Adoptando a una lobita(1)
La diosa da a una joven fallecida una nueva oportunidad de vivir. Esta es reencarnada en una mujer-lobo adulta, y conoce a una pareja. Un padre y su hija.
La teníamos por fin localizada. A esa cabrona de alas negras. Había causado tanto daño, que está vez la encerraremos en una cárcel de máxima seguridad. Era poderosa así que reuní un equipo suficiente para poder atraparla. Yo en mi confianza pensé que sería suficiente para poder con ella. Gran error. Fui allí con lo que era casi un ejército, pero ella poseía el poder de uno. La atacamos, pero detenía y devolvía los disparos con facilidad. Volaba con rapidez por el aire y atacaba de nuevo. Debería haber traído a una alada como ella para hacerle frente. Cuándo se cansó de esquivar es cuando desató su verdadero poder, masacró nuestro equipo. Ordené la retirada, nos habían masacrado en cuestión de minutos. Fue tarde para todos nosotros, lanzó un vehículo en llamas que no pudimos esquivar.
Lo siguiente que sentí fue flotar en oscuridad. Estaba desnuda, y no podía oír mi propia voz. La oscuridad se fue transformando en un prado. Aparecí sobre ese prado. El cielo, iluminado por una luna, era púrpura. Se me hacía raro ver una noche púrpura. Se hizo un camino, yo lo seguí.
–¿Estoy muerta?–me pregunté
El lugar es maravilloso. A pesar de tener una iluminación tan extraña es un lugar hermoso, apacible y dónde pasar mis últimos días. Aunque bueno, directamente estoy muerta. Lo último que recuerdo es venir un coche en llamas a mi. Luego explotó y se hizo la oscuridad. A mis ojos había una cueva, era el único camino así que lo seguí. La cueva no tenía nada de interesante. Seguí recto hasta salir de la cueva. Había más pasadizos y caminos en la cueva pero no estaba entre mis pensamientos explorar un lugar en el que podría perderme para siempre. Lo primero que vi al salir era una mujer bañándose en lo que parecía un lago. Llevaba una túnica trasparente que no ocultaba nada.
–Ahh, bienvenida Alice–la mujer se levantó, desvíe la mirada excitada–Una humana que ha hecho frente a una de las aladas más peligrosas, siendo humana. Hay que ser valiente para hacer eso–se puso enfrente de mí, dejándome ver su perfección en todo su esplendor
Ella es la mujer más hermosa que hay sobre la faz de la tierra, su rostro, sus pechos. Veo a esa mujer y solo quiero dejarme tocar por ella. Ella sonrió al percatarse de que no dejaba de mirarla.
–Todos los seres mortales y eternos hacéis lo mismo. La última vez que vino un hombre, así que yo era un hombre. Me empotré a mi último invitado. Me alegro que seas de las que les van las mujeres.
–¿Que?
–Yo me adapto a cada ideal de belleza, al ser perfecto para la persona que me ve. A ti te gustan las mujeres y me ves como una mujer perfecta–llevó mis manos a sus pechos, yo sentí como me sonrojaba–¿No sientes como te deshinibes?, como deseas follarme–mi coño estaba húmedo, no sé qué me hacía pero todo era verdad
La besé. Ella me abrazó, y nos juntó aún más. Nuestros pechos se rozaban. Sus manos bajaron a mi cintura. Debe estar usando algún tipo de magia. No es normal que me este besando con la primera tipa que me encuentro tras morir. Noté su dedo en mi culo. Algo creció del dedo, de una textura extraña que se introdujo en mi ano. Las pocas veces que había usado el ano para follar era montada por mis novias con un arnés y con los dedos. Aún así, no lo uso con normalidad. Pero aquí no sentí el dolor que debería sentir al introducir algo así en mi culo. Solo sentí placer. Gemí en su boca mientras movía mis caderas. Me hizo llegar al orgasmo varias veces.
–Ha sido maravilloso–dije
–Ahora que estás más relajada, pregúntame lo que sea
–¿Estoy en el cielo?
