Afianzando una buena cornamenta

Después de nuestra primera experiencia, decidimos repetir ya con más tranquilidad y así ver si mi mujer actuaba con más libertad. Porque en nuestra primera vez, descubrimos nuevas cosas la una del otro y viceversa, pero lo mejor es que nos descubrimos más nosotros mismos. Que creíamos conocernos de sobra y nos hemos llevado una grata sorpresa y deseando descubrir más cosas de nosotros mismos.

CONTADO POR MARIDO

Mi esposa Begoña dormía a pierna suelta cuando me desperté. Me levanté sin hacer ruido, desayuné y rememoré lo sucedido, no tenía ni una pizca de remordimiento, todo lo contrario, estaba con un nivel de satisfacción pleno. Ya había sucedido lo que tanto había querido y lo que tanto había perseguido, fue tan bien y la persona elegida tan buena, que sabía que íbamos a repetir, aunque antes de esa noche Begoña había dicho solo una vez, para darme el gusto y no más. Recogí lo que había por el salón de la noche pasada y me senté a ver la tv, donde estaban repitiendo un programa que echan por la noche. Llamaron a la puerta y era mi cuñado (hermano de Begoña) y su mujer. Comíamos todos en casas de mis suegros y de paso recogemos a los niños. Mi cuñado tenía que ir a un sitio antes y nosotros llevaríamos a mi cuñada. Mi esposa se levantó tarde y se llevó la sorpresa de ver a su cuñada porque su hermano ya se había ido.

Begoña se excusó diciendo que bebió un poco de más por la noche y por eso se había quedado dormida hasta tan tarde. Me hubiera gustado hablar con ella de lo que habíamos vivido y no pudo ser, sería por la noche cuando los niños estuvieran acostados. Un hecho que sucedió en casa de mis suegros me alegro, porque fue una manera de saber que le gusto lo que pasó. Mis cuñados habían llevado unos pasteles que eran unos canutillos rellenos de crema, otros de nata y otros de chocolates. Lo único que esta vez eran bien grandes. Mi cuñado tuvo unas de sus salidas, “más de una se conforma con menos” Begoña se echó a reír mirándome y todos creyeron que era por la gracia de su hermano. No acabó ahí, Begoña se pidió uno de nata y me provocó comiéndole, nada más entendíamos los dos lo que pasaba y nos reíamos. Nos fuimos para casa y ya acostados los niños hablamos.

  • Begoña qué piensas de todo.

  • Lo mismo no te gusta pero ahí va, me he levantado feliz y no he tenido ningún remordimiento ni ninguna pena.

  • Jajajajaja, me alegro porque me ha pasado lo mismo. De poner alguna pega, que en algunos momentos estuvimos algo tensos.

  • Ves ahora coincido contigo.

  • ¿Y ahora que va a pasar?

  • Se que dije una vez y no más, ahora por lo menos si es con Ángel tengo mis dudas.

  • También tengo alguna duda, pero ¿cuáles son las tuyas?

  • Que me gusto demasiado, no te quiero mentir y que me entraron ganas de putearte más, en el buen sentido. ¿Y las tuyas?

  • Pues que me gusto demasiado y me gusto sentirme en cierto modo sumiso tuyo, ¿quieres que repitamos otra vez?

  • Como querer ahora mismo, pero me da miedo, porque la próxima vez podría pasarme contigo, que me tuve que morder la lengua varias veces.

  • Si es por eso, no te preocupes y ahora me sabe mal que te mordieras la lengua, porque seguro que lo hubiéramos pasado mejor.

  • Si quieres te cuento con detalle lo que se me pasaba por la cabeza y no hice.

  • No quiero que me lo cuentes, quiero que lo hagas y llevarme la sorpresa.

  • Déjame pensarlo y ya te lo diré.

Follamos después de la conversación de una manera más cachonda que nunca en nuestra relación. Nos pusimos los dos como locos. En algunos momentos hice como si fuera él y ella me llamaba por su nombre, le pedí que cuando se corriera lo llamara y lo hizo, que fuerte, me hizo correrme oyéndole. Martes teníamos partido, Ángel y yo no habíamos hablado, tampoco lo hizo con Begoña. Al verme Ángel me saludó con la misma naturalidad de siempre y no hizo referencia a nada de lo que habíamos hecho. Nos íbamos cuando le dije a Ángel si podíamos hablar un momento y él se vino conmigo a tomar una cerveza.

