África, la vecina

Un encuentro inesperado dará lugar a una nueva "amistad"

Durante dos semanas Patricia se encargó de supervisar los arreglos de la piscina de casa de la familia que vivía en Francia. Iba por la mañana temprano para abrir a los obreros y los despedía al finalizar la jornada.

Una vez estuvo acabada la obra, la familia insistió en que disfrutase lo que quedase del verano de la piscina, ya que ellos hasta navidades no iban a usar la casa.

Dado que Patricia no trabajaba en el verano se decidió a sacar el máximo partido de la invitación y aprovechaba las mañanas para hacer las tareas de la casa rápidamente y poder aprovechar el máximo la piscina. Cada día salia con unos pantalones muy veraniegos y una de sus camisetas pero sin nada debajo, cada vez disfrutaba más de esa libertad caminando por la calle. Cada día seguía el mismo ritual, llegaba a la casa, soltaba su cosas cerca de la tumbona, se ponía crema y se quedaba desnuda tomando el sol, según iba teniendo calor se refrescaba en la piscina.

Una de las cosas que había descubierto en esos días es que disfrutaba mucho de la sensación de bañarse totalmente desnuda, le gustaba sentir el agua recorriendo su cuerpo, no había día que aprovechase el baño para acariciar su clítoris o introducir un par de dedos en su coño y dar rienda suelta a su imaginación.

Uno de esos días mientras se masturbaba escuchó una persiana que se subía en una de las casas vecinas, a pesar de que el hecho de que la vieran masturbándose la intimidaba, una sensación de excitación la embriagaba al mismo tiempo, no pudo contenerse y siguió disfrutando de su cuerpo y era tal el grado de excitación que llegó a un orgasmo en el que no pudo contener un fuerte grito de placer.

Ese día tenía un poco de prisa y después de secarse al sol se puso la ropa y salió de vuelta a casa. Al pasar por la casa de al lado una chica que no llegaba a los 30 años, pelirroja y con ojos claros. Estaba barriendo la entrada llevaba puestas unas mallas muy ajustadas y vestía una camiseta que realzaba su pecho, de buen tamaño. Conforme se acercaba iba mirándola y paró por un momento de barrer, le dedicó una gran sonrisa mirándola de arriba abajo y le dijo:

-¡Hola vecina, que tengas un buen día!

-Ehm… tu también! -Fue lo único que pudo articular Patricia.

¡Vaya! Resulta que ahora tenía inquilinos rondando en la casa de al lado… ¿Quizá la persiana que había sonado era la vecina? Sólo de pensar en sentirse observada por esa mujer tan atractiva la ponía cachonda. Ya en casa no podía dejar de pensar en ir a tomar el sol al día siguiente.

Aunque siempre le habían gustado los hombres también había tenido curiosidad por saber que se sentía al estar con otra mujer y ahora estaba fantaseando con la nueva vecina, y eso sin saber si a ella le gustaban las mujeres también…

¡

S

i ni siquiera sabía su nombre!

Toda esta situación la tenía bastante excitada.

Al día siguiente realizó las tareas como siempre y se encaminó hacia la casa, deseando sentir ese punto de excitación al poder sentirse observada. No llevaba ni media hora tomando el sol cuando escuchó el timbre de la casa. Se puso la ropa de nuevo y salió a abrir. Era la vecina ese día llevaba unos shorts cortísimos y un top ajustado que realzaban más si cabe su figura.

-¡Buenos días vecina!

-Buenos días, ¿en que puedo ayudarte?

-Venía a presentarme, me llamo África. Y voy a pasar unos días por aquí aprovechando las vacaciones.

-Hola África, yo soy Patricia y soy de aquí, cuido esta casa para unos amigos.

-Ajá, ya he visto -dijo África con cara pícara- ya he visto que cuidas muy bien de la casa.

En ese momento Patricia notó como la sangre inundaba sus mejillas

-Bueno... Hago lo que puedo.

-Bueno, me preguntaba si podría acompañarte alguno de estos días -Dijo África con una amplia sonrisa- Mi casa no tiene piscina y con el calor que hace...

