Adoptando a una lobita (2)

Nuestra protagonista aprende nuevas formas de placer de manos de la familia que la ha acogido.

Estaba en clase con la amiga de Jane. Se llamaba Kath, y es una sacerdotisa. No sé de qué es sacerdotisa pero eso no me importa. Me está enseñando el idioma.

–Repite conmigo, tres tristes tigres comen trigo en un trigal

–Tres…–no me acordaba de lo que venía después–¿Que ser tigre?

–No estamos con eso

–Tigre–insistí

–De acuerdo, eso me pasa por nombrarlo. Tengo un cuaderno de dibujo, seguro que dibujé un tigre, una de esas veces que estaba de viaje–me sentí contenta

Buscó eso llamado cuaderno de dibujo. Cogió una silla y la puso a mi lado. Yo le hice sitio.

–A veces me tocaba viajar con una comitiva sacerdotal, y en ocasiones aprovechaba para dibujar

–¿Que es viajar?

–Es ir lejos–me levanté y me fui a la otra parte de la habitación

–Más lejos, y siéntate

–¿Como de aquí a casa?

–Mucho más lejos

–Eso es mucho, Kilie–dije impresionada

–Aquí atravesé los desiertos, y esta la ciudad estado a la que fui. En este otro dibujé una ciudad concurrida–me fijé en que había personas con cosas de metal al cuello, señalé a esas personas–Esclavos cautivos del Imperio. Los esclavos son... propiedades, no los consideran personas, los consideran objetos como esta mesa.

–No me gusta esclavos

–No te gusta la esclavitud, esclavitud es la palabra.

–Esclavitud mala palabra. Lobita no gusta

–Mira el tigre, tuve que dibujarlo usando hechizos para camuflarme de él pero valió la pena. Son feroces cazadores, con unas garras potentes y mucho más rápidos que tú.

–No es así, lobita mejor que tigretito

Entonces volví a mi forma a cuatro patas. Me comparé con el dibujo, yo soy mejor y más grande. El tigretito es diminuto.

–El tigre es mucho más grande que tú, lobita

Respondí con un gruñido. Soy mejor que el tigretito, y eso no me lo puede negar ella.

–Lo que tú digas, eres mejor que un tigre. Ya hemos terminado la clase, y tendremos que volver a casa. Hagamos una cosa. ¿Porque no vuelves así a casa?

Me gustó la idea. Andar como los humanos cansa mucho, mejor me irá como lobo. Esperé a que ella en un saco metiera mi ropa, y saliera de casa. Me tocó esperar mucho a que estuviera preparada. Cuando ya estábamos listos para salir, me fui con ella. El camino de vuelta fue largo pero lo disfruté. Desde que vivía con Jane e Ike no lo hacía mucho.

–Ya te lo habrán dicho Ike y Jane pero debes quedarte en esa forma al menos hasta que no llegues a casa. No creo que se tomen muy bien lo que eres.

Miré extrañada a Kilie, no entiendo porqué no les iba a gustar que pueda cambiar de forma. Cambiar de forma es algo natural y  normal. Ella se quedó callada en todo el camino. No volví a mi verdadera forma hasta que vi la casa. Entonces a pesar del frío corrí hacia ella. Y me senté junto al fuego. Se oía en la casa ruidos de cuando Jane e Ike hacen cosas.

–Aquí tienes tu ropa, ¿sabes vestirte? Van a tardar en salir.

–Pene Ike en vagina Jane. A mí gusta cuando igual

–Se dice sexo. A eso que tú y Jane hacéis con él se le llama sexo.

–Me gusta el sexo. Es una buena la manera de disfrutar.

–Vaya, eres bastante libertina.

–Cuando Ike me ve desnuda, pene ponerse duro. Yo quiero Ike, pene duro.

–Hay más con quién hacerlo. Aparte de Ike, si no fuera por tus colmillos…

–Kilie, ¿tu y yo sexo mientras Jane e Ike sexo?

–¿Estás segura que quieres acostarte con tu profesora? A mí me da igual, ¿pero estás tú segura?

–Sexo bueno y entretenido.

Se deshizo de la túnica que llevaba. Debajo, como yo, no llevaba nada. Me llevó de la mano, hasta mi habitación.

