Adicta

Lucia se ve envuelta con un ex profesor que la sumerge en las drogas y en un acuerdo de negocios muy doloroso.

Lucia se miraba al espejo. Sus ojos eran el marco perfecto para la tristeza. Se veía muy mal, estaba despeinada y con unas profundas ojeras. Eran las seis de la mañana y hacia varias noches que no dormía bien, es mas no recordaba cual había sido la última noche de buen sueño que tubo. Llevaba una musculosa de algodón color negro y unas bragas blancas un poco maltrechas. Tenía un mal sabor en su boca y como se encontraba en un hotel de mala muerte no tenia forma de quitarse ese sabor. Tenía las muñecas marcadas y un moretón cerca de su codo. Se asomo por la puerta del baño y observo en la penumbra la enorme figura del hombre con el que había pasado la noche. Era el dueño de una remisoria de la zona, un hombre muy desagradable pero de buen pasar económico y siempre conseguía droga fácilmente. Eso era lo único que importaba en el mundo de Lucia, pero no siempre había sido así.

Tres años atrás, Lucia estudiaba en la Universidad de Buenos  Aires, cursaba la carrera de diseño grafico y le iba bastante bien. Con sus veintidós años era una joven muy enérgica y de un humor muy alegre. Tenía varios amigos, con los que salían a varias fiestas y clubes nocturnos. Vivía sola en un pequeño departamento de dos ambientes que difícilmente pagaba con su trabajo de secretaria en una empresa de telefonía, y ahorraba para comprarse un ordenador para poder estudiar y trabajar.

Siempre que podía hacia ejercicio o salía a correr al parque. Era de tez blanca, de un físico cuidado, ella se acomplejaba un poco con que le faltaba mas pecho, pero se sentía orgullosa de su abdomen, sus piernas perfectamente esculpidas y su hermoso y perfecto culo. Tenía unos ojos verdes que eran la envidia de sus amigas, eran una ventana al alma.

En una de sus tantas salidas, durante una fiesta de egresados conoció a Raúl. Era un diseñador grafico reconocido y de mucha experiencia. Había sido profesor de Lucia en su primer año en la carrera, pero luego Raúl había renunciado porque trabajaba en el extranjero. No era un hombre muy atractivo a decir verdad, pero era muy inteligente y carismático. De buen vestir y modales educados había logrado enamorar a más de una de sus alumnas.

La noche fue avanzando y la fiesta creciendo, la música retumbaba en local y el alcohol corría por la sangre de los jóvenes que reían y se divertían en la pista de baile. Lucia bailaba en el centro de la pista junto a sus amigos, bajo la mirada penetrante de Raúl que se encontraba en una mesa cerca de una de las esquinas del lugar. Lucia vestía una falda corta y una remerita ajustada, tenía el pelo sujetado en una larga cola de caballo y bailaba animadamente al ritmo de la música. Muchas jóvenes atractivas se encontraban en el lugar, pero Raúl solo tenía ojos para Lucia.

La noche estaba llegando a su fin, en el lugar quedaban pocas personas y Lucia se encontraba solo con una amiga, las dos reían fuertemente delatando su estado de ebriedad, algunos muchachos pasaban cerca intentado aprovechar la situación, pero Lucia los rechazaba fríamente burlándose de ellos. Raúl se acerco a las jóvenes y espero el momento indicado para acercarse a Lucia, noto que estaban las solas ya que sus demás compañeros se habían ido del lugar. Tras unos minutos Raúl observo que Lucia y su amiga se dirigían a la salida del lugar. Raúl las siguió hasta la vereda en donde vio como se despedían y la amiga de Lucia tomaba un taxi, dejando a Lucia sola, a la espera de otro. Era la situación perfecta que Raúl había esperado.

-¡Ey! Lucia...- Raúl dio unos pasos y se acerco.

  • Hola, ¿todavía sigue acá?

  • Si, me divertí mucho. Ya me iba y de casualidad te vi aquí sola.

  • Si, lo que pasa es que ya se fueron todos mis amigos.- Raúl notaba que Lucia estaba alcoholizada e intentaba disimular su estado. Le causo un poco de gracia y lo alentó a seguir.

