Adulterio y lujuria placer extremo 3

...y si bien me jactaba de tener un himen complaciente (un himen muy elástico) en ese momento supe que lo perdería, y pude sentir como se desgarraba con cada una de sus penetraciones...

ADULTERIO Y LUJURIA PLACER EXTREMO 3

Y bien, en esta ocasión hemos decidido contar como pasaron las cosas durante nuestros primeros encuentros sexuales…. Las cosas sucedían a una velocidad insospechada y las ganas de trasgredir fronteras y calmar sed intensa de pasión era cada vez mayor. Así pues, hacia nuestro último semestre de estudios como parte de la práctica académica la universidad programo la visita a una prestigiosa empresa a más de 16 horas de distancia de nuestra ciudad de residencia, lo cual implico que debiéramos programar un fin de semana completo. Comprenderán que la ansiedad y la expectativa para dicho acontecimiento eran máximas, cada uno de nosotros esperaba con ansias dar rienda suelta a nuestros deseos y bajas pasiones. Para este momento, solo nos habíamos tocado, habíamos tenido sexo oral un par de veces pero en realidad no sabíamos aun lo que vendría después.

Descaradamente, en el terminal de transportes nos encontramos los 4 y otros compañeros más, para este momento nuestros esposos no sospechaban lo que ocurría, y con el cinismo que nos caracteriza, Andrés saludo amablemente a mi esposo y yo a la esposa de él, e incluso bromeamos entre nosotros, asegurándoles a ellos que cada uno cuidaría del otro… y de hecho así fue. Nos despedimos los 4, ellos para cada una de sus casas y nosotros para nuestro mundo paralelo, sin ellos, solo nosotros… La universidad nos recomendó un hotel donde todo nuestro curso se hospedo incluidos nosotros, obviamente no queríamos generar sospecha por lo cual pedimos habitaciones individuales y en pisos diferentes. Al llegar a nuestro destino, nos encontramos con el resto de nuestros compañeros, fuimos a un bar local, comimos y pidieron algunas cervezas. Los únicos que pedimos Martini fuimos Andrés y yo, signo inequívoco del estrés que teníamos por lo que acontecería.

Para este momento, las cartas estaban echadas, a Andrés le dieron una habitación en el segundo piso cercana a la de un grupo de compañeros, pero la mía estaba en el otro extremo del hotel y en el tercer piso donde cualquier apasionado encuentro pasaría desapercibido para el resto de nuestros compañeros; Andrés me acompaño al momento en el que el botones me entregaba la habitación y mientras caminábamos por ese largo corredor , mi corazón latía fuerte y mi piel se encendía de solo pensar en todo lo que podría ocurrir tras esas sabanas. Andrés me miro con picardía me dejo en mi habitación diciéndome: "en 10 minutos regreso" a lo cual solo pude responder tímidamente con un "si", se retiró y en sus ojos solo podía ver su sentencia… finalmente solos, semanas de espera se consolidaban en ese momento, solo los dos, sin temor a ser descubiertos, todo una noche para nosotros; esta noche por fin exploraríamos cada uno de nuestros rincones y probaríamos cada poro de nuestra piel.

Yo en la habitación sola, pensaba una y otra vez en lo que estaba a punto de ocurrir, y en mí ser se libraba una lucha entre lo que deseaba y lo que debía hacer; decidí darme una ducha para esclarecer la mente y fortalecer la voluntad evitando así caer rendida ante los encantos de Andrés. El agua caía tibia por mi cuerpo, me acariciaba la espalda, rozaba suavemente mis senos, deseosos de tener los labios de él, conforme caía el agua sobre mi piel, se activaban una a una todas mis células. Mis manos seguían el juego iniciado por el agua y así tocaba mis senos que para este momento estaban duros y muy excitados, deslice suavemente mis dedos y toque mi clítoris que estaba muy caliente, mi vagina húmeda, con esa sensación suave del líquido que de allí proviene como producto de la excitación. Salí del baño, y cuidadosamente seguí con mi juego pero esa vez aplicando crema corporal, cuidadosamente, y en mi mente solo podía estar presente la imagen de Andrés, la fantasía de tenerlo recorriendo mi cuerpo una y otra vez… me coloque entonces una camiseta blanca y obviamente coloque una ropa interior muy delgada para que el notara que mis pezones estaban erectos y dispuestos para él; y en la parte de abajo me coloque un short muy corto que dejaba ver mis caderas y mis piernas lo cual considero es mi fortaleza y la gran debilidad de él. De pronto, tocaron en la puerta el corazón empezó a latirme fuerte dentro del pecho, como presa que teme ser devorada por la fiera, y luego de un corto silencio, Andrés hablo: "Claudia soy yo" yo me recosté sobre la puerta para que el no notara mi ansiedad de querer abrir la puerta … pasaron segundos que para mí eran horas y abrí la puerta, el entro con la misma sonrisa me miro, me beso y yo para este momento ya sabía que no sería posible escaparme, además porque no quería hacerlo.