  • Como no has dicho nada ni has dado señales de vida, no sabía si es que te has arrepentido o que.

  • Que coño me voy a arrepentir. Lo que pasa que tengo claro que sois vosotros los que tenéis que decir algo, no voy a dar la brasa yo y menos a tu mujer.

  • Es un detalle y te lo agradezco. ¿Entonces cómo lo pasaste?

  • Con una mujer como Begoña siempre se debe de pasar bien. No te molestes pero tienes una mujer muy cachonda, aunque se notaba que era vuestra primera vez y ella estaba en algunos momentos tensa, pensando más en que tú no te molestaras que en lo que estaba haciendo.

  • Puede que sí.

Como tardaba en llegar Begoña me llamó y le dije que estaba tomando una cerveza con Ángel, se quedó callada y me dijo para sorpresa mía, “pues dile que si quiere cenar, hay cena para tres” y me corto la llamada, ya me puse cachondo perdido. Le transmití la invitación y acepto. Los niños ya estaban acostados, pase por la habitación y dormían ya. La mesa estaba puesta y Begoña terminando de cocinar unos filetes de pollo empanados. Me fije que se había puesto una falda bastante corta y de espaldas a nosotros se le veían bien sus preciosos muslos. Le di una cerveza a Ángel y me fui a duchar como hacía siempre que venía del fútbol. Mientras me duchaba me los imaginaba follando en la cocina, me puse muy cachondo, pero me preocupe por si alguno de los peques se levantaba y salí rápido. No estaban follando, Ángel seguía apoyado en el marco de la puerta de la cocina mirando a Begoña y con su cerveza en la mano.

La cena fue una cena subida de comentarios de alto contenido sexual, sin ser explícitos. Igual que estaba cachondo, Begoña y Ángel seguro que estaban igual. Al terminar la cena nos pusimos a recoger Begoña y yo, Ángel hizo un amigo y se llevó la broca por intentarlo, nuestros invitados no recogían la mesa. En la cocina en vez de preguntar a mi mujer como estaba, lo que hice fue meter mi mano y tocar su coño, estaba que parecía un río. “Me tiene salidísima, si no estuvieran los niños, ya me lo estaría follando en su silla, no haría falta otro sitio” le dije que era una tonta por contenerse, que si quería que lo hiciera que yo vigilaría a los niños.

Terminamos de recoger y le dije que fuera con Ángel que el café estaba ya prácticamente. Fue a salir, se paró me miró, se quitó las bragas en la cocina me las dio y me sonrió. Se había decidido follárselo. Les deje un poco de tiempo y estaba pendiente del pasillo. Fui a ver un poco, abrir con mucho cuidado la puerta del salón y no estaban follando estaban hablando. Entonces lleve los cafés. Ángel se lo tomó casi hirviendo y se despidió, le acompañe a la puerta, “si no me voy me la follo quieras o no” ni cogió el ascensor se bajó andando y no me dio tiempo a decirle nada. Entre y con mi mirada le pregunté a Begoña, “no sé qué me ha pasado iba lanzada pero me freno lo de los niños, pero mas no verte”

El sábado “endosamos” a los niños y nos fuimos a tomar una copa con Ángel. Begoña para esa noche se había decidido por una falda holgada y por encima de las rodillas, sin ser minifalda. Un top sin mangas, con tirantes finos y algo de escote, sin sujetador. Sandalias con mucho tacón y unas mini bragas. Me ahorro la cena y voy directamente a la copa. Fuimos al sitio de moda, petado de gente. Música alta y DJ por lo visto conocido. Nos quedamos en el único sitio en el que encontramos un esquinazo de la barra, con dos taburetes. Begoña prefería estar de pie, se quedó entre los dos y se movía al compás de la música. Se pegaba de vez en cuando a Ángel y este la acariciaba con sus manos, de una forma comedida. Poco a poco Begoña se pegaba más dándole la espalda y él agarraba sus cintura, apretándola contra él, sus pezones crecían con velocidad y su mirada iba cambiando, de esposa decente a esposa puta. Si no estuviera Ángel y eso lo hiciera yo, ya me había montado el belén, estaba desconocida y me ponía cachondo. Me daba cuenta de que por detrás le estaba metiendo mano, en su culo, en su coño y por donde le apetecía. Le decía cosas al oído y provocaba en Begoña, caras de ponerse mas cachonda. Se dio la vuelta un poco, le dio un beso en los labios y dijo que ahora volvía.

