Agencia de modelos en crisis
La primera ráfaga inundó su cuello,cogió por el tronco la verga del jardinero y como si la exprimiese, apunto a sus tetazas, recibiendo una segunda, tercera,cuarta y hasta quinta ráfaga de leche humana,crema blanca y cálida,que recorría la turgente esfericidad de sus mamazas.Un espectáculo grandioso
- Ooooohhh, oooohhhh Raqueeeelll, oooohhh, para, para cariñooooo, que ya he acabadooo.
Exclamaba Ricardo con gestos más de dolor que de placer. Mientras su mujer, Raquel, emergía de entre las sabanas con restos de semen sobre su turgente labio superior, restos que recogía con los ojos inyectados de deseo, pasándose la lengua por encima del labio lentamente.
- Vamos cariño, al menos devórame las tetas, vamos por favor, comételas, apretalas con fuerza, muérdelas, mientras yo me masturbo.
Rogaba con desesperación Raquel, agarrando por abajo sus magníficas tetazas de talla G de copa de sujetador y ofreciéndoselas a su marido, con su grandes pezones duros y erectos apuntándole y sobresaliendo de sus preciosas, grandes y esféricas areolas oscuras.
- Buuuufff, buuuuufff, Raquel cariño…no puedo más…..lo hicimos anoche, lo hemos hecho esta mañana…tenemos que ir a trabajar, no puedo llegar completamente agotado entiéndelo…..buuuufff, buuufff!!
Respondió con voz abatida Ricardo, resoplando.
- ¿Ricky, es que no te gusto, es que soy demasiado vieja para ti?
Contesto Raquel cabizbaja, dejando caer sus delicados y bien musculados brazos, sin que sus enormes globazos en forma de gota de lluvia, dejasen de desafiar la gravedad inertes y turgentes.
- Raquel cariño. ¿Cómo dices eso? ¡Es absurdo! Eres una diosa, eres una mujer de bandera, modelo de lencería desde los dieciséis años…la mujer más espectacular con la que he estado nunca, y la más espectacular que ha conocido nadie de mi circulo…es simplemente que estoy agotado y que tenemos que ir al trabajo, cariño solo eso.
Raquel se retiró de su posición encima de su marido, con aspecto lastimero se subió los finos tirantes de su sexy salto de cama recogiéndose sus maravillosos e inmensos senos, y bajo de la cama sintiendo el ardor de su vientre y la humedad lujuriosa de su raja insatisfecha.
Ricardo era el segundo marido de Raquel, una mujer de bandera, solo media 1,66 metros por lo que no había pasado de modelo de lencería, eso y su exuberante pecho, con una melena lisa, sedosa, brillante cuyas puntas le llegaban a mitad de la espalda, de un negro intenso y resplandeciente como la noche, peinado con una raya en medio, de forma que el cabello le caía hacia los lados como el agua de una fuente, por lo demás con su frente despejada.
Tenía un rostro preciosamente ovalado, acabado en una apetitosa barbilla o mentón, con los pómulos redondos, tersos y levemente sonrojados, unos labios naturales carnosos y apetitosos, una naricita pequeña y armónica con forma de piquito, unos ojos grandes, redondos y marrones, de pestañas perfectas, rizadas por las puntas y largas como una noche de invierno, con unas cejas negras, finas y perfectamente perfiladas, en forma de arco sobre sus brillantes ojos.
Raquel ya tenía 42 años, sin el menor rastro del paso del tiempo en su cara o cuerpo, su cuerpo era un escándalo de superplaymate del playboy. Un mujeron de ensueño, con curvas imposibles que recorrían su 1,66. Una piel tersa, suave, sedosa, de un color perfecto, ni muy morena, ni muy blanca, sin un solo pelo gracias al depilado laser, salvo por un depilado brasileño en línea en su pubis. Unos brazos delicados y suaves, firmes y perfectamente contorneados acabados en unas manos perfectamente cuidadas de dedos largos y finos con una perfecta manicura de uñas largas.
Sus piernas eran muy largas y perfectamente definidas, con muslos llenos, firmes y prietos y gemelos esculpidos, con unos pies cuidadísimos, de uñas perfectas con algún dedo enjoyado con algún precioso anillo o cadenitas alrededor de los delicados tobillos. Su culo era grande, respingón, esférico y perfecto, con unas nalgas abundantes, fibrosas y turgentes, un sueño sin un milímetro de celulitis o piel de naranja. Con las correspondientes caderas anchas, perfectamente ajustadas a una talla de avispa, desde donde ascendía su cuerpo hasta encontrarse con aquellas divinas, turgentes erectas, suaves, macizas y maleables tetazas de copa F de sujetador, totalmente naturales que caían en forma de gota de lluvia con el pezón siempre apuntado adelante, desafiando la ley de la gravedad como una gota de agua a punto de desbordarse por los lados y siempre en suspensión, con unas enormes areolas morenas y unos grandes pezones en punta. Un sueño de hembra morena mediterránea.
Con aquel cuerpo de ensueño había modelado desde los 16 años un año después de perder la virginidad, aunque su exuberante cuerpo ya estaba maduro para el sexo desde los 13 años, y su ardiente deseo sexual la ponía al borde de la ninfomanía, un par de copas de vino, un par de cócteles o un cubata y dos bailes, hacían que su vientre ardiese y su raja se empapase.
En aquel mundo del modelaje, incapaz de pasar más allá de ser modelo de lencería o azafata desde ferias y congresos hasta de promociones en la noche, en su juventud había dado rienda suelta a su deseo sexual, sin control alguno, orgias, tríos, hasta que tuvo que abortar con 19 años sin saber de quién era el niño que llevaba. Aquello la hizo despertarse y darse cuenta que se iba a quemar.
Así que con 20 años sedujo a un rico empresario de la noche, 20 años mayor que ella y que cayo rendido a sus pies, y se casó con él por su dinero sin amor y a los 21 tuvo a su hija, el seguro perfecto para tener siempre una buena pensión del padre pasase lo que pasase.
Aguanto con su primer marido hasta hacía 5 años poniéndole los cuernos constantemente de forma discreta, siempre aparentando ser la mujer perfecta de la alta sociedad, enamorada de su marido, con su hija, una mujer de bandera que pudiese exhibir su marido y al mismo tiempo aprovechándose de él y de su dinero monto una agencia propia de modelos, que no iba muy bien, de hecho no iba, era una ficción de empresa en el que ella pasaba tiempo y que le hacía creerse a sí misma que tenía una empresa, solía dar muchas formaciones para futuras azafatas y modelos, pero eso era todo, apenas conseguía un par de trabajos al año por intermediación de su marido, así que no podía funcionar de forma independiente.
Pero hacía 5 años, su marido la había pillado con dos tíos en la cama, un mensajero y un camionero que la calentaron con sus piropos, montándose un trío, ahí se acabó todo, el divorcio y su hija se quedó con el padre, que tapo el escándalo. Ella consiguió un buen pico y una pensión no muy grande, pero estaba sola con una empresa que no funcionaba, frustrada y decepcionada.
Entonces apareció Ricardo en su vida, el hijo de la principal familia de administradores de fincas de la ciudad, ya se conocían, pues los padres de Ricardo eran amigos de su primer marido, ella le sacaba Ricardo 7 años, pero era una mujer tan espectacular, tan popular y deseada en aquel círculo social, que aunque la familia de él se opuso, porque era un estúpido niño rico y a la vez tan rubio, tan guapo, tan joven, tan bien formado, que Raquel se enamoró de él y se casaron hará dos años.
El único problema era que Ricardo, a pesar de su complexión atlética y su juventud, no seguía el ritmo de Raquel, el ritmo sexual ardiente y desencadenado de ella. A pesar de esto, ella se casó completamente enamorada y dispensándole a Ricardo, el que no tuviera toda la potencia, todo el deseo que ella necesitaba para cubrir sus necesidades sexuales.
Estaba tan enamorada que había aprendido a reprimir sus necesidades sexuales, más bien había aprendido a desarrollar habilidades para satisfacerlas a escondidas con toda clase de juguetitos sexuales, aunque en su ardiente lujuria, ninguno de aquellos juguetes se parecía a sentir el deseo de uno o varios hombres hambrientos de su cuerpo.
Pero para ella el amor por Ricardo era la primera vez que estaba con alguien del que estaba realmente enamorada y llevaban ya 2 años, ni se le pasaba por la cabeza serle infiel, cuando alguna vez estaba demasiado caliente y se cruzaba con algún hombre, cualquiera, que le diese una mirada demasiado lasciva o le dijese algún piropo demasiado caliente, hombres que en cualquier momento anterior se los hubiese llevado a la cama con independencia de su atractivo, cerraba los ojos seguía andando y pensaba en Ricardo en sus besos y sus dulces abrazos, en sus manos cogidas bajo la manta juntitos, viendo alguna película en sus noches románticas con velitas, con baños de pétalos de flores, cualquier cosa menos hacer daño a su enamorado y le costaba un infierno hasta que podía llegar a casa y desahogarse con los juguetitos.
La desazón sexual ocupaba más de la mitad del tiempo de su mente, el resto del tiempo de su mente lo ocupaba la preocupación de comprobar como la agencia de modelos no era más que una farsa no funcionaba.
Al principio la familia de Ricardo por y a través de Ricardo, pero contra la voluntad de la misma, le había ayudado a mantener los costes de tener abierta la empresa, pero era un foco de conflicto para Ricardo, que cada vez tenía más problemas para conseguir que su familia le diera el dinero que necesitaba Raquel para mantener la agencia abierta, por supuesto Ricardo era un pijo que “trabajaba” en la empresa familiar, básicamente haciendo lo que le daba la gana. Así que cada vez veía que era más complicado que Ricardo obligase a su familia a poner dinero en aquel negocio.
La cosa no funcionaba y Raquel tenía que encontrar una solución y cuanto antes, una solución que hiciera viable la agencia de modelos, no sabía cuál era, pero tenía que encontrarla, de hecho había hablado con algunas empresas de consultoría y estas le habían asegurado que en realidad la gestión que llevaba, los gastos, el personal fijas apenas una secretaria y una informática, es decir toda la estructura era correcta y todos los actos de promoción que hacía ella, todas las personas con las que se entrevistaba, responsables de ferias, responsables de eventos, responsables de empresas de marketing, toda la estrategia era correcta, deberían haber surgido en muchas más oportunidades, en teoría debían haber surgido más clientes, haber hecho más actos, haber presentado directamente modelos de su cartera de modelos, pero después de muchas sonrisas, de muchos trajes super elegantes, super escotados, donde sus curvas ceñidas se mostraban a todos los directivos con los que se entrevistaba, que se volvían locos, no conseguía absolutamente ningún contrato.
Aquella mañana Raquel se dirigía al despacho de Jorge, su abogado, el abogado que también le había llevado el divorcio y el abogado que había llevado los temas de la agencia de modelos desde el principio. También era uno de los hijos de familia bien del círculo social de su primer marido y por eso, lo había conocido cuando se casó con su primer marido.
Desde el primer día, la había deseado y lo había encandilado, a Raquel le encantaba hacer reír como un tonto, mientras Jorge la desnudaba con la mirada, jadeando como un pez fuera del agua, siempre babeando, deseando cada centímetro de sus de sus curvas, su perfecto culazo, su perfecta cadera, tenía dos años más que Raquel, regordete y calvo como un cura con tonsura, no era muy alto prácticamente igual que Raquel entre 1,62 y 1,66, por eso siempre se estaba colando con los ojos entre su escote, intentando ver todo el esplendor esférico de sus tetazas, a su primer marido le hacía gracia, él y Raquel se burlaban del pobre Jorge, un tipejo repelente e inofensivo.