Decidimos sentarnos en la cama y encender el televisor, creo que ambos queríamos disimular un poco la ansiedad y las ganas que nos teníamos… empecé a tomar el control de mi misma y coquetamente, al principio solo nos besábamos de forma tímida, pero luego empecé a jugar con mis piernas de modo tal que rozaba las suyas, invitándolo a tocarme, el sin hacerse de rogar respondía y cada una de sus caricias eran fuego sobre mi piel, yo lo acariciaba y con habilidad lo desnude; ambos desnudos sobre la cama empezamos a besarnos, nuestras lenguas se entrelazaban y nuestras manos exploraban uno a uno cada uno de nuestros rincones, esta sería la primera vez que nuestros cuerpos estarían completamente desnudos y estábamos a disposición plena el uno del otro. Su respiración y su aliento invadían mi ser con una oleada de pasión, me llenaba de vida, de energía y de una fuerza poderosa que me hacía entregarme sin medida a sus brazos. Yo besaba su cuello y a su oído susurraba lo mucho que lo deseaba; el me tomo en sus brazos y acostándome sobre mí, comenzó a besarme el cuello y sus manos acariciaban mis piernas; yo no lo hacía esperar y recorría con mis manos su cuerpo, retirando su ropa interior y fue así como se expuso ante mi todo su pene muy erecto y delicioso para mí; no sé porque pero mi cuerpo temblaba de miedo, y de deseo, me sentía como una adolescente quien se entrega por primera vez a las mieles del amor… Doy paso a Andrés para que el de su versión de los hechos

Al llegar a su habitación, abrió la puerta y para mi sorpresa, estaba mucho mejor que la mía, las cartas estaban echadas, comenzamos con un beso tímido que fue cada vez más intenso, baje mis manos por su espalda y hasta sus piernas, podía sentir su corazón y su deseo, ella pasaba sus manos por mi cuello y sin dudarlo las paso bajo mi camisa y luego sobre mi pecho; el deseo no se hizo esperar, le quite la blusa y encontré su ropa interior con delicados encajes que me hicieron poner a mil, desabroche su brasier y pude tener sus pechos solo para mí, coronados con pezones rosados y duros por la excitación, comencé a sentir como su cuerpo se deslizaba como agua tibia en mis manos. Separe más sus piernas y ahora de rodillas frente a su pelvis pude chupar una y otra vez desde la vagina al clítoris, llenándola de placer. Ella sin dudarlo, quería su parte y decidió poner manos a la obra, era mi turno de gozar, me recosté sobre la cama y Claudia me acabo de quitar el pantalón y encontró mi pene con una gran erección que casi reventaba el interior, ella paso su mano agarrándolo todo y con la otra bajo el interior. Su rostro empezó a materializar el deseo que entre nosotros había aguardado por tanto tiempo. Comenzó con su lengua en la punta, chupando golosamente y lentamente metiéndolo cada vez más al fondo y chupando de arriba abajo. Sentía como su lengua degustaba todo mu miembro, mientras con sus manos se agarraba firmemente a mis glúteos. Era delicioso poder ver como devoraba mi miembro una y otra vez, dándome un placer celestial, ella se excitaba cada vez más, y entre chupada y chupada pequeños gemidos salían de su garganta. La recosté sobre la cama y continúe bajando con mi boca hasta llegar a su pantalón, lo desabroche y pude sentir como su cuerpo se calentaba a medida que mi lengua llegaba a sus labios vaginales, encontré su ropa interior húmeda y comencé a pasar mi lengua y a saborear los jugos que la mojaban, podía ver como su cuerpo se movía y como se tocaba los pezones al tiempo que se inundaba de excitación. Baje su ropa interior y encontré el tesoro que tanto había anhelado, que delicia, podía sentir el calor de su sexo, estaba muy húmedo y podía ver su clítoris hinchado y muy mojado, comencé a chuparlo y a hacer círculos, logrando arrancarle gemidos de placer, baje hasta su vagina y metí mi lengua una y otra vez, disfrutando del sabor de sus jugos, sentía como lubricaba cada vez más y sentía como se lujuria, pasión, morbo y deseo que se liberaban poco a poco mientras descubríamos las maravillas ocultas en nuestros cuerpos.

