Ádor: su historia
Ádor me inició a mi en elo sexo, en le sexo anal, y este día me contó su historia.
Ádor: su historia
Ádor, con 60 años, fue el que me inició a mi, que entonces tenía 18, en las relaciones sexuales. El primero con el que tuve sexo anal y con el que sigo teniendo, y este día me contó su historia.
Aquel día quedamos Ádor y yo por la tarde, nos fuimos a la caseta, estabamos los dos bastante excitados, no sé porque pero así era, nos fuimos directamente a la habitación, nos desnudamos y empezamos a acariciarnos mutuamente las pollas, despacio, sin prisas, disfrutando del sentir una mano sobre tu miembro, rozándolo con suavidad.
Yo no aguantaba más, tenía que saborear mi querida polla, la polla de Ádor, así que bajé lentamente, sin soltarla de la mano y me la fui metiendo poco a poco en la boca, mientras las caricias se las hacía en los testículos, él empezó a gemir ligeramente, que calientes estábamos, me tumbé junto a él, de lado, se puso también de lado, detrás de mí y me levantó una pierna, mientras su polla buscó la entrada de mi culo, el agujero por el que tanto disfrutaba al penetrar, y me la metió casi toda de un solo golpe, yo tuve que abrir la boca y me salió un grito, que enculada más salvaje me acababa de dar, su pollón me entró como un obús y sentí la fuerza de esa enorme polla abriendo mi culo de golpe, luego empezó a moverse y a follarme, pero con fuerza, estaba muy cachondo y se le notaba, me enculó bien hasta que noté la gran corrida en mi interior. Mmmmm
Él se tumbó boca arriba, yo a su derecha pero de lado, mi mano no se apartó de su polla medio dura, tenía restos de semen en el glande, empecé a acariciarla pasando mis dedos, mis uñas, con suavidad por la polla y por los huevos, jugaba con ellos, me los pasaba por los dedos. Él estaba ya muy relajado, yo no iba a parar de tocarle el pollón y me dijo:
-Mira, te voy a contar mi historia
-Tu historia ¿de qué?
-De cómo mi culo dejó de ser virgen y de cómo follé un culo por primera vez. Así entenderás porque cuando te vi con la bici te tuve que parar e intentar saber si estarías dispuesto a hacer algo conmigo. Y sabrás porqué me puse tan contento cuando me dijiste que eras virgen y me dejaste desvirgarte. Y fue así.
" De esto hace ya más de 40 años, así que calcula la edad. Era en verano y yo quería trabajar para tener algo de dinero para mí. Entonces ya era alto y estaba fuerte, aparentaba más edad de la que tenía. Cogí mi bici y me fui a la playa, allí sería más fácil encontrar un trabajo de temporada. Probé en algún bar y me dijeron que no, luego en un chiringuito de la arena y tampoco, en el segundo ya iba algo resignado pero entonces el propietario me dijo que sí. Era un hombre de unos 45 años, bajo y algo regordete, se llamaba Lucky, me dijo:
-¿Cuantos años tienes?
-Más de dieciocho- y los aparentaba
-Vale, pues la verdad es que sí me hace falta alguien, pero no te puedo a hacer contrato, si te parece bien empiezas mañana.
-Sí, sin problemas
El trabajo era servir bebidas en un chiringuito que estaba en la arena de la playa, era pequeño, con un almacén muy pequeño en la parte de atrás. Empece al día siguiente, me fui con mi bici y a trabajar. Los primeros días no pasó nada, a los pocos, yo empecé a notar que Lucky cada vez que pasaba detrás de mí me tocaba un poco el culo, una simple caricia con la mano. Al principio pensaba que como la zona de trabajo era tan estrecha, sólo me tocaba porque no cabía, al ir de un lado al otro. En los últimos días ya me cogía con las manos de las caderas y pasaba rozando lo que yo me imaginaba que era su pene. Otras veces me ponía directamente una mano en el culo, sobre el bañador y pasaba. Cada vez lo hacía con más frecuencia y había veces que creo que no se cambiaba de lado por nada, sólo por tocarme. Yo era joven, no había tenido relaciones sexuales y al principio no pensaba que era posible que quisiera algo, al final sospechaba, aunque no estaba seguro, eso me ponía nervioso, no sabía como reaccionar.
Un día, tras cerrar, puso el bote de las propinas en la barra y me dijo que lo contara para repartirlo. Mientras lo hacía empezó a pasar muchas veces por detrás de mí, tocándome el culo, poniendo su mano y hasta apretándome un poquito. En un momento dado se puso a mi lado y me puso una mano directamente en el culo, mientras miraba como contaba el dinero, iba haciendo dos montones y me desconcentré y tuve que empezar, el dijo:
-¿Que te ha pasado que has perdido la cuenta?.
