Adicta y pervertida (2)

Continuo relatando mis primeras experiencias en la zoofilia.

Adicta y pervertida (parte 2)

Agradezco profundamente a todos aquellos que me enviaron mail y efectuaron comentarios referentes al relato anterior, espero que este también llegue a ser de vuestro agrado.

Ya habían transcurrido como tres meses de mí estadía en la casa quinta con mi prima Bety, y ya llevaba casi otro tanto de iniciada las clases. Si bien mantenía en mi memoria lo sucedido ese verano con Bety, y me excitaba cuando lo recordaba, lentamente traté de dejar de lado ese pensamiento, por que lo estaba considerando como algo muy pervertido y depravado. Por suerte con el tiempo lo fui superando hasta llegar a casi olvidarlo totalmente, dedicándome más a los estudios .y reuniones con amigos

Pero una tarde al regresar a casa después de clase, vi en la calle dos perros acoplados, me vino a la memoria Bety con Eros, sentí una extraña y súbita excitación, apenas llegue a casa corrí a mi habitación, levante mi pollera y bajando mi bombachita no pude evitar de enviar mis dedos a mi ya húmeda rajita, que de manera impetuosa friccioné mi clítoris, y apreté mis pezones, sin dejar de crear una serie de fantasías, hasta lograr desencadenar una deliciosa venida, acompañada de estrepitosos gemidos.

Nuevamente me invadió una carga de culpa, pero no estaba arrepentida de mi acometimiento, ni tampoco de esos morbosos pensamientos, ilusiones que no sabía, si seria capaz de llevarlas a cabo en algún momento. Trataba de olvidarlas, aunque a pesar de mi lucha interna, terminaba cayendo en la tentación. Me era difícil evitar mis pensamientos, que me iban excitando cada vez mas, masturbándome para aplacar mi deseo y a su vez acrecentando mis fantasías

Una mañana me llamo por teléfono Bety, para decirme, que en el mes de setiembre, habría una semana sin clases, que si estaba dispuesta podríamos ir a la casa quinta de sus padres. Realmente no sabía que contestarle, así que le dije, que habíamos proyectado con unas compañeras de la escuela, ir a pasar unos días a la casa de una de ellas. No se por que le dije esa mentira, a pesar de que me tentaba estar con ella, creo que en el fondo sabia en que terminaría todo. Pero a pesar de eso, dos días después la llamé, para comunicarle que se había suspendido y que me encantaría ir. Debo aclarar que espere el día de mi partida con bastante ansia

Llego el día tan esperado, el viaje se me hacia interminable hasta que por fin arribamos a la casa. Esa noche se quedaron sus padres a dormir para regresar a la mañana siguiente a sus actividades. Apenas se fueron, nuestras cómplices miradas se cruzaron, para iniciar nuevamente el frustrado intento de aquella noche.

Hasta el momento no habíamos comentado nada, de lo sucedido la vez anterior, pero esa noche decidimos preparar una rica cena, y disfrutar nuestro nuevo encuentro. Interiormente ambas estábamos dispuestas a repetir, o mejor dicho a concretar aquella frustrada ocasión. Después de una buena cena con algunas copas de vino, estábamos lo suficientemente alegres como para llegar a hacer cualquier travesura Mientras veíamos televisión, mis ojos se cerraban, me recosté sobre el sofá, dado que el sueño me estaba venciendo. Cuando la mano de Bety comenzó a hurgar mis pantorrillas, era tal mi sopor que deje que lo hiciese, disfrutando de sus tiernas caricias. Me fui relajando, su mano no cesaba, de mantenerse en contacto con mi piel.

Me quito los zapatos y las medias, para estrujar con suavidad mis pies, era delicioso sentir esos masajes, giré sobre el sofá para quedar boca abajo, abriendo un poco las piernas, la palma de su mano se deslizaba por mi entrepierna, hasta llegar casi a rozar apenas mi sexo. Mi excitación iba en un amplio aumento. Levanto mi falda hasta la cintura, para acariciar mis glúteos y efectuando una serie de leves palmadas sobre ellos, comenzó a oprimirlos, y a su vez separarlos. Sus manos se apoyaron sobre mi cintura, para luego tomar los bordes superiores de mi bombachita, y comenzar a desplazarla hasta quitármela.

Mis hormonas estaban mas que alborotadas, su dedo se abría paso por la raya de mi culo, para pasar de mi ano hasta mi mas que mojada conchita, me estaba volviendo loca, levanto mas mi falda, hasta llegarla hasta mi cuello, desprendió el sostén y lo quitó, idéntico procedimiento paso con mi vestido, para quedar totalmente desnuda.

