Actos

Todo acto tiene su consecuencia

Actos

Mi nombre es Héctor y he nacido en el seno de una familia acomodada financieramente, mi familia la componemos mis padres, mi hermana Esther y yo. Esther me ha odiado desde que tengo uso de razón y no sé por que. Esther ha sacado la belleza de la familia, yo sin embargo soy de lo más normalito. No destacaba en nada y si salía a la calle, pasaba desapercibido entre la gente.

Mi hermana sin embargo llamaba la atención allí por donde iba, en el instituto se movía con los más populares. Pensaréis que por lo menos aunque no me soportara en el instituto intentaría que no se metieran conmigo, pues os equivocáis. Era la primera en darme caña y eso me puso en el radar de Mario.

Mario era el macho Alpha, todas las mujeres mojaban sus bragas por ese hombre, yo la verdad que no entendía que podían ver en semejante troglodita. Este salía con Lidia la mejor amiga de mi hermana, la verdad que nunca puse mucha atención a este grupito con el que se movía mi hermana y prefería que así fuera. Pues cada vez que posaban sus ojos en mí terminaba pasándome algo malo y humillante.

Lo que más me dolía era ver como mi hermana se moría de risa como los demás, bueno eso no es del todo verdad. Jamás vi reírse a Lidia, además que presencie en más de una ocasión como ponía en su sitio a mi hermana y al cromañón de su novio. Lidia parecía diferente, preferí no darle vueltas. Esa mujer era inalcanzable por un hombre como yo.

Yo solía quedar con Teresa, ella era mi mejor amiga y la única que hacía que siguiera yendo a ese instituto donde me hacían la vida imposible cada vez que podían, Teresa era muy guapa, no lo era tanto como mi hermana y esa pandilla, pero la verdad que era una mujer rubia con los ojos color miel que llamaba la atención.

Quedábamos todos los días después de clase y después de hacer los deberes solíamos jugar a la consola, la verdad que era buena la condenada. Me ganaba y no mostraba compasión alguna, yo estaba coladito por esa mujer. Un día me arme de valor y me declare a ella, fue una tarde que estacamos los dos en mi habitación. La vi dudar, al final me dijo que si, pero sin ninguna convicción.

Yo creo que lo hizo por no hacerme daño, yo en ese momento no quise verlo y me deje llevar por la felicidad que sentía en ese momento. La verdad que mi noviazgo con Teresa marchaba mejor de lo que la gente patrocino, de hecho no daban por nosotros ni un duro. Teresa podría tener cualquier hombre y yo era un hombre del montón que no destacaba en nada.

Una de las veces mi hermana Esther se acercó a mí y me felicito por mi reciente noviazgo, pero lo hizo con una sonrisa que me dio un escalofrío, era como la calma antes de la tormenta. Desde que empecé a salir con Teresa nos invitaban a fiestas, bueno la verdad era que a la que invitaban era a ella, yo era el más uno.

La fiesta sería el viernes en la casa de Mario, la verdad es que a mí no me apetecía asistir nada de nada. Teresa insistió y al final me convenció, cuando llegamos allí, todo me indicaba que yo aquella noche saldría escaldado y muy dolido de esa casa. Como odio a mi sexto sentido, pero más me odio a mí por no hacerle más caso.

Al entrar en la casa todos se mostraban extrañamente amables, eso me escaldo y todo mi cuerpo hacia fuerza hacia la salida, pero no podía dejar a Teresa allí sola. Teresa enseguida se mimetizó con todas las personas que por allí pululaban, yo lo único que hice fue tomarme algunas cervezas y pulular por la casa de Mario, si nosotros no vivíamos mal, lo de Mario estaba en otra escala.

Sus padres le compraron esa casa para cuando cursara la carrera de empresariales que tanta ilusión le hacía al padre de este, joder dicen que el amor es ciego, que razón tenía el que lo dijo. Mario solo tenía una habilidad y era llevarse a la cama a toda mujer que se le pusiera delante, en cuanto tuviera que ponerse a hacer números seguro que su cerebro estallaría.

En un momento de la noche vi como teresa y mi hermana hablaban muy animadamente y se reían cuando me miraban, quise acercarme para decirle a Teresa de irnos. Yo no estaba nada cómodo, pero ella se lo estaba pasando tan bien que no quería chafarle la noche a mi novia. En un momento me estaba aburriendo tanto y estaba tan molesto con Teresa por haberme dejado tirado en una casa donde yo claramente no era bien venido.