-No, nada, que... la mano...
-Cuál esta.
Y me apretó una de mis nalgas, me puse nervioso, y no dije nada:
-No te preocupes, es una simple caricia, mira aún puede ser mejor.
Y metió la mano por dentro del bañador. Yo no llevaba calzoncillos, iba así mejor en la bici.
-Hombre pero si vas sin nada. Mira que bien, que suave.
Iba pasando su mano por mi culo, acariciándomelo, sobándomelo.
-Que bien, que culito, que tierno
-Si de diecis...-me di cuenta de que había metido la pata
-Cómo, cómo ¿de cuantos?. ¿Me has engañado con tu edad?
-Ehhh
-Pues nada, ahora que hago, porque te tenía que despedir.
-No por favor que necesito el trabajo.
-Pues tengo que pensar algo, y no sé.
Pero no dejaba de acariciarme el culo, de pasarme la mano.
-Mira no sé si vas a querer, pero no te doy más oportunidades, si no estás dispuesto a hacerlo mañana no hace falta que vengas a trabajar.
-No, dime lo que has pensado.
-Mira te doy mi parte de las propinas también, y mientras pienso algo para no despedirte esta semana, y ahora me gustaría que me hicieses una mamada.
Que bien sabía camelarme, entonces no me di cuenta, lo hacía por no despedirme y me daba todas las propinas, como para asegurarse que así aceptaría.
-Una,..... mama...
-Si una mamada, es fácil, sólo chupármela. Si no lo has hecho nunca es fácil, es como si chuparas un polo. ¿Qué dices, quieres?
-Sí, si no me despides.
-Te dejo trabajar hasta que piense algo, lo que me has hecho es mucho.
-Sí, sí, de acuerdo.
-De esto no tienes que decir nada a nadie, eh.
-No, no diré nada, tranquilo.
-Pues ala, ponte de rodillas ahí en el pasillito.
El sacó su mano de mi bañador y se fue al almacén, yo me puse de rodillas y lo esperaba, no sabía como iba a ser finalmente la situación y lo que iba a hacer. Era todo novedad, no sé si sabría hacerlo, polos me había comido muchos, pero no sé si sería igual, pero no quería perder el trabajo, haría lo que hiciese falta.
Apareció ante mí sin pantalones, mientras andaba se le movía la polla hacia los lados y los huevos le acompañaban, era pequeña, eso pensaba entonces pues estaba flácida, tenía una buena mata de vello negro, se paró delante de mí y me dijo:
-Aquí esta tu polo, haber como lo chupas y te lo comes.
Yo acerqué mi cara a su polla y me la metí en la boca directamente, sin pensar, me la metí entera, hasta que mis labios tocaban su vello. Me dijo:
-Ya se nota que no lo has hecho nunca, ya!. Cógela con una mano para aguantarla hasta que esté dura y la vas chupando. Luego dura será como tu polo.
Así lo hice la cogí con mi mano derecha, era extraño tocar una polla que no era mia, estaba blandita, me la iba metiendo en la boca y aguantando en la mano, poco a poco notaba como iba engordando y alargando, y era verdad no hacía falta ya cogerla con la mano, pero yo no la solté por si acaso, no sabía si tenía que hacerlo, la seguía sujetando. La iba chupando como él me dijo, como un polo, me metía todo el trozo que podía, no me cabía mucha, le medía unos 20 cm. y era gruesa. Él me puso una mano en la cabeza y empezó a marcarme el ritmo de la mamada, cuando tenía que meterla y cuando tenía que sacarla. Fue aumentando el ritmo, me apretaba y me obligaba a metérmela, me entraba alguna arcada y chorreaba de saliva. Aumentó más el ritmo, yo no podía casi tragar y de pronto paró de apretarme la cabeza y noté la corrida, me la iba a sacar de la boca y no me dejó:
-Espera que tienes que degustar el líquido de dentro del polo.
Se iba corriendo en la boca y a mi me caía todo el semen y la saliva. Empezó a perder la erección y me la saqué. Se la miraba, aún le chorreaba, estaba mojadísima. Él se fue a ponerse el pantalón, yo me levanté, me dolían las rodillas.
-Para ser la primera vez no lo has hecho mal, eres bueno para esto, te gustará.
Yo entonces no entendí aquellas palabras, me despedí, cogí mi bici y me marché. En la boca tenía aquel sabor tan raro, el de su semen, había bebido agua pero no se me iba, lo tenía agarrado en la garganta.
