Adolescentes ociosos.
¿Qué creen que hacen los adolescentes cuando no los puedes ver? ¡Exacto! Hacen cosas que no deberían hacer, puesto que..., lo tentador es prohibido...
Me llamo Mary Jane y estoy preparándomo para ir a casa de mi novio Luis, el chico más guapo y sexy del colegio. Sin parecer presumida, soy una de las personas más queridas (incluye emocional como eróticamente) y populares del colegio. Tengo los ojos castaños y el cabello también, soy alta y tengo unas tetas grandes que a cualquier chico le gustaría chupar si fuera de mi agrado, y por cierto, tengo unas piernas largas dignas de resumir.
Estaba sola en casa y ya mi madre sabía que iba a salir a casa de Luis, que por cierto, tiene los ojos de un azul muy hermoso y caballo marrón claro, con unas manos, que en mis fantasías internas, pienso en cómo se masturbará y lo delicioso que es cuando acaricia mi espalda con otras cosas...
Acababa de salir del baño cuando me puse a pensar en ellos... Ah... Me acuerdo la primera vez que nos besamos. Fue tan hermoso.
Me dirigí a la sala, envuelta en una toalla y sin importarme un comino de que las ventanas y cortinas del apartamente en el que vivía se hallaran abiertas y me senté en el sofá verde mirando al techo por un momento e imaginando el pene de Luis en mi dulce boquita. Imaginé que me besaba con pasión y de repente me lo imaginé desnudo y sin censura haciéndose la paja, y en términos directos, masturbándose pensando en mí y en mis puertas al cielo. Observé todo lo que hacía y sus pequeños orgasmos que fluían a través de su garganta me hacían mover involuntariamente las manos y a empezar a juguetear con ellas.
Me quité suavemente la toalla y la empujé para el piso. Empecé a tocarme toda hasta llegar a mi vagina. Repetí el cami no y me pellizqué con fuerza los pezones, provocándome un dolor que me excitaba más que otra cosa. Introduje el dedo del corazón y empecé a masajear, haciendo movimientos en círculos y empezando a obtener placer.
Ahogaba los gritos en mi ser y por un momento me fui al mueble de la ventana para mostrarles a todo aquel que me viera, mi cuerpo sudando y recibiendo los dedos en mi vagina. Por el rabillo del ojo observé a un aniano mirándome fijamente contemplando todo lo que ahcía. Acto seguido, se desabrochó el pantalón frente a todo el mundo frente al balcón.
Dejó ver su pene erecto por mí y haciendo un pequeño ademán con la mano, empezó a darse placer. Yo, en cambio, hacía de stripper, frente al anciano y su polla.
<> pensé, ya que había querido mejor a un adulto contemporáneo apuesto y bien formado.
Vi a la esposa del anciano entrando al balcón y observando lo que hacía su hermoso esposo al haberse excitado con una joven puta como yo. Lo miré a él -a eso me refiero con el súper pene- y luego a mí, pellizcándome los pezones y haciendo que todo el mundo se asomara. Esperé su reacción y fue algo de lo más sorpresivo. Se acuclilló trabajosamente y empezó a mamar el pene del anciano que seguía contemplándome.
Le di la espalda y me monté sobre el mueble y empecé a moverme como si fuera el pene de Luis en mi vagina. Luego me cansé, después de recibir un orgasmo tras otro y me fui a vestir para irme a comer con Luis.
Realmente, iba a disfrutar bastante...