Me dirigí hacia los jardines de la casa y me senté en una especie de estanque que había allí, con la cerveza en las manos me dispuse a mirar al cielo que al estar despejado se veían muy bien las estrellas. Estaba tan absorto en mis cosas que no me di cuenta de que alguien se había sentado a mi lado, al mirarla me di cuenta de que era Lidia, estaba preciosa.

• Veo que te han dejado solo como a mí – dijo Lidia.

• Seguro que tú no tardaras en encontrar a alguien en esta fiesta, pero yo – lo dije lleno de amargura.

• Me has encontrado a mí, si te soy sincera, hasta ahora me pareces la mejor compañía – decía Lidia.

• Vamos Lidia, no te cachondees de mí – lo dije un poco picado.

• No lo digo por decir Héctor, en esta fiesta la gente apesta – lo dijo con un tono lleno de amargura.

Entonces alguien se le acercó y le dijo algo al oído, no se lo que seria, pero se puso roja de ira y me agarro de la mano con fuerza, yo me bajaba llevar por ese huracán. Subimos unas escaleras donde daban a un piso donde había lo que parecían dormitorios. Lidia abrió uno de ellos de una patada y dentro vimos una escena que jamás creí que llegara a ver, si hubiera sido ciego en ese momento mejor me hubiera ido.

Sobre la cama estaba mi novia Teresa a cuatro patas mientras Mario le daba por detrás y debajo de esta estaba mi hermana Esther comiéndole el coño a Teresa. No podía creer lo que estaba viendo, a que venía tanto ensañamiento. En un momento miré con recelo a Lidia, no sabía si era parte de esta farsa o de verdad era una víctima como yo.

No me costó mucho darme cuenta de que era una víctima como yo, un poco de sangre le caía de la comisura de sus labios al mordérselos con rabia y las lágrimas de rabia eran de verdad. Una vez pasada la sorpresa del momento, a mí también me hirvió la sangre. Cuando fui a decir algo Lidia se adelantó.

• ¡Os lo estáis pasando bien panda de cabrones! – dijo Lidia que parecía una furia.

Entonces Mario hablo mirándome a mí y esbozando una gran sonrisa.

• Vamos Lidia, esto no significa nada, solo es una forma de poner en su sitio a este mierdecilla – decía Mario muy ufano.

No le dio tiempo de terminar la frase, me lance sobre él y le propine un puñetazo con todas mis fuerzas, le di tan fuerte que escuche como mi mano crujía. Mario se cayó de la cama arrastrando a Teresa con el, si os soy sincero no se si fue una buena idea, Mario era como un armario empotrado y yo aunque salía a correr y me mantenía en forma. No tenía oportunidad contra semejante mastodonte.

Y como me imagine, Mario se revolvió rabioso y con una velocidad que no correspondía a su tamaño, me acertó en toda la cara. Termine estampado contra uno de los armarios enterrado entre todo lo que se me cayó encima, me intente levantar cuando vi a Mario que venía a por mí. Entonces Lidia se interpuso entre los dos y le dijo a Mario.

• ¡Da un paso más y atente a las consecuencias! – con un tono totalmente glacial.

Entonces miro a mi hermana y le dijo.

• Esther, te he tolerado muchas cosas como a este, pero eso se ha terminado, por lo que mi respecta estáis muertos para mí – más tono glacial.

Después miro a Teresa.

• A ti no te conozco, pero se que eres la exnovia de Héctor, has cambiado oro puro por mierda, ya te darás cuenta – mirándola severamente.

Entonces cogió mi mano y me saco de esa casa, yo lloraba de pura rabia. Además de que la cara y la mano me dolían horrores, Lidia me llevo a urgencias. Ya sabéis que en urgencias sabes cuando entras, pero no cuando sales, al final salimos a las ocho de la mañana y yo con una célula que inmovilizaba mi mano derecha.

Me había roto la muñeca por no ponerla recta al golpear, Lidia me dijo que conocía un buen sitio para desayunar, me dijo que allí se me quitaría hasta el dolor. Me llevo a un pequeño restaurante de regia su tío, además que este era su única familia y la persona que la había criado. Yo no sabía que decir y aquel hombre me recibió como si fuera de la familia, la verdad que el tiempo que estuvimos allí se me pasaron las penas como Lidia me dijo.