-¿Quieres que te alcancé a algún lado?- Raúl trato de sonar lo mas casual posible. Lucia se lo quedo mirando. Raúl temió lo peor, pero para su sorpresa Lucia acepto su invitación, después de todo era su ex profesor y ella pensaba que conocía a Raúl y le resultaba inofensivo.

Caminaron hasta la esquina, Raúl la guió hasta su auto, Lucia se tambaleaba un poco pero intentaba controlar su equilibrio, no quería que Raúl se diera cuenta de su estado, la avergonzaba un poco. Llegaron a un lujoso auto importado, era bastante grande, Raúl la ayudo a subir a Lucia sosteniéndole la puerta como todo un caballero.

Una vez los dos adentro, Raúl tomo las llaves del auto y encendió el motor. Lucia miraba encantada el interior de aquel auto, tenía los asientos forrados en cuero y adornos en madera. Era todo lujo.

-¿Te gusta?

  • ¡Si! Es muy lindo el auto. La verdad que estoy sorprendida. – Raúl esbozó una sonrisa.

Pasaron el rato hablando de su pasado como alumna y profesor, ella le preguntaba secretos de los demás profesores, y el respondía alegremente. Lucia seguía con sus preguntas mientras Raúl no se perdía detalle del escultural cuerpo de su ex alumna que sin notarlo, seguramente debido al alcohol, permitía que su pollera subiera milímetro a milímetro sin arreglarla. Los muslos de Lucia iban quedando desnudos segundo a segundo.

-¿Qué le pasa profe?- Raúl se sobresalto.

  • Nada... nada, solo me quede pensando en el pasado. Raúl fijo la vista en el camino.

Sin saber que decir Lucia guardo silencio. Un momento incomodo se produjo entre ellos dos. Raúl sabía que peligraba la situación.

  • Me siento mal.- Dijo Lucia. - ¿Podría detener el auto?- Lucia cerro los ojos acusando un mareo.

  • Claro, ¿necesitas algo?- Raúl detuvo el auto junto al cordón. Lucia seguía con los ojos cerrados, estaba un poco pálida.

  • Ya vengo, voy a buscarte un poco de agua. Quédate aquí descansando.- El hombre salio rápidamente en busca de agua.

Raúl se encontraba junto a Lucia, que seguía con los ojos cerrados. Él la ayudo a tomar unos sorbos de la botella y con un pañuelo humedecido en agua mojo la frente y la nuca de Lucia que lentamente recobraba su color.

-Gracias.- Lucia lo observo agradecida, Raúl esquivó su mirada.

-Ahora descansa un momento, mejórate y después te llevo a tu casa. – Lucia acepto el consejo,  se acomodo en el asiento y se dispuso a tomar una pequeña siesta. Raúl le ayudo a reclinar el asiento, casi llegando a los ciento sesenta grados.

Lucia dormía placidamente, la falda le cubría la mitad de los muslos, estaba con las piernas levemente separadas y sus brazos se entrecruzaban a la altura de su abdomen. Sus pequeños pechos se marcaban bajo la ajustada remera y una suave respiración salía de entre sus suaves labios.

Raúl acaricio la frente de Lucia y acomodo un mechón de pelo detrás de la oreja de ella. Siguió acariciando el rostrote la joven, delicadamente coloco su dedo pulgar sobre los labios de Lucia y los deslizo sintiendo el tibio aliento en la respiración de su ex alumna.

La tomo por la nuca y hundió sus dedos entre los suaves rizos de Lucia, que sonreía entre sueños. Él quiso besarla pero se detuvo, no quería despertarla le preocupaba la reacción de Lucia.

