Adicta al sexo

Sin ningún pudor me coloque frente al carpintero y abrí mi vestido, al verme así desnuda, el carpintero dejo sus cosas y se abalanzó sobre mi

ADICTA AL SEXO

Después de toda la locura que viví en mi último viaje a Santa Cruz (Situaciones que les comente en mis relatos: El Taxista me hizo su puta), retornamos con mi esposo a casa, me prometí a mi misma que empezaría a tener una vida sexual normal y nada fuera de mi casa, y le pedí a mi esposo que no quería volver a jugar, que el sexo que el me daba me satisfacía y era feliz con el.

Estuvimos con mi esposo teniendo una vida sexual bastante activa y normal como pareja, pero debido a su trabajo, se presentó la necesidad de que el viaje otra  ciudad bastante distante de nuestra ciudad y su viaje debería ser por mas dos meses.

Llegó el día y mi esposo se fue de viaje, pasaron unos tres días de su viaje, y ya empecé a sentir su falta, a los cinco días de su ausencia, empecé a usar un consolador, ese era el único instrumento que tenía a la mano para satisfacer mis deseos.

Era sábado, me levante a eso de las diez de la mañana, y como estaba sola en casa, así solo con mi camisón decidí ver una película porno, mientras las escenas pasaban por la pantalla, yo empecé a masturbarme, me acariciaba los senos, luego mi conchita, tome el consolador y empecé a pasarlo por mi conchita haciendo a un lado mi tanguita, el consolador pasaba y pasaba por los labios de mi conchita, luego en un deseo de sentirme poseída, lo acomode a la entrada de mi vagina y empecé a metérmelo poco a poco, mientras lo me lo metía me imaginaba que estaba siendo follada por mi esposo.

Fue cuando me sentí observada, mire a la puerta de mi cuarto y me encontré con los ojos de Roberto, olvide que cuando la empleada pidió ese mes de vacación, me dijo que su hijo Roberto iría todos los sábados a la casa para hacer la limpieza y así aliviarme el trabajo.

Roberto era un joven de unos 19 o veinte años, y que recién había terminado su servicio militar, yo no supe que hacer, estaba ahí semidesnuda con un consolador clavado casi hasta la mitad en mi conchita con mis piernas abiertas y una película porno en el televisor, mi primera reacción fue taparme con la sábana, me quite el consolador me levante y cerré la puerta, creo que el se asusto por mi reacción, porque lo sentí bajar las gradas a la carrera.

Me bañe rápido y baje, encontré a Roberto limpiando la sala, decidí encarar la situación, y le dije que era mejor no comentar la situación con nadie, y que lo que había pasado había sido un accidente, etc., etc.  El se disculpó por haber subido a la planta alta sin avisar y la cosa quedó ahí.

Le dije que iría a hacer unas compras para la semana y que una vez que termine con la limpieza cierre bien las puertas, entonces el muchacho me dijo que ya había terminado la limpieza y que como el acostumbraba acompañar a su mamá a hacer las compras, ya sabia donde comprar todo y si yo quería el podía hacerlo por mi.

Le agradecí, le di el dinero para las compras, el me dijo que compraría todo ese instante pero que las compras las traería al final de la tarde porque iría a jugar fútbol y después de eso me dejaría las cosas, le dije que estaba bien. Esa tarde aproveche para ir al gimnasio, a la llegada a mi casa me bañe y en ves de vestirme tan solo me coloque una bata, ya oscurecía, cuando escuche abrir la puerta de la casa, recordé que Roberto tenia la llave de su mamá y que estaría llegando con las compras, baje a la cocina a recibir las cosas.

Roberto ya había acomodado parte de las cosas, entonces mientras ordenábamos las compras, se cayo una bolsa con varias cosas, yo me incline a recogerlas, fue entonces que Roberto se acerco y apoyo su cuerpo contra el mío, fue su contacto contra mi cuerpo que me hizo tomar conciencia de cómo estaba todo, después de cómo me vio el esa mañana, y el hecho de estar ahora solo de bata, Roberto seguramente pensó que yo lo estaba provocando.