Mientras me iba a casa empecé a pensar en lo que había pasado, en lo que había hecho, y me venía a la cabeza la imagen de aquella polla en mi boca, empecé a notar una erección, así que en un cañar me paré, me escondí un poco y me masturbé, me hice una paja pensando en aquella situación que acababa de pasarme, en aquella polla, en que la había tenido en mi boca. Y me corrí, descargué sobre mi mano una de las corridas más grandes que había tenido. Que significaba aquello, ¿que el sexo que me gustaba era el de los hombres y no el de las mujeres?. Tampoco lo sabía, pues no había tenido sexo con ninguna mujer, bueno, y con hombres sólo aquella mamada. Dejé de pensar en eso, me había corrido y había tenido placer y fue pajeándome pensando en otra polla. Algo sería pero no sabía el que.
Durante dos días él no dijo nada, como si no hubiese pasado nada, aunque no cambió nada en eso de tocarme el culo de vez en cuando. Un miércoles me dijo:
-Ya he pensado algo para que sigas con el trabajo.
-¿Y que es?
-Pues, yo te doy trabajo y tú me das algo a cambio.
-¿Y que te tengo que dar?
No me contestó, se acercó a mi, se me puso delante, su cara frente a la mía, llevó su mano derecha hasta mi culo, la metió por debajo del bañador y fue acariciándome, la pasaba por la raja que separan mis nalgas y llegó hasta mi ano, me lo acarició. Yo no me moví, sentí su dedo acariciando con suavidad mi agujerito y de pronto metió la punta dentro. Me dijo:
-Esto es lo que quiero que me des.
-Mi, mi, mi.....
-Sí, tu culo, tu agujero para penetrarlo, tu culo para meterte el polo.
-Mi culo, ¿me quieres meter eso por detrás?
-Eso es quiero darte por el culo, quiero darte por detrás.
-Pero..
-No hay peros, o quieres o no vuelvas.
Claro, a mí en aquel momento ni se me pasó que podría dolerme o como era el sexo anal, no sabía nada. Si fui capaz de hacerle una mamada, pensé que también podría hacer aquello, no pense en las consecuencias, entonces no había ninguna, desconocía por completo que sería aquello.
-Vale, si no me despides.
-Si me dejas hacértelo, te aseguro que no te despediré, seguro.
-Pues vale, lo que quieras.
-Pues el sábado cuando cerremos nos vamos a mi apartamento.
Así quedamos, llegó el viernes, y no paraba de sobarme el culo, ya por la tarde me dijo:
-Te voy a pedir una cosa como un favor, no tiene nada que ver con despedirte, si no quieres no pasa nada, pero es que estoy bastante caliente y si quieres ¿me harías una mamada?
Yo no pensaba en el trabajo, ya le había hecho una y al día siguiente seguro que querría que se la chupara, en ese momento pensé y me apetecía, así que:
-Claro que te la hago.
Se fue al almacén, me llamó. Estaba sentado en unas cajas de cerveza, sin los pantalones y había puesto una toalla justo en el suelo, entre sus piernas. Me arrodillé y se la chupé, esta vez me relamí con su semen, ya presentía que de camino a casa iba a hacer una parada en el cañar, y esto me serviría para masturbarme.
El sábado pasó todo el día rozándome y diciéndome cosas para calentar el ambiente, a mí había cosas que no me hacían reaccionar y otras me despertaba la excitación. Cerramos y nos fuimos a su apartamento, la bici la dejé atada en el portal.
Entramos y enseguida me dijo que me desnudara, yo lo hice sin rechistar, mientras él se fue hacia una habitación y me llamó:
-Vente para aquí que te espero con ganas.
Fui a la habitación, estaba tumbado en la cama, desnudo y pasándose la mano por la polla, la tenía a medias. Me acerqué y me dijo que me pusiera entre sus piernas para preparársela. Me la metí en la boca, sabía un poco a pipi, a polla no muy limpia, pero aún así me la metí sin pestañear. Se la chupé, se la lamí, la pasaba por mi boca, por mi lengua mientras la sujetaba con una mano, le hacía una mamada como si fuese a correrse, pero él me paró. Me dijo que me pusiese a cuatro patas, como una perra y él se colocó detrás de mí, me escupió en el culo varias veces, en el ano, y me agarró con fuerza con las dos manos sobre las caderas y noté como mi culo se abrió de forma increíble, me hizo un daño terrible, no pude más que gritar del dolor que me hizo, él parecía no inmutarse, me la siguió metiendo con ganas sin hacer caso de mis gritos, me dolía como nunca me había dolido nada, notaba un dolor agudo en mi culo, en mi culo abierto por esa polla que no paraba de penetrar, que no dejaba que yo pudiera descansar, me la iba metiendo pensando sólo en disfrutar él, yo desde luego no estaba disfrutando nada, me dolía muchísimo, le dije con voz lastimosa:
-Por favor, por favor, sácala, me duele mucho, muchísimo, no lo aguanto, por favor
-Tú tranquilo, te tiene que entrar toda y aún queda un poco.