–Tus pechos más grandes que Jane ser

–Mañana voy a enseñarte a conjugar los verbos. Me van a estallar los oídos de oírte hablar tan mal. Ponte a cuatro patas, como un lobo–yo seguí sus órdenes

–¿Tu hacer como Ike? Tu no tener pene

Metió dos dedos en mi vagina y empezó a hacer eso que también me hacía Jane. Mí entrepierna se puso húmeda. Sacó sus dedos y metió algo más grueso, pero no era como se sentía el pene de Ike. Intenté mirar a ver con que me estaba penetrando pero no me dejó mirar. Se sentía como cuando lo hago con Ike.

–La magia ha avanzado tanto que ahora también sirve para dar placer. Esto me permite dar un paso más a lo que es tener un miembro viril. Gime para mí, lobita. Gime para tu profesora.

–Ahh, lobita gusta–dije entre gemidos

–Repite conmigo, soy una zorrita

–Soy...una zorrita–sonreí, con eso dentro del gusto me costaba hablar–¿Que es... zorrita?

–Algo bueno

–Di que me gusta estar a cuatro patas

–Me gusta….estar...a cuatro patas–aceleró la penetración

Mis pechos botaban con la penetración. Puede que no sea de verdad pero se siente como si lo fuera, y lo que es más me encantaba. Llegué al climax entre jadeos. Me acosté en la cama de Jane, y sonreí a Kilie. Después nos besamos, hasta que Jane entró por la puerta.

–Hola, Jane–dije–¿Cómo estás?

–Eso tendría que decírtelo a ti

–Kilie y lobita sexo mientras Ike y tú sexo–sacudió la cabeza

–Podríais haber dicho algo al llegar

–No si estabas follandote a tu padre–resaltó la palabra padre.

–Y tu eres una sacerdotisa medialuna, lo que significa que eres la mas puta de todo el pueblo entero. Fuera como fueras antes.

–Lobita no se queda atrás, ¿en serio no le vais a poner nombre?

–Es que no sabemos cómo llamarla y ella parece contenta llamándose Lobita

–No se puede llamar lobita para siempre

–¿Que tal, Alana? ¿Lobita te gusta Alana?

–Buen nombre, fácil de recordar. Alana, gusta–respondí

–Alana, vístete. Te esperamos fuera–Kilie me dió un manotazo en el culete y salió de la habitación

Me acaricié el culete, y me dispuse a vestirme. Era la misma ropa de antes, aunque de poco me sirve cuando me transformo. Cuando ya estuve vestida iba a salir, pero oí que hablaban de mí así que me quedé escuchando.

–No me gusta que tengáis sexo con ella. Tiene cuerpo de adulta, es una adulta físicamente pero mentalmente es una niña inocente.

–¿Seguro que no son celos?–preguntó Kilie

–No son celos, y tu Kilie no deberías aprovecharte de Alana. No de esa forma

–Ella me lo pidió

–Por favor, dejadla. Antes de que suceda algo de lo que Alana se arrepienta. Si sois tan permisivos con ella, se pensará que todos son amables, cuando otros querrán violarla, secuestrarla e incluso matarla. Y lo sabéis, hay que educarla, no solo para hablar bien.

–Si te sientes contenta también le hablaré de sexualidad–dijo Kilie

–Y cuando le baje el sangrado mensual habrá que...–salí de mi escondite

–Si que has tardado–dijo Ike

–Ropa cuesta mucho ponerla. No soy humana–dije con disimulo

–Estábamos hablando de ti. Hemos decidido que no vas a tener más sexo. No me termina de gustar que…

–Lob...Alana gusta sexo, Alana divierte con sexo. No tiene nada de malo

–Eres demasiado inocente, Alana.

–Alana defff… deffennnrr

–¿Defender?

–Alana defender sí misma, si alguien hacerme daño yo matar. Alana tonta pero no débil.

–Ves, no es ninguna niña. Quizás un poco libertina, pero no es ninguna niña.

Kilie se quedó a comer. En nuestra ausencia, Jane había comprado verduras en el mercado. Hizo carne de venado con verduras, a mí me echaron solamente la carne. La devoré con mis colmillos.

