Activos y en pareja

Vivir en pareja es algo que, para algunos, puede resultar difícil... pero lo es aún más cuando, en el sexo, ambos son activos. (Relato-introducción, sin sexo)

Tengo 32 años y soy profesor de educación secundaria y bachillerato. Trabajo en una ciudad que no mencionaré en el norte de España, y llevo una vida de lo más normal y rutinaria. Vivo con mi pareja, cuyo nombre es irrelevante ahora mismo. Él tiene 21 años, es universitario, y, la verdad, nos va bastante bien a pesar de la diferencia de edad y de las pegas que muchas de las personas más allegadas a él se empeñaron en resaltar en su momento. Sin embargo, hay un pequeño asunto a tener en cuenta que hace nuestra convivencia un poco difícil a veces: en el plano sexual yo soy sólo activo... y él prácticamente también. Y digo prácticamente porque conmigo no tiene opción de ser activo, quizá por mi testarudez o quizá porque, como me ha repetido muchas veces, "lo que siente por mí va más allá del sexo". Y son esas palabras las que me han hecho escribir esta historia porque han cambiado mi concepción del mundo tal y como yo lo conocía.

Para empezar, diré que valoro la sinceridad ante todo, y que odio que me mientan. Es algo que dejo muy claro cuando estoy conociendo a una persona, y sé de buena tinta que si alguien quiere o tiene la intención de jugar conmigo se lo noto enseguida. Cuando conocí a mi novio en una de las tantas páginas de contactos que hay hoy en día, en principio para echar un polvo, mantuvimos una conversación en la que le dejé bien claro que yo era activo y que tenía intención de serlo hasta que me muriese. Él accedió sin ningún problema, ya que en realidad se define a sí mismo como un "versátil más activo". Lo que nos diferencia, y de ahí viene nuestra situación actual, es que a él le gusta que se lo follen de vez en cuando, disfruta con ello, gime, pide más caña, se mueve, gruñe como un animal. En definitiva, termina por correrse de una forma tan descontrolada y salvaje que a mí me deja impresionado y a veces con ganas de más. A mí, por el contrario, no me produce ninguna satisfacción que me metan una polla por el culo. Tengo que aclarar que no soy de esos activos que nunca, y digo nunca, se han metido siquiera algún dedo aunque sea para experimentar. Yo he sido pasivo en varias ocasiones, con largas sesiones de preliminares, dilatación y lubricación, y en ningún momento me ha gustado. Así que, para pasar un mal rato y que un momento de placer para dos se vea truncado en un momento de angustia y posiblemente de enfado, prefiero ser activo que es lo mío y no se me da mal.

Después de aquel primer polvo hubo buen rollo y seguimos quedando tanto para follar como para compartir una tarde de cine, de copas, algún viaje a la playa, etc., pero sin privarnos de quedar con otras personas por separado. No nos debíamos nada, sólo éramos follamigos. Aún así, acabamos por pasar tanto tiempo juntos que, sin casi quererlo, empezamos a sentir algo más el uno por el otro y la señal de alarma se me encendió. Aunque mis sentimientos me decían otra cosa, mi intención no era meterme en una relación en aquel momento, pero en especial no quería seguir adelante porque sabía que sexualmente hablando no éramos del todo compatibles, y eso a la larga podría suponer un problema. Se lo dije, siendo fiel a mi ideal de sobreponer la sinceridad ante cualquier cosa. Él insistió, alegando que se había enamorado y que veía en mis ojos que a mí me había ocurrido lo mismo. Yo, todavía poco convencido, pero sucumbiendo lentamente a la idea tan atractiva de formalizar mi relación con él, le propuse un plan alternativo: podíamos mantener una relación abierta, en la que de vez en cuando y de mutuo acuerdo cada uno podría tener sexo con otro tío siempre y cuando sólo fuera sexo y sólo una vez. A él no le convenció mi idea, cosa que en parte me alivió pues soy algo celoso y lo que estaba proponiendo lo hacía más pensando en él que en mí, así que, al final, y tras mucho hablarlo y estar seguros, decidimos dar ese paso.

