Adoro las pijas

Yo tenía 18 años y vivía con ganas de ser cojido permanentemente, y Claudio, con 2 años más que yo, poseedor de una pija de tamaño considerable y con mucha vitalidad, me satisfacía plenamente.

Se cumplían 2 meses desde que salía con Claudio. Realmente, era el macho que necesitaba para calmar mi apetito sexual permanente.

Yo tenía 18 años y vivía con ganas de ser cojido permanentemente, y Claudio, con 2 años más que yo, poseedor de una pija de tamaño considerable y con mucha vitalidad, me satisfacía plenamente. Vivía solo y eso ayudaba a que cojiéramos todos los días y a cualquier hora. Yo sabía que él siempre tenía ganas. Le gustaba, además, que me vistiera de nena para él, y a mi que me fascinaba maquillarme y usar lencería femenina, tenía todo lo que necesitaba.

Esa mañana llegué temprano a su casa, cuando entré, todavía no había terminado de despertarse, mientras lo hacía, me desnudé y me metí en su cama. Su choto hervía, duro y venoso, me hacía sentir su envergadura en mis manos. Se lo chupé un largo rato mientras él me propinaba una terrible chupada de culo, su lengua perforaba mi orificio y sus dedos resbalaban con facilidad dentro mio. Yo totalmente extasiado con su verga en mi boca, saboreando palmo a palmo el grosor de su glande, el relieve venoso de su tronco y sus gordos par de huevos, todos recorrido por mi lengua y devorados habilmente por mi boca. Cambiamos de posición y me puse en cuatro, sentí la presión de la cabeza de su choto penetrar en mi culito mientras sus manos me sujetaban las caderas y asi fue perforando mi ano hasta que su pelvis chocó con mis nalgas.

Su choto, se movía dentro mio en forma pausada y rítmica, al rato, los movimientos se hicieron más fuertes y sus embestidas me hacían gemir del placer, muy pronto sentí el calor de su leche inundar mi culo. Mientras me reponía, recostado sentía el semen fluir de mi culo. Me fui a dar una baño, Ya en el baño, Claudio no paraba de hablar por teléfono. Después de media hora de un reparador baño de inmersión, volví al sitio que más me gusta, la cama. Ya tenía preparado sobre ella la lencería que más le gustaba al guacho este, ya estaba terminando de ajustar mis medias al portaligas, cuando suena el timbre.

-Mirá a quienes invité a participar?- me largó de una Claudio. Eran Sergio, Juan y Carlos, tres amigos de él.

-Qué linda la nenita- largó Juan. –Es toda para nosotros- dijo Sergio, mientras se sacaba los pantalones y dejaba ver su gran erección bajo sus slips, -¿podemos participar todos?- preguntó Carlos. Claudio muy suelto de cuerpo contestó lo obvio-Claro, para eso los llamé-. Mis ojos, demostraban mi calentura, y sin pensarlo comencé a chupar esas hermosas vergas, que gentilmente Claudio había puesto a mi disposición. Creo que era Sergio el que la tenía más grande, la cabezota de su choto apenas entraba en mi boca, ya Juan me estaba penetrando por mi culo y entretenía a Carlos y Claudio pajéandolos.

Las embestidas de Juan crecían el ritmo y sentí el primer borbotón de leche dentro mio, la sacó y terminó de acabarme en la espalda, ya Sergio se acomodaba para metérmela en el culo lubricado y habilmente dilatado por la cojida de Juan, así y todo sentía un poco de dolor mientras su verga dura y caliente se metía en mi orto a paso firme, pensé que no terminaba nunca de entrar, cuando sentí su cuerpo chocar con mis nalgas me sentí empalado, mientras le chupaba las vergas a Carlos y Claudio mientras Juan, se pajeaba mirando como me daban.

Los ritmos de Segio eran furibundos, entraba y salía de mi como si nada, Jaun la tenía parada otra vez y se la chupé hasta que volvió a acabar en mi boca, casi al mismo tiempo que Sergio me daba su descarga de semen en mi culo. La sacó latiendo y dando paso a Claudio que después de unas pocas embestidas también terminó dentro mio. Faltaba Carlos que se acostó boca arriba y yo monté ese pene y lo cabalgué un buen rato, mientras Sergio parado sobre él me daba su pijota en la boca. Ya no sentía el culo y ni cuenta me di cuando Carlos me acabó, Seguí chupándosela a Segio hasta hacerlo acabar nuevamente y Claudio gentilmente me satisfizo con otra cojida mientras hacía acabar a Juan con mis diestros labios. Eran las dos de la tarde y los cinco descansábamos en la cama y en el piso de esa habitación con un olor a sexo hermoso.