–¿Hay más?–pregunté hambrienta

–Hay más carne, pero tendrás que comerla de rodillas

–¡Papa! ¿Que acabamos de hablar?

–Alana no es ninguna niña, sabe lo que hace. Eso hemos hablado. Ven, Alana

Fui hacia él, y me agaché. Él sacó su pene, mi mejilla fue golpeada por su miembro.

–Alana, no se muerde. Hay que chuparla como si fuera un dulce sabroso, pero no muerdas, no dientes–dijo Kilie

Asentí en señal de que había entendido sus indicaciones. Quiero hacerle sentir bien, no hacerle daño. Le di lamidas a su polla. Cuando vi que le estaba gustando me animé a meterla en mi boca sin usar mis dientes.

–Puedes tampoco lo hace tan mal, Jane. Jane, te animas a comerme el coño. Así aprovechando el momento.

–Bueno, ¿por qué no? No hay nadie aquí que no me haya visto desnuda

Vi como ambas dejaban sus vestidos sobre la mesa. Jane, desnuda se puso entre las piernas de Kilie, mirando a su vagina. Yo seguí con mi faena. De fondo se podían oír los gemidos de Kilie y de Ike, mientras Jane y yo les dabamos placer respectivamente. Llegó un momento en el que Ike empezó a penetrarme la boca, pero duró poco ya que eyaculó en mi boca. Yo tragué todo lo que pude.

–No estar mal, pero yo no quiero comer. Yo quiero sexo de verdad.

Ike y Kilie se miraron, y nos miraron a las dos. Nos llevaron a las dos a la diminuta habitación de la mano. Me desnudé.  Ambas nos pusimos a cuatro patas, una enfrente de la otra. Ike se puso detrás mía, Kilie detrás de Jane.

–Alana, eres tremenda–dijo Ike

Acarició mi culo desnudo, y noté sus dedos en él. Mientras, Kilie metía su lengua en la vagina de Jane.

–Necesito que estés tranquila, Alana. Si estás tensa puede dolerte el culo

–Alana tranquila culo

Mi culo aceptó su miembro con gusto. Aunque me sentía llena. Kilie también penetró el culo de Jane, está la agarró del pelo e Ike la imitó. Mientras éramos sodomizadas nos besábamos las dos. Ike, sin avisarme aceleró la penetración. Ambas gemiamos en la boca de la otra. En un momento dado sacó su miembro de mi culo y lo metió en mi vagina hasta que sentí sus fluidos dentro de mi.

–Eres mía Alana

Sacó su miembro dentro de mi. Ike y yo nos sentamos uno al lado el otro, mientras las otras dos terminaban.

–Alana gusta final

–Esta vez no he querido usar protección mágica mientras lo hacíamos.

–¿Protección mágica?

–Si los dioses quieren podrás quedarte embarazada.

–¿Embarazada?

–Darme un hijo, un cachorro, una hermana para Jane–acaricié mi vientre

–¿Como yo dar una hermana?

–Crecerá aquí–señaló mi estómago–y saldrá por aquí–señaló mi vagina

–Suena raro pero bien. Así Jane no solita–Jane llegó al orgasmo

–Dejarla embarazada es algo serio, papá–se sentó a mi lado

–Lo se, pero algún día tú te irás y me dejarás sólo. Necesitaré compañía, y Alana demuestra querer satisfacerme por gusto.

Me atrajo hacia él con su brazo, yo apoyé mi cabeza en su pecho.

–Yo me voy ya, tengo cosas que hacer–dijo Kilie

–¿Más sexo?

–Tenedlo si queréis vosotras, yo tengo que irme durante el resto del día.

Nos quedamos viendo como se vestía, abrigaba y preparaba. Cuando abandonó la habitación, nos miramos.

–Conozco un río en el que podríamos bañarnos las dos. En vez de seguir haciéndolo, mejor nos limpiamos. Me haré con algo para taparme y nos vamos–no entendí muy bien lo que dijo, pero le hice entender que estaba de acuerdo

Ella alcanzó una piel que le tapaba el cuerpo entero. Teniendo en cuenta que a ella no le gusta mostrar su cuerpo es raro que vaya a ese río solamente con una piel que le tape el cuerpo.

