Agente sexual (1)

Andanzas de un agente secreto de lo más follador. He auto-censurado algunas partes. Tienen 46 capítulos, donde elegir. Relato en 72 trozos.

AGENTE SEXUAL

(1-72)

ESCRITA POR: SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados

Prefacio

El autor se ha permitido varias licencias para la realización de estos relatos novelados eróticos-festivos. Los hechos acaecen antes del conocimiento de los problemas ocasionados por el Sida, Hepatitis E, etc., por tanto, los actores de los relatos, como el agente sexual y los otros intervinientes, no tienen aún conocimiento de esta grave enfermedad y otras aparecidas a posteriori.

Solo en los casos en que se mencionen dichas enfermedades expresamente, las daremos por buenas, para un buen término de la historia de que se trate en ese momento.

También ha tomado licencias en cuanto a épocas y materiales, por ejemplo, en el caso de los GPS y los teléfonos satelitales. En todos los casos la narración corre a cargo en primera persona.

Estas licencias se han tomado para darle velocidad interpretativa a la narración de los hechos ficticios aquí contados.

Otra de las licencias que me tomado, ha sido cortar aquellas partes del relato que me han parecido demasiado fuertes para este tipo de web, y, que sin embargo, cuando lo escribí, en su momento, no los tuve en cuenta. Serán las señaladas como auto-censurado. Al que no le guste este modo de proceder, lo siento, pero son mis relatos y yo soy el responsable de ellos.

Eso sí, cuando se topen con la frase auto-censurado, ustedes mismos pueden rellenar dichos espacios, como crean oportuno.

Por último, decir que el intérprete principal es políglota, por tanto, es conocedor de todos y cada uno de los idiomas que se hablen en cada momento y de los que desconozca, lo dirá en su momento o será capaz de aprenderlo nemotécnicamente.

Así mismo, también es especialista en defensa personal y, además, puede manejar cualquier arma que se le ponga por delante.

Atte.

El autor

Capítulo 1

Aprendizaje e incursión en territorio enemigo

Me llamo Julio Santander Ojeda, agente del servicio secreto español, adscrito a una embajada de España en Europa, haciendo el trabajo de ayudante de protocolo del embajador.

Realizaba mi trabajo a la perfección, pero sin ningún aliciente emocional hacia esta ocupación. Para mí, monótona y aburrida.

De vez en cuando informaba a la Central de mi deseo de ser un agente de acción o de campo, como decimos los profesionales, no queriendo estar todo el día sentado en un despacho. De hecho, estaba preparado para ejercer de agente secreto fuera de las embajadas, mi gran deseo. Soy políglota y me he estado preparando en artes marciales y en armas de fuego. Vamos, que estaba siendo infravalorado en los cuerpos de seguridad del estado.

Estando mis jefes hasta los cojones de mis circulares, enviaron mi currículum vitae al departamento de seguridad y una cosa llevó a la otra, así que decidieron encomendarme una misión para que los dejara en paz por un tiempo y se me quitaran las ganas de tocarles los huevos. En la misión se incluía entrenamiento práctico en campaña real.

Me informaron, vía diplomática y cifrada, cual sería mi misión. Consistía en ayudar en todo lo que mandara el agente encargado del caso. Nos infiltraríamos en territorio de grupos terroristas centroeuropeos de nuevo cuño. Unos tíos que se creían que poniéndoles bombas a los políticos de la Unión Europea podrían acabar con ella, siendo grupos de diferentes nacionalidades que se habían unido para hacer la puñeta.

Empezaría buscando información sobre los mismos en sus países de origen, pero no iba a ser fácil mi aprendizaje, pues tendría que hacerme pasar por un simpatizante del grupo.

Mi tapadera era que mi padre se suicidó cuando desde Bruselas le obligaron tirar la leche que tenía almacenada por excedente de cupo, cosa que nos llevó a la ruina material, pues no nos pagaron ni un duro.

En esta misión tendría que aprender a ser promiscuo y lo tendría que poner en práctica, tanto con hombres como con mujeres y sin rechistar.

En caso de no estar de acuerdo con las condiciones actuales, no tenía más que decirlo y sería entrenado otro agente dispuesto a ello.

Un poco contrariado por el tipo de misión, dudé un segundo, pero pensando que no tendría otra oportunidad en el futuro, confirmé mi decisión de llevarla a cabo.

Con el visto bueno del embajador, informado por sus superiores, me tomé las vacaciones reglamentarias y me hicieron salir del país y entrar al de destino bajo otra identidad. Tenía que ir a una dirección, caracterizado de manera similar a los locales, dado que entre mis habilidades estaba la de hablar perfectamente además de mi español y los dialectos hispanos, inglés, árabe, ruso, chino y lo que se me pusiera por delante. Me haría llamar Salvador Morales Santana, mi principal alias, aunque usaría otros nombres cuando fuera necesario.

Pasadas las 20.00 horas, toqué en la puerta de la dirección que tenía memorizada, en una zona humilde de la ciudad. Un golpe primero seguido de dos más, era la contraseña, más la frase “¿cómo estás, querido primo?” y respondiéndome a su vez “bienvenido, primo. Estás en tu casa”.

Una vez dentro de la casa, el personaje que me recibió y que estaba ataviado con ropa local también, dijo llamarse Lorenzo y que sería el responsable de la misión y de mi aprendizaje como agente de campo.

. - acércate Salvador, ¿te informaron del tipo de misión encomendada?

. - así es, que debería estar a tu disposición en todo momento y para cualquier cosa que mandases.

. - pues muy bien -dijo sentándose en un sofá-, empezaremos ahora mismo con las lecciones prácticas. Quiero que me bajes los pantalones y me saques la polla, te la metas en la boca y me hagas una buena mamada.

. - sí, señor –dije tragando saliva-.

Me acerqué a Lorenzo aflojándole el cinturón, le bajé los pantalones y lo mismo hice con sus calzoncillos, dejándole a la vista una tremenda polla, aun flácida. Se la cogí con una mano, primero y después con las dos y me la acerqué a mi boca. La polla fue cogiendo firmeza dentro de mi boca, hasta que se puso dura como una piedra.

Lorenzo después de un rato de mamada, me detuvo, haciéndome poner en pie, me bajó los pantalones y calzoncillos y se puso a chuparme la polla a su vez.