Raúl se detuvo por un momento e intentando ordenar sus lascivos pensamientos, encendió la radio y muy bajo puso música tranquila. Raúl se quito la corbata y arremango su camisa, muy despacio coloco su mano sobre la rodilla de Lucia que dormía placidamente, y minuciosamente recorrió el interior de la pierna hasta llegar a los muslos de la joven. Con su otra mano acomodo su pene erecto que ya se jactaba de un buen tamaño dentro de sus pantalones. La falda de Lucia le impedía continuar con su incursión, una gran paciencia la tomo con sus dos manos y la subió lentamente evitando cualquier tipo de brusquedad en sus acciones. Una hermosa tanga de encaje color blanco quedo descubierta ante él. Los labios mayores de la vagina de Lucia se dibujaban con perfección en la delicada prenda intima, se podía divisar una escasa cantidad de bello púbico. Raúl coloco su dedo índice y medio por sobre las bragas de Lucia y con una leve presión de su dedo medio, deslizó sus dedos a lo largo de la vagina de Lucia. Al principio no noto nada en la joven que seguía profundamente dormida, pero tras unas cuantas caricias vio como la respiración de Lucia comenzó a agitarse. Raúl continuo sin detenerse ahora sentía entre sus dedos una humedad que le indicaba que continuara con sus caricias. Lucia descruzo sus brazos y los coloco junto a su cuerpo. La respiración iba en creyendo y sus pequeños pechos se marcaba aun mas en la remera a causa de sus pezones endurecidos. Unos gemidos comenzaron a inundar el interior del auto, las bragas de Lucia estaban empapadas en sus jugos y su cuerpo se retorcía lenta pero firmemente sobre el asiento del vehiculo.

Raúl muy excitado corrió con la ayuda de su otra mano corrió las bragas de Lucia desnudando su sexo que esperaba ansioso a ser penetrado. Introdujo dos dedos lentamente dentro de Lucia, un espasmo recorrió su delicado cuerpo. Mientras que con una mano penetraba a Lucia la otra se apoyaba sobre los pechos de la joven, amasando y hasta en ocasiones pellizcando delicadamente los pezones de ella. Raúl masturbaba decididamente a Lucia, su pene estaba a punto de explotar dentro de su pantalón, sin quitar su mano de la entrepierna de Lucia se bajo el cierre de su pantalón y asomo su miembro erecto. De la comisura de su glande una gota de fluido preseminal se deslizo hasta la base de la cabeza de su miembro, justo sobre los pliegues de su prepucio.

Lucia gemía con más fuerza y apretaba la mano de Raúl entre sus muslos. Raúl no vio que Lucia había abierto sus ojos, la joven no dijo nada simplemente se entrego a ese enorme placer que abarcaba cada minúsculo rincón de su cuerpo.

Lucia se sorprendió al ver el oscuro miembro de Raúl, completamente erecto a unos cuantos centímetros de ella. Su glande brillaba, unas gruesas venas surcaban el tronco y se sacudía al ritmo de los movimientos de Raúl. Sin decir nada, la joven estiro su pequeña mano y tomo entre sus dedos el pene de Raúl, este se sorprendió y por unos segundos dejo se quedo inmóvil, sin saber como reaccionar, casi parecía que le hubiesen tirado un balde de agua helada. Pero para su sorpresa sintió como la mano de Lucia apretaba fuertemente su miembro y lo acariciaba. Lucia comenzó a masturbar a Raúl, que seguía dando placer a Lucia con sus dedos. Raúl beso intensamente a Lucia, estuvieron besándose por unos minutos, hasta que Raúl se separo de la joven. Lucia apenas podía moverse, Raúl la ayudo a quitarse la remera y las bragas quedando desnuda, solo con sus zapatos y la arrugada falda en su cintura. Los labios de Raúl besaron los pezones de Lucia.

-Me encanta... seguí-  Raúl recorría con su lengua la aureola del pezón de la joven que gemía de placer. Siguió así por unos minutos y sin previo aviso introdujo tres dedos en Lucia. Un gigantesco orgasmo atravesó el cuerpo de Lucia como un rayo que surca el cielo, Raúl tenía las manos empapadas en los jugos de la joven que gemía y se retorcía de placer. Lucia tardo en recuperarse de aquel orgasmo, a decir verdad, el mejor orgasmo que tubo en su vida.