–Compraría telas que me sirvieran para los baños, pero no soy una aristócrata.

–Arrrisstodato

–No se dice así Alana, se dice aristócrata.

–Palabra difícil, aristocata ¿es así, Jane?

–Si–sonreí satisfecha por haber aprendido algo nuevo

Cuando se hubo preparado la seguí y, en el momento en el que sentí el frío en mi piel, decidí ir en la forma de cuatro patas. El cielo estaba gris, no se que significa pero me da la sensación de que no es algo bueno. Jane miró el cielo.

–A la vuelta nos tocará encender un fuego

–Si

–Como tu no llevas nada, tú vuelves en esta forma–asentí–El río no está lejos, es suficientemente profundo y calmado para bañarnos sin que nos arrastre el río. Podríamos ir al lago pero está más lejos, y no merece la pena ir sin ropa.

En el río se podía ver a lo lejos otro animal, un oso. No llevamos armas, si pasa algo podría matarnos. Él nos vio, y yo le gruñí. El oso se acercó a nosotras, yo le gruñí y me preparé para pelear. El oso simplemente se sentó de forma que pudiéramos ver qué tenía dos flechas clavadas en su carne. Jane soltó su piel y se acercó lentamente al oso. Yo por mi parte permanecí frente al oso, preparada para cualquier cosa. Sacó la primera flecha, pero el oso aguantó el dolor. Yo decidí relajarme, no creo que nos haga nada. Sacó la segunda flecha, lamí las heridas del oso. A mí me dolieron también las flechas, pero a él no pueden curarlo con una rapidez asombrosa. El oso permaneció en esa posición, se dejó lamer por mi. Jane decidió confiar en el oso, y sumergió todo su cuerpo en el agua. Yo volví en mi forma de dos patas, y abracé al oso.

–Osito curar, osito fuerte–le di cariño al oso, lo necesitaba

Yo me bañé frente al oso, el aceptaba mi cercanía y yo la suya. Hice como ella, y sumergí mi cuerpo en el agua. Me senté junto al oso, ella hizo lo mismo.

–Es un oso macho, parece estar solo.

–Como yo antes de tú y Jane.

–Ya encontrará una familia.

–Ojalá

–Tengo que pedirte un favor, Alana. Quiero que me muerdas, y así me convertiré en una licántropa como tú.

–Yo no hacer daño

–Por favor, Alana. Quiero ser una licántropa.

–Tú pedirlo, pero tú irte. Osito tal vez tener hambre…

–Si, lo entiendo, sangrar frente a un depredador no es la mejor idea.

Ella me ofreció su brazo, temblaba y esperaba temerosa mi mordida. No la hice esperar, le di una mordida que no fuera profunda y salió del agua. Intentó agarrar la piel, pero el oso se enfadó cuando lo hizo. Creo que la piel es de uno de sus parientes, si quiere la amistad del oso no puede llevarse la piel.

–Alana, no te preocupes.

Tuvo que volver así, yo me quedé un rato más con el oso. Me había agradado su compañía. En un momento dado mi estómago rugió, tenía hambre.

–¿Osito pensar como Alana?

Me transformé en mi forma de cuatro patas. Y aullé al oso, no era como yo pero entenderá lo que quiero. Me acompañó y nos adentramos en el bosque. Las heridas de Osito no son muy graves, si los flechazos hubieran sido más profundos, Ike tendría que curarle. Por suerte podemos ir a cazar juntos. Seguí al oso, era el que parecía saber el lugar de las mejores presas. No nos alejamos del río, parece que quiere alimentarse de peces.

Decidí volver y despedirme del oso cuando empezaron a caer gotas de agua del cielo. El agua empezó a caer con más fuerza que nunca. Al llegar en mi forma de dos patas, estaba calada de agua. Jane tenía tapada su herida. Había encendido un fuego, me senté junto a la hoguera.

–Se que es raro, pero me gusta mi padre. Muy pocos aprobarían la relación entre padre e hija, pero ellos no tienen derecho a opinar. Mi padre está de acuerdo, pero ella querrá tener una esposa. Una mujer a la que amar, yo me haré vieja y no sé si quiero morir casada con algún tipo.