Adoro ser su esclavo | 2
Segunda parte. Nuevo día descubriendo mi gusto por la sumisión.
Comencé el día como otro cualquiera, me desperté, prepare un café y me senté en el ordenador a leer noticias, ver algún video y jugar un rato. Habían pasado ya dos semanas desde que vi a Desi por última vez, se fue de viaje y no sabía cuándo volvía exactamente, solo que le quedaba poco para estar de vuelta.
La espera me estaba matando, desde el último encuentro solo quería verla de nuevo y saber que iba a pasar entre nosotros. No habíamos hablado desde entonces porque me dijo que sería ella quien hablaría conmigo, no sabía si eso era una especie de orden o que no iba a hablarme más. El día pasó como todos los anteriores, la misma rutina de siempre y nada nuevo en mi vida, hasta que por la tarde a eso de las 19:30 recibo un mensaje, cuando al leerlo se me cambia la cara, porque por fin, era ella.
-Buenas tardes esclavo, espero que me hayas echado de menos y que estés preparado para la que te espera.
Me quede unos segundos sin saber que poner, solo podía pensar en ese cuerpo, sus tetas perfectamente colocadas y redondas o ese culo grande que tenía que tanto me dejaba embobado. Era mi diosa, solo quería verla otra vez, no aguantaba las ganas. Y de pronto salto otro mensaje suyo.
-¿Qué pasa? Que no dices nada.
-Perdón, no me dejaba escribir el móvil (la peor escusa que se me pudo ocurrir con diferencia)
-Encima me mientes… No sé qué voy a hacer contigo, de primeras quiero verte, ahora mismo.
Yo estaba muy excitado, con muchas ganas de verla de nuevo y más en ese momento, que de pensar en su cuerpo y en lo que paso la última vez, tenía la polla asomando por encima del pantalón, mojándome la ropa interior con el líquido preseminal. (No me había tocado desde la última vez que la vi)
-¿Dónde quedamos? – Le puse
-Hay un parque al lado de mi casa, aparca cerca del piso y nos vemos en mi puerta.
-Vale ya salgo para allí.
-Date prisa o tendré que castigarte más aún.
Y allí iba yo, sentado en mi coche, más salido que el pico de una mesa, con mi polla dura y chorreando de la excitación que tenía. Por fin llegue a su piso, tenía suerte ya que vivíamos a unos 15mins en coche el uno del otro. Conseguí aparcar en la calle de al lado, me baje del coche, me coloque el miembro para que no me molestase y camine hasta su portal.
Antes de poder escribirla, escuche unos pasos dentro de este, mire y era ella, me quede embobado, venia andando hacia mí, con un vestidito de verano, que le resaltaba todas las curvas, corto por abajo y casi en línea con sus pezones por arriba. Notaba como mi polla empezaba a crecer de nuevo, mientras la miraba y me enamoraba esa mirada de loba que tenía, con su pelo largo recogido en una coleta. Me planto un beso en la boca que me dejo seco, metiéndome la lengua y dejándome hacer a ella.
-Bueno que, ¿damos una vuelta?
-Si claro, donde quieres ir. –Acerté a decir
-Pues vamos a entrar al parque que se está muy a gusto y hay espacio para pasear.
Tenía razón, el parque lleno de vegetación, con paseos de graba y un lago con patos en el centro, todo muy bonito con un puente que cruzaba el lago de una punta a la otra. Mientras andábamos hablando de que tal le había ido el viaje yo había conseguido ya bajar mi erección e iba andando más tranquilo, me dijo de parar en un banco a sentarnos un rato.
-¿Bueno y que te pareció la experiencia de la última vez? –Me dijo, yo no sabía que decir, solo pude ponerme rojo.
-Parece que se te ha comido la lengua el gato, pero veo que tu cara admite que le gusto.
En ese momento comenzó a pasarme la mano por encima del pantalón, notando como mi bulto empezaba a crecer. Estábamos en medio del parque cualquiera podía pasar y yo no sabía qué hacer más que ponerme nervioso. Siempre he sido muy cortado y más en este tipo de situaciones.
-Sácate la polla del pantalón ahora mismo.
Hice lo que me decía sin saber muy bien que iba a pasar. La saqué y ahí estaba, con la polla dura y húmeda como un mástil sentado en un banco que cualquiera podía ver.