Su respiración comenzó a normalizarse, mientras Raúl disfrutaba observando el cuerpo desnudo de su ex alumna sobre el asiento de su auto. Raúl tenia su pene entre su mano y lo meneaba tomándolo de la base del tronco. Lucia entendió la indirecta y con las energías que le restaban acerco su boca al enorme pene de aquel hombre. Con la punta de la lengua desparramo su saliva por todo el glande mezclándose con lo jugos de Raúl que alucinaba de placer recostado contra su asiento. Introdujo la cabeza del miembro de Raúl en su boca, centímetro a centímetro introdujo parte del tronco de aquel enorme pene hasta donde fue capaz de aguantarlo sin ahogarse. Se retiro de el y volvió a repetir nuevamente la acción. Lucia hacia un fuerte ruido mientras chupaba, la saliva se chorreaba a lo largo de todo el pene. Raúl apoyo su mano sobre las nalgas de Lucia, apretó una de ellas con fuerza y las amazo con dedicación y firmeza. Intento llegar hasta la vagina de Lucia pero le era imposible por la posición en la que se encantaban, así que se detuvo sobre el diminuto ano de la joven. Apretó con fuerza el orificio, a simple vista noto que ese ano era completamente virgen. Por más que intentaba introducir un dedo, solo podía hacerlo medio centímetro.

-Espera, me haces daño.- Lucia lo observaba un poco ofendida.

-Perdóname.- Raúl le sonrió en tono de broma, con su otra mano le indico con un suave empujón a que continuara con lo que estaba haciendo. Lucia volvió a engullir el pene d e Raúl. Las manos de él acariciaban los seños de Lucia, la joven siguió por unos segundos más hasta que Raúl le dijo que se detuviera. La joven quito el pene de su boca, un liquido viscoso manchaba la comisura de sus labios.

-Siéntate encima mió.- Raúl tiro el asiento para atrás lo mas que pudo, logrando un gran espacio y la tomo por la cintura ayudándola a colocarse frente a él. Lucia ahora con la espalda apoyada sobre el volante apretaba con su abdomen el pene de Raúl, el la volvió a besar y con mucha facilidad la alzo y la coloco justo encima de su glandes. Lucia sintió como el gran miembro se abría paso dentro de ella, nunca había tenido la oportunidad de estar con un hombre con semejante pene, la llenaba por completo. Lucia abrazo el cuello de Raúl mientras este apretaba los firmes glúteos de ella. Lucia empezó a moverse lentamente sobre Raúl, no quería hacerse daño, sentía que aquel pene podía desgarrarla así que comenzó con calma. Al principio solo introducía la mitad del pene dentro de ella, por mas que Raúl intentaba penetrarla profundamente ella se resistía, así que él dejo de forzarla y opto por dejar que la joven lo hiciera a su manera. Raúl besaba los pechos de Lucia y amasaba duramente las nalgas de ella que poco a poco permitía que el tronco entrara más profundamente.

Raúl le propino una nalgada a Lucia y al parecer a ella mucho no le gusto.

-¿Qué haces? No ves que me lastimas.- Su nalga izquierda comenzaba a tomar un color rojizo.

-Me deje llevar por el momento, no lo volveré hacer.- Lucia se había separado de el por lo que casi permanecía de pie. Raúl la agarro por la cintura y la obligo a voltearse. Frente a él se encontraba aquel espectacular culo. Hundió su rostro entre las nalgas de Lucia y lamió ferozmente su ano. Aquello era nuevo para Lucia la excitaba mucho sentir la lengua de Raúl en su ano, así que tomo con sus dos manos sus nalgas y las separo para facilitarle el trabajo. Raúl sabia que no iba a poder penetrar aquel perfecto orifico en aquel momento, de todos modos intento hacer con sus dedos, al comienzo se dificulto, mas aun cuando Lucia le dijo que no quería, pero con paciencia y mimos logro que la joven se dejara aunque sea un poco. Lucia permanecía inmóvil sentía como el dedo de Raúl hurgaba en su esfínter se encontraba completamente dominada.

Raúl quito su dedo e invito con gesto a que se sentara nuevamente sobre el. Lucia accedió y una vez más se encontraba a merced de aquel inmenso mástil. Raúl apretaba con fuerza los senos de  Lucia que gritaba de placer, ya había tenido tres orgasmos aquella madrugada y se impacientaba al ver que Raúl no acababa.

-Eres toda una experimentada, si me dejas me gustaría terminar en tu boquita.- A Lucia mucho no le gustaba aquello pero después de semejante polvo pensó que se lo debía, por lo que se coloco en posición y volvió a tragar ese enorme miembro.

Lucia lo chupo y succiono con gran habilidad mientras masajeaba los peludos testículos de Raúl.