Ahora el beso m lo lleva yo, mientras me daba algo en mis manos y eran sus bragas, diciéndome al oído, “se ha empeñado y cómo quieres que sea muy puta, guárdalas cornudo” se colocaron de la misma manera y había unos chavales mirando hacia nosotros, se debían de estar dando cuenta de todo, un cornudo, una puta y el semental jugando. En vez de molestarme me puso más cachondo, porque me ponía cachondo que miraran a mi esposa, que la deseasen. Le hice un gesto a Begoña para que mirara en esa dirección, miro y le dio igual, le debió pasar como a mí, que se puso más cachonda. Ángel le hablaba al oído, ella le movió la cabeza afirmativamente y se agarró de mi cuello, para decirme al oído. “Tiene el pollón fuera, me está rozando y me ha dicho que me quiere follar, pero los preservativos los tiene en el coche, AAhh, casi me la mete, no aguanto. ¿Qué hago cornudo?” sabía que era lo que quería, “puta seguro que ya te la ha metido” y me decía, “no te juro que no, porque se lo tienes que pedir tú que me la meta, si eres buen cornudo, pídeselo” no lo dude y le dije que adelante.

Ángel mientras mi esposa estaba agarrada a mi cuello, se la metió de golpe y me gimió gritando en mi oído. Le dije que mirara a sus espectadores como buena puta que era y miró hacia donde los chavales, por los movimientos de Ángel poco se podía deducir, pero la cara de ella era clarificadora. Begoña me pedía que le dijera que no se corriera dentro de ella, lo decía con la boca chica y cuando me oyó decirle que la llenara bien, me repetía una y otra vez en mi oído, “cornudo, cornudo, cornudo, cornudo, me vais a matar de placer” y seguía así hasta que se corrió morreándome, me encantaba sentir en mi boca su fenomenal corrida. No mucho después Ángel se corrió y Begoña solo de sentir como le llenaba con su corrida, se corrió nuevamente. Begoña se metió la mano por debajo de la falda, se tocó y después llevó sus dedos a mi boca, que los chupeteé con verdadera devoción. Pedimos otra consumición y que fuera con mucho hielo, porque estábamos los tres como fogones ardiendo. Begoña ahora de espaldas a los chicos jóvenes, se puso a bailar al son de la música, estarían viendo su culo con un movimiento impúdico. Me acerque a ella y al estar la música tan alta me pegue a su oreja, “estas tan puta que seguro que te los tirarías a todos, ¿a que si? so puta” Begoña me miró se sonrió y no me respondió. Que cachondo me puso esa sonrisa.

Ángel no era tonto y se dio cuenta, esta vez la agarro como si fuera su esclava, la llevo hacia él y la morreo sin tapujos, metiéndole mano por detrás y al hacerlo se levantó la falda de mi esposa, que le dio igual. Begoña se fue al aseo de nuevo y vimos como unos de los chavales enfiló en su dirección. Si intento algo le salió mal, porque tardo nada en regresar. Nos fuimos a nuestra casa, Ángel y ella montaron detrás y Begoña no se esperó le hacía una mamada sin salir del parking. Le puso la polla en funcionamiento y mirando hacia mí, se la clavo. Mientras se tocaba y de vez en cuando me pasaba los dedos por mi boca. Me puso nervioso cuando dijo, “esta noche te vas a estrenar y como mínimo vas a probar polla si a Ángel no le importa” Ángel no tardó en responder, “lo que mi puta quiera, el cornudo me la mamara y si hay que darle por culo le damos, no te parece puta mía” Begoña nos decía que oyendo a Ángel casi se corre solo de imaginarlo. Se agarró en los dos cabezales de los asientos delanteros y con la cabeza agachada, empezó a gritar y a menear la cabeza, hasta que la levantó para mirarme por el retrovisor y correrse, así no se puede conducir. Me dolía hasta la polla del calentón.

