casa.

Cada cuarto tenía un baño independiente, el de la niña también. Entré en su habitación tocando con los nudillos, la niña gritó que entrara.

. - bueno, cuando quieras –dije-.

La niña se levantó de la cama y me cogió de la mano y nos dirigimos al baño. Su madre nos miraba con una sonrisa.

. - mamá, ya te puedes ir, Salvador cuidará de mí.

. - Luisita, se llama Sr. Morales, no Salvador.

. - no se preocupe Sra. Silvia, para Luisita, Salvador está bien –dije sonriendo.

. - vale, cuando termine Sr. Morales, le estaré esperando abajo con una taza de café.

. - gracias señora, no se merecen. Debería acostarse.

. - no se preocupe, estoy bien –se despidió de Luisa con un beso en su boquita- pórtate bien, haz todo lo que diga el Sr. Morales-.

. - claro, mamá, ya no soy una niña.

Mientras ella se iba, senté a la niña en la tapa de la vasija. Luego volví a salir y cerré la puerta exterior, luego la del mismo baño.

Eché agua calentita en la bañera, luego desvestí a la niña. Una vez desnuda la introduje en ella. Yo me senté en el exterior en un banco de PVC. Le mojé la cabeza y resto del cuerpo. Luego le eché champú en su cabecita y la extendí por todo su cuerpo. La hice levantar y la puse frente a mí. Le eche agua en cantidad encima y le quite toda la espuma de encima. Luego, con una toalla, la sequé toda ella. Le puse las braguitas y el camisón.

. - gracias Sr. Salvador, me ha gustado mucho el baño que me dio.

. - vale, ahora salgamos del baño y te metes en la cama y a dormir.

La niña se subió con alegría en su cama y se tapó.

. - Salvador, mamá me da un beso de buenas noches.

. - vale, bandida, -dije sonriendo.

Me acerqué y la besé en la frente. Ella se acomodó y cerró los ojos. Luego salí, cerrando la puerta.

Cuando llegué abajo, la señora estaba sola y sentada en la mesa de la cocina.

. - pase Sr. Morales y siéntese a la mesa.

Ella se levantó y echó un humeante café en una taza que puso a mi lado.

. - ¿su marido ha venido?

. - él llega mañana. Quiso que viajáramos en diferentes vuelos. Creo que se esperaba algo así.

. - no debe pensar en eso, seguro que la quiere con locura a usted y a los chicos.

. - a los chicos, seguro que sí, a mí, no tanto. Yo sigo con él por los chicos y por su trabajo. No está bien visto un embajador divorciado y ahora esto.

La señora se puso a llorar desconsoladamente de nuevo. Me llegué junto a ella y le puse su cabeza en mi pecho para consolarla.

Ella se dejó llevar. Cuando estaba en mis brazos, levantó sus ojos hacia los mío, luego acercó su boca y la unió a la mía. Fue un beso suave primero, luego con pasión.

. - señora, no estamos solos en la casa.

. - por favor, necesito descargar, no puedo aguantar más, estoy a punto de explotar. Mis nervios no pueden más.

. - está bien señora, como terapia, le ayudaré, pero será nuestro secreto.

. - por supuesto, yo tampoco deseo que se sepa.

. - suba a su habitación, yo subo en un momento.

. - vale, lo espero con ansia, no tarde.

La habitación del embajador y señora estaba en una esquina en la parte alta, algo alejada de las demás. El ruido no sería un problema.

Cinco minutos después, subí a la habitación donde se encontraba la señora del embajador. Me esperaba en la cama. Cerré tras de mí con llave. Me acerqué a ella, me desvestí por el camino y luego de retirar la manta, me metí en la cama.

Ella estaba ansiosa y pegó su boca a la mía. El morreo fue largo y tendido. Mis manos se deslizaron hacia sus tetas, que eran voluminosas y ya estaban duras. Las mamé. Por desgracia no tenían leche, como a mí me gustaban.

Continué hacia abajo y me metí entre sus piernas. Ella jadeaba de gusto. Los orgasmos casi ya no los recordaba cómo eran. Aquel follador que tenía delante sabía de algo más que de seguridad.

La ensarté con mi polla. Ella disfrutaba y disfrutaba mis acometidas en su vagina. La polla de su marido llevaba muerta hacía mucho tiempo.

En un momento dado, le dí la vuelta a la señora y le abrí con mis dedos su orto. Ella pidió delicadeza, pues era virgen por ese agujero, cosa que dudaba.

La fui clavando poco a poco. Ella apretaba los dientes, su culo se lo estaban rompiendo en mil pedazos. Al final la tuve toda dentro. Hubo un momento de respiro, luego empecé el mete y saca reglamentario. Los orgasmos de la señora fueron numerosos, serían recordados durante largo tiempo. Eso si no volvía a follar con su guardaespaldas y follador, el agente Salvador Morales.

Saqué mi polla de su trasero y se la dí a mamar. La buena señora no estaba acostumbrada a disfrutar tanto de una follada. Se tragó toda la leche expulsada por mi polla.

(Parte 10 de 72)

FIN