Afinidad
Después de la espera, por fin me enseñaron lo que es ser sumisa. Una grata experiencia que me excita de nuevo al recordarla.
A pesar de ser jovencita (17 años) ya sentía verdadera vocación por ser una verdadera esclava sexual, lo que pasa que a esa edad es difícil encontrar a alguien dispuesto a darte caña y que sea de tu círculo de amistades/conocidos. Había tenido varios novios pero ninguno me daba la caña que necesitaba.
Dos años más tarde viendo que la situación no mejoraba busqué por internet a alguien que tuviera esa afinidad conmigo, conocí a un hombre unos 15 años mayor que yo, al principio le costaba comenzar a dominarme, supongo que por lo extraño de toda la situación, pero poco a poco la cosa comenzó a funcionar. Todo era cybersexo como se suele decir, hasta que un día decidimos quedar, conocernos y llevar a cabo todo lo que habíamos imaginado.
Cuando David, así se llamaba él, narraba sus fantasías imaginaba mi coñito rasurado, así que me rasuré a fondo, borrando cualquier vestigio de que allí había nacido alguna vez vello. Incluso cuando terminé me quede acariciándome, no sé era una sensación rara, esa suavidad y esa extrema sensibilidad nuevamente adquirida. Lo cubrí con unas pequeñas braguitas blancas y seguí vistiéndome con una camiseta, una falda y unas sandalias. Era verano y hacía mucho calor, a pesar de ser bastante blanquita había cogido colorcito de los días de piscina.
Cuando su coche se detuvo en el lugar de encuentro creí que el corazón me iba a salir del pecho. Ya lo había visto en fotos, así que no me costó reconocerlo y tampoco pude dar mucho lugar a imaginarme como era y equivocarme. Era justo igual que en las fotos, con su perilla, sus ojos oscuros, su voz madura. Iba vestido con unos tejanos y un polo blanco.
Sólo entrar al coche me hizo todo un repaso, me dio dos besos y comenzó a pasar su mano derecha por mi cuerpo. Tocándome por debajo de la falda y magreándome los pechos. Me dijo que había estado todo el viaje con un horrible e insano calentón, mientras se desabrochaba el cinturón y sacaba su enorme polla toda humedecida.
- Chúpala
Tardé un instante en asimilar la orden, pero pasado este, me la metí en la boca, primero procedí a limpiar aquella humedad, a limpiar sus huevos con mi lengua y luego a mamársela. Pronto vació el contenido de sus pelotas en mi boca, para mi era un honor que David acabara en mi boca, así que me apresuré por bebérmelo todo y dejarlo de nuevo bien limpio.
Así llegamos al hotel, en el ascensor me ordenó quitarme las bragas y que le enseñara el chochete recién rasurado, así hice.
Algo me dice que no eres una verdadera sumisa, harías cualquier cosa?
Sí
Y por qué?
Porque me pone cachonda ser sumisa - le contesté.
Bueno, que sepas que si accedes a entrar a la habitación es que confirmas tu decisión.
Al entrar a la habitación es cuando me llevé la sorpresa, había otro hombre, de su misma edad, desnudo y con la polla bien dura. Entre los dos me arrancaron la ropa y me dejaron desnuda, no sabía como reaccionar, no me esperaba aquello. David me ordenó arrodillarme, mamársela a su amigo y que pusiera la misma cara de puta que había puesto hacía hace unos minutos. Así hice de nuevo, me la metí en la boca y comencé a chupársela aquel tío que pronto soltó una enorme lechada fruto de días de abstinencia, me la fui tragando como pude a medida que iba llenando mi boca.
David se había puesto cachondo de nuevo viéndolo todo. Me tumbaron en la cama y comenzaron a magrearme, chuparme, masturbarme, he introducir sus dedos indiscriminadamente por todos mis agujeros. A pesar de lo cachonda que estaba, mi humedad me delataba, disfrutaba haciéndoles creer (bueno, ellos sabían de que palo iba) que estaban haciendo algo que no me gustaba, era parte del juego, como más me quejaba, más me sobaban.
David me dijo que me pusiera en pie y que me tumbara boca a abajo en la pequeña mesa de la habitación, Marcos (así se llamaba el otro hombre) me volvío a introducir la polla en la boca y David se quedó mirando y disfrutando, viendo como se la chupaba a un desconocido. Comenzó a sobarme por detrás hasta que noté como su polla se metía en mi tierno chochete, así comenzó a follarme mientras se la comía a Marcos. Notaba el dedo de David rodeando mi culito, lubricándolo y dilatándolo.
Pararon los dos un instante, estaba agotada, había luchado seriamente para no correrme aún, quería disfrutar ese momento. Cuando David me ató las muñecas al cabezal de la cama dejándome de lado:
- Mira preciosa mía, sé que te dije que no tomaras ningún tipo de precaución porque yo era imposible que te dejara preñada, pero Marcos si que puede, es más me dijiste que nunca te habían dejado la leche dentro, pues hoy es el día y lo va a hacer Marcos, pero no tengas miedo mi niña, cuando quieras darte cuenta ya será demasiado tarde, tendrás todo el corrido dentro.
Acto seguido me tapó la boca y me pusieron de lado. Marcos se puso delante de mi y poniendo mi rodilla sobre su costado comenzó a penetrarme el cochete. Unas lágrimas cayeron de mis ojos, pero ahí estaba David acariciándome el pelo detrás. Una vez la sentí dentro, David comenzó a penetrarme por el culito, introduciendo sus respectivas pollas en agujeros distintos, estaba llenita de los dos que comenzaron a moverse. Al principio resultaba doloroso, sobre todo la parte de David, pero pronto comencé a sentir un placer indescriptible. Cuando David se dio cuenta que ya no luchaba por ser liberada, me destapó la boca para oir mis gemidos. Así fue, me sentía atada, follada por dos lados, y al borde del desmayo por el placer producido, creía que iba a perder la razón. Sin poder evitarlo me corrí, sentía como los músculos de mi pubis se tensaban más de la cuenta pero es que estaba albergando dos pollas a la vez y eso hizo que las ordeñara con una asombrosa maestría, consiguiendo que se vaciaran ambas en mi interior, dejando enormes lechadas que bañaban mi pubis por dentro. Por los gemidos sabía que los estaba matando de placer, hasta que fui recuperándome del orgasmo y noté como estaban vaciando las últimas gotas que había en sus pelotas.
David la sacó primero y Marcos después. Pero no me desataron, Marcos se vistió me dio un beso en la frente y se fue. Yo estaba agotada cuando vino David y me dijo que echara un sueñecito así como estaba, no quería que mi cuerpo perdiera ni una gota de lo que habían depositado dentro.
Así hice, tampoco podía removerme mucho, estaba agotada y atada. No tardé en dormirme.