Adios a mi secreto

Era increíble lo que estaba sucediendo. La negación inicial había desaparecido y ahora le daba paso al nerviosismo y a la excitación. ¿Qué pasaría si nos descubrían?

Era increíble lo que estaba sucediendo. La negación inicial había desaparecido y ahora le daba paso al nerviosismo y a la excitación. ¿Qué pasaría si nos descubrían?

Todo lo que llevo de vida laboral había mantenido perfectamente oculto mi gusto por el travestismo.

Durante los primeros años, laboralmente hablando, fue algo que únicamente realizaba en casa aprovechando cualquier momento de completa soledad y con prendas de mujer "prestadas".

Después, cuando las posibilidades así lo permitieron, comencé a comprar mi propia ropa y uno que otro juguete sexual para después escapar a la soledad y privacidad que brindan las habitaciones de hotel.

Luego encontré un empleo en el cual el uso de internet no tenía restricción alguna. Eso me permitió descubrir que no era la única persona en el mundo a quien le pasaba esto. Logré aceptar mi travestismo como tal y decidí vivirlo en plenitud siempre que pudiera hacerlo.

Por último y más recientemente logré hacerme de teléfono celular con cámara integrada, una videocamara y cámara digital con los cuales he venido realizando lo que se ha convertido en mi más delicioso pasatiempo: Tomar imágenes y videos estando yo completamente vestida de mujer.

En la oficina manejo diariamente una computadora la cual es mudo testigo de la constante descarga y edición de mis imágenes y videos. En fin me valgo de todos los medios y situaciones posibles para disfrutar mi travestismo.

Mis compañeros de oficina tampoco saben de mi afición así que no imaginan como me rió cuando en nuestros temas de conversación involucran a las "vestidas" que es el termino con el que identifican a los travestis, piensan que el ser travesti nos obliga necesariamente a ser homosexuales y por supuesto no siempre es así. ¡Si supieran que hay una "vestida" entre ellos!.

Te menciono todo esto porque sé que varias chicas, como yo, pasan por lo mismo y se identifican con lo que están leyendo. Me lo han dicho infinidad de veces.

Pero bueno, ahora pasemos al relato.

Últimamente había sentido el deseo irrefrenable de estar con alguien. Quería abandonar el clóset pero había sido algo muy difícil para mí. Jamás había sentido tal necesidad. Desde hacia tiempo había estado leyendo varios relatos de travestis y transexuales en los cuales contaban sus experiencias sexuales con chicos y chicas. Lógicamente terminaba muy excitada y tenía que escapar al baño para desahogarme masturbándome.

En casa, cuando tenía oportunidad de vestirme imaginaba que lo hacia para satisfacer a un chico. Acariciaba todo mi cuerpo y modelaba haciendo poses atrevidas y sugerentes, todo ello quedó plasmado en un gran número de fotos y videos. Sin embargo seguía sintiendo que me faltaba ese alguien a mi lado.

Toda mi vida me había considerado heterosexual, sin embargo mi deseo por estar con un hombre se hacía cada vez más fuerte. No imaginaba que pudiera ser bisexual. Me urgía encontrar la manera de satisfacer mi deseo.

Fue cuando pasó por mi mente comenzar a llevar a la oficina alguna prenda femenina y pensé que podía ser una tanga debajo de mi ropa habitual.

Y así lo hice.

Tenía varios modelos de tangas con broche que permiten quitarla sin necesidad de sacarse todo el pantalón. Durante el rato que la traía puesta me sentía muy femenina. Siempre pasó desapercibida ya que nunca he usado la ropa de forma entallada.

Pero eso no fue todo. El traer puesta ese tipo de prenda íntima generó en mí un cambio. Durante el trayecto a la oficina buscaba quedar cerca de hombres. Eso no era difícil ya que el transporte siempre venía lleno. Eso dio oportunidad a que en varias ocasiones fuera víctima de tocamientos y "arrimones". La mayoría fueron de hombres pero increíblemente también fueron mujeres.