–No estás en el supuesto más allá cristiano. Estás en mi mundo, donde yo habito.
–¿Que hago aquí?
–Moriste, pero quise salvarte del sueño eterno.
–¿Por qué?
–Me has gustado, creí que te merecías una segunda oportunidad.
–¿Segunda oportunidad?
–Si, alguien como tú merece vivir una segunda vez. Si quieres, también podrías quedarte en mi mundo a vivir.
–¿No puedes devolverme a mi mundo?
–No, y si te doy otra vida no será en tu mundo. Hay muy pocas probabilidades de que recuerdes tu antiguo yo. Revivirás en cualquier ser vivo, un animal o un ser racional.
–¿Y si decido quedarme?–pregunté
–Te enseñaré que puedes hacer aquí. Mi mundo tiene una particularidad, cuanto más te quedes más pierdes la noción del tiempo. Para ti podrían estar pasado una hora y estar pasando en realidad diez años. Olvidarás poco a poco tu verdadero mundo, y llegará un momento en el que no te importará.
A lo lejos se podía ver una gran mujer. Era muy alta, y fornida. Sus cabellos eran blancos, y sus ojos verdes pero ella es joven no vieja. No parece una mujer a la que molestar. Ella me saludó. Empecé a ver fauna en el lugar. Una pantera negra con rayas moradas, pececitos en el agua. Pájaros que no recuerdo haber visto en mi vida, y decenas de animales más. Los árboles algunos me eran familiares, pero otros tenían flores desconocidas para mí.
–Puedes hacer vida normal aquí, como si aún vivieras. Cómo la mujer que hemos visto antes. Hay a quienes les construyo un lugar que se les parezca al suyo. Puedes vivir como un árbol o un animal. Además hay un lugar que suele ser muy popular entre las almas que llegan aquí. Las personas aquí pueden satisfacer sus deseos.
Eran como cuevas particulares, y en cada uno había una persona. Lo primero que vi fue una mujer. Tenía orejas puntiagudas, tenía un collar de hierro un collar con el que la llevaban. La follaban cual animal, la mujer gemía encantada de ser tratada así. La siguiente era un hombre, teniendo un harén. La siguiente era otra mujer, estaba tenía sexo con otra mujer. En otra había otro hombre, tenía una chica atada. Esta le suplicaba ser torturada.
–Sus actos les habían hecho merecedores de vivir aquí, sus gustos sexuales son particulares aunque para nada raros. Ambos son amantes. Pasan aquí, meses, años, milenios enteros sin darse cuenta del tiempo que pasa. La cantidad de “cuevas” que hay son infinitas. Podría meterte en una, y tener tu propia fantasía por toda la eternidad.
–Creo que no me gusta la idea. ¿Hay algo más que pueda hacer aquí?
–No para una humana normal como tú.
–Tienes que decidir. ¿Vivir en este lugar o tener una segunda oportunidad?
–Si tengo una segunda oportunidad, y muero…
–Vuelves aquí, pero solo recordarás tu nueva vida.
–Me gustaría probar a vivir de nuevo.
–Si deseas eso tengo que advertirte. Por ninguna de las razones podrás regresar a tu mundo. Ni aunque quisieras podrías. Incluso es posible que no sea la misma línea temporal respecto a tu mundo. Dicho eso, ponte recta.
Me puse recta. Volver a vivir, no recordar mi antigua vida, y no regresar a mi mundo. Lo positivo es que no echaré de menos mi antiguo hogar, y a mis amigos. Haré vida nueva, aunque me inquieta que sea cualquier cosa. Podría ser un o una noble, una prostituta. El desconocimiento me asusta y a la vez me atrae. Sentí como me lanzaban desde una zona alta. Caí y caí hasta que desaparecí.
Caminaba por el bosque. Me sentía rara. Cuándo me recuperé de mi aturdimiento me percaté de un hecho. Anduve por el bosque, hambrienta. Veía pequeños pájaros, pero huían al verme. Mi búsqueda de alimento dio sus frutos. Vi a un conejo a lo lejos. Acechante me acerqué a él hasta que lo tuve al alcance de mis fauces. Me lo llevé para comérmelo. Estaba especialmente sabroso.