Yo, aún estaba con muchas dudas sobre el tipo de misión encomendada, pero ya no me podía volver atrás. Mientras, Lorenzo me dijo que me metiera en la cama y haciéndonos un 69, cada uno chupamos la polla del otro. Al rato Lorenzo se puso detrás de mí, lamiéndome el ojo del culo, poniéndome cada vez más caliente. Una vez hecho esto, Lorenzo me dijo que me pusiera a cuatro patas, sobre la misma cama. Sabía lo que venía después y lo esperé con los ojos cerrados y los dientes bien apretados, puesto que nunca había sido perforado mi ojete por nada ni por nadie.

Lorenzo me puso la polla en la entrada del ojete, no sin antes haberme metido primero un dedo y luego dos, para agrandarme el apretado culo. Cuando creyó conseguido el objetivo, se embadurnó con vaselina su polla y el agujero correspondiente donde iba a introducirlo.

Lorenzo me fue metiendo la punta de su polla y para adentro. Apreté aún más los dientes, pero no dije nada, solo cagarme en la puta madre de este cabrón que me enculaba, no viendo la necesidad de esta cochinada, a mi entender, claro.

Luego continué siendo sodomizado con aquella polla suya. En un momento dado se detuvo un momento para que mi culo se acostumbrara al tamaño de su rabo. A buenas horas, me dije. Acto seguido se inició el mete y saca constante, cada vez más rápido y fuerte. Creí que se me rompía algo dentro, pero al rato, no sin preocuparme por ello, empecé a cogerle gusto a la cosa y me fui empalmando de nuevo, consiguiendo que comenzara a disfrutar de su polla en mi culo, cosa rarísima, pues no era maricón, que yo supiera.

Lorenzo, cuando llegó a su clímax, se corrió dentro de mi agujero perforado por primera vez. Se quedó quieto con la polla dentro aun metida, la cual fue saliendo por su propio pie toda vez que se ponía lánguida una vez soltado el litro de leche.

. - esto no ha acabado, ahora quiero que me la chupes y me limpies la polla y me metas después en mi culo la tuya, puesto que veo que has empalmado con el enculado que te he hecho. Quiero disfrutar de la tremenda polla gorda que te gastas –dijo el capullo-.

Me acerqué a su rabo y empecé a chupársela. Tenía restos de excrementos y semen. No sin un poco de asco y no teniendo más remedio, lo hice lo mejor que supe, al final acabaría gustándome aquella polla suya que chupaba. Una vez realizada la limpieza, se puso Lorenzo a cuatro patas, como yo antes, indicándome que se la endilgara. Eso fue lo que hice.

No hubo necesidad de meter antes los dedos, ya que Lorenzo estaba acostumbrado tanto a dar como recibir pollas de todos los colores y tamaños.

Disfruté mientras lo enculaba, llegando a correrme en Lorenzo. Quedamos exhaustos, pero como yo antes, Lorenzo me hizo una limpieza de polla en toda regla, luego nos tendimos en la cama, uno al lado del otro. Lorenzo me besó con lengua, siendo correspondido por mí con ahínco de aprender el oficio, llegando a empalmar los dos de nuevo, repitiéndose de nuevo otro polvo hasta quedar agotados físicamente ambos y quedarnos dormidos uno al lado del otro, totalmente desnudos, como estábamos.

Después de levantarnos y de no decirnos nada el uno al otro de lo acaecido la noche anterior, pasamos ambos al baño. Allí, juntos en el plato de ducha, nos volvimos a comer la boca, para de inmediato mi superior agacharse y tragarse mi rabo que ya miraba al cielo. El muy jodido lo hacía de maravilla, tanto que de inmediato se puso con las manos en la pared azulajeada y abriéndose de piernas, me puso el trasero a la altura ideal. Se la enterré sin misericordia.

Disfruté de su culo y a fe mía, que el tío también de mi polla. Ya luego intercambiamos los papeles. Mientras yo se la mamaba y se la ponía en forma, aunque no hacía falta, le ofrecí mi culo de regalo y me la clavó como yo a él, a lo bestia. Joder, aún no estaba tan preparado como creía yo, pues me dolía el culo cuando me la clavaba salvajemente el tío. Aun así, acabé aceptando el regalo de su polla, pues me entró un ardor analmente que casi se me vuelve a levantar, pero no.

Con una buena lavada de pollas y culos, salimos de allí. Desayunamos frugalmente y salimos de la casa.

Por el camino me dijo que iríamos al extrarradio a interrogar a una familia sospechosa de connivencia con el grupo terrorista que estábamos buscando.


NOTA DEL AUTOR:

Lo que sigue, está auto-censurado.


Con la información dada, fue posible coger a los terroristas que iban camino a Barcelona, puesto que los gobiernos fueron informados por la Interpol. Hubo algunos muertos por parte de los terroristas y alguno por parte de los agentes, en los enfrentamientos durante sus capturas.

La conferencia se celebró sin ningún problema en la ciudad catalana, salvo los altercados de todos los años con las manifestaciones de los niñatos de turno, salvándonos por ahora de esta ola de atentados terroristas que pretendían asolar la ciudad.

Después de esta misión tan exitosa, fuimos felicitados y enviados a casa a descansar.

Fin capítulo 1

Capítulo 2

Convivencia familiar

Vivía en Bilbao en una casa sencilla, pero sin faltarme nada. Decidí ir a pasar unos días a casa de mi madre, mi padre sí había muerto, pero no por lo de la leche, sino de cirrosis hepática. Era un puto borracho. Bien muerto está el cabrón, me dio leña hasta hartarse.

Mamá, de 49 años, llamada Paulina, estaba de muy buen ver todavía. Vivía también con mi hermana Luisita y mi hermano Pedro, ambos ya con 18 y 19 años, respetivamente. Mi hermano tenía inclinaciones homosexuales, aun en principio de conocimiento interno.

También tenía otra hermana, llamada Samanta, de 40 años que se casó con un inglés llamado Peter Mcnicols a los 18 años. Vivían en Liverpool. Sus llamadas eran inexistentes. Solo teníamos una dirección de cuando se mudaron a vivir a su casa en esa ciudad inglesa. También tenía a mis abuelos maternos, Jorge y Lola, con muchos años a sus espaldas. Ellos seguían viviendo bastante lejos y no tenían pensado dejar su querida casa.

Sin llamarles siquiera para darles una sorpresa, me presenté en casa, con gran alegría de la familia, abrazándome con mucho cariño, besando en la boca a mi madre como tenía por costumbre, también a mi hermanita. Pedro dijo que también deseaba ser besado en la boca como los demás. Sabía de sus gustos y no tuve objeciones para besarle los labios por un buen rato.

. - ¿cuánto tiempo te vas a quedar, querido?

. - en principio será por un mes, si no me llaman antes por cualquier motivo de trabajo, ya que tengo que estar disponible en todo momento.