Por eso Raquel viendo el ascendente tenía sobre él, cuando llegó el momento de buscar un abogado para montar la agencia de modelos y llevar todos los temas legales acudió a Jorge, que hacía palmas con las orejas y no dejaba de tirar los trastos estúpidamente a Raquel, la cual lo ocultaba a su primer marido ( como ahora hacia con Ricardo, que apenas conocía a Jorge) pero Raquel nunca le daba ni media pelota, lo calentaba, lo calentaba, ya que le encantaba calentar a los hombres, sobre todo a aquellos que descartaba con una sola mirada, era una calientapollas espectacular , era una de las cosas que más la excitaba, llevaba muchos años calentando a Jorge y cuándo le encargo el divorcio, Jorge no tardo en intentar tirarle los trastos de una forma más seria, pero ella lo rechazó muy amablemente, haciéndose pasar por una mujer despechada y compungida abandonada por su marido, siempre vestida con trajes y trajes-chaqueta con faldas de tubo, pantalones ajustados, tacones, medias, ligas, y aquellas tetas de Raquel que parecían que iban a explotar en sus blusas y en sus jerséis ajustados de punto, poniendo cara de pena y calentando al abogado hasta el punto de la erupción.
Hasta que apareció Ricardo en escena, a Ricardo no le importó que ella siguiera tratando con Jorge y a Jorge al principio se le vio despechado y algo mosqueado, pero bueno al menos seguía teniendo acceso a los temas de Raquel y podía seguir teniendo cerca a aquella diosa, aquella hembra despampanante que ocupaba todas sus fantasías, a pesar de estar casado desde hacía un año, con una viuda del círculo social, un buen negocio de matrimonio, una mujer fea y detestable por otro lado.
Raquel caminaba por la calle absorta en sus pensamientos balanceando su cuerpo sensual y lascivamente como era normal en ella, sus pies calzados en perfectos tacones de aguja, un pie delante del otro, al tiempo que su redondeada cintura y su talla de avispa se contoneaban al compás, moviendo sus nalgas arriba y abajo, sus piernas largas con aquellos muslos firmes y llenos, bien contorneadas, sus pechos moviéndose al ritmo, haciendo que todas las miradas se concentrasen en ella consciente o inconscientemente, ya que estaba demasiada concentrada y preocupada, tenía que hablar con Jorge, tenían que encontrar un camino o tendrían que cerrar la agencia.
Iba como siempre vestida espectacularmente con mucha elegancia, medias, trajes con faldas de tubo, bolsos a juego, manos perfectas con perfectas uñas de manicura perfecta, siempre llevaba tacones, hasta cuando iba en vaqueros o vestidos casual, incluso cuando iba en bikini en playas y piscinas, en todas las circunstancias siempre tacones para resaltar esas nalgas perfectas sin una gota de celulitis, haciendo que todos los machos a su paso se volviesen a admirarla a desearla
De esa manera llego al despacho de Jorge haciendo, que la secretaria la mirase llena de envidia como siempre y el asistente babease acompañándola hasta el despacho del abogado, que como era habitual desde que la conoció, se le abrieron los ojos como platos cuando apareció frente a su escritorio, como si fuera la primera vez que veía a aquella diosa.
Raquel se sentó con gesto preocupado cogiéndose las manos y mostrando menos escote, sostén y mucho menos de sus empitonadas mamazas de copa G, de lo que era habitual. Aquello alerto a Jorge.
- Jorgito – dijo usando el nombre entre de chiste y de cariño con el que se dirigía al regordete, bajito y calvo abogado – tenemos que hablar, lo más probable es que tenga que cerrar la agencia de modelos.
Dijo Raquel con voz compungida.
El abogado chaparro y repelente la miro sorprendido.
- No será para tanto Raquel, la agencia ha pasado por situaciones peores y ha salido adelante.
Contesto el abogado restándole importancia.
- No es lo mismo Jorgito, eso era antes porque Pablo me pagaba todo y ahora, lo paga Ricardo, pero esa fuente se va a acabar, y yo aunque paso el día promocionando la agencia, enseñando mi carne y presentando modelos, azafatas y azafatos espléndidamente educados y adecuados, no consigo cerrar ni un contrato. Y sin facturar hay que cerrar
Respondió Raquel mirando al suelo, con los ojos llenos de lágrimas.
El abogado junto las manos y miro de refilón a Raquel, él sabia cosas, cosas que ella no sabía.
- ¿Estas segura, que Ricardo no va a poder ayudarte más a sostener más la agencia?
Pregunto Jorge, juntando sus labios con su más auténtica expresión de cretino.
- Segurísimo, cualquier día llega cabizbajo y me dice, que no puede ayudarme más, y no quiero que pase eso y que suponga un problema para él, y suponga un problema entre los dos.
Contesto Raquel sin dejar de mirar al suelo y aguantándose las ganas de llorar.
- Es que no sé…a lo mejor…hay algo que no haces, bien.
Insinuó torpemente el abogado regordete y repelente.
- Jorgito por favor que ya hemos pagado a tres consultoras y todas dijeron que el trabajo de la agencia es perfecto, porque no cerramos los contratos es un misterio, nunca los hemos cerrado ni antes, con muchos de los contactos de Pablo y su familia, ni con tus contactos, ni con los contactos de Ricardo y su familia, todos escogen a otras agencias. Aunque se pasan la reunión ciegos mirándome el culo, las tetas, la cara.
Respondió Raquel cabreada.
- Ejem, ejem….tal vez sea eso querida…..les enseñas mucho, lo que quieren y después, no se lo das.
Contesto muy serio Jorge.
- ¿Cómo dices perdona?
Pregunto Raquel, mirando con ira al calvo y regordete abogado, que se removía incomodo en su silla.
- Pues, que este es un mundo muy machista, Raquel. La inmensa mayoría, por no decir todos menos tú, son hombres empresarios. Y eso pues …ya sabes no es muy tolerable…. además, eres despampanante, estas riquísima, a tu edad aparentas ser una superdiosa de 30 años, todos te desean, y a lo mejor si tu dieras algo de ti…ellos cederían.
Trato de esbozar el abogado hablando lento y precavido.
- ¡Aaaaahhhh!
Grito Jorge, cuando recibió el bolsazo de Raquel, que le miraba indignada llena de ira. Ella era una perra cachonda y lasciva, y le excitaba sobre manera calentar al máximo a todos aquellos directivos, pero no era una prostituta, que se creían.
- Joder Raquel, yo solo te digo, lo que se comenta, lo que me dicen, yo no tengo la culpa.
Contesto dolorido, el regordete y bajito abogado.
- Así que, además los hijos de puta, te lo han dicho, así abiertamente. ¿Desde cuándo?
Gritaba indignada Raquel.
- Joder Raquel, son conversaciones de hombres, las típicas de machitos, en saunas, coctails,etc….es que tu estas tan buena. Y me lo vienen sugiriendo desde el principio. Pero como tu tenías el respaldo de Pablo y ahora de Ricardo y tienes este carácter. Es que les has calentado demasiado siempre.
Contestaba como justificándose Jorge, doliéndose aún del golpe
- Hijos de puta, te lo vienen sugiriendo desde el principio, casi diez años, y aún siguen sugiriéndotelo, los muy cabrones.
Gritaba llena de indignación Raquel.
- Esto, si, todavía, prácticamente todas las veces que hablamos, hablan de lo que les gustaría follarte. Estoy seguro que, si te vas a acostando con ellos, previa firma de contratos, no dejarías de facturar por suministro de modelos y azafatos de la agencia y se acabarían todos tus problemas.
Dijo el abogado calvo y repelente, encogiéndose para recibir un nuevo golpe.
- Eso nunca me oyes, hijos de puta machistas, cabrones de mierda, eso nunca me oyes, antes cierro la agencia. Me estas oyendo, enano, gordo, calvo y repelente. NUNCAAA.
Se marchó Raquel gritando y dando un portazo, dejando tras de sí a Jorge, tirado en el suelo protegiéndose en el hueco de debajo de la mesa, como si estuvieran bombardeando su despacho.
Raquel se marchó en su coche de alta gama, con sus gafas de sol que ocultaban su furia, no se calmó hasta llegar a casa. La agencia de modelos había sido la gran excusa para convencer la gran resistencia de la familia de Ricardo para casarse con ella, una mujer mayor de dudoso origen social y divorciada de un empresario de la noche y con una hija, menuda cazafortunas.
Pero ella había alegado que era una empresaria de éxito, ella tenía una empresa, no necesitaba a Ricardo ni a su familia, ni el dinero de Ricardo para nada, ella podía subsistir por sí misma, ese había sido todo el tiempo el argumento, para vencer la resistencia de la familia de Ricardo. Pero aún y así esta había hecho incluir en los capítulos matrimoniales ( algo que Ricardo muy enamorado no quería incluir) una cláusula por la cual, en el caso de no disponer de la agencia de modelos o de tener que cerrar esta, Raquel renunciaba a cobrar cualquier dinero de Ricardo en caso de divorcio y cualquier dinero que viniese de Ricardo durante su matrimonio, la familia de Ricardo debía fiscalizarlo en una cuenta ante notario y no podría comprarse ninguna propiedad, que estuviera a nombre de ella, podía tener el uso de propiedades muebles o inmuebles durante el matrimonio, pero renunciaba a su propiedad y posesión tras un divorcio.
Cerrar la agencia de modelos y no poder ganarse la vida con la agencia de modelos, suponía para Raquel convertirse en un pelele en manos de la familia de Ricardo y cualquier circunstancia, en caso de que la relación se acabase o que Ricardo encontrase a otra mujer, Raquel se encontraría completamente desamparada en la calle, sin ninguna clase de recurso, pues incluso la parte le había dado su primer marido de su divorcio ya la había completamente gastado y la pensión tampoco era ninguna bicoca.
Aquella misma noche con el rostro lleno de preocupación e impotencia, Ricardo le confeso, que hacía ya tres meses, que le daba dinero para la agencia de sus propios limitados y controlados por su familia ahorros. Que su familia le había prohibido seguir ayudándola con la agencia. Y que estaban muy enfadados, por eso llevaban tiempo, que cuando se reunían nadie hablaba con ella haciéndole el vacío.
Le confeso el estúpido niño pijo, al borde de hacer pucheros, con las manos sosteniéndose las sienes. Raquel se acercó a consolarlo, la verdad es que estaba muy enamorada de su príncipe azul, de cuerpo apolíneo y cabellos rubios, lo abrazo contra sus enormes pechazos, le beso suavemente y completamente empapada de excitación como habitualmente, le beso buscando ansiosa la lengua de su marido, mientras le abría los pantalones buscando su flácido miembro, de tamaño bastante vulgar y empezaba a pajearle, con su precioso pelo moreno brillante recogido en un moño en el centro de su cabeza, sin dejar de lanzar lengüetazos sórdidos al rostro de Ricardo, le ofreció sus enormes y preciosos globazos, redondos, turgentes, de pezones erectos y perfecta areola, los cuales Ricardo empezó a lamer y mamar sin mucha maestría, mientras Raquel seguía pajeandole con su mano de perfectos y finos dedos.
- Eso es Ricky, cariño, mámamelas bien, así, así cariño.
Susurraba Raquel con voz lasciva y lujuriosa, mientras se mordía el labio inferior y le miraba llena de deseo y necesidad con sus brillantes ojos marrón oscuro.