Unos gritos perturbaron mi comida. Fui a investigar esos gritos. No me gusta que me interrumpan mientras devoro. Me escondí entre unos arbustos. Un par de humanos tenían rodeada a una joven. Gruñí y me lancé contra ellos. Mordí el brazo en el que blandía algo de afilado. El segundo perforó mi carne con una flecha. La joven aprovechó para matar al que quedaba. El disparo me había dejado malherida. La joven sacó la flecha.
–En casa te pondrás bien–la joven me cogió entre sus brazos
La joven me llevó en sus brazos hasta una cabaña de madera. Había alguien como él, con pelo en la cara, y con algo también afilado cortando madera.
–Papá, me ha salvado, y la han disparado.
–Vamos a dentro.
La joven me dejó en una mesa. Desde que la joven me había llevado en brazos había pasado un tiempo, y perdía sangre. Posó su mano sobre mi herida, no sé qué me estaba haciendo pero el dolor desaparecía.
–Vayamos a buscar algo para que coma, lo va a necesitar–me dejaron a mi sola
¿Cómo ha hecho para curarme con su mano? Ya no siento la herida, pero si me siento débil. También sentí como mi cuerpo crecía, como me aparecían manos y piernas como las de esos humanos. Mi piel había desaparecido, y ahora era rosada como la de ellos. Intenté salir de la mesa, pero al usar mis piernas me caí en el suelo. Volví a intentar levantarme, pero la fuerza de mis piernas era mínima. No me rendí, y volví a intentar levantarme. Estuve unos segundos de pie, pero volví a caerme. Así estuve hasta que los humanos volvieron.
–¿Dónde está la…?–se preguntó el peludo– Espera–me miró de cerca–No me jodas, has recogido a una licántropa. Mira su boca–ambos me miraron–La mayoría ni siquiera sabe que son mitad humanos, viven toda su vida como lobos.
–¿Qué hacemos con ella?–preguntó la joven
–Se quedará durante unos días–vi un bulto en su entrepierna,yo me acerqué curiosa por ese bulto que le había aparecido
Él retrocedió con nerviosismo.
–Papá, ve a por algo de ropa para ella
Me ayudó a levantarme, me sentó en la cosa de madera.
–Jane, yo me llamo Jane
–Jane–la señalé
–¿Y tú?
–¿Tú?
–No, la persona a la que señalo
–Persona–me señalé
–No puedes llamarte persona. Ya pensaré en un nombre.
–Persona, nombre.
–No sabes ni hablar
–Persona, nombre
–Eres como mi padre ha dicho. Hasta ahora no has sabido que eres mitad humana.
–¿Padre?
–Si, el es mi papá. Mi madre murió de una enfermedad
Quise consolarla, noto la tristeza en sus palabras. Pero no encontraba las palabras para ello. El volvió con lo que Jane llama ropa. Miré la ropa con desconfianza, no la necesito. Se la tiré a su padre.
–Tienes que ponértela, no puedes ir desnuda–dijo Jane
–Desnuda
–Póntelo–lo alejé de mi–Vale, no necesitas ropa. Cuando tengas frío ya si eso me avisas.
–¿Puedes andar?–preguntó el padre
–No puede–preguntó la hija, ella se volvió hacia mí–Ahora vas a venir a nuestra casa
–Casa...venir
–Vas a venir a nuestra casa
–Vas...a
–Venir
–Venir
–A nuestra...
–A nuestra casa. Venir a nuestra casa–la hija sonrió contenta, y yo también al empezar a aprender su idioma
Ella me sostuvo mientras yo intentaba levantarme, mis piernas estaban débiles pero ella me ayudó a sostenerme. Me mantuvo de pie, quieta. Luego me soltó. Empecé a mover mis patas, puedo usarlas. Puedo andar. Una de ellas me empezó a temblar y caí de nuevo. Jane me ayudó a sostenerme y me sacó de allí. Se me heló el cuerpo al sentir el aire gélido de afuera.
