Advertencia

¡Una Advertencia importante para quienes visitan la Ciudad de México! NO ES UNA FICCIÓN, ES PURA Y TRISTE REALIDAD.

¡Una Advertencia importante para quienes visitan la Ciudad de México!

NO ES UNA FICCIÓN, ES PURA Y TRISTE REALIDAD

Espero poder contribuir con este relato que no tiene ningún contenido sexual, para que no les sucede lo que me pasó a mí. ¡Cuídense y mucho!

Probablemente no sucede esto únicamente en la Ciudad de México, pero en todas las grandes urbes del mundo.

He vivido en la ciudad hasta hace unos 7 años y siempre me movía con mucha confianza. Tenía mis amigos y frecuenté lugares donde sabía encontrar a ellos. Ahora la situación ya no es así, cuando llego a la ciudad, el comportamiento de la ciudad hacia mí y también mi comportamientos no es el mismo. Tampoco ya no encuentro a tantos amigos y conocidos como antes.

Pero en fin, llegué a la Zona Rosa como a las 23.00h y caminé por las calles. De repente se acercaron dos chavos que parecieron bien buena onda quienes dijeron ser de Guadalajara y estar de visita en la ciudad desde hace 4 días. Dicen vivir con una tía y que vinieron para inscribirse a la universidad. Dicen no conocer la ciudad y preguntaron por donde había que ir. Por donde haya algo de ambiente.

Dan una cara muy inocente e ignorante. Pues, caí en la trampa y les dije que iba al Taller, que por ahí siempre hay algún conocido. Los invité a una cerveza que por cierto la tomaron muy rápido y luego otra y también invitaron a una ronda (para ganar más confianza). Luego me preguntaron si en mi hotel los dejarán pasar que tienen ganas de una aventura y que si me gusta, a ellos les antojaría un trío.

Me pareció bien, ya que ellos parecieron bien educados, limpios y agradables. Así nos dirigimos hacia mi hotel, no sin antes de comprar unas bebidas en una tienda de conveniencia. Llegamos al hotel y no hubo ningún problema a que ellos pasarían. Una vez en el cuarto tomamos estas bebidas y mientras que unos se quedó sentado el otro trató de distraerme. Mientras que me distraía, él que estaba sentado debe haber metido alguna sustancia en mi bebida, porque luego como que estaban muy interesados a que me tome mi bebida rápidamente.

Después de pocos minutos me sentí como nunca en una borrachera. Sentí que ya ni podía hablar, no podía caminar y me sentía mareadísimo y cansado. Sexo nunca hubo y me quedé dormido. Después de aproximadamente tres horas me desperté y ellos dos estaban a punto de salir del cuarto. Logré de realizar lo que estaba pasando y probablemente a mi condición física, me repuse relativamente y pude controlar la situación a medias. Falta mencionar que cuando salimos del Bar y de la tienda, pasé al cajero para retirar dinero ya que me quedé con poco. Al despertar y ver lo que pasaba, ví que mi celular no estaba donde lo dejé y lo primero revisé mi cartera. Faltó todo el dinero, luego revisé las demás cosas, lo que estaba todo.

Quisieron que me quite el reloj y una pulsera de plata porque los molestaba cuando iba a acariciarlos, pero no me dejé y esto me quedó puesto. Me quitaron una cadena de oro, la que les reclamé y luego uno de ellos la encontró como de milagro debajo la cama. Pues, todo estaba, menos el dinero y les reclamé que me habían drogado y que me habían robado. Ellos se negaron y hasta se ofrecieron de desvestirse para que viera que no tienen nada. Efectivamente no encontré el dinero. Estaba más decepcionado que furioso y quise nomás que se fueran. Comenzaron a insultarme que los hubiera insultado de putos y ladrones y que por eso ahora me iban a cobrar "el servicio". Aunque me he repuesto, no estaba completamente en control de mis facultades y fuerza.

Ellos obviamente lo sabían porque no ha sido la primera vez que lo han hecho. Lo han hecho con demasiada soltura. Llegó el punto en que tomaron el teléfono y pretendieron llamar a la recepción del Hotel para que llame una patrulla. Luego en la mañana me di cuenta que antes habían cortado la línea del teléfono (para que yo no pudiera llamar). Seguimos argumentando y me rechacé de pagarles dinero, ya que anteriormente me habían robado. Insistieron que ahora les iba a pagar el dinero y les dije que no me dejo intimidar. Si no pagaba que me iban a denunciar por violación ya que el que dijo llamarse Javier supuestamente tenía 17 años y que era menor de edad. Nos bajamos los tres a la recepción para que ellos pudieron quejarse con el gerente en turno. Al fin de cuentas, para no hacer las cosas más complicadas, el gerente me ofreció acompañarme al cajero para que les pago y que se fueran. Así fue, les pagué unos dos mil Pesos y se fueron.

Si yo estuviera leyendo este relato, probablemente pensaría que como es posible que no se de cuenta desde el principio. Pero la realidad es otra. Mencioné que parecían bien educados y obviamente sus mentiras han sido repetidas muchas veces y bien estudiadas. Luego con el efecto de la droga que me pusieron, simplemente no era capaz de defenderme ni físicamente ni mentalmente. Ahora pienso también que debería haberlos mandado a la chingada o inclusive llevarlos a la policía. Desafortunadamente no se puede siempre confiar en los procedimientos policíacos en nuestro país y el acusador arriesga ser el acusado. Cuando ya en el día me regresé al aeropuerto, comenté al chofer del Auto que me llevaba de lo sucedido (obviamente sin los detalles de haberlos llevado al cuarto y lo del trío). El me comentó que sabe que usan algunas gotas para los ojos. Con unas tantas gotas y tantas cervezas antes, el medicamento hizo su efecto rápido.

Me decían llamarse Javier, de unos veinte años, llenito, con pelo liso, corto y es él que hace más platica. En esta ocasión vistió un pant y una playera con zapatos tenis. El otro que dijo llamarse Erik, mencionó que su "primo" Javier viste de este estilo. El otro, "Erik" mide aproximadamente 1.75m y está muy delgado. Tiene unos frenos en sus dientes, pelo poco ondulado y viste de una forma informal. Traía un pantalón de vestir y una playera polo. Él tiene aproximadamente 22 años. Me imagino que "trabajan" juntos, por su escenario perfecto.

Quien lea este relato y se mueva en la ciudad de México o que piensa buscar una aventura en alguna ciudad foránea o conoce quien lo quiera intentar, háganlo leer este relato, cópienlo y mándenlo a quien pueda contribuir a que estos sucesos puedan pararse. En el momento del suceso uno no puede reaccionar ni razonar por el efecto de la droga, pero podemos prevenirlo si estamos conciente que existe el riesgo.

Más vale prevenir que lamentar.