Tiempo después entró a la empresa un muchacho cuya forma de ser y de pensar nos hicieron suponer que era un mujeriego. No nos equivocamos. Le gustaba rodearse de mujeres y anduvo con algunas de ellas en la empresa.

Hice una muy buena amistad con él al grado de que nos hacíamos bromas alusivas a la falta de hombría o de que alguno de los dos era afeminado. Típico en los hombres.

Un día me encontraba descargando imágenes desde mi celular de mi última sesión de fotos vestida cuando lo vi manipulando su celular. De manera inmediata se me ocurrió verificar si en su teléfono estaba activado el bluetooth, y efectivamente lo estaba, así que cambié el nombre de mi teléfono y por precaución desactivé la visibilidad del mismo estando en esa modalidad. Seleccioné la mejor de las imágenes en la cual estaba enfundada en un vestido plateado corto y entallado mostrando todo mi trasero y parte de las piernas enfundadas en unas deliciosas medias negras de red; se alcanzaba a notar una diminuta tanga de color azul. Sin pensarlo la envié a su teléfono. Estaba segura de que la aceptaría ya que el nombre que le dí a la imágen fue el de "ValeriaTVSexy", su talón de aquiles.

La aceptó y de manera inmediata escondí mi celular y fingiendo no verlo note que su reacción era de sorpresa. Levantó su rostro y miró alrededor buscando a la persona que le había enviado esa imagen. Sonreí en mi pensamiento. Sabía que como chica había logrado captar su atención. De repente dirigió su mirada hacia mí. Supe que me había puesto de mil colores por el calor que sentí en mi rostro. Afortunadamente se encontraba a unos ocho metros y no lo notó. ¿Sospechaba algo acaso?. No que yo fuera esa chica sino que ¿era yo quien le había enviado esa imagen?.

No intentó ni dijo nada. Se dedicó nuevamente a mirar su teléfono y se alejó.¡Qué atrevimiento el mío!. Sonreí nuevamente y deje el asunto por la paz.

Los días posteriores transcurrieron normalmente salvo un pequeño detalle: El sentido de las bromas de mi amigo había cambiado. Es más, no me parecía broma lo que me decía. Cada vez que podía me decía que se preguntaba cómo me vería vestida de mujer y él detrás mío dándome "arrimones". Yo le contestaba que estaba loco y que a lo mejor era él quién quería verse así. ¿A dónde me iba a llevar mi atrevimiento?

También comencé a pensar en él de manera distinta. Muchas veces me imaginé en la situación que describía y la verdad no me desagradaba la idea.

Un día me encontraba de guardia en las oficinas de la empresa. Sabía que también a él le había tocado la guardia en su departamento. Cuando coincidíamos en dicha guardia nos gustaba vernos para platicar y no aburrirnos. Extrañamente ese día ni el ni yo habíamos tenido la iniciativa de ir al lugar de uno o del otro. También había guardia en otras áreas de la empresa.

Después de un par de horas entré a los sanitarios de la empresa los cuales son amplios y con iluminación tenue. Siempre me iba hasta el que se encuentra muy al fondo. Ese día no fue la excepción. Llevaba la diminuta tanga de color azul, sí, la de la imagen en el teléfono. Entré para quitármela un rato. Me gustaba tenerla en mis manos mientras aspiraba el aroma de la misma. Era mi aroma el que me encantaba, siempre limpia y perfumada. Como no entré por necesidad fisiológica decidí ponérmela nuevamente. Salí y al comenzar a lavar mis manos se abrió la puerta principal y entró él con una maleta pequeña en las manos. Después de un comentario chusco me dijo:

-Así quería tenerte, con las manos ocupadas para que no puedas escapar.

Sonreí pensando que se trataba de otra de sus bromas. Y sin decir más se colocó detrás de mí y pasando sus brazos al frente me atrajo hacia él. Su pene quedó pegado a mis nalgas. No me reponía de la sorpresa cuando comenzó a restregar su miembro en todo mi trasero.

-¡Estás loco! ¡Suéltame!-Dije sin mucho convencimiento.

