Adolescentes se masturban juntos
Dos amigos adolescentes comparten habitación en un viaje de fin de curso y experimentan su primera masturbación compartida.
Hola, me llamo Alex y en este relato os voy a contar cómo fue mi primera paja con un amigo. Fue en un viaje de fin de curso. Al llegar al hotel, nos dijeron que las habitaciones eran de dos personas, así que nos pusimos por parejas. Yo me junté con mi amigo Jose, que era con el que mejor me llevaba por entonces. No soy gay, pero hay que admitir que Jose está bastante bien. Guapo, buen cuerpo y buen culo. En cuanto a su polla, no la había visto hasta aquél viaje, pero se decía que la tenía pequeña.
Volviendo al tema de las habitaciones, en la recepción nos dieron las llaves y subimos a dejar las maletas. Nada más llegar, Jose puso la tele y bromeó buscando algún canal porno, pero como era por la mañana no hacían nada. Bajamos al hall del hotel con el resto del grupo y pasamos el día haciendo actividades. Por la noche, cuando volvimos a la habitación, nos acostamos en la cama y de nuevo Jose cogió el mando y empezó a buscar algún canal donde echaran porno.
Esta vez si que encontró varios y bromeó de nuevo con el tema, diciendo que nos podríamos pajear. A mi me puso bastante nervioso ese comentario, pues llevaba un buen rato pensándolo pero no me atrevía a decírselo. Allí estábamos, Jose y yo, mirando embobados como la chica de la tele se desnudaba y bailaba de forma sensual. Yo ya estaba cachondísimo y con la polla a punto de reventar, así que me la saqué del pantalón sin que Jose se diera cuenta, porque me tapaba con la sábana. En un rato Jose dijo que no aguantaba más, que se la iba a cascar. Yo le dije que también me iba a masturbar, que estaba muy caliente viendo a la tía en bolas. Así que empezamos a pajearnos debajo de las sábanas. Como era verano y hacía mucho calor, nos quitamos la ropa quedándonos totalmente desnudos debajo de las sábanas. Insisto que no soy gay, pero me puso todavía más caliente estar desnudo masturbándome con mi mejor amigo viendo porno. Al estar tan cachondo me entraron ganas de correrme enseguida, pero cada vez que estaba a punto de llegar al orgasmo paraba de cascármela. Quería seguir disfrutando de la experiencia.
Al cabo de un rato, Jose se levantó al baño para correrse, tapándose la polla con un cojín. Sólo pude verle el culo, pero pude oir sus gemidos y su respiración agitada mientras se corría. Cuando volvió, decidí que ya era hora de correrme yo también, así que imité a Jose y me fui al baño tapándome con un cojín. Yo quería que me viera el rabo bien duro, pero no me atreví por si le molestaba. Eso sí, dejé la puerta del baño medio abierta para que él también pudiera oírme mientras me corría. Tuve un orgasmo brutal y solté una barbaridad de leche. Lo primero que pensé fue: "ojalá esto se repita mañana". Volví a la cama, apagamos la tele y nos fuimos a dormir, comentando que había estado muy bien la paja.
La noche siguiente, Jose se acostó en la cama sin poner la tele, así que esa vez fui yo el que buscó el canal porno. Le dije que me la iba a cascar. Mientras tanto, me desnudaba de pie frente a la cama, para que pudiera verme totalmente desnudo. Como no todavía no estaba empalmado sólo me vio la polla flácida. Me metí en la cama y me tapé con la sábana. Debió ponerle la situación, porque acto seguido se desnudó él también y empezó a masturbarse. Una vez teníamos la polla bien tiesa empezamos a hacer tonterías, como hacer una tienda de campaña con la polla o pajearnos con la almohada, pero sin enseñarnos la polla el uno al otro. Yo estaba deseando verle el rabo para comprobar si era cierto lo que decían de que la tenía pequeña, así que le dije que me la enseñara, que él me había visto cuando me desnudaba y era justo que yo se la viera a él. Él me dijo que no era lo mismo, que cuando me la vio yo no estaba empalmado y él ahora sí.Tras insistirle sin éxito, decidí levantarle la sábana y pude verle el rabo. No lo tenía demasiado grande, pero tampoco era tan pequeño como decían. Un tamaño normalito, y con poco pelo. Como estábamos jugando y riéndonos se lo tomó a broma, pero me dijo que ahora me tocaba a mí enseñársela. Yo lo estaba deseando, pero disimulé un poco para que no pensara que me moría de ganas de mostrársela.
Tras un rato "discutiendo", me destapé. Jose que quedó bastante sorprendido, pues yo la tengo bastante grande y además estaba tan cachondo que se me había puesto durísima. Yo aproveché ese momento para decirle que como hacía mucho calor y ya nos habíamos visto desnudos, podríamos destaparnos los dos y pajearnos así. Jose aceptó de inmediato y se quitó la sábana de encima. Los dos seguimos masturbándonos mientras mirábamos la tele, aun que de vez en cuando echábamos una miradita al otro. Yo no entendía por qué me ponía tanto esa situación si no me gustan los chicos, y sigo sin entenderlo, pero pocas veces he estado tan caliente como aquella vez. No podía parar de mirar cómo Jose subía y bajaba la mano por su polla, sentía que me iba a explotar la polla.
