Adelantamiento con morbo
Una tarde aburrida en la autopista, se convierte en el encuentro más morboso de mi vida.
Me llamo Guillermo tengo 36 años, y a continuación os voy a contar una de mis últimas experiencias, que por su morbo y su resultado, me pareció ser una historia digna de ser escrita.
Tengo que decir que trabajo de vendedor y por ello me desplazo bastante por toda la zona costera levantina.
Era un jueves por la tarde, serían sobre las 14.30, recién comido, estaba tomando el peaje de la Autopista cerca del Delta del Ebro.
Era un día de principios de verano bastante nublado, y como casi siempre en esa zona sopla mucho viento. Delante de mi coche, parado para recoger el ticket había un Mercedes familiar, su conductora luchaba desde su asiento para poder llegar al inalcanzable papelito. Finalmente se desabrochó el cinturón de seguridad para así poder llegar más fácilmente, pero entonces una bendita racha de viento hizo volar por los aires el ticket, acabando milagrosamente sobre la luna delantera de mi coche.
Yo rápidamente, y para evitar que saliera volando, salí de mi vehiculo y lo atrapé entre mis manos, sin darme cuenta que la conductora del Mercedes, había salido para ir a buscarlo.
Ante mi apareció ella, una mujer que rondaría los 40 años, era rubia con el pelo liso, con muchas curvas. Llevaba puesto un traje gris claro, compuesto por falda y chaqueta, una blusa blanca de botones y zapatos negros de tacón.
Yo me quedé mirándola con cara de tonto al comprobar su belleza.
No era una chica escultural, pero si me atrajo de ella su forma de caminar, su forma de vestir. Era una mujer atractiva a la vista, de esas que todos los hombres nos giramos al verla pasar.
Ella al alargar la mano para recuperar el fastidioso ticket, no pudo evitar sonreír pícaramente al ver mi cara.
Simplemente me dio las gracias y rápidamente volvió a su coche para descongestionar la inevitable cola que en apenas unos segundos se había producido.
Después de coger yo mi ticket, me incorporé a la autopista y a los pocos segundos apareció ante mi el Mercedes de ella, poco a poco me fui acercando, observando que en la matricula trasera ponía la propaganda del concesionario donde habría comprado el vehiculo. Rápidamente pasó por mi mente que teníamos un largo camino que recorrer juntos, ya que era de una localidad muy próxima a la mía.
Con este pensamiento en mi cabeza, poco a poco la fui adelantando, no pudiendo evitar girarme a mirarla cuando nuestros coches estaban a la misma altura. Intercambiamos una sonrisa y yo levanté la mano en señal de saludo.
Por su forma de vestir, su coche, la sillita de niño que llevaba en el asiento trasero, pensé que sería una mujer casada, que también trabajaba fuera y empecé a pensar la manera en poder disfrutar de su cuerpo que tanto me había gustado.
Yo circulaba unos pocos metros por delante de ella, a través del retrovisor podía ver su cara y al mismo tiempo empezaba a tener una erección considerable al imaginarme besándola y chupando sus increíbles pechos.
Decidí arriesgarme, y rápidamente saqué de la carpeta que llevaba a mi lado un folio y con un rotulador permanente que tenía a mano puse lo más grande que pude mi teléfono bajo de: “¿FOLLAMOS?”, estuve unos minutos pensando si le ponía: Follamos?, Tomamos un café?, Hablamos?, pero realmente, no me apetecía perder el tiempo. A mi me gusta ser directo, algunas veces en otras situaciones, me había funcionado, pero la verdad es que muy pocas.
Una vez terminado de rotular el folio, reducí mi velocidad considerablemente para que ella me volviera a adelantar. Afortunadamente, no había mucho tráfico en ese momento, y nuestras maniobras no supusieron ningún peligro para nadie.
Poco a poco se fue acercando, y en el momento que puso el intermitente, yo pegué el folio a la ventana.
El pulso me iba a mil por hora, esperaba que me enseñara su dedo corazón en señal de: ¡Que te den por culo¡
Ante mi sorpresa cuando nuestros coches se volvieron a colocar a la misma altura, por poco se le salen los ojos de las orbitas, al mismo tiempo que esbozaba una gran sonrisa llevándose la mano a la boca en señal de vergüenza, y sin dejar de sonreír empezaba a negar con la cabeza.
Ella volvió al carril derecho de la autopista, y yo esperé su reacción. Mantuve la velocidad constante esperando que ella acelerase y se alejara de mí para siempre.
Al cabo de unos interminables segundos, volvió a poner el intermitente derecho. Yo entendí que quería que la volviera a adelantar, entonces la respuesta no había sido negativa.