Cuando se fueron los tres amigos de Claudio, y mientras comíamos algo para reponer energía, charlábamos de lo que habíamos gozado y le espeté:-Adoro las pijas, me encantó lo que hicimos, pero ahora quiero más- y le propuse visitar a Jorgito, aquel tipo que me había cojido un tiempo antes de salir con él. Lo llamé y nos invitó a su casa.

uando llegamos, nos hizo pasar y nos presentó a Marcelo, su actual pareja y a David y a Norberto, charlamos tomamos algo y con Jorgito nos fuimos a su cama a revivir viejos tiempos. Realmente, seguía tan viril como antes, su palo durísimo se clavaba en mis amígdalas, y sus manos pellizcaban mis tetitas poniéndome los pezones duros y mi cuerpo hervía de calentura, bah!, como siempre. Me puso en cuatro y sin ninguna contemplación me ensartó en un movimiento, metiéndomela hasta el fondo. Su pija entraba y salía mientras me tomaba fuertemente de las caderas. Cuando entraron todos a la pieza, ya estaban desnudos, Claudio se empezó a coger a Marcelo y Jorge salío de mi orto, me dio vuelta y puso mis piernas sobre sus hombros, embocando su pistola en mi culo abierto, Norberto casi arrodillado sobre mi torso me puso un chotazo en la boca, me quedaba una mano libre y lo masturbé a David. En esta posición me cojieron y acabaron los tres, mi orto dejaba salir semen de todos y Marcelo (creo que es tan putazo como yo) se lo chupó todo, dejándome el culo limpio y reluciente, listo para ser cojido una vez más por Norberto que el muy calentón me acabó dos veces más en mi boca y en mi culo.

A la noche, nos fuimos a un boliche gay, les juro que todavía estaba caliente, Claudio estaba perdido, no lo encontraba por ningún lado y un tipo de unos treinta años, que no paraba de mirarme se acercó y se presentó,-Me llamo Daniel- y me partió la boca de un beso. Bueno después de la presentación nos fuimos a sentar a unos cómodos sillones, donde sin más, comenzamos a besarnos.

Las manos de ambos recorrían cada uno las partes que más nos interesaban, las de él mis tetas y culo y las mías su entrepierna que dejaba notar un gran choto tieso y duro. Desabroché su pantalón y dejé su pistolón afuera, mi cabeza bajó automaticamente hasta mi objetivo y comencé a besarlo y chuparlo un largo rato hasta que me llenó la boca de leche, tragué todo, y me relamí los restos de semen que quedaban en la comisura de mis labios. A todo esto se presenta Claudio con otro tipo, nos presentamos y bastaron unas miradas entre nosotros dos para entendernos. –¿Vamos a mi casa?- sugirió Claudio.

Y allí fuimos los cuatro. Claudio se quedó en su habitación con el otro tipo, Y Daniel y yo nos quedamos en el living. Ya desnudos, nos besamos, fundiendo nuestras bocas, de parados. Su pija reventaba sobre mi vientre. Me puse en cuatro y comenzó a pegarme una chupada de culo que hizo estragos en mi líbido, estaba que hevía de la calentura, me di vuelta y chupé su tranca como si fuera la última. Nos paramos y me recosté sobre la mesa, levanté mis piernas, Daniel me tomó de los tobillos, me abrió bien las piernas y apoyó su pija dura en mi orificio.

No se hizo rogar empezó a empujar y en rato sentía toda esa verga entra y salir con fuerza, haciendo chocar sus huevos contras mis nalgas en cada embestida, dos veces acabé y Daniel, seguía dándome pija, cada vez más fuerte, la sacó mientras acababa, terminando de escurrir su verga en mi sedienta boca. Cuando después de dos polvos más que prolijamente hecho en mi culo, apareció Claudio y al verme me puso su pija otra vez en mi boca. Delante de un Daniel cansado, me cojió nuevamente llenándome el culo can más leche. Que día!! Llegué a las 7 de la mañana a mi casa, y me dormí pensando cuanto más me cojerían en los próximos días.