Me giró, para besar mis tetas y succionar mis pezones, que se erguían ante el juego que me estaba proporcionando mi adorable prima. Sus manos acomodaban mí cuerpo, a su deseo y ocurrencia, sin ofrecerle resistencia. Me bajo del sofá, para apoyarme sobre uno de los bordes, dejando mis más privadas aberturas, expuestas a sus intenciones, sin dejar de penetrarme con sus ávidos dedos de posesión. En ese instante una lengua áspera y calida se deslizaba por mis intimas partes, me sobresalté un poco, pero no tarde en comenzar a disfrutarla, realmente estaba mas que alterada.

Acercándose a mi oído, mientras besaba mi cuello, me dice con un susurro:

Te gustaría que te penetren?

No respondí de inmediato, cuando sentí que algo me montaba para iniciar una serie de empellones que casi me tira del sofá, por suerte Bety lo retiro. Empecé a temblar por la emoción o el miedo, realmente no sabía. Mi prima me abrazo, mientras me decía,

Me encantaría ver como te penetra

Había una morbosidad en su voz, creo que sentía lo mismo, que la primera vez que la vi, cuando Eros la poseía hasta quedar ambos apresados. Sin decir palabra abrí mis piernas, en señal de aprobación a su propuesta, mi calentura era tal que ya no pensaba.

Te propongo que lo hagas con Eros, pero te pondrás, en la posición del misionero, así podrás controlarlo mejor. – me dice

Creo que estaba dispuesta a cualquier cosa, pero tenia esa lucha interna, por un lado el temor y por otra el pecado (cosa que mis padres me lo habían inculcado), pero a pesar de eso opte por hacerlo. A pesar que en ningún momento los animales me habían hecho algo, tenía un cierto resquemor y al estar desnuda me sentía como más desprotegida.

Me propuso que me acostara boca arriba en el sofá, apoyara los pies en el suelo, abriendo bien las piernas. Así lo hice. Coloco unos almohadones bajo mi culo, a fin de tener mi conchita a la altura de la verga del animal. Le puso unas fundas en las patas para evitar que me dañara Hizo acostar al perro y empezó a acariciar su panza, hasta llegar a la funda de su verga, cuando algo rojo y venoso comenzó a aflorar, así siguió hasta alcanzar una mayor dimensión, llevo su boca y empezó a chuparlo, su tamaño continuaba creciendo. Sentía un poco de aversión, pero a pesar de eso me excitaba el espectáculo.

Cuando el miembro de la bestia llego a su máximo exponente, mi prima me dice que me prepare. Me sentía como la doncella ofrecida en una ceremonia pagana, a punto de ser penetrada por Eros, como el dios canino, primordial responsable de la lujuria y el sexo.

Mientras mi corazón latía a mil y no dejaba de temblar como una hoja, por la tensión que me embargaba, ante lo que me acontecía, ser desvirgada por un perro, el que sin saberlo seria el primero en desflorar mi virginidad. Esa mezcla de morbosidad,

Bety lo estaba ya montando, cuando dude en lo que estaba por hacer, a pesar de que mis hormonas estaban mas que revolucionadas, tenia algo de incertidumbre, cuando sentí el calido extremo de su miembro rozar mi acuosa vagina, pero mi decisión llegó demasiado tarde, pues la verga de Eros ya estaba introduciéndose. Sentía su pelo acariciar la desnudez de mi cuerpo, mientras su rígida verga entró sin reparos, para friccionar el interior de mi matriz, no demore en sentir un desgarro al romper mi himen. Grité y me eché a llorar como una chiquilla, no se si por perder mi virginidad, por la tensión que tenia o el dolor que me produjo. A lo que mi prima me abrazo para contenerme, su aptitud hizo que me tranquilizara para comenzara a gozar mas, esa primera penetración.

A partir de ese instante, un pistoneo esquizofrénico comenzó a frotar mi útero. Me deje llevar, mientras Bety me acariciaba el cabello y besaba para tranquilizarme. Trataba de cerrar mis piernas e impedir que entrara su bola, sintiendo como el resto de su verga parecía crecer en mi cavidad,

Parecía que mi cuerpo explotaba, el dolor perduraba, pero mi calentura aumentaba. Bety observaba mi reacción y el accionar del animal, para comenzar a chupar y morder mis pezones, que creía que estallaban. No creía lo que me estaba sucediendo, Esa frenética y voluminosa penetración, no tardó en llevarme a una sucesión de orgasmos, hasta culminar casi simultáneo, con una prominente descarga de un líquido calido, que excedió mi compartimiento vaginal, haciéndome exhalar una serie de improperios como final de mi enajenación, Cuando me relaje después de la impetuosa relación, detecte un hilo de sangre en mi entrepierna mezclado con el esperma del can, experiencia que nunca he dejado de olvidar.