Se quedaron parados y cuando me di cuenta por donde íbamos avise a Begoña diciendo solo el nombre de la calle, recuperó la cordura y de golpe cambió y se sentó. Igual que el primer día que vino a nuestra casa en el ascensor se comportó, esta vez no dejaron de meterse mano y besarse, me uní también a la fiesta y la besábamos entre los dos y nuestras manos se encontraban en ellos sitios más apetecibles, mientras ella llevaba sus gemidos a otra fase. Entramos a nuestra casa y Begoña no espero ni a servir una copa ni a ir a un sitio más cómodo, en la misma entrada empezó a desnudar a Ángel, hasta dejarlo plenamente desnudo y con el pollón apuntando como un misil, a Begoña la boca se le hacía agua. Se fue a desnudar y Ángel hizo lo que tantas veces había leído en relatos, se puso mandón y se lo prohibió. Nos fuimos al salón y allí me ordenó que la desnudara para él. Lo hacía gustoso y sin dejar de mirar a Begoña que le miraba y se notaba lo cachonda que le ponía esa situación tan morbosa.

Resonó el “ven ahora cómeme el rabo” Begoña empezó a andar y resonó más fuerte “tu no zorra, se lo decía al cornudo” ante mi duda Begoña actuó, “no esperes mas ves y cómesela, quiero verlo” y si ella quería lo haría. Aunque algo de sudor frío me entró. Me acerque y de rodillas ante semejante pollón no sabía bien qué hacer y fue cuando note una mano en mi cabeza, que me empujaba con suavidad, era Begoña quien lo hacía, hasta que de manera bastante torpe empecé a lamer como solía hacer mi mujer. Lo hacía como podía y ya no notaba la mano de mi mujer, seguía haciéndolo y miraba la cara de satisfacción de Ángel al tenerme así dominado y busque ver la cara de mi mujer, la puta estaba recostada en el sillón, piernas estiradas y abiertas, tocándose su coño y sus tetas, le ponía cachonda el verme de esa manera y me provoco que me metiera la polla en la boca y lo hiciera con la glotonería que lo hacía ella, se corrió antes que nunca.

Ángel se apartó, me dejó con la boca abierta y se fue hacia Begoña, diciéndole que ahora sí, antes se besaron y se dijeron algo. Ángel estaba sentado y con las piernas abiertas, Begoña de rodillas con el culo levantado y mamando como una auténtica experta. Paro de mamársela y sin ni siquiera mirarme me ordenó, cómeme el culo para nuestro macho, que ahora me lo follara. No era de hablar sucio y oírla tan natural me ponía loco de cachondo. Me acerque gateando y el coño lo tenía empapado, abrí sus nalgas y me comí su hoyito, ese hoyito que pronto iba a ser abierto por el obelisco que tenía Ángel. Los gemidos y la respiración alterada se iba produciendo en los dos, Ángel aviso de que ya estaba preparado y en ese momento no entendía porque la avisaba. Begoña se movió y me dijo, “vamos cornudo ven a probar el manjar de Ángel” ahora quien llevaba la voz cantante era mi mujer, me agarró la cabeza y me la llevo al pollón, que era como si hubiera crecido más, no me dejaba respirara y meneo arriba, meneo a bajo Ángel se corrió en mi boca y ya sin que nadie me empujara a nada lo limpie solo, luego mi mujer agarró mi cara con las dos manos y me dio, para mí, que el beso mas cachondo de nuestra relación. Otra vez que perdí la noción del tiempo con ese beso tan guarro.

A mí me quedaba poco para correrme y los dos ya se habían corrido, porque Begoña se corrió con mi comida de culo. Corrida suave pero al fin y al cabo corrida. Nos fuimos a la cama. Otra vez que mando él, un 69 entre mi mujer y yo, poniéndose ella arriba. No tardó en ponerse detrás de ella y follársela. Me corrí y no en la boca de mi mujer porque no me dio apenas tiempo. Ver ese pollón meterse en el coño de mi mujer, mientras se lo comía fue un torbellino de sensaciones, todas buenas y excitantes. Me provocó comerle el coño con más ganas y de paso lamerle a él la polla cuando salía. Tan cachondo estaba que me volví a empalmar, hacerlo tan rápido después de haberme corrido solo me había ocurrido la vez anterior y esta, porque desde siempre me costaba más.