-Ya viene... No dejes caer ni una gota.- Raúl se sacudió y dentro de la boca de Lucia el miembro comenzó a latir con fuerza. Dos fuertes chorros de semen golpearon el paladar de la joven, seguidos por otros más pequeños. Lucia tenia la boca llena de aquel espeso esperma. Raúl dejo caer hasta la última gota en la boca de su ex alumna.

-Ahora trágalo.- Lucia obedeció como una buena alumna.

Aquella noche quedo por siempre en el recuerdo de Lucia. Tres años habían pasado de aquel nefasto error.

Después de aquella ves Lucia y Raúl se siguieron viendo cada tanto, se juntaban en secreto en diferentes lugares y disfrutaban del sexo desenfrenado. Una de esas tantas veces, Raúl se encontraba en el baño de un hotel y tardaba en salir.

-¿Que haces ahí dentro Raúl? Hace más de media hora que estas ahí. – Lucia golpeaba la puerta.

-Tengo una sorpresa. La estoy preparando ya salgo.- Lucia volvió a la cama y tras unos minutos Raúl salio del baño con una bandeja. Se acerco a ella y apoyando la bandeja a unos escasos centímetros de Lucia se sentó en la cama.

-¿Qué es esto Raúl?- Lucia no entendía muy bien que pasaba. Cuatro líneas de cocaína de medio centímetro de espesor y cinco de largo adornaban la bandeja perfectamente.

-Una sorpresa. No me digas que nunca la has probado.- Raúl rió burlonamente, Lucia lo observo detenidamente, no entendía muy bien a que venia todo esto. Nunca había consumido drogas pero era cierto que tenía curiosidad, muchos de sus amigos lo hacían y más de una ves estuvo a punto de probarla.

-No, no es eso, lo que pasa que me has sorprendido.- Una débil sonrisa en el rostro de Lucia delato su inexperiencia, por lo que Raúl la sermoneo de sobre las drogas de que no eran tan malas como se decía, que el las había consumido casita toda su vida adulta y nunca había tenido ningún problema. Al terminar de decir su discurso a favor de las drogas se inclino sobre la bandeja y con un tubito hecho con un billete de cien pesos tomo una línea de cocaína, se rasco un poco la nariz y le paso el tubo a Lucia invitándola a tomar la otra línea.

-No tengas miedo, te prometo que no va a pasar nada.- Lucia tomo el tubito de papel se inclino, y aspiro con fuerza una de las líneas. Una sensación extrañísima recorrió su cuerpo, una lagrima cayo de sus ojos. De repente Lucia sintió que no había nada que no pudiera hacer, era lo mejor que le había pasado en su vida. Raúl se lanzo sobre Lucia, comenzaron a besarse. El miembro de Raúl aumentaba de tamaño mientras que Lucia excitaba rápidamente. Los dos mantuvieron relaciones toda la noche, al mismo tiempo que consumían alcohol y cocaína. Aquella noche seria el principio del fin para Lucia.

Un año después Lucia era adicta. Obviamente no lo asumía y si bien no se veía mal ni había perdido mucha de sus costumbres, no podía dejar de consumir aunque sea una vez por día. Sus amigos se preocuparon por ella, pero Lucia enfurecida lo negó todo y con el tiempo perdió a sus amistades. Raúl era el único vínculo que tenia y el unció que le proveía la droga.

Una tarde después de tener sexo Raúl la encaro a Lucia con tono serio.

-Necesito que me hagas un favor.- Lucia no dijo nada.- Llego un cliente muy importante de los Estados Unidos y quiero que vallas a verlo como mi asistente, es una buena manera de alardear y a tu tienes el conocimiento sobre el diseño.- Lucia se alegro, después de todo era una buena forma de empezar a moverse dentro del mundo del diseño grafico y con clientes importantes.

  • Que bueno, me encantaría ayudarte. ¿De que se trata?- Raúl noto el entusiasmo de Lucia, así que siguió con los detalles del asunto. Lucia tenia que encontrase con este cliente en un hotel del centro de Buenos Aires dentro de unos días. Raúl solo le dijo que tenía que hablar con él del proyecto, hacerlo sentir cómodo y persuadirlo a que firmara con la empresa de Raúl. Lucia hizo unas cuantas preguntas técnicas estaba realmente interesada, nunca se hubiera imaginado el desenlace de aquella reunión.