–Con tu piel de lobo no has notado nada pero este es un lugar frío. Mientras estés así debes ponerte algo–el padre me ofreció aquellas telas
Entre los dos me pudieron aquellas telas. Cubrían todo mi cuerpo, me hacen sentir extraña. Cómo atrapada. No me gustan pero disminuyen mi sensación de frío.
–Mira esa es nuestra casa–señaló su madriguera gigante
–¿Casa?–pregunté señalando a la madriguera
–Casa
Me gusta aprender el idioma de estos humanos, así podré hablar con ellos y entenderlos. Entré en su casa, nunca he visto nada como esto.
–Sígueme–Jane me cogió del brazo y me llevó–Esta es mi cama, cama
–¿Caaaama?–así que eso que está en mitad de la habitación es una cama
Después de aquello comimos. El padre se llamaba Ike. No se ponían de acuerdo en elegir nombre para mí. Cómo si yo necesitase uno.
El resto del día fui yo aprendiendo a llamar cada cosa de la casa. Jane me estuvo enseñando a decir algunas palabras. Por la noche dormí con ella.
Me desperté en mitad de la noche, este cuerpo necesita mucho descanso. Jane no estaba en la cama. Así que salí de la habitación. Se oían ruidos en la casa. Seguí esos ruidos. Me llevaron a la habitación de Ike. Me escondí fuera de la habitación, y vi a Ike encima de Jane. La estaba montando, y ella gemía de placer. Se le veía en la mirada. Mi entrepierna se puso húmeda.
–Papa, la loba...–ella se dio cuenta de que estaba viendo aquello
Ike pareció no escuchar las palabras de su hija. No dejé de mirar la escena. Ambos se acostaron sobre la cama.
–Nos estaba mirando, ven lobita–debe estar refiriéndose a mi–¿Que te han dicho sobre mirar a los demás?
–¿Mirar? Ike Jane ahhh ahhh–imité los sonidos que ellos hacían
–No se espía a los demás–dijo Jane
–No ves que no te entiende, Jane.
Me bajé la ropa de cintura para abajo y señalé lo que tenía entre la piernas. ¿Y porqué estaba mojado?
–Eso se llama estar excitada, es tu vagina.–Jane se levantó y levantó mi ropa. Agarré los bultos que tenía Jane–Pechos
–Yo pechos excitada
–Toda las mujeres tenemos pechos, y vagina. Incluso tu, lobita.
–Ike no pechos, no vagina–Jane se llevó las manos a la cabeza
–¿Tengo que seguirle el juego?
–Lobita, ven–Ike me hizo una señal, me acerqué a él
–Papa, ¿En serio? Tendrá cuerpo de adulta pero está claro que mentalmente es una niña
–Sientate. ¿Ves esto?–él tenía algo alargado entre las piernas–Se llama pene, o polla como mejor te guste llamarlo.
–Pene–lo toqué, a Ike pareció gustarle que tuviera su cosa entre las manos
–Los hombres tenemos pene, y huevos–reí con la palabra huevos
Yo con una mano empecé a agitar su miembro. A Ike parecía gustarle lo que estaba haciendo así que seguí con ello. Ike de su pene sacó un líquido blanco que manchó mi mano. Yo me asusté, y ambos se rieron. Lamí un poco el líquido de mi mano.
–Se llama semen
–Venga, a dormir, lobita. Papá, no deberías dejarla hacer esas cosas.
–Pene, semen. Pechos, excitada
–Si, estás excitada. Puedes usar tus propios dedos para satisfacerte.
–¿De...dos?
–Mirame–señaló su entrepierna, acercó sus dedos a su vagina, y los introdujo en ella
Yo imité sus movimientos, y sentí algo agradable. Paré asustada por lo que sentí.
–Vagina gusta–intentaba expresar lo mucho que me gustaba acariciar mi entrepierna
–Vamos a la habitación–dijo sonrojada
Nos acostamos en la cama. Metí mis dedos en su vagina, estaba mojada.