No sabían que había cambiado de profesión y no pensaba decírselo, por su seguridad y por la mía también.

. - magnífico, te quedarás en tu habitación, que sigue igual que cuando la dejaste la última vez.

Dicho y hecho, llevé todos mis bártulos hacia la habitación, seguido de mis dos hermanos que no me quitaban ojo de encima. En la habitación, sin preocuparme por nada, empecé a desvestirme para darme un baño, el cual estaba en el pasillo. Sabiéndome mirado por mis hermanos, no les dije nada, pero les mandé una sonrisa y me desviste totalmente, dejándoles ver mi enorme polla. Estos se llevaron la mano a la boca, sonriéndose ambos.

. - hermanito, cacho polla te gastas -me dijo mi hermanita-.

. - esa lengua hermanita.

. - ¿puedo tocarla? –le dijo ella.

. - ¿y yo? -dijo también Pedro.

. - pero bueno, chicos, ¿es que no le visteis la polla a papá cuando todavía vivía?, la tenía como la mía. Además, ya sois mayorcitos para haber catado una, los dos -dije mirando a Pedro con una sonrisa cómplice-.

. - venga, porfa -me dijo Luisita-.

. - bueno, pero no se lo digáis a mamá, que si no me echa la bronca.

Los chicos se me acercaron y me la cogieron con delicadeza, como si fuera algo que se fuera a romper. Los dos aprisionaron el pene y al momento se empezó a llenar de sangre y ponerse dura. Los chicos se asombraron de que todavía creciera más, puesto que flácida ya tenía un buen tamaño.

. - bueno chicos, ya está bien, dejadme que tengo que darme un largo baño. En otro momento podéis seguir jugando con ella.

. - vale, pero no te olvides. Jo, cuando lo cuente a las amigas no me van a creer –dijo Luisita-.

. - oye niña, ni se te ocurra contar a nadie que me has tocado la polla, porque si se enteran fuera de esta casa, viene la policía y me encierra por pervertido. Así que, si no prometéis guardar el secreto, no os enseñaré más mi pene.

. - esta chica es tonta, ¿cómo se le ocurre decirles a sus amigas que te ha tocado la polla?, pues claro que no se lo diremos a nadie, ¿verdad Luisita?

. - perdona hermanito, pero no me había dado cuenta. Aparte de que quedaría como una idiota ante ellas, pues algunas ya han follado y yo no, no se deben contar estas cosas, ni a las mejores amigas. No se lo diré a nadie, será nuestro secreto.

Mamá, pasada las 14.00 horas, llamó a sus hijos a comer. Una vez todos en la mesa, me dí cuenta que se había cambiado de ropa y parecía que estaba más coqueta que antes. Se puso un vestido semi-transparente, con un generoso escote, que cuando se agachaba delante de mí, me dejaba verle buena parte de sus bien torneados senos, y no lo hacía pocas veces, es más, era como si deseara que la desearan.

Una vez comidos los platos preparados por mamá, que por cierto eran mis preferidos, le dí las gracias y los pusimos en el fregadero. La ayudé a secarlos, mientras los chicos se fueron a ver televisión a la salita.

Cuando terminamos de fregar, mamá tuvo un bajón y dijo que estaba algo mareada. La llevé a su cuarto para que descansara y tomara sus pastillas, las cuales le habían sido recetadas por el médico después de la muerte de su marido, mi puto padre, pero ya hacía tiempo de ello, pero a veces, ni el tiempo cura nada, sino que lo agudiza. En fin, cada uno es como es. Yo, sin embargo, ni fu, ni fa, era un jodido cabrón.

Para levantarle el ánimo a ella y a mis hermanos, los invité a cenar fuera en un bonito restaurante, llamado el Ciervo Cornudo.

Me alegré que rieran como lo hacían, así debía ser todos los días en una familia honrada como la nuestra.

Una vez terminada la cena, fui a buscar su coche para acercarlo a la puerta del restaurante, el cual tenía unos cinco escalones. Cuando salía del auto para abrirle la puerta a mamá, de repente vi que se desmayaba de nuevo y caerse de bruces sobre el duro asfalto.

Tuve que llevarla al hospital inmediatamente. Una vez atendida por el médico, fui informado de que se había desmayado por un problema del corazón que venía acarreando desde lo de mi padre. Fue solucionado provisionalmente con cuidados de los facultativos, pero tenía otro problema y era que tuvieron que escayolarle las dos manos debido a la caída sufrida en el restaurante.

Mamá pasó cuatro días en el hospital, para confirmar que no había otros problemas con su corazón. Una vez confirmado que había salido de peligro le dieron el alta, mandándola a casa en una ambulancia.

Una vez en la puerta de casa la ayudé a entrar y la llevé a su cuarto.

. - hijo, que desgracia más grande. No puedo hacer nada con estas manos escayoladas, ¿quién va ahora a haceros la comida?, que mala suerte la mía.

. - mamá, mientras yo esté aquí no necesitarás hacer nada, solo recuperarte lo antes posible. Yo haré lo que tú hacías hasta ahora, haré la comida, limpiaré, cuidaré de los chicos, y sobre todo, a ti. Te alimentaré, te vestiré y te ducharé, como tú hacías conmigo cuando chico.

. - hijo, no sé si estará bien eso, me verás desnuda, con todas mis partes al aire.

. - mamá, no tengas vergüenza alguna, te trataré como tú a mí, con mucho mimo. Porque, si yo estuviera en tu lugar, tú harías lo mismo por mí. ¿Verdad mamá?

. - hijo, tienes toda la razón del mundo, que tonta soy, perdóname.

Al día siguiente, me desperté y fui hacia la habitación de mamá. Ella estaba despierta y necesitaba ir al baño a orinar. Ya no podía aguantarse más, no queriendo llamarme para ello, intentó ir ella misma al baño del dormitorio, pero no pudo moverse de la cama.

Cogí a mamá entre mis fuertes brazos y la llevé al baño. Con cuidado le bajé las bragas y la deposité en la taza del wáter. Luego me dí la vuelta para que ella orinara.

. - hijo, ya he terminado.

Fui a subirle las bragas, pero mi madre me lo impidió.

. - hijo, tienes que limpiarme antes con un papel.

Un poco cohibido, cogí un trozo grande de papel, y con cuidado, le limpié los bajos a mamá.

Acercándome a su conejo, observo que tenía un bonito chichi, el cual se notaba que se afeitaba semanalmente y que ya necesitaba un nuevo afeitado. La acabé de limpiar y le subí las bragas de nuevo.