Empezaron a salirme lágrimas del dolor, no lo podía aguantar, me movía como podía para que no siguiera metiéndomela, pero el me cogía con fuerza y su polla continuaba penetrándome:
-No sigas, otro día más, pero para por hoy, me duele muchísimo, no puedo más.
-Aguanta que así es el sexo anal. Además tu querías hacerlo, ahora no puedes echarte atrás, y menos a mitad de faena.
-Es que me duele, no sigas, te la chupo, pero sácala.
Ya me dijo casi enfadado:
-Ya está bien, quedamos en que te la metería, en que te follaría, así que ahora tienes que aguantar, te dije que si no querías pues nada, no trabajabas más y ya está, pero accediste a que te penetrara y ahora tienes que aguantar, si te duele te aguantas pero no quiero oírte.
Yo me puse a llorar, sin que me oyese mucho, por el dolor y por la impotencia. Los gritos los hacía hacia mis adentros, ahora tenía claro que no me iba a dejar de follar, así que tendría que aguantar aquello.
Él siguió a su ritmo, yo no contaba para él, sólo buscaba su placer y me tenía como simple instrumento, me la iba metiendo y sacando, yo notaba mi culo abierto y dolorido en cada embestida, sólo quería que aquello acabara, pero ahí seguía, dentro fuera, dentro, fuera, no podía con el dolor, apretaba el culo, apretaba el ano, cerrándolo, pero eso aún me hacia más daño, no sabía ya que hacer, me quedé inmóvil, esperando a que acabara, dejando que me la metiera lo que quisiera, intentaba pensar en otra cosa pero el dolor no me dejaba, notaba esa polla entrando y saliendo de mi culo, haciéndome daño y no podía hacer nada, sólo aguantar y esperar.
Me la estuvo metiendo por el culo unos 20 minutos, para mi fueron 2 horas de sufrir. No había pensado nunca que aquello me iba a doler tanto, sólo había pensado en que no sería nada, que sería como una mamada, en que a mi no me dolía hacerlo, pues por eso acepté enseguida, pensé que sería como chuparla pero con el culo, sin dolor. Si lo llego a saber no sé si hubiese aceptado.
Llegó el final, me sujetó fuerte y noté como se corría dentro de mi culo. Me puse muy contento, no por notar la corrida en mi interior sino porque había acabado aquello, que descanso, él ya sólo se movía lentamente, poco a poco, para descargar por completo. Noté como perdía la erección, pero no la sacaba, yo sólo pensaba en que lo hiciese, me dolía muchísimo el culo, y ahora no por la polla, ya casi no la notaba, sino por lo abierto que me había dejado el culo, por el dolor que sentía en el ano, me daba como pinchazos. Él se quedó detrás de mí de rodillas con su polla aún dentro de mí, la sacó y se tumbó en la cama. Yo casi no podía moverme, me dolían las piernas por la postura y sobretodo el culo. Me tumbé, el culo no dejó de dolerme. Él estaba jadeando, yo casi llorando. Que diferencia a follar o ser follado por el culo, el jadeando de gusto, yo casi llorando de dolor, y habíamos tenido sexo los dos, sexo anal, para él no sería la primera vez, para mí sí y que dolor. Me fijé en su polla y tenía algo de sangre:
-¿Esa sangre es mía?
-Tuya, tuya es, de tu culo, que era virgen y ya no.
-Pues me duele muchísimo, no me extraña que haya sangrado.-Yo me quedé algo asustado
-Ya se te pasará. Y sangre ya no te volverá a salir cuando vuelvas a tener sexo anal.
-Con lo que me ha dolido no sé si volveré a tener.
-Seguro que vuelves a tener. Esta vez te ha dolido, pero una vez has tenido luego te pica y querrás volver a tener, ahora te crees que no te ha gustado pero con el tiempo verás que querrás volver a hacerlo. Y cuando lo hayas hecho varias veces verás lo que te gusta.
-Pufff, no sé.
-Tranquilo, ya verás como tengo razón. Y mira lo que te digo, ahora que te he desvirgado, no hay mayor placer para un hombre que poder ser el primero en meterle la polla por el culo a un joven virgen. Acuérdate de esto, y si alguna vez tienes la oportunidad de encontrar a alguien así, entenderás lo que te digo. Ya lo verás.