-Esto… Bueno -Un millón de imágenes pasaron por la mente de Patricia, era una situación que la ponía nerviosa, nerviosa de excitación. Era evidente que África sabía que cuidaba de la piscina desnuda, pero no sabía cuales eran sus intenciones.

-¿Te parece que venga en un rato, y traigo algo para comer?

-Esto… bueno no se si hoy…

-Patricia, comprendo que estés un poco cortada, llevo unos días por aquí y te he visto desnuda desde la casa, lo digo porque no me importa y me siento abierta al naturismo.

En esos momentos Patricia no podía dejar de pensar en cómo sería el cuerpo de África desnudo. Podía notar como sus mejillas se calentaban más todavía… y la humedad creciente en su interior.

-Ok, me parece bien.

Dicho esto se volvió a meter en la casa, no podía creer lo que estaba pasando. No tardó ni 5 minutos en volver a llamar África al timbre. Traía una jarra de sangría, pan y una estupenda tortilla de patatas. Dejaron las cosas en la cocina y se fueron al jardín.

Patricia todavía llevaba su ropa “de salir a la calle”. África tomo la iniciativa y se quitó el top dejando ver unas buenas tetas con unos grandes pezones rosados. Dejo el top en al lado de la tumbona y se quitó los shorts, no llevaba nada más debajo así que quedó desnuda delante de Patricia.

-Bueno, yo ya estoy -dijo dejándose caer en la tumbona- ¿Te apuntas o qué?

-Mmh si, ¡claro!

Patricia se quitó los pantalones y la camiseta y se tumbó al lado de África.

Las dos estuvieron charlando un poco. África trabajaba como reclutadora para empresas tecnológicas, y estaba aprovechando unos días de vacaciones para desconectar del ajetreo de la capital haciendo vida tranquila. Cuando llevaban un rato charlando, África sacó un bote de crema de su bolso y se lo ofreció a Patricia.

-Oye, ¿te importaría echarme crema?, como siga así me voy a quemar, pero bien.

-Si claro, sin problema.

África se dio la vuelta en la tumbona y Patricia comenzó a extender la crema por su espalda, conforme iba extendiendo, notaba la respiración de África como se hacía mas un ronroneo. Siguió por los hombros hasta los brazos...

-¿Te importaría seguir hacia las piernas?

-No, claro, por supuesto.

Patricia decidió empezar por las piernas, comenzando por los tobillos y subiendo. Cuando iba por los muslos de África notó como ésta separaba un poco las piernas. Tenía el coño completamente depilado, sonrosado y por lo que podía ver bien lubricado. Siguió dando crema por el interior de sus muslos y subió hacia su culo, bien tonificado, estaba disfrutando masajeándolo. Mientras seguía con su labor los ronroneos de África iban incrementándose, y no podía dejar de mirar su entrepierna cada vez mas brillante producto de la lubricación que iba rezumando. Tanto estaba inmersa en su labor que Patricia casi no se había dado cuenta de que ella misma estaba mojadísima por la excitación que la situación le estaba provocando.

Patricia estuvo a punto de introducir sus dedos en ese coño húmedo, pero justo cuando iba a hacerlo, África se giró como sugiriendo que le echase crema ahora por la parte delantera de su cuerpo. Patricia admiraba el cuerpo de su vecina, comenzó esta vez por las piernas y fue subiendo por sus muslos hacia sus ingles. Cuanto más se acercaba más ronroneaba África que estaba tumbada boca arriba y con las piernas ligeramente abiertas, aunque era muy tentador masajear su entrepierna, esta vez extendió crema por su abdomen y subió hacia su pecho.

Tenía unas tetas bonitas, con unos pezones poco definidos que se confundían con una aureola grande. Comenzó a untar crema por un pecho y notó como el pezón de África respondía a las caricias erizándose un poco. Siguió por el otro pecho y se produjo el mismo efecto, tenía ahora los pezones erectos y comenzó a pellizcarlos. El ronroneo de África se convirtió en pequeños gemidos. Comenzaba a retorcerse, mientras Patricia pellizcaba y retorcía, y jugaba con sus pechos, África usaba sus manos para acariciar su clítoris, de manera rítmica.