En cuanto se corrió mi mujer, ella quería darse un respiro y la idea de Ángel no era esa. La hizo sentarse encima de mi polla y cuando me la estaba follando, allí se colocó su macho como ella decía, detrás de Begoña y sabiendo todos lo que iba a pasar. Mi mujer se agachó hasta quedar tumbada sobre mí y Ángel inició la penetración de su culo. La iba notando por cómo me besaba mi mujer, como me mordía los labios y como sentía su respiración en mi boca. Costaba pero entraba y costaba menos, porque para darle por culo se había colocado un preservativo. Ya la tenía bien atravesado el culo y se movía con ímpetu y ella le decía que siguiera que le gustaba notarle. No me hacía falta moverme, con los meneos que daba Ángel ya valía. No le bastaba a Ángel como la follaba de fuerte, necesitaba más y con sus dos manos azotaba hasta la barbarie el culo de Begoña, que en vez de quejarse me besaba guarramente, me decía cuando me amaba y lo que estaba gozando. No sé si fue una corrida o un aullido de una loba, se corrió de forma diferente y sin contención.

Nos quitamos y se quedó demasiado relajada y con la cara completamente feliz. Dos horas sin un respiro, él tenía fuerzas todavía, Begoña en el momento que se recupera querría más y yo sí necesitaba un poco más de tiempo y quería correrme otra vez. Fui por algo fresco que era lo que reclamábamos y necesitábamos todos. Desde la cocina oía cosas y no me creía que estuvieran en marcha otra vez, pues sí lo estaban, en la posición del misionero, era perfecto ver dos buenos cuerpos en esa unión, que manera de arrearle a mi esposa, que lo recibe con sumo agrado y si me ponía cachondo ver como se la follaba, más me ponía como estaba de cerda Begoña y cómo se comían la boca. Era una locomotora perfecta, mantenía casi el mismo ritmo, solo lo altero cuando supo que Begoña se corría, que aumentó la marcha y una vez se corrió, la aumentó más y la volvió a poner en un punto álgido, porque dos veces más se corrió Begoña y en la última se corrió Ángel con ella y no llevaba preservativo, le echó todo su manjar como decía mi mujer. Se quedó un momento tumbada sobre ella besándose y luego se recolocaron tumbados juntos.

Ángel se levantó al baño, salió y se empezó a vestir, ya se iba. Tenía tacto y nos dejaba solos. A mí no me hubiera importado que se quedara y supongo que a Begoña menos. Nos quedamos solos y Begoña me decía que estaba rendida pero muy a gusto, que hubiera aguantado hasta hacerse de día. Begoña estaba tumbada normal en la cama, con dos almohadas bajo su cabeza y yo a los pies de la cama tumbado a lo ancho. Hablábamos y me pareció ver que de su coño salía algo, me fije bien y le salía algo de la corrida de Ángel. Me puso cachondo y mi polla creció de golpe, ella lo vio y me preguntó qué me pasaba, qué pensaba. Le dije que no pensaba en nada y le conté el motivo de mi erección repentina. Solo me dijo “entonces a qué esperas cornudo? Sabes que me va a poner muy guarrona” y se lo empecé a comer, cuanto más cachonda se ponía más le salía y más me comía. Fóllame ya, mete tu mini polla, que notes la leche de mi macho, porque es mi macho y yo seré tu puta si no te molesta” la folle con deseo, rabia y hasta necesidad, le decía que claro que era su puta y eso me ponía cachondo. Las dos cosas mejores de esa noche, corrernos a la vez y sin ponernos de acuerdos decirnos te quiero a la vez.

CONTADO POR ESPOSA

Para este relato, nos hemos puesto de acuerdo en hacerlo con una cronología más o menos igual, no del contenido si no de lo ocurrido en un orden común en lo que se pueda.

Nuevo día después de la espectacular noche, me despierto sola en la cama. Esta vez Pablo si había obtenido un 10 extraordinario. No me acordaba de los intentos fallidos y que me dejaron tan mal sabor de boca. Había elegido bien y eso que siempre pensé que era un desastre para poder hacerlo. Ángel aunque no estaba en la edad que pensaba que era la buena, resultó fabuloso. En un principio lo hice algo forzada y eso se había notado en la noche. Por eso había que repetir porque ya habíamos roto la barrera entre Ángel y nosotros, la próxima vez iba a ser mucho mejor. Aunque me tocaba planteárselo a Pablo, porque le había dicho que solo lo haría una vez. Me pareció oír a Pablo hablar con alguien y salte de la cama, lo mismo Ángel había vuelto por algo. Que corte encontrarme a mi cuñada en vez de a Ángel y encima había salido casi desnuda. Íbamos a comer con mis padres, más que ir a comer me apetecía una buena siesta y estaba atontada durante toda la comida, hasta que el guarro de mi hermano hizo referencia a unos pasteles de forma cilíndrica y a alargada, por su tamaño y grosor, que cualquier tía le encantaría una así. La guarrada me hizo reírme y recordar el pollón que había tenido esa noche. Me fui a una de las habitaciones y me eché un rato, no podía quitarme de la imagen a Ángel follándome y a Pablo haciéndose una paja mientras nos miraba. Con cuidado y silencio me masturbe. No me pude dormir y me levanté cuando mi madre entró para decirme que mi hermano se iba.