-No te digo nada, pero a mi hoy el culo me arde de dolor.
-Date una ducha y te dejas correr por el culo agua fría, se te pasará un poco.
Me duché, me vestí y me fui. Cogí la bici para irme a casa, me monté y no pude dar más de diez pedaladas, me dolía el culo muchísimo, no podía estar sentado, volví a casa casi todo el camino andando, llevando la bici al lado, me iba subiendo pero enseguida tenía que parar. En casa casi no dormí en toda la noche, me dolía muchísimo el culo, notaba las palpitaciones de mi corazón en el ano. Que dolor. Me hice una paja, pensando en cuando se la estaba chupando y en como me la metió, se me paso un poco el dolor, aunque sólo mientras estaba excitado, luego volvió, no podía descansar. ¿Cómo podía dolerme tanto?, Notaba el culo abierto, muy abierto.
Al día siguiente notaba el culo algo más cerrado, pero en la bici, sentado aún me dolía algo, de pie no tanto. Al llegar me preguntó que tal iba, le dije como había pasado la noche y lo que me dolía y él sólo se rió.
Alguna otra vez me dijo que se la chupara, incluso una fui yo el que se lo propuse, eso me pareció que le excitó mucho pues esa vez se corrió enseguida, fue además la vez que me tragué todo el semen que me ofrecía su polla. Cada día que pasaba me gustaba más hacerlo.
Pero había una cosa que no cambiaba, él nunca me tocaba a mi la polla, nunca dijo de chupármela, hacerme una paja y mucho menos me dejó siquiera verle el culo, así que imposible metérsela. Yo tenía curiosidad por saber que se sentía si te chupaban la polla pero sobre todo que se sentía al follar un culo, me daba igual que fuese de mujer o de hombre, quería probar a follar uno.
Así trabajando me iba fijando en los clientes, intentaba saber si a alguno o alguna podría proponerle tener sexo. Me costaba mucho. Al fin vi a un chaval de unos veinte años, Jimmy, de mi estatura, con la piel blanquecina a pesar de ir todos los días a la playa, siempre estaba con unos o con otros, no tendría un grupo de amigos fijo, así que en cuanto pude, en cuanto vino a pedirme algo de beber, vi mi oportunidad de averiguar por que camino iría, y si tenía alguna posibilidad:
-Ehh, ¿qué tal?
-Bien, ponme una cerveza.
-Ahí está, ¿que tal te va el verano, ligando mucho?
-Nada, es esto muy difícil, ¿y tú?
-Yo, ya ves aquí en el chiringuito, poco puedo hacer
-Hombre pero con la gente que pasa
-Si pero eso, pasa, nadie se queda, mira al único que me he ligado es al dueño.
-Si hombre, no lo dirás en serio, será broma.
Ahí vi mi oportunidad, él se interesaba por eso, así que yo tenía alguna posibilidad
-Sí, sí, y tan en serio, al único, o me ha ligado él a mí.
-Joder, que morbo. Mira ahora me tengo que ir, pero un día me lo cuentas, vale.
-Cuando quieras, pero que sea en un lugar íntimo.
-De verdad, pues un día quedamos en mi apartamento y si quieres ....
-Por mi de acuerdo, pero que sea con tiempo, y ¿en una cama?
-En una cama y desnudos si quieres, quedamos un día.
-Te espero.
Lo tenía, lo había conseguido, había ligado y con un chaval de mi edad. Cuando me fui para casa tuve que parar en el cañar, ¿como sería su polla?, ¿me la chuparía a mí?, claro que sí, tenía que hacerlo y ¿su culo?, ¿como sería meterle mi polla?. Estaba calentísimo y no tardé en correrme.
A los tres día se acercó y me dijo que si al día siguiente me apetecía pasar la noche en su apartamento para contarle la historia con mi jefe y algo más... Y acepté enseguida.
Por la tarde del día siguiente, me esperaba para cerrar. Nos fuimos a su apartamento, me dijo que si me quería duchar y le dije que sí. Me desnudé delante de él en el salón, me miraba con ganas, me metí en el baño y empecé a ducharme, enseguida lo vi entrar, iba con el bañador, se metió en la bañera, se puso detrás de mí, se quitó el bañador y empezó a pasar sus manos por mi espalda, me acariciaba, se puso gel y empezó a enjabonarme, pasó sus manos a mi barriga, y las bajó hacia mi pene, con respiraba con lentitud, me estaba poniendo muy cachondo, me cogió la polla con las manos, yo la tenía casi dura del todo, empezó a pajearme, desde atrás, pegado a mi espalda notaba algo colgando y apoyado en mis nalgas. Me empalmé al segundo. Mi polla entonces me medía unos 24 cm, y notar sus manos sobre ella, masturbándome, acariciándome, me puso muy, muy cachondo:
-Estoy calentísimo, no se si me aguantaré a contarte la historia.