Cuando Raquel sintió sus tetazas suficientemente bañadas en la saliva babosa de su marido, niño pijo, incapaz por otra parte de estimular sus melonazos por mucho rato que los chupase. Se arrodillo frente a él y comenzó a hacerle una cubana, enterrando entre sus pechazos perfectos y esféricos, la famélica salchicha de Ricardo. Tomando sus fantásticas y enormes ubres por los laterales y agitándolas arriba y abajo, velozmente.
- Aaaaahhhh, aaaaahhh.
Cerraba los ojos y se retorcía de placer Ricardo, gimiendo en el sofá.
Cegada por el deseo y la lascivia y deseando sentir esa dura verga en la boca, Raquel se metió la polla de su marido en la boca y empezó a chuparla, lamiendo el glande lentamente, provocando espasmos de placer en Ricardo, para a continuación introducirse todo su miembro hasta la garganta, dando con su pequeña y perfecta naricita en el pubis del niño pijo. A Raquel le encantaba, que le follasen la boca, que la agarrasen con fuerza y violencia su cabecita con su sedosa y brillante melena morena, y bombeasen en su boca, haciéndole tragar la polla hasta la garganta, provocándole arcadas y eyaculando abundantemente en su boca y garganta. La enloquecía. Pero Ricardo se quedaba tieso, como un cervatillo indefenso, agarrándose a cualquier cosa, mientras su espectacular y zorra mujer se la mamaba.
A la cuarta sacudida Ricardo ya se había corrido, una corrida poco abundante como siempre y más liquida que cremosa. Pero que satisfacía momentaneamente el deseo de Raquel, que le encantaba degustar la leche de macho, moverla por su boca, mostrarla a su amante o amantes, saborear el cálido semen, mientras el hombre se desplomaba de placer ante su visión lasciva de zorra cachonda, completamente a su merced, le inundaba la raja, después de eso si Richi hubiera sido otro hombre, unos cuantos empujones y Raquel llegaba al orgasmo.
Ahora con su marido, tan guapo, tan rubio y apolíneo, jadeando tendido en el sofá, Raquel se bebió el semen, mirándolo, era tan guapo, tan perfecto, tan entregado, estaba completamente enamorado de él, pero iba a necesitar ducharse con uno de sus juguetitos antes de ir a dormir, aunque realmente lo que necesitaba, era que su marido se la follase bien follada en la ducha, pero ella sabía que eso no iba a suceder, así que como llevaba haciendo los últimos 2 años, se conformó, y mostrándole su más bella sonrisa con sus perfectos dientes blancos, se dirigió a la ducha.
Por supuesto no le había dicho nada a Ricardo de su conversación aquella mañana con Jorge. Ricardo no era Pablo, su primer marido, era bastante más celoso y se mostraba inquieto y molesto, ante las miradas de deseo que la desnudaban, porque ella no tenía pudor, y se vestía siempre de la forma más sexy posible, con mucha clase, pero muy sensualmente y su ropa interior era siempre los tangas más sexys y los wonderbras más espectaculares, que realzaban sus perfectas y esféricas mamazas en forma de gota de lluvia. Raquel intentaba acallar los temores y celos de Ricardo apelando a su orgullo. Ella no se mostraba para poner a cien a todos los machos que encontraba, que era justamente lo que hacía y su intención, sino que se mostraba así para que se muriesen de envidia hacia él, por ver la mujer de bandera con la que estaba casado, eso le decía al tonto pijo guapito de gimnasio. Con ese argumento acallaba a Ricardo, haciéndolo sonreír, además ni Ricardo, ni nadie, sabía cuál había sido el motivo de su divorcio, tanto ella como su primer marido por orgullo, habían dicho que simplemente se había acabado el amor.
No había sido su mejor noche, la idea de tener que cerrar la agencia de modelos y depender para cada céntimo que gastaba de la familia de su marido, que la detestaba profundamente, le había quitado el sueño. Pero ni una mala noche restaba belleza al esplendor de su rostro, se lavaba la cara y sus ojos brillaban, sus pómulos perfectos y redondeados se alzaban cuando su sonrisa blanca y perfecta cautivaba a todos los que la veían.
A pesar de todas las dificultades y problemas, que acudían a su mente, no podía evitarlo, era superior a ella, Ricardo como cada mañana se había marchado sin apagar su calentura. Para ello Raquel había desarrollado un protocolo, no necesitaba mucho para calentarse, la verdad, es que para apagar su interior fuego sexual, necesitaría al menos que se la follasen diez o doce veces al día, aunque se mostraba siempre muy elegante y con clase, esbozando su sonrisa de picarona cachonda pero distante, en realidad era una perra ardiente, que se moría de ganas que se la follasen violentamente.
El protocolo matutino, consistía en salir a la terraza de la casa, cuando ya se había ido Ricardo, que solía marcharse muy temprano, con una taza de café, con su pelo negro, sedoso y brillante, suelto o recogido en una cola de caballo, solo con uno de sus batines de seda, que se ceñían al talle de avispa de su cintura y dibujaban la media luna de sus caderas, acabando en la curva de su grande y redondo culo, al que la tela se aferraba dejando a la vista el resto de sus piernas, cubriéndole lo mínimo, batines sujetos por nudos de su cinturón de seda, y holgados en la parte superior de su cuerpo, de forma que el batín cruzándose describía un escote en forma de pico o triangulo, que dejaba entrever toda su ropa de cama, unos batines a juego con el salto de cama que llevaba, nunca llevaba pijamas, ni esas vulgaridades, siempre lencería fina de cama, para dormir, dejando a la vista más de la mitad de sus enormes y perfectos globazos y la inmensa mayoría de sus firmes y lozanas piernas, solía salir descalza, si había tacones, no llevaba otro calzado menos cuando hacía deporte y se paseaba sonriente por la terraza, acercándose al borde para contemplar a los dos jardineros, que arreglaban el jardín tres días a la semana, con sus labios pintados de carmín rojo intenso, y sus ojos con la raya dibujada y sus pestañas rizadas por el rímel y hoy con la más sexy de sus batas, una bata negra de seda a juego con su salto de cama de tirantes finísimos y rematada en precioso y sexy encaje.
- Buenos días señor Ramírez.
Sonreía al mayor de los jardineros, que se volteaba sudoroso con sus guantes, su mono y su gorra, jadeando levemente y abriendo mucho los ojos, llenos de deseo y lujuria por aquella diosa, un hombre cercano a los sesenta espigado y nervudo, Adolfo Ramírez.
- Buenos días señora.
Contestaba el jardinero mientras aquella diosa despampanante, que se había escapado de las páginas de un playboy, se paseaba frente a él, caminando sobre el césped solo con la punta de los dedos, mostrando sus muslos levemente morenos y suaves de porcelana, moviendo los hombros y la cintura para agitar sus enormes y perfectos melonazos anti gravedad ante él y su empleado.
- Hola también Manuel.
Dijo Raquel dirigiéndose al otro jardinero con su más bella y seductora sonrisa, antes de apenas dar un sorbo a su taza de café. Mientras observaba por el rabillo del ojo, como el otro empleado, de unos cuarenta y muchos y fondón, con la boca abierta y la lengua entre salida, la devoraba con sus ojos, recorriendo su espectacular cuerpo de arriba abajo, un cuerpo que se podía intuir completamente debajo de aquella bata.
Aquello enloquecía a Raquel, aquellos dos hombres sudorosos, bronceados, acostumbrados al ejercicio y enloquecidos de deseo por ella, la excitaban hasta la erupción. No importaba que no fueran bien parecidos, lo que importaba es que, seguro que eran rudos y enérgicos, y deseaban más que nada en el mundo follarsela y eso era lo que más excitaba, estimulando un pronto orgasmo en Raquel, que la follasen con furia, con deseo desencadenado, con violencia, sin control, muertos de ganas de follarla hasta hacerla suya.
- ¿Que será hoy señor Ramírez?
Pregunto Raquel con su mejor sonrisa, caminando, como si diera saltitos hasta el viejo jardinero, agitando en el aire todas sus espectaculares curvas.
- Hoy serán Lirios, señora.
Contesto el jardinero tembloroso, sin poder apartar su fija mirada de sus enormes tetazas turgentes y deliciosas.
Raquel las recogió de sus manos enguantadas con sus finos, delicados y bien cuidados dedos, y oliéndolos en plan inocente, lanzo una mirada picara al otro jardinero.
- Ya queda poco que hacer en su jardín señora, el próximo día será el último que venga Manuel. Después vendré yo solo una vez a la semana.
Dijo el jardinero hablándole a Raquel, que le daba la espalda con la mirada fija en sus perfectas, erectas y turgentes nalgas.
- Qué pena, os echare de menos por aquí.
Contesto Raquel, volviendo a sonreír picaronamente al otro jardinero y dándose la vuelta con los lirios en la mano y manteniendo la sonrisa de zorra lasciva para el jardinero más viejo, mientras volvía caminando sobre sus dedos hacia la terraza, exhibiendo a los dos hombres sudorosos su espléndido culo, sus firmes nalgas, arriba y abajo, abajo y arriba.
Raquel casi podía oler el deseo feroz de los dos hombres, que petrificados no apartaron la vista de su cuerpo, hasta que con su sedosa bata negra entro en la casa. La calentura y la fantasía de aquellos dos machos sudorosos y sucios se la follaran, le serviría a Raquel, para masturbarse y llegar al orgasmo hasta dos veces, como era habitual.
La preocupación iba en aumento conforme pasaban los días. Raquel intentaba no dejarla translucir sobretodo en casa. Pero en la agencia de modelos se movía de aquí para allá intranquila, respondiendo con su más agradable sonrisa ante sus dos empleadas, que percibían el nerviosismo, en los cursos de modelaje y de azafatas que impartían lograba inhibirse, pero no demasiado.
Iba esplendida como siempre, con sus trajes chaqueta con sus magníficas faldas tubo, siempre se compraba las más cortas que podía, con una raja al medio, para que cuando se sentase y cruzase sus piernas, pudiese verse claramente sus prietos y contorneados muslos, y depende de cómo, el precioso tanga de encaje que llevase ese día o ceñidos trajes de cuerpo entero con la falda inferior también muy corta y con raja, y en la parte de arriba, blusas ceñidísimas con escotes de pico o redondos elegantes y a la vez explosivos, en cuyo balcón siempre mostraba la enorme y excelente redondez de sus tetazas de copa F, o camisetas lisas de seda a juego de colores pastel, con escotes redondos, que ofrecían el ochenta por ciento de sus magníficos melones, o jerseicitos de angorina, que se pegaban a su cuerpo y dibujaban sus exultantes y turgentes mamazas sostenidas por preciosos y sexys wonderbras.
Su rostro perfectamente maquillado, sus cejas arqueadas y oscuras, sus pómulos resaltados, sus labios carnosos con carmines rojos, carne y magenta, la raya de los ojos, resaltando el brillo de los mismos, con aquel rostro de diosa mediterránea, sombra de ojos oscuros tenues y a juego, las cejas rizadas con el rímel perfecto. Su cabello sedoso y negro como el azabache, perfectamente brillante por el efecto de los mejores champús y acondicionadores, suelto hasta mitad de la espalda, en cola de caballo o en un moño perfecto en el centro de la cabeza, con pendientes, collares, pulseras y anillos, a juego de elegancia perfecta, con las uñas largas y perfectas. Y su andar elegante y en extremo sensual, siempre sobre tacones de aguja a juego con la ropa en cada momento, pero sobre todo negros, un pie delante de otro como si desfilase, pero más lento, contoneando su perfecto, turgente y firme culo, una nalga arriba, una nalga abajo. Mirando fijamente a todos los hombres con los que se cruzaba y regalándoles su más hermosa y pícara sonrisa.