Me tomo de la cintura, le dije que me soltará que le avisaría a mi esposo y también a su mamá, pero sin contestarme y aprovechando la semi oscuridad el me prenso contra el mesón para no darme espacio para que pueda salir de ahí.

Empezó a meterme mano, entonces sentí la dureza de su verga contra mi trasero, la excitación empezó a controlarme, el me empujo contra el mesón obligándome a doblar mi cuerpo hacia delante, me decía que siempre me había deseado, que durante las noches se masturbaba pensando en mi, arrancó mi tanguita de un tirón, llevo su mano a mi conchita, yo instintivamente abrí las piernas, sentí que bajo su pantalón sin soltarme, colocó su verga a la entrada de mi conchita y empezó a empujarla.

La dureza de su verga y su juventud se sentían en la pujanza de sus embates, fue metiéndome su verga poco a poco, mi cuerpo reaccionaba con placer, mis senos estaban duros, mi conchita totalmente mojada, Roberto me metía su verga lenta, pero firmemente dándome placer a cada empuje dentro mío, fue entonces que al ya tener mas de la mitad de su verga dentro mío, el empujo lo que le faltaba de un golpe, arrancándome un gemido de dolor y placer, me abrazó, tomo mis senos y empezó a moverse, Roberto se movía metiendo y sacando su verga de mi conchita dándome el placer que tanto estaba necesitando, fue una follada rápida, y ambos terminamos, yo me separe y subí a mi cuarto, entre directo al baño y me bañe, al salir me encontré con Roberto en la cama desnudo, con su verga dura echado sobre mi cama.

Su actitud me dejo sin saber que hacer, fui guiada como hipnotizada al encuentro de su verga, en cuanto subí a la cama, el tomo mi cabeza y la llevó al encuentro de su verga, empecé a chupársela, el gemía de placer, luego me hizo a un lado casi con violencia, me dijo que si seguía asi le haría terminar y el quería volver a follarme.

Ahora con delicadeza empezó a acariciar mi cuerpo desnudo, paso a besarlo, luego subió sobre mi y empezó a besarme, yo correspondí, con sus piernas separó las mías y colocó su verga a la entrada de mi conchita, subió mis piernas a sus hombros y en esa posición empezó a clavarme su verga, mientras lo hacía me acariciaba y me besaba, sus movimientos empezaron a aumentar su ritmo, yo estaba ya gimiendo de placer, empecé a pedirle que siga, que no pare, que continúe, el me trataba como si fuese su enamorada, me decía cosas bonitas en mi oído sin dejar de follarme, me cambiaba de tanto en tanto de posición enloqueciéndome mas y mas de placer, follamos como locos hasta que terminamos.

Desde ese día deje de usar el consolador y pase a ser usada por Roberto, era un amante siempre dispuesto, viril y con una energía inagotable, cuando yo retornaba del trabajo a medio día, el ya me esperaba desnudo y con su verga erecta, ni bien cerraba la puerta empezaba a desvestirme y me follaba ahí mismo, unas veces en la sala, otras en las gradas, en la cocina, y por las noches, siempre llegaba a eso de las ocho y follábamos como locos casi hasta media noche.

Una noche me llamo, me dijo que estaba a media cuadra y que quería que la espere solo con tanguita y que si no estaba así, el se iría y no entraría.

Yo no le hice caso, cuando entró, yo aún estaba vestida, sin decir nada dio media vuelta y se fue, yo no le dije nada, y dentro mío pensé que al final el que perdía era el, pero estaba equivocada, Roberto no volvió durante dos días, era tal el placer que me daba, que realmente lo necesitaba, así que tuve que llamarlo, cuando lo llame, me hizo prometerle que a partir de ese día haría lo que me diga, sea lo que sea, o no volvería, así que tuve acceder a su pedido.

Me dijo que esa misma noche me pondría al día y que estaba cerca y que quería que lo espere en la sala de la casa echada en el sillón totalmente desnuda, sin dudarlo así lo hice, Roberto entro a la casa y al llegar a la sala y verme como me había pedido entendió que yo haría lo que sea para sentir el placer que me daba.