Ella me dijo que la llevara a la salita, para ver algo de televisión, pues no podía hacer nada más.

Mientras, desperté a los chicos, los cuales tenían que ir a la universidad, a un tiro de piedra de nuestra casa.

. - hermanito, Pedro y yo queremos verte de nuevo tu rabo, venga por favor, quedaste en enseñárnoslo de nuevo.

. - sabéis que no pude por lo de nuestra madre, os prometo que a la tarde os lo enseño.

. - venga por favor, un poquito nada más y no te molestamos más.

Viendo que la única manera de quitármelos de encima era sacarme la polla, me la saqué y se la enseñé. Ellos me la cogieron y fue Pedro quien, sin avisar a nadie, se la metió en su boca, el muy mamón quería probarla.

Esto me cogió desprevenido, y empalmé enseguida. La chica dio un empellón a su hermano, apartándolo y también se la metió en su boca. Creí ver el cielo, de lo bueno que estaba sintiendo. Pero me sobrepuse y separé a los chicos, guardándome la polla en mis pantalones.

. - bueno chicos, ya está bien, ahora vestiros e id a la cocina, que os voy a preparar el desayuno.

. - oye, mamá siempre me ayuda a vestirme, ¿ahora quien lo hará?

. – ¿no eres ya un poco mayorcita para que te vistan?

. – porfa…, porfa…

. – vale, lo haré, ¿dónde está tu ropa?

La chica fue corriendo hacia el armario y sacó un juego de ropa. Ella me la puso en las manos y se desnudó por completo, bragas incluida.

Pude ver un lindo cuerpecito, con unos pechos de ensueño y un bonito chochito. Quedé extasiado de los sentimientos que me venían a la cabeza. Ella se fijó que le miraba el conejito y me cogió mi mano derecha y se la acercó a su chochito.

No pude resistirme de meterle un dedito en el conejo, ella tembló de gusto. Abrió más las piernas para que metiera más adentro el dedo y disfrutar aún más.

En ese momento, llamó mamá.

. - hijos, que se os hace tarde. Venga, bajen ya.

Saqué mi dedo de su chochito, el cual estaba mojado de la corrida que tuvo mi hermanita y me lo llevé a la boca, el cual sabía muy bien.

La ayudé a vestir y antes de salir de la habitación, mi hermanita me dio un beso en mi paquete y con una sonrisa angelical bajamos los tres a la cocina a desayunar.

Una vez terminamos de desayunar, cogieron sus bártulos y se despidieron, no sin antes dirigirme una sonrisa.

Mamá se había quedado dormida en el sofá. Le puse sus piernas de modo que pudiera descansar bien y la tapé con una manta. Mientras, hice lo que hacía cada día mamá, ordenar, limpiar, etc.…

Hacia las 11.00 horas, mamá despertó y se fijó como su hijo tenía todo ordenado y limpio. Se dijo que había educado bien a su chico mayor. También vio como su hijo, para estar cómodo, se había puesto unos pantaloncitos muy cortos y sin calzoncillos y algo holgado por debajo, que dejaba ver un poco de sus huevos si me movía mucho.

Mamá pensó que el menda estaba bueno de verdad, pero era una pena que fuera hijo suyo. Estos pensamientos pecaminosos los quiso borrar de su mente calenturienta.

Me llamó para que la llevara de nuevo al baño, puesto que necesitaba darse una ducha. La cogí como si fuera una pluma y la llevé al baño. La puso en la taza mientras localizaba una silla, que puse en el plato de ducha. Luego la senté en ella.

Con cuidado fui desabotonándole el camisón. Le quedaba bastante ajustado. Una vez quitado, pude apreciar que tenía, como ya sabía, un busto precioso, aún bajo su sujetador.

Ella se dejaba hacer, aunque no sin ruborizarse, pensando que su hijo la fuera a desnudar y a bañar. También pudo notar como se me ponía duro el rabo dentro de mis pantaloncitos, cosa que ella no dijo nada, puesto que ella misma ya soltaba zumo por su rajita, aun sin quererlo.

El siguiente paso fue desabotonarle el sostén, para ello tuve que aproximarme más a ella, poniéndole prácticamente mi paquete cerca de su cara. Al fin se los quité y pude observar cómo los senos de mamá era perfectos y no caían en absoluto hacia abajo por la fuerza de la gravedad.

Solo le quedaban las bragas, las cuales bajé, levantándola un poco. Finalmente estaba lista para su baño.

. - ¿cómo deseas que te bañe, mamá?

. - cómo te bañarías tú, si fueras mujer. No olvides ningún agujero hijo.

Empecé rociándola con el teléfono de ducha por todo el cuerpo, dejando para el final el cabello, como suelen hacer las mujeres, lo cual no he entendido nunca.

Eché líquido en la esponja para frotarla con ella, pero su madre me detuvo.

. - hijo, hazlo con las manos, que la esponja me irrita la piel.

Así lo hice, me eché un buen chorro de champú con olor a melocotón y fui restregando, empezando primero por los hombros, luego por el cuello. Cuando llegué a los senos los masajeé a conciencia, no olvidándome las aureolas oscuras y grandes que tenía. Sus pezones se endurecieron, notando mi madre que me había dado cuenta de ello.

Seguí frotando más abajo y llegué a su trasero, en ese momento, mi madre vio que estaba todo mojado también.

. - hijo, veo que te has mojado todo por mi culpa. Ya que no tiene remedio el que te mojes, puedes desnudarte y continuar lavándome, así estarás más fresco y cómodo.

. - mamá, creo que no debería, ya que como podrás ver estoy algo…

. - lo sé hijo, pero por mí no importa que estés empalmado. Es de agradecer que una vieja como yo todavía ponga a un hombre en ese estado.

. - mamá, tú no eres una vieja. Estás muy bien, cualquier hombre con dos dedos de frente se volvería loco por ti.

. - gracias hijo por decir esto, pero desde lo de tu padre, no he vuelto a pensar en ningún otro hombre.

Hice lo que me había dicho y me quité el pantaloncito. El miembro escapó de su prisión y voló libre. Estaba súper empalmado delante de mi madre. Ruborizados, ella y yo, no dijimos nada.

Seguí lavando a mi madre, y como iba por el trasero, me acerqué más a ella y metí mi mano por donde la espalda pierde su nombre, introduciendo mis dedos en el ojete de mamá, ésta, entre que tenía la polla de su hijo entre sus tetas y que le estaba metiendo el dedo en su culo, tuvo un orgasmo, el cual hizo temblar todo su cuerpo, dándose perfectamente cuenta que lo había notado.