En sus clases de modelaje y azafatas para hombres y mujeres, había chicas guapísimas y espectaculares, veinte y veintidós años más jovenes que ella, pero los chicos, también veinte y veintidós años más joven que ella, guapos y apolíneos, solo tenían ojos para ella, ninguna de aquellas chicas auténticas diosas y ángeles, tenían su talle esbelto, adornado de aquellas turgentes y firmes curvas, su simpatía picara y el morbo que transpiraba cada centímetro de su piel.
Aquello siempre había entusiasmado y excitado a Raquel, hasta empapar su ropa interior, moviéndose entre sus alumnos de la forma más provocativa y coqueta posible, levantando las suspicacias y la envidia de las alumnas. Se calentaba y luego, mientras se masturbaba con sus juguetitos se imaginaba, follada salvajemente por los chicos, que le destrozaban la ropa para poseer su cuerpo, y la penetraban brutalmente por todos los agujeros de su cuerpo.
Esos pensamientos eran más tórridos aquellos días. A su habitual control y continencia de sus elevadas necesidades sexuales, ahora en su mente, cada vez que la invadía ,la angustia por tener que cerrar la agencia y verse atada económicamente a la familia de Ricardo, jugueteaba con la idea de ceder y acostarse con los directivos, que podrían darle operaciones a su agencia, esa idea la predisponía a desear a los chicos de los cursos.
Pero los remordimientos se la comían, ella amaba a Ricky, estaba profundamente enamorada, y aunque estuviese lejos de satisfacerla sexualmente, jamás podría hacerle aquello, no era como con Pablo, que todo había sido por dinero. De Ricardo estaba completamente enamorada, aunque cada vez, que veía las cuentas de la agencia y repasaba los gastos, dándose cuenta que el final cada vez estaba más cerca, más dudas le acudían a su mente por ese perfecto amor hacia Ricardo. Que pasaría, si en realidad la incapacidad para echarle tres polvos seguidos de Ricardo, era porque él había empezado a desenamorarse. Que pasaba si se divorciaba de ella en unos años, una cuarentona soltera, sin dinero, sin la pensión de su primer marido, con una mano adelante y otra atrás.
Entre el pánico que le provocaba esos pensamientos y la innata curiosidad femenina, de vez en cuando le mandaba a Jorge algún WhatsApp para saber más, a morbosa no la ganaba nadie.
“Que pedazo de cabrón, ¿los hijos de puta de tus amigos, aún te siguen preguntando si me dejo follar, por algún contrato para la agencia?”
Le mandaba Raquel al WhatsApp del gordo y repelente abogado.
“Pues, pues, si, estas demasiado buena, y como siempre te vistes y te mueves de esa manera, enseñando la mitad e insinuándolo todo, pues pones a todos los tíos a mil, y luego siempre te recuerdan en la retina y en el paquete”
Contestaba el abogado calvo y bajito
“Pues con lo que ven e insinuó, debería bastarles a esos bastardos. Yo soy una profesional, no debería mostrarles absolutamente nada, no soy su puta…y que es, lo que esos cabrones de mierda te han insinuado que querrían de mi”
Respondía entre enrabietada y muerta de morbo Raquel, esperando la respuesta de Jorge.
“Estas segura que quieres saberlo, luego te cabrearas aún más”
Contestaba el repelente y chaparro abogado.
“ Qué más da Cabrón enano y baboso, ¡Dímelo!”
Le respondía con rabia Raquel.
“ Bueno tampoco eran los más imaginativos, algunos solo querían servicios particulares, one to one contigo, otros fantaseaban con que les hicieses un striptease en una sala de reuniones y luego follarte de todas las maneras, rollo orgia, otros querían montarse contigo un trio, otros follarte en una piscina o en otro lugar al aire libre, otros hablaban de servicios especiales, esbozando una sonrisa sórdida…no sé, ve tú a saber”
El tanga de Raquel se empapaba hasta el chorreo, mientras acababa de leer aquellas líneas, que cachonda le había puesto, trago saliva, cerrando los ojos, algunos de aquellos ejecutivos eran muy atractivos y varoniles, como habría disfrutado, si se la hubieran follado salvajemente, hasta provocarle varios orgasmos.
“Pues diles de mi parte, que se pueden matar a pajas, los muy hijos de puta”
Escribía por respuesta Raquel con sus manos de delicados y finos dedos, ansiosa, nerviosa y cachonda perdida, mientras sus preciosas pulseras y sus anillos chocaban entre si y sus uñas entrechocaban. Cerrando a continuación el móvil y no continuando con la conversación.
El viaje de vuelta a casa aquella noche estaba siendo muy tenso, Raquel miraba al frente a través del cristal con los labios muy cerrados, intentando contener las ganas de llorar. Habían cenado en casa de la familia de Ricardo, y había sido terrible, la madre de Ricardo, la bruja de su suegra, con cara entre de perro y de culo, se había pasado toda la noche lanzándole indirectas, llamándola la “empresaria”, con retintín y en un momento dado de la noche, incluso le había echado en cara, que si fuera por lo que ganaba en la agencia, debería comer con el servicio de la familia, la abuela, que siempre la había mirado con odio, se había negado a contestarle cada vez que le había dirigido la palabra, el padre había evitado toda la noche cualquier conversación, estirado como si se hubiera tragado un sable. Y el horrendo y mezquino tío cincuentón largo de Ricardo, con esa cara de sátiro vicioso, recordándole cada cinco minutos, que era demasiado vieja como para cambiar de ocupación, esbozando la más despreciable de las sonrisas al final de cada recordatorio.
Y así toda la cena, y mientras Ricardo, poniéndole caras a Raquel, de impotencia y de suplicarle comprensión. Su príncipe azul, jamás la había defendido delante de su familia, sobretodo de las mujeres de la misma, que lo tenían siempre subyugado, tan guapo, tan apolíneo de gimnasio, tan sobrado y seguro de sí mismo, cuando lo conoció y fuera de esa casa. Y en cuanto se encontraba con su familia, se convertía en un mocoso cobarde y compungido. Jamás había defendido abiertamente a Raquel delante de su familia, en ninguna ocasión siempre bajaba la cabeza y callaba, escurriendo el bulto. Menudo marido.
- Compréndelo, si al final has de cerrar la agencia, solo podremos vivir de mi sueldo, no,no,no podemos enfadarnos con mi familia y que perdamos mi sueldo.
Decía lastimoso Ricardo, tan rubio, tan guapo, tan atlético. Mientras Raquel clavaba la mirada en él, con los ojos llenos de lágrimas.
- Pues podrías romper un poquito el cordón umbical y aunque sea por detrás, decirle a tu familia, que deje de pasarse conmigo y de humillarme y despreciarme públicamente.
Dijo Raquel con las lágrimas en el balcón de sus ojos. Mientras Ricardo hacia un gesto de resignación.
- Es que me haces dudar Ricky, que pasaría si tu familia te hiciese escoger entre ellos o yo. ¿ Si te tirasen de la familia, si no te divorciases de mí? ¿Qué pasaría? ¿Qué harías?
Ricardo no respondía, boquiabierto, miraba al frente mientras llegaban a la casa. Tragando saliva sin responder nada.
Aquella falta de respuesta, hizo que Raquel saliera precipitadamente del coche, dando un portazo a la puerta, histérica sin dejar de llorar, su marido no había respondido nada, su amor, su príncipe azul, había dudado entre ella o el dinero de su familia, y lo que es peor se había callado.
- Venga mujer, no te pongas así, mi familia nunca me exigiría, que hiciera tal cosa.
Y tanto que sí, pensaba Raquel, la odiaban, la odiaban a muerte. El que ella cerrase la agencia y dependiese al cien por cien de Ricardo, sería el detonante de su divorcio, no la habían querido nunca en la familia, siempre se habían opuesto a aquel matrimonio, lo único que les había impedido prohibírselo a Ricardo, era el hecho de que ella tuviera un negocio, algo con lo que Ricardo y ella podían ser independientes de la riqueza familiar, y por si las moscas aquellas clausulas, que dejaban a Raquel sin posibilidad de cobrar nada y que podían obligar a Ricardo a divorciarse de ella.
Ahora se daba cuenta Raquel, que estúpida había sido, que enamorada como una niña adolescente estúpida, y encima de aquella pilila floja, muy guapo, muy alto, muy rubio, pero luego no duraba ni medio asalto.
Dándole la espalda a Ricardo, enfurruñada y negándole sus caricias y contacto, entre lágrimas y con el rímel corrido, se durmió Raquel, sumergida en aquellos pensamientos de desencanto y corazón dañado.
Raquel totalmente desengañada aquella mañana, se hizo la dormida, evitando el beso y las disculpas de Richi, que seguía en plan perro lastimero, disculpándose con susurros de niño mal criado, mientras abandonaba la casa.
Raquel siguió remoloneando en la cama, compungida, ahora era más consciente que nunca, que estaba sola, que todo dependía de ella, que, si no hacía algo para salvar la agencia de modelos, se vería en la ruina con cuarenta y tantos.
Pero una no se desenamoraba de un día para otro, y a pesar de la desilusión y el desengaño, ella seguía enamorada de su rubito y guapo Adonis pijo. Y eso que a ella le ponía follar con cualquiera, se calentaba con cualquier macho, que la mirase lleno de lascivia, daba igual que fueran guaperas de gimnasio, que maduritos regordetes, con todos coqueteaba, y como alguno de ellos tuviera el valor de increparla o entrarle tenían el 80% de posibilidades para follarsela.
Lo que le había costado reprimirse, desde que estaba con Richi, era darle el calentón, ella dar pie y automáticamente acordarse de Richi, cuando el hombre la entraba o se le insinuaba, y cortar toda posibilidad a regañadientes.
¿Cómo iba a poder salvar la agencia? ¿Cómo? No dejaba de pensar Raquel, lavándose la cara frente al espejo del baño, para al menos pintarse la raya de los ojos y darse algo de rímel en las pestañas, unos brillantes en sus lóbulos, y su larga, brillante y sedosa melena negra como el carbón recogida en un moño sobre la cabeza. Hoy estaban los jardineros y no iba a dejar pasar su ritual de calentura.
Raquel se dirigió a la cocina, tomo su taza de café y cuando se dirigía a la terraza a calentar a sus jardineros, vio al empleado cuarentón, que esperaba junto a la puerta.
- Hola, buenos días, Manuel, ¿verdad?
Dijo Raquel, esbozando su mejor y más cautivadora sonrisa, con su boca perfecta de nácar brillante.
- Si, si, señora Martínez.
Contesto el empleado fondón y cuarentón, más bien chaparro y con cara de bruto, con los ojos como platos devorándola con la mirada, como todas las veces, que se había dirigido a ellos, fijando su mirada de deseo ardiente en sus gloriosas mamazas esféricas y turgentes de talla de copa F sin pudor alguno y al que Raquel, caminando de puntillas, como ahora hacia igualaba en altura.
- ¿Y el señor Ramírez, donde esta?
Respondió Raquel, con su voz dulce de zorra, sin dejar de agitar lentamente sus hombros, haciendo que sus melonazos se agitasen, desafiando la gravedad.
