Adulterio y lujuria placer extremo
Historia de infidelidad, sexo y lujurias desenfrenadas, encontrando lo que sin querer cada uno buscaba...
ADULTERIO Y LUJURIA PLACER EXTREMO
Bueno y así empieza una historia de infidelidad, pasión, y sexo desenfrenado; donde sin querer cada uno encontró lo que sin buscar estaba; hemos decidido contarlo acá porque dada la naturaleza de nuestra historia es imposible contarlo a alguien más, pero consideramos que lo intensa de nuestra relación amerita que lo narremos para que prueben algo del placer que nosotros experimentamos. Para fines de este relato nuestros nombres serán Andrés y Claudia y ambos nos alternaremos el relato con eso todos conocerán más a fondo lo que sentimos. Por su gallardía el prefiere que yo Claudia inicie el relato Ambos estudiábamos juntos el posgrado, que tenía dos clases semanales, viernes de 5 a 9 y sábados desde las 8 hasta el mediodía.
Andrés es un hombre de 32 años casado hace algo más de 5 años y yo tengo 29 y también soy casada hace 6 años, nos conocimos con la excusa de un trabajo grupal con varios compañeros mas y como todos formamos un buen equipo, continuamos reuniéndonos para hacer mil y un trabajo juntos. Al principio hablábamos un par de veces durante las clases, y al poco tiempo nos sentábamos juntos y cada uno hablaba de su pasado y de su presente. Era obvio que además de una gran amistad empezamos a notar que teníamos mil cosas en común y de allí empezó a surgir una enorme atracción. De repente, luego de algo más de 10 meses de estudio, el ambiente se llenó de una evidente química sexual, las miradas empezaron a aparecer, y junto a ellas un toque de complicidad como si ambos presintiéramos lo que iba a suceder.
Confieso que pese a que por mis principios conservadores repudiaba completamente la infidelidad, muchas mañanas despertaba inquieta porque en mis sueños aparecía el besándome, sueños en los que después me veía haciendo el amor con él de forma desmesurada. Con la excusa de un trabajo de grupo ambos nos encontramos en el Chat, mi esposo como era costumbre cada semana, estaba fuera de la ciudad, así que yo no tenía ningún reparo en hablar con Andrés. Su saludo fue: "solita" y a mí me corrió escalofrió en todo el cuerpo, de forma natural seguí su juego hasta que concretamos entre risas y comentarios nuestro primer encuentro, al día siguiente ambos entre miedo y picardía nos miramos y finalmente salimos a tomarnos un café, ambos nos mirábamos pero ninguno decía cosa alguna y pese a nuestra edad y kilometraje por la vida parecíamos dos adolescentes en su primera cita romántica. A mí el deseo me recorría, moría de ganas por besarlo, acariciarlo, en fin; y se atravesaba en mí el sentimiento de culpa y remordimiento con mi esposo, que si bien no es el mejor pues tampoco merecía tal engaño.
A la semana siguiente decidimos no ir a clase y salimos fuera de la ciudad, a un pueblo cercano y nos parqueamos alrededor de una laguna preciosa allí hablamos, nos reímos, y como si presagiáramos lo que sucedería, nos sentamos en el asiento trasero del auto .sonaba la música, yo vestía falda corta para resultar así más provocativa, pero me negaba a creer que yo quería estar entre sus brazos; de repente empezamos a besarnos, pude sentir su lengua en mi boca, y mi respiración empezó a entrecortarse, la forma como lo hacía anunciaba lo que vendría después sus manos dulces se deslizaron por mis piernas y yo automáticamente me acerque más a él para que siguiera explorando mi cuerpo, yo mientras tanto quitaba su camisa y el desabrochaba mi falda. El pensar que estábamos en un lugar donde alguien podía vernos sumado al deseo de poseernos y a la curiosidad de conocernos nos encendía aún más y sin pensarlo ambos estábamos desnudos; allí en medio de la , al borde de una laguna a las 6 pm. Al quitar su pantalón y ver su pene absolutamente erecto y dispuesto para hacerme suya no pude aguantar y me incline y empecé a chuparlo, mi boca es pequeña y su miembro es grande igual lo chupaba como el más delicioso de los manjares y empecé a escuchar cómo se excitaba lo cual hacia que yo me humedeciera como nunca cada vez más, el me tocaba suavemente mi vagina y acariciaba haciendo círculos en mi clítoris que se iba a reventar de lo excitado que estaba; como un acto involuntario y autómata me senté sobre sus piernas ahorcajadas dispuesta a que me penetrara, deseaba con toda mi alma sentirlo en mi piel, y me penetro ambos movíamos las caderas intentando devorarnos, explorarnos, sentirnos el me acariciaba, me hacía sentir como nunca pero en un momento de lucidez yo decidí retirarme antes que ambos nos viniéramos y con mucha vergüenza y sentimiento de culpa le pedí que dejáramos todo allí. El comprensivo me tranquilizo y entendió mi vergüenza, arrancamos cada uno para su casa a regresar a su realidad y con la cabeza llena de pensamientos lujuriosos y culpables. Al otro día, yo sentía una inmensa culpa cuando regreso mi esposo y me jure que eso que había pasado no volvería a pasar y que lejos estaba yo de la realidad; y así doy paso a que continúe relatando nuestra aventura a Andrés