Posteriormente le tocaba la limpieza de su cueva del tesoro y alrededores. Eché más champú en mis manos y me fui directamente a la entrepierna. Ella estaba caliente por demás. Cuando llegué a su cueva, se lo limpié con cuidado supino, pasando mis dedos por todas partes, inclusive metí un par de dedos dentro, tocando como quien no quiere la cosa, su mini-pene o clítoris.

Su madre no pudo más y se corrió allí mismo.

. - lo siento hijo, no he podido contenerme.

. - no te preocupes mamá, ya falta poco para terminar.

Continué con los pies y finalmente con el cabello. La sequé con cuidado todo su cuerpo y cuando la iba a sacar del baño, mi madre me dijo:

. - hijo, ya que estamos en el baño, ¿por qué no me afeitas ahí abajo?, es que me está picando cantidad. Esos pelos o se dejan crecer a su aire o si se los afeitan una vez, luego hay que quitarlos todas las semanas, si no, te pican.

. - eso me pasaba a mi cuando de joven me los afeitaba, no veas como picaban cuando volvían a crecer.

Salí del plato de ducha y cogí los utensilios para el afeitado. Me puse de rodillas y abrí las piernas a mamá y comencé a afeitarle el conejo. Era un chochito precioso, igual que el de Luisita, pero mucho más desarrollado. Daba gusto verlo.

Para afeitarlo, con una mano separaba y tensaba la vulva y sus labios mayores y con la otra usaba la cuchilla. Con mucho cuidado la fui afeitando. Por último, le eché un buen chorro de agua para limpiar todo. Su madre me dijo que le echara de un bote que ella usaba, para que refrescara sus partes y desinfectara por si había algún corte.

Me eché un buen chorro en mis manos y se lo restregué por todo el conejo. Ella, haciendo un esfuerzo baldío, se volvió a correr, cuyo líquido cayó sobre mis manos.

. - lo siento hijo, ¿te puedo pedir un favor?

. - claro mamá, lo que tú quieras.

. - acércame tu polla a mi boca, deseo saciarme de tu verga, no puedo más, estoy muy caliente, después puedes, si tú quieres comerme un poco mi chochito, el cual está echando chispas.

Ni corto ni perezoso, me levanté y le ofrecí mi polla a mi madre para que se sirviera ella misma. Me la mamaba como si fuera su última comida antes de que la ahorcaran. Pensé que mi madre ya lo había hecho muchas veces con mi padre, pues la chupaba de puta madre. No quise correrme hasta que le chupara a ella también su chichi.

Le saqué despacio mi pene de su boca una vez saciada, para después empezar por su boca, peleándome con su lengua. Seguí por sus generosos senos, que succioné como nunca había hecho.

. - mamá, veo que tienes leche en tus senos, ¿cómo es eso?

. - hijo, me ha subido la leche. Según los médicos, por el estrés padecido y por las medicinas que tomo. ¿Te desagrada, hijo?

. - en absoluto, mamá, me entusiasma mamar de mi madre de nuevo.

Continué mamando, al rato seguí bajando y llegué a la cueva de mi madre. Le metí la lengua por doquier. Mamá seguía teniendo orgasmos. Yo recogía todos sus fluidos y me los tragaba. Eran deliciosos y así seguí un buen rato hasta que mi madre me dijo:

. - hijo, quiero que te corras en mi boca, hazlo por favor, quiero tener tu leche, como tú la mía.

Le volví a introducir la polla de nuevo en la boca y chupaba y chupaba hasta que no pude aguantar más.

. - ya llega mamá, toda para ti, no dejes escapar ni una gota, tragátela toda.

La corrida fue bestial, casi se atraganta mamá, pero al final no se le escapó ni una gota.

No sé la saqué de su boca hasta que no me la dejó bien escurrida, dejándomela bien limpia, hasta la próxima vez, que, según mi experiencia, no tardaría mucho en estar preparado de nuevo para otra corrida, pero por ahora estaba bien. Limpié a mi madre del todo y la saqué del baño, llevándola a su dormitorio. Ella me dijo qué ropa quería que le pusiera y se la fui colocando con mucho cuidado. De nuevo fue llevada al salón de la televisión.

Yo, aún desnudo, pues no había tenido tiempo de vestirme, me dirigí a mi habitación y elegí un chándal completo y me lo puse. Salí hacia la salita y me senté junto a mi madre.

. - hijo, esto que hemos hecho no debe salir de estas cuatro paredes, no sería bien visto por nadie. Dicho esto, te diré que no me arrepiento de nada, solo si tú estás a disgusto, no volverá a suceder de nuevo.

. - madre, es la mayor alegría que me podías haber dado. Estoy contento de haberte sido útil. Siempre me han fascinado los pechos que producen leche.

. - hijo, de hoy en adelante, me tendrás cuando quieras. Cuando te entren ganas, no tengas que pedirme permiso para nada, yo siempre estaré dispuesta para ti. Cuando me quite la escayola, sabré satisfacerte mejor.

. - gracias mamá, ahora mismo deseo seguir chupando de esas tetas lecheras tuyas.

. - cómo te dije, estaré siempre para ti.

Me acerqué a mamá, la desabotoné y le moví el sostén hacia arriba dejando al descubierto los dos pechos, los cuales empecé a mamar, sentado en el regazo de mi madre. Así estuve bastante tiempo, hasta que el pecho se quedó a la mitad de tamaño, luego continué con el otro e hice lo mismo. Ahora los pechos, vacíos de leche, parecían dos ubres de cabra, cuando se les sacan la leche, algo caídos. Mi madre se había corrido varias veces, así me lo hizo saber, por lo cual le quité las bragas y chupé ese dulce néctar que eran los fluidos de una madre.

. - mamá, deseo que sigas con los pechos vacíos a la vista, ¿puede ser?

. - por supuesto hijo, si ese es tu deseo, el mío también, pero ten cuidado con los chicos, que no se den cuenta y fíjate en la hora de llegada, no vayan a encontrarnos haciéndolo a la vista de ellos.

A la hora del almuerzo, ya tenía preparada la comida. Cuando los chicos llegaron, los hice sentar en el comedor y les serví sendos platos. A mamá se la dí yo, cuchara a cuchara, hasta acabarse el plato.

Puesto que pensaba tener una sesión con los chicos, decidí ponerle un somnífero a mi madre en el agua, para ocuparme sin que nos molestara durante unas horas.

Al rato de beberse el agua del vaso servido por mí, pidió ser llevada al dormitorio, puesto que deseaba dormir un rato. Dicho y hecho. Los chicos estaban todavía en la cocina.

. - ¿os lo habéis comido todo?

