Adicta al sexo duro1
La realidad siempre supera la ficción, y mis fantasías estando acompañadas, resultan mucho más placenteras
No es fácil contar que deseas que aquel chico que te pone el café todas las mañanas quieres que te fuerce en los lavabos, ni que sueñas con que unos rudos camioneros te sometan sobre el capó de su camión.
Siempre fueron fantasías, con las que acababa sudada, y mis dedos frenéticos calmando mi sexo.
Menos fácil es contar que tus fantasías de sexo no consentido (por eso lo he incluido en esta categoría) se hicieron realidad.
Este relato es muy típico, pero es lo que pasó.
Llegué una noche de fiesta, la discoteca no estaba muy lejos de mi casa y estaba lo bastante borracha como para no poder coger el coche.
Siempre he sido muy guapa, morena, de pelo largo con ojos verdes y una sonrisa angelical, lo más notable de mi cuerpo son unas piernas torneadas y bien definidas terminadas en un culo prieto y respingón, lo único que no me gusta de mí es mi pecho, algo pequeño para las curvas de todo mi cuerpo, pero hasta ahora ninguno se ha quejado.
Había perdido a mis amigas de vista hacía como quince minutos, a si que decidí salir de la discoteca y dirigirme a casa. A la entrada un grupo de chicos me gritaban de todo, desde: “morena, tú con esas curvas y yo sin frenos” hasta un “si tu culo fuera un banco la metería a plazo fijo”
En realidad me gustaba sentirme observada, saber que disfrutaban mirándome, pero iba tan pasada de vueltas que pasé de ellos, e intentaba estabilizar el suelo.
Pronto vi que había alguien detrás de mí, bueno pronto no, llevaba un rato oyendo pasos, me di cuenta que venían detrás de mí cuando chillaron “Chica”!
-¿Dónde vas tan solita preciosa?
-¿No os cansáis de usar esas frases tan típicas?-siempre he sido un poco bocazas y me apetecía ponerme chula, puto alcohol.
-Bueno chica, ¿quieres pasar un buen rato?
-Eso es como preguntarle a un borracho si quiere un copazo ¿tu madre contigo no se esforzó mucho no?
En realidad era un chico guapo, bastante ancho de espaldas, con una mandíbula prominente y unos ojos negros penetrantes, no me acuerdo de muchos más detalles de su cara.
Notaba que la mano que antes sopesaba mi codo ahora rodeaba fuertemente mi antebrazo, y cada vez veía más lejos mi casa. Estábamos cerca de un pequeño callejón, donde sacaban los cubos de basura todas las discotecas.
-Mira guapa, te he visto bailar y me has dejado con un calentón de cojones.
-¿Y a mí que me cuentas chico? Date una ducha fría.
Antes de que pueda reaccionar me empotra contra la pared y noto su aliento pegado a mi cara, noto sus manos por todo mi cuerpo, y una polla dura me roza a través de la tela de su pantalón.
-Con esos morritos seguro que la chupas de maravilla.
-Lo mismo me dijo un amigo de la zorra de tu madre.
Zas, un bofetón hace que me tambalee, si no es por sus brazos acabo con la cara estampada en la fría acera.
-En el fondo me pone que seas tan chula, pero me apetece quitarte la chulería a pollazos.
Cuando sus fuertes brazos consiguen que me ponga de rodillas opto por callarme porque me duele el lado derecho de la cara, y creo que las cosas van a ponerse realmente feas.
Tengo su polla a dos centímetros de mi cara, nunca me ha encantado eso de comérmelas, pero hasta ahora todos creen que lo hago bastante bien.
Como se da cuenta de que no hago nada el mismo se desabrocha los pantalones, no voy a decir que fuera una polla descomunal, las había visto mejor proporcionadas, pero era ancha y venosa. Me da en la cara y reposa sobre mi mejilla, me coge de la cabeza y hace que me la trague hasta la campanilla de un solo empujón, me agarra del pelo y comienza a follarme por la boca, desagradable es poco, me quedaba sin oxígeno, notaba mi saliva caer por las comisuras de mi boca, y la cabeza también empieza a dolerme del tirón de pelo.
Mis fantasías de sexo duro, no consentido, salvaje o como quieras llamarlo no eran así, en esas acababa disfrutando.
Cuando cree que es suficiente me levanta tirándome del pelo y me aprieta contra la pared.
-La verdad esperaba más de ti preciosa.
-Y tu madre de ti, pero al nacer se le acabaron todas las esperanzas ¿no?
Me tira tanto del pelo que creo que va a dejarme calva, ¿dios por qué cojones no aprenderé a callarme?
-Vamos a ver que hay debajo del vestidito.
Me sube el vestido, no mucho la verdad, era bastante corto, y deja al aire mi culo, con un culotte de encaje negro y motivos decorado en rojo, y me da la vuelta, acabo con la cara estampada con la pared.
-Dios, el vestido te quedaba bien, pero estás mucho mejor sin él.
Comienza a acariciarme el culo, con esas manos fuertes apenas resulta placentero, pero del culo pasa a la parte delantera y sí, sentir esas fuertes manos rozando suavemente mi sexo resulta muy placentero. Frota suavemente, con toda la palma, y empiezo a mojarme, cuando su mano se cuela por dentro de las bragas se me escapa un gemido.
-Muy bien preciosa déjate llevar y así disfrutamos todos.
-Ya chulo, pero como comprenderás los tirones de pelo no son muy placenteros.
Suelta una carcajada en el justo momento en que se ríe uno de sus dedos se cuela en mi encharcado coño y jadeo.
Sé lo que me espera, y con solo imaginarlo me mojo un poquito más....