Bety estaba más que excitada, después de ver mi primer contacto con Eros, se quito su ropa y comenzó a excitar a Brutus, quien no tardo en penetrarla sin contemplación, ante los gemidos y gritos de mi prima que se convulsionaba ante cada empellón que le propinaba el perro. Creo que fue mas violento que la vez anterior, pero me fascinaba, esa escena lleno de morbo, que algo adormecida, veía como la poseía como si fuese su hembra. Esa noche nos acostamos juntas y abrazadas, durmiendo placidamente después de una inigualable sesión de zoofilia.

A la mañana siguiente, decidimos hacer un paseo a un bosquecito cercano a la casa, era un hermoso paraje, y casi pegado corría un arroyo. Disfrutamos del lugar y nos divertimos mucho, corriendo con los animales. Como no teníamos malla, decidimos bañarnos desnudas en el arroyo, aprovechando que era un día caluroso y la pileta estaba vacía.

A continuación de salir del agua nos acostamos para secar y calentar nuestros cuerpos, después de un buen rato, decidimos vestirnos para comer algo y regresar a la casa. Hasta el momento no había ocurrido nada, pero al agacharme para recoger mi ropa para vestirme, Brutus se abalanzo sobre mí, aprovechando mi posición con la intención de cogerme, a lo que caí al suelo con él arriba.

Bety muerta de risa me comenta:

Parece que esta caliente con vos.

  • Creo que si – le contesto.

  • Te animarías a probarlo?

Realmente no estaba preparada, y menos el medio del campo donde podría pasar alguien, pero me tentaba recibir su aparato reproductor,.

Pues acá no tenemos cama.

Ya lo sé –conteste.

Deberás colocarte en cuatro querida prima

En ese instante, descubrí que estaba empezando a gustar, ser poseída por esos animales tan viriles. Sin esperar demasiado, desplazamos una manta colocándome en la posición sugerida por mi prima, apoye mi cara sobre el suelo, levante mi culo abriendo bien mis piernas, para dejar mis tesoros a su disposición. Llamó al perro, sentí su hocico húmedo y frío tratar de entrar en mi raja, pero enseguida percibí su lengua lamiéndola, ya estaba lo suficiente caliente que al sentir su aspereza entre mi vagina y mi ano hizo que rápidamente me viniera

Bety lo preparo, y en cuatro, esperé impaciente que me hiciese suya, apenas se apoyo en mi espalda, emprendió su traqueteo, hasta que después de varios intentos, introdujo su tronco de carne mi cuevita, con un empuje rápido y violento, chocaba su protuberancia genital, contra los labios de mi vagina, que impedían su intromisión. Pero su grueso aparato seguía perforándome una y otra vez, y mi placer no se detenía, sentía como me quemaba mi sexo, completamente lleno, por esa masa de carne, llevándome a un éxtasis jamás sentido. La fricción de su aparato contra las paredes de mi vulva, era cada vez intensa, me asustaba su pelota, a lo que trataba de impedir su paso, cuando intentando acomodarme para no perder el equilibrio, la secuencia de enviones hizo que su bulto obtuviese su propósito..

En es instante grité y maldije por haberlo permitido, pero era tarde, creo que fue un error por que sentí como un desgarro en mi interior, la totalidad de su verga estaba depositada en mi pobre y vejada vagina .Los labios parecieron cerrarse sobre el extremo de su verga impidiendo que se saliese. Al girar su pata, quedamos totalmente abotonados. A pesar del dolor inicial, sentía una agradable presión en la entrada de mi vagina muy cerca del clítoris, era muy placentero y estimulante.

Las permanentes palpitaciones y cortos movimientos, me provocaron un delicioso orgasmo que como oleadas, continuaron repitiéndose. Me había olvidado de Bety y Eros, cuando los vi muy cerca mío como la bombeaba sin reparo. Nos reímos juntas de nuestro comportamiento.

Mi temor fue si en ese momento alguien llegaba a vernos, seria un bochorno, pero estaba gozando tan plenamente que esa idea no me inhibía demasiado, creo que hasta me excitaba.

Cuando sentí la descarga de Brutus su simiente calida y algo ácida, mis hormonas volvieron a convulsionarse, seguida de una serie de gemidos que no podía detener. Note que apenas había acabado, intentaba sacarla, haciéndome desplazar como consecuencia del acople, era como una ventosa. Después de algunos intentos, que parecía abrir mis labios, un ruido como de descorche se produzco al quitarla, seguida de un chorro de su líquido acuoso, bañó mis piernas. Sentía un ardor, pero una satisfacción por lo que me había producido, realmente esa posición era mucho mas placentera.

Después de esta fabulosa cogida regresamos a la casa con nuestros amantes caninos. A partir de ese día se iniciaron una serie de orgías zoo-lesbias, que gradualmente se fueron incrementando, lastima que muy pronto llegó el día en que debimos regresar. Pero el verano siguiente tuvimos la suerte de reiniciar nuestras relaciones, con nuevas experiencias.