Terminamos de cenar y me tocó hablar. Pablo quería saber lo que opinaba igual que a mí me interesaba lo que él opinaba. No se podía ser falsos y se lo dije, que me lo había pasado de muerte y que no me arrepentía. Se alivió al oírme porque me dijo que él tampoco. Me gusto que se sincerase que me contara, que le gusto obedecer y con un poco se sorna pero mucha verdad, le confesé que me hubiera puesto más cachonda someterle un poco más. Le confesé también que con Ángel me volví loca de placer, que el tío sabía bien lo que hacía y que eso podía ser un problema. Él no pensaba que fuera un problema y me preguntó si quería volver a repetir, con él o con otro. Aunque le había expresado mi gusto máximo por Ángel, le dije que le prefería a él y no andar de mano en mano. Me follo en el salón, algo que desde que están los niños no habíamos hecho y que bien lo hizo.

Pasaron varios días y tentada estuve cada uno de ellos de escribirle algo a Ángel, porque no me escribía como antes de follar. Claro te entran las dudas, si le habrá gustado o no. Porque si le hubiera gustado hubiera dicho algo. Tampoco quería apremiar a Pablo y por su expresión tampoco sabía nada. Me acuerdo la víspera del día que Pablo iba a jugar al fútbol, porque se podrían ver, si él no faltaba, que algunas veces no iba. Por la hora ya estaría a punto de acabar el partido. Tardaba más que de lo de siempre y eso era porque se habrían quedado a tomar una cerveza o estaría con Ángel. Llamada a su móvil y me confirma que está con él tomándose una cerveza, no lo dudo y le digo que le invite a cenar. Al tener a los niños durmiendo, me fui a cambiar que estaba vestida de una forma anti morbo. Camiseta informal sin sujetador, falda corta que la subí un poco más para que quedara más corta, mirada al espejo y a la cocina.

Los besos que me dio muy formalito de saludo ya me calentaron, la calentura subió cuando mi marido se fue a duchar y él se quedó mirándome por detrás y sabiendo que me miraba el culo y que cuando cogía algo me miraría más. Se acercó por detrás y me dio un muerdo en el cuello, me pego el paquete al culo y noté nítidamente el pollón rozándome. Me pasó la mano por delante y me tocó mi chochito y me derritió. El muy cabrón se apartó y me dejo muertita de gusto. Debió de oír a pablo, porque apareció de inmediato. Una vez estaba ya en la cocina después de cenar, me toco Pablo y estaba encharcada, tan cachonda me tenía que si no fuera por mis hijos ya hacía un rato que estaría follando y se lo dije a Pablo. Lo inesperado fue que Pablo me animó a follármelo sin ningún problema que él se quedaba de centinela. Me quité las bragas se las di y le dije que no metiera la pata, que no se distrajera. Iba muy decidida pero los niños me frenaron y no tuve el valor de tirármelo allí mismo. Pablo entró con su cara de decepción.

El resto de los días los pase follando con Pablo y masturbándome a todas horas. Pablo me dio la gran noticia el sábado saldríamos los tres. Me daba igual el vecindario, los amigos, quien me pudiera ver. Me vestí para él, era una invitación a que me follara cuando quisiera. Ni sujetador me puse. Me puse lo más excitante que pude y unos buenos tacones. La cena me estaba sentando mal, porque solo pensaba en mi postre que era él. Nos llevó a un sitio con mucha oscuridad, mucho ruido y te podían follar en cualquier sitio que nadie se enteraría. Una barra y dos banquetas, muy caballerosos los dos me ofrecieron una y no quise, prefería estar de pie exhibiéndome y en medio de los dos. No falló Ángel me acariciaba con discreción y según me pegue a él, con todo el descaro del mundo, me llegó a meter varios dedos dentro y me hizo resoplar en la cara de mi marido, que como no es tono se dio cuenta. Ángel me mordió el cuello, me lo lamió y al oído me dijo que si iba a ser su puta no podía llevar bragas.