Llevaba un salto de cama de tirantes de grosor fino de color rosa oscuro, con bordados sobre el mismo en forma de decoración con un escotazo redondo a flecos, que contenía las dos enormes tetazas de Raquel, para su comodidad el salto de cama tenia por dentro integradas dos magníficas copas, que hacían aún resaltar más los melonazos de Raquel, como si fueran a estallar en el salto de cama. Sobre el salto de cama, una bata rosa claro de victoria secrets, que le caía dos dedos por debajo del culo, y que por delante solo cubría sus hombros, pues la llevaba abierta hasta la cintura.
El espectáculo para el cuarentón, chaparro y fondón era de ensueño.
- El, el señor Ramírez, ya ha acabado por hoy, como ya hemos acabado el trabajo intensivo, de esta temporada, y solo va a volver él una vez cada quince días, ha ido a ver otros clientes vecinos, me ha comentado, que si tenía tiempo se pasaría a despedirse de usted, hasta dentro de quince días, y me ha dejado el protocolo del trabajo intenso, para que usted lo firme y la empresa que nos subcontrata pueda pasarles la factura, por si a él no le daba tiempo a pasarse.
Contesto el cuarentón fondón sin apartar su mirada del canalillo esplendido de Raquel, al borde babear hablando casi como un autómata.
Raquel estaba tan caliente, como siempre aquel, hombre fondón y sudoroso de manos brutas y rudas, no podía ocultar la erección en su mono de trabajo. Como un flash una idea lasciva y tremenda le paso por la cabeza a Raquel.
Aquello podía ser una prueba, si lograba domar su corazón, y convertir en su mente el sexo solo en objeto de transacción, dejando de considerarlo una traición a Ricardo, podría usarlo para salvar su agencia. Y tal vez calmar sus calores.
Aquel hombre loco de deseo con aquella tremenda erección y que la tenía a mil, era un experimento perfecto. Pero ella tenía que tener el control.
- Ah muy bien Manuel, pase usted aquí a la cocina, le sirvo un café y le firmo el protocolo.
Respondió Raquel con voz dulce femenina y coqueta.
- Yo, yo, yo….no sé.
Dijo dubitativo el cuarentón fondón.
- ¿Tiene prisa, ha de ir a otra casa después de la mía?
Pregunto Raquel con falsa ignorancia.
- No, señora Martínez, la suya es la última casa, que tengo hoy que hacer.
Respondió sorprendido Manuel
- Pues no se hable más, pase a tomar un café y le firmo el protocolo.
Contesto Raquel, dándose la vuelta sin dejar de andar sobre sus puntillas, alzando sus perfectas y firmes nalgas arriba y abajo, abajo y arriba, que hipnotizaban al chaparro cuarentón fondón.
El hombre dejo el papel sobre el banco de la cocina americana de Raquel. Raquel se alzó a la estantería de la cocina a propósito, a coger una taza para Manuel, dejando la mitad de su grande y esplendido culo al aire, sonriendo de placer de espaldas, al oír el resoplido sordo del fondón y chaparro jardinero.
Se acercó a él, poniéndose al lado del jardinero, en el extremo de la barra y le sirvió directamente de la cafetera a la taza, deslumbrándole con su sonrisa e inclinándose sobre la barra al servirlo, al tiempo que apretaba sus mamazas turgentes y redondas, que parecían que iban a explotar en el salto de cama, y que hicieron que los ojos del regordete jardinero casi le saltaran de la cara.
- Y dígame Manuel. ¿Cuánto tiempo lleva trabajando de jardinero?
Interrogo Raquel al chaparro y fondón cuarentón, irguiéndose, pero no demasiado, sin dejar de juntar sus hombros para realzar sus globazos, al tiempo, que su preciosa sonrisa alzaba sus preciosas mejillas llenas de color.
- Pues unos diez años, antes era camionero, como Julián,…… el señor Ramírez, así lo conocí, con Ramírez llevo trabajando los últimos cinco años.
Contesto el cuarentón fondón dando un sorbo lento, sin dejar en ningún momento de devorar con los ojos las tetazas inmensas y gloriosas de Raquel.
- ¿Entonces siempre ha trabajado con sus manos Manuel?
Pregunto inocente y coqueta Raquel con voz dulce, apoyando su cabeza en su delicada mano de uñas perfectas pintadas de rojo, acercándose más al chaparro jardinero.
- Si.
Respondió escueto el jardinero, tragando saliva.
- Que bien, su mujer debe estar muy contenta, los hombres con manos fuertes y rudas de trabajar son muy sexys.
Dijo picarona Raquel, sonriendo y mostrando sus perfectos dientes.
- Bueno, Maruja………no lo creo.
Contesto el fondón jardinero, bajando la cabeza y esbozando un gesto de disgusto.
- ¿Como? No me lo puedo creer su mujer, no está contenta con un hombretón de manos firmes y rudas como las suyas. Me juego que disfrutara muchísimo cuando juegue con sus pechos y su culo….jajajaja.
Dijo risueña, picarona y provocativa Raquel.
- ¡Maruja!….. Solo la puedo tocar, cuando ella quiere, además su culo ya no es lo que era, y nunca ha … unas tetas, más bien diría tetitas….
Expreso en un exceso de confianza Manuel con la mirada pensativa y perdida en el cielo.
- ¡Vaya! Pues si yo tuviera un hombre con unas manos como las suyas, Manuel…..solo desearía que llegase a casa, para que me amasase los pechos y el culo.
Susurro con su dulce voz de forma lujuriosa Raquel al regordete, chaparro y fondón jardinero, ardiendo de deseo, y notando, que su cerebro bloqueaba el recuerdo de fidelidad a su perfecto marido.
El jardinero al oír tales palabras salió de su ensoñación y con la boca abierta, se quedó mirando a Raquel.
Raquel había dejado caer de sus hombros la bata de seda y jugaba con los pulgares con los tirantes de su salto de cama rosa oscuro, tirando de ellos hacia arriba y agitando asi sus inmensas tetazas como dos frutos maduros que bambolean arriba y abajo, exponiéndoselos a Manuel, al tiempo que, mirándolo fijamente se pasaba lentamente la punta de su lengua por su carnoso labio superior.
- Oooooohhhh….oooohhh…yo, yo, yo….yooo, yooo nunca he sido infiel a Maruja.
Exclamaba atónito Manuel, el regordete cuarentón, con una erección atómica en el pantalón, paralizado, mirando a Raquel, ante aquella situación de ensueño, aquella fantasía imposible de película porno, que jamás habría creído posible de se diera, y esperando que todo fuera una burla.
- Uuuuuuuhhhh….Manuel….necesito que un hombre con unas manos como las tuyas me amase estas tetazas miaaaas…..pooooor favoooorrr…miralaaaasss, mira como están mis pezones de duros de ver esas manazas tuyas.
Susurraba con voz de zorra lujuriosa Raquel, mordiéndose sensualmente el labio inferior al tiempo que movía el tirante derecho, mostrando un erecto y oscuro pezón.
Todas las dudas desaparecieron, el jardinero chaparro fondón y cuarentón, vio que el objeto de deseo de aquellos meses estaba allí, predispuesto a entregarse a él, y mando a su escuálida mujer de carnes colgantes a la mierda.
Se abalanzo sobre Raquel, que no pudo evitar que el jardinero chaparro, la agarrase por su preciosa cabeza y le lanzase un profundo morreo.
- Ooooooohhhhh.
Exclamo Raquel cuando el cuarentón la soltó, para dirigir sus rudas y masculinas manos a sus turgentes tetazas. Sacándolas con violencia y deseo de la copa del salto de cama, primero la tetaza derecha y luego la izquierda, con su pezones duros y erectos como piedras, y sus areolas oscuras, redondas y rugosas. Parándose un momento a contemplarlas en todo su esplendor.
- Son, son, son, son perfectas, nunca había visto nada igual al natural, ni en la playa, autenticas, erectas, inmensas, no abarco ni la mitad con una sola de mis manos, y que redondez, y esa forma de gota de lluvia, y tan turgentes……oooooooooooooooooohh.
Exclamo el fondón y chaparro jardinero, antes de empezar a amasar con deseo frenético las tetazas magnificas de Raquel, apretando con sus manos como si fueran garras, las firmes y turgentes carnes de las mamazas de Raquel, como si quisiera moldearlas, concentrándose en los pezones duros, mientras trataba de besar a Raquel, que apartaba la cara, haciendo que el frenético regordete chupase su cuello y su barbilla.
- Tranquilooo….ooooohh….tranquiloooo, cariñoooo…siiiiii, siiiii, sigue con mis tetaaass….siiii….pero sin besos….oooohh.
Trataba de controlar Raquel, entre gemidos de placer, que le proporcionaban los rudos y fuertes apretones de Manuel, en sus extra sensibles tetazas, sobre todo, cuando jugaba con sus erectos pezones, provocándole latigazos de placer.
Pronto la deseosa lengua de Manuel, no tardo en bajar hasta la esfericidad turgente y perfecta de Raquel, sosteniendo con cada mano cómo podía las mamazas de talla de copa F de Raquel, que después de su manoseo y amasado estaban rojas y más hinchadas todavía, y la emprendió a chuparlas y lamerlas, succionando ferozmente los pezones de Raquel, como si quisiera ordeñarla.
- Ooooooooohhhhh….siiiiii….siiiii cariñooooo…asiiiii….asiiiiiiiiiii…muy bieeeennn….lo haces muyyyy bieeeenn….. te gustaaaaaan….te gustaaaaaan mis tetaaaasss….aaaahahh.
Preguntaba con voz de zorra tontita Raquel, mientras se retorcía de placer, tirando la cabeza para atrás y cerrando los ojos, con su raja chorreando fluidos, hasta sus preciosos tobillos.
- Siiiiiiiiiiiii….siiiiiiii….son las mejoreeees, tetas, de mi vida…son un sueñoooo….un sueñooooo.
Respondía Manuel eufórico, volviendo a hundir su cabeza entre los perfectos globos de Raquel.
Raquel, acerco la cabeza del jardinero chaparro y fondón a sus tetazas con una mano, mientras con la otra le bajaba la cremallera del mono y con gran habilidad y maestría, liberaba su verga de su ropa interior y empezaba a pajearle, arriba y abajo, abajo y arriba.
- Ooooooooohhhh….ooooohhh….sluurrp, sluuuurrrp….ooohh….sluurp.
Gemía de placer el regordete cuarentón entre lametazo y succión.
Los perfectos globazos de Raquel, estaban cubiertos de rojeces con dedos marcados, de saliva de Manuel que caía por los lados, y de chupetones, sobretodo en sus areolas y pezones, erectos como el granito. Cuando Raquel se apartó dejando al hombre desesperado y con la boca abierta, sin que ella dejara de pajearle con su suave y delicada mano, de dedos perfectos, en un momento dado se agacho y sosteniendo el tronco de la polla del jardinero, empezó a devorarle el prepucio.
-Oooooooooooohhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Exclamo de placer el chaparro cuarentón, tirando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos de placer.
La tranca del jardinero no era más larga que la de su marido, pero si más gruesa, vibrante y ardía como si fuera fuego.
Raquel saboreo aquel capullo latente, con olor y sabor a sudor y trabajo, e instintivamente llevo su otra mano a su raja. Empezó a jugar con su clítoris, sin dejar de pajear el tronco arriba y abajo, lanzaba lengüetazos al capullo y al glande de Manuel, que se retorcía de placer.
- Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii….es la mejor mamada de mi vidaaaaa….siiiiii
Gritaba de placer el jardinero chaparro, tensando todo su cuerpo de gozo.
