Adiestrando a Isabel 6 (Final por ahora)
Próximamente os contaré el aislamiento de Carlota y el adiestramiento de Alejandra.
Recomiendo leer las partes anteriores de esta historia para poder entenderla; todas las partes están publicadas en mi perfil.
Acepto comentarios que sean constructivos y me reservo el derecho de pedir borrar los que considere que no aportan nada.
Sábado por la mañana en el club de alterne, en la habitación de tipo suite principal del club.
Me desperté a las 06:00, como de costumbre cuando Victoria llamó a la puerta de la suite con la taza de chocolate en la mano, para despertarme y darme el primer refuerzo de comida del día, para empezar a cargar las pilas, y poder follar a lo largo del día en buenas condiciones.
Le ordené a Victoria que no se fuera, tras darme la taza de chocolate, y que se encargara de despertar y de levantar a Isabel, mientras yo me daba una ducha rápida, antes de continuar con su entrenamiento.
Mientras me tomaba con cierta prisa la taza de chocolate, pensé en lo que le iba a hacer ese día a Isabel, como Alejandra estaba por llegar, de hecho, me avisaron de que, el camión que iba a transportar a Alejandra hasta el club de alterne de Marbella, estaba ya por salir de mi casa en La Moraleja, Isabel tendría que pasarse el fin de semana, aislada lo más posible, para centrarme en adecentar un poco a Alejandra, antes de empezar el entrenamiento conjunto el lunes.
Ya con Isabel despierta, lo primero que dijo, en cuanto que le quité la mordaza, fue que necesitaba beber algo y meterse una raya de cocaína, así que, le ordené que abriera la boca, y le di a beber mi pis, pues ya tenía ganas de mear tras haber pasado varias horas desde la última vez que había hecho pis.
Al acabar de mear, preparé dos rayas de cocaína, una se la di a Isabel, que se la metió en pocos segundos, y yo, me metí la otra; Victoria dijo que no le apetecía, así que le dije que, más tarde, bastaba con que la pidiera, para que pudiera también consumirla.
Dejé a Isabel tumbada en el suelo, y le pedí a Victoria que vigilase que no se quedara dormida, y me fui a la ducha; en la ducha, me hice una paja pensando en lo que le iba a hacer a Isabel, y, sobre todo, en lo que le iba a hacer también a Alejandra para adiestrarla.
Salí de la ducha, Victoria estaba meando a Isabel sobre su cuerpo, porque ya no había podido resistir las ganas de mear, así que, me tocó regresar a la ducha, para dejar a Isabel bien limpia, antes de empezar a prepararla para el fin de semana.
Ya con Isabel limpia por completo, la bajé al sótano del club, donde hay una sala de BDSM completamente equipada, con casi 1000m2 de equipamiento muy diverso, en el que se incluye, por ejemplo, una especie de saco de cuero negro, en el que cabe una sumisa, y del que no hay escapatoria, una vez bien atada la sumisa en el saco.
Para bajar a Isabel hasta la sala de juegos BDSM del sótano, la tuve que esposar de pies y de manos, tardé un poco en bajarla, pues no le iba a permitir que usara el ascensor, pero, con la ayuda de Victoria, en 20 minutos, ya tenía a Isabel en la sala de juegos, lista para meterse en el saco y pasarse allí el fin de semana completo, hasta el lunes por la mañana.
Rosario le inyectó a Isabel un sedante, que la dejaría durmiendo durante, al menos, un par de horas, tiempo suficiente como para que, al despertar, Isabel no pudiera moverse apenas, por las ataduras del saco de cuero, y, por supuesto, tampoco ver nada, porque, aparte del vendaje de los ojos, el saco incluye una máscara de cuero con apenas un pequeño agujero en un lateral de la boca, única fuente de oxígeno para la persona que la lleva.
Con ayuda de Rosario, le colocamos a Isabel un gorro de natación en el pelo, para protegerlo, unos tapones en los oídos, que protegimos con apósitos para evitar cualquier sonido procedente del exterior para Isabel, y también le pusimos los mismos tapones en los agujeros de la nariz, para evitar que pudiera respirar a través de ella y que, la respiración de Isabel, quedara limitada al mínimo agujero de la máscara a la altura de la boca que ya os he descrito antes.
Metimos a Isabel en el saco de cuero, y fuimos cerrando cada parte, los cinturones con los que se va cerrando, impiden casi cualquier mínimo movimiento de la persona que va dentro del saco.
Cuando Isabel ya estaba totalmente metida en el saco de cuero, llegó el momento de colocarle la máscara, yo mismo me encargué de ello, dejando bien claro que, Isabel, pudiera respirar por el pequeño agujero de la máscara.
Dejé a Victoria encargada de cuidar a Isabel durante el fin de semana, con un rollo de cinta aislante, para que, de vez en cuando, y por breves periodos de tiempo (Más o menos, entre 5 segundos y un minuto), le fuera colocando y retirando trozos de cinta aislante a Isabel en el agujero, para provocarle a ella cierta angustia y jugar con su respiración.
Yo regresé a la planta de arriba (Arriba del sótano, la planta calle, por así decir) del club, al comedor, para desayunar algo, y esperar la llamada de Ángel que me confirmara su salida desde Madrid hacia Marbella, hacia el club.
Desayuné de manera contundente, pues me esperaba una jornada de mucho sexo, recibí la llamada de Ángel, que confirmaba la salida hacia Marbella de Alejandra, ya vendada de los ojos durante todo el trayecto hacia aquí, pero, también, con la disculpa de Ángel, debido a un incidente con Carlota, que suponía que, su llegada al club, iba a retrasarse, al menos, hasta después de la hora de la comida.
La llegada de Alejandra, no sería hasta, por lo menos, las 13:00, si no había incidentes en la carretera que la retrasaran aún más, así que, decidí despertar a Verónica, y pasarme la mañana follando con ella, hasta que, Alejandra, llegara al club en el camión.
Verónica estaba en la habitación del club donde recibe a los clientes, se encontraba durmiendo, tras casi dos días sin poderlo hacer, decidí despertarla dando un grito directamente en su oído, que la sobresaltó, e hizo que, incluso, se enfadara un poco conmigo, pero, una bofetada en la cara, para que despertara y me la empezara a chupar, bastó para que, a los pocos segundos, mi polla erecta estuviera ya en la boca de esa puta, algo somnolienta aún.
Creo que Verónica comenzó a despertarse de verdad, cuando recibió mi semen en su boca y en su cara, y me tuvo que limpiar los restos, con su lengua, que habían quedado en mi polla.
Sin darle tiempo a Verónica a que reaccionara, la agarré por el culo, y comencé a follarme su coño; Verónica comenzó a gemir, le gusta mucho follar conmigo, porque soy de los que le tratan con cierta violencia, y, a Verónica, que es muy sumisa y muy puta, le encanta ese mal trato que le doy.
Me corrí en su coño, Verónica no tardó ni dos segundos en agradecérmelo, en cuanto que ella también se hubo corrido, y, después, le dejé que bajara a desayunar algo y recuperase fuerzas, porque las iba a necesitar para cuando, Alejandra, llegara al club de alterne y comenzara su adiestramiento como esclava...
Nota: A partir de ahora, os comenzaré a contar, de manera alternativa junto con el aislamiento de Carlota, el adiestramiento de Alejandra; y, más tarde, será el adiestramiento mixto de Alejandra y de Isabel.