Actividades extraescolares
Bueno, la verdad es que el día se planteaba tan normal como de costumbre, con sus clases, su recreo y para casa. Pero algo ocurrió en la primera hora
Yo siempre había sido un chico discreto, que pensaba en mis cosas, sin ganas de meterme con nadie, aunque últimamente estaba un poco más, digamos descontrolado. Aquella mañana se prometía como cualquier mañana de martes, aburrida a más no poder. No era por ser la primera hora, sino por culpa del profesor que era excesivamente aburrido, así que decidí evadirme. A mi lado estaba ella, una preciosa morena de piel tostada y una mirada que hacía que todo mi cuerpo se estremeciera de placer. Decidí escribirle algo en su mesa.
" que aburrido es este pavo no?"
"ja ja ja, sí" escribió ella mientras me sonreía.
Estuvimos como una media hora escribiendo en la mesa y riendo, al poco rato las miradas eran constantes, y el contenido de nuestros mensajes cada vez más picante. Así, entre juegos y miradas llegó la segunda hora, normalmente entre las clases solemos salir al pasillo a desahogarnos pero aquel día ella y yo nos quedamos sentados y hablando. Y así, como disimuladamente, ella empezó a acariciar mi pierna, fue una sensación que me excitó en extremo, jamás me había pasado por una simple caricia. La miré, ella me sonreía, así que durante la siguiente clase seguimos igual que en la primera mientras surgían caricias ocasionales, cuando de golpe ella me susurró al oído. "Tócame"
Sin pensármelo dos veces, y respirando agitadamente, alargué mi mano y con fuerza apreté su muslo, ella empezó a respirar agitadamente, como yo. Lentamente fui acariciándole la pierna, y subiendo hasta su sexo. Lo palpé, por encima del pantalón, con los dedos corazón y anular hice presión, lo cual hizo k ella soltase un gemido disimulado. Notaba le pantalón caliente, y obviamente yo también estaba muy excitado, en mis pantalones notaba dura y caliente mi polla. Conduje su mano a mi entrepierna y noté como ella la apretaba y la recorría con su mano. En parte me preocupaba la atención de la clase en nuestra actividad, pero el profesor estaba girado y nuestros compañeros cada uno estaban con sus apuntes. Yo no podía más e intenté meterle la mano dentro del pantalón, pero ella me la apartó sonrojada y me dijo que esperara. Su voz estaba agitada y dicho en susurros todo ello me excitó aun más. Y así llego la hora del recreo, ese día resultaba que faltaba el profesor de la siguiente hora, así que los alumnos podíamos irnos esa hora. Al recoger ella se rezagó y me dijo "Espérame".
Ese espérame aun persiste en mis sueños, tan sensual, expresando tan tremendo deseo. Como un muñeco me quede de pie delante de ella. Cuando todos se hubieron marchado de clase, ya no pude evitarlo más. La cogí del brazo, la enderecé y la besé sin más. Aquél beso
Húmedo, caliente, su lengua jugaba dentro de mi boca, como si bailara. Al separarnos ella me cogió, y mientras me chupaba el cuello, me iba tocando. Noté como succionaba, y ella supo que me gustaba por la reacción de mi rabo. Miré la puerta de clase, estaba abierta. Me acerqué a cerrarla, ella no me dejaba, como pude me aparte y la cerré. Cuando me dispuse a volver con ella me la vi delante de mí. Me miraba con deseo y sin dudarlo atacó mi cuello, como si de un vampiro se tratara, me mordía, y me encantaba. Mientras, yo no sabía cómo reaccionar, así que dejé que ella hiciera lo que quería. Metió su mano en mis pantalones y empezó a pelármela. Me encantaba, lo hacía fuerte, con ganas. Yo no podía más y le susurré al oído:"chúpamela".
Ésa era la señal, en cuanto se lo dije, se arrodilló, y mirándome con una sonrisa pícara, metió mi miembro en su boca. Al principió la chupaba lentamente, mientras jugaba con mis huevos, al ver mi cara de satisfacción, empezó a mamarla más rápido, y más fuerte. Entonces cogí su cabeza y presioné contra mi polla, se la metí hasta la garganta, ella se puso roja y se le llenaron los ojos de lágrimas.