Raquel siguió así durante algunos minutos, disfrutando de la polla viril y vital de un verdadero macho, que la deseaba, tragándosela hasta la mitad del tronco varias veces, y sacándola de nuevo, para devorarle el capullo y el glande, sin rastro del remordimiento hacia su marido, y aumentando el ritmo de su propia masturbación de clítoris.
- Déjameee que me folle tu bocaaaa….
Exclamaba tímidamente con deseo el jardinero fondón y cuarentón, al tiempo que se agarraba con sus manazas de la cabecita de Raquel, rodeando su precioso moño moreno que la coronaba, y empezaba a bombear metiendo y sacando su verga de la boca de Raquel, hasta hacer que esta se la tragase toda, haciendo que tocase con su nariz en el pubis peludo del jardinero, adentro, afuera, afuera, adentro, al principio lento, luego más rápido y violento, adentro y afuera, afuera y adentro, obligando a Raquel a respirar por la nariz y a abrir la boca al máximo.
- Oooooooooh…oooooooooooooooooh.
Aullaba de placer el jardinero.
A Raquel le volvía loca aquella sensación, sentirse taladrada hasta la arcada. Su clítoris era un volcán y aumento su fricción, hasta que cerró los ojos y se tensiono, mientras el chaparro cuarentón seguía follandose su boca con delirio, ella alcanzo un orgasmo como hacía años y convulsionando lleno el suelo de la cocina con los fluidos de su clítoris.
- Joooooderrr….
Exclamo el fondón jardinero lleno de sorpresa ante los chorros que salían de Raquel e inundaban el suelo de la cocina, al tiempo, que sacaba su erecta verga como un mástil de la boca de la diosa morena.
- Ooooohhh que bien, cariñoooo..que biiienn me lo estoy pasando.
Exclamo Raquel, con el gesto desencajado de zorra que disfrutaba, dejando caer saliva en su canalillo, que ya era una mar de saliva de Manuel y sudor de Raquel. Después se acercó al jardinero cuarentón, que seguía erguido como un palo con su polla palpitante y erecta, y tras lanzarle un beso a su prepucio, acerco como pudo cada uno de los pezones de sus tetazas y se los babeo, hasta el punto que la saliva chorreaba de ellos. Después sosteniendo por la parte de abajo sus melones de copa F, apuntando con ellos al jardinero, como si fueran dos armas se acercó a la verga de Manuel, y juntando en el medio sus pezones tiesos como el granito, empezó a masajearle con ellos su glande, moviendo sus mamazas arriba y abajo, abajo y arriba.
- Ooooooooooh…..siiiii….oooooohhh……siiiiii…..oooooohh
Relinchaba de placer Manuel cerrando los ojos.
Al cabo de un par de minutos, la polla del jardinero regordete latía demasiado deprisa. Así que Raquel dejo de frotarle con sus pezones de granito y colocándose sobre ella, la enterró en su canalillo, aprisionándola entre sus globazos, y empezó a agitarlas arriba y abajo, abajo y arriba, apretándolas entre sí, al tiempo que miraba al fondón jardinero fijamente con su preciosa cara de diosa morena y mediterranea, mordiéndose el labio inferior o pasándose la lengua por sus carnosos labios, mientras Manuel se tensionaba al máximo, cerrando los ojos y echando la cabeza para atrás.
- Aaaahhh…ahhhh..aaaaaaahhh.
Empezó a convulsionar Manuel, totalmente rojo de placer con la verga ardiendo como un carbón encendido. La primera ráfaga de su corrida cálida y caliente inundo completamente el cuello de Raquel, la cual rápidamente cogió por el tronco la verga del jardinero cuarentón y como si la estuviese exprimiendo, la emboco hacia la esfericidad de sus enormes tetazas, recibiendo sobre las mismas la segunda, tercera, cuarta y a hasta quinta ráfaga de abrasadora leche humana, que cubría sus magníficas mamazas turgentes y erectas, como crema blanca que recorría toda la circularidad de las mismas. Un espectáculo grandioso.
Así cubierta de la simiente del jardinero cuarentón, que chorreaba por sus tetas y caía desde sus pezones, Raquel se levantó, dejando caer completamente la bata de seda de Victoria Secrets, vestida solo con el salto de cama que apenas le cubría su raja desnuda, y con su mamazas al aire, exponiendo su más hermosa sonrisa, se dio media vuelta, dejando al jardinero jadeante, aún apoyado en la barra de la cocina y dirigiéndose al pasillo, que la llevaba a su habitación.
- Adiós Manuel, ha sido un placer tomarme un café contigo, detrás de ti tienes el protocolo firmado y ya conoces la salida……. y muchas gracias por tu leche…que me voy a tomar yo ahora a solas.
Se despidió con voz dulce de zorra lasciva Raquel, antes de cerrar la puerta del pasillo a su habitación, girando la cabeza y guiñándole un ojo al jardinero, al tiempo que agarrando con ambas manos uno de sus melonazos de talla de copa F y bajando su cabeza, le propinaba un largo e intenso lengüetazo a su superficie, recogiendo todo el semen del fondón y regordete cuarentón que podía y engulléndolo, no sin antes mostrar todo lo que había recogido con su lengua, sacando la misma ante la mirada del jardinero. Que se quedaba maravillado con rostro de pasmado, disponiendo a irse flotando entre nubes, después de que la puerta de pasillo de aquella diosa morena se cerró.
Todos se giraban a su paso, para admirar aquel monumento, aquella diosa morena llena de curvas, los más atrevidos le silbaban o le decían barbaridades, que Raquel obviaba como si estuviese sorda, hablando por su teléfono móvil, caminando hacia el despacho de Jorge, con sus grandes y rectangulares gafas de sol, solo sonreía con sus brillantes dientes de nácar escoltados por sus turgentes labios pintados de carmín rojo intenso, a los hombres acompañados que desafiaban a su mujer y le lanzaban una mirada. Era tan zorra y ella lo sabía, le encantaba ver por el rabillo del ojo y escuchar la bronca, que su mujer le propinaba a aquellos hombres, mientras se mordía el labio inferior de placer.
Con su sedoso, oscuro y brillante melena suelta, cayéndole por los lados desde una raya al medio, sobre unos tacones de aguja negros, unas medias negras de seda transparentes con el elástico en el muslo, por debajo de una falda de tubo negro, cuatro dedos por encima de las rodillas , que se ajustaba a sus magníficos muslos y sus caderas, y dibujaba su enorme culo firme, erecto y respingón, nalga arriba, nalga abajo a cada paso. En la parte de arriba llevaba una camiseta de tirantes anchos, roja de lycra, muy elegante y ajustada, donde sus enormes tetazas esféricas y perfectamente turgentes se alzaban rebosantes dentro de un wonderbra negro, destacando su redondez por el escote redondo de la camiseta, remataba su atuendo de mujer de negocios una chaqueta negra a juego con la falda, a cada paso que daba, derrama el salvaje perfume de feromonas de Gucci con el que había empapado su cuello y sus muñecas.
La tarde anterior había llamado al regordete, calvo y repelente abogado, le había pedido una cita sin darle más explicación y allí estaba aquella mañana.
Como ya era costumbre al llegar al despacho de Jorge, la secretaria la anuncio al enano y gordo abogado con la mirada llena de envidia y odio y como siempre, el joven asistente de unos treinta y muchos, larguirucho con gafas, lleno de granos y aspecto de pobre friki desgraciado, se acercó a saludarla y babear su paso, Raquel simplemente le sonrió como siempre.
- Querida Raquel, por favor, pasa, pasa, por favor.
Salió Jorge, esbozando su sonrisa más falsa y alargando sus brazos para saludar a Raquel, sin dejar de desnudarla con la mirada, sobretodo fijando su mirada en sus tetazas sin ningún disimulo, como siempre.
- Hola Jorgito. Pasemos que tenemos mucho que hablar.
Contesto Raquel con un talante cortante, sin dejar que el abogado gordo y calvo le diera dos besos de rigor, como saludo.
Jorge incomodo tocándose la nuca le siguió y cerró la puerta.
Raquel se quitó y guardo las gafas de sol en el bolso y se sentó frente al escritorio, mientras Jorge daba la vuelta al mismo para sentarse frente a aquella diosa mediterránea.
El repelente, feo y gordo abogado se acariciaba las manos, que empezaban a sudarle, esperando lo que Raquel tuviese que decirle, se esperaba otra sesión de gritos, insultos y bolsos volantes.
- Está bien Jorge, satisfaré determinados “deseos” (dijo Raquel haciendo el signo de las comillas con sus finos dedos índice y corazón de uñas largas y rojas) de determinados caballeros, según mis condiciones a cambio de que, previamente me firmen contratos de provisión de modelaje.
El gordo, despreciable y enano abogado, abrió mucho sus ojos dándole a su cara un aspecto de sapo, al tiempo que su boca también se abría completamente. Estaba pasmado, sin saber que decir.
- ¡Me has oído Jorge, imbécil!
Susurro con ira de forma hiriente Raquel.
- Sí, sí, claro que te he oído, pero necesito un momento para para asimilarlo.
Dijo el abogado de cara redonda como un bollo, sonriendo maliciosamente y reposando su espalda en su sillón.
- Veras querida, esto plantea una serie de … como decirlo, condicionantes profesionales. La clase de negociación – intermediación, que me estas pidiendo va contra todos los códigos profesionales de la abogacía… claro que, a cambio de un buen precio, lo haría con gusto.
Expuso Jorge sonriendo malvadamente y entrelazando los dedos.
- Bueno, puedes quedarte con el 10% de los contratos que firmemos, no pienso darte ni un céntimo más, Jorgito.
Respondió con suficiencia y despreocupada Raquel.
- No querida, no, no quiero ni un céntimo de tus tratos. ¡Lo que quiero es a ti! Que yo pueda disfrutarte siempre que quiera, ese es mi precio, mi único precio.
Dijo con voz triunfante el repugnante, sudoroso, gordo y calvo abogado, mirando con mirada de sátiro a Raquel.
- Ja, ja, ja….. ni lo sueñes rata asquerosa, gorda y repugnante.
Contesto Raquel haciendo un amago de levantarse y marcharse.
- Piénsalo muy bien Raquel, y piénsalo ahora, pues no volveré a recibirte. Yo soy el único abogado que has tenido estos años, yo sé cuales son los clientes que te darán contrataos a cambio de sexo, pues no son todos, yo soy el único capaz en estas condiciones de obligar al cliente a firmar contratos irrompibles y que cumplirán, que no se echarán atrás después de probarte. Piénsalo porque es tu única oportunidad.
Dijo con firmeza lleno de rabia y triunfo el sudoroso y repelente enano calvo, sin dejar de retorcerse las manos compulsivamente.
De repente Raquel quedo en estado de shock, todo lo que decía aquel hijo de puta era cierto, él y solo él, conocía todos los entresijos de su negocio, y él y solo él tenía ganada la confianza de los clientes para poder hacer aquella “transacción”, Raquel estaba completamente en manos de aquel enano, gordo, calvo y despreciable.
Raquel agacho la cabeza y empezó a respirar profundo con impotente resignación.
- Ay, está bien.
Dijo Raquel finalmente.
El enano, gordo, sudoroso y repugnante abogado se levantó ansioso, con los ojos como platos, babeando y empezó a dar la vuelta a la mesa de su escritorio.
- ¡Pero que haces!
Le inquirió Raquel autoritaria al verlo dirigirse a ella.
- Pues empezar a gozar de nuestro pacto.