. - mamá sabe que no nos gusta las verduras.

. - pues mientras quede algo en el plato, no habrá sesión de nada, ustedes verán.

Los chicos apuraron todo el plato, aunque no les gustase, pues querían conseguir algo mucho más apetitoso.

Después de recoger todo y dejarlo fregado y limpio, con la ayuda de los chicos, los llevé a la salita, no sin antes comprobar que mamá estaba profundamente dormida. Aunque la verdad, desde el dormitorio no se oía nada, ya que puse la televisión más alta de lo normal y le llegaba bajita.

. - ¿bueno, que es lo que queréis que os enseñe?

. - todo lo relacionado con el sexo –gritaron al unísono-.

. – pero, ¿qué sois?, ¿unos analfabetos sexuales o qué?, ¿qué os enseñan?, ¿no tenéis amigos que os hayan metido mano?

Ambas caras, ruborizadas, me lo dijeron todos. Aquellos dos, eran unos analfabetos sexuales.

. - bueno, de acuerdo, pero antes unas cuantas condiciones. Hablad bajito para que no nos oiga mamá, haréis todo lo que yo os mande, sin rechistar. Algunas cosas serán dolorosas al principio, pero con la costumbre llegaréis a disfrutar de lo lindo que se siente. No se lo diréis a nadie, ni siquiera al cura o a vuestros amigos. ¿De acuerdo, Luisita?

. - sí, te lo prometo -dijo ella sonriendo-.

Pedí a los dos que se desnudaran, yo hice lo mismo.

. - empezaremos por los besos.

Me acerqué a Pedro y lo besé profundamente y profusamente, incluyendo lengua. Al poco reaccionó e hizo lo mismo, introduciendo su lengua en mi boca como una serpiente.

Con Luisita hice lo mismo. Al ser más inexperta, tardó más tiempo en entender, pero luego le cogió el tranquillo. Y mientras nos besábamos, les metía mano a sus preciosos pechos.

Con el chico, retorné y empecé a chuparle las tetillas, mordisqueándoselas un poco. Estaba a cien. El chico practicó conmigo. Lo hacía bastante bien dada su inexperiencia.

Era el turno de Luisita. Sus pechos eran más sensibles si cabe que los de su hermano. Ella empezó a sentir un gustirrinín en todo su cuerpo, llegando a un pequeño orgasmo cuando devoré sus pezones.

Ahora iba por el pene en él y la vagina en ella. Me acerqué y le cogí el pene, ya empalmado, y se lo chupé suavemente alrededor y llegando a sus huevos, que chupaba con deleite. Me comía todo el pene del chico, incluyendo sus huevos. En un momento dado, siento que se corre, me tomo su leche que apuro hasta la última gota.

El chico estaba colorado, pero satisfecho de haberse corrido por primera vez dentro de la boca de un hombre, y si era su hermano, muchísimo mejor.

A la chica la puse de espaldas, con una almohada bajo su culito, levantándole el trasero. En eso, pedí un receso de un minuto, que tenía que ir al baño. Allí, con un cepillo de dientes emblistado, me lavé bien la boca, con dentífrico, luego regrese.

Empecé por el interior de los muslos de Luisita, cosa que hizo vibrar de gozo a la chica. Continué hacia su vulva, succionando todos los líquidos que ya tenía. Con la lengua me fui hacia el clítoris y lo chupé con dulzura, donde mi lengua se deleitó un buen rato. La chica se retorcía de placer, dando grititos de placer. Hasta que vi que ya no tenía más lechita, no dejé de mamarle su micro-pene. La dejé extenuada y muy acalorada. Era algo nuevo para ella y le gustó sobremanera.

Era la hora de que me chuparan mi propia polla. Acerqué la cabeza de ambos hacia mi pene para que empezara la mamada.

Ambos dos, se pusieron a la faena, chupando mi polla y mis huevos. No lo hacían muy bien, pero aun así me gustaba que mis dos hermanos me la chuparan, con el aliciente de que su madre estaba más allá durmiendo sin percatarse del hecho de que estaba pervirtiendo a sus dos retoños, ya mayores de edad. También es verdad que ella pervirtió a un servidor, cosa que yo agradezco cantidad.

. - ahora será cuando, después de una buena mamada, mi polla se correrá, sacando leche de mis huevos. Esta leche os la voy a entregar en la boca. Vosotros la recibiréis con gusto y deleite y os la tragaréis toda, sin dejar gota alguna. Aunque no os guste al principio, con el tiempo veréis que es un rico manjar que no podréis estar sin ella por mucho tiempo.

Acerqué la polla a la boca de Pedro y le eché un buen chorro de leche merengada. Seguidamente me acerqué a Luisita e hice lo mismo, echando el resto de mi corrida.

Los observé, viendo que Pedro aprendía rápido, tragándose toda mi leche sin rechistar. Luisita le costó algo más, pero al final se la tragó toda, incluyendo la que se le resbalaba por la comisura de los labios.

. - que gozada, me gusta tu leche hermano, déjame que te limpie la pinga.

Dicho y hecho, se enganchó de mi polla y empezó a limpiarla profusamente. Luisita también quería hacerlo.

Lo que no sabían los chicos, era que la corrida no había acabado todavía. Con la pinga en la boca de Luisita, sin previo aviso, me volví a correr dentro de ella, casi se atraganta, pero volvió a tragársela todita. Luego se la metí a su hermano y volví a terminar en su boca, cosa que agradeció sobremanera, pues estaba necesitado de leche para crecer.

. - bueno chicos, por hoy ya basta, que en cualquier momento vuestra madre se despertará. Habéis sido buenos alumnos y habéis aprovechado muy bien mis lecciones amatorias.

. - ha sido fantástico, hermanito –dijo Luisita.

. - y que lo digas hermanita, hoy he aprendido más que en toda mi vida –dijo Pedro-.

Los llevé a ambos al baño de abajo y los duché yo mismo. Todos sus huecos, incluido el ojete de ambos, cosa que hizo ruborizarse a los chicos, pero no dijeron nada. Pedro volvió a empalmar de nuevo. Permití que Luisita se la chupara hasta que llegó a correrse en su boca, dándole ella las gracias por tan amable invitación.

Una vez limpios y secos, se vistieron y se fueron al salón a estudiar, que, aunque no les gustaran, serían imprescindibles a partir de hoy, si querían más lecciones amatorias.