Le avisé que estaba a punto de correrme, y sacándosela, toda llena de su saliva, me dijo que lo hiciera sobre su cara. Tan solo decirme eso me solté, la mejor corrida de mi vida, y su cara llena de mi leche caliente y espesa. Yo estaba muy excitado y mi erección era aun potente. La levanté y la llevé sobre la mesa del profesor. Ahí la empecé a desnudar. Primero la parte de arriba, le quité la camiseta que llevaba y seguidamente dejé libres sus tetas. Simplemente me encantaban, la chica no era una vaca lechera, pero tenía un canalillo precioso, sin poder evitarlo empecé a mordisquearle los pezones, ella soltó un gemido, cada vez podía retenerlos menos. Besándole sus pechos fui bajando, por la barriga, sin prisa, besando y acariciando con mis labios todo su vientre. Mientras con mi boca la besaba con mis manos le iba quitando el pantalón, y así lentamente llegué a sus braguitas. Las baje mordiéndolas con la boca, dejando al descubierto su pubis. Poco a poco con mi mano derecha comencé a tocarle, primero por fuera lentamente y después introduje dos dedos. Tenía esos dos dedos dentro de su coño húmedo y ardiente. Los movía, rápido y fuerte, de arriba abajo y también a los lados, mis dedos ahí dentro se movían a su aire y ella se retorcía de placer. Los saqué, estaba deseando lamer su coño, pero ella impaciente me exigió que se la metiera.
Obedecí, me moría por penetrarla, aunque estaba nervioso. Ella, sobre la mesa del profesor, se abrió de piernas. Entonces pude verlo bien, aquél coño, me encantaba. Agarré mi polla para así tener una mayor precisión, ella me metía prisa, y finalmente se la metí. Dios mío, el notar mi polla dentro de ella, tan caliente y mojada, ella ya no trataba de disimular sus gemidos, me había agarrado con las piernas de modo que ella pudiera moverse como quería, la veía como poco a poco llegaba al éxtasis. Notaba como cada vez iba más deprisa, aunque constantemente cambiaba su ritmo. Al final sus movimientos mostraban como espasmos, sus acometidas contra mí eran cada vez más fuertes, y al final gritando cada vez más, se corrió.
Por unos momentos ella quedó en un estado como de trance, entonces aproveché para darle la vuelta, aun no estaba satisfecho y me quedaban energías, me había puesto muy cachondo.
La puse a cuatro piernas, me quede mirando su culo, simplemente extraordinario. La azoté, ella soltó un gritito pero no me dijo que parara. Ahora me tocaba a mí marcar el ritmo. Sobre aquella mesa, conmigo dándole por el culo, los dos sudando cada vez más, extasiados, de repente escuchamos un ruido. ¿Cuánto rato había pasado? ¿Ya era hora de hacer clase?
No sabíamos si parar o no, pero tras el cristal traslúcido pudimos ver dibujada la figura del conserje, que al parecer estaba dando una ronda para ver si alguien no estaba en clase. Al momento de que desapareciera su silueta seguí con lo mío. Mientras ella ahogaba chillidos y gemidos yo la agarraba fuerte por la cintura, besaba su espalda y mordía su cuello, ese cuello que tanto me gusta, tan largo y terso, suave como la seda. Disfrutaba marcándola, de éste modo la hacía mía, era de mi propiedad y nadie lo podría dudar al verla después de nuestro escarceo. De nuevo noté como empezaba a correrme, así que la saqué y lo hice sobre su espalda. La cubrí toda de mi semen, a ella le encantaba. Y allí estábamos los dos, desnudos sobre la mesa de un profesor, sudando como cerdos. Ella me miró con aquella mirada de zorra que le había descubierto aquél día.
"¿Ha estado bien, no?"- dijo
"Joder "- dije yo.
Tristemente las únicas palabras que se me ocurrieron fueron aquellas, aunque no hacían falta más. Fue una lástima el no tener más tiempo, pero aunque ambos deseábamos seguir y la excitación de ser pillados nos encantaba, también tuvimos miedo. Sin prisas decidimos vestirnos y arreglar un poco aquella clase, ella se había limpiado la cara, que pena me dio
A los pocos minutos empezaron a llegar nuestros compañeros, no hubo preguntas ni nada por el estilo, solamente un hola de con quién teníamos más confianza. Fue un día estupendo y lo mejor es que a aquella situación le cogimos el gusto, en la mayoría de las clases nos dedicábamos a calentarnos mutuamente, pero eso ya sería otra historia.