Estuve a punto de quitármelas ahí mismo pero me dio vergüenza, incomprensible, pero me dio, me fui a los aseos y fui muy rápida. En cuanto regrese le di un beso sucio, que supiera que estaba perra y que tenía dueño esa noche, le di mis bragas. Diciéndole que cómo era el cornudo guardase las bragas de la puta de Ángel, de su mujer. Me agarre al cuello de pablo y le iba diciendo como Ángel tenía su pollón fuera y como me lo estaba pasando por toda mi rajita. Ángel quería follarme sin condón y se lo dije al cornudo, con la cabeza me dijo que sí y le dije que se lo tenía que pedir él como buen cornudo. No tardó en decírselo y nos dijo que no se podía correr dentro, los dos le dijimos que sí. Lo hacía suavecito sin llamar la atención, la sacaba casi todo y luego suavemente la metía hasta tocarme con su cuerpo. Que pasadon. Seguía abrazada al cuello de mi marido que se había acercado un poco más con su banqueta. Me decía que mirara al lado izquierdo una y otra vez. Vi a unos chiquitos muy jóvenes mirando y no me importó en absoluto y si a mi marido tampoco, pues que vieran como me follaban delante de las narices de mi marido.

Ángel pasó sus manos cogiéndome las tetas y tirándome hacia él, me giró la cabeza y nos besamos y me dijo que se iba a correr y le dije que lo hiciera dentro. El semental me hizo correr dos veces una antes que él y otra cuando note la suya llenándome. Para que no le quedaran dudas a mi marido, porque Pablo no hizo ruido en su corrida, me metí bien los dedos y una vez que note que se pegaba su corrida a ellos, los saque y los lleve a la boca de Pablo, que los relamió, ahí tuvo su postre. Ángel me exhibió ante quien quiso, no se cortó en morrearme y meterme mano delante de todos, los que sí se fijaron fueron los chiquitos. Necesitaba ir al aseo, porque notaba que me bajaba por los muslos. Antes de que pudiera alcanzar los aseos me habló uno de los chiquitos, para decirme lo buena que estaba, lo cachondo que les había puesto y darme un papel donde estaba su nombre y su móvil, me dijo que si quería estar con más de uno, que él llamara. Me llamó la atención su seguridad y cuando me iba a reír de él, agarró mi mano y la llevó a su pantalón. Si lo que tocaba era de verdad, tenía una polla escandalosa, quite de golpe mi mano y me metí en los aseos.

No nos esperamos y nos fuimos para casa. En el aparcamiento nos metíamos mano y se sentó en la parte trasera conmigo, se sacó la polla y empecé una mamada. Pablo miraba fascinado. Como no llevaba bragas todo fue más sencillo, le di la espalda, porque quería darle un espectáculo privado a mi marido. Me monte en su polla sin dejar de mirar a pablo por el espejo. Me tocaba y seguía saliendo corrida de Ángel, me mojaba mis dedos y se los metía a Pablo mientras conducía. Quería hacerle feliz, me puse a hablar con él, esta noche te vas a comer un pollón cornudo y Ángel también le ponía cachondo, si quiere la puta de tu mujer hasta te romperé el culo y casi me corro cuando le oí, deje claro que me parecía muy bien, que me encantaría, así además de cornudo le haríamos maricón. Pablo no decía nada y no hacía falta, lo que veía por el espejo era la cara del deseo, del cornudo, ahora entendía las ganas que había tenido siempre de ser cornudo.

Estaba tan cachonda que cuando se oyó el golpe de cerrase la puerta, empecé a desnudar a mi macho, lo deje sin nada. No me dejo desnudarme, quiso que lo hiciera mi marido que no objetó nada y me desnudo, que cachonda me ponía verlo de esa manera, siempre le había amado mucho, pero ahora viéndole tan entregado a mi satisfacción que de paso era la suya, le amaba mas y me ponía cachonda verle haciendo eso. Pablo se levantaba y Ángel me dijo que fuera a comerle el rabo, tal cual, con voz seria. Fui obediente a comerle esa polla tan rica y me lleve el corte de mi vida, tú no zorra, es para el cornudo de tu marido. Pablo me miró con cara de susto y le indique con una mano que fuera a hacer su trabajo. Tuve que ayudarle para que acercara su cabeza. Empezó tímido, no sabiendo cómo hacer con tan magnifico regalo y cuando se fue animando, me puso tan cachonda, que me senté para hacerme un dedo, el mejor de toda mi vida. Me corrí al instante y no se enteraron, pero continué. La pena que Pablo se perdiera verme de esa manera. No debía de hacerlo muy bien (era su primera vez) que Ángel se vino a sentar donde estaba yo.