A los tres días, Lucia se encontraba en el lobby de uno de los hoteles mas lujosos de Buenos Aires. Eran las ocho de la noche y si bien era un horario poco común para una región de negocios no le dio demasiada importancia. Llevaba un saco negro, que hacia juego con una pollera entubada que realzaba su firme trasero y le llegaba hasta sus rodillas. Una fina camisa blanca se asomaba por entre la solapa de su saco, tenía unos delicados zapatos con taco y unas medias que realzaban sus ya hermosas piernas. Usaba el pelo recogido prolijamente y un pequeño maletín lleno de papeles de la empresa de Raúl completaban su atuendo.

Una ves anunciada en el lobby, la invitaron pasar al ascensor que la llevaría a la suite del hotel, al parecer era un empresario muy importante, fue escoltada por una asistente.

-El Señor Hernández la espera.- La asistente abrió la puerta del cuarto y la invito a pasar.

-Gracias.- Lucia estaba nerviosa, desde la última vez que vio a Raúl, unos tres días atrás, Lucia no había consumido cocaína, deseaba inmensamente tener un poco pero Raúl muy astutamente no le había dado.

Todo este protocolo era nuevo para ella y más aun era la primera vez que hacia algo así, si bien ella se consideraba una persona capaz y nunca dejaba de lado un desafió, mas aun si se trataba de su carrera.

La Suite era hermosa. De amplios ambientes y vista al Rió de la Plata estaba perfectamente acondicionada. Una música tranquila se oía en el cuarto y dos copas de cristal descansaban junto a un transpirado balde de aluminio, con una botella de champagne dentro. Lucia recorrió tímidamente la enorme suite hasta que por detrás de ella oyó que alguien se acercaba.

-Tú debes ser Lucia... ¿No?- Un hombre de unos cincuenta y seis años salio envuelto en una bata del hotel. Caminaba pesadamente sobre unas pantuflas azules y le sonreía cómplicemente a Lucia, que un poco sorprendida no había respondido a la pregunta.

  • Si... si soy yo. Lucia vengo de parte de Raúl García. ¿Tubo un buen viaje?

  • Si querida gracias. Volar en primera clase siempre es cómodo.

  • Me alegro.- La joven le dedico una sonrisa.

  • Esta muy guapa. -  Lucia se estaba incomodando, el hombre la piropeaba y si bien era un cumplido no quería recibirlo de aquel personaje.- Ven siéntate aquí en los sillones de la sala, así hablamos y nos conocemos mejor.

Era un hombre gordo, tenía un grueso bigote y un acento que Lucia no podía descifrar, ella suponía que era de algún país de centro América pero no sabia bien cual. Tenía una abundante melena y al parecer era un hombre muy peludo. La bata apenas le cerraba por lo que su pecho y parte de su panza se asomaban intimidantes ante la sorpresa de Lucia.

Los dos estaban sentados en un gran sillón negro forrado en pana, Lucia coloco su maletín sobre una mesa de vidrio frente a ellos y desplegó una inmensidad de papeles y de diseños, ya no se sentía muy cómoda y quería acabar con todo ese asunto lo antes posible, pero estaba lejos de hacerlo.

El Sr. Hernández, sin prestarle mucha atención a Lucia ni a las cosas que decía o hacia, se dedico a servir las copas de champagne mientras asentía disimulando interés. Los ojos de este personaje nefasto recorrían todo el cuerpo de Lucia desnudándola en su mente, como intentando imaginar que manjares ocultaba bajo aquella ropa.

-Ven acércate, no muerdo.- Lucia se había sentado en una de las puntas del sillón a un metro y medio de donde se encontraba el empresario.

-Estoy bien aquí Sr. Hernández. Gracias.- Con educación declino la propuesta pero estaba lejos de ser aceptada por aquel sujeto.

-No me llames así, dime Jorge. Dentro de poco nos aremos buenos amigos así que creo yo que podemos tutearnos.- Sin más Jorge toma la iniciativa y se acerco a escasos centímetros de Lucia. Muy nerviosa tomo los papeles y comenzó a guardarlos dentro de su maletín. Coloco su enorme mano sobre la rodilla de Lucia y la apretó firmemente.