Rápidamente volví a colocarme en paralelo a ella, sosteniendo de nuevo el folio tembloroso. ¡¡¡Tenía el móvil en su mano!!!!
Los dos coches llevábamos manos libres, y en tres segundos ya estaba recibiendo su llamada:
- Eres muy atrevido, ¿No te parece?
- Bueno, digamos que no me gusta perder el tiempo. Por cierto, me llamo Guillermo,¿ y tu?
- Puedes llamarme Eva. Dime una cosa, ¿Haces esto muy a menudo?
- Si te digo que es la primera vez, ¿ me creerías?
- Pues no, la verdad que no me creo nada, no nací ayer…
- Yo tampoco, pero sí, es la primera vez, y la verdad es que pensaba que no me harías caso.
- No he aceptado aún, jejeje, simplemente me has sorprendido mucho.
Al decirme esto imaginé que simplemente quería calentarme para luego nada. Entonces pensé que debía jugar mis cartas bien jugadas, y empecé a decirle lo siguiente:
-Mira, creo que tendrías que ser más agradecida conmigo, ya que te he salvado de pagar el trayecto entero de la autopista o de pegarte una buena carrera con esos tacones que llevas, jejeje. Así que lo que te propongo es parar en la próxima área de servicio que veamos. Subir los dos juntos en uno de los coches y pasar un rato agradable disfrutando de nuestros cuerpos. La verdad es que me has gustado mucho, y no me gustaría desaprovechar esta oportunidad. Los trenes pasan por nuestra vida, y ya estoy harto de perderlos…
-Oye, eres un poco descarado, no? Yo soy una mujer casada, con hijos, y nunca le he sido infiel a mi marido, pero….
Cuando dijo estas palabras, y arrastró el perooooo final, supe que casi la tenía en el bote. Notaba en sus palabras un aire de sumisión y aceptación.
- Dime una cosa Eva, te has excitado, ¿verdad? Seguramente tendrás tus braguitas empapadas, ¿no es así?
Ella guardó silencio, mientras yo la miraba por el retrovisor, la notaba nerviosa y excitada. Entonces le dije:
-Voy a colgarte, en la próxima área de servicio vamos a parar y hablaremos con más tranquilidad.
- No te prometo nada, estoy dudando mucho…
Continuamos circulando los dos coches, yo iba delante, y ella a cierta distancia detrás. Por su cabeza estarían pasando miles de opciones, estaba dudando, nerviosa. Temí que se echara para atrás. Entonces al ver una señal que aún quedaban 15 Km. para la siguiente área de servicio, pensé que era demasiado tiempo para dejarla dudar, y la volvía llamar. Sonaron varios tonos hasta que al fin descolgó:
-¿Que has decidido? ¿Pararás conmigo en 15 km.?
- No lo se, la verdad, estoy hecha un lío…
- No pienses nada más, simplemente obedéceme, y disfruta, lo pasaremos muy bien…
-Como verás aún queda un buen rato para poder parar, por ello te propongo que empecemos ya. Quiero que te abras la camisa y que saques tus pechos por encima del sujetador, que el cinturón de seguridad se quede en medio. Muy bien, veo que te gusta obedecer- le dije al ver que me hacía caso- ahora quiero que lentamente con la mano que tienes libre empieces a pellizcarte alternativamente los dos pezones, y dentro de un momento quiero que me adelantes y me dejes ver esa maravilla de tetas que dentro de un momento voy a morder.
Al cabo de unos instantes ya estaba iniciando de nuevo el adelantamiento. Cuando estuvimos en paralelo pude ver sus grandes pechos coronados por unos pezones redondos y rosados, totalmente en punta demostrando su estado de calentura. Me miró con una cara de vicio impresionante durante unas décimas de segundo, para terminar al fin de adelantarme.
- Joder Eva, que cara de vicio tienes, me la estas poniendo muy pero que muy dura, dime una cosa, estás empapada, verdad zorrita?
- Ufff, cabrón, no veas como me has puesto de caliente….
- Muy bien, pues ahora quiero que poco a poco, te subas la falda, que te hagas a un lado el tanga, que seguro que llevas, y que pases tus deditos por toda tu rajita, cuando hayas recogido tus flujos quiero que levantes la mano para enseñármela, y que te la metas en la boca para saborear el aroma de tu coño.
Ella siguió mis instrucciones al pie de la letra, y tras levantar la mano levemente entre los asientos, pude ver como chupaba con deleite su dedito.
Después de estos preliminares, habíamos recorrido ya los 15 Km. hasta llegar a la tan ansiada área de servicio.
- Sígueme, y para el coche al lado de donde yo aparque, apaga el motor, abre la ventanilla y permanece quieta hasta que yo te lo diga, ¿de acuerdo?