Terminamos por quitarnos la ropa y ella se acostó tomo mi pene con su mano y lo dirigió a su vagina, sus ojos reflejaban temor y deseo pero aun así no dudo en continuar, coloco la punta en la entrada de su vagina y yo empecé a irrumpir lentamente en su interior; sentía como penetraba su vagina estrecha y como el calor y la humedad rodeaban mi miembro, su cuerpo temblaba y el mío moría de placer, la penetre hasta sentir el fondo de su vagina. Comenzamos a movernos llevados por un impulso inexplicable, la penetraba una y otra vez, mientras gozaba con mi lengua sus pezones duros. Se percibía en el ambiente una mezcla de chuparlos mientras acariciaba sus senos y sentía como se excitaba cada vez más, comenzó con gemidos cortos, y su respiración se agitaba cada vez más, sus uñas se clavaban en mi espalda como naufrago que se aferra a la orilla, y mientras yo le hundía mi pene buscando cada espacio de su piel ambos caímos ante un orgasmo fenomenal mi semen invadió todo su cuerpo y yo solo podía sentir como su vagina me abrazaba una y otra vez y sobre mi pene solo escurrirá la mezcla entre sus fluidos y los míos que eran caricias tibias que a ambos nos llenaban de inmenso placer.

Yo Claudia debo contarles que paso en este momento, luego de proporcionarnos placer mediante caricias, tocándonos, y dándonos sexo oral, cuando decidimos consumar nuestro amor, yo abrí mis piernas para dar paso a que su pene entrara en mi cuerpo, lo que sentí en ese momento tal vez no lo pueda describir en las palabras, pero me sentí más suya que de cualquier hombre sobre la tierra, nunca antes experimente lo que en ese momento mi cuerpo sentía, ni siquiera cuando tuve mi primera vez… y si bien me jactaba de tener un himen complaciente (un himen muy elástico) en ese momento supe que lo perdería, y pude sentir como se desgarraba con cada una de sus penetraciones y si bien se produce un dolor singular el placer era total, era sentir como su pene se abría paso en mi cuerpo y el instalaba sus marcas en mi piel, y en adelante mi cuerpo guardaría el rastro de nuestro pecado… luego de llegar al placer extremo ambos seguimos jugando y explorando nuestros cuerpos que para este momento estaban impregnados de sexo en cada rincón de nuestra piel… y con muchas ganas de explorar nuestros sabores me incorpore y nuevamente empecé a chuparlo, introduje todo su miembro en mi boca tocando mi garganta, y en mi lengua un sabor entre salado y dulce se apoderaba de todos mis sentidos, con los restos de semen que aun salían de su pene inunde mi lengua, la misma con la cual acaricie sus labios y le di a probar de tan exquisito manjar que resultaba de la danza de nuestros cuerpos….

Yo (Andrés) por mi parte luego del placer al probar el sabor de nuestro deseo, comencé a besar su cuello, baje a sus senos y me concentre en sus pezones, mientras con una mano acariciaba su clítoris y pasaba la mano por sus labios menores muy mojados, continúe bajando hasta llegar a su abdomen y a su pelvis, mi lengua se encontró nuevamente con su clítoris hinchado, caliente y muy mojado, lo comencé a chupar y lamer con mi lengua, arrancando placer en cada momento…… sus gemidos hacían que yo llegara al límite del placer y deseara poseerla nuevamente pero esta vez en posiciones diferentes, así pues, ella se a cabalgo encima mío dejando ante mi todo su cuerpo que sin vacilación ella acariciaba coquetamente, se tocaba los senos, jugaba con su pelo, rozaba sus pezones en mi pecho y balanceaba su pelvis haciendo que mi pene recorriera toda su vagina y tocara muy a fondo su interior.

Esa noche, descubrimos que un hombre y una mujer pueden darse mas placer del que se pueden imaginar. Dormimos plácidamente hasta la mañana siguiente, uno abrazado al otro con un sentimiento de culpa y perversión. Al despertar, en medio de la confusión de sabanas destendidas, olor a sexo y agotamiento físico, entendimos que esto no se quedaría asi, teníamos 2 dias mas para poder gozar de nosotros, liberar nuestras fantasias y sentir que después de mucho tiempo, hacer el amor con otra persona, es un un placer inigualable.