Hacia la tarde-noche, mamá se despertó de su largo sueño. Había tenido un sueño algo perturbador. Había soñado que toda la familia era follada por todos, en una armoniosa compenetración. Solo de pensar en ello se humedeció profusamente, sin poder evitarlo. Pensó que eso ya era demasiado, bastante tenía con lo que había hecho con su hijo, un servidor, para encima implicar a sus otros dos hijos. Sin embargo, no dejó de pensar en ello, volviéndole a entrar un agradable cosquilleo entre sus piernas.

Me llamó y me indicó que estaba mojada por un sueño, me pidió que la limpiara.

Después de cerrar la puerta con llave, le bajé allí mismo las bragas y le limpié con mi lengua los bajos a mamá, ante los suspiros de ella. Quedó limpia y satisfecha, toda vez que se había corrido un par de veces más mientras me comía su conejo.

Para más morbo, le dije que no se pusiera ninguna de sus bragas, quería verla sin ellas y que pensar en ello me calentaba. Ella estuvo de acuerdo, pues también ello le ponía cachonda.

Durante el resto del día, los chicos hicieron sus deberes escolares. Le dije a mamá que se habían portado muy bien. Que se hacían su propia cama, se vestían a sí mismos, se comían todo el plato, aunque fueran verduras como hoy.

. - en los estudios, he estado echándoles un vistazo, no es que sean unas lumbreras precisamente, pero me han prometido que estudiarían más de hoy en adelante.

. - ha sido una suerte tu llegada a esta casa de nuevo. Parece que te manejas muy bien con los chicos. Te voy a contar el sueño que tuve esta tarde…

Después de contármelo, sonreí.

. - creo que aún es un poco precipitado, pero con tu permiso, todo llegará. A mí también me rondó por la cabeza el compenetrarnos a fondo, pero antes quería consultarlo contigo.

. - antes de darte el consentimiento ante este gran paso en nuestras vidas, quiero que me digas cómo lo harías.

. - iría poco a poco, enseñándoles lo más básico, avanzando con el tiempo, siempre cuidando la seguridad de los chicos y nunca obligándoles a hacer nada que ellos no quisieran. Eso sí, sería un completo en enseñanza amatoria. Como sabrás, a Pedro le van los chicos, pues bien, le enseñaría a satisfacer a una chica también, incluyendo a su madre y a su hermana, cuidando de que no quedase embarazada.

. - me parece bien el plan sexual de la familia. Habría que empezar a darle la píldora a Luisita, que, al no tener novio, ni nada que se le parezca, nunca está de más, por si salta la liebre.

. - bueno, si estás de acuerdo, me pondré a ello. Otro deseo que tengo es cogerme a los abuelos. Eso es algo que siempre tuve en mi cabeza. Con tu permiso les haré una visita y les rondaré para ver qué tal se me da la cosa, pero eso será más adelante.

. - cuando estén preparados, me los traes. Me gustaría hacer todo tipo de guarrerías, como las que he visto en las películas porno.

Después de cenar, los cuatro nos sentamos en el sofá grande, tapándonos con una manta para abrigarnos, toda vez que empezaba a hacer frío por las noches. Yo estaba entre mamá y Luisita, junto a ésta, estaba Pedro.

Mientras veíamos la televisión, deslicé mi mano izquierda entre las piernas de mi madre, dirigiéndome hacia su cuevita. Le metí un par de dedos lo más profundo que pude, ella disfrutaba con mi osadía, intentando no hacer ningún ruido que alertara a los chicos.

Con la otra mano, me dirigí hacia las bragas de mi hermana, quien me miró con una sonrisa de aprobación. Ella no pudo ahogar un gemido de placer, cosa que oyó su madre y que le agradó, pues había empezado a preparar a sus niños, para un bien mayor, que, en aquella casa, se follara bien y a todas horas.

Después de dejar mojadas a mi madre y a Luisita, dirigí mi mano hace la entrepierna de Pedro, que agradeció el acto bajándose con disimulo su chándal, dejando su miembro a merced de su hermano. Tan ricamente le hacía la paja que se corrió allí mismo, aunque lo único que pudo evitar fue manchar la manta, pues rápidamente se subió el chándal y la corrida fue a parar a su interior.

Luisita, ni corta ni perezosa, bajó la cremallera de mis pantalones y me sacó la polla, empezando a masturbarme con mucho cariño. Otra mano más grande se fue también hacia mi polla para hacer lo mismo, era la de mamá, que también quería darme placer. Al darse cuenta de que su hija se le había adelantado, continuó haciéndomela junto a ella, pues la chica pensaría que la mano grande era de un servidor.

Mi madre estaba contenta de que todo marchara tan bien, pues pronto sería una familia más unida si cabe, gracias a su hijo recién llegado que la satisfacía en los sueños que había tenido desde niña.

Al darme cuenta de las dos manos no hice nada por separarlas e hice creer a la niña que la mano grande era la mía. Llegado el momento de correrme, lo hice dentro de los calzoncillos, pero sobre las manos de ellas.

Ambas sacaron las manos y con disimulo, se chuparon todos sus dedos, dejándola limpia de semen y disfrutando del momento vivido.

Una vez cansados de ver televisión, los chicos se fueron retirando a sus habitaciones, quedando mamá y yo solos con una sonrisa en los labios.

. - hijo, cuando los chicos se duerman, quiero que te acerques a mi dormitorio, pues esta velada de pajas me ha calentado sobremanera. Quiero que me penetres con esa arma de destrucción masiva que tienes entre las piernas.

. - sus órdenes serán cumplidas, señora –dije con una sonrisa, pues también quería clavársela a mi madre por delante y por detrás- pero, antes de nada, hazme una limpieza que aún estoy que chorreo de la paja a dos manos –dije poniéndole la polla corrida en su boca. Mamá se deleitó disfrutándola y yo también-.

Después de llevar a mamá al baño y darnos ambos una ducha, la llevé a su cama. Seguidamente, me acerqué a la habitación de los chicos. Luisita me estaba esperando ansiosa.

. - creí que nunca vendrías a darme las buenas noches. Me ha gustado lo que hicimos en el sillón. Estoy bien caliente en mis partes, por favor, podrías apagar ese fuego entre mis piernas. Anda hermanito, que, si no, no podré dormir, ya que estaré pensando en la próxima lección de mañana.

Sin decir palabra, pero con una sonrisa en mis labios, destapé a la chica, le deslicé las braguitas y le chupé su sabroso chumino. Era verdad que estaba toda mojada. Me encargué de que se volviera a correr. La dejé exhausta de placer y con la misma lengua la recorrí todita ella. Al poco la chica se quedó profundamente dormida, tapándola con mucho cariño y un beso en la frente.