-Tenemos toda la noche, si quieres te hago una paja y te liberas un poco, luego cuando cojas fuerzas empezamos de nuevo. Y si no acabamos hoy, tenemos muchos días.
-Siiii, siii, hace una paja, házmela, necesito correrme.
Empezó a masturbarme, a mover su mano derecha sobre mi polla bien enjabonada, resbalaba, me hacía la paja con suavidad por el gel, mientras nos caía el agua, y seguí notando en mi culo su polla. No tardé en correrme, él seguía meneándomela, no podía parar.
Acabamos de ducharnos, él sólo se echo agua por encima y salió, mientras yo me enjabonaba ya más relajado. Salí al salón y allí estaba, sentado en el sofá, me acerque y pude ver por fin su polla. Me senté a su lado y enseguida la cogí con mi mano, era larga, muy blanca, el era de tez blanca, pero además a su polla y su culo no le había dado nada el sol, le saqué el glande, era muy rosado, destacaba sobre la blancura de su polla, era preciosa, que color más bonito y atractivo.
Él se sentó sobre mí, a horcajadas, dirigió su cabeza hacia la mia, acercó sus labios a los mios y me dio un beso, luego un morreo, empezó a pasarme la lengua, recorriendo mi boca, jugando con mi lengua, me besaba con ganas. Luego empezó a levantarse, ante mí, y cuando su polla llegó a la altura de mi boca paró, me la acercó y me la fui metiendo dentro, empecé a chuparla como le había hecho a Lucky, me la metí toda y cuando ya estaba dura del todo él me cogió la cabeza con las manos y empezó a meterme la polla con fuerza, me metía aquella polla blanca y de glande rosado de 23cm de larga, me estaba follando la boca, no paraba, me la metía y sacaba a su gusto, yo sólo permanecía con la boca abierta mientras él hacía los movimientos, me soltó y volví a chupársela a mi ritmo, me tragaba aquella polla con gusto, era porque de verdad quería y no por la amenaza del despido. En un momento el se la cogió con la mano derecha y empezó a masturbarse, pero yo no dejé de tener el glande dentro de mi boca, no quería soltarla, al final se estiró toda la piel hacia atrás y noté la descarga de su semen, a chorro, era muy líquido y transparente, se corrió en mi boca, en mi cara, en las mejillas, la barbilla y me chorreaba cayendo hacia mi pecho, parecía casi estaba meando, pero el sabor era de semen, continuaba meneándosela ante mi cara, acabando de vaciarse.
Se tumbó en el sofá y empezamos a hablar del sexo, de mi jefe:
-Y que tal, ¿se lo haces así, como a mí?
-Sí, pero me gusta menos, y además no hay manera de que me la toque y de hacerme él una mamada, ni pensarlo, ni se lo planteo.
-Pues nada ahora luego te haré yo una que no se te olvidará en la vida. Esta primera mamada a tu polla la recordarás muchas veces.
-Tengo unas ganas...
Puso una película porno, gay, yo me iba fijando en las posturas y en como lo hacían todo, me iba excitando.
Jimmy se levantó, echó un cojín en el suelo entre mis piernas y se arrodilló, me estiró hasta que mi culo quedó sentado al borde del sofá, me separó las piernas y metió la cabeza entre ellas, enseguida noté como se iba metiendo mi polla en la boca y en menos de 5 segundos tuve una erección, él me miro diciéndome lo rápido que había sido, pero sólo notar como me la mojaba con saliva me puso a cien. Se la iba metiendo sin prisas, disfrutando de lo que me hacía, se metió el glande entre sus labios y empezó a mover la lengua en círculos, rodeándolo, yo creía que me corría ya. Que maravilla me estaba haciendo con la boca, con la lengua sobre mi polla. Que te hagan una mamada es maravilloso, da tanto gusto, es indescriptible el placer. Siguió chupando, deleitándose sobre mi miembro, se lo metía en la boca con suma delicadeza y con fuerza a la vez, y eso me ponía loco, que manera de chuparla, volvió a mi glande, sus labios lo saboreaban, de nuevo su lengua empezó a rodearlo, me puso a mil y ya no aguanté, me corrí con ganas, dándole toda mi leche, él no desperdició nada, se la tragó toda, sin dejar ni gota. Tenía razón, seguro que aquella mamada no se me iba a olvidar, había sido fantástica. Que te la chupen es que te den un placer tan grande, que no me extraña que mi jefe quisiese que se lo hiciese. Se levantó y vino hasta mi cara, empezó a morrearme, pasándome parte del semen a mi boca, jugábamos con él entre nuestras lenguas, este Jimmy estaba calentísimo.