-Mmmm. Menudas manos tienes, Patricia -Dicho esto se incorporó un poco y clavando sus ojos claros en los ojos de Patricia sostuvo su mirada durante unos segundos y le dio un beso metiendo su lengua hasta el fondo. Patricia estaba disfrutando de la situación, no solo dar el masaje la estaba excitando, sino que ahora se veía correspondida cumpliendo su fantasía de estar con otra mujer.

Las manos de África empezaron a recorrer la espalda de Patricia, acercándose a sus tetas, agarrándolas bien, luego comenzó a acariciar los pezones que ya estaban erectos desde hacía un buen rato-

-Apriétalos bien.

-¿Así? - Dijo retorciendo firmemente.

-Mmmmm siii. Me gustaaaa.

África le sonrió y soltando una de las manos pasó a acariciar la entrada de su coño. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Patricia. África encontró su clítoris y se puso a acariciarlo primero arriba y abajo y luego en círculos. Nunca antes había sentido una sensación tan placentera.

-Venga, túmbate tu ahora, déjate llevar -Dijo África.

Cambiaron de posiciones y ahora ella era la que estaba boca arriba en la tumbona. África se puso en frente suyo y separó sus labios con las manos enseguida se puso a lamer los labios y el contorno del coño de Patricia, que se retorcía de placer. África subía y bajaba con su lengua desde el perineo hacia el clítoris y ahí se quedaba durante unos segundos, Patricia estaba cada vez mas caliente y movía la cadera buscando acrecentar la sensación de placer.

Los dedos de África fueron buscando el coño de Patricia y primero introdujo uno, mientras chupaba y pegaba pequeños mordiscos sobre el clítoris, lo que volvía loca a Patricia. Patricia estaba disfrutando de la fantasía convertida en realidad y a poco tiempo tenía dos y tres dedos en su coño, estaba a punto de correrse.

-Sigueeee, sigueeee!

Ante estas palabra África aceleró sus movimientos y aplicó mas fuerza con su mano. Patricia sujetó la cara de su vecina contra ella y le vino el orgasmo mas fuerte que recordaba.

-Me corrooo, me corroo.

-Ya lo noto -dijo África, limpiándose la barbilla con la mano.

Ambas estaban sudorosas por la actividad y el sol que las calentaba y decidieron darse un baño para refrescarse.

En el agua siguieron las caricias y comenzaron a besarse, Patricia esta vez tomó la iniciativa y buscó el clítoris de África a lo que ella respondió pellizcando sus pezones.

No tardaron mucho en cambiar de posición y África se sentó e el bordillo de la piscina, con los pies en el agua, mientras Patricia se quedaba dentro. Desde ese lugar tenía acceso al coño de África y primero introdujo un dedo para comprobar que seguía excitada, luego dos… acercó su boca al clítoris y empezó a chuparlo, tenía una mezcla de sabores que la ponían a mil. Nunca antes había comido un coño, pero se esforzó por hacer disfrutar a África que al poco rato estaba gimiendo y apretando sus pezones,

-¡Cómemelo!, Así, asiiiiiii

Patricia notó como su boca se inundaba de del flujo que emanaba de África y siguió lamiendo. Notó como su vecina no podía articular palabra y seguía gimiendo cada vez mas alto. Así encadenó un segundo orgasmo y se desplomó hacia atrás en el suelo. Patricia salió de la piscina y se tumbó a su lado, dándole un beso en la boca, traspasándole parte de sus jugos.

Se volvieron a bañar y disfrutaron de la comida que África había traído charlando y conociéndose un poco mejor.

Al final de la tarde se despidieron, no sin antes haber haberse provocado unos orgasmos entre ellas.

Hacía dos semanas Patricia no hubiera imaginado nunca esta situación y lo mucho que lo disfrutaría. ¿Puede que este sea el inicio de una buena amistad y continúen estos relatos?