¿Cuál es el problema entonces? Como he dicho, mi novio se autodefine como "versátil más activo", así que, a pesar de que le gusta ser pasivo, a veces no puede evitar tener ganas de follarse un buen culo. Tras esa conversación que tuvimos, en ningún momento se arrepintió de su decisión, o eso me ha repetido en varias ocasiones, pero yo noto cómo su humor cambia cuando le apetece ser activo y conmigo, obviamente, no puede. Se vuelve huraño, con una mala leche impresionante, me evita en la medida de lo posible y a veces me mira de una forma que, por lo menos así lo siento yo, parece estar culpándome. En esos momentos me siento fatal, porque que yo no quiera ser pasivo no es algo que él haya descubierto con el paso del tiempo, sino que se lo dejé muy claro al principio y él lo aceptó. Y claro, como tampoco soy una persona muy dada a mostrar debilidad, lo que hago en lugar de eso es cabrearme con él por ser así de injusto conmigo, y acabamos discutiendo con una facilidad increíble, pero siempre sin tocar el tema "tabú".

Un día, harto de que tuviese esas temporadas tan impertinentes, y en plena discusión, saqué el problema a relucir. Él al principio negó que su mal humor se debiera a eso, pero tuvo que acabar por aceptar cuando se quedó sin argumentos a mis ataques verbales. Se echó a llorar de una forma tan desconsolada que me ablandó y me hizo sentir culpable al mismo tiempo. Tras calmarse, tuvimos una nueva conversación que no se me olvidará jamás:

-Creo que sería mejor dejarlo por un tiempo y que aproveches mientras tanto para quedar con alguien -le dije, procurando que no viese las lágrimas que amenazaban con caer por mis mejillas. Sus ojos incrédulos se clavaron en mí como puñales en mi pecho.

-¿Lo... lo dices en serio...? -balbuceó.

-Sí -tuve que mentirle. Vi cómo su mirada volvía a inundarse de lágrimas.

-Pero... ¿Por qué? -susurró, porque no le salían las palabras.

-Está claro que no nos va bien... Pero no es indefinido, sólo por un tiempo... para calmarnos y que hagas lo que quieras con quien quieras...

-¿De verdad piensas... que mientras sienta algo por ti... voy a ser capaz de hacer eso?

-No, claro que no... -dije más para mí, aunque me oyó.

-Entonces... -se sorbió la nariz, igual que un niño pequeño al que le acaban de dar la piruleta que lleva toda la tarde pidiendo-, entonces no me hagas esto... -se limpió la cara con la manga de su sudadera y carraspeó-. Siento ponerme así a veces, no lo puedo evitar, de verdad, pero no te culpo -y le dediqué una media sonrisa que interpretó como un deje de ironía-. No, no te culpo, aunque no quieras creerlo... Sé que, a pesar de todo, valoro más mis sentimientos hacia ti que el hecho de no poder ser activo. Lo que siento por ti va más allá del sexo...

Su declaración no me dejó indiferente. Me provocó una oleada de emoción que me subió desde el pecho a la cara. Era cierto que mi razón me decía que una relación con problemas en el ámbito sexual no llegaba a ningún sitio, pero aquellas palabras me hicieron mella. Se instalaron de forma permanente en un rincón de mi mente y a veces les da por resonar en mi cabeza. En ese momento sí consideré la diferencia de edad como algo a tener en cuenta... No podía dejar que ese muchacho de 20 años fuera infeliz sexualmente hablando, así que automáticamente dije.

-Vale... se me ocurre una opción que podríamos probar para ver si las cosas mejoran.

Vi cómo un brillo de esperanza se encendía en su mirada. Esperaba no defraudarlo con mi idea, porque sabía que lo que él esperaba era que yo aceptase y me dejase follar. Desgraciadamente, todavía no me sentía preparado para aquello.

-¿Cuál...? -preguntó, intentando no parecer impaciente.

-¿Qué te parece si nos creamos una cuenta en alguna página de contactos, y buscamos a alguien pasivo que le apetezca hacer un trío con nosotros? No iríamos cada uno por nuestro lado, estaríamos probando nuevas experiencias, y serías activo... -crucé los dedos mientras lo observaba pensarse la respuesta.

-Bueno... vale -accedió al final.

-¿Seguro? -pregunté, no muy convencido por su respuesta.

-Sí, seguro... me parece mejor que la idea de que lo dejemos por un tiempo... Además, siempre he querido hacer un trío, pero...

-¿Pero...?

-¿Tú también te follarías al tío con el que quedásemos?

Sonreí.

-Eso lo dejo a tu elección.

[Continuará...]