Se inclinó y empezó a chupármela, lo hacía demasiado bien, pasando su lengua por el tronco de arriba abajo, metiéndosela hasta el fondo, succionando intentando sacar mi leche y debido al tiempo que llevaba sin correrme empecé a sentir como el momento estaba llegando, ¡por fin iba a correrme y en su boca! Pero antes de poder soltar toda mi carga, se quitó, me apretó los huevos impidiendo que terminase y me dijo:
-Ahora vamos a seguir con el paseo, ni se te ocurra guardarla ni mucho menos correrte.
Yo iba rojo como un tomate, andando con los huevos llenos y mi polla erecta por fuera del pantalón, afortunadamente no había mucha gente paseando. Llegamos a unos cuadrados que hay de césped para la gente que va allí a comer o a pasar el rato y nos sentamos en uno, estaban como cercados con arbustos pero si te asomabas te veían de lleno.
-Ahora quiero que te tumbes en el césped y te desnudes entero, no quiero nada de ropa en tu cuerpo.
Obedecí sin pensarlo, estaba muy cachondo y en ese momento, ella era mi dueña y yo su esclavo, cosa que me estaba encantando. Desnudo, tumbado con la polla dura, en medio de un parque, cualquiera que pasase al lado de los arbustos me podía ver.
Se quitó los zapatos y llevaba unas medias hasta la rodilla que se quitó después también, con una me ató las manos y con la otra la hizo una bola y me la metió en la boca. Empezó a sobarme la polla con sus pies, mientras se levantaba un poco el vestido, dejando una vista de su coño desnudo y depilado. Se sentó en mi cara para que le comiese el coño y mientras seguía sobando mis pies.
A los pocos minutos empecé a intentar moverme porque me iba a correr ya, pensando que ella no quería que pasase pero no se movió y dejó que yo soltase mi carga sobre sus pies, los llene de leche, tenía mucho acumulado y los deje pegajosos y llenos de semen. Estaba respirando fuerte intentando recuperar el aliento, cuando se levantó para dejarme respirar más a gusto y me ordeno:
-Mira cómo has dejado los pies de tu ama, más te vale dejarlos relucientes con tu sucia lengua.
Chupe sus pies con deseo y tragándome toda mi leche, era mi ama y cada vez lo tenía más claro, porque después de tantos años fantaseando con tener un ama, por fin había llegado el momento. Y esa diosa me había elegido a mí. Después de eso cogió mi ropa interior y la tiro a los arbustos.
-Vístete con la polla fuera como antes y vamos camino de mi casa.
Mismo procedimiento que antes, con mi polla relajada por fuera del pantalón pero sin calzoncillos. Llegamos por fin a su portal, me miro y me ordeno quitarme toda la ropa antes de subir. Podía bajar cualquiera y se me ocurrió decirla que porque no me quitaba la ropa arriba si ya estábamos al lado. En ese momento note como me agarra los huevos con una fuerza que no esperaba y me quede de rodillas en el suelo con la polla fuera y a los pies de Desi.
-No vuelvas a contradecirme en algo, y más te vale quitarte la ropa ya porque la próxima vez no va a ser tan suave.
-Sí, mi ama.
Me desnude con un dolor de huevos interesante y comenzamos a subir. No nos cruzamos con nadie hasta llegar a su puerta, me hizo pasar, escondió mi ropa en algún lado y me dijo que la esperase sentado de rodillas en el baño. Al entrar ella, se quitó el vestido dejando ese cuerpo desnudo, mi polla reacciono de nuevo y se puso dura en posición de ataque. Ella se dio cuenta, rozándola con su pie se acercó a mí y me dijo que abriese la boca y cerrase los ojos.
Note como empezaba a mear dentro de mi boca, se me caía el pis por las comisuras de los labios ya que no era capaz de tragarlo más que algún trago. El baño era estilo japonés, tenía un sumidero en el suelo y todo el baño estaba hecho para que el agua fuese a parar ahí, así que no hubo problema con el pis porque ya me veía recogiéndolo con la lengua. Se metió a la ducha y me hico pasar detrás suyo pero de rodillas.
Dentro de la ducha yo estaba que explotaba, tenía delante a esa mujer que tanto me atrapaba, con el agua cayendo por su cuerpo, las gotas parando en sus pezones, inundando su ombligo, quería besarla y abrazar ese cuerpo mientras me la follaba, pero no podía, soy su esclavo me repetía todo el rato para no llevarme otro castigo.
