Adicto al Sexo: La más facilona del local

Aunque hace menos de 24 horas que Nicolás se desahogó por última vez, ya está desando volver a catar hembra. No pierde el tiempo, quiere sexo y lo quiere ya, asi que buscará a la mujer apropiada para ello, una que no pregunte y que quiera lo mismo que él.

Luz tenue y parpadeante, risas, música alta, una multitud abochornante a su alrededor... chicas ligeras de ropa y principios...

Nicolás sonrió y dio un trago a la cerveza helada. En estos lugares se sentía como pez en el agua, pensó que así debían de sentirse los cazadores de la antiguedad cuando con maestría eficacia, acechaban y abatían a sus presas.

Aun fresco en su memoria estaba el trasero votante de... ¿como se llamaba? No lo recordaba, era pésimo con esos detalles, sin embargo, recordaba cada parte de su cuerpo, el modo en que su culo votaba a cada embestida o el sonido de su voz descontrolada por el sexo. Dio un pequeño trago a la espumosa y giró la cabeza despreocupadamente, buscando...

No quería currárselo demasiado, no quería un cortejo largo y tedioso, solo quería sexo. Siempre quería sexo. Quizá lo deseaba demasiado pero le daba igual, prefería satisfacerse a preocuparse por si su "necesidad" era anormal. Ahora solo necesitaba la mujer apropiada para ese momento. Nicolás pensaba que para cada momento había una mujer apropiada...

Unos grandes ojos oscuros y perfilados llamaron su atención. De un vistazo comprobó si había posibilidad de que ella sirviese a sus propósitos inmediatos. Poca ropa, maquillaje y baile sucio. Se puso en pié llevándose consigo el botellín de cerveza, la multitud le aprisionaba por ambos lados en su avance hasta ella que aun tenía sus ojos puestos en él. Fue recibido con una sonrisa y de inmediato se inclinó sobre su oído para saludar y presentarse. Ella se presentó de vuelta, pero apenas captó un . ...ia cuando el excesivo escote se encontró en su campo de visión más inmediato.

La música taladraba freneticamente sus oídos, sin decir una palabra, con una sonrisa sujetó sus caderas y bailó con ella. Demasiado puritano al principio, apenas unos roces que tan solo hicieron que la inminente expectación por lo que vendría le excitase más. Aprovechando la rugiente multitud permitió que sus manos resbalasen por el cuerpo de... ¿como era su nombre?

Siguió con los dedos la linea de sus caderas y el vientre que la minúscula camiseta quedaba al descubierto. La piel era cálida, tersa y suave y Nicolás no pudo resistirse a atraerla contra si de un rápido tirón. Si a ella le molestó o le pareció excesivo, no lo dijo. Colocado tras ella frotó su entrepierna contra ese trasero pequeño y apretado que se movía de un modo muy sugerente.

Repentinamente la música dio un giro y se volvió más estridente y acelerada Siguiendo su dictado se movió aun mas con ella, ahora no había una parte de su cuerpo que no tocase el menudo cuerpo. Cuando ella bajo sensualmente para después volver a subir su polla dio un salto bajo sus pantalones. Como si algo se hubiese liberado en ella, le rodeo el cuello con los brazos y se frotó contra el de un modo obsceno. Nicolás llevo las manos su trasero, lo aprisionó con ambas manos y cerró los ojos con satisfacción apenas un segundo mientras disfrutaba de la carne entre sus manos.

Bailaron pegados freneticamente, ella se restregaba deliciosamente y Nicolás pensó que sería una buena cabalgando. Sus pechos se pegaban a su torso mientras seguía amasando ese culo. Se inclinó como si fuese a hablarle al oído pero en vez de eso empezó a besar y chupar su cuello. El olor femenino mezclado con algún tipo de colonia suave lo motivaron más. Ella se dejó hacer y cuando hubo recorrido cada centímetro de su cuello atacó su boca freneticamente.