Se acerco donde estaba, saco su verga y la llevo a mi boca, yo empecé a chupársela hasta que su verga se puso erecta y dura como me gustaba sentirla dentro, me puso de cuatro, paso una crema en mi anito, y empezó a meterme por atrás, pese a su edad, sabia como follarme por atrás, mi ano iba recibiendo mas y mas su verga, me metía poco a poco evitándome causarme dolor.

Cuando su verga me entró completamente atrás, se detuvo un momento sin dejar de acariciar mi cuerpo, cuando entendió que ya me había acostumbrado a su verga en mi ano, empezó a moverse poco a poco metiendo y sacando su verga, yo empecé a gemir de placer y le decía que siga dándome mas y mas, sentí una convulsión fuerte de placer, tuve un orgasmo que me llevó a las nubes, con su verga aún dentro mío, me pregunto si había terminado, le dije que si, entonces fue sacando su verga dentro mío poco a poco, me dio un beso y se fue.

Roberto era un amante con gran dulzura e imaginación, me daba tanto placer que contaba las horas para ser suya, sentirlo dentro de mi, pero esto duro poco, porque a las dos semanas se fue con unos primos a trabajar a España.

La experiencia con Roberto me había dejado adicta al sexo, con él llegábamos a follar dos y hasta tres veces al día, y ahora no tenía con quien hacerlo.

La partida de Roberto dejo un vacío que pretendí inútilmente llenarlo con el consolador, ese viernes particularmente me encontraba inquieta, sabia que necesita ser poseída por alguien, pero la verdad es que no sabía que hacer, eran las siete de la noche, y como es invierno ya había oscurecido algo, sentía el deseo sexual en mi piel, mis senos estaban duros, mis pezones querían ser chupados, y mi conchita anhelaba ser penetrada, pensaba que hacer, y como estaba en mi ciudad, no me animaba a hacer alguna locura por temor a después ser reconocida en la calle.

Quise fumar, pero vi que no tenía cigarrillos, así que salí al almacén del barrio para comprar cigarrillos, ya en el almacén además de los cigarrillos, compre vino y algunas cosas mas que necesitaba, por lo que la compra se hizo un paquete no muy pequeño.

Empecé a caminar hacia la casa, y en el camino me encontré con uno de los guardias privados de seguridad del barrio, el me saludo muy atentamente y se ofreció para llevar el paquete, le agradecí y a tiempo de entregárselo me lanzó un piropo muy galante y delicado, eso hizo que me fije detalladamente en el, era una persona de mediana edad, moreno y bastante simpático, se lo veía fuerte como los que hacen regularmente pesas, cuando llegamos a la casa le ofrecí un café, el acepto y entramos a la casa.

Lo invite a sentarse y mientras le preparaba el café, me comento que era del Beni y que solo estaría unos días mas soltero ya que se iba a casar , y mientras conversábamos el se entero que mi esposo estaba de viaje y yo estaba sola en la casa, me dijo que se llamaba Jaime, nuevamente me lanzo otro piropo, si bien muy educado pero mas atrevido, yo le correspondí con una sonrisa.

Y yo que había estado toda la tarde excitada y deseando ser follada, la presencia del guardia encendió nuevamente mis deseos, mi mente me decía no, pero una vez mas el deseo en mi pudo mas que la razón, disimuladamente abrí dos botones de mi blusa, dejando casi libres mis senos, me senté frente a el y cruce mis piernas de tal forma que le di una visión casi total de ellas, la visión llegaba casi hasta el inicio de mis pompas.

No necesita decir o hacer nada mas, el guardia entendió que me estaba insinuando, pero para estar seguro me dijo que mis piernas eran lindas, yo le sonreí y le dije que si estaba seguro de eso, me pregunto si podía tocarlas, le dije que si, eso le dio toda la seguridad de que estaba frente a una mujer con deseos de ser follada, sin mas dejó la taza sobre la mesa y se me acercó, se agacho y empezó a tocarme las piernas diciéndome que eran las piernas mas lindas que había visto y ahora tocado.