Nos fuimos a la cama. Me dijo:
-Ahora quiero meterla por donde tu jefe, haber quien te lo hace mejor.
-Con la mamada que me has hecho ya creo que se quien va a ganar.
-¿Sí?, bueno pero yo quiero que mi polla cate tu culo, que si le has dejado a tu jefe me imagino que a mi también me dejarás
-¿Que si te dejo?, aquí lo tienes.
Me puse a cuatro patas, enseñándole el culo, poniéndoselo delante, mostrandoselo. Él me hizo que me tumbara, se puso encima de mi culo, con una rodilla a cada lado. Me llenó el culo con saliva, se embadurnó la polla con lubricante y se tumbó sobre mí, notaba su pecho en mi espalda, su aliento en mi cuello y su polla en mis nalgas, empezó a moverse, estirando la cabeza, su boca y su lengua hasta alcanzar de lado la mía, me besaba y mientras se movía, su polla se iba deslizando hasta que la noté en mi ano, el también notó que había llegado a la entrada de mi agujero y empezó a empujar, su polla me entraba y me gustaba, igual era porque entraba muy suave, estaba muy lubricada y no me rozaba, iba penetrando sin que mi ano opusiera resistencia, la dejaba entrar, quería que entrara, estaba esperándola, el se movía encima de mí, yo jadeaba mientras notaba su respiración en mi oreja:
-Como te entra, que gusto, que culo tienes más acogedor.
-Sí, sí.. me entra tan bien, se desliza con tanta suavidad, noto como entra y sale como si fuese mi boca, tan mojada, tan húmeda.
-Y qué, ¿así te folla tu jefe?
-Ni se le parece, el me la mete y piensa sólo en él y en desahogarse, a mi no me hace ni caso.
-No, con el culo tan estupendo que tienes, que parece que se coma mi polla.
-Nada de nada.
-Pues aquí tienes mi polla siempre dispuesta para tí y mi culo también.
Seguía moviéndose, llenando mi culo con su polla, su blanquita polla, me estaba dando tanto gusto que sólo pensaba en las ganas que tenía de metérsela yo a él. Así empecé a excitarme de nuevo, a notar que mi polla crecía. Al oírlo jadear me excitaba pensando que era yo follándomelo a él. Se notaba que estaba gozando al metérmela y yo quería sentir eso, quería follarlo. Él continuaba con sus movimientos, su polla me entraba y salía, notaba sobre mi culo, como se movía, dando golpeteos sobre mi cuerpo. Se incorporó, me cogió de las nalgas y continuó con el vaivén, metiendo y sacando, follándome, se volvió a poner sobre mí, puso sus manos sobre mis hombros y empezó a moverse más aprisa, estuvo un buen rato a ese ritmo, la polla me entraba y salía muy aprisa del culo, iba a un ritmo muy acelerado y noté de nuevo un gran chorro, esta vez dentro de mi culo, descargaba tanto líquido que en mi culo no cabía, notaba como iba saliendo cuando el hacía un movimiento hacia atrás, sacando un poco la polla para volver a meterla. Me la dejó dentro, yo notaba como iba quedándose pequeña y como iba saliendo poco a poco. Cuando se le salió del todo se tumbó a mi lado, yo notaba que de mi culo se me salía su semen tan líquido, ahora me chorreaba a mi el culo.
Yo estaba muy excitado y tenía muchas ganas de follarlo, así que se lo dije:
-No quiero que perdamos la calentura, quiero follarte.
-Siii, como quieras. Date la vuelta.