Pero todo lo bueno se acaba y llego el momento de la despedida, Lidia me dio su teléfono y un beso en mi adolorida mejilla, me dijo que no tardara en llamarla. Según ella hacía tiempo que no se divertía tanto, yo me quede rojo como un tomate y me dirigí a mi casa entre las carcajadas de esa preciosa mujer.

La verdad que la Lidia que había conocido no se parecía en nada a la Lidia que yo tenía idealizada, era sencilla, divertida, muy cariñosa y atenta. No se parecía en nada a mi hermana, que era todo lo contrario. Cuando llegue a casa me encontré a mis padres rodeando a una llorosa Esther, no se porque, pero me barruntaba tormenta y así fue. Me pidieron explicaciones de lo que había pasado esa noche, yo les dije que se lo preguntaran a Esther. Entonces llego mi madre y después de soltarme un tortazo me echo en cara el ser el culpable de que mi hermana perdiera su mejor amiga.

• Eso os ha contado, pues no sería tan buena amiga cuando se estaba follando al novio de esta – lo dije lleno de rabia.

• ¡Cómo te atreves! – dijo mi padre furibundo.

• Sabéis los dos, yo esta noche he perdido a la que consideraba mi mejor amiga y a mi novia, pero gracias por preguntar – dije con ironía.

Después me subí a mi habitación para hacer la maleta, por eso dije que no entendía el rencor de mi hermana hacia mí, ella era la preferida. Si tendrían que elegir que hermano debía morir, Ese seria yo sin dudarlo. Había conseguido un trabajo de conserje y con el me correspondía un piso. No era muy grande, pero para mí era suficiente, ya iría recogiendo mis cosas durante las siguientes semanas.

Si fueron pasando los meses hasta que terminamos el instituto y empezamos la universidad, yo elegí medicina y Lidia arquitectura. Para entonces nuestra relación era tan estrecha que parecíamos novios, pero había algo que no habíamos hecho. No por ella sino por el miedo que sentía yo, me sentía muy cohibido con Lidia. No podía evitar en sentir que era mucha mujer para mí y que la iba a decepcionar.

Que equivocado estaba, la noche que por fin hice el amor con Lidia, esta me invito a cenar donde su tío. Después nos fuimos a bailar a un local de esos de moda y no se separó de mí en toda la noche y eso que le entraron todo tipo de hombres, Lidia los despacho con educación pero dejando las cosas claras. Solo hubo un altercado, uno de ellos no podía aceptar que ella me prefiriera a mí antes que a el y se puso violento.

Lidia cogiéndole del brazo que había levantado para pegarme, se lo sujeto de tal manera que aquel hombre termino de rodillas en el suelo mientras Lidia seguía sujetando aquel brazo. La verdad parecía que no estaba ejerciendo nada de fuerza, pero aquel hombre se quejaba como si lo estuvieran matando.

Llegaron los seguratas y después de escuchar nuestra versión que verificaron las camareras del local, el encargado nos invitó a una copas, las terminamos y nos dirigimos a la casa de Lidia. Esta se encontraba encima del local de su tío, ella vivía en el segundo piso y su tío en el primero. La verdad que era un piso pequeño, pero acogedor, deje de mirar el piso cuando Lidia se empezó a bajar el vestido enseñándome una sugerente lencería semi transparente de color negro.

Se me puso como el pedernal, pero no podía calmarme, entonces Lidia se me acerco y hablándome al oído me dijo que no me preocupara y le dejara a ella, me desabrocho el pantalón y libero mi polla. La lamió de la base hasta la punta y eso me dio tanto placer que casi me corro, cuando se la metió en la boca tuve que sujetarme al sofá para no caerme. Lo intenté, pero no conseguí aguantar mucho antes de correrme, la forma en lo que se lo trago mientras me miraba hizo que se me volviera a poner dura y que todos los miedos se fueran esfumando.