El guardia empezó a acariciar mis piernas, subía y bajaba sus manos por mis muslos hasta tocar mi tanguita y luego las bajaba, hasta que llevo una de sus manos hacia arriba y empezó a acariciar mi conchita sobre mi tanguita, yo ya estaba totalmente excitada y con mi conchita mojada de deseos, termino de desabrochar mi blusa, dejando libres mis senos, sin dejar de acariciar mis piernas, y mi conchita sobre mi tanguita, empezó a chupar mis senos, su mano empezó a masajear mas y mas sobre mi tanguita, yo abrí mis piernas, hizo a un lado mi tanguita y paso a masajear directamente mi clítoris.

Mi hizo pararme y empezó a desvestirme, así ya desnuda, me llevo a la sala e hizo que me recueste sobre el sillón, se quitó el pantalón, entonces vi su verga, era grande, gruesa, levantó mis piernas, acomodó su verga en mi conchita y empezó a metérmela, yo gemía de placer, el guardia mientras me clavaba su verga no paraba de acariciar mi cuerpo, a ratos chupaba mis senos lo que hacía que mi excitación aumente mas y mas.

Yo estaba tan excitada, que cuando se levanto y llevo mi boca al encuentro de su verga no puse ningún reparo y empecé a chupársela, el guardia me decía que siga que no pare, pero empezó a moverse como follándome la boca, entendí que estaba por terminar, pare y le dije que me la meta nuevamente, el  hizo que me coloque de cuatro y desde atrás volvió a clavarme su verga en mi conchita y empezó a moverse a un ritmo realmente enloquecedor, tuve un orgasmo que me hizo estremecer, me metía su verga moviéndose rápidamente y a instantes paraba, yo en mi deseo de sentirlo dentro empujaba mi conchita a su encuentro, entonces el me metía de golpe dándome aún mas placer, el guardia aumentó aún mas su ritmo, lo que me provocó un nuevo orgasmo y esta vez sentí como mi conchita se llenaba con su semen aumentando aún mas y mas mi placer.

Me dijo que tenía que volver al trabajo y que si quería repetir la culeada lo llame, le dije que eso no volvería a pasar y le pedí que por favor no comente lo sucedido con nadie, entonces me dijo que no me preocupe, que aún si contara lo que paso, nadie le creería, porque todos los guardias del barrio decían que era una señora muy fina y que yo no miraba a nadie.

Después de lo que paso con el guardia, recapacite sobre el riesgo de hacerlo con el, en mi casa y en mi barrio, me dije a mi misma que no lo haría mas, pero eso no solucionaba mi deseo de sentirme deseada, sabia que solo el ser penetrada podía apagar mi fuego, estuve en seco varios días.

Una mañana mi esposo me  llamó y me pidió que le envíe unos aparatos técnicos que los necesitaría en una semana para completar su trabajo, colgué y  llame a la aerolínea que tendría que transportar los aparatos y equipos, me indicaron que solo podían transportarlos si estaban bien embalados en cajas de madera.

Lleve los equipos técnicos a mi casa y busque en el periódico algún carpintero para hacer el trabajo, después de varios intentos, al fin uno de ellos acepto hacer el trabajo en mi casa.

Al día siguiente llegó el carpintero, un hombre mayor, con su ayudante un muchacho bastante joven, entraron, y luego de ver los instrumentos, acordamos el precio, y el carpintero se fue a comprar la madera mientras su ayudante envolvía los equipos con esponja.

Mientras ellos trabajaban en la sala, yo subí a mi dormitorio y me puse a ver una película, entonces vi. que sobre el televisor estaba el video porno que la última noche habíamos visto con Roberto antes que se vaya de viaje, lo coloque y empecé a verlo.