Ansiosos por lo que había pasado, continuamos asistiendo a nuestras clases en la universidad, cada viernes y sábado. Desde el momento en que nos encontrábamos, comenzábamos un juego de miradas cómplices y picaras, jugábamos a tocar nuestras piernas bajo los escritorios sin que nuestros compañeros ni se imaginaran lo que había pasado un tiempo atrás. Nuestras clases se convirtieron en una mezcla de cátedra, deseo, pasión, lujuria y pecado. Solo esperábamos el descanso para escapar a un lugar solitario y besarnos con pasión, tocar nuestros cuerpos y excitarnos hasta casi perder la cabeza. Yo no desaprovechaba cada oportunidad para meter mi mano bajo su falda, recorrer sus piernas y sentir como el calor de su cuerpo se incrementaba a medida que me acercaba a su vagina y sentía como ella deseaba que fuera más allá de lo permitido. Que placer al encontrar su ropa interior muy caliente y húmeda, luego metía mi mano y la pasaba completa sobre esos labios deseosos de ser tocados, sentía su clítoris muy hinchado y caliente y su vagina húmeda como nunca. Ella no se quedaba atrás, al mismo tiempo comenzaba a tocarme por encima del pantalón, encontrando una erección fenomenal, pasando su mano y agarrando con propiedad lo que bien sabia le pertenecía. Luego bajando hábilmente la cremallera de mi pantalón, tocaba y jugaba ansiosa con mi pene, lo cual me subía y me bajaba al cielo. Sus manos hábiles me daban un placer que nunca antes había sentido. Pero nos tocaba regresar a la realidad en cuanto el descanso terminaba y nos tocaba regresar a clase.
Uno de esos viernes al terminar las clases a las 8 de la noche, nos quedamos hablando en el parqueadero de la universidad y como hacia frio y estaba oscuro, decidimos seguir nuestra conversación en el carro de ella. Ambos sabíamos lo que estaba a punto de pasar, el lugar se encontraba vacío y la oscuridad de la noche era nuestro cómplice. El tema de la conversación se perdió rápidamente y en menos de nada, estábamos besándonos apasionadamente y nuestras manos no se hicieron esperar; comenzamos a tocar nuestros cuerpos con increíble habilidad, ella llevaba una falda corta, lo cual favorecía que mis manos recorrieran todas sus piernas, con mi otra mano desabroche su blusa y comencé a tocar sus pechos. Corrí hacia arriba su brasier, dejando a mi alcance sus senos desnudos, coronados por sus pezones duros, los cuales comencé a chupar con deseo, logrando calentarme como nunca. Con mi otra mano comencé a separar sus labios y encontré su vagina muy caliente y muy húmeda, toque su clítoris y comencé a mover mi dedo en círculos estimulándolo y logrando que ella arqueara su cuerpo de placer. Por su parte ella no había perdido tiempo, había desabrochado mi pantalón y estaba gozando de mi pene con una erección fabulosa; sus manos subían y bajaban dándome un placer enorme. Solo fue cuestión de acomodar las sillas del carro un poco más atrás y pude ubicarme entre sus piernas, acerque mi boca al interior de sus muslos y comencé a pasar mi lengua por sus labios, estaba muy húmeda y sabia delicioso, casi me enloquezco al encontrar su clítoris duro y deseoso de ser estimulado y complacido con el mejor sexo oral. Comencé a chuparlo y a pasar mi lengua de arriba abajo, metiéndola en su vagina y luego en el clítoris una y mil veces. Claudia estaba loca de placer y me pedía que no parara, que siguiera y la hiciera mía. Que placer nos estábamos dando, hasta cuando su respiración comenzó a ser más rápida, signo que llegaba al orgasmo, que delicia sentir como se humedecía cada vez más su vagina y todo era para mí. Termino con un orgasmo delicioso. Sin hacerse esperar, ciegos de placer, cambiamos de posición, me recosté en la silla del carro y ella tenía todo mi pene a su disposición. Comenzó a chuparlo golosamente, mientras con una mano acariciaba mis testículos y con la otra subía y bajaba a lo largo de mi miembro. Que delicia sentir sus labios calientes, que placer tan celestial me estaba dando. Mi pene llegaba al fondo de su boca y me excitaba cada vez más ver como lo disfrutaba. No tenía que preguntar para saber que ella quería que llegara en su boca así que solo pensarlo me puso a mil y no la hice esperar, le llene su boca con un chorro de semen caliente con el cual ella casi muere de placer y como lo imagine, lo devoro todito dejando mi miembro sin una gota. Que placer ver cómo nos gustaba a los dos.
Yo Claudia, solo quiero añadir al relato de esa noche el dulce sabor de su semen del cual me confieso adicta desde entonces, y no imaginan como el disfruta ver derramar toda su leche en mi boca y que escurra por mi cuello, y luego el besarnos apasionadamente para degustar el exquisito sabor de nuestro sexo aun presente en nuestros labios, no calculan lo excitante que es. Dicha práctica que se volvió usual y se puede decir que requisito para los encuentros posteriores.
Después de habernos dado un placer inmenso y haber comprobado que nos encantaba el sexo oral, debíamos ir cada uno a su casa, pues era tarde y los teléfonos celulares habían sonado varias veces con llamadas de nuestras parejas. Esta es la primera parte de una serie de relatos que cada vez serán más atrevidos y con aventuras más increíbles.