Me dijo que me pusiese a 4 patas en la ducha, hice caso y me gire dejándola mis huevos y mi ano a la vista. Note como agarraba mis huevos mientras algo tocaba mi ano, era una perita, para limpiarme por dentro, la introdujo en mí y no sabía si me estaba gustando o que, era una sensación nueva y muy rara. Descubrí que la perita era enorme, porque la cantidad de líquido que tenía dentro no era normal. Notaba que me apretaba el estómago y cuando la saco me dijo:
-Ni se te ocurra derramar ni una gota, siéntate en el váter pero no dejes caer nada.
Mientras tanto, ella se secaba, y se ponía su ropa interior, yo a la vez me encontraba sentado con la polla tiesa y mi culo a punto de reventar.
-No aguanto más mi ama, ¿puedo soltarlo ya?
Sin decirme nada, se acercó y me apretó la tripa sin pensárselo dos veces. Solté toda el agua acompañado de una sensación muy rara y con mi ano dolorido de tanto liquido saliendo.
Me cogió de la mano y me acompaño a su habitación, me tumbo en la cama y me ato las manos con unas esposas de estas típicas con pelos para que no se clave el metal, aunque me las apretó tanto que daba igual. Empezó a besarme despacio con su lengua recorriendo mis labios y entrando en mi boca, mezclándose con la mía en un beso largo y muy apasionado. Por otro lado su mano me tocaba mi miembro, jugando con él, agarrando mis huevos, haciendo que yo estuviese más excitado aun.
Me vendó los ojos, no veía nada y solo escuchaba que ella se estaba moviendo y colocando algo, volvió a besarme pero note algo apoyado en mí, me agarro de los tobillos y me los levanto dejando mi culo a su disposición, atando los tobillos a algo que no sabía cómo era, pero imagine que eran una especie de cuerdas hacia el cabecero de la cama, me sentí muy expuesto, desnudo, con la polla dura y chorreando, los ojos vendados y mi culo a su disposición.
Mientras notaba como lubricaba mi ano con algo muy frio, me coloco algo a la entrada de este, imagine un plug, y en efecto, lo fue girando y metiendo poco a poco, nunca me habían metido nada por detrás y la verdad es que me estaba encantando, algo de molestia porque se estaba dilatando pero me gustaba. Al rato de jugar con el plug en mi ano, sacándolo y metiéndolo todo el rato, a la vez que me tocaba la polla con sus pies y luego me los ponía en la boca para que se los limpiase, lo saco del todo y note que otra cosa tocaba mi entrada.
Era un strapon, lo supe porque no entraba del todo como un plug, si no que no acababa, me lo iba metiendo lentamente, en ocasiones dolía un poco, hasta que fue entrando entero y lo enterró en mi culo, me sentía muy excitado, nunca había estado así, tenía la polla enorme y los huevos a punto de reventar. Fue acelerando el paso, hasta que empezó a empotrarme contra la cama, me lo sacaba y lo metía de golpe hasta el fondo, empecé a sentir como que mi polla iba a correrse pero no me estaba tocando, hasta que sin darme cuenta, la metió más fuerte y tocando fondo hizo que empezara a soltar toda mi carga sobre mí mismo, soltando la leche a chorros llenándome el pecho y la tripa a la vez que ella gritaba de gusto.
Me destapó los ojos y me desato de la cama, no me podía mover, lo había metido poco a poco pero fue mucho movimiento para mi primera vez, estaba cansado, a gusto y dolorido en parte. Pude ver que ella se quitaba el strapon y era de estos que son dobles, mi parte de un tamaño normal y la suya con un dildo enorme.
-La próxima vez te meto este, que ya he visto lo mucho que te gusta. Vete al baño a limpiarte y vuelve a la cama que hoy, duermes conmigo.
-Sí, mi ama.
Me fui a lavar un poco y volví para tumbarme con ella(no paraba de pensar en que ese dildo a mí no me entraba ni de coña), solo quería abrazarla, me gustaba que me tratase así pero también quería sentir su cariño de otra forma. Al rato de estar fumando un pei y hablando sobre qué tal la experiencia me explico que si quería seguir adelante ya no habría vuelta atrás, que yo era suyo, de su propiedad, que si me gustaba eso ella iba a hacer que me sintiese en el cielo. Yo la dije que quería seguir sin dudarlo, que quería estar a su lado. Al final caímos rendidos en la cama.
A la mañana siguiente, desayunando me dijo que teníamos que hablar de las normas antes de nada, para no hacer nada que no quisiéramos los dos, poco iba a opinar yo siendo su esclavo pero me pareció bien. Después de muchos años leyendo e informándome sobre estos temas había cosas que no terminaban de gustarme, como que otro se acostase con ella, respeto los gustos de la gente pero estos son los míos.