Dijo el abogado un poco parado y sorprendido.
- Aquí y ahora, ni hablar.
Respondió la diosa morena con cuerpo de superactriz porno.
- Esto empieza aquí y ahora, o no empieza nunca.
Contesto el enano, gordo y repelente envalentonado y firme.
- Buuuuufff…está bien.
Dijo resignada Raquel, girando la cabeza, ante la rápida embestida del repugnante abogado, que empezó a lamerle el cuello, mientras sus regordetes dedos recorrían sus caderas y su cintura desabrochándole torpemente la chaqueta negra y tratando de sacársela.
- Sluuurrppp….sluuurrrppp….Diooooossss…..como hueeeeleeeesss……como sabeeeesss….Dioooooossss…..tantos añooooos….sluuuurrrp.
Decía el repelente y sudoroso abogado, sin dejar de lanzarle lengüetazos al cuello, a sus preciosas mejillas, mientras Raquel con cara de asco apartaba la cara.
Jorge logro arrancarle la chaqueta a Raquel, y se alejó un segundo para contemplarla, esta sentanda en la silla, hacia como que se tapaba cruzando sus brazos sobre su pecho.
- Diooooooossssssss……….que buena estaaaaasss……. Ni en las mejores páginas porno o de escorts de máximo nivel hay una tía tan espectacular como tú. Un bellezón moreno, con esas tetazas enormes y turgentes, ese culo perfecto, grande y firme, esas piernas, esos labios. Y ahora eres mía …..Dioooooosss.
Exclamo lleno de júbilo Jorge, antes de abalanzarse lentamente sobre Raquel y quitarle los brazos cruzados del pecho, para posar sus manazas de dedos gordos sobre los magníficos y turgentes globazos de Raquel, amasándolos por encima de la camiseta de lycra y del wonderbra, mientras trataba de besar y lanzaba lametazos a la cara de Raquel, como un sapo asqueroso, a lo que ella apartaba su cara con gesto de asco.
- Oooohh…sluuurrp…oooohhh….sluuurppp..
Jadeaba y chupaba con desesperación el abogado repugnante, ante el asco y el desprecio de Raquel, que alejaba su cara de él, pero, que sentía como sus enormes tetazas endurecían sus pezones ante el contacto con el asqueroso, enano y gordo abogado.
- Ooooohhhh…las quieroooo para mí…..las quierooooo para miiii…
Jadeaba enloquecido de ansiedad Jorge, cogiendo con sus enormes dedazos la parte inferior de la camiseta y tirándola hacia arriba, sacudiendo las tetazas enormes de talla de copa F, en un vaivén arriba y abajo, dejando a la vista su precioso wonderbra negro de encaje.
- Oh diooooosss…que maravilla….que maravilla
Exclamo el gordo, calvo y enano abogado, contemplando la enormidad redonda de aquellas mamazas erectas y turgentes, antes de posar sus dedos regordetes sobre ellas y sosteniendo cada una con una mano por abajo, con la otra la extraía en toda su enormidad fuera de la copa del wonderbra.
- Ooooooohhhhhhh.
Exclamo sosteniéndolas por abajo, contemplando extasiado aquellos pezones grandes y duros y aquellas areolas, oscuras, morenas y rugosas.
- Ooooooohhhhh….ooooohhhh….siiiii
Empezó a amasar y apretar las tetazas de Raquel, como si sus dedos regordetes fueran tenazas y las quisieran exprimir, al tiempo que frotaba su erección con movimientos pélvicos sobre la parte del cuerpo que Raquel no podía escabullir.
Y como las amasaba el cerdo de Jorgito, con su pulgar y su índice retorcía los pezones y los estiraba. Raquel tiraba su cara hacia atrás y tenía ganas de salir de allí pateando a aquel cerdo, gordo y sudoroso, pero sus pechos, sus mamazas eran, tan, tan, tan, sensibles, y aquel cabrón, como se las estaba tocando, “ojalá lo hiciese así, Richi”, aquel pensamiento ocupo como un rayo su mente, aquel gordo y patético abogado, le estaba mamando las tetas mejor que el querubín de gimnasio inútil de su marido. Una ráfaga de excitación y placer invadió su mente, y Raquel echó para atrás su linda cabecita, cerrando los ojos y mordiéndose sus labios inferiores.
- Sluuuurrp, sluuuurppp, sluuurrrppp
El abogado enano y gordo había empezado a chuparle y succionarle las tetas como si quisiera ordeñarla, nada la enloquecía tanto como aquello, su raja empezaba a ser una piscina, y su cuerpo se había relajado, sin resistirse ya sus piernas se movían, frotándose una con otra muy sensualmente.
Sus sensibles mamazas eran su perdición, aquel bastardo cabrón le estaba comiendo las tetas maravillosamente, como pocos en la vida e instintivamente una de sus delicadas manos de finos dedos, acabados en uñas largas y rojas, empezaron a acariciar, la calva de aquel cerdo repugnante, mientras cerraba los ojos.
- Oooooohhhhh….ooooohh…
Traiciono a Raquel el placer que estaba recibiendo.
El gordo y sudoroso abogado, como un tiburón que huele la sangre, noto la debilidad de la diosa morena de playboy y dejando un momento sus majestuosas tetazas en sus habilidosas manos que las amasaban y retorcían sus pezones, subió con su lengua de reptil chupando todo el cuello de la mujer que se estiraba en la silla por el placer, su precioso mentón, sus turgentes labios pintados de rojo intenso y finalmente se fusiono con ella en un morreo, que Raquel acepto deseosa, rodeando con sus finas y delicadas manos la cabeza redonda del repelente enano calvo, sin dejar de devorarlo a besos, la mayor parte de ellos franceses, mientras Jorge aprovechaba los vientos favorables, y con una de sus manos regordetas separaba las piernas de Raquel, arrugando su falda de tubo hacia atrás y aprovechando para apretar los muslos firmes y prietos, vestidos con las medias de seda negra.
Al tenerla espatarrada en la silla, el sudoroso abogado empezó a frotar con movimientos pélvicos sobre el clítoris de Raquel, al tiempo que agarraba, amasaba y apretaba a explotar las tetazas de Raquel, que completamente rendida, al deseo y su condición de superzorra lasciva, aumento la intensidad de los morreos, inundada de placer.
- Ooooohhh…..ooooohhhhh…..
Gemia y jadeaba de placer Raquel, cuando el calvo y repulsivo abogado dejaba su boca para lamer el resto de su cara o bajar a seguir mamandole las mamazas.
- Siiiiii………que putaaaaa eres…..y ereeeesss….mi putaaaaa….siiiiiiii
Exclamaba en éxtasis Jorge.
- Oooooohhhhhh……oooooohhh.
Gimió el abogado cuando Raquel con una habilidad de ladrona, le desabrocho el pantalón y le metió la mano dentro de sus slips, para con sus finos y cuidados dedos empezar a pajearle.
- Que gorda la tienes cabroooon…que gorda la tieneeees hijo de puta…..ooooohhh…aaaahhh…si chupalas, mamameeelasss, devoraaaa mis tetaaaas….aaahhhh
Jadeaba de placer retorciéndose Raquel, masturbando a aquel cabrón que tenía una polla de un tamaño estándar, pero de un grosor como no recordaba haber visto nunca.
- Ooooohhhh……..siiiiiiiii….oooooohhh….que manos….que todoooooo……oooooohhhhh
Gritaba fuera de si el sudoroso y gordo abogado.
- Jorgitooooo….cariñññoooo…no griteeees tanto que nos van a oirrrr.
Recriminaba Raquel al abogado, mordiéndole el labio antes de meterle la lengua y retorcerla con la suya. Cualquier repugnancia pasada estaba olvidada y ahora Raquel solo quería follarse a aquel cabrón con aquella pollaza enorme.
- No te preocupes mi diosa, las puertas y toda la habitación esta insonorizada, no es la primera vez que este despacho me ve follar, pero nunca con la mujer más espectacular del universo.
Contesto Jorge, agarrando a Raquel por la cabeza con sus dedos regordetes y fusionándose en otro morreo muy bienvenido por la diosa morena.
- Ven aquí Raquel, diosa mía, hazme una mamada debajo de mi mesa, mientras me siento en mi sillón del despacho… es mi mayor fantasía contigo.
Dijo como un sátiro perverso, el gordo y repugnante abogado sacándose el pantalón y mostrando una enorme erección de una verga gorda y gruesa.
Raquel ya no veía a aquel repelente y asqueroso hombrecillo, solo veía aquel pollón gordo, como pocos que había visto. Se relamió como una zorra, se llevó su fino y delicado dedo índice de uña larga y perfecta a la boca y sonriendo divertida, dio la vuelta a la mesa moviendo sensualmente sus caderas, lentamente caminado sobre sus tacones como una stripper levantando sus largas y esculturales piernas , agitando su culazo a cada paso, mientras sus desnudas tetazas se agitaban arriba y abajo sobre el wonderbra negro de encaje, acercándose a la mesa para situarse en su hueco, de rodillas sobre sus preciosos tacones de aguja negros, ante el entusiasmo desbordado del repelente, enano y calvo abogado.
Jorge corrió desnudo de cintura para abajo, a sentarse en el sillón de su escritorio con su tranca en ristre.
Raquel ciega de deseo sexual, le ofreció su mejor sonrisa zorruna al repugnante abogado, era preciosa con aquellas orejitas perfectas con dos brillantes por pendientes, aquellos dientes blancos y brillantes, aquellos pómulos perfectos con un leve rastro de colorete , sus ojos marrones brillantes, con raya alrededor de los mismos y sombreado de ojos oscuro, junto con su cabello negro y brillante como la antracita, su naricita pequeña, como el piquito de un ave, y aquellas tetazas enormes, turgentes, esféricas, en forma de gota de lluvia desbordándose en toda su redondez por los lados, con aquellos pezones erectos y gordos, y aquella areola morena tan grande como la base de la mano de un hombre.
- Oooooohhhh…..Jorgito…..gordo cabróoooonn…que gorda la tieneeesss….sluuurp, sluuurp, sluuurrp
Empezó a chupar Raquel el gordo y palpitante prepucio del enano y calvo abogado, sin dejar de mirarle a los ojos, con la expresión de una zorra ansiosa y desesperada.
- Ooooooohhhh…..siiiiiii….Raqueeeelll….siiiii….estoy en el paraisoooooo……..siiiiiii
Gemía de placer repantingado en su sillón el repelente y sudoroso abogado, abriendo mucho la boca y mirando de vez en cuando a los ojos de Raquel, su fantasía más deseada, aquella diosa allí en su despacho debajo de su mesa comiéndole la polla.
- Ooooooohhhh….siiiiii……siiiiiii.
Exclamo jadeando de placer Jorge, tensionando su pequeño y regordete cuerpo, cuando Raquel se tragó su gorda verga, bombeando su cabeza sobre ella arriba y abajo, abajo y arriba, sin dejar de masajear sus testículos con sus delicadas manos de finos y cuidados dedos con uñas largas y rojas, con anillos y pulseras a juego.
- Gluuubb…gluuuubbb..sluuurrrp….sluuurrp..gluuuuub
Se atragantaba Raquel, hundiendo su cabeza hasta que su nariz se hundía en el maloliente vello púbico del gordo abogado, alternando tragar adentro y afuera, afuera y adentro con lengüetazos a aquella gordísima verga que la tenía enamorada.