- Como tú digas, me has calentado mucho. Eres un verdadero cabronazo.
Llegamos al área de servicio. Tan sólo había un par de camiones y varios coches que serían de los empleados, por tanto pude elegir un sitio tranquilo y apartado de miradas indiscretas.
Aparqué bajo de una sombra, y a mi lado aparcó ella.
Salí de mi coche, me acerqué a su ventanilla, y rápidamente le pellizqué esos pezones que tanto me habían atraído, tirando de sus tetas hacia arriba y dejándolas caer, ella no pudo reprimir un gemido. Me agaché poniendo mi cabeza dentro de su coche, para darle un beso en todos los labios. Mi lengua se entrelazó con la suya, al mismo tiempo que con una mano seguía pellizcando con fuerza su pezón y con la otra mano bajaba para comprobar la humedad de su coño.
Llevaba un tanga negro, estaba totalmente empapado, apartándolo un poco le metí dos dedos de golpe y empecé a follarla con un ritmo rápido.
Ella se retorcía de gusto empotrada en su asiento, intentando abrir al máximo sus piernas para facilitarme el tacto.
Gemía cada vez con más fuerza, al mismo tiempo que yo aumentaba más el ritmo. Le estaba metiendo dos dedos, curvándolos hacia arriba, masajeando el interior de su vagina, al mismo tiempo que con la palma de la mano le estimulaba su clítoris hinchado en cada penetración.
No tardó ni dos minutos en alcanzar su primer orgasmo, entre gritos, suspiros y gemidos. De su coño salió gran cantidad de flujo que fue a parar a mi mano y a su asiento. Por suerte llevaba tapicería de cuero que es mucho más fácil de limpiar.
-Joder Guillermo, no sabía que me pudiera correr tan rápido ni con tanta fuerza…
- Seguro que el cornudo de tu marido no te hace esto, ¿verdad?
- No digas eso, me haces sentir culpable.
- Mira, dentro de un rato los dos volveremos a nuestras casas con nuestras familias, satisfechos y contentos. Así que no tengas remordimientos y disfruta del momento.
La hice pasar al asiento trasero. Quitamos todo lo que llevaba, incluida la sillita. Su coche era mucho más espacioso que el mío y además tenía los cristales de las ventanillas ligeramente tintados, así que tendríamos más espacio e intimidad.
Los dos empezamos a besarnos de nuevo, dejando que nuestras manos fueran descubriendo nuestros cuerpos.
Una vez desnudos, ella se arrodilló detrás del asiento de conductor, y cogiéndome fuertemente la polla empezó a pajearme con lentitud, mirándome a los ojos. Sacó la lengua y la pasó varias veces por mi glande, deteniéndose en el orificio, intentando follarme con su lengua. Me volvía loco de placer.
A continuación empezó a metérsela enterita en la boca, notaba como sus labios y ligeramente sus dientes se aferraban al contorno de mi polla. Faltaban algunos centímetros pero ella luchaba por comérsela enterita. Notaba perfectamente la punta de mi polla chocando contra su garganta. Después la sacó y repitió la operación varias veces.
-Joder, como me la estas comiendo. Sigue así zorrita, me encanta.
Ella sin dejar de mirarme a los ojos, se la sacó de la boca y empezó a golpearse las mejillas con mi polla llena de sus babas.
-Tienes una polla muy buena cabronazo, ya estoy deseando que me la metas…
La dejé que me la chupara un rato más y al notar que la corrida estaba a punto, la hice parar. La puse sentada en el asiento, coloqué su culo hacia fuera y le hice abrirse de piernas al máximo. Le dije que se cogiera las piernas con las manos por detrás de las rodillas, para tener su coño totalmente expuesto ante mí.
Entonces bajé mi lengua, y empecé a pasársela por todo su coñito, desde el clítoris, pasando por su rajita hasta llegar a su culito. Lo hice varias veces, muy lentamente y aumentando la fuerza de la presión en cada ocasión. Al final me detuve en su clítoris para chuparlo y morderlo levemente. Notaba que estaba a punto de correrse de nuevo. Entonces paré, la tenía justo donde quería, caliente, chorreando esperando que la follara.
Poniéndome un preservativo, acerqué mi dura polla a su coño y empecé a pasársela por la entrada de su coño.
- ¿Notas lo dura que la tengo?¿Quieres que te folle?
- Siiiiiii, cabrón, quiero que me la metas de una puta vez¡¡¡¡¡
Yo seguía rozándole su coño con mi dura polla, quería hacerla enloquecer y que aumentara su placer cuando la recibiera enterita.
- Así no se piden las cosas….. quiero que me pidas que te folle.
- Fóllame, fóllame, fóllame…..