Mientras lo veía, las imágenes y el recuerdo del placer que me daba Roberto me encendieron, empecé a masturbarme, estaba realmente excitada, el ruido en la sala me recordó que estaban el carpintero y su ayudante, me levante, me coloque un vestido con botones adelante y sin nada por debajo, así excitada, baje, ellos estaban ocupados trabajando, les ofrecí un refresco, les serví y mientras lo tomaban conversamos un poco de todo, ahí me entere que eran de otra ciudad y que solo estarían unas semanas, subí nuevamente a mi dormitorio, las imágenes de la película porno encendieron nuevamente mi deseo, el martilleo de la sala me volvió a la mente al carpintero y su ayudante, entonces recordé que no eran de mi ciudad y que solo estaría unas semanas y luego se irían, esto me dio un chispazo y vi la oportunidad para apagar mi fuego, así que terminé por decidirme.

Baje y le pedí al ayudante que fuera a comprarme una cajetilla de cigarrillos al almacén que estaba a algunas cuadras de mí casa, ni bien salió el ayudante, sin ningún pudor me coloque frente al carpintero y abrí mi vestido, al verme así desnuda, el carpintero dejo sus cosas y se abalanzó sobre mi, era rudo, torpe, empezó a tocar mi cuerpo con cierta desesperación, me guió sobre la alfombra de la sala, saco su pantalón, se hecho encima mio, me hizo separar las piernas y empezó a follarme.

El carpintero era torpe, rudo, pero esta nueva experiencia empezó a gustarme, le pedí que siga que no pare, eso lo incentivo más y aumentó el ritmo de su verga en mi conchita, yo gemía de placer, el carpintero agarraba mi trasero obligándome a levantarlo, lo que hacía que su verga me entre mas adentro, luego me hizo colocar mis piernas sobre sus hombros y volvió a clavarme su verga, en esa posición lo sentía totalmente dentro mío, tuve un orgasmo increíble, si bien fue una follada rápida, el ayudante nos encontró así follando porque cuando mire hacia la puerta de la sala, vi que el ayudante estaba ahí parado mirándonos.

Entonces me ofrecí a el, pero fue un intento fallido, creo que estaba tan excitado por lo que vio que ni bien su verga toco mi conchita se vino bañándome con su semen, lo que le provocó la caída rápida de su verga, entonces avergonzado se levanto y salió de la sala.

A partir de ese día y por los siguientes tres días fui visitada por el carpintero y su ayudante, ya no clavaban las cajas, ahora se dedicaban a clavar sus vergas a mí.

El carpintero era un tipo rudo, le encantaba clavarme su verga con violencia, era diferente a todas las folladas, tenía una verga corta, pero bien gruesa, cuando me estaba entrando sentía mi conchita llena, a veces parecía que no iba a entrar, pero mi excitación de tenerla dentro era tal, que mi conchita lo recibía.

El segundo día el carpintero me hizo cabalgarlo y le dijo al ayudante que me metiera por atrás, yo les dije que no, pero entonces me dijo que una mujer tan arrecha por verga con seguridad no era virgen del culo, así que sin mas, me sujeto con su verga en mi conchita, me hizo doblarme hacia delante dejando mi trasero a disposición del ayudante, le pedí que se ponga crema para no lastimarme, así lo hizo, y empezó a metérmela.

Si bien la verga del ayudante no era muy grande, el hecho de tener la gruesa verga del carpintero en mi conchita dificultaba que pueda meterme por atrás, entonces el carpintero saco su verga de mi conchita y el ayudante empezó a meterme su verga en mi colita, esto me provocó un dolor agudo por lo que gemí de dolor, el carpintero empezó a acariciar mi conchita, y el ayudante empezó a moverse en mi cola despacio, el dolor fue cambiando a placer, yo empecé a gemir ahora de placer, entonces el carpintero acomodó nuevamente su verga en mi conchita, y por el peso de mi cuerpo me la clavo de golpe, me sentí rasgada, partida, era una mezcla de dolor y placer  increíbles, ambos empezaron a moverse acompasadamente, yo pedía mas y mas, eso los incentivaba y ahora parecía una competencia entre ambos para ver cual me hacía gemir mas de placer.

Era increíble, tenía las dos vergas dentro mío, y la mezcla del placer en mi cola y en mi conchita me estaban provocando múltiples orgasmos, yo gemía y gemía de placer, les pedía que sigan, que no paren, hasta que terminamos prácticamente juntos y fui inundada de gratificante placer por adelante y por atrás.