Me puse boca arriba, tenía ya la polla con una buena erección, el me la chupo un poco, lo justo para llenarla de saliva, se puso un poco en su culo y se puso sobre mí, con una pierna a cada lado mio, arrodillado, mi polla tocaba su culo, él me la cogió con la mano y la fue dirigiendo a su ano, cuando notó que ya la tenía en el sitio fue bajando su culo y mi polla le fue penetrando. Notaba como mi polla iba abriéndose camino, como hacía que el ano se dilatara para dejarle pasar, como ese culo la acogía dentro. La soltó cuando ya estaba casi toda dentro, me estaba dando un gusto tremendo. Como entraba, apretada al ano. Empezó a moverse, flexionando las piernas, levantándose un poco con lo que la polla salía de su culo y luego volviendo a bajar, para ir metiéndosela de nuevo, iba moviéndose, puso las manos sobre mi pecho, para apoyarse y darse impulso, yo puse las mias sobre su culo, sus nalgas, acariciándolas. El manejaba la situación, marcaba el ritmo y para mi era lento, yo quería follarlo, ser yo el que se la metiese y sacase a mi gusto, le dije de cambiar de posición, el estaba de acuerdo. Se tumbó de lado, con una pierna estirada y la otra flexionada, yo sobre él, con su pierna estirada entre las mía, mis huevos descansaban sobre esa pierna, le cogía de la cadera y empecé a metérsela de nuevo. Ahora marcaba yo el ritmo, ahora me gustaba más, le acariciaba la polla y mientras le metía la mia por el culo, lo follaba, lo follaba, y me encantaba. Que placer metérsela, que placer moverme y que mi polla resbalara entrando en su culo, que placer tenía mi polla de follarlo, ni todas las pajas que me había hecho en mi vida llegaban al placer que me daba metérsela por el culo. Disfrutaba viendo como mi polla entraba y salía de su agujero, con ganas, lo follé rápido y me corrí, descargando una cantidad de semen increíble para mí, y eso que era la tercera corrida de la noche. Le llene el culo de semen, viscoso, casi cuajado, blanco. La saque y me tumbé a su lado a descansar, me había dejado exhausto, sin fuerzas pero con absoluta felicidad.
Al día siguiente a trabajar. Creo que mi jefe me notó algo, porque estaba muy alegre. Con Jimmy quedaba cada dos días, estuvimos follando todo el verano, y nunca me cansé de hacérselo. Era una pasada. Con mi jefe lo hice alguna otra vez, incluso una fui yo el que le dijo que me follara, y allí mismo, apoyado en la barra del chiringuito me la metió. Ahora ya me gustaba tanto el sexo anal, chupar una polla y que me la chuparan, que no iba a parar en mi vida."
-Y así fue, por eso te decía que cuando te vi en bici te tuve que parar, me recordaste a mí, y luego cuando supe que eras virgen me acordé de lo que me dijo mi jefe, sobre que no había nada mejor que desvirgar un culo, y cuando te lo hice, la verdad es que me di cuenta de que tenía toda la razón, si tienes oportunidad alguna vez hazlo, ya verás, a mi me ha costado muchos años, hasta que te encontré. Follar un culo da mucho gusto, pero además saber que en ese culo nunca ha entrado una polla, que vas a ser el primero en meterla, y saber que al que se la metes nunca ha notado, ha sentido una polla en su culo, es algo que hace que tengas más placer, pero que mucho más al meterla, al desvirgar el culo. Además que alguien esté dispuesto a entregarte su virginidad es muy excitante, y un culo, que alguien te entregue su culo, que quiera que le metas la polla por su agujero, por su ano, sin saber lo que va a sentir es muy, muy placentero.
-Ya ya lo sé. Cuando me la metiste la primera vez me dolió pero me gusto tanto que mira aquí estamos.
Entre que yo no hacía más que acariciarle la polla y que él se excitó al contar su historia, Ádor tenía una erección casi completa, le dije:
-¿Te apetece que te masturbe?
-Claroo.
Se la cogí con más fuerza, me gustaba masturbarle en esas situaciones, cuando estaba relajado, si estaba más caliente me gustaba más chupársela o que me la metiera y a él también. Pero me gustaba hacerle alguna paja de vez en cuando, poder mover mi mano sobre esa polla, esa enorme polla de 28 cm. era tan bonito de ver, que no apartaba la vista de cómo se la hacía. Iba subiendo y bajando mi mano por la polla, arrastrando la piel arriba y abajo, llevándola hasta taparle y destaparle el glande, me recreaba en los movimientos, le pasaba la mano con lentitud para luego ir aumentando de ritmo, cuando ya llevaba un rato, se la pajeaba con rapidez y entonces notaba como le llegaba la corrida, como le salía el semen a borbotones y yo sin dejar de masturbarle, era fantástico. Se la seguí moviendo hasta que se le encogió. Me tumbé perpendicular a él, acerque mi cabeza, la apoye en su ombligo y me metí su flácido glande en la boca, lo chupaba, lo succionaba, él me decía:
-Ale ,ahora ya puedes dormirte, que tienes tu chupete preferido.
Y era verdad, lo chupaba como si fuese un chupete, lo succionaba, me deleitaba teniéndola en la boca. El se llevó su dedo corazón a la boca, se lo mojó y me lo metió por el culo:
-Ahora si que estas listo.
Y ahí nos quedamos, yo con su polla en mi boca y él con su dedo en mi culo. Nos relajamos y nos dormimos.