Adicta al semen

Desde que llegue a cierta edad el sexo ha sido algo importante en mi vida, me gustan los tíos, me gusta follar y me gustan las poyas. Me gusta ponerles cachondo, hacerles desear follarme, hacerles desear que les coma el rabo y todo esto sabiendo que yo, más que ellos, estoy deseando ser follada...

Desde que llegue a cierta edad el sexo ha sido algo importante en mi vida, me gustan los tíos, me gusta follar y me gustan las poyas. Me gusta ponerles cachondo, hacerles desear follarme, hacerles desear que les coma el rabo y todo esto sabiendo que yo, más que ellos, estoy deseando ser follada y hacerles una buena mamada.

Pero llegó un momento en que decidí que lo que más me gustaba era jugar con el semen. Personalmente, le quito toda su mística a eso de "correrse dentro" no tiene ninguna gracia, seguramente será porque normalmente estoy tan húmeda, caliente y sudorosa que aunque lo noto no me apasiona ni me lleva al orgasmo.

Con uno de mis novios, de corrida especialmente abundante, estuve especialmente inspirada. Cuándo comenzamos a salir no hacíamos el amor, sólo jugábamos y nos marturbábamos mútuamente, allí descubrí los enormes chorros de semen que era capaz de generar. Acostumbrada a mis anteriores relaciones me parecía un grifo sin fin, un juguete con muchas posibilidades.

Mi imaginación se disparó desde ese descubrimiento de “el grifo”. Os voy a contar unas cuántas anécdotas que me gustaría compartir con vosotros.

Una noche, habíamos quedado con la cuadrilla, en realidad mi cuadrilla, amigas mías y sus novios. Quedamos primero las chicas y tuvimos charla sobre sexo (como otras muchas veces), el caso es que acabé apostándoles que era capaz de, en algún momento de la noche, llevármelo al baño, hacerle una paja, que se corriera en mi canalillo y llevar su semen en la parte baja de mi escote para enseñárselo a todas. A él, por supuesto, no le dije nada, pero la apuesta era suculenta, de hecho el premio era una foto erótica de cada una de ellas con sus chicos, vamos, que quería ver poyas.

Salimos, empezamos a ir de bar en bar, beber... cuando estaba ya suficientemente lanzada, agarré a mi novio, me lo llevé al baño, le senté en la taza y:

  • Ahí quieto, tengo ganas de cascartela, así que sólo disfruta.

Me quité la blusa y el sujetador, le puse un rato mis tetas en la boca y le dejé jugar con su lengua y sus manos. Me puse de rodillas, le saqué la poya. La tenía dura, muy dura, empecé a jugar con ella, primero besitos suaves, luego le masturbaba mientras le besaba en la boca, luego pasé a metérmela en la boca lo más profundo que podía. Le dije

  • Quiero que te corras en mis tetas

Se puso de pie y comenzó a masturbarse mientras apuntaba a mi canalillo, yo jugaba con sus huevos y mientras me pellizcaba un pezón. Zas.... llegaron los enormes chorros de semen a los que me tenía acostumbrada, uno de ellos quedó perfectamente colocado en mi canalillo escurriendo entre mis tetas. Me levanté, le besé y me puse el sujetador y la blusa sin limpiarme.

  • ¿No te vas a limpiar?

  • Pues no, quiero oler a ti.... y enseñarles a mis amigas tu corrida ¿a que te pone cachondo?

  • Serás golfa, no voy a poder volver a mirar a tus amigas a la cara

  • Pues mírales el escote y listo, seguro que te gusta

Volvimos con la cuadrilla y disimuladamente pase de amiga a amiga enseñándoles la parte baja de mi escote, donde se había formado contra el sujetador un "lagito" blanco. Miraban, me miraban, le miraban, risas y mi novio totalmente colorado.

En otra ocasión conseguí dos de los mejores polvos de mi vida. Nos habíamos ido de fin de semana rural a una casita con piscina climatizada. La piscina es compartida, y me dediqué a ponerle cachondo en la piscina durante el día, que si le sobaba el paquete bajo el agua, que si le enseñaba disimuladamente los pezones cuando nadie miraba, en una ocasión le cogí la mano y la puse dentro de mi biquini...

Llegó la noche y después de cenar y ver una película yo pensaba que íbamos a ir a la habitación a echar un buen polvo, pero viendo que la piscina estaba vacía, estaba apartada de los apartamentos, había poca gente y que casi todo eran parejas con hijos nos fuimos a dar un baño. Que si te rozo, que si te toco... acabamos desnudos en la piscina y follando en el agua. Decidí que esa vez quería beberme su corrida, pero no me dio tiempo, me estaba montando en el borde de la piscina cuando note como me inundaba con su semen. Le dejé acabar y salí del agua, me senté en una esquina, abrí las piernes y le enseñé como su lefa caía sobre las baldosas del suelo.

Me metí en el agua y con medio cuerpo fuera chupé, lamí y surbí la mezcla de mis jugos y su semen que había caído al suelo. Pude ver como se ponía otra vez cachondo mientras me veía comer ese jugoso manjar, decidí ayudarle y le hice una buena mamada para ponerle más a tono.

  • vamos al apartamento

Salimos del agua, él se vistió, yo sólo me puse la toalla, cuando cerramos la piscina teníamos un paseo de unos 20 metros hasta nuestro apartamento, me puse delante de él, me quité la toalla, quedando completamente desnuda y dejándole con la boca abierta fui andando hacia el apartamento. No se si había alguien en las ventanas, pero se que si lo había disfrutó del espectáculo tanto como mi novio.