-¡No, no te voy a soltar!, ¡Estoy seguro que esto te gusta!. ¡Sé que eres tú la de la imagen!. ¡Tu culo femenino me lo confirma cada vez que lo veo!. ¡Ahora no solo quiero verlo, quiero tocarlo, hacerlo mío!-

De verdad que todo eso fue sorpresa para mí. Pero...me estaba dejando hacer lo que el quería. No estaba oponiendo resistencia. No lograba reaccionar.

-¡Anda, dí que eres tú la de la imagen!-Me dijo poniendo su celular frente a mis ojos y mostrando la imagen que le envié días antes.

-¡Dí que es tu culo el que está en la imagen y verás como lo hago disfrutar!-Ahora trataba de quitar el broche del cinturón.

-¡No. No sé que me hablas! ¡Suéltame! ¡Es en serio o te va a pesar!-Pero mi voz no era autoritaria, mi tono era como el de una chica que se niega a ser utilizada. Sentía su miembro completamente erecto, duro, chocando con mis nalgas. Logro quitar el cinturón. Ahora se encargaba del broche del pantalón.

No opuse más resistencia. Era increíble lo que estaba sucediendo. La negación inicial había desaparecido y ahora le daba paso al nerviosismo y a la excitación. ¿Qué pasaría si nos descubrían?

-¡Espera, espera por favor! Alguien puede vernos y ambos nos vamos a quedar sin trabajo. Sí soy yo en la imagen. Soy travesti de closet y jamás he estado con un hombre. ¡Vámos hasta el último de los baños!-

Y sosteniendo el pantalón para que éste no cayera, ambos nos dirigimos hasta el último baño.

Y ocurrió lo que tanto había estado deseando.

Al entrar al baño, solté el pantalón y me recargué de frente apoyando ambas manos en el retrete. Mi culo quedo al descubierto. La tanga lo hacía verse enorme y apetitoso según sus palabras.

-¡Qué culo tan enorme! ¡Lo voy a destrozar! ¡Eres una puta golosa! ¡Bien sabía que eras tú! El vestido de la foto me gustó y por eso te he comprado esto-Me dijo al momento de sacar de la maleta un corsé negro y un par de medias grises de red con elástico en la pierna, las cuales iban acompañadas por un par de zapatos negros.

-¡Quiero verte vestida! ¡Con los zapatos tu culo se va a levantar más y se verá más apetitoso! ¡No te preocupes si haces ruido! No creo que entre alguien, todos se ven muy ocupados-

Y así lo hice. Me despojé de toda mi ropa y acto seguido puse las medias y el vestido realizando movimientos sensuales y provocativos. El me miraba embelesado al tiempo que se despojaba de pantalón, camiseta y trusa. Mi vista se centró en su miembro: largo, delgado y completamente descubierto. Casi no tenía vello en la entrepierna.

Finalmente terminé de vestirme y me coloqué los zapatos.

-¡Voy a hacerte mía!-Me dijo al momento que me tomaba por los hombros obligándome a darle la espalda.-¡Levanta tus brazos y recárgalos en la pared!¡Qué hermosa vista!-

Y sin más se acercó y comenzó a acariciar mis nalgas con rudeza. Por momentos me soltaba una nalgada que, por el lugar en el que estábamos, se escuchaba fuerte y clara. Mi excitación iba en ascenso. Ya no me importaba que nos escucharan así que era yo quien le pedía que me azotara cada vez más fuerte.

-¡Pégame más fuerte!¡oooooohhhhhhh!¡Sí, así, más fuerte!¡Destrózame el culo a golpes!-

-¡Cláro que sí zorrita!¡Lo que tú me pidas!¡Pero tú también harás lo que yo te pida!-

Sus nalgadas se hicieron más fuertes y rítmicas. Yo giraba la cadera y empujaba el culo hacia su rostro. Quería que lo besara, que lo lamiera, que lo mordiera. Quería sentir dolor.

El captó el mensaje he hizo todo lo que había deseado. Los gemidos subían de tono. Mis nalgas me ardían y las tenía algo adormecidas. Mientras el las basaba y acariciaba con deleite.