–¿Jane gusta?
–No pares , lobita.
Mientras la hacía gemir, ella me besó. Me acostó sobre la cama, e intercambiamos los papeles.
–Hace tanto tiempo que no me acuesto con una mujer…
Intenté decir algo pero solo me salían gemidos. Ella estaba simulando la penetración con sus dedos.
–Lobita gusta–ella sonrió
Dejó esa posición y se puso en mi entrepierna. Yo la miré intrigada. Empezó a hacer algo con su lengua en mi entrepierna que me dió aún más placer que antes.
–Jane–sentí que llegaba al clímax
Al día siguiente. Jane y yo dormíamos sin ropa. Ella estaba abrazada a mi. Lo de anoche fue increíble, me hizo sentir cosas maravillosas. Estuve en esa posición, esperando a que se despertase un rato.
–Lobita–ella me abrazó más fuerte
–Jane–acaricié su mano–Quiero más
–Vamos hay que levantarse.
Jane me soltó, y me vi obligada a vestirme y salir de la habitación. ¿Para que vestirnos? Si ya la he visto desnuda. Ike ha servido algo parecido al semen.
–He comprado leche en el mercado, he tenido suerte de que estuviera barata. Ojalá pudiéramos tener una granja. No así no se toma, lobita. Mira cómo lo hago–cogí y el vaso e imité sus movimientos
–Papá, hoy saldré a cazar. ¿Te parece bien?
–Si, yo aprovecharé para cortar un poco de leña. Ve con la loba, a ver qué dotes de caza tiene.
–Lobita, hoy vamos a cazar–esa última palabra la entendí, y me alegré de oírla
–Cazar cosas grandes.
Terminé el desayuno deprisa, y esperé a Jane. Tuve que esperar a que abrigarse, y que estuviera preparada. Ella me ofreció el arma que tenía en la mano. Yo solo me transformé.
–Vamos de caza
Seguí a Jane a fuera. Lo que me había dado Ike estaba bien, pero yo quiero una presa que cazar. Hice que Jane me siguiera y la llevé a dónde suelen haber mejores presas.
–¿A dónde me llevas? Espero que me lleves a algo bueno.
Vimos a lo lejos un oso, este es adulto. Es muy peligroso incluso para nosotras dos. Jane se fijó en el oso.
–Mira que piel tiene. Con eso podemos hacer un gran abrigo. Dicen que la carne de oso está buena. ¿Cómo lo hacemos, lobita?
Aunque lo quiera yo no tengo oportunidad contra un oso tan grande, pero Jane lo quiere.
–Tengo una idea, lobita. Tú distrae al oso mientras aprovecho para lanzarle flechas.
Pusimos en marcha el plan. Yo me abalancé sobre él, y le mordí el cuello. Jane lanzó su primera flecha, fue directa al lomo. El oso se defendió y me tuve que alejar, pero procuré que siguiera teniendo su atención sobre mi. Mareamos al oso hasta que Jane lo mató. Me puse feliz, y me transformé en una mujer de dos patas. Las mejillas de Jane se sonrojaron al verme sin ropa, yo volví a sentir frío.
–Toma mi abrigo me enfundé con su abrigo, y el frío disminuyó–Vigila al oso mientras llamó a Ike. No te lo comas
–Comer oso
–Lobita no te lo comas, no eres la única que tiene que comer. Promete que no lo vas a hacer
–Prometo
Jane me dejó con la presa. Oler su sangre, y tenerlo ya cerca me daba hambre, pero Jane no quiere que lo haga. Estuve sentada sobre el oso todo ese tiempo, unos hombres como Ike se acercaron a mi. No sé de dónde habían salido, pero sus miradas no eran buenas.
–Fijate, la puta no lleva ropa–dijo uno de ellos
–Eh, eso es nuestro–gruñí, señalaba el oso
–Oso, cazar Jane y mi–no me van a quitar lo que es nuestro
–Tu eres solo una zorra vestida con pieles–en el mismo momento en el que me tocó, mordí su cuello y lo desgarré.
