Adolescentes gemelo y gemela (13) follan a menudo
Planean citarse con su amiga Diana, a la que prometieron un encuentro
Después de un despertar tan apetecible como el que disfrutaron, los tres primos desayunaron de forma copiosa, por lo que estaban rebosantes, tanto de sexo, como de batidos con sus respectivas galletas y pan tostado.
Este viernes se encontraban a solas, pues sus padres habían salido de tiendas, no por comprar, sino por hacer algo distinto, según le comunicaron a los gemelos, la prima todavía descansaba despatarrada en la silla, cuando sucedía eso, descansaba con el estómago lleno del semen de su primo, y entre semen y el batido posterior, casi no podía moverse, necesitaba más descanso después de ese despertar y del desayuno que le siguió.
Pasado un rato, a Sandra, que por cercanía de su mano a su pubis, comenzó a acariciarse los labios delicadamente para continuar con su brillante clítoris, absolutamente ardiente, se le ocurre una idea...
Sandra: Estoy pensando que me dan ganas de ir a tomar el sol mientras hago la digestión del desayuno, ¿os apetece?
Realmente no era su única intención, la de hacer la digestión junto a la piscina, pues ya hacía rato que se acariciaba el clítoris bajo la mesa, pero no solo eso, sino que sentía el calor que le producían sus entrañas a las yemas de sus dedos pues entraban y salían, muy despacito, alcanzando lentamente lo que buscaba, disimulando el placer que estaba a punto de conseguir con su dedo corazón, era evidente que su calentura no había bajado tras lo pasado en el amanecer.
Andrés: Vale, por mi fantástico, voy a buscar los bronceadores.
Cuando Andrés salió de la cocina, sin percatarse de la calentura de su hermana, ella, cerraba y abría inconscientemente las piernas sabiendo que el placer se prometía inminente, mientras su dedo seguía invadiendo su resbaladizo interior que le iba a dar un inminente placer.
Patricia, que sabía como se encontraba su prima, no se calló...
Patricia: Hace un buen rato... que te estás meneando el botoncito..., prima, debes estar a puntito..., ¿quieres que te eche una mano?... Porque te veo bien duros los pezones..., si quieres relajarte bien del todo..., deja que sea mi mano... la que te de todo el gusto.
Entre cada frase entrecortada, observaba como Sandra movía cada vez de manera más ligera sus piernas, se avecinaba un tsunami en ese chochito que estaba casi alcanzando el clímax, hasta que hubo finalizado de ofrecerse y...
S: Ooohhh, Patriciaaa –le soltó con la respiración del todo acelerada–, ya no hace... falta... –las piernas se le cerraron totalmente atrapando su mano–, acabo de conseguir lo que buscaba...
Patricia, se acercó a la gozadora, y tras abrazarla delicadamente, le dio un morreo en la boca y después, Sandra le ofreció los dedos inundados de su propio placer para que su prima saborease los jugos que ya conocía tan bien.
Hubo un pequeño descanso y se pusieron a recoger los cubiertos utilizados durante el desayuno. Patricia, que lavaba algún que otro vaso al tiempo que Sandra los depositaba en el fregadero, tiene de repente un antojo, respecto a la idea de salir a tomar el sol.
P: ¿Desnudos o con bañador? Porque estaremos solos un par de horas o algo más, ¿verdad?
S: Pues no se me había ocurrido que podríamos tostarnos un poco en nuestra totalidad, la verdad es que llegarán a media mañana supongo, mientras ven todas las tiendas y se toman algo antes de regresar.
P: Voy a ir a por las toallas, porque seguramente el suelo quemará ya.
S: ¡¡Tráete los móviles!! No sea que nos llamen para cualquier cosa y no los tengamos disponibles, además, tenemos que llamar a Diana, a ver cuando quedamos.
Y así se encontraban los tres adolescentes, recogiendo bronceadores, toallas, un poco la cocina y los móviles por si acaso alguien les requería.
Cuando todo estuvo recogido, las dos primas, completamente desnudas, sólo llevaban unas gafas de sol como “prenda de vestir”, se pusieron cerca de la piscina, dispuestas a dejarse tostar por cada rincón de su cuerpo.
Minutos después llegó Andrés, con los bronceadores, y al verlas en el mismo estado en que todo el mundo se encuentra en el momento de nacer, decidió deshacerse del bañador, quedando totalmente como ellas.
Ofreció sus servicios a ver si alguna se mostraba voluntaria para dejarse broncear, Sandra quería reposar, ahora sí, de su orgasmo conseguido, pero Patricia tenía ganas de que le magreasen las tetas un poco, y sabía que su primo no se iba a quedar quieto una vez que se le regalara un cuerpo que acariciar.