Me acerqué a la habitación de Pedro y como las habitaciones se comunicaban, nos oyó y pidió más de lo mismo. Eso hice. Le saqué su pene ya todo empalmado como era en él habitual y le hice una rica mamada que dejó satisfecho al chico, bebiéndome su rica lechita, dándole un poco a él, pasándosela de boca a boca. No se malgastó ni una gota. Pedro agradeció el trabajito y se despidió de mí con un largo beso.

Puesto que la habitación de nuestra madre estaba al otro lado de la casa, no había riesgo de que desde allí oyeran los ruidos que pudieran hacerse. Me acerqué hacia su cuarto. La encontré viendo televisión, la cual apagó según vio llegar a su hijo y ahora también, amante.

Sin mediar palabra, me desnudé totalmente y desnudé también a mi amada madre. Le lamí por todas partes, gimiendo ella como nunca lo había hecho. Ni cuando vivía su marido, pues éste era un poco o un mucho soso en el tema follador, ya que lo único que hacía era metérsela sin preámbulo alguno. En cinco minutos, como mucho, ya se había corrido, dejándola a ella insatisfecha, luego él se quedaba dormido hasta el día siguiente.

Su hijo sí que la dejaba satisfecha, besándole cada rincón de su cuerpo. Ella se corría en abundancia, dejando la sábana toda mojada, teniendo que cambiarla posteriormente.

Me dediqué con presteza a recoger todos los jugos que soltaba mamá. Así que me dediqué con ahínco a esas partes. Quería que mamá disfrutara como nunca.

Mi polla estaba tiesa de tanto deseo.

. - madre, te la voy a meter hasta el tronco.

. - si hijo, no te demores más, que me voy a morir de gusto.

Acerqué mi polla a su rajita. Primero puse mi polla en la entrada de la cueva, luego de un empujón, penetré a mi putita particular, dándole y dándome gusto. La besaba en sus labios carnosos mientras se la clavaba. Me estaba beneficiando a mi madre con su consentimiento, hay que joderse…

Empecé con un vaivén dentro de la vagina de ella, fui acelerando el ritmo. Los dos disfrutábamos del acto.

. - más fuerte hijo, más fuerte por favor.

Así lo hice, llegando al frenesí. Ella se corrió varias veces, pero yo lo quería hacer en su boca. Saqué mi polla de la cueva y rápidamente se la puse en la boca.

. - mamá, toma toda mi lechita, no derrames nada. Es toda para ti, querida.

La corrida fue monumental, llegándose a atragantar, dada la cantidad de leche depositada en su boca. Poco a poco fue tragándose toda la lechita de su hijo. Cuando satisfizo a su hijo, me limpió la polla, dejándomela reluciente para el siguiente acto.

Después descansamos el uno al lado del otro. Nuestras respiraciones fueron normalizándose. Puesto que había quedado con mamá para tener sexo implícito y explícito, había decidido no cenar en abundancia, para cuando estuviera con ella, poder ordeñarla y alimentarme con su leche, la cual estaba bien calentita dentro de sus hermosos pechos. Quería dejarles secos sus dos domingas lecheras.

Ella estaba dispuesta a dejarse hacer por su hijo lo que fuera, ya que mis deseos también eran los suyos.

Me puse a mamar sus lindas tetas lecheras. Chupaba con deleite, no desperdiciando nada. A mamá le gustaba sobremanera que su hijo le sacara su lechita. Después de una buena mamada lechera, las tetas quedaron como unos colgajos deformes. Aun así, las deseaba todavía.

Quería probar una cosa que me rondaba por la cabeza. Con el permiso de ella, hice un nudo con las dos tetas vacías y se las dejé así hasta el siguiente día. Quería saber cómo amanecerían. Le saqué unas fotos al nudo tetario y por la mañana le sacaría otras fotos con las tetas llenas de leche.

Al rato, tenía la polla lista para una sesión de enculamiento. Con cuidado la volteé del revés, poniendo un par de almohadas debajo de su barriga, levantando su culito respingón. Ella sabía perfectamente lo que su hijo le quería hacer a su culito.

Primero me acerqué al baño y traje un bote de aceite y unté mi pene con él, también puse un buen chorro en el ojete de mi madre. Luego fui metiendo primero un dedo y horadando su agujero, más tarde le metí dos e hice lo mismo. Cuando vi que ya estaba lista, dirigí mi polla hace el culito de mamá.

. - hijo, ten cuidado, mi culito es virgen, tu padre nunca lo estrenó.

. - descuida madre, lo haré despacio al principio, luego te la clavaré hasta el fondo. Sé que te dolerá al ser la primera vez, pero cuando te acostumbres, no podrás estar sin mi polla en tu culo y disfrutarás de lo lindo –ella no parecía muy convencida de ello-.

Empecé metiendo la punta de mi gorda polla y me detuve, ella sintió un fuerte dolor en el ano pero aguantó estoicamente. Después de que se acostumbrara a mi polla, metí un poco más, la cual se resistía, dado que el agujero de mi madre era estrecho. Volví a meterme, dejándole media polla dentro. Mamá apretó los dientes, era como si la marcaran como a una res, pero no quería dejar de saber lo que se sentía cuando te enculaban, y si era tu propio hijo…

Después de un momento para que se acostumbrara con su media polla dentro, era el momento decisivo y empujé hasta el fondo mi herramienta. Mi madre dio un fuerte quejido de dolor. De nuevo estuve quieto sin moverme, para que se acostumbrara a mi polla. Mamá agradeció que parara, tenía el culo dolorido.

. - hijo, continuemos, quiero disfrutar de tu gorda pollita.

Lo que son las madres putativas, que no sabían mentir. Le dolía un huevo y aun así quería tragarse mi polla por hacerme el gusto. Esto es una madre y no las otras, que solo les dan besitos en la frente a sus hijos. Yo en cambio me estoy follando a quien me engendró y con su beneplácito, encima.

Empecé con un suave vaivén al principio dentro de mamá, luego fui cogiendo carrerilla. Mi madre empezó a disfrutar como nunca. Jadeaba y jadeaba del placer que le estaba dando su hijo. Había perdido la cuenta de los orgasmos que había tenido esa noche y aún no había terminado la velada. Eso sí, con un dolor de culo, que solo una madre podía aguantar sin quejarse.

Frenéticamente me la follaba, extasiado de lo que aguantaba con mi miembro en el culo de la persona que me parió. Parecía que no me iba a correr nunca. Mamá sudaba por los cuatro costados por las embestidas y el disfrute del enculador.

. - hijito, córrete ya dentro de mí, no puedo aguantar más.

. - eso está hecho, ahí va mamá.

(Parte 1 de 72)

FIN