El primer contacto con esos labios fue duro y exigente, tuvo que abrirse paso con la lengua pero lo consiguió. Ella le devolvía el beso con ansia, su lengua era juguetona y estaba perforada. Una descarga eléctrica le recorrió la columna vertebral al sentir el duro metal. Su mente se imaginó el roce de ese adorno en su pene.

Llegó un punto en el que no bailaban, solo dejaban que la multitud los arrastrara mientras se devoraban. Las manos de ambos se colaban bajo la ropa. Nicolás gruño de placer al sentir la menuda mano de la chica entrando en sus pantalones y sus dedos enredándose en el vello púbico. De pronto se sintió arrastrado y se encontró en un minúsculo aseo. No sabía muy bien como había ocurrido pues estaba cegado de excitación.

El ruido de fuera era apenas un rumor bajo, oía la respiración acelerada de la chica y sus bajos gemidos de ganas. Tomando la iniciativa le levantó la minúscula falda que usaba y apartó la ropa interior antes de arrodillarse y atacar su sexo. Chupó, lamió y mordisqueó cada pliegue mientras ella le agarraba el pelo entre jadeos. Las piernas de la chica eran de gelatina. Uso los  dedos para abrir su coño que tenía un sabor delicioso y limpio comió como un hambriento de la dulce perla.

Un chillido retumbó en el cuarto vacío y sintió en sus labios como su coño empezaba a palpitar por el repentino orgasmo. Puesto que no quería que ella terminase completamente se despegó de esa carne trémula y mojada y tironeó de sus pantalones hacia abajo para exponer su polla endurecida. Con un movimiento rápido levantó la pierna de la chica y la sujetó contra la pared antes de penetrarla de una sola estocada. Ella chilló de placer y Nicolás gruñó al notar como su pene quedaba rodeado y aprisionado dentro de ella.

Aseguró sus pies en el suelo y sujetó el menudo cuerpo de la mujer antes de empezar a moverse contra ella. Ella gemía en su oído a cada estocada. Se recreó en el placer que sentía al entrar en ella una y otra vez cada vez más fuerte. El sonido de los cuerpos chocando empezó a ser constante y Nicolás gruñía de placer. su polla cada vez mas dura y enrojecida, el placer naciendo en ella y entendiéndose por todo su cuerpo.

Aferró su culo con ambas manos y ella rodeó su cuerpo con las piernas. Mordió y devoró su boca y la penetró como un poseso mientras ella se aferraba a sus hombros. Estaba a punto de correrse. Sonrió extasiado sin perder el ritmo y se contuvo para no inundar su coño tan pronto.

  • ¡Follame! ¡Fóllame! -susurraba ella en su oído en voz baja entre chillidos.

El le dio lo que pedía. El sudor ya resbalaba por su sien y su espalda cuando sintió que el coño se apretaba alrededor de su polla. Nicolás se dejó llevar por el orgasmo de ella y se dejó ir. Un grito gutural salió de su garganta cuando el semen caliente se derramo dentro de ella. Aprisionó su boca con fuerza y la embistió con medidas estocadas que sacaron cada gota de su cálida semilla.

Se quedó dentro de ella, en el fondo de su coño y descansó la cabeza en su hombro pleno de felicidad. Algo de su simiente empezó a filtrarse al exterior. Ella le dio un beso obsceno y con mucha lengua y se bajó cuando la hinchada verga empezaba a estar flácida. El semen salpicó el suelo y se escurrió por el interior de sus muslos. Nicolás llevó la mano a su coño empapado y lo masajeó con suavidad. Ella hizo lo mismo con su polla.

Cuando ambos salieron del baño, antes de adentrarse de nuevo en la multitud ruidosa ella le dio una pequeña tarjeta y le susurró al oído

  • Cuando quieras algo caliente, llámame.

Su polla milagrosamente saltó de nuevo ante la perspectiva.