El tercer día llegó solo el carpintero, terminó de embalar los aparatos que tenía que enviar por avión y cuando me acerque a pagarle por su trabajo, tomo el dinero, lo guardó y me agarro de la mano, saco su verga fuera de su pantalón y tomándome por los hombros me hizo agachar y llevo mi cabeza en dirección a su verga.

Yo empecé a chupársela, lo que hizo que su verga se ponga totalmente erecta, entonces me tomo de la mano, me llevo a la sala y me desnudo, el se quito solo el pantalón y empezó a follarme, mientras me estaba follando, sonó el timbre, una y otra vez, el carpintero me dijo que seguramente sería su ayudante con la lona para envolver las cajas.

El carpintero se paro y fue hasta la ventana, hizo una seña y me dijo que era el ayudante y que permanezca como estaba, porque el aún no había terminado y que seguramente su ayudante también querría darme la culeada de despedida.

Entro el ayudante, pero no venia solo, con el entraron dos muchachos mas, yo quise levantarme, pero el carpintero se colocó sobre mi, y me dijo que eran sus otros sobrinos que trabajaban con el, y que lo que comía uno, comían todos.

El carpintero me izo abrir mis piernas y volvió a clavarme su verga, yo estaba tan excitada que no me importo la presencia de los otros, los tres muchachos se acercaron, y mientras el carpintero me follaba, los otros empezaron a acariciarme, uno tomo uno de mis senos y empezó a besarlo y chuparlo, entonces el otro paso a imitarlo con mi otro seno, y el ayudante libero su verga de su pantalón y la colocó en mi boca, era una locura, tenía al carpintero follando mi conchita, el ayudante follando mi boca y los otros dos dedicados a mis senos y mi cuerpo.

El carpintero hizo que los otros se aparten, me abrazó y empezó a besarme, aumentó su ritmo, mientras jadeaba, entonces lo sentí terminar, eso me provoco un orgasmo.

El carpintero de levantó, entonces el ayudante, con delicadeza me izo colocar de cuatro, paso crema en mi colita, no necesitaba decir nada, entendí que sería follada por ahí, acomode mi cuerpo para recibirle y el empezó a follarme la cola, entonces uno de los muchachos se echó debajo mío y colocó su boca en mi conchita pasando a chupar mi clítoris, lo que me hizo escapar gemidos de placer, la verga del ayudante follando mi colita y la boca del otro en mi conchita me estaban dando un placer increíble, hasta que el ayudante termino.

Entonces el que estaba solo mirando, tomo el lugar del ayudante y en esa posición empezó a meterme su verga en mi conchita, el que había estado chupando mi clítoris y mi conchita se paro y colocó su verga frente a mi, agradecida tome su verga con mi boca y empecé a chuparla, estaba tan excitada, que tuve un orgasmo que sacudió mi cuerpo, el que me estaba follando la conchita aumento su ritmo y el que estaba frente a mi empezó a follarme la boca, hasta que el que estaba comiéndose mi conchita termino inundándome de placer, entonces el que estaba delante mío, me hizo echar, se colocó entre mis piernas y me metió su verga, creo que ambos estábamos tan excitados que terminamos juntos ni bien me la metió.

Subí a mi cuarto a bañarme, demore bastante, cuando salí y baje ya vestida, vi que las cajas estaban perfectamente embaladas y envueltas, sobre una de ellas un papel que decía: "Hermosa señora, estamos a sus ordenes para lo que quiera".

A los pocos días se incorporo la empleada, me dijo que Roberto me mandaba saludos muy especiales, sentí nostalgia de las noches de placer que el me había dado.

Estuve así unos días, pero nuevamente la necesidad de tener sexo estaba volviendo a obsesionarme, y para que mi esposo retorne faltaba todavía un mes.

Pasaron unas dos noches, y esa noche a eso de las diez de la noche tocaron a la puerta, era el vehículo de la seguridad del barrio, el supervisor me dijo que habían detenido a unos sospechosos en la zona, y que estaban redoblando la seguridad, y que si aceptaba que coloquen una caseta de seguridad en mi puerta, claro que acepte.