-¡Abre tu culo!¡Voy a prepararlo para que recibas mi verga!¡Veras cómo te gusta!-

Sin pensarlo más lo obedecí. Me agaché y con ambas manos separé ambas nalgas para que pudiera llegar hasta dónde él quería. Acto seguido sentí su rostro cerca, paseaba su nariz y labios por sobre toda la tanga. Al pasar sobre el ano aspiraba y enseguida ponía su lengua lamiendo y llenando de saliva toda es parte. Así estuvo durante un rato hasta que después, ayudándose con una mano, retiró la tanga dejando mi ano descubierto y comenzó a empujar su lengua dentro de él. Era la caricia más deliciosa que jamás había sentido. Abrí más mis nalgas y su lengua llegó un poco más profundo.

-¡Qué culo tan delicioso!¡Cómo lo voy a disfrutar!¡Pero antes vas a consentir mi verga!¡Quiero verla dentro de tu boca de puta!-

Me obligó a enderezarme y tomándome nuevamente de los hombros me puso de rodillas delante de él. Estaba en una pose de sumisión. Tomo su miembro con una mano y tirando de mis cabellos me acercó para comenzar a pasearlo sobre mi rostro. Me sentía sometida, complaciente. Cerré mis ojos y comencé a gemir para demostrarle cómo estaba gozando.

-¡Eres una puta deliciosa!¡Ya vi que te encanta mi verga!¡Ahora que la tengas en tu boca veras que enloqueces más!-

-¡Ya, ya, por favor!¡Dame tu verga, quiero sentirla dentro de mí!-

-¡Será cuando yo quiera!-

Abrí mis labios y cada que pasaba su miembro cerca lo besaba y lo lamía. Y de repente lo detuvo sobre mis labios y apretando más mis cabellos para evitar que me moviera lo fue introduciendo lentamente dentro de mi boca. Disfrutaba viendo cómo desaparecía milímetro a milímetro dentro de ella, hasta que finalmente toda estuvo adentro. Acto seguido comenzó a retirarse igual lentamente. Pase mis manos al frente y me apoyé en sus muslos adivinando lo que quería hacer.

Y así ocurrió. Comenzó a incrementar la velocidad del mete y saca. Yo solo tuve que amoldar mis labios para no lastimarlo con los dientes. Y lo deje hacer. Sabía que era su fantasía. Alguna vez durante una platica me había dicho que le gustaría encontrar a alguien que aceptara que él se viniera en su boca. Todas las chicas con las que había estado no habían aceptado eso. Lo consideraban egoísta o sucio. Pero bueno, ahí estaba yo, complaciéndolo, dejando que cumpliera su fantasía conmigo.

Casi estaba a punto de venirse cuando se detuvo en seco. Jadeaba y controlaba su respiración. Su miembro seguía dentro de mi boca, lo sentía palpitar fuertemente.

-¡Quiero que seas tú con tus movimientos quien me haga vaciarme dentro de ti!-

No lo dude. Saqué su miembro y le indique que se sentara en el retrete. Así lo hizo y yo, aún de rodillas, me acerqué de forma que su verga quedo frente a mí. Se veía descomunal, llena de mi saliva y de sus propios líquidos. La coloqué entre mis labios y comencé a devorarla nuevamente. Apoyé mis manos en sus muslos y ahora fui yo quien comenzó a subir y a bajar lo más rápido que podía. El gemía placenteramente dejando todo el trabajo en mí. Comencé a sentir los espasmos previos a la eyaculación. Me preparé para recibir la descarga de semen. Deseaba que no fuera la última vez que estuviéramos juntos. El era el primer hombre en mi vida aunque faltaba que también el terminara poseyéndome como esperaba.

De repente un grito. Mantuve el movimiento veloz mientras chorros de semen llenaban mi boca. Tenían el sabor de mis propios jugos. El tiraba de mis cabellos evitando mi huida. Deseaba descargar todo, sin que se perdiera nada. Yo seguía en mi movimiento con la diferencia de que ahora succionaba un poco, también deseaba la última gota.