-No se que te abra dicho Raúl, pero quiero confesarte  que ya firme con él  y en gran parte es gracias a que me prometió a una dulce jovencita como vos.- Lucia quiso ponerse de pie pero las pesadas manos de Jorge la tomaron por los hombros.

-Suélteme, creo que ha  habido una confusión.- Lucia intento safarse pero la fuerza de Jorge se lo impedía.

-Quédate tranquila. Tengo algo para ti, solo tienes que ser buena conmigo.- De uno del bolsillo de la bata, Jorge saco una bolsa con cocaína y algunos billetes de cien dólares, a simple vista parecían ser unos quinientos dólares. Lucia se quedo inmóvil, como si hubiesen descubierto su peor secreto, no quitaba la vista de la bolsa, deseaba probar un poco de aquel polvo cristalino, su mente mantenía una lucha con sus principios y su adicción, ahora entendía porque Raúl no le había dado nada en esos tres días.

-Veo que has comprendido de que se trata todo esto. No puedes negar que es una buena oferta. Te prometo que lo pasaremos bien.- Jorge soltó a Lucia y  abrió la bata dejando a su sexo completamente expuesto. Se inclino sobre la mesita de vidrio, y tiro un poco de cocaína sobre ella. Con unos de los billetes armo una perfecta línea y la dejo preparada justo enfrente de Lucia que sin saber que hacer o decir seguía inmóvil sin quitar su mirada de la mesa. Jorge hizo un tubito con el billete y al igual que Raúl se lo paso a Lucia invitándola a tomar esa línea de la mesa. Como si fuera una autómata Lucia se inclino sobre la mesita de vidrio dejando un poco expuesta su cola, cosa que aprovecho Jorge que ni lerdo ni perezoso coloco una de sus manos sobre la cintura de Lucia mientras ella consumía su dosis. Jorge empezó acariciando la base de la espalda de Lucia y lentamente se dirigió a hasta las nalgas de ella que sin más, dejo que el hombre hiciera cuanto quisiese. El pene de Jorge iba tomando tamaño, a decir verdad no era nada del otro mundo, más bien era bastante feo y pequeño, pero cumplía con los deseos de aquel sujeto.

Tras unos segundos de acariciar las nalgas de Lucia, Jorge la obligo a que se pusiera en cuatro patas frente a la mesa, Lucia preparaba otra dosis mientras Jorge corría el sillón y dejaba arrodillada a la joven a escasos pasos de el. Ya sin la bata, se puso por de tras de ella y bajo el corto cierra de la pollera entubada que tenia Lucia, tiro firmemente de ella denudando las increíbles nalgas de Lucia, tenia unas bragas de encaje color negro. Jorge se arrodillo detrás de ella y apoyo su flácido miembro entre los glúteos de Lucia, empezó a frotarse entre ellas tomando a Lucia por la cintura, la pollera evitaba que ella pudiera separar sus piernas, por lo que Jorge introdujo su miembro entre los muslos y la vagina de Lucia. Un vaivén un tanto frenético sacudía a Lucia. La enorme panza de Jorge se apoyaba en la espalda de ella, continuó así por unos minutos.

  • ¡Deja esa porquería! Ya vas a tener tiempo de envenenarte.- Si bien Jorge tenia razón, esas palabras ofendieron el orgullo de Lucia que dejo la bolsa y se puso de pie desafiante. Jorge arrodillado frente a ella la tomo por la cintura y tirando hacia el hundió su cara en el pelvis de Lucia, la sostenía fuertemente por las nalgas, su lengua recorría todo el sexo de la joven por sobre las bragas. Lucia oprimió la cabeza de él contra su pubis, Jorge tiro de las bragas de Lucia hasta dejarlas a la altura de sus tobillos, chupaba ferozmente la vagina de Lucia que gemía dulcemente sintiendo la hábil lengua de aquel gordo en su sexo. Jorge la hizo gozar un largo rato, ahora sumergía sus dedos profundamente en Lucia que completamente húmeda movía sus caderas ayudando a que aquellos dedos llegaran mas hondo.  El pene de Jorge ya había alcanzado su máximo esplendor, la gruesa piel lo cubría por completo, era ancho y no muy largo, de entre las arrugas del capullo, se asomaba una gran cabeza rosada que despedía de su comisura un transparente líquido viscoso. Se puso de pie y ayudo a quitarse el, saco, luego la camisa y por ultimo el sostén de la joven que manoseaba el miembro de Jorge.