Llegamos a la habitación, y a pesar de haberse corrido unos minutos antes, me estuvo haciendo el amor durante casi dos horas. No hay nada como calentar mucho a un tío para verificar su capacidad de aguante.

En otras vacaciones, nos fuimos a un balneario de esos de lujo con aguas termales, masajes y piscinas de agua caliente. Todas las mañanas nos subían el desayuno, lo dejaban en una bandeja en el porche del apartamento. El caso es que habitualmente nos pillaban en pleno polvo matutino, siempre me ha encantado despertar a mi niño con besos, caricias y metiendome todo su pene en la boca hasta que lo noto crecer y está tan empalmado que ya no me cabe en la boca. El segundo día, estabamos en pleno polvo cuando tuve una malísima idea cuando le estaba montando. Paré de repente, salí desnuda al porche, cogí la bandeja y entre en la habitación, dejé la bandeja junto a la cama y seguimos a lo nuestro.

  • ¿Para qué has salido? - me dijo entre jadeos

  • Luego te lo enseño - repliqué como pude

El caso es que volví a parar cuando ví que estaba a punto de llenarme de semen, cogí la mermelada y tumbándome en la cama me la repartí entre las piernas. Lo captó a la primera y me estuvo comiendo el coño hasta que ya no quedó ni una gota.

  • ¿Más? - me preguntó

  • Claro

Me volví a levantar, cogí una tostada, la mantequilla y otro paquete de mermelada, me eché mermelada en los pezones y más en el coño y le dije:

  • Sigue mientras me unto la tostada.

Así hicimos, mientras el me chupaba los pezones y me llegaba a un maravilloso orgasmo yo me las apañaba para untarme la mantequilla en la tostada. Cuando acabó, cerré las piernas.

  • Vale, machote, ahora me toca a mi, túmbate que esta tostada está un poco sosa, que te has comido toda la mermelada. Abusón.

Se tumbó y comencé a jugar con su miembro, mamadas, besitos, masturbación... así estuve un rato, hasta que decidí que era el momento y comencé a mamarsela salvajemente, paré un momento y seguí con mi mano, tenía los ojos cerrados, estaba gozándola. Cuando empezó a gemir más fuerte, síntoma de que iba a tener una eyaculación brutal, cogí la tostada y la coloqué, toda su leche caía sobre la tostada justo cuando abría los ojos:

  • ¿Qué vas a hacer?

  • Nada especial, ¿vamos a desayunar?

Nos fuimos desnudos a la mesa, sobra decir que me desayune la tostada con mantequilla y esa enorme corrida que tiene mi novio. Le miraba eróticamente mientras lo hacía y se estaba poniendo malo, tanto que esa mañana no bajamos a la piscina termal, estuvimos toda la mañana en la cama folleteando.

La última anécdota que os voy a contar fue también con dos de mis amigas, era veranito y estabamos en una terraza en la playa a las tantas de la mañana, se estaba genial en la calle, así que decidimos que nos tomaríamos otra ronda. Mis amigas y yo solemos tomar Malibú con piña, muchas veces le he dicho que el blanco del malibú me recuerda a su semen, así que se me ocurrió otra maldad.

Nos levantamos "mi grifo" y yo y nos fuimos dentro del bar a pedir, pedimos tres Malibús para mi y para mis amigas y un ron con cocacola para él. Nos sirvieron y cuando íbamos a salir le llevé al baño y le propuse el plan:

  • Vamos al baño que me apetece pajerte

  • Quieres tu tragito de lefa, ¿no guarrona?

  • Claro cariño, sabes cuanto me gusta

Como me esperaba por él encantado, le dejé sobarme mientras le comenzaba a meter mano, y cuando le tuve suficientemente caliente comencé a mamarsela para que pensara que quería tragarme su corrida como en otras muchas ocasiones. Cuando le noté a punto de correrse saqué su poya de la boca, cogí uno de los malibús y apunté su pene para que se corriera en el baso.

  • ¿Pero qué haces?

  • Nada, quiero que te corras en el malibú para saber a qué sabe

Estaba alucina y escitadísimo a la vez, lo que él no sabía es que le hice correrse en los tres Malibús. Cuando acabó, me miró con cara preocupada

  • ¿Esperas que no lo noten?

  • Tranquilo, ya verás como no, y ya verás lo morboso que va a ser que veas a mis amigas tomarse unos traguitos de tu corrida.

Para ponerle más cachondo limpié con mi lengua las gotas que habían quedado en los bajos, mezclé bien la bebida hasta que pensé que ya no se notaba lo que habíamos hecho y nos fuimos a la mesa con mis amigas.

  • Habéis tardardo mucho

  • Ya sabes, un calentón y me lo he llevado al baño - risas ante una mentira verdadera y novio colorado que confiesa que así ha sido

Un rato de cháchara, disfrutando de la tranquilidad de la noche, miradas entre mi novio y yo, complices del delito y risas disimuladas cuando una de mis amigas dice:

  • No sé cómo preparan aquí los Malibús con piña, pero están buenísimos. - Trago enorme para apurar las últimas gotas de la bebida

Cuando llegamos a casa el polvo fue de vértigo. Puede que otro día continue contándoos con mis "comidas" de semen.