Me sentó sobre el sofá y se sentó sobre mí a horcajadas, se fue metiendo mi polla en su encharcado coñito despacito. Yo no había sentido tanto placer en la vida, pero lo que Más me gusto es ver lo mucho que estaba disfrutando Lidia. La verdad que empezamos a movernos de forma acompasada, ella pegó sus pechos en el mío y me beso con una ganas inusitadas, después acerco sus labios a mi oreja y me lo dijo. Lo enamorada que estaba de mí, lo mucho que se alegraba de haberme conocido en aquella nefasta fiesta y que esperaba que yo también la quisiera a ella.

Mi respuesta fue afirmativa, como no iba a estarlo, era la persona más adorable y cariñosa que había conocido en mi vida. Seguíamos haciendo el amor, ahora después de nuestras confesiones le imprimimos más fogosidad hasta que los dos nos corrimos a la vez y con una sonrisa de felicidad absoluta.

Ese fue el espaldarazo definitivo para que nuestra relación se afianzara, yo termine mi carrera de medicina especializándome en ontología y Lidia termino arquitectura saliendo de la universidad ya con un muy buen trabajo. A mí a diferencia de Lidia me quedaba un largo camino hasta considerarme un médico de verdad, pero no cejaría en mi empeño.

Mis padres intentaron un acercamiento y nos invitaron a cenar, yo no quería ir, pero Lidia me convenció, ella me dijo que sus padres la abandonaron y que de no ser por su tío, se hubiera quedado sola. Al final fuimos, mi hermana había cambiado mucho, más adelante supe el porqué de ese cambio. Yo seguía muy resentido con ella y me costaba no contestarle a malas. Fue Lidia quien me calmaba cada vez que iba a contestarle algo, mis padres también habían cambiado y parecían otros.

En honor a la verdad, fue una cena agradable y por primera vez noté que tenía una hermana, yo pondría de mi parte, pero me temía que ya era demasiado tarde. Demasiadas humillaciones y demasiado dolor, una semana más tarde Lidia me invito a una fiesta para celebrar la culminación de un proyecto donde ella había colaborado. Cuando llegamos nos dimos cuenta de que el anfitrión de la fiesta no era otro que el padre de Mario, este trabajaba con su padre haciendo vete a saber que.

Mario se acercó a donde nosotros con aparente amabilidad, pero todo era una fachada. Lo que de verdad quería era acercarse a Lidia para volver a humillarme, demostrándome que el es el macho Alpha y que yo debía lamer sus zapatos.

• Se te ve muy guapa Lidia – dijo Mario.

• De ti no se puede decir lo mismo – le dijo una gélida Lidia.

• Seguro que no se te ha olvidado esto, lo que es un hombre de verdad – dijo Mario mofándose.

• El hombre de verdad lo tengo durante todo el día y sobre todo a las noches, siento decírtelo, pero tú te crees mucho más de lo que eres.

Empecé a ver a Lidia que se estaba poniendo pálida, en un momento se tuvo que sujetar a la mesa, Mario seguía con su perorata hasta que lo mande callar, Lidia había perdido el conocimiento. Intentaba llamar a una ambulancia, pero Mario no me dejaba, le propiné un puñetazo para que se callara y cuando se puso como un basilisco, apareció su padre para ponerlo en su sitio.

La ambulancia llegó y le trasladaron a urgencias, allí le hicieron unas placas y fue uno de mis mentores quien vino a hablar conmigo, en la placa había aparecido una mancha en el pulmón. Podía ser neumonía o un tumor, yo no pude evitar ponerme a llorar. Mi mentor me dijo que ahora tenía que ser fuerte, cuando me calme llame al tío de Lidia. Este se presentó enseguida, pasamos la noche en una sala de espera esperando a que le terminaran de hacer todas las pruebas. Ya era de mañana cuando nos trajeron los resultados y estos resultaron ser los peores.

Lidia tenía un tumor en el pulmón derecho, no se lo podían operar, pero lo combatirían con quimioterapia y radioterapia, la noticia cayó en Lidia como un jarro de agua fría, pero si algo tenía mi amazona, era una guerrera nata y se que lucharía como si no hubiera un mañana. Su tío y yo no nos separamos de ella en ningún momento, por suerte mi casa quedaba muy cerca del hospital. Su tío y yo nos turnábamos para pasar las noches con ella y no estaría en ningún momento sola, a su tío le di unas llaves y dormía en la habitación de invitados.