Lucia solo llevaba las medias y los zapatos, entre sus dedos el pene de Jorge aparecía y desaparecía en un rápido movimiento. A Lucia le decepcionaba el tamaño de aquel pene, esperaba algo más. El señor Hernández bufaba como un animal en celo, Lucia sabia lo que hacia con sus manos pero él quería mas que eso. La tomo de las muñecas y la llevo hasta el sillón, él se sentó y arrastro a Lucia entre medio de sus peludas piernas. Lucia tenia ante si a aquel gordo peludo, blandiendo su pene.

-Quiero ver como lo chupas.- Lucia acerco su boca y dejo caer un fino hilo de saliva sobre el violáceo glande. Con unas de sus manos lo tomo por la base del tronco y abarcando parte de los testículos peludos de Jorge y con la otra mano tiro de la piel del tronco para descubrir la cabeza por completo.- Quiero que me veas a los ojos mientras lo chupas.- Lucia lo engullo por completo, tenia un fuerte sabor, un tanto desagradable. La pesada mano de Jorge tomaba a la joven por la cabeza impidiendo que esta se desprendiera de él. -¡Mírame te dije!- Lucia obedeció y sus profundos ojos verdes se encontraron con la mirada morbosa de Jorge, se notaba que disfrutaba de la situación, mas allá del placer sexual, su goce se basaba en humillarla. Jorge la detuvo y tomando su pene con su mano restregó su miembro bañado en saliva por el rostro de Lucia manchando sus cachetes y parte de su nariz.

-Ven, sígueme.- Los dos se pusieron de pie y se encaminaron hacia el cuarto. Una inmensa cama en el centro reinaba por sobre todas las demás cosas. Jorge la llevo hasta la cama. En ella unas hermosas sabanas de seda adornaban el colchón, junto a unos inmensos almohadones.

-Ponte en cuatro, ahora vas a ver lo que es bueno.- Lucia subió a la cama y se acomodo de forma tal que su culo quedaba completamente expuesto. Torpemente Jorge la siguió y escupiendo en su mano, lubrico su pene. Con un poco de ayuda de Lucia logro penetrarla, ya que el muy inútil no daba con el orificio correcto. Lucia acostumbrada al enorme pene de Raúl y completamente drogada, casi no sentía un estimulo, Jorge la envestía con fuerza, el sudor recorría todo aquel cuerpo peludo. En uno de esos tantos embates, su pene se salio de la vagina de Lucia, la joven volvió a guiarlo hasta su orificio pero para su sorpresa, Jorge tenia otra idea.

Sin previo aviso, aquel hombre desagradable coloco la punta de su pene sobre el pequeño ano de Lucia, el terror recorrió su cuerpo. Ella quiso safarse pero imposible, Jorge la aplastaba contra el colchón mientras apretaba con la mano su pene intentando abrirse camino en Lucia.

-¡NO POR FAVOR!- El grito retumbo en el cuarto. Jorge había logrado introducir toda la cabeza de su pene en Lucia que lloraba desconsoladamente.

  • Que apretado lo tienes... me encanta.

  • ¡Ahhhh! Por favor... se lo suplico.- Lucia le imploraba entre llantos, pero Jorge no hacia caso y seguía empujando su miembro dentro de ella. Jorge no tardo demasiado en acabar, esa situación lo excitaba a sobremanera. Lucia sintió como el miembro de Jorge latió dentro de ella y como un líquido caliente inundaba todo su esfínter.

Tras unos segundos Jorge quito su pene de Lucia, y se dejo caer sobre la cama completamente extasiado. Lucia seguía llorando, un liquido entre blancuzco y amarillento salio del pequeño orificio, abriéndose paso entre los labios de la vagina de Lucia y caía sobre las sabanas de seda en la cama.

Lucia nunca había sentido tanto dolor físico y tanta humillación. Al otro día se encontró con Raúl y se peleo fuertemente con él, de haber podido lo hubiese matado. Tras un largo rato de discusiones, Raúl logro calmarla y hacerles promesas vacías sobre sus futuros juntos. La vida de Lucia jamás volvería a ser la misma.