Me dijo que continuase yo, me puse a cuatro patas como me había dicho y ahora si era mía, que rica que estaba. Quise poner un toque más de calentura a Pablo, ven aquí cornudo, cómeme el culo para mi macho, bueno para nuestro macho. Últimamente mi marido se estaba volviendo mejor en todo, porque me hizo correrme muy rápido con su lengua y sus dedos. Ángel me avisó de que se corría, estaba acordado sin que Pablo lo supiera, le hice acercarse que se la metiera en la boca y se corrió en ella. Nos dimos un beso de lo más sucio, nos tumbamos en el suelo para dárnoslo mejor. Me gustaban los besos de mi marido ahora más que antes. Nos fuimos a la habitación y volvía a ordenar Ángel, mi marido se tumbó en la cama y me puse encima de él, Ángel me follo para que mi marido lo viera de cerca (más cerca imposible) tan cachondo estaba Pablo que le agarre su polla y se vino en mi mano y por donde saltó. Lo que vería me lo imaginaba, lo que sentiría no lo sabía, pero fácil de deducir porque se empalmo en tiempo récord. Sin esperármelo me corrí de pronto, me resultó raro, nunca me había ocurrido algo así. No me daban descanso, me tocó sentarme sobre Pablo y no tardó en empezar a follarme el culo. Me tocaba mantener la respiración, aun a sabiendas de que follaba bien el culo, el mío no era el primero. Ya me tenía llena de su polla. Las arremetidas que me daba eran excepcionales, cuando las acompañó con azotes en mi culo me eche a perder, como se pasaba el tío, menuda paliza me daba. La mezcla de dolor y placer me empezaban a gustar demasiado.

Lo mejor es que veía la cara de pablo y nos besábamos con obscenidad y aprovechaba para decirle, están dando por culo a tu mujer cabrón, eres un cornudo y pronto voy a ayudar para que te reviente el culo, ya lo veras, te vamos a hacer un puto. Me corrí antes que ellos y sin miramientos, Ángel se salió de mi culo y no dejó a mi marido que me siguiera follando. Ahora no recuerdo porque Pablo se ausentó, si fue a por agua, al aseo o que. pero al quedarnos solos, Ángel se puso encima y me follaba. Nos besábamos y me decía que desde ese día sería su puta, que le obedecería y que vendría a follarme cuando quisiera, yo a todo le decía que sí. En esos momentos a todo se dice que sí. Tuve otras dos corridas una sin mi marido presente y otra estando ya él, que coincidió con la de Ángel que me volvió a llenar. Ángel fue al baño y salió aseado y que se marchaba. No me lo esperaba porque quería haber seguido.

Pablo con ojos libidinosos y muy empalmado me dijo que me salía la corrida de Ángel, seguía queriendo jugar y le iba a dejar jugar. Con voz de gata cachonda, venga cornudo mío, no esperes mas, come tu regalo que me pones cachonda con esa cara y se lanzó como un solícito perrito lamiéndome toda y saboreando lo que había dejado dentro de mi nuestro macho particular. Le dije que me follara el coño follado por su amigo, por su corneador y vaya que lo hizo, lo más bonito fue el final al llegar juntos con un TE QUIERO mutuo y sincero, que nos salió del corazón. Lo hablamos después ya relajados y estábamos de acuerdo en tener a Ángel con nosotros mientras él quisiera.

Mi marido da la bienvenida en el relato y a mí me toca la despedida. Lo hacemos agradeciendo los buenos comentarios y la aceptación que hemos tenido. Nos agrada por lo que nos han dicho en los correos que a algunas parejas les hemos ayudado a tomar una decisión, sea en la dirección que sea. Seguimos estando a vuestra entera disposición, a las parejas que de verdad quieren saber, preguntar, a los malintencionados un simple bloqueo.