Rápidamente y sin dejarla reaccionar, me aparté un poco, le escupí en su coño y le pegué dos palmaditas bastante fuertes en todo su clítoris para a continuación meterle mi polla de un solo golpe y empezar a follarla fuertemente.
Tenía el coño ardiendo y chorreando, yo empecé a embestirla con mucha fuerza, después se la sacaba y volvía al martirio de antes, pasándosela por toda su rajita para volvérsela a meter de nuevo.
Me incorporé como pude para que la penetración fuera más profunda, entonces cuando más fuerte se la estaba metiendo, me ensalivé el dedo pulgar y empecé a masajearle el clítoris con una fuerte presión y moviéndolo arriba y abajo.
-Joder carbonazo, me corroooooooo, si, si, siiiiiiiiiiiiiiiiiii…..
- Eso es perra, córrete, quiero que recuerdes siempre esta follada cuando entres en el coche, quiero que nunca olvides lo mucho que estas disfrutando aquí y ahora.
- Siiiiiiiiiiii
Cuando terminó de correrse, se recostó en el asiento. Yo estaba a punto, pero no quería irme de allí sin intentar probar su culito. Así que la puse de lado con las piernas recogidas, dejándome una visión privilegiada de su coñito y su culito.
Con una mano me seguía pajeando yo mismo, y con la otra empecé a pasarle los deditos por toda su rajita, atrapando sus flujos para empezar a meterle poco a poco mi dedito en su culo.
-¿Te han follado alguna vez el culito?
- Pues sí cariño, hay pocas cosas que no haya probado, pero de eso hace mucho tiempo, así que si lo quieres es todo tuyo, pero trátalo con cuidado que hace mucho tiempo que no entra nadie ahí,jejeje…
Nada más me dijo esto empecé a meterle el dedito, cuando su esfínter se acostumbró, le puse un poco más de saliva y empecé a meterle el segundo. En unos instantes ya la tenía lo suficientemente dilatada para probar con mi polla.
Acerque mi glande a su culito, y tras una leve presión cedió y mucho más rápido de lo que yo me hubiera imaginado ya le estaba abriendo su precioso culo.
- Joder tia, que estrechito, como me gusta. No tardaré mucho en llenarte de lechecita. ¿Dónde la quieres?
-Aguanta un poco cabrón, no pares de follarme el culo, pártelo, así con fuerza….
-¿Te gusta mi polla, verdad zorra?
-Eres un cabrón, y me encanta como me estas follando
Toda esta conversación, con lo calientes que estábamos, no hizo más que aumentar mi calentura, y tras dos últimas embestidas con fuerza para dejarle el recuerdo de mi polla en su culito por última vez, se la saqué rápidamente y quitándome el preservativo me corrí. El primer disparo le llegó a la cara, los siguientes los derrame sobre sus pechos llenándolos con mi leche.
Caímos los dos rendidos, completamente exhaustos y empapados de sudor. La tapicería de cuero de su coche se pegaba a nuestros cuerpos desnudos. Los dos estábamos sin decir nada pero sonrientes y contentos por el placer experimentado.
Nos fuimos limpiando, yo le quité toda mi leche de sus pechos, aprovechando acariciarlos a modo de despedida. Habíamos estado casi una hora, y los dos teníamos algo de prisa.
Después de ayudarla a adecentar un poco su coche e intentar quitar el olor a sexo que allí se respiraba, nos despedimos. Intercambiamos los teléfonos para ver si algún día podríamos compartir algún espacio más cómodo.
En el momento de separarnos nos besamos por última vez, y al tenerla de nuevo tan cerca me volví a empalmar. Le cogí su mano y le hice palpar mi dura polla por encima del pantalón.
Ella sonrió, y sin soltarme de la mano, me llevó a mi coche, subimos en los asientos delanteros, y con una maestría envidiable me volvió a sacar la polla para hacerme una paja.
Me encantan las pajas, y ella sabía como manejar una polla. Lo hacía fuertemente, cambiando el ritmo constantemente, y sin hacerme daño. Además sin decirle nada hizo algo que me fascinó. Cuando notó que estaba a punto de correrme, dejó de pajearme, simplemente presionó toda la polla hacia abajo dejando mi glande totalmente estirado, notando el placer que hace el frenillo al estirar la piel, hasta que mi polla empezó a contraerse echando varios goterones de leche que fueron a parar a su mano.
Ella los recogió y se los llevó a la boca como si fueran el más suculento manjar. Antes de bajar y despedirnos le di el folio de regalo:
- Toma Eva, para que lo pongas en un cuadrito…
- Cabronazo¡¡¡¡¡
Espero que os haya gustado. Espero vuestros votos y comentarios.