P: Andrés, dame como tu ya sabes.
A: Ahora mismo primita, te lo voy a broncear todo.
Y ahí comenzó a extender el templado líquido por la espalda, dándole masajes en círculos, acariciando su cuello, pasando por sus hombros, tocando la parte frontal de estos, casi llegando al inicio de sus montañas, sin llegar a tocar el bulto, eso estaba empezando a poner a Patricia a mil, que después de haber visto a su prima, se había encendido, y continuaba con sus masajes Andrés, ahora la engañaba y le pasaba las manos por sus brazos, saltaba a la cintura y le agarraba los glúteos, seguía extendiendo y extendiendo la crema, su pene se iba endureciendo con cada pasada de mano por la piel de Patricia.
P: Me gustaría que te entretenieses... en mis pezones, Andrés, que es lo más delicado... y no quiero que se me achicharren...
A: Ahora mismo voy primita querida, con relajación...
Andrés, tan voluntarioso, y de forma relajada y lentamente acercó sus manos a dicho centro de placer, en prácticamente dos segundos, se le pusieron duros a su prima, él, los acariciaba, los pellizcaba con delicadeza, se empezaba a poner frenético, su pene tomaba más consistencia, acercó su boca a la garganta de su prima y la besó, muy suavemente, y seguía extendiendo cremas, y seguía tocando los pezones, y bajaba por el estómago de Patricia, que con un inesperado movimiento, alcanzó la polla de su primo, era evidente que volvía a tener ganas de sexo.
P: Ooohhh Andrés... veo que vuelves a estar preparado... mmm, esos besos en el cuello me vuelven majara...
A: Siii prima, estoy preparado para todo lo que necesites –le musitó en un susurro.
Él, por fin alcanzó el monte de Venus, ella, trotaba de manera que buscaba la forma de que su clítoris chocara con los dedos de su primo, que se resistía a tocar el botón de placer, se desplazó a un lado, posicionándose de manera que Patricia ya le hacía una buena paja, y se dejó hacer, mientras la hacía sufrir, paseando sus manos lubricadas en crema bronceadora por sus muslos, que cada vez estaba más y más caliente.
P: No me hagas sufrir... más... ¿no ves como estoy?
Andrés entendió que por fin era el momento, accedió a los deseos de su prima, colocó su cabeza en los muslos de ella, mientras se dejaba seguir haciendo la paja, y paseó con su lengua su ya mojado clítoris, lo lamió con fruición, ella disfrutaba, y meneaba con fuerza la polla de Andrés, y ahí estaban los dos procurándose un placer que se veía próximo.
P: Sí Andrés... qué caliente tu lengua, me vuelve cada vez más loca... mmm, ooohhh...
Mientras todo esto ocurría y el sol los tostaba por todos lados, Sandra, que silenciosamente los observaba a través de sus gafas de sol, se puso a repartir los móviles, y como todavía estaba ardiendo, pero no por los rayos solares, se comenzó a acariciar de nuevo, abriéndose de piernas totalmente, y metiéndose un dedo, de vez en cuando, mientras hacía eso y se calentaba más y más mirando a su hermano con su prima, sintió que el móvil vibraba, eso le cortó un poco el rollo porque pensaba que sus padres estarían cerca, pero no fue así, sino un equívoco suyo al pulsar cualquiera de los botones del cacharrito, que hizo que “cobrara vida”.
Dejó el instrumento a un lado y siguió tratando de alcanzar nuevamente su placer, sus dedos no podían detenerse ya, movían los labios, sus músculos se tensaban y se relajaban, sus dedos penetraban su interior, su cadera se meneaba en un movimiento follatorio, sentía que otra vez iba a tener el orgasmo, y de vez en cuando se detenía a observar como su hermano tenía cada vez su miembro más endurecido por las caricias de su prima y como la prima se revolvía con los lengüetazos de su hermano.
Así estaban los tres, ambos primos procurándose placer mutuo y Sandra a solas, con su dedo, casi alcanzando nuevamente el clímax, aguantaba su dedo, que se movía y se detenía, entraba y salía, hacía círculos alrededor de sus labios y de su clítoris, pero en muy pocas ocasiones se detenía, solamente con la intención de poder disfrutar de su orgasmo al mismo tiempo que su prima y su hermano.
