Adicta a mi primera polla negra (última parte)
Última parte de mi primera experiencia con un viejo afrocolombiano... pervertida por mi marido quien me ha transformado en una putona de viejos cochinos. Mi marido goza cuando me obliga a contarle cada infidelidad con lujo de detalles... Última parte de como me hice adicta a las vergas negras.
Don Aurelio estaba a punto de explotar, me tomó y me tumbó sobre el sillón, abrió completamente mis piernas, hizó que corriera mi colalles y me penetró con su lengua... chupó mi zorra como nunca me lo habián hecho, yo agarraba fuertemente su cabeza y gemía como una loca... ya no podía contenerme... "papito soy tu puta" le gritaba. Cuando estaba a segundos de correrme, ya toda mojada, me metió dos dedos en mi culo mientras seguia deborando mi chocho con su boca... ahí estallé... mi orgasmo fue espectacular, grite, gemí y lloré de placer... ´mi orgasmo fue en mi sapo y en mi culo simultaneamente, nunca antes había sentido eso...
Mi nuevo macho estaba fuera de sí, me levantó, se sentó en una silla y me puso sobre él... su verga entró de un golpe en mi zorra hiper lubricada... me sentí en el cielo. Otro orgasmo llegó a estremecer mi cuerpo... mi negro no me daba tregua, succionaba mis tetas con frenesí, me mordía mis duros pezones y manoseaba mi culo como un salvaje. En ese minuto me enamoré... de las vergas negras.
Me exitaba estar sólo con colaless y botas comiéndome el pico más grande de mi vida. Me enloquecía que fuera en mi casa con permiso de mi marido, más bien obligada por mi marido. Gritaba mientras me ensartaban ese tremendo mienbro, sentía su dureza en las paredes de mi chocho, la sensación era como si volviera a perder la virginidad.
Mi macho no paraba de decirme cochinadas, me volví a correr... Aurelio se detuvo... me tomo de la mano y me llevó a la cama matrimonial. Me calenté más y le decia deja tu olor de macho en mi cama... me lo ensartó tan fuerte que pensé que me iba a desmayar de placer... sentía su pico en el estómago, sentía sus venas. Lo abrazaba y le daba mi lengua con pasión, le ponía mis tetas en su boca, le suplicaba que me las mordiera mientras abría al máximo mis piernas... no paraba de gemir, en realidad gritaba y no dejaba de pedirle que me rompiera el sapo.
De pronto paró... me dió vuelta con violencia y me dijo "ahora te voy a culiar como nunca te han culiado puta", mi culito se mojó, no se como, pero se mojó, lo levanté y abrí mis piernas, paré el culo lo que más pude, lo abrí con mis manos y le rogué que me lo rompiera... me escupió varias veces, sentia su saliba golpear mi chico, puso su gran cabeza en la entrada de mi ano... me agarró muy fuerte de las caderas y me ensartó por lo menos la mitad de su miembro... grité de dolor, le pedí que parara y fue peor... me embistió con más fuerza, seguramente los vecinos escuchaban mis alaridos... le abrí más mi culo y el dolor se mezcló con el placer...
Dios mio le dije... rómpeme el hoyo papito por favor, quiero que me duela más... eso era lo que faltaba, Don Aurelio se volvio una bestia... y yo tuve varios orgasmos seguidos que hacían que mi cuerpo se contorcionara como una loca y más gritaba RÓMPEME EL CULO PAPITO, SALVAJE, MACHO MIO...
Me lo ensartó hasta el fondo y empezó a gritar que me llenaría de leche el chico... sentí sus fuertes chorros de sus mocos y acabé nuevamente... el enorme cuerpo de mi macho se relajó y snetí todo su peso sobre mi.
Nunca he sentido tanto placer... luego se recuperó y el placer continuó... esa noche y muchísimas noches más, en el barrio todos se dieron cuenta que era mi macho... pero esa es otra historia.