Mi hermana subió alguna vez, pero cuando vio los estragos que estaban haciendo la quimioterapia y la radioterapia en Lidia, dejo de venir. Yo la miré sabiendo que esa sería la última decepción que tendría con mi hermana. Era una persona que no valía nada y no la quería en mi vida, las sesiones de quimioterapia fueron durísimas. En un momento Lidia empezó a vomitar y me miro muy avergonzada, yo me acerque a ella le bese en la frente y le dije.

• Juntos, para lo bueno y para lo malo.

Vi una sonrisa en el rostro de Lidia, creo que eso la motivo para hacer el mayor esfuerzo de su vida y poder superar esa maldita enfermedad, el tratamiento duro unos cuatro meses. Su oncóloga estaba esperanzada, le hicieron un escáner para ver el resultado del tratamiento y el tumor había remitido, abrace a Lidia y empecé a llorar todo lo que había estado conteniendo durante esos meses. Abrace al tío de Lidia que hoy en día era más familia mía que mis padres y hermana.

Nunca les perdonaré que me dejaran colgado cuando más los necesite, cuando el amor de mi vida estaba luchando a brazo partido por su vida, por suerte hoy le dan el alta a Lidia y aunque aun esta débil, quería comer en el restaurante de su tío. Este le había preparado los platos que más le gustaban, en un momento me acerque a la cocina y vi a aquel hombre grande como una montaña llorar de alegría, me acerque a el y le abrace con todas mis fuerzas.

Lidia fue recuperándose poco a poco, ella se rapó el pelo cuando empezó la quimioterapia, lo llevaba fatal, pero para mí siempre estaría hermosa, nunca deje de darle muestras de cariño, ni en los peores momentos. Y esa misma noche le pedí que se casara conmigo, ella me dijo que si y nos besamos apasionadamente.

Hemos decidido posponer la boda hasta no saber los resultados de las pruebas que le habían hecho un año después, las pruebas dieron negativas, el tumor no se había regenerado y estaba totalmente sana. Llego el día de la boda, estaba como un flan. Cuando la vi entrar del brazo de su tío casi me caigo al suelo, ante mí tenía la mujer más hermosa del mundo, tanto por dentro como por fuera y eso no sería todo, en la noche de bodas me entere de que estaba embarazada. Eso no nos impidió hacer el amor con tanta pasión que se enteraron en todo el hotel.

Hoy en día sigo siendo el tío más corriente del mundo, pero también el más feliz de tener a mi lado a una mujer con el cabella rojo como el fuego, unos ojos azul intenso que te pierdes en ellos y lo más importante, que ella me ama tanto como yo a ella.

EPILOGO

Ya ha pasado un año desde la boda y la niña ya ha nacido, le hemos puesto de nombre Isabella, pues un nombre que nos gustaba mucho a los dos. Lidia esta más hermosa que nunca la maternidad le ha sentado de maravilla, yo sigo haciendo mi residencia, pero espero que pronto pueda llamarme doctor con todas las letras, mientras tanto disfruto de mi mujer y mi hija que son mi mejor regalo.

El tío de Lidia agrando el restaurante y le va muy bien, creo que a conocido a alguien. Nos lo quiere ocultar, pero su felicidad le delata, nos alegramos mucho de el.

Mi hermana terminó siendo la paria que tanto odiaba ella, su novio con la colaboración de Mario le hizo lo mismo que ella nos hizo a Lidia y a mí, entro en una gran depresión de la que no se ha recuperado y dejar tirada a Lidia en su peor momento le acarreo quedarse sola.

De mis padres no he vuelto a saber nada, al final sus intentos de acercamiento resultaron ser una pantomima, cuando más les necesite, volvieron a dejarme tirado, no me hacen falta para nada, yo tengo la conciencia bien tranquila.

Por último se rumorea que el gran macho Alpha de Mario se folló la mujer que no se tenía que follar y desapareció de la faz de la tierra, algunos rumores dicen que consiguió escaparse del mafioso, otros que el mafioso dio con el y está enterrado en algún descampado. Que cada uno crea lo que quiera, lo único seguro es que no ha vuelto a dar señales de vida y su padre lo sigue buscando con ahínco.

Yo por mi parte iré terminando de teclear en mi portátil para poder pasar el resto de la tarde con las dos personas que más quiero en este mundo.

FIN.