Otro con un arma se abalanzó sobre mí, pero recibió un flechazo. El tercero huyó, pero también le mató una flecha. Había sido Jane, Ike observaba.
–Ellos querer oso, yo matar hombres.
–Has hecho bien, lobita–me felicitó Jane, yo sonreí
–Vamos, hay que llevar la presa a casa, con esto tenemos para varios días, y un abrigo para mi–dijo Ike
–Yo querer carne, hambre.
Nos llevamos la presa a la casa. Ike se encargó de quitarle la piel, y me dio una buena porción de carne que disfruté en una esquina. Sentí las miradas de Ike y Jane. Se me hacía incómodo ser observada.
–¿Crees que nos hará daño?–preguntó Ike
–¿Que cosas dices? Papá. Ella no nos va a hacer daño. ¿A qué no, lobita?–dejé de comer y me levanté
–Yo...querer Ike y Jane. Yo matar quien hacer daño a Ike y Jane.
–Tampoco hace falta llegar a ese extremo, pero gracias–dijo Ike
Seguí con mi comida, y después descansé en la cama. Jane e Ike comieron más tarde. Al levantarme de mi descanso, en casa no había nadie. Salí a fuera con el abrigo, y estaba Ike con la madera.
–¿Jane?
–Está con una amiga, hace tiempo que no se ven.
Me senté en una roca viendo como él partía los troncos de madera. Se me hacía entretenido verlo, y no se porqué. Mientras lo hacía pensé en una cosa. La vez que les vi juntos a Ike y Jane, estaban haciendo cosas. Su pene estaba dentro de su vagina. A mí me da placer mi entrepierna. Tal vez vagina y pene deban estar juntos. En mi verdadera forma estuve observando y acompañando a Ike. Sin dejar de pensar en las cosas que él hacía con Jane.
–¿Sabes, chica? Mi esposa no era la más hermosa, pero era la más buena. Era incapaz de hacer daño a un animal, y muchas veces cuidaba de animales que se quedaban sin madre. Adoptó a una loba como tú, bueno, sin el aspecto humano. Se hicieron grandes amigas. Ella protegió a mi esposa, cuando está estuvo embarazada. Me fui con Jane al pueblo, a comprar provisiones para el invierno–hizo una larga pausa–Cuando volví ambas estaban muertas. No murieron de una enfermedad, unos bandidos la asesinaron.
Me acerqué a Ike. Me puse en la forma de dos patas, y le abracé.
–Gracias, lobita. Debería ponerte un nombre.
–No nombre, yo lobita
–Pero no te puedes llamar lobita
–Si, lobita. Ike tonto–él sonrió, noté algo duro en su entrepierna
Yo dejé su pene libre. Ahora ya no está encerrado, lo miré extrañada. No siempre suele tener su pene grande. ¿Por qué le crece?
–Ike, pene duro.
–El pene de un hombre se pone duro cuando se excita. Cómo vagina húmeda
–Pene duro. ¿Como no pene duro?
–Tienes que conseguir que me corra.
–Lobita hacer como Jane.
–¿Quieres montarme?–asentí
–Yo querer feliz Ike
Ike me llevó de la mano hasta la casa. Encendió un fuego dentro de la casa, en lo que ellos llamaban chimenea.
–Desnudame–le desvestí por completo
Él se sentó frente a la chimenea. Su pene erecto me llamaba. Lo monté con un gemido. Tuvimos un buen sexo frente a la chimenea. Él me abrazó mientras yo le follaba.
–Ike...Ike–gemía
Por la puerta entró Jane, pero yo seguí montandole hasta que sentí el líquido caliente de Ike dentro de mi. Jane iba a acompañada por una mujer extraña.
–Jane, yo como tú. Pene Ike, dentro de mi.
–Ves, a esto me refiero. ¿Puedes enseñarle a hablar como es debido?
–Yo creo que en un par de semanas será como todos. Y veo que ya ha empezado con ello
Este relato es un experimento, es la primera vez que intento algo así. Si ven algún fallo o tienen un comentario por favor. Haganlo