Pasaría una media hora y escuche ruidos en la calle y vi que estaban acomodando la caseta de seguridad al lado de la puerta de la casa, decidí salir a ver, entonces me encontré cara a cara, con Jaime, el guardia que ya había estado en mi casa semanas atrás.

El supervisor que estaba con el, me dijo que así estaría mas tranquila, y me pidió que por favor lo colabore invitándole al guardia un te o café caliente, o algunas veces una sopa, ya que como estaban toda la noche, su trabajo era pesado, le dije que no se preocupe, y los invite a ambos a pasar a tomar un café.

Ambos aceptaron y pasaron, mientras tomaban su café, llamaron al supervisor por su radio indicándole que tenía que ir a la Policía para dar el informe de los detenidos, el supervisor me agradeció el café, se disculpo por no terminar su taza y salió a la rápida.

Ni bien cerré la puerta, el guardia me tomo desde atrás y empezó a meterme mano, me decía que todo ese tiempo había estado pensando en mi y que estaba con deseos locos de volver a culearme, saco su verga y apoyándome contra la puerta separo mis piernas, arranco mi tanguita, yo abrí mis piernas, mi conchita estaba totalmente mojada, entonces sentí su verga entrándome, ya mas tranquilo, empezó a desabotonar mi vestido y empezó a acariciar mis senos y mi cuerpo, después de un rato, saco su verga, me llevó hasta la sala y me hizo echar sobre la alfombra.

Ahí se quito toda la ropa, vi que era realmente un hombre lleno de músculos y muy fuerte, entonces termino de desvestirme y empezó a besar todo mi cuerpo, llego besando mi cuerpo hasta mi conchita y empezó a chuparla, yo empecé a gemir, chupaba mi conchita y mi clítoris de tal forma que me empezó a desesperar por tenerlo dentro, le pedí que paren que por favor me la meta de una vez, pero el continuó con lo que hacia, nuevamente casi le implore que me folle de una vez.

Jaime, el guardia entonces colocó mis piernas sobre sus hombros y empezó a follarme, yo estaba tan excitada que empecé a gemir de placer y a pedirle mas y mas, mientras me follaba me decía si le gustaba, yo le decía que si, que siga, que no pare, luego me colocó de cuatro y volvió a follarme mi conchita en esa posición, el sentir su verga dura en mi conchita y sus manos y brazos fuertes acariciando mi cuerpo me enloquecían de placer.

Después me llevó contra la ventana de la sala que da a la calle, y volvió a meterme su verga, mi excitación era tal que ni me percate del peligro de que alguien nos viera, yo le pedía más y mas, Jaime era un maestro al follarme, su verga era gruesa y larga, por lo que me daba un placer total y lo sentía llenarme toda dentro mío, así follamos hasta que tuve un orgasmo increíble cuando lo sentí llenarme con su semen.

Mientras el se vestía y yo cubría mi cuerpo con mi vestido, me dijo que como su caseta estaba en mi puerta, ahora podría estar a mi disposición todas las noches, y que todo lo que tenía que hacer era llamarlo.

Se me acerco para despedirse, yo quise evitarlo, entonces me forzó por los hombros y me izó arrodillarme, saco su verga todavía mojada con su semen y la llevo al encuentro de mi boca, yo simplemente abrí mi boca y empecé a chupar su verga como limpiándola, su verga volvió a cobrar vida y en pocos segundos estaba nuevamente dura, el guardia, me quito el vestido, me llevo al sillón de la sala, y volvió a clavarme su verga, yo volví a encenderme, con su verga en mi conchita le pedía mas y mas, esta vez fue una follada rápida pero al sentirlo terminar, volví a tener otro orgasmo que me sacudió de placer.

Esta vez el guardia estando yo aún echada en el sillón, me dio un beso y me dijo que lo repetiríamos al día siguiente, yo ahora sabía que los siguientes días o mejor dicho, días y noches serían de mucho placer…

AUTORA: dosxdos

EMAIL:   dospordos2006@yahoo.com