Mi culo aún seguía dolorido. El ano lo sentía resbaloso, lubricado, como si me hubiera puesto algún ungüento. Sería para una siguiente vez, pensaba yo.

-¡Eres maravillosa!¡Haz cumplido mi fantasía! Sé que yo no te he cumplido pero esto aún no termina-Acabando de decir estás palabras la puerta del baño se abrió repentinamente y apareció un chico de otro departamento.

-¡Qué es esto?¿Le has dicho a alguien más de mi secreto?-Pregunté con un cierto grado de indignación.

-¡Calma preciosa!-Solo a mí me lo ha dicho y si no quieres que sean más harás lo que te diga.

De la indignación pase al placer. El chico no esperó a más y comenzó a desnudarse. En cuanto estuvo listo me ayudo a levantarme y acercándome a él me rodeó con sus brazos y posó ambas manos en mis nalgas estrujándolas con fuerza.

Acto seguido me obligó a darle la espalda apoyando mis manos en el retrete, ayude a la posición abriendo ambas piernas, mi culo estaba expuesto y listo para ser penetrado. Con una de sus manos retiró una de mis nalgas mientras que con la otra tomó su pene y lo colocó sobre mi ano. Me estremecí de placer al sentir la suavidad de la cabeza del pene. Empujó suavemente y parte de ella se introdujo sin problema alguno. Se retiró y volvió a realizar la misma acción en varias ocasiones solo que cada vez empujaba más profundo haciendo que mi ano se abriera más.

-¡No quiero meterla de golpe! ¡Quiero ver como la vas aceptando poco a poco, ver como desaparece en tu culo delicioso! ¡Siento la suavidad de la funda que es tu culo!-

Y así era. Había logrado introducir toda la punta y ahora se ocupaba del resto. Mi ano era invadido de una forma lenta y suave. Poco a poco. Sus manos ahora estaban en mis caderas. Mi deseo era cumplido. Lo estaba disfrutando al máximo.

Gemí placenteramente cuando en mis nalgas sentí el cosquilleo del vello de su entrepierna, señal de que me había penetrado por completo. Todavía empujó un poco más y su bajo vientre quedo pegado a mis nalgas.

No nos movimos durante un rato. El paseaba sus manos sobre mis costados y se detenía sobre mis caderas. Yo, mientras tanto, apretaba el culo consintiendo al delicioso intruso. Sabía que eso le gustaba ya que dejaba escapar unos leves gemidos.

El comenzó a hacer lo propio. Apretaba su culo y yo yo sentía el movimiento suave de su miembro dentro de mí. Estaba a la espera de sus embestidas, pero eso no ocurrió. Ambos seguimos en ese excitante juego de ver quién apretaba más.

Increíble. Con eso bastó. Su excitación era tanta que a los pocos minutos de permanecer aparentemente quietos se aferró con fuerza a mis caderas y empujándose hacia delante comenzó a gemir al tiempo que eyaculaba dentro de mí. Sentía la tibieza de su semen invadiendo todo el recto. Su miembro se contraía con fuerza, sus manos lastimaban mi piel.

Comenzó a retirarse lentamente, su pene, ligeramente flácido no tuvo dificultad para salir. Sentí cuando parte del semen comenzó a resbalar hacia mis testículos. Apreté mi culo como si deseara mantenerlo dentro de mí.

Todo había terminado...por el momento.

-No sabes cómo te he disfrutado. Ese culo tuyo es enloquecedor. Tu figura, tu manera de vestir. Espero que no sea la última vez que hacemos esto.-

Dijo mi amigo visiblemente complacido.

-Yo opino lo mismo. Tenía unas ganas tremendas de arremeter contra tu culo y ya ves, no fue necesario. Fue como si me lo hubieras hecho con la boca. Cuando gustes podemos repetir el momento-

Me dijo el otro chico mientras yo terminaba de vestirme.

No les respondí nada, solo un guiño de ojo para ambos.