- Ooooohhhh….siiiii………ereeeesss un sueeeeñoooo
Gimió de placer Jorge, agarrando con sus dedos regordetes la cabecita de la diosa mediterránea y bombeando dentro de ella, adentro y afuera, afuera y adentro, obligando a Raquel a sostenerse apoyándose en los brazos de su sillón.
Aquella sensación, su boca follada por aquella gordísima polla, provocándole arcadas, cuanto tiempo hacía que no estaba así de caliente, su tanga negro de encaje era un mar de sus fluidos.
- Oooooohhhhh.
Paro el calvo y repugnante abogado al cabo de un rato de bombeo. Raquel saco lentamente aquella gordísima polla de su boca, abriendo mucho la boca y dejando una inmenso hilo de babas que pendían entre la verga del abogado, sus labios y su precioso mentón. Aquella voluptuosa diosa del porno latino, era una experta en fabricar saliva, la tranca de Jorge parecía bañada en gelatina, cubierta de saliva que le caía por los lados.
- Ooooohh….ooooohhh..
Jadeo el repelente enano, al tiempo que con sus manos y sus regordetes dedos sostenía como se sostiene un balón, las enormes mamazas de talla de copa F de Raquel aproximándolas a su gorda verga.
La diosa morena no necesito más indicaciones, coloco aquella gordísima polla entre sus magníficas y turgentes tetazas, que sostenía tomándolas de abajo, enterrándola en su canalillo, y apretando con fuerza una contra otra hasta que desapareció. Para a continuación empezar a agitarlas arriba y abajo, abajo y arriba, dejando cuando apenas aparecer un segundo el prepucio del gordo abogado entre sus globazos.
- Que suaaaaaveeeesss….que maleableeesss…que calidaaaaasss…aaaaahhh….aaaahhhh
Aullaba de placer el abogado retorciéndose en su sillón, con el feo rostro demacrado de placer, lanzando de vez en cuando miradas a Raquel, aquella diosa que estaba ardiendo como un volcán, que lo miraba con unos ojos agresivos de ansia, mordiéndose los labios inferiores y superiores, sacando su lengua lascivamente sin dejar agitar brutalmente sus mamazas arriba y abajo.
Como aguantaba aquel gordo cabrón llevaban cerca de diez minutos desde que había empezado todo, el desgraciado querubín rubio de gimnasio de su marido no habría aguantado ni dos. Estaba pensando así Raquel cuando:
- Oooooooooooooooooohhhh….
Se tensó Jorge gritando de placer y su gordísima polla se puso a palpitar con ferocidad, Raquel entendía lo que pasaba, soltó sus tetas y se tragó la polla del repugnante abogado, para éxtasis de este.
Dos sacudidas en la boca de aquella mujer con cuerpo de super estrella del porno, bastaron para que Jorge estallaran en un enorme orgasmo, inundando la boca de Raquel de su cálida y cremosa simiente, que ella encerró en su boca exprimiendo la gorda tranca del abogado desde el tronco, para no perder ni una gota.
Como disfrutaba aquella sensación, su tanga estaba empapado, bajo ella había se formaba un charco, mientras Raquel con los ojos cerrados degustaba aquel intenso y abundante semén, como una niña que saborea su helado favorito, abriendo de vez en cuando la boca y mostrándole al abogado para su deleite, toda su cálida leche recorriendo su boca, para después tragársela toda y relamerse gustosa frente a él.
Ya no quedaba ni una gota de la corrida del repugnante y sudoroso abogado, pero Raquel continuaba chupando, como si el gordo pollón del gordo Jorge fuera un dulce o un helado de palo, pasando su enorme y húmeda lengua por toda su superficie.
- Ooooohhh….oooohhh…oooohh.
Gemía disfrutando el abogado repugnante, bajito y calvo. La limpieza de sable que le estaba proporcionando Raquel, no le permitía relajar su erección, sin ninguna flacidez, con su polla de nuevo hinchada y lista para la acción, Jorge agarro por la melena a Raquel y tirando de ella, la hizo ponerse de pie.
- ¿Ay, ay, ay, Jorgito que pasa?
Pregunto la zorra lujuriosa de enormes y perfectas curvas con voz afectada y sexy, mientras el enano la arrastraba hacia el sofá del despacho, haciéndola doblarse un poco. Al llegar a la altura del sofá, le lanzo un salvaje morreo a Raquel, que aquella correspondió gustosa, al tiempo que con ambas manos el enano y calvo le subía la falda de tubo hasta la cintura.
- Plaaaash, plaaaash, plaaaaash.
Empezó a lanzarle manotazos sin cesar Jorge en sus enormes y firmes nalgas, haciéndolas vibrar en sus manos.
- Oooooohhhhhhh….siiiii…Jorgitoooo…..siiii
Se estremecía de placer la diosa del porno latino de Raquel.
- Que culo, culo, que culooooo…cuantas veces lo he deseadooooohh…sluuuurrrp, sluuuurp, sluuurrp.
Decía lleno de éxtasis el calvo y repugnante abogado, empezando a mordisquear y a lamer las nalgas esféricas, perfectas y respingonas de Raquel, al tiempo que dirigía sus dedos regordetes a la raja y el clítoris de esta y jugueteaba con ellos con sus dedos índice y corazón.
- Oooooohhhh….siiii…cabróoooonnn…siiiiiiii…
Aullaba Raquel, sintiendo como las ráfagas de placer la inundaban de arriba a abajo, cuanto tiempo, cuanto tiempo, que no sentía tanto placer, deseo, morbo.
Su culo estaba cubierto de babas y marcas de los dientes de Jorge y su raja era un alto horno chorreante. Cuando el enano repelente se sentó en el sofá, cogiéndola por la cintura y obligándola a sentarse sobre su gordísima verga, al tiempo que apartaba con sus dedos regordetes el hilo del tanga para dejar a la vista su maravillosa raja depilada.
Raquel sin quitarse en ningún momento sus tacones de aguja negros, se apoyó en el pecho flácido y amorfo del gordo abogado y se tragó lentamente aquella gorda tranca, sintiendo como sus paredes se abrían como no lo habían hecho nunca, en un grado de placer indescriptible.
- Ooooooohhhh…que goooordaaa la tieneeesss….cabróooon..que gordaaaaa…oooohhh.
Gemía de placer Raquel bombeando sobre aquella magnifica polla gorda, cabalgando sobre ella arriba y abajo, abajo y arriba, al tiempo que movía en círculos sus caderas, daba cabezadas en todas direcciones agitando su negra y sedosa melena y sus nalgas y sus mamazas gigantescas, esféricas y perfectas de talla de copa F, se agitaban salvajemente arriba y abajo, abajo y arriba,, deparándole a Jorge la más impresionante visión sexy que había tenido en toda su vida sexual.
- Ooooooohhhhhh…..siiiiii…..siiiiii…..oooohhhh
Gritaba extasiado de placer el enano repelente, alargando las manos y probando de coger aquellos inmensos frutos que volaban en el aire, que eran las tetazas de Raquel.
- Aaaahhhh….aahhhh…siiiiii…que gordaaaaaaahhh
Chillaba también extasiada de placer Raquel, con el rostro completamente demacrado de lujuria y lascivia.
Aquello era el paraíso del sexo, Raquel no sabía el tiempo que había transcurrido, pero después de la brevedad de su marido perfecto, rubio y atlético, aquello le parecía una maravillosa eternidad, el gordo de mierda no perdía nunca su fuerza, ni se corría, y además había empezado a pellizcarle sus pezones de forma brutal, ella estaba a las puertas de un orgasmo como hacía años no tenía.
Jorge la paro en seco de la cintura y la hizo volverse sobe el sofá, a cuatro patas sobre él, con el culo en pompa.
- Jorgito, cabrón, me gusta tu estilo…….aaahhh…oooohhh…siiiii..cabrón.
Sin dar tiempo a nada, Jorge la ensarto, apoyándose en sus nalgas como si sus regordetas manos fueran dos garras, para después tirar sus brazos para atrás y tomar con sus gordas manos sus preciosas y delicadas muñecas con sus pulseras doradas y aferradas a ellas bombear con fiereza, adelante y atrás, atrás y adelante.
- Siiiiiiiiiiiiiii…………..siiiiiiiiiiiiiiiii…..Jorgitooooo………siiiiiiiii…..
Aullaba de placer Raquel con la cara hundida sobre el asiento del sofá, poniendo los ojos en blanco.
- Ooooohhhh Raqueeeeeeeel
Gemía bañado en sudor el repugnante abogado.
Aquello era maravilloso, Raquel estaba a las puertas y aquel gordo seboso, calvo y enano, tenía una gordísima polla y nunca se cansaba de follarla.
- Aaaaaahhhhhhh……….oooohhh siiiiii….Jorgitoooo.
Exclamo de dolor y placer Raquel, cuando Jorge la agarro con su gorda manaza de su preciosa sedosa, brillante y morena melena, al tiempo que aumentaba aún más su bombeo en ella, adelante y atrás, atrás y adelante.
- Ooooooohhhhh…..cabróooooooonnnnnn………me corroooooooo.
Exclamo en un aullido sordo Raquel, estrujando con sus paredes la tranca del abogado repugnante como si quisiera ordeñarla.
- AAaaaaaaahhhhh…. Raquuueeel…..yo tambieeeeeeennn.
Exclamo irguiéndose tenso Jorge, sin dejar de tirar de la negra melena de Raquel.
- Noooo, dentro noooo que me preñaaaasss…….ooooooohhhhh……siiiiiiiiiii, siiiiiiiii.
Intentaba Raquel evitar que el enano calvo y repelente se corriese dentro de ella, cuando las ultimas embestidas y su abundante corrida provocaron un multiorgasmo en ella, como hacía años que no tenía, haciendo que se tumbase sobre el sofá retorciéndose de placer.
El gordo, bajito, calvo y repelente abogado, sin sacar su polla de ella, se tumbó con su panza sobre la suave y delicada espalda de Raquel, cogiéndola por la cabeza y tratando de besarla, esta con una enorme sonrisa de satisfacción, le correspondió y se fundió con él en un apasionado beso. No importaba que se hubiese corrido dentro de ella, solo tenía que hacer una llamada y una pastilla antibaby le estaría esperando aquella misma tarde.
Con sus enormes gafas de sol, su falda de tubo arreglada, su camiseta de tirantes de lycra roja bajada, su chaqueta puesta, se despidió con su mejor y más sincera sonrisa del gordo, sudoroso y repugnante abogado en la puerta del despacho, mientras él con la mayor cara de bobalicón satisfecho, despedía un fuerte hedor a sexo y sudor, olor a sexo y sudor que con el fuerte perfume de Gucci Raquel lograba disimular, a pesar de que la cálida y cremosa simiente del bajito y calvo abogado, empapaba su tanga negro de encaje y chorreaba lentamente por sus perfectos muslos, deslizándose lentamente sobre sus medias de seda negra transparente, aquella sensación encantaba a Raquel.
Aquella misma noche en un correo electrónico secreto y en clave que habían establecido Jorge y ella, Jorge le mando un e-mail, su primera “reunión” con clientes, que firmarían un contrato de provisión de modelos a cambio de sus favores está establecida, para dentro de dos días en un hotel, otros detalles como vestuario, etc… también estaban en el e-mail.
- Aaaaaaayyyyyyy…
Suspiro Raquel impotentemente preparándose para su nueva vida.
SERAN BIEN RECIBIDOS COMENTARIOS POSITIVOS Y MOTIVADORES PARA SEGUIR ESCRIBIENDO, ASI COMO QUE SE LEAN MIS ANTERIORES RELATOS. GRACIAS.