Y el placer se avecinaba, la mano de Patricia se movía muy ligera, al mismo tiempo que ella movía su vientre intentando hacer que la lengua, la boca y la cabeza entera de su primo, formasen parte de su cuerpo intentando meterlo con la mano que tenía libre, empujando fuertemente la cabeza hacia la raja que tanto y tanto disfrute le daba.
Andrés se movía a su vez, como loco, lamiendo el coño de Patricia, y meneando sus caderas, acercando la polla a la cara de su placentera prima, quería correrse cerca de su boca o en sus gafas de sol, o si fuera posible que volviera a tragarse el semen, cosa que no iba a ocurrir, pues Patricia se encontraba al borde del empacho, por eso movía a tanta velocidad su mano, además de que sentía que sus bajos iban a reventar de goce de un momento a otro.
Sandra veía ambos cuerpos retorcerse como dos serpientes copulando, y a su vez sentía que se acercaba su hora... en una de sus pausas, volvió a tomar el móvil para comprobar la hora, y volvió a sentir el vibrar de dicho aparato, volvió a darle una sensación eléctrica al creer que eran sus padres de nuevo, y al sentir eso, se le vino a la cabeza una idea.
Acercó su móvil a su vagina, que estaba a punto de reventar de puro gusto, esperó a que su hermano se corriera en la cara de su prima, y ella hiciera lo mismo con la lengua de Andrés.
El orgasmo de ambos fue sensacional, al final Andrés, se subió sobre la cabeza de su prima y la penetró totalmente con su polla, mientras ella, por venganza con sus muslos apretando bien las piernas, no dejó que se escapase esa lengua que le estaba dando placer, y ambos se corrieron en el interior de cada uno de su igual, en un sesenta y nueve formidable.
Cuando finalizó el trance y ambos se tumbaron extasiados, Sandra los llamó...
S: Uauuu, que bien os lo habéis pasado... ahora quiero que lo paséis mejor haciendo de voyeur..., mirad lo que voy a hacer...
Tomando el móvil, y pidiéndole a Patricia y Andrés que le acompañasen y se acercasen si les apetecía, con sus respectivos móviles, se lo acercó a su clítoris, lo hizo vibrar, fue una sensación eléctrica la que hizo que su ano se encogiese hacia dentro, al sentir un pequeño calambre, que era más placer que otra cosa.
Se atrevió un poco más y consiguió meter la mitad del móvil en su interior, abriéndose la vagina con ambas manos y apretando su improvisado dildo con sus dedos, a continuación comenzó a moverlo, y volvía a sentir los espasmos del placer, pero sin llegar a producirse del todo.
S: Ooohhh, Patricia, deberías probar esto... si es que aún no lo has hecho... qué rico... qué gordo...
Y Patricia, que es muy ocurrente, toma su móvil y empieza a buscar algo sin perder de vista a su prima, a la que advierte que no deje de hacer lo que hace.
P: Sandra, ni se te ocurra descolgar tu teléfono que está muy bien guardado en esa “funda” tan rica... ni te asustes tampoco.
S: ¿Qué... vas a... hacer? Ooohhh...
Patricia, apretó los botones y de repente suena el teléfono de Sandra, que al tenerlo semioculto, no lo puede descolgar, y dio un bote tremendo al sentir las vibraciones que llegaron hasta su punto G, y a la vez hasta su clítoris, haciendo temblar mismamente los labios tanto mayores como menores, el espasmo fue gigantesco, sus piernas se cerraron, comenzó a temblar como una loca, el orgasmo que tuvo no tenía igual, el móvil volvió a vibrar, ya no pudo más, con las piernas cerradas, volvió a tener un nuevo orgasmo, sus músculos se le aflojaron de tal manera que se le salió el móvil de su lugar, y comenzó a orinarse de puro gusto, no podía contener a su vejiga, la prima apartó con suficiente reflejo el móvil para que no se estropeara, y Sandra, al fin, abrió sus piernas, mientras un chorrito de orines salía del interior de su cuerpo, tan fuerte fue el orgasmo que la dejó totalmente derrumbada, sin ganas más que de descansar, la relajación que le entró fue tremenda, y sólo pedía una cosa...
S: Por Dios, que no entre nadie ahora en casa, por lo que más quiera, que nadie venga en por lo menos diez minutos, que es lo que necesito para recuperar las fuerzas que se me acaban de escapar con tan tremendo orgasmo.
Y ahí quedaron los tres, después de otra mañana de placer inesperada, abiertas y abiertos de piernas y dejándose tostar al sol durante un buen rato mientras sus padres llegaron, cosa que ocurrió un rato más tarde... en el preciso instante en que Diana... llamaba a sus amigas... pero eso... es otra historia.