Tras varios minutos así, Jose dijo que no tardaría en ir al baño a correrse. Yo le dije que sería mejor coger papel y corrernos en él, así que me levante a por un par de trozos de papel higiénico, aprovechando para pasearme y acercarme a él en bolas y con una erección tremenda. Volví a la cama y le propuse a Jose que intentáramos corrernos los dos a la vez. Yo estaba a punto de echar toda la leche, así que empecé a pajearme más despacio y le dije a Jose que me avisara cuando estuviera a punto. Cuando me avisó, comencé a cascármela muy rápido y los dos empezamos a echar todo el semen.
De tanta leche que salió, ninguno de los dos tuvo bastante con el papel y acabamos corriéndonos sobre el pecho. Los dos habíamos disfrutado como nunca y estábamos bastante llenos de semen. Decidimos darnos una ducha rápida para limpiarnos y nos metimos los dos juntos a la ducha. Era increíble que dos días atrás no nos atrevíamos a vernos desnudos y ahora estábamos los dos duchándonos juntos después de habernos masturbado. En la ducha estuvimos jugando y haciendo el tonto. Él me pegaba con la polla en el culo y hacía como si me follaba y yo le tocaba el rabo de vez en cuando o le apuntaba con el chorro de agua. También hicimos una "lucha" con las pollas haciendo como si fueran espadas, pero sólo fue un juego, la cosa no fue a más porque acabábamos de corrernos y no teníamos más ganas.
Pero la noche siguiente (y la última) fue un poco más "especial". Por la tarde habíamos jugado a fútbol en la playa, así que nada más llegar a la habitación después de cenar decidimos ducharnos antes de acostarnos. Y ya que la noche anterior lo habíamos hecho juntos y nos lo pasamos bien, volvimos a ducharnos a la vez. Mientras nos desnudábamos me puse un poco cachondo por la situación, por lo que se me puso la polla un poco morcillona. Cuando me quité los calzoncillos y Jose me vio la polla, empezó a reírse y a llamarme maricón (en broma, por supuesto) por que decía que estaba empalmado, pero paró porque a él también se le estaba poniendo dura.
Cuando nos metimos en la ducha volvieron a empezar los jueguecitos de la noche anterior, hasta que acabamos los dos con la polla tiesa. Mi rabo era bastante más grande que él suyo, pero le dije que pusiéramos las pollas juntas para compararlas. Al principio no quería porque sabía que iba a perder en la comparación, pero al final accedío y pusimos nuestras pollas juntas, tocándose.
Evidetemente, yo "gané", y le dije que no pasaba nada, que ya le crecería. Hasta entonces todo habían sido juegos, pero a partir de ahí la cosa fue a más. Repito que no soy gay, pero en ese momento me dieron ganas de cogerle la polla a Jose y que él me la cogiera a mí, así que le pregunté si podía tocarsela para saber cómo se siente al pajear un rabo de otro tamaño. Me dijo que sí, y que él también quería probar, así que empezamos a cascárnosla el uno al otro. Fue una sensación genial. Por entonces no había tenido ningún tipo de relación que ninguna chica (chicos tampoco, por supuesto), así que fue la primera vez que alguien me masturbó, y además le estaba masturbando yo a él. En seguida me entraron ganas de correrme, así que cogí mi polla y eché todo el semen contra la pared de la ducha. Jose siguió pajeandose él solo hasta acabar. Comentamos que había estado bien, y yo le dije que no pensara que soy gay por haber hecho eso, y que yo no creía que él lo fuera. Nos secamos y nos fuimos a la cama a ver la tele.
Como hacía calor y ya no teníamos problema en estar desnudos, nos acostamos sin ropa. Estuvimos viendo un programa hasta que acabó, y entonces Jose empezó a hacer zapping. Y de nuevo, puso porno. Rápidamente a los dos se nos puso dura y empezamos a tocárnosla. Yo quería repetir lo de antes pero no hizo falta decirlo, Jose se me adelantó. Se levantó a por papel, volvíó a la cama y me cogió la polla. Yo hice lo mismo, y estuvimos así un rato, cada uno pajeando al otro.
Esta vez le dije que quería pajearle hasta que se corriera, pero que luego él tendría que hacer lo mismo. Aceptó y seguimos cada uno con la polla del otro hasta que me dijo que se iba a correr, así que cogí el papel y moví mi mano más rápido hasta que empezó a salir el semen de su polla. La mayor parte cayó en el papel, pero también me salpicó la mano. No me dio asco, pero tampoco me gustó así que me limpié con el papel. Jose me dijo que después de correrse ya no tenía ganas de cascármela, pero como lo habíamos acordado no tuvo más remedio. Me cogió la polla y me masturbó hasta que me corrí. Fue el mejor orgasmo y la mejor corrida de mi vida hasta entonces, y eso que ya me había corrido antes en la ducha. Mientras echaba la leche le cogí la mano a Jose para llevar el ritmo. Le manché toda la mano ya también mi pecho. Algunas gotas incluso llegaron hasta mi cuello y mi barbilla. Fue genial. Me metí en la ducha para limpiarme el semen, esta vez yo solo. Cuando salí, me acosté de nuevo desnudo y nos dormimos.
Al volver del viaje, algunos compañeros comentaron que se habían masturbado viendo porno y nosotros también lo dijimos, pero no contamos nada de la ducha y de las pajas el uno al otro. Eso lo contamos a unos amigos un tiempo después, porque nos pajeamos todos juntos en casa de uno de ellos y confesamos que nosotros ya lo habíamos hecho